¿POR QUE ES IMPORTANTE ESTUDIAR /
RESCATAR DEL OLVIDO 'Los Tipos
populares, Folclóricos y Pintorescos'? [1]
* A los llamados tipos en las tres categorías mencionadas corresponde una convivencia cotidiana con su espacio antropológico, contradictorio, irracional y vital. Pero porque «el mundo se hace para la conciencia, para cada conciencia», estos sujetos son estudiables y, por ende, reconocibles.
* Al referirlos como tipos no indico que hay tal cosa como un hombre genérico, más bien, al decir de Unamuno, lo que existe es «el hombre concreto de carne y hueso». «el que nace, sufre y muere, sobre todo muere», mas, en la mayoría de los casos, es un hombre atrapado por el encubrimiento y la nivelación, características del mundo público.
* De este 'hombre concreto / cotidiano' se opina desde cierta distancia y medianía que hace difícil comprenderles su auténtico QUIEN, o su persona. Quienes opinan noveleramente ante el TIPO (cualquiera sea) lo fabulan a través del «SE DICE QUE» hasta convertirlo en un DON NADIE / esto es, un 'quién' impersonal, el se o el uno [das Man].
* Esta es la teoría básica con lo que desarrollaré el tema de los TIPOS (pintorescos, folclóricos y populares) tal como se valoran desde la plataforma de la publicidad [die Öffentlichkeit], o lo que se dice sobre ellos y, en realidad, oscurece las cosas de su cotidianidad y los presenta. Así, pese a lo encubierto de sus vidas como, o ej ajetreo que ocasiona la presencia de algunos de ellos en la calle, no son del todo cosa sabida y ni sus personas accesibles a cualquiera. Esta es la tragedia de ser DON NADIE / EL TIPO COMUN Y CORRIENTE, 'quien' entre el montón de quienes y uno que no se llega a conocer ni su verdadero nombre, edad y procedencia, pero sobreviven en la cotidianidad con un apodo. Por ejemplo: pasado el tiempo, ¿quiénes saben / o recordarán / el nombre de La Vaca, o detalles realmente humanos, de Guilimbo, Don Lion, Brooklyn, La Carla, Matineé, Brilly, Rita la pordiosera, Wilson, Macuca, Cuatro-Deos Miguel “Cheveca”, Millán y las muchachas?
* De los tipos pintorescos y populares comprendemos que son epocales, mueren y se llevan sus secretos, dejan sólo su nombre en paulatinas dosis de vigencia y memoria que apenas se recordará, según haya sido el interés del curioso,
A veces, por idealizarlos de alguna forma, construimos abstracciones con ellos. Decimos amarlos. Identificamos al pueblo con el personaje; pero un tipo pueblerino no es un logos, sí un proceso humano. Este ensayo es un homenaje a todos y una manera de entrar en lo representan en la identidad de los pueblos.
Es claro que son folclor social. Algunos fueron los aguadores cuando no había acueductos. Entonces, se le vio como imprescindibles, aunque después su función se diluyera y se dijera que son meramente anacrónicos, ¿Quiénes fueron los faroleros, cuanta fue su importancia cuando no habia servicio de electricidad? Los cargadores (con mercancía puesta sobre sus hombros y a pie) cuando apenas había carreteros, o vías de transporte expeditas para determinados caminos, los carboneros cuando no había el servicio de gas fluído, los sastres cuando el surtido era escaso en las tiendas y la norma fue la artesanal y propio / los hamaqueros / primera cama de la familia pobre... en fin, no siempre hubo almacenes modernos, pero si gente con una tarea peculiar de servicio. ¿Y qué tal cuando no había servicio de electricidad, o refrigeración, y ciertos alimentos había que entregarlos a domicilio, de mano a mano? De ahí los repartidores de leche y así ciertos combustibles: el carbón... Ahora puede parecernos claro la relación de esos tipos con la gratitud.
* Pars fines prácticos de este libro, se designa TIPO POPULAR a gente que es admirada, se ha ganado el cariño de sus compueblanos y que por ello goza de popularidad o aceptación que les sobrevive hasta mucho después que han muerto. Es como los ya descritos dentro del folclor social: gente útil y trabajadora que han sido pioneros de alguna novedad. U oficio o actividad edificante. En este grupo ni pordioseros ni enfermos mentales. El tipo popular ha sido capaz de alguna 'osadía'. O cualidad, socialmente significativa.. Se les admira / acepta . por razones que no sean partidarias Ni sectarias, sino civiles / empáticas. O espirituales, culturales y sociales,
A veces, por idealizarlos de alguna forma, construimos abstracciones con ellos. Decimos amarlos. Identificamos al pueblo con el personaje; pero un tipo pueblerino no es un logos, sí un proceso humano. Este ensayo es un homenaje a todos y una manera de entrar en lo representan en la identidad de los pueblos.
Es claro que son folclor social. Algunos fueron los aguadores cuando no había acueductos. Entonces, se le vio como imprescindibles, aunque después su función se diluyera y se dijera que son meramente anacrónicos, ¿Quiénes fueron los faroleros, cuanta fue su importancia cuando no habia servicio de electricidad? Los cargadores (con mercancía puesta sobre sus hombros y a pie) cuando apenas había carreteros, o vías de transporte expeditas para determinados caminos, los carboneros cuando no había el servicio de gas fluído, los sastres cuando el surtido era escaso en las tiendas y la norma fue la artesanal y propio / los hamaqueros / primera cama de la familia pobre... en fin, no siempre hubo almacenes modernos, pero si gente con una tarea peculiar de servicio. ¿Y qué tal cuando no había servicio de electricidad, o refrigeración, y ciertos alimentos había que entregarlos a domicilio, de mano a mano? De ahí los repartidores de leche y así ciertos combustibles: el carbón... Ahora puede parecernos claro la relación de esos tipos con la gratitud.
* Pars fines prácticos de este libro, se designa TIPO POPULAR a gente que es admirada, se ha ganado el cariño de sus compueblanos y que por ello goza de popularidad o aceptación que les sobrevive hasta mucho después que han muerto. Es como los ya descritos dentro del folclor social: gente útil y trabajadora que han sido pioneros de alguna novedad. U oficio o actividad edificante. En este grupo ni pordioseros ni enfermos mentales. El tipo popular ha sido capaz de alguna 'osadía'. O cualidad, socialmente significativa.. Se les admira / acepta . por razones que no sean partidarias Ni sectarias, sino civiles / empáticas. O espirituales, culturales y sociales,
* El tipo popular puede que tuviese su gran ideal, algo profundo por lo que anhelara ser héroe, conocido o puede que atesorara un sueño como Don Quijote después de viejo y pobre. Puede que encarnara el espíritu de su aldea y que se tronchara el arquetipo de su anhelo. Cada ser humano anhela ser un reflejo de su propia vida y de su propio yo, pero en escalada ascesional / aunque no se pueda con la prontitud anhelada. Pero eso, en cuanto al héroe, las opciones son pocas. Pues, se estudia este tipo de sujeto /. el hecho del folclor como una historia viva / porque puede aunque lo acosa el olvido, nunca se autoderrota,
pese a su provocada decadencia. El folclor no se produjo para el mucho o poco
uso de su contenido. o para ser moda de apogeo, o fenómeno naciente. No está en
competencia con otros modos de conocimiento, Ciertamente, hay etapas de acoso
del acervo humano que se objetiva con el folclor. La decadencia del folclor es
tan interesante como los pulsos de su sobrevivencia. No es posible hablar de la
muerte del folclor como no es posible hablar de la muerte de la historia. Ni de la desaparición del atruismo o heroico o sus mitos, a ratos decaen. O por su causa, se mata, o se roba, se engaña o se abandona, cuando en el mundo combaten dos estratos en la realidad: lo apariencial y lo verdadero.
* Tras la oposicion social de lo racional vs. lo irracional, «oscuras fuerzas tendenciales latentes en un mundo de misterio» se observarán las victimas de lo que el ENCUBRIMIENTO y la NIVELACION, características del MUNDO PUBLICO, En esta encrucijada, el ideal duro de lograr se mata o se deteriora. El hombre fracasado no existe sino hay empatía.
* La perspectiva «SE DICE QUE» desautoriza al ser anhelante hasta convertirlo en un DON NADIE / esto es, un 'quién' impersonal, el “se” o el uno [das Man], que si nació pobre será aún más desgraciado. Un loco.
* No obstante, hay la opinión a la que se aferra el loco cuando es querido. Dice el loco que es el tipo más indicado para taladrar en el misterio porque la auténtica realidad es irracional y cuanto más irracional. En el loco desaparece la oposición corazón / cerebro, fe / razón, sentimiento / entendimiento. Y si de veras es un loco / o ese excéntrico / que anhela «ser-sí-mismo cotidiano» y no un DON NADIE / o uno / DAS MAN / evitará lo que MUNDO PUBLICO demanda: asumir responsabilidad, ya que «todos y nadie somos responsables del por qué las cosas se hacen como se hacen».
* La sociedad tiene mirada conservadora. Quiere nivelación, juicio trivializador, ausencia de misterio. Se burla del loco, lo decree y se ríe de él para que sea como la masa. Uno más del montón. Es por lo que «El uno / Don Nadie» / está en todas partes, pero de tal manera que ya siempre se ha escabullido de allí donde la existencia urge a tomar una decisión.
* Es que el Das Man / o lo que SE DICE / tiene consecuencias políticas. El mundo público-social funciona viendo al hombre lanzado al teatro del mundo, situado en la tragicomedia del existir. Este es el punto de partida la existencia, el estar ahí del hombre concreto; pero no haciéndolo avanzar, sino coaccionarlo para que se nivele y sea como todos. El mundo, visto así, nos envuelve, y si nos ofrece posibilidades, también las condiciona. A los Tipos Populares llega a menospreciarlos, a no ser que se encuentran la reserva de empatía descrita por el Dr. _k__ y Eveline Linder en sus libros. El portador de una cultura folclorizada se le trata igual.
Una más reciente etapa de esta disciplina es el Folclor Social: esto es, bailes, costumbres, juegos, tertulias, música, actividades sociales, la familia, etc. Este puede ser privativo y de vida común de una población concreta o subcultura. También interesante como Folclor es el Hecho Lingüístico: que incluye aforismos, pregones, deformaciones del lenguaje. ocurrencias de grupos humanos, rimas infantiles y cuentos de fantasmas, rumores (incluyendo teorías conspirativas), chismes, etc. Finalmente está el folclor ergológico, que es el más estudiado desde el punto de vista antropológico, pues, da evidencia de la cultura material, utensilios de trabajo, aperos, arte popular, la alfarería, pintura de arte popular. Incluye la recopilación de bebidas, comidas, potajes, etc.
* Hay el gran Otro lacaniano y el das Man. Trato de estudiar estos personajes desde el 'ser-sí-mismo cotidiano' de Heidegger en contraposición al Don Nadie. Y darles una compasión que la sociedad no tiene, proponiéndoles la pregunta:
«¿Y quién eres tú? (...)»
Y oyéndola como Obermann,
cuando se dio respuesta:
«Para el universo, nada; para mí, todo».
2. EMPATIA, CARACTER Y FUNCION SOCIAL
Ahora
bien, en la sociedad de hoy, a pesar de que no se han superado problemas como
la pobreza, la inequidad y exclusión, viejas amenazas a la paz, la seguridad y
los derechos humanos, quedan desafíos relacionados con dos experiencias
humanas, la de ser auténticamente humildes, subordinado por su rol en sociedad
y la de ser el que opresor que humilla al prójimo y deriva placer on ello. Es
indiscutible que, como revela Eveline Lindner en sul libro Making Enemies:
Humiliation and International Conflict (2006), la guerra sicólogica ha
puesto al fenómeno de la naturaleza emocional, [1] como lo es la humillación,
en el panorama con papel central. «La bomba nuclear de las emociones (la
humillación) es génesis de los conflictos entre estados y grupos sociales
que derivan en la violencia extrema».
Lindner es fundadora y
directora de Human Dignity and Humiliation Studies de Columbia Universtiy y de
la Red de Resolución de Conflictos. La médico-psiquiatra,
autora y profesora, ha visto el papel que la humillación juega en el desarrollo
de conflictos entre grupos: el genocidio de Ruanda, las matanzas de Somalia, la
guerra palestino-israelí o las guerras yugoslavas, por dar unos ejemplos.
3. FOLCLOR
Antes de que se acuñara
el término folklore por el arqueólogo
William John Thomson, en 1846. para referir a las «antigüedades populares», o
vestigios de costumbres festivas y ritos del ciclo vital (bautizos, funerales,
etcétera), fue Gottfried von Herder, alemán, quien se dedicaría por primera vez
a registrar y preservar deliberadamente tal contenido. Comenzó con las canciones populares y tres modalidades
culturales específicas que, como la música, contribuyen a la formación del carácter. La poesía, la literatura
y la sicología que él colocara con rol práctico / de interpretación / en el
escenario central de la disciplina histórica. Referimos a escritos suyos como On the Influence of the Beautiful Sciences on the Higher
Sciences (1781) y, en menor
grado, su Critical Forests (1769).
La interpretación es la
propuesta programática sobre como la filosofía puede convertirse en un medio
más universal y útil en el servicio de la gente y que él convertirá en su
propuesta para una sicología práctica [2].
En este aspecto, Von
Herder influye profundamente a Federico Nietzsche, quien tenía un profundo
interés por la música. Apoyado en una valoración de los ditirambos y estructuras
rítmicas de las antiguas canciones y danzas de los uvicultores griegos,
Nietzsche produjo una teoría, que sería su tesis doctoral sobre el origen
de la Tragedia en el teatro griego. Ambos autores sabían que hay tres cosas
inseparablemente, historia y valores. Coinciden en que
festejan la continuidad en el estilo campesino de valores tales como gozo de la
vida, aún en medio de la vivencia modesta, danzas al aire libre y
contacto permanente con la naturaleza. Esto es la vitalidad. La felicidad y la
salud.
Cuando Von Herder elabora
su colección de «Canciones populares» (1778-79), su visión es la de
compilar canciones de todas las naciones, pero, sobre todo, festejar el
vehículo de la cultura que es el «Volk» o nación diferenciada,
cuyo hombre es una finalidad moral. No un medio como lo es para la política. Su
obra «Canciones populares» (1778-79) es una compilación de canciones de todas
las naciones, pero es también una visión de la cultura y el carácter nacional ('Volksgeist') que no
consiste únicamente en «dictar las reglas, sino también en mejorar
las costumbres», conforme a la lengua y la literatura de una nación. [3]
¿Qué es lo que Von
Herder, Nietzsche y otros grandes estudiosos y educadores del verdadero
progreso del hombre o su padeia, ven en los campesinos,
para designarlos los nobles héroes de la lucha por la patria frente a las
banalidades del progreso y la política, donde los cultos empeñan su palabra de
honor? Al romper con el clasicismo alemán y el nacionalismo a ultranza, Von
Herder escribió: «Es un noble héroe el que
lucha por la patria; más noble, quien lucha por el bienestar de su país natal,
pero el más noble es el que lucha por la humanidad».
Si pretendiéramos
investigar el carácter nacional y la verdadera
resistencia de quienes lo nutren y defienden, hallaremos que el carácter
nacional ('Volksgeist') por el que Von Herder tomó partido como primer analista
del Hecho Folclórico es poseído, no por el que
más sabe ni por quien más se jacta de palabras de honor, sino por uno que, de
antiguo, es «el que labora para los
demás, gozando y viviendo interiormente, ese es feliz». Y a éste, héroe más
noble, al que llama el «más feliz», [4] es a quien dirá en «Cartas
sobre el progreso del hombre» que merece ser amado, recordado y
reabsorbido, por ser el más feliz y valiente. Obviamente, no es el más
instruído, pero tiene una sabiduría originariaque no ha sido dañada por
la derrota de si mismo ante los poderosos.
El Sujeto del Folclor
batalla en defensa del núcleo de la llama: 'el rescoldo'. Su lucha puede que pierda
su «eficacia vital en los modos sociales». No quedan intactas sus costumbres,
pero no cejan y no se las rinde a ninguno. Von Herder dice que «el hombre que se rinde a
sí mismo es el más miserable» y sacrificarse a si
mismo, sobajarse como un irremediable derrotado, es derrotar su posibilidad de
sobrevivencia. Comprendemos de este modo que el sujeto folclórico defiende
el Hecho Folclórico, su acontecer y se encuentra inmerso en
relaciones pretemáticas con su mundo-entorno ('Unwelt').
En mis monografías sobre
«Los tipos folclóricos de Pepino y la cultura popular e histórica»
y «El folclor y los espacios de empatía», [5] antes de hablar sobre la
esencia epocal, añoranza y existencia, del ente folclórico y su persona, es
importante que relacione el 'hecho folclórico' al alma que es y al cómo
se acostumbra a cada uno de los dominios que se presentan a ella, a su Dasein. Desde la perspectiva en
que lo estudio, el hecho folclórico debe ser auténtico y coherente con la 'padeia' que lo produjo y «espejo de la cultura en
que se nutre y conserva».
____
Notas bibliográficas
[1] Aunque la acepción literal del término folklore significa «el saber del pueblo» (folk: nación, pueblo:lore: saber, conocimiento), el investigador de la Universidad de Pensilvania
Dan Ben-Amos, redujo la significancia al decir que el folclor es «la comunicación artística en grupos pequeños», Gottfried von Herder, pionero
en estos estudios, indica que la misión del folclor como disciplina es
«documentar el auténtico espíritu, tradición e identidad del pueblo», en su
caso, el germano. «La creencia de que tal autenticidad pueda existir es uno de
los principios del nacionalismo romántico que Herder desarrolló. Para Von
Herder, las clases campesinas son al mismo tiempo depositarias, vehículo y
guardianes del «genio popular», que se modeló mediante el contacto de los
hombres con la tierra y el clima y se transmitió de generación en generación,
tanto oralmente como en las epopeyas, cuentos y leyendas». Ver: F. M. Barnard,
loc. cit.
[2] Es la propuesta de Von Herder en su libro «How Philosophy Can Become
More Universal and Useful for the Benefit of the People» (1765); como filosofía de
la historia, dispone el desarrollo de una concepción teleológica de la historia «as the progressive realization of reason and humanity» — antIcipándose en la propuesta a G. F. Hegel. En los cuatro volúmenes
del estudio «Ideas para una filosofía de la historia de la humanidad»
(1784-1791), Von Herder elabora la idea de que la naturaleza y la historia
humana obedecen las mismas leyes y que, con el tiempo, las fuerzas humanas
antagónicas se reconciliarán. Ver. E. A. Menze, M. Menges y M. Palma, «Johann Gottfried Herder:
Selected Early Works, 1764-7» (Pennsylvania, 1992).
[3] F. M. Barnard, «J. G. Herder on Social and Political Culture»
(Cambridge, 1969). Aquí se incluye un ensayo herderiano tiitulado «Dissertation
on the Reciprocal Influence of Government and the Sciences»
[4] J. Gottfried von Herder, «Cartas sobre el progreso del hombre»
(1793-1797). En el «Ensayo sobre el origen del lenguaje» (1772), subraya su carácter
natural y evolutivo, y su papel preponderante en cualquier proceso
cognoscitivo, así como reclamó una concepción nacional para el arte y
reivindicar la exaltación del individualismo y los sentimientos como fuente de
inspiración. No creyendo en la idea del progreso indefinido, vigente en su
época,m defendió una apreciación imparcial de hombres y pueblos, ejercicio
vinculado siempre a la acción de la evolución o progreso general de la
humanidad.
[5] «Los tipos folclóricos de Pepino y la cultura popular e histórica»,
en:
http://carloslopezdzur-carlos.blogspot.com/2010/08/los-tipos-folcloricos-de-pepino-y-la.html
y «El folclor y los espacios de empatía», en:
https://www.facebook.com/notes/carlos-l%C3%B3pez-dzur/el-folclor-y-los-espacios-de-empatia/10151715366829380
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4. SOCIOLOGIA Y NOSTALGIA
Identicados el ‘tipo popular’ o el ‘pintoresco’ como el 'sujeto de interes' en la interacción de sentimientos, se evaluará: la calidad de apertura, conexión o empatía, esto es, las vías a la curiosidad de la comunidad por él.
Parte de la esencia que el tipo presentará, en cuanto su quehacer cotidiano, está relacionada al riesgo de desaparecer.
Por ejemplo, el ‘carretero’ [i.e., Moncho Prieto] desaparece por el advenimiento del ‘camionero’ y la irrupción del chofer de vehículos motorizados; el ‘farolero’ y el ‘sereno’ (Don Mingo) no serán necesarios para encender los faros de gas en la noche, en la calle y la Plaza, ni anunciar la hora, una vez quedara establecido el servicio de alumbrado eléctrico, o los relojes públicos.
El camión y la jeep harán que los viejos ‘cargadores’ [i. e., Chencho El Abejón, Chalo Mancha, etc.] sean innecesarios. Definitivamente, con el ritmo de fuerza mayor, desaparecerán, paulatinamente, los ‘aguadores’ [Don Andrés, i.e.] que vendían el servicio de transporte de latones agua, yendo a pozos y quebradas lejanas, para surtir a los vecinos.
Todas son gentes que dieron identidad al colectivo de determinada época. El sastre y la costurera de pueblo, los afiladores (amoladores) de cuchillos y zurcidores de colchones son otro saldo de lo ido, en la nueva cultura industrial y comercial.
(2) Quien admite a estos sujetos el peligro de extinción saben puede alcanzar un ‘trato cuidado’ con ellos y que se abre honestamente con su razón de ser y su lealtad y amor al pueblo, a la aldea, hecho que contribuye a verlo en su folcloricidad y función. Esto significa que quien lo valora concluye que el folclor constituye el último instrumento de resistencia a la pérdida de identidad: «el folclore cumple no sólo la función de definir la identidad cultural de un pueblo, comarca o región sino también es un factor de solidaridad con el pasado».
(3) Así como el folclor y esencia particular del hombre pintoresco no se puede reducir a lo patético, o el ridiculismo, tampoco el folclor o su cultivador atañe al exotismo o lo etnizante. La folclorización tiende a presentar una región geográfica, o comunidad rural, a partir de un cariz de romanticismo cultural. La problemática del campesino, en sus relaciones sociales reales, o las poblaciones autóctonas se obvia en muchos análisis que hoy prevalecen y pretenden que no exista el concepto (típico de la analítica de los ’30) de ‘continuum rural-urbano’ de Sorokin y Zimmerman ni del‘continnum folk-urbano’ de Redfield, de modo que convivencias y tangencias de la vida rural y urbana se repelen o son ‘ irreconciliables’ [2]
(4) En cuanto a patologías posibles del sujeto pint
oresco, estos sentimientos o ego-disfonías pueden o no estar presentes, pero no es prerrequisito. De hecho en la aceptación pueblerina, convivencia de Sorge, Cuidado o Cura, la disfuncionalidad se compensa. Se diluya el ‘gesto patético de dolor’.
Pensemos, por ejemplo, en Rafa Te Vi (Rafael MayoL Navas), el pepiniano de mediados de siglo que lanzaba pedradas y maldiciones a quien le gritara provocadoramente ‘rafa te vi’ como si lo sorprendiera en acto reprobable; o en Rey Castro, el dulcero, hermano de Polo Castro, el maestro, o uno entre los Cubero, aquejado por una fobia, públicamente conocida. El primero (Castro) a las abejas y el segundo (Cubero) por fobia a los perros, que lo disponía a que gritara en llanto, con regresión infantil, el estribillo. Ñito, Ñito, tráeme la navaja mía / para matar a ese perro maricón. Ñito Cubero era su padre.
(5) Lo que es indispensable en una concepción del hombre pepiniano, criollo y comarcal, frente a todo centralismo excluyente o concepción de hombre abstracto occidental es la historicidad del destino a que responde, ‘su irse resolviendo-avazando’ en el ‘ah’, la pepinianidad. [3]
(6) Lo distintivo y esencial y que presencia folclórica a este sujeto no es físico, pero, suele ir acompañado de cierta socarronería y estereotipo. Desde el enfoque que aquí se propone para el estudio de los tipos populares (o todavía designados como personajes típicos, o tipos folclóricos y pueblerinos), aprovecharemos esos términos, con ciertos reparos, aunque hayan sido admitidos como útiles por la convención del uso. [4]
Enfatizaré que, por encarnar precisamente su unidad esencial y existencial y su historiarse intramundano y manifiesto («Varhan-denkeit») en lo real, el tipo pueblerino no es lo que es llamado personaje por la comprensividad vulgar. Tampoco es lo que está definido como modelo ideal en la noción de tipo que se ofrece en los diccionarios.
El ser que tiene la esencia pensada en el ser solve las posibilidades propias, toca su destinación («Schickung») y, por tanto, no es un personaje en el sentido de quien representa un papel que no es suyo como lo haría el actor o intérprete de un drama o una farsa. La verdad del ser mismo es la destinación del mismo ser. Quien llama personajes a seres humano (sea del tipo campesino o pueblerino), a expensas de su propia comprensividad vulgar actúa, restándole a su aludido la dignidad y autenticidad que le son propias. Sobre todo, son personas. Quien lo enjuicia como quien lo viera en un teatro del ridículo o de las rebambarambas oscurece su propio comprender. Martin Heidegger escribió en su Carta sobre el humanismo (1947) que «el Ser es esencialmente más amplio que todo ente porque es la luminosidad misma», mas, entra en el asunto que él estudia bajo el concepto fenomenológico descuidado de sí mismo. [5]
Al aducir que el ser epocal es personaje, se infiere que no porta en sí ninguna luz, que se apropia de una obra que no es suya, que vive meramente con lo que otros le han dotado. Se infiere que personifica, atribuyéndose una vida y acciones que, en cuanto tales (seres, textos o cosas), no son suyas y no han surgido de su proceso creador personal.
4.
LA PEPINIANIDAD: En el esfuerzo de forjar sus tradiciones, las ideologías críticas y existenciales que las harán posibles y las interacciones entre las diversas gentes que vivirán la historia, con relaciones de destino a destino, [6] se formaría el fenómeno que es objeto de nuestro estudio: la pepinianidad. Esta ha nacido del jíbaro, quien es, entre los hombres-masa o hombres comunes y corrientes (si me permiten seguir utilizando la metáfora), el que mejor procura darse una identidad esencial, mediante el soluto o un el modo del habérselas que es exploración del lenguaje y el paisaje.
[[6] Cf. Saulo Fernández Arregui, «Reflexiones sobre el significado social de la humillación» (Psicología Política, Nº 37, 2008, 29-46 ), Von Herder, «Ideas para una filosofía de la historia de la humanidad» (1784-1791), y «Parashat Vaikrá: La Humildad de Moshé», en:La Voz Judía,
http://www.delacole.com/cgi-perl/medios/vernota.cgi?medio=lavozjudia&numero=427¬a=427-19
Fue Von Herder quien indujo a Goethe al estudio al estudio de esta poesía hebrea, átabe y persa, y produjo con su teoría estética y educativa la vertiente alemana del Prerromanticismo europeo, conocida como el movimiento Sturm und Drang («Tormenta e impulso»), que entre lo que impulsa ferozmente es romper con los enfoques academicistas e intelectualista en la búsqueda de la verdad, enfatizando lo intuitivo y lo sensible. «La sensibilidad, se vincula al área emocional, afectiva, receptiva del educador con los hechos, problemas, soluciones y sujetos (alumnos, colegas, padres de familia, etc.) Ser receptivo al cambio, sensible a las necesidades, tristezas y alegrías». El ser sensible herderiano se relaciona al considerar la pluriculturalidad y el derecho de comunidades lingüísticas, regjonales, étnicas y culturales a «a preservar, desarrollar y hacer su identidad y patrimonio cultural. La estética de Herder es, pues, respetuosa al carácter de nación pluricultural, ala diversidad étnica que pueda contener y a la abundante y rica biodiversidad.[7] Von Herder, op, cit, y E. A. Menze, ets als. «Johann Gottfried Herder: Selected Early Works,1764-7» (Pennsylvania, 1992). «Otra idea sobre esto es que no hay un solo lenguaje, sino varios como el metafórico o incluso otro anterior basado en gritos o gestos. A medida que el lenguaje se hace más reflexivo, pierde interés, y por eso Herder investiga sobre las primeras literaturas. También buscará otros lenguajes que van a ser un componente del espíritu de un pueblo. No hay ideales del gusto, sino que estos dependen de cada cultura y momento histórico». Cf. Johann Gottfried Herder, en Wikipedia,
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Antes de que se acuñara
el término folklore por el arqueólogo
William John Thomson, en 1846. para referir a las «antigüedades populares», o
vestigios de costumbres festivas y ritos del ciclo vital (bautizos, funerales,
etcétera), fue Gottfried von Herder, alemán, quien se dedicaría por primera vez
a registrar y preservar deliberadamente tal contenido. Comenzó con las canciones populares y tres modalidades
culturales específicas que, como la música, contribuyen a la formación del carácter. La poesía, la literatura
y la sicología que él colocara con rol práctico / de interpretación / en el
escenario central de la disciplina histórica. Referimos a escritos suyos como On the Influence of the Beautiful Sciences on the Higher
Sciences (1781) y, en menor
grado, su Critical Forests (1769).
La interpretación es la
propuesta programática sobre como la filosofía puede convertirse en un medio
más universal y útil en el servicio de la gente y que él convertirá en su
propuesta para una sicología práctica [2].
En este aspecto, Von
Herder influye profundamente a Federico Nietzsche, quien tenía un profundo
interés por la música. Apoyado en una valoración de los ditirambos y estructuras
rítmicas de las antiguas canciones y danzas de los uvicultores griegos,
Nietzsche produjo una teoría, que sería su tesis doctoral sobre el origen
de la Tragedia en el teatro griego. Ambos autores sabían que hay tres cosas
inseparablemente, historia y valores. Coinciden en que
festejan la continuidad en el estilo campesino de valores tales como gozo de la
vida, aún en medio de la vivencia modesta, danzas al aire libre y
contacto permanente con la naturaleza. Esto es la vitalidad. La felicidad y la
salud.
Cuando Von Herder elabora
su colección de «Canciones populares» (1778-79), su visión es la de
compilar canciones de todas las naciones, pero, sobre todo, festejar el
vehículo de la cultura que es el «Volk» o nación diferenciada,
cuyo hombre es una finalidad moral. No un medio como lo es para la política. Su
obra «Canciones populares» (1778-79) es una compilación de canciones de todas
las naciones, pero es también una visión de la cultura y el carácter nacional ('Volksgeist') que no
consiste únicamente en «dictar las reglas, sino también en mejorar
las costumbres», conforme a la lengua y la literatura de una nación. [3]
¿Qué es lo que Von
Herder, Nietzsche y otros grandes estudiosos y educadores del verdadero
progreso del hombre o su padeia, ven en los campesinos,
para designarlos los nobles héroes de la lucha por la patria frente a las
banalidades del progreso y la política, donde los cultos empeñan su palabra de
honor? Al romper con el clasicismo alemán y el nacionalismo a ultranza, Von
Herder escribió: «Es un noble héroe el que
lucha por la patria; más noble, quien lucha por el bienestar de su país natal,
pero el más noble es el que lucha por la humanidad».
Si pretendiéramos
investigar el carácter nacional y la verdadera
resistencia de quienes lo nutren y defienden, hallaremos que el carácter
nacional ('Volksgeist') por el que Von Herder tomó partido como primer analista
del Hecho Folclórico es poseído, no por el que
más sabe ni por quien más se jacta de palabras de honor, sino por uno que, de
antiguo, es «el que labora para los
demás, gozando y viviendo interiormente, ese es feliz». Y a éste, héroe más
noble, al que llama el «más feliz», [4] es a quien dirá en «Cartas
sobre el progreso del hombre» que merece ser amado, recordado y
reabsorbido, por ser el más feliz y valiente. Obviamente, no es el más
instruído, pero tiene una sabiduría originariaque no ha sido dañada por
la derrota de si mismo ante los poderosos.
El Sujeto del Folclor
batalla en defensa del núcleo de la llama: 'el rescoldo'. Su lucha puede que pierda
su «eficacia vital en los modos sociales». No quedan intactas sus costumbres,
pero no cejan y no se las rinde a ninguno. Von Herder dice que «el hombre que se rinde a
sí mismo es el más miserable» y sacrificarse a si
mismo, sobajarse como un irremediable derrotado, es derrotar su posibilidad de
sobrevivencia. Comprendemos de este modo que el sujeto folclórico defiende
el Hecho Folclórico, su acontecer y se encuentra inmerso en
relaciones pretemáticas con su mundo-entorno ('Unwelt').
En mis monografías sobre
«Los tipos folclóricos de Pepino y la cultura popular e histórica»
y «El folclor y los espacios de empatía», [5] antes de hablar sobre la
esencia epocal, añoranza y existencia, del ente folclórico y su persona, es
importante que relacione el 'hecho folclórico' al alma que es y al cómo
se acostumbra a cada uno de los dominios que se presentan a ella, a su Dasein. Desde la perspectiva en
que lo estudio, el hecho folclórico debe ser auténtico y coherente con la 'padeia' que lo produjo y «espejo de la cultura en
que se nutre y conserva».
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Notas bibliográficas
[1] Aunque la acepción literal del término folklore significa «el saber del pueblo» (folk: nación, pueblo:lore: saber, conocimiento), el investigador de la Universidad de Pensilvania Dan Ben-Amos, redujo la significancia al decir que el folclor es «la comunicación artística en grupos pequeños», Gottfried von Herder, pionero en estos estudios, indica que la misión del folclor como disciplina es «documentar el auténtico espíritu, tradición e identidad del pueblo», en su caso, el germano. «La creencia de que tal autenticidad pueda existir es uno de los principios del nacionalismo romántico que Herder desarrolló. Para Von Herder, las clases campesinas son al mismo tiempo depositarias, vehículo y guardianes del «genio popular», que se modeló mediante el contacto de los hombres con la tierra y el clima y se transmitió de generación en generación, tanto oralmente como en las epopeyas, cuentos y leyendas». Ver: F. M. Barnard, loc. cit.
[2] Es la propuesta de Von Herder en su libro «How Philosophy Can Become More Universal and Useful for the Benefit of the People» (1765); como filosofía de la historia, dispone el desarrollo de una concepción teleológica de la historia «as the progressive realization of reason and humanity» — antIcipándose en la propuesta a G. F. Hegel. En los cuatro volúmenes del estudio «Ideas para una filosofía de la historia de la humanidad» (1784-1791), Von Herder elabora la idea de que la naturaleza y la historia humana obedecen las mismas leyes y que, con el tiempo, las fuerzas humanas antagónicas se reconciliarán. Ver. E. A. Menze, M. Menges y M. Palma, «Johann Gottfried Herder: Selected Early Works, 1764-7» (Pennsylvania, 1992).
[3] F. M. Barnard, «J. G. Herder on Social and Political Culture» (Cambridge, 1969). Aquí se incluye un ensayo herderiano tiitulado «Dissertation on the Reciprocal Influence of Government and the Sciences»
[4] J. Gottfried von Herder, «Cartas sobre el progreso del hombre» (1793-1797). En el «Ensayo sobre el origen del lenguaje» (1772), subraya su carácter natural y evolutivo, y su papel preponderante en cualquier proceso cognoscitivo, así como reclamó una concepción nacional para el arte y reivindicar la exaltación del individualismo y los sentimientos como fuente de inspiración. No creyendo en la idea del progreso indefinido, vigente en su época,m defendió una apreciación imparcial de hombres y pueblos, ejercicio vinculado siempre a la acción de la evolución o progreso general de la humanidad.
[5] «Los tipos folclóricos de Pepino y la cultura popular e histórica», en:
http://carloslopezdzur-carlos.blogspot.com/2010/08/los-tipos-folcloricos-de-pepino-y-la.html y «El folclor y los espacios de empatía», en:
https://www.facebook.com/notes/carlos-l%C3%B3pez-dzur/el-folclor-y-los-espacios-de-empatia/10151715366829380
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4. SOCIOLOGIA Y NOSTALGIA
Identicados el ‘tipo popular’ o el ‘pintoresco’ como el 'sujeto de interes' en la interacción de sentimientos, se evaluará: la calidad de apertura, conexión o empatía, esto es, las vías a la curiosidad de la comunidad por él.
Parte de la esencia que el tipo presentará, en cuanto su quehacer cotidiano, está relacionada al riesgo de desaparecer.
Por ejemplo, el ‘carretero’ [i.e., Moncho Prieto] desaparece por el advenimiento del ‘camionero’ y la irrupción del chofer de vehículos motorizados; el ‘farolero’ y el ‘sereno’ (Don Mingo) no serán necesarios para encender los faros de gas en la noche, en la calle y la Plaza, ni anunciar la hora, una vez quedara establecido el servicio de alumbrado eléctrico, o los relojes públicos.
El camión y la jeep harán que los viejos ‘cargadores’ [i. e., Chencho El Abejón, Chalo Mancha, etc.] sean innecesarios. Definitivamente, con el ritmo de fuerza mayor, desaparecerán, paulatinamente, los ‘aguadores’ [Don Andrés, i.e.] que vendían el servicio de transporte de latones agua, yendo a pozos y quebradas lejanas, para surtir a los vecinos.
Todas son gentes que dieron identidad al colectivo de determinada época. El sastre y la costurera de pueblo, los afiladores (amoladores) de cuchillos y zurcidores de colchones son otro saldo de lo ido, en la nueva cultura industrial y comercial.
(2) Quien admite a estos sujetos el peligro de extinción saben puede alcanzar un ‘trato cuidado’ con ellos y que se abre honestamente con su razón de ser y su lealtad y amor al pueblo, a la aldea, hecho que contribuye a verlo en su folcloricidad y función. Esto significa que quien lo valora concluye que el folclor constituye el último instrumento de resistencia a la pérdida de identidad: «el folclore cumple no sólo la función de definir la identidad cultural de un pueblo, comarca o región sino también es un factor de solidaridad con el pasado».
(3) Así como el folclor y esencia particular del hombre pintoresco no se puede reducir a lo patético, o el ridiculismo, tampoco el folclor o su cultivador atañe al exotismo o lo etnizante. La folclorización tiende a presentar una región geográfica, o comunidad rural, a partir de un cariz de romanticismo cultural. La problemática del campesino, en sus relaciones sociales reales, o las poblaciones autóctonas se obvia en muchos análisis que hoy prevalecen y pretenden que no exista el concepto (típico de la analítica de los ’30) de ‘continuum rural-urbano’ de Sorokin y Zimmerman ni del‘continnum folk-urbano’ de Redfield, de modo que convivencias y tangencias de la vida rural y urbana se repelen o son ‘ irreconciliables’ [2]
(4) En cuanto a patologías posibles del sujeto pint
oresco, estos sentimientos o ego-disfonías pueden o no estar presentes, pero no es prerrequisito. De hecho en la aceptación pueblerina, convivencia de Sorge, Cuidado o Cura, la disfuncionalidad se compensa. Se diluya el ‘gesto patético de dolor’.
Pensemos, por ejemplo, en Rafa Te Vi (Rafael MayoL Navas), el pepiniano de mediados de siglo que lanzaba pedradas y maldiciones a quien le gritara provocadoramente ‘rafa te vi’ como si lo sorprendiera en acto reprobable; o en Rey Castro, el dulcero, hermano de Polo Castro, el maestro, o uno entre los Cubero, aquejado por una fobia, públicamente conocida. El primero (Castro) a las abejas y el segundo (Cubero) por fobia a los perros, que lo disponía a que gritara en llanto, con regresión infantil, el estribillo. Ñito, Ñito, tráeme la navaja mía / para matar a ese perro maricón. Ñito Cubero era su padre.
(5) Lo que es indispensable en una concepción del hombre pepiniano, criollo y comarcal, frente a todo centralismo excluyente o concepción de hombre abstracto occidental es la historicidad del destino a que responde, ‘su irse resolviendo-avazando’ en el ‘ah’, la pepinianidad. [3]
(6) Lo distintivo y esencial y que presencia folclórica a este sujeto no es físico, pero, suele ir acompañado de cierta socarronería y estereotipo. Desde el enfoque que aquí se propone para el estudio de los tipos populares (o todavía designados como personajes típicos, o tipos folclóricos y pueblerinos), aprovecharemos esos términos, con ciertos reparos, aunque hayan sido admitidos como útiles por la convención del uso. [4]
Enfatizaré que, por encarnar precisamente su unidad esencial y existencial y su historiarse intramundano y manifiesto («Varhan-denkeit») en lo real, el tipo pueblerino no es lo que es llamado personaje por la comprensividad vulgar. Tampoco es lo que está definido como modelo ideal en la noción de tipo que se ofrece en los diccionarios.
El ser que tiene la esencia pensada en el ser solve las posibilidades propias, toca su destinación («Schickung») y, por tanto, no es un personaje en el sentido de quien representa un papel que no es suyo como lo haría el actor o intérprete de un drama o una farsa. La verdad del ser mismo es la destinación del mismo ser. Quien llama personajes a seres humano (sea del tipo campesino o pueblerino), a expensas de su propia comprensividad vulgar actúa, restándole a su aludido la dignidad y autenticidad que le son propias. Sobre todo, son personas. Quien lo enjuicia como quien lo viera en un teatro del ridículo o de las rebambarambas oscurece su propio comprender. Martin Heidegger escribió en su Carta sobre el humanismo (1947) que «el Ser es esencialmente más amplio que todo ente porque es la luminosidad misma», mas, entra en el asunto que él estudia bajo el concepto fenomenológico descuidado de sí mismo. [5]
Al aducir que el ser epocal es personaje, se infiere que no porta en sí ninguna luz, que se apropia de una obra que no es suya, que vive meramente con lo que otros le han dotado. Se infiere que personifica, atribuyéndose una vida y acciones que, en cuanto tales (seres, textos o cosas), no son suyas y no han surgido de su proceso creador personal.
4.
LA PEPINIANIDAD: En el esfuerzo de forjar sus tradiciones, las ideologías críticas y existenciales que las harán posibles y las interacciones entre las diversas gentes que vivirán la historia, con relaciones de destino a destino, [6] se formaría el fenómeno que es objeto de nuestro estudio: la pepinianidad. Esta ha nacido del jíbaro, quien es, entre los hombres-masa o hombres comunes y corrientes (si me permiten seguir utilizando la metáfora), el que mejor procura darse una identidad esencial, mediante el soluto o un el modo del habérselas que es exploración del lenguaje y el paisaje.
[[6] Cf. Saulo Fernández Arregui, «Reflexiones sobre el significado social de la humillación» (Psicología Política, Nº 37, 2008, 29-46 ), Von Herder, «Ideas para una filosofía de la historia de la humanidad» (1784-1791), y «Parashat Vaikrá: La Humildad de Moshé», en:La Voz Judía,
http://www.delacole.com/cgi-perl/medios/vernota.cgi?medio=lavozjudia&numero=427¬a=427-19
Fue Von Herder quien indujo a Goethe al estudio al estudio de esta poesía hebrea, átabe y persa, y produjo con su teoría estética y educativa la vertiente alemana del Prerromanticismo europeo, conocida como el movimiento Sturm und Drang («Tormenta e impulso»), que entre lo que impulsa ferozmente es romper con los enfoques academicistas e intelectualista en la búsqueda de la verdad, enfatizando lo intuitivo y lo sensible. «La sensibilidad, se vincula al área emocional, afectiva, receptiva del educador con los hechos, problemas, soluciones y sujetos (alumnos, colegas, padres de familia, etc.) Ser receptivo al cambio, sensible a las necesidades, tristezas y alegrías». El ser sensible herderiano se relaciona al considerar la pluriculturalidad y el derecho de comunidades lingüísticas, regjonales, étnicas y culturales a «a preservar, desarrollar y hacer su identidad y patrimonio cultural. La estética de Herder es, pues, respetuosa al carácter de nación pluricultural, ala diversidad étnica que pueda contener y a la abundante y rica biodiversidad.[7] Von Herder, op, cit, y E. A. Menze, ets als. «Johann Gottfried Herder: Selected Early Works,1764-7» (Pennsylvania, 1992). «Otra idea sobre esto es que no hay un solo lenguaje, sino varios como el metafórico o incluso otro anterior basado en gritos o gestos. A medida que el lenguaje se hace más reflexivo, pierde interés, y por eso Herder investiga sobre las primeras literaturas. También buscará otros lenguajes que van a ser un componente del espíritu de un pueblo. No hay ideales del gusto, sino que estos dependen de cada cultura y momento histórico». Cf. Johann Gottfried Herder, en Wikipedia,
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