Judith Butler, Ph. D. Yale University
Algunas ideas de Judith Butler
Todo entra y se va
con itifálica forma al fondo del secreto
y el enigma, dionisíaco;
todo regresa eclosivamente,
con espasmos y pelos mojados,
la evidencia.
Con salpicados glúteos,
la hembra llora,
al mismo tiempo canta.
[C. López Dzur: La sexualidad en el Acuarius:
En «Memorias de la contracultura»]
Por Carlos López Dzur / Escritor y poeta
Judith Butler es una filósofa estadounidense. Enseña en los Departamentos de Retórica y de Literatura Comparada en la Universidad de California, Berkeley. La escucho en conferencias cuando la oportunidad me lo permite; la admiro y sé que su disertación doctoral fue sobre el deseo como «cuestión política, pero también filosófica». Topé con ella a mediados de 1980: cuando todavía no había publicado su tesis doctoral Subjects of Desire: Hegelian Reflections in Twentieth-Century France.
Formado con lecturas de la Escuela de Frankfurt y siendo Eros y la civilización (1955) de Herbert Marcuse el primero de los textos, ante el que me impuse un esfuerzo crítico en bien de mi personal vocación filosófica, el tema del deseo está en todo lo que escribo (i.e., Tantralia) y exploro. Es el gusto de mis lecturas que han incluído la variada temática sesentista que me formará como escritor ya en la Generación Creativa del '70: el problema de la agresividad, la violencia y la oposición radical en la sociedad industrial avanzada, el fin de la utopía y el nacimiento del nihilismo posmoderno, lo que explicará que los EE.UU. haya advenido como «sociedad enferma» [Fromm] y que la cultura industrial de Occidente, según lo dicho por Theodor Adorno desde 1927, haya sido tomada por el esplendoroso «engaño de las masas», que son mis temas.
Sí, desde principios del '70, yo canalicé mi energía intelectual y curiosidad por la llamada Teoría Crítica del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Frankfurt y la mayor parte de estos intelectuales pasaron, por causa de la persecusión nazi en Alemania, a los EE.UU. Del paradigma cultural que crearon, ya quedan muy pocos indicios. Judy Butler mencionó que si alguna vez hubo un feminismo militante, o al menos consciencia de un movimiento pro-mujer en los EE.UU. desde sus propias bases, eso ha cambiado. «Hay menos mujeres en la calle, menos acciones concretas, menos manifestaciones, menos militancia en el sentido antiguo». Los '60 y '70 son nostalgia en Norteamérica; pero, hay una lucha que no cesará y que, en cierto sentido es liberal y conservadora: «Las mujeres han sido históricamente privadas de estas posiciones y ahora la obligación del gobierno es que puedan lograr la igualdad. En los Estados Unidos la lucha por los derechos es liberal en otro sentido. No es liberal en el sentido de que el liberalismo significa libertad. Es liberal en el sentido de que no es radical. No se interesa en una transformación social radical. Se interesa en obtener el acceso a derechos existentes. Y en asegurarse de que los derechos existentes sean distribuidos en forma equitativa... En los Estados Unidos, como la política se basa en los derechos, generalmente es muy, muy normativa».
En estos EE.UU. donde el movimiento obrero, la combatividad estudiantil y de las mujeres, tuvo altas y bajas y terminaría casi en lo invisible, es que conozco a las voces valientes y heterodoxas. Judy Butler es una... En principio, leí la literatura de quienes, desde 1973, destacaron en el Institut für Sozialforschung: Georg Lukacs, Karl Korsch, Karl August Wittfogel, Friedrich Pollock y, sobre todo, Marcuse, Erich Fromm, Wilhelm Reich, Walter Benjamin, Max Horkheimer y otros. Ellos fueron profusamente traducidos del alemán al inglés y francés, inclusive al español. Sus influencias catalizarían con su influjo el Movimiento de Derechos Civiles en los EE.UU., el Movimiento Estudiantil, la resistencia a las guerras en Vietnam e Indochina y la Nueva Izquierda, hechos y auges que se desmoronarían desde la base, por la razones que Marcuse expuso en libros como el escrito sobre el surgimiento del hombre / o mentalidad unidimensional --¡qué profecía! y sobre lo que incidiera en la cultura consumista, masa que sueña con las longanizas de la reagonomics y hoy por hoy, pese a su crisis, con sueños americanos neoliberales y ultraderechas conservadoras y, paradójicamente, vividoras que claman por estatismo y ayuda del gobierno para salvar la libre empresa..
En EE.UU., ya como estudiante de posgrado, yo hallaría a Judith Butler, quien si bien navegaba en el post-estructuralismo filosófico, me inspiraba con temas comunes, o paralelos a mi interés: filosofía política, necesidad de una nueva ética, feminismo (en su caso, queer theory), la Filosofía judía en cuanto es posible una crítica pre-sionista contra la violencia del Estado. Como yo, Butler escribía sobre los riesgos de la crítica pública y cómo se castiga, con acusaciones de antisemitismo, aún a los mismos judíos progresistas de los EE.UUU.. La supe muy consciente de la importancia de la filosofía para la integración en etapas combativas de acción social.
LEER PARA MADURAR LA LUCHA: «La filosofía hace pensar a la gente en posibles papeles, le proporciona una oportunidad de pensar el mundo como si fuera de otra forma. Y la gente lo necesita. Durante mi trabajo en el movimiento de derechos humanos, vi que los activistas se quemaron muy rápidamente, se agotaban totalmente y luego siempre querían volver a la escuela, querían leer. Las lecturas los llevaron de vuelta a lo que creían. Les proporcionó imágenes y visiones de futuro. Creo que un movimiento tiene que tener vida, tiene que tener una vida intelectual, de lo contrario sólo repetirá algunos de sus términos. Debe tratar de revisar sus propias creencias a la luz de las nuevas circunstancias políticas», dice Butler.
He ido más allá que JB con mi interés por el tema del Deseo y del judaísmo porque soy estudiante de la Kabalá; pero, ésto no quita el hecho de que Butler me fascina aún. Ella, lectora de Simone de Beauvoir, Julia Kristeva, Sigmund Freud, Jacques Lacan, Luce Irigaray, Monique Wittig, Jacques Derrida y Michel Foucault, siempre alcanza a explicar algún punto iluminador cuando los desmenuza, a partir de sus textos fundamentales. No en balde, como profesora, inspiró un personaje que adoran sus fans en los campos universitarios: «Judy».
Este fanzine intelectual, desde 1994, se movió por la revista Lingua Franca: Larissa MacFarquhar, Putting the Camp Back into Campus y alimentado por Judith Butler misma, Decamping [November-December, 1993].
Una de las teorías más conocidas de JB ha sido llamada la de performatividad. Indica que el género se caracteriza por los influjos de cierta teatralidad, que se sujeta a una sucesión de actos que podrían entenderse como la acción voluntaria de un yo que interpreta o que se expresa. Intenté explicarme el carácter teatral o de performatividad en la expresión poética. Entre autores que recientemente leo, a fin de aplicar la noción performativa, me detuve en textos de Luis Alberto González Viera, y uno publicado en Muestrario de Palabras, con el título Sobre el escenario, me dio claves.
... somos
actores, escribientes, tramoyistas
sobre el escenario de la vida
sin talento suficiente
hablando sin un texto entre las manos
improvisando cada nota sin saber de melodías
le damos a un público expectante
drama definiendo al personaje
el que era ayer
no es como era antes
hay mas mentiras que verdades en los labios
oídos que no quieren soportar una verdad
un conjunto de principios que cambiaron con los años
quien eres, quien soy
se esconde en maquillajes protegiéndonos la cara
sonríes, luego callas
un paño entre tus manos
¿no sabes cómo actuar?; ¡sabes que no puedo!
el acto de nosotros de eufóricos amantes
quedo en esas tardes
de un ayer algo distinto
ahora es todo invierno y cada uno
en su propia primavera
estas sola, me siento solo
y en esta soledad nuestra compañía
¡un cuadro teatral!
¿cuántos otros nos rodean sin ser parte de este acto?
la desgracia impaciente espera el escenario
la nostalgia en cada espacio reaparece
mientras la alegría saca un corto aplauso
estamos tan rodeados que el silencio se hace poco
disfrutamos del aplauso
para luego desgarrarnos con las pifias
sin saber cuando el telón se cae para siempre
un mar con grietas producido por los años
se desliza por debajo de las tablas
mirada ausente que espera a no se quien
me hablas con el pecho y yo con mi armadura
me lleno de locura
intentado
que la escena que formamos
contengan la pasión por otros largos años
¡no quiero una razón de cómo actuar!
quiero un sentimiento saltando de alegría
representar sin miedo a los fracasos
el público es quien menos me importa
es este acto estamos tu y yo
para darle a los minutos un acuerdo
te equivocas demasiado
hablas tanto sin saber cuándo parar
y en ese juego loco soy yo quien da los gritos
si por un minuto apuntáramos lo malo
sabríamos a ciencia que forma esta rutina
si por un minuto dejáramos de actuar con la cara maquillada
podría ver tu rostro y tu también el mío
hay un montón de errores colgando de los brazos
llevarlos al olvido seria bien pensado
¡no tenemos todo el tiempo para hacernos los artistas!
quiero ser yo
espero hallarte a ti
sacarse el personaje hablando con los ojos
el tiempo nunca es partidario
sobre este escenario nada es para siempre
el tiempo es un minuto
la hora una ilusión
la obra más perfecta depende de los dos.
[Luis Alberto González Viera: Sobre el escenario]
Heidegger tematizó que, en nuestra historia de «comportamientos diseñados», la cotidianidad y velamiento de la verdad del Ser, tal como sucede todos los días, pudiera llamarse adorno / «adornamos en la performatividad». Nuestra vida se convierte en un dramón / comedia / ópera bufa / lo que querramos, donde somos actores, escribientes, tramoyistas / bufones / «sobre el escenario de la vida / sin talento suficiente». Pero aún el improvisar («sin un texto entre las manos») es parte diseñada para una nivelación de comportamiento, larga y remotamente soportada, porque en vez de vivir con autenticidad queremos complacer «a un público expectante». Siempre presuponemos que éste está ahí para aplaudir o condenar con su rechazo.
Como sociedad o grupo, respondemos a Don Nadie / somos TODOS / rebaños / sin ser para NOSOTROS mismos alguien en el aquí y ahora. Por eso somos como dramatis personae, gente con máscaras / maquillados como idola / idolon, mentiras en el juego de espejos, entes que no soportarían la verdad ni la de ayer ni la de hoy. Jugamos a ser amantes, pero esa relación es el cuadro teatral que inspira unos cortos aplausos. Unos minutos de vanagloria. Es adorno / dentro de una expectativa, en el fondo otra escena de velamiento, o momentum sicológico donde no hay alegria, sí, miedo y la superversión de quien diseña el adorno colectivo y está presente. El juego de espejos mienta el hecho de que este acto «no es primariamente teatral; en realidad su aparente teatralidad se produce en la medida en que permanezca disimulada su historicidad e, inversamente, su teatralidad adquiere cierto carácter inevitable, por la imposibilidad de revelar plenamente su historicidad». El Don Nadie colectivo nos refiere a la reiteración de una norma o de un conjunto de normas que el Yo admite y, en la medida en que adquiera la condición de acto en el presente, oculta o disimula las convenciones de las que es una repetición.
Heidegger llamaba a este «hallarse» sobre el escenario / a la vida cultural entendida como escenario / el cuarto momento de la cultura: adorno... Hay adorno cuando se olvida la originariedad / el evento fundamental de su Ereignis... Antes de la cultura como adorno, había la cultura como instrumento-organización, pero si ya olvidamos los momentos de la cultura que son fundamentales, originarios, no hay cultura de sentido ni de la búsqueda de la verdad, cultura del esfuerzo desocultante y fundante, que son la fase cultural que vale. En un hallarse-ahí heideggeriano es posible que se construya un exterior / escenario / en el que circulan otras identidades que no participan de la lógica social imperante: «sujetos abyectos, cuerpos que no importan, pero que existen», al decir de Butler en uno de sus influyentes libros que circuló en español: Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del sexo: 2003, Buenos Aires: Paidós.
Leyendo el poema citado de Luis Alberto repaso al Heidegger de los «4 momentos de la cultura» que definió en su Carta sobre el humanismo y, en particular, el de esa fase en que todos queremos jugar al advenir como artistas / aún cuando como dice González Viera «¡no tenemos todo el tiempo para hacernos los artistas!» (loc. cit.) El querer ser-Yo, siendo además «uno-con-el otro» («espero hallarte a ti») requiere antes sacar el falso personaje del Diseño y entender que en la mundanidad el mundo se va, pasa como una hora de ilusión, porque la muerte es señera. En vez de perder el tiempo en adorno-teatralidad-bisutería sobre el escenario, hay buscar fuera de las máscaras el «Mitsein», el copiloto, o ser-acompañante, el otro con quien aprender a ser Dasein / persona / verdadera: «la obra más perfecta depende de los dos».
J. Butler, sin embargo, explica las dificultades sociales de arribar a un ser-Yo y adquirir significación y sentido con ese yo, lejos del Comportamiento Diseñado del que Heidegger hablara, al plantear que «no es un acto fundador, sino más bien un proceso reglamentado de repetición» el que sustancia las diferencias de género o, en términos más generales, provee la natural identidad. Los actos performativos operan en el marco de la significación, esto es, los actos son parte de prácticas de significado y los discursos, dados con máscaras e improvisaciones, «coexisten dentro de marcos temporales e instituyen convergencias impredecibles e involuntarias a partir de las cuales se engendran modalidades específicas de posibilidades discursivas». ¿Qué impide el ser-Yo y la libertad sincera? Por eso, JB responde: «Las propuestas muy normativas, muy represivas. Estoy en contra de las normativas y a favor de la libertad sexual».
Como Martin Heidegger, JB advierte que «no es el yo o, alternativamente, un individuo autónomo el que decide si quiere o no actuar de una cierta forma, puesto que la performatividad está inscrita en la cultura y en las posibilidades históricas que delimitan el rango de acción posible, pensadas ambas, como estructuras que trascienden a los sujetos, o más bien como estructuras que sujetan a los individuos» [El género en disputa]. Una de las razones por las que la teoría de performatividad puede servir a propósitos liberantes es que el lenguaje, «una estructura que ya está ahí», es «determinante en la producción de la subjetividad». El lenguaje, siendo histórico, es la materia con que se hilvanan los discursos para apoyar los «actos» que son internamente discontinuos y que generan «la ilusión de la sustancia». Por tanto, la performatividad puede ser utilizada de modo transformador. «En este sentido, la sustancia no es más que una construcción que no preexiste al acto mismo», dice JP.
La ilusión de «un yo con un género constante» es una construcción cultural. «Una manera mundana de diversos tipos de gestos, movimientos y estilos corporales, una repetición estilizada de actos, en la que la producción y materialización de los cuerpos que importan puede transformarse». Es en tal sentido que le interesa la teoría y praxis de lo queer, como «corriente de pensamiento y de estudios para la comprensión de la diversidad de sexualidades y expresiones culturales. Queer es un argumento en contra de cierta normativa que se empeña en prescribir lo que es normal o adecuada identidad. En este sentdo, el movimiento queer es anti-institucional por su crítica a la normalización. Uno no tiene que volverse normal para convertirse en alguien legítimo».
Por desgracia, aún cuando se habla sobre la bancarrota de las políticas de identidad, «actualmente, este tipo de movimiento colectivo parece no existir». JB lamenta que los medios de comunicación describan al feminismo como un «movimiento de pureza sexual» o uno de «la burguesía blanca» por el que las comunidades minoritarias y étnicas, que son las que hoy son más combativas por razones de su opresión económico-social más intensa, sienten todavía temor. Cree queas luchas por identidad sexual alejan «de las preocupaciones y prioridades definidas por (las) esas minorías». .
El liberalismo en los Estados Unidos se basa mucho en la identidad normal, no en lo «queer». Identidad en el sentido del color de piel y la pertenencia grupal hoy es parte de la afirmación de la diversidad cultural; pero la definición se refiere más a cómo se combate la exclusión racial y socioeconómca. JB admite que la idea de que los EE.UU. sabe mucho sobre los derechos humanos y el femenismo —a pesar de su propia cultura racista— es cuestionable. La transmisión cultural de la idea, aún sobre «cómo la gente se organiza, cómo funcionan políticamente, cómo establecen sus reivindicaciones», está viciada. El temario ha crecido desde esas primeras victorias obtenidas con la representación sufragista de la mujer, su igualdad salarial, protectiva y de competencia con los varones en el empleo, legislación para castigar el acoso sexual: hoy es mucho más la amplitud del temario del Movimiento Feminista: lucha y alianzas posibles por matrimonios gay / lésbicos, la obtención de derechos reproductivos para homosexuales / lesbianas, aspectos de relación de parentescos, usos de la biotecnología, la defensa contra la explotación pornográfica, etc.
JUDITH BUTLER PIENSA ACERCA DE JUDIT, LA JUDIA: Y, en cuanto la lucha de poder es anti-institucional y el género es parte de la disputa, JP cree que «deberíamos pensar en forma más radical acerca de la transformación social de las instituciones». Pero, ¿qué significa la radicalización? ¿Militancia? ¿Combatividad? La anti-institucionalidad es acción creativa; pero, con todo lo combativa que pueda ser, siempre es menos transgresora y nociva que la violencia institucional.
Hace unos diez años, cuando inquirí a JP sobre si la Judit de Betulia, la hija de Merari, viuda del rico Manasés, es emulable como símbolo de empatía, evaluó lo siguiente: «Judit fue la viuda de un Varón Poderoso en un tiempo peligroso, de guerra contra las naciones. La pequeña Israel había sido marcada por la amenaza genocida de Helofernes. La motivación de la heroína para actuar tiene raíz en un rol que ella todavía se asigna, siendo como fue la esposa, ya viuda, representante de la teocracia judía en la cree». JB cree que la manipulación discursiva de Judit, su poder sobre Ozías y de los ancianos de Bedulia, es una defensa del Poder Organizado de la clique frente al popular que criticara abiertamente al primero: «Judit oyó las duras palabras que la gente había dicho contra el jefe Ozías, al verse tan desanimados por la falta de agua. Supo también que él les había prometido entregar la ciudad a los asirios al cabo de cinco días. Mandó entonces a la criada que estaba al frente de todos los bienes, a que llamara a Cabris y a Carmis, los ancianos de la ciudad, y cuando estos llegaron, les dijo: Escúchenme, jefes de los habitantes de Betulia: no está bien eso que ustedes han dicho hoy delante del pueblo, ni la promesa que han hecho, poniendo a Dios por testigo, de que entregarán la ciudad a nuestros enemigos si al cabo de ese tiempo el Señor no nos ha ayudado» [Judit 8: 9-10].
Tengo la carta y anotaciones de Butler al artículo mío que sugiere interpretaciones diferentes a la suya. Yo impugno la noción de un heroísmo promovido por el Comportamiento Diseñado. Entiendo que en este punto del Discurso Escáchenme de Judit comienza un proceso revolucionario. Ella no está en equiescencia con los entreguistas del poder organizado. Sabe quiénes han sido los asirios políticamente: Cuando Manasés, antiguo rey de Judá, quien gobernara durante el periodo de 697 antes aC al 642 aC, se declaró vasallo de Asurbanipal, rey de Asiria, proporcionando tropas contra Egipto, fue evidente que se corrompía la ordoxia religiosa judía. Vista la tolerancia de cultos asirios, que son impuros, sincréticos y contrarios a lo que correspondía al Templo de Jerusalén, invocación de los muertos, sacrificios de niños y menosprecio a los profetas. a Manasés llegó a vaticinársele el castigo, hecho que se cumplió con su misma captura por los asirios y la pérdida del trono.
'Considerado el Discurso de Judit / su Escuchénme, propongo una interpretación en la que Judit es la máscara de un arquetipo, al que debe explorarse desde una lectura jaredí de la Daat Torah y la Emunat Jajamim: la fe en los sabios. No me satisfizo jamás, siendo yo poeta y judío, la noción que describiera a fin de cuentas a una Judit, engañadora y matoide, que se toma la justicia en sus manos, con medios tan perversos como Jezabel. Esta conducta inesperada y desconcertante, hazaña muy arriesgada, no produciría un breve aplauso entre nadie honesto ni que permitiría que fuese respetada tras cumplirla; la hazaña no va en acorde a la primera descripción: Judit, hembra armoniosa, a la que nadie se le oponia ni estaba contra ella; «se vestía con el hábito de penitencia a menudo estaba de ayunas».
Por otro lado, en este libro apócrifo y anónimo, hay la alegación insistente de que Judit heredó mucha riqueza. «Manasés, su esposo, le había dejado oro, plata, criados, criadas, ganado y campos. Vivía de sus posesiones»; mas lo que la hizo figura muy especial entre su gente en su época, no fue sólo su hermosura, sino «sus actitudes y forma de hablar». Es por su discurso muy hábil que el General en Jefe del Tirano Nabocudonosor (Rey de los Caldeos, pero equivocadamente aludido como rey de Asiria) que el militar la invita a un banquete. Es mujer «de bellas facciones, alta educación y enorme piedad, celo religioso y pasión patriótica». En mi propuesta, cuenta más la Torá en cuanto su esencia aún oculta: nistar, que lo revelado literariamente. Desde que ella quedó viuda, se infiere una transformación que no es sólo su consciencia valiente del escenario y memoria histórico-política concretos, en la que Judit piensa actuar, sino que hay una preparación esotérica y oculta que rompe todo diseño y expectativa que ataña a una mujer.
Escúchenme: voy a hacer algo que nuestra nación va a recordar por todos los siglos. Judit les contestó: Esta noche manténganse ustedes a las puertas de la ciudad, y yo saldré con mi criada; y antes del plazo fijado por ustedes para entregar la ciudad a nuestros enemigos, el Señor salvará por mi medio a Israel. No traten de averiguar qué es lo que voy a hacer, pues no se lo diré hasta que esté hecho.
Precede esta reunión, o convocación personal por Judit de las autoridades, su conducta ritual: «Desde que había quedado viuda ayunaba todos los días, excepto los sábados y las vísperas de estos días, o en los días de la luna nueva y su víspera, o en los días de fiesta y alegría del pueblo de Israel». Sin embargo, el ayuno tan contínuo tan no ensombrece a Judit; la vuelve más hermosa, conforme a lo que sea el deseo de Dios, «Yehi ratzón». La belleza que distingue a Judit es la que es aprobada desde el punto de vista divino. La que liberta a la patria / la Tribu de Judá / es alabada de Dios, aunque no lo sea de los hombres. Jud significa, en hebreo, alabada o virtuosa, más que bella; pero Judit, judía bella. Ieudha: judía, de la tribu de Judá. En la interpretación mía, en cierto momento, la expectativa de identidad y género cambia. El Zohar menciona un proceso llamado cambio de lugares / ajlifu dujtaiiu / y se refiere al estado de rectificación y madurez, donde en ciertos contextos masculino y femenino pueden cambiar sus roles. Para entender, el proceso oculto de Judit y el poder que adquiere para reflejar una cualidad masculina («¡Vete tranquila! ¡Que el Señor vaya delante de ti para castigar a nuestros enemigos!»), esto es, la sangre fría del soldado o el espía infiltrado, habría que considerar la teoría de los números de la Kabalah. La Torah afirma que los números son femeninos o masculinos y pueden ser apareados de esta manera. Las letras de Judit / Iehudi / suman 435.
Desglosado por sólo enteros positivos, el valor numérico de Judit es 1 - 5 - 11 - 19 - 29 = 65, donde 65 es un múltiplo de 13 (y el promedio de todos los números). Entonces, es un número relativamente masculino. [Uno de los pares más ubicuos en la Torá es el 7-13, donde 13 es el relativamente masculino y el 7 el relativamente femenino]. Los esoteristas de Guematría concluyen que Iehudit / Judit / refleja una cualidad masculina (por ser múltiplo de 13). En efecto, Iehudit actúa expresando su lado masculino al matar al general griego como un hombre.
En la interpretación de Butler, Judit recibió en su espejo / en su consciencia / la imagen pasiva del Varón Poderoso, esto es, su lealtad política a Manasés y al rol histórico que durante la época de los Macabeos se da a quienes combaten. La aparición de la heroína en la cultura judía data de la revuelta de los Hashmonaim contra los griegos seléucidas. El héroe fue Matitiahu, el Sumo Sacerdote de ésa época, quien junto a sus cinco hijos lideraron la revolución. La heroína fue Iehudit, quien sedujo, sedó y mató al general griego Holofernes.
Alegando el hecho de las imprecisiones, Butler destaca que en la fecha alegada por el autor del Libro ni Judit ni los judíos fueron víctimas de la tiranía de Nabucodonosor en Nínive / ciudad que ya había desaparecido, suprimida por el padre de éste. Nabucodonosor regía en Caldea y consideraba a Asiria su verdadero enemigo. La victoria israelita es posible porque habría escaramuzas aisladas, mas no guerra. Mas bien, Betulia es una ciudad amurallada y sitiada por el ejército extranjero. Entre los judíos el miedo es más que el ánimo de combate. El enemigo que a Nabucodonosor preocupa y desea que sea abatido no es la pobre Israel y su vulnerable plaza de Bedulia. Rival de rango es el rey de los medas, Asfaxad. Nabucodonosor [símbolo en el posterior Libro de Apocalipsis de la Primera Bestia] quiso reclutar mercenarios para que fuesen sus soldados en la lucha contra Asiria y los medas; pero, con el pueblo judío fue difícil que se cumpliese el propósito, aún cuando otros pueblos cedieron ante la intimidación. El judío resultaría terco, pacífico, no como los sirios y jordanos de la época. «Los judíos se retiraron a sus montañas para orar e impedir al opresor su paso por Judea». Era un pueblo desgastado por combatir sus previas opresiones. Un pueblo que regresaba del destierro.
La lectura de JP será política (y la mía, por igual, ya que no negué la escena externa). «Actuar sobre un escenario, entender la vida material, con afán de transformación y nuevas relaciones de poder y lenguaje, es comportamiento político», dice Butler en Lenguaje, poder e identidad [Madrid, España: Síntesis (1997)]. Como personaje femenino que adviene heroico y protagónico, Judit representa el símbolo precursor de algo nuevo y rompe la tradición religiosa: de los judíos de entonces: la mujer como instrumento político. Una que, entre la tribu de Shimeón, es valiente, astuta y sabe HABLAR. Hablar es el poder de entrar al aquí y el ahora, asumiendo un rol en el escenario.
Con Jezebel en los tiempos de Elías, la mujer en asuntos religiosos y políticos era IMPURA, representaba las manchas / negaím / de lo inacepto y caprichoso; en esta nueva etapa de la historia, durante la época macabea, la mujer de la tribu de Shimeón / Judá, puede ser considerada la heroína. Ella oye antes de hablar y luego se hace oír, con la autoridad de sabiduría comunicada. «Escuchadme: Yo me propongo realizar una hazaña que se recordará de generación en generación entre los hijos de nuestra raza. Vosotros estaos esta noche a la puerta; yo saldré con mi sierva» (Judit 8: 32 y ss). La confianza de Judit es que:
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El resultado final es: «No cayó su caudillo a manos de jóvenes, ni le hicieron tajos los titanes, ni soberbios gigantes pusieron en el la mano: Judit, hija de Merari, con la hermosura de su rostro le paralizó» (Judit 16: 8).
Ahora, concretamente, la tragedia principal de los judíos es la lucha por el agua. Son pocas familias con la angustia de sobrevivir. Carecen de ejército. Y, por sentirse fieles al Dios Eterno, creen que ¡el Señor los protegería!... El sumo sacerdote Joaquín pide que las armas sean la oración y el sacrificio... Pero, al plazo de cinco días, se espera que los israelitas se rindan a Holofernes. Mientras los judíos hablan sobre un Dios de los humildes y de un Pacto de Alianza, sus enemigos mediante el portavoz del segundo Nabucodonosor / o Primera Bestia / planean la extinción de ese pueblo. El primer Nabucodonosor corresponde a los tiempos del profeta Daniel y se replantea en esta historia.
De fe vivirán los santos; pero no Juan de los parlotes. Sin agua que beber desesesperan quienes no valoran la historia y la liberación mosaica que les hizo Pueblo del Libro y la Ley / Torah. Si bien los judíos como pueblo agradecerán que se exalte el patriotismo y la religiosidad piadosa, su disyuntiva se redujo a proveerse de agua o morir y, para evitar lo segundo, sea hipócritamente o sea obedeciendo al invasor, suspenderan la resistencia. Holofernes es el tentador. Tiene la sartén por el mango. El sabio Aquior reprenderá a Holofernes, quien lanzó su plan de guerra sicológica que consistiría en sustituir las creencias religiosas del Dios único, espiritual e invisible, de Israel. Quien abjure del Dios judío y confiese que «Nabocudonosor es el único dios» tendrá agua.
Ambos, la profesora Butler y yo, entendimos que esta novelita histórica hebrea, o relato de resistencia, tiene un trasfondo ideológico, agua, resistencia o fe; sin embargo, hay que observar sus inexactitudes históricas o imprecisiones y su premeditado objetivo: intemporalidad y abstracción al plantear la eterna lucha entre el Bien y el Mal. Yo insistí en que, si bien oralmente al menos Judit sirve al propósito de dibujar un símbolo impulsor de resistencia política-religiosa entre los judíos contra los invasores, cuando del aspecto religioso de la lucha religiosa de Judith se trata, las interpretaciones posibles son mucho más ricas.
Butler explicaba muy bien
Esto es mucho más que un asunto de legalidad o patriotismo. Que Dios cumplirá un papel en la victoria israelita contra los asirios y utilizará a una mujer, la Viuda Hermosa, es una expectativa demasiado profunda, o improbable, para que esté fiada a la suerte del comportamiento diseñado por la Teocracia de la época.
Desde ese punto de vista, el comportamiento diseñado estaría muy limitado. ¿Qué puede el pueblo desmoralizado por la sed y el hambre?
En el sentido heideggeriano, lo que a Judit la llevará a los escenarios, es mimético y culturalmente determinado: ella hablará a los cobardes magistrados (pide el permiso para actuar a funcionarios, a riesgo de que no se le autorice, ir hasta los campos militares del asirio), ella dará sus discursos ante judíos y asirios en defensa de un Pueblo Justo / al que Dios defenderá o castigará si fuese infiel. Judit cumplirá rituales de ayuno y oración y, finalmente, se colocará sobre el escenario principal: el Campamento del Invasor Asirio, desde donde en el interior de su tienda o recámara le cortará la cabeza a Helofernes y hará que se cuelgue de las murallas.
En los estudios hermenéuticos que hice del Libro de Judit, tomé en cuenta el código de las Bestias, siendo Nabucodonosor la primera y Holofernes, segunda bestia, tal como se desprende de los primeros tres capítulos. En Judit, interpreté lo que literalmente en hebreo Judit significa: Una Mujer,
Este es un fenómeno bien conocido en el Zohar llamado “cambio de lugares”, ( ?????? ???????? , ajlifu dujtaiiu ) y se refiere al estado de rectificación y madurez, donde en ciertos contextos masculino y femenino pueden cambiar sus roles.
SOY ESOTERICA: Nunca pensé que mi trabajo sería leído por mucha gente. Soy densa, soy abstracta, soy esotérica. ¿Por qué sería popular? Pero políticamente es importante que la gente se pregunte: ¿Qué es posible Y que crean en la posibilidad. Porque sin el movimiento de la posibilidad, no hay movimiento hacia adelante. La idea de que la gente pueda vivir su género de forma diferente o que pueda vivir su sexualidad de forma diferente, que pueda haber lugar para una vida políticamente informada, feliz, placentera, sustenta-ble, vivible, fuera del escondite.
Vino a mi mente una historia muy conocida entre judíos y cristianos: la novelita viejotestamentaria titulada Judit, de la que hará un decenio ella y yo platicvamos. Planteé a Judith la historia de su tocaya. En dieciseis capítulos, el Viejo Testamento da cuenta de un acto heroico que JN cree performativo, ilustrativo de su teoría, si bien la historia de Judit / la viuda judía / hace que Butler divague con preguntas filosóficas como ésta: ¿es justificable la crueldad cometida por Judit / decapitar a un hombre indefenso, aunque éste fuese un militarote abyecto? ¿no fue más ético lo que las griegas hacían para evitar la guerra: ponerse en huelga de sexo? pues... con la abstinencia sexual, castigaban al destructor de vidas... ¿Es posible construir la paz necesatia con métodos pacíficos o con métodos violentos? ¿Cuál es el papel de lo sexual, en la novelita de Judit?
JUDIT Y EL YO HEROICO: Tramándose un plan, donde su belleza, sus vestimentas de galas, sus perfumes, aún sus sandalias y todo lo que sustituyera su luto, la viuda Judit salvará a los pobladores de Betulia y desafiará las expectativas de la guerra. Sin embargo, los magistrados judíos le dieron la vía libre para que tomara como escenario el campamento enemigo. Había una cobardía que a Judit no le gustaba. Se decidió por una performatividad protagónica; pero, que socialmente se volvió una victoria. «La acción de Judit pudo ser la diferencia entre una comunidad que muriera exterminada, o el personalmente trágico final de ella misma, si no hubiese logrado seducir, decapitar y escapar, tras cometer el asesinato político y material», dice Butler.
¿Por qué una historia como ésta? Para los cristinos no escrituralistas, la bella asesina Judit es el símbolo de la Virgen María en la Iglesia. Es el cumplimiento de una promesa que dice que Dios enviaría ayuda, en un momento en que, tras la invasión, el pueblo israelita se amotinó todo el pueblo contra Ocías, su gobernador, y lloró mejor es ser siervos suyos, que morirnos con nuestros niños, y consumidas nuestras mujeres. Se exalta, además, el cumplimiento de una profecía que se halla en Génesis: Judit le cortó la cabeza al Anticristo, María se la pisó a Satanás (Gen. 3:15 y U.12).
El análisis que a JB le agrada sobre Judit la Judía es político. Tras ese adorno reiterativo / retorizante de su belleza, su condición humilde y piadoso, la Judit dada al ayuno diario, había una gran consciencia social. Ella no es parte del Don Nadie / Das Man porque no lo desea, si bien es cierto que «ser judía y mujer, era ser de lo más humilde de aquel entonces, ¡una don nadie!» Sin embargo, como se cuenta en el capítulo 7 del Libro de Judit, Holofernes en Betulia (Samaria), sacó la casta de la israelita cuando entendió que cometía un crimen genocida: cortar el suministro de agua; hacer que la gente muriera de sed y entregando al ejército asirio al que quisiera escapar.
El ejército asirio del general Holofernes había sitiado la ciudad y sus moradores judíos, ante la posibilidad de morir de sed y hambre, decidieron rendirse antes que los 120,000 infantes de los ejércitos invasores les pasaran por espada. Judit había infiltrado los campamento del asirio y seducido, con su belleza y artes de engaño / teatralidad sicológica e hipocresía, a Holofernes. Fue invitada a una cena de banquete, donde las mismas debilidades del macho, su gusto por la ebriedad, hace que se desplome dormido en su tienda, facilitándole la tarea a Judit, quien lo decapitaría. Cuenta la historia que: «Judit, tras realizar una oración, cortó la cabeza del general, salió del campamento y la entregó a los de su pueblo, quienes, al alba, colgaron la cabeza de la muralla y se dispusieron a atacar el campamento asirio. Cuando éstos fueron a despertar a su general, lo encontraron decapitado, y en el temor y la confusión, huyeron. Así fue como Judit (la judía) salvó a su pueblo (Israel) y, en tiempos de guerra y peligro, la valentía de una mujer rescató a muchos de la cobardía de los magistrados».
Antes de que se diera el asesinato del General Holofernes y la conducta, lascivo y seductora, de Judit que algunos interpretan como en desacuerdo con la moralidad cristiana, hay una preparación. Viene de un Oir y obedecer. Y antes de anunciar el crimen, el Libro de Judit asevera: «Tomó la cabeza de Holofernes, la puso en la alforja de la sirvienta, y ¡se fue a orar en la noche!... llevó la cabeza a los israelitas en Betulia, ¡y la colgó en las murallas a la vista de todos! (14:1)
Es sorprende lo que dice la historia mitopoética de Judit y el poder de seducción que ella obró en Holofernes, una vez se presentó ante él, con el poder de la hermosura natural y el adorno, vestida de fiesta, engalanada con joyas, con las mejores sandalias y con un mensaje, que pudiera interpretarse como insolencia ante un poderoso, siendo que los judíos de Samaria, eran considerados de la gente más humilde y tributaria: «mi linaje nunca es castigado, ni la espada prevalece contra él, si no han pecado contra Dios» (Libro de Judit 11:10-11). Tan cegador sería el infatuamiento amoroso de Holofernes, quien predicaba que Nabucodonosor era el único dios, que otorgó a Judit todo lo que le pidió, hasta lo más absurdo: Que saliera al campo todas las noches a orar a su Dios, ¡al Dios de Judit!; el Dios que me envía a ejecutar en ti una cosa de que se maravillará toda la tierra cuando lo oyeren. Esta cosa fue que cortara su cabeza, cuando dormía, de dos golpes de espada, mientras oraba, dame fuerza, Dios de Israel, en esta hora (13:7-8)..
Entonces encuentro la palabra de Fanny Jaretón, al modo en que la da, prefigurando a la heroica Judith:
supe al fin
cual era mi circunstancia
de lugar y manera
supe de mi apellido familiar
supe que soy de linaje
en el lino de sus aceites reparadores
supe de mi religión
que he predicado por sus proverbos...
[Fanny Jareton, De Modo]
Una poeta que cree que la performatividad puede transformar los patrones de sexualidad del hombre y producir el andrógino espiritual es la argentina Fanny Jaretón, quien a la lírica en lengua española viene aportando una imaginación inagotable, con agudeza significativa y fuerza. Por igual, conozco su interés por la declamación, la danza y otras manifestaciones teatrales. JP explica que la performance theory «viene de de estudios antropológicos que se enfocan en dramas sociales y colectivos, incluyendo múltiples tipos de eventos en vivo: puestas, teatrales, bailes, ritos». Entendamos, por igual que la teoría bultleriana de la performatividad se influye de lo que Richard Schechner llamó twice behaved behavior, «repertorio reiterado de conductas repetidas», esto es, lo resturado.
La labor poética de Fanny Jaretón es moverse hacia el hallazgo de la vieja circunstancia y el linaje restaurado que le permita la manera de ser, acorde con el Hombre y la Primera Mujer. En el poema De Modo el que se sepa cuál era / es / su circunstancia, su religión, su ancestralidad, sus modos, es una restauración, de un estado armonioso posible. Cuando Fanny Jaretón explica los modos de su escribir, la compulsividad es conducta de una reiterativa esperanza que cura y la lleva a un tiempo de bendición: «Me invento al amor o al desamor como recurso para poder escribir porque yo escribo para no morir, también lo hago para no matar. Mis escritos que se acopian desde este lado de mis archivos donde se holocaustan para la Oh diosa compulsión de la escritura. Esos dedos se me disparan insistentemente por lo apremiante de lo primero y entonces… por ahí hago una pausa y es ese bendito tiempo en el que puedo compartir algunos para curarme del empacho... Las motivaciones y a quienes están dirigidos mis poemas, por lo general, son arquetipos pulsados por una observación personal que hago de la vida, instancias salvajistas de este zoológico que somos». [Carta de Fanny Jaretón en Foro / Grupo / Muestrario de Palabras: 20 de Mayo del 2009].
Encontré al hombre
de mis adverbios de modo
y entonces fui
caligráficamente
desquiciadamente
lentamente
perdiendo todos mis pro-nombres.
Y entonces fui
estoicamente
contundentemente
silenciosamente
sabia en el saber
del sabor brotada
subrepticiamente
acaloradamente
sensiblemente
supe al fin
cual era mi circunstancia
de lugar y manera
supe de mi apellido familiar
supe que soy de linaje
en el lino de sus aceites reparadores
supe de mi religión
que he predicado por sus proverbos
Tañida con su bronce
me tocó hasta que dejé de sonar
y soné en la noche más maravillosa
con todas las estrellas
en sus ojos y enojos
servil y reina
me hizo modificante
la Primera mujer.
[De Modo]
En cuanto a este poema, De Modo, lo significativo es cómo se armoniza con su estética general que, a mi juicio, expuso en Con esta boca en este mundo:
El pulso acelerado abre mi arteria a contramano por estas ganas de escribir.
Se vive escribiendo cuando escribiendo se vive.
Escribo con el corazón en el puño.
Escribo para no morir.
Escribo para no matar.
Escribo armada hasta los dientes.
Escribo hasta desarmarme.
Escribo considerando los silencios como una nota musical de mi escala de astrolabia.
Escribo donde la palabra me escribe para inscribirme.
Escribo sin permiso con su permiso.
Escribo desde el kaos para llegar al Orden, a veces no…
Escribo para reivindicarme al amor.
Escribo para no perder los sueños que me sueñan.
Escribo desde mí hacia ustedes.
Escribo en todas las voces, en todas las veces que soy y hasta cuando no soy.
Escribo porque la chispa divina me enciende.
Fuego y pasión mi derecho natural irrenunciable; con la cabeza en alto, con el pecho desprendido
con la pluma ajustada, escribo, escribo, escribo…
Cuando analizamos la estética de Fanny Jaretón (y estética porque es una intencionada búsqueda de orden, a partir de cierto caos, redefinición de su Anymus, tal que discutimos en el ensayo El humanismo erótico de FGJ), vemos su coincidencia con la teoría de la performatividad de JP. De hecho, la noción butleriana del performance sirve para escenificación de las tensiones de la memoria o, en otras palabras, como reflejo o cita social de grupos que llevan el tema de la violencia, la guerra y la violación a los derechos humanos.
La teoría de la performatividad se ha aplicado por grupos de arte y de organización política para compar con los sentimientos de las Madres de la Plaza de Mayo durante la dictadura militar argentina en el campo público o los atentados contra las comunidades judías. Hay otro poema suyo que me inspira la asociación de las teorías butlerianas de performance y la pequeña novelita mitopoética sobre el heroísmo protagónico de Judit en Betulia, antes de morir de 105 años.
LAS MUJERES LIBERADAS SEXUALES: El poema Yudiths de FGJ
¿Ha tenido que venir Heiddeger, Kafka, o Max Scheler
para decirnos que si el hombre no elige a Dios elige a un ídolo?
o sea, dinero, fama, poder y aún sus bienes espirituales...
¿Que sólo ansía para sí, para reconocer quiénes somos?
¿Quiénes somos en la boca que me nombra?
En la muerte anunciada por los nietzchistas.
En los salvoconductos que esgrimen las pautas discursivas.
Y tienen que venir, ahora, representando al falo-falso
paradigma de la mujer
que hebra-hembra Liturgia del Pueblo del Libro
aquel remendón del cuerpo girando hacia atrás.
¿Cuál tu curiosidad?
¿Tal vez el miedo de abandonar lo que mal atesoramos?
Las mujeres liberadas sexuales.
Expirando el sudor frío por las caderas estrechas
Androides esas defensas que se creen con la potencia absoluta.
Tuvieron que venir las anfitrionas del festín del Rey
Para seguir marcando la distancia entre femenino y masculino.
Acaso hay que descubrir la pólvora para explotar en el verso:
«la rosa es sin porqué, florece porque florece»
Pero a la hora de la Verdad le brotan humedades de verdades.
Y he de decir aquí que soy deseada por hombres y mujeres
a igual conducto de una conducta mal aprendida.
Ella es la socialculpable, la absolución hipócrita
en la ¡hostias! de la razón que no larga por temor
a perder la razón.
Están todos locos, hurones raspando la piedra
de la filosofía con uñas impregnadas de tierra corrompida.
Mierda abonando el cementerio de calaveras en el ser o no ser.
Estu-odiosos perdiendo la visión con el cristal libídine mal parido.
¿Estaré hecha de miel enaltecida,
o será que miro con temblor de antes?
No es la sexualidad, no es el cuerpo, no es el rincón
en el que asumimos ser Dios por Saber sin Creer.
Donde dicen que hay huevo pongo los ovarios.
Pongo la sangre estremecida, el terraplén de lo no aprendido.
Con esta pulsión sexual derribo la energía psíquica dispersa vanamente.
Derribo todo blablismo. Escuchar y callar. Sisal apredesaprendido.
La Torá ha venido para los que saben leer sin puntos.
Primaria la be al pe que llena de Luz nos hizo.
Nos Hace en este Presente comprometido.
Porque mujer y hombre a su semejanza
Semblanza en su panaim
que por alguna razón extraña a los extraños
no se les permitió Ver.
analizar
Por otra parte, JB expone reveladoras teorías en su libro Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity [New York: Routledge. 1999. 1990]. Así, como al hablarse de mujeres problemáticas con su consciencia de género, se ha hecho escándalo, el homosexualismo del varón lo es.
En lo personal, pienso que será la neuro-ética la que dará la mejor respuesta a las causalidades de planteos como la verdad de esta condición. Es el por qué iniciamos este número de Sequoyah con unos esbozos de la importancia de los estudios de Georg Northoff y sus aportes a la la neurofilosofía.
Advierto que leí el Eros de Marcuse, entre 20 o 25 años de su primera edición, pues, es la época en que se pone de moda leerlo y los pensadores frankfurianos dominan la escena intelectual norteamericana. Tenemos, Judy y yo, lecturas comunes, aunque mi Teoría Crítica se interesa menos en una subversión de la identidad, o esa ruptura de género que a ella la consolidó en el lesbianismo. Me interesa filósoficamente la líbido, el proceso socio-político que le impone afectaciones, la posibilidad de que con la líbido se pueda armonizar el hombre, en el sentido del anhelo de Reich, al proponer el ergón, o la líbido liberada del odio y la represión. Sin misoginia ni homofobia, estamos en el principio del placer. Para mí, Freud fue importante y será Northoff quien separará, hasta desechar, los prejuicios que hay con su legado.
LA CONSCIENCIA DEL DESEO: La consciencia de deseo, como algo filosófico y como praxis humana, política, data de mis primeros poemas adolescentes y para chico tímido como fui -- tuvo que representar un despertar y un instrumento de autoliberación. Entender la relación de Deseo y Política / o Eros y cultura represiva / lo debo a los filósofos de la Nueva Izquierda (de Marcuse a Reich, de Benjamin a Fromm). En vista del reciente número de esta revista, dedicado al erotismo como humanismo, que es la forma como lo entiendo, según se devela en la poesía de Fanny Jaretón, haré una ligera reseña de las ideas de Judy.
Al menos, desde 1990 al presente, sus libros hablan de dos cosas que aterran al machismo cuando el asunto es la guerra de los sexos, o problemas de géneros («subversión de la identidad», en su jerga) y el temario de Judy Butler es, sin duda extemporáneo: los límites discursivos del sexo, el discurso que excita, el poder y las teorías de sumisión, el «deshacer» de lo sexual, la vida precaria que se esconde detrás del poder del luto y la violencia. Entre más de una docena de libros publicados, los más recientes reencuentran un diálogo con la izquierda; hablan de transformación social y movimientos de mujeres, hablan de contingencia, hegemonía y universalidad y dos que leí recientemente son muy importantes: Los marcos de la guerra [Frames of War: The Politics of Ungrievable Life (2009) y la necesidad de dar cuenta de uno mismo, que es el tema de Giving An Account of Oneself (2005).
Desde esta perspectiva de este último libro es que hablaré acerca de Judy Butler.
Desde la edad de 14 años, JB es lesbiana y feminista. En una entrevista que leí durante el año 2001, realizada en Berlín, dijo a Regina Michalik, que el lesbianismo la llevó al feminismo y la política, es lesbiana «porque quise a alguien, a una amiga, muy profundamente. Y luego me hice política a partir de ello, pero como resultado».
EL SEXO ES SOCIALMENTE CONSTRUIDO: Judy es popular como pensadora. Admite no ser una profesora típica. Es antipuritana. Su libro Gender Trouble [1990] [Género en disputa: en su versión española] vendió más de 100,000 copias internacionalmente y fue traducido a varios idiomas. Se da el lujo de impugnar a las vacas sagradas del feminismon legaloide y académico como cuando se opuso a Catharine MacKinnon y sus argumentos sobre la pornografía que son, como bien dijera JB, el respaldo a que el Estado tenga el poder incuestionado a la censura. Butler entiende que conceder ese poder de censura es un retroceso y reformas legales, realmente interesadas en el cambio social, deben ser más imaginativos para combatir la opresión patriarcal.
Aludida como una de las superestrellas de la Academia en los '90, con estudiantes gradudos que le son devotos a través de la nación, Butler es considerada la más famosa de las feministas de los EE.UU. y la más brillantemente ecléctica de teórica de la sexualidad de la reciente cosecha; además: «the queer theorist par excellence»; pero se queja de que con la celebrida viene, por igual, la desfiguración: «A veces me utilizan como una especie de ejemplo de la monstruosidad. Tiene que ver con puntos de vista homofóbicos o explícitamente anti-semitas o misóginos. Tal vez le preocupa a la gente que sea tan claramente lesbiana y no una lesbiana femenina. Mi tesis sobre la construcción social parece asustar a la gente, la idea de que el sexo es culturalmente construido».
La autora reflexiona sobre el rol del sexo en la concepción de una sexualidad natural o de género coherente y desafía explícitamente las cuentas biológicas del sexo binario y de género asimétrico que impone una heterosexualidad compulsoria. Hay un discurso regulativo que concierne a la construcción cultural de los cuerpos, en cuanto sexuales. El cuerpo es parte de un discurso escondido y la supuesta obviedad del sexo como hecho natural biológico debe ser estudiada. En la opinión de Butler, en su libro El género en disputa: El feminismo y la subversión de la identidad (2001) [México: Paidós. Visor]: «El género no debe interpretarse como una identidad estable o un lugar donde se asiente la capacidad de acción y de donde resulten diversos actos, sino, más bien, como una identidad débilmente constituida en el tiempo, instituida en un espacio exterior mediante una repetición estilizada de actos».
LOS CUERPOS EXCLUIDOS: Convocar a los cuerpos excluídos a la resistenca, a que se apropien «del lugar de la exclusión, para desde ahí constituir un nuevo lugar de enunciación» es parte de las enseñanzas de Judy, como filósofa de «lo queer, término despectivo que designa a los maricones y marimachas», pese a que parezcan degenerados en el ejercicio de su exterioridad, ella les invita a mostrarse y dejar de ser excluídos. En consecuencia, la gente reacciona con miedo. «Piensan que hago creer a la gente que sus cuerpos no son reales o que las diferencias sexuales no son reales.Creen que soy demasiado carismática y que estoy seduciendo a los jóvenes. Pero también que marco una generación entre las feministas mayores y una generación más joven de pensamiento queer y temen que pueda haber una brecha».
SER JUDIO ES ALGO SOSPECHOSO: No le preocupa que se le catalogue como parte del «anti-americanismo» o del imperialismo americano o del imperialismo cultural americano. Respeta su diversidad ética y cultural por lo que dice: «No soy religiosa, pero practico algo. Y quiero que mi hijo lo aprenda como una tradición cultural más que como una práctica religiosa. Soy una buena chica judía del medio oeste, con bastante buena educación. Mi familia era de Hungría y de Rusia y mantuvieron vínculos con Europa. Muchos de mis familiares vvieron allí en la década de los treinta y se murieron durante la guerra. Mi abuela siempre fue muy clara y quiso que yo volviera a estudiar a Europa, así que vine a estudiar a Heidelberg en 1979. Mi madre y su generación estaban preocupadas por mi viaje a Alemania y pensaron que podría ser difícil siendo judía. Pero mi abuela me dijo: «Sí, anda a Alemania. Los judíos siempre fueron a estudiar a Praga, a Berlín, sí, anda».
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