Saturday, October 15, 2011

El talibán boricua y Lolita / Narrativa puertorriqueña


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Por Carlos López Dzur

El talibán boricua y Lolita

«Lo han puesto en sitios que él ni visitó. Si la gente lee bien y conoce la historia, no estuvo ni en Bosnia, ni en Kosovo. Cuando sucedió eso, que estaba la guerra en esos países, mi hijo estaba en Estados Unidos. ¿Cómo es posible que una persona que trabaja en Taco Bell financiara eso?.... El sólo ha sido discriminado por ser latino, haberse convertido a la religión islámica y haber vivido en Oriente Medio, donde tuvo esposa e hijos»: Estela Ortega, madre de José Padilla y, desde 1989, residente de Fort Lauderdale
«No debería existir el clandestinaje», era una de las pocas cosas que él susurraba cuando ya, a tanto golpe de tortura, había entrado a catatonías, a pérdida de conciencia.

Padilla fue arrestado en el año 2002 en el aeropuerto internacional O’Hare de Chicago. Le quedan algunas imágenes intrasíquicas del por qué fue detenido y condenado a 17 años de prisión. Dijeron que planeaba la detonación de una bomba sucia radiactiva. Durante tres años y medio, sin presentación de acusaciones concretas y evidencias, se le aprisionó como combatiente enemigo.

Algo es obvio cuando se le escucha y cuando se ha seguido su vida sin odio. Fue un universitario brillante, estudioso del Corán y, en sus venas, valga como metáforas, fluyen los números y las ecuaciones. Fácilmente, con su intelecto, se cuajaría un físico nuclear. O un ingeniero. O bioquímico. Mas han sido años, desde antes del 2002, de hostigamiento. Un día decidió casarse con una mujer musulmana, tener jijos con ellas. Cambió la cienia por la meditación y la ambicione spor un empleo en Taco Bell.

Está convencido de que su ejemplo vale más que su palabra; pero, por desgracia, nadie cree siquiera en su palabra.

Lo que dijo es simple, lógico y autoevidente. Fue torturado inmisericordemente. Le faltan casi todos los dientes. De su boca no se cayeron solos ni los labios se parten por exceso de sonreir cuando no hay nada que festejar. Así, con evidencia tan visible, presentó la querella para que se investigue. En vano. Un juez federal en Carolina del Sur rechazó su demanda. Sin ver el caso le dijo que él miente. El FBI no tortura. «Tal vez si hubiese sido en la Base de Guantánamo. Usted miente. Se le caen los dientes por embustero».

La prensa de Fox vende su estampa: «La de un mentiroso. Enemigo de los Estados Unidos».

El Tribunal de Apelaciones envió el Caso del Terrorista Boricua a nueva audiencia de sentencia, una vez que Padilla y dos coacusados de conjura fueron hallados culpables en el 2007. El juicio duró el tiempo suficiente, tres meses, para que se inventara lo necesario para inculparlo y que se aplican las torturas. «El paquete estaría bien hecho de blasfemias a fin de joderlo». Cuando se confirmaron los veredictos, el Talibán Boricua parecía haber cometido infinidad de perversidades y delitos, ahora más concretos: enviar dinero, reclutas y suministros a grupos extremistas musulmanes, entre ellos al-Qaida.

Y mientras estuvo recluido en la Prisión Naval Consolidada en las afueras de Charleston hasta el 2006, antes de traladarse a Miami, se le torturó al punto que sus enemigos vendrían como inevitables fantasmas de la energía. José Padilla se preparó a morir, apenas soñando con su regreso a Puerto Rico. Imaginaba a emisarios del Pueblo del Sol y el Agua, «la tierra de Borinquen / donde he nacido yo / es un jardín florido de mágico fulgor»; vedándole el acceso.

Ahora el país al que soñara su regreso está tan reventado por el sufrimiento, sin auto-sustentabilidad, sin soberanía de ningún tipo, montado en violenicia, drogas y cinismo que las «hijas / hijos / del mar y el sol», se han convertido en Hijas de Hécate, seres infernales en cuanto con artificios de ideología y espejismos de deseo, se autodestruyen. Ellas embaucan y devoran a las municipalidades. Y cada año, entre 800 a 1,000, jóvenes y adultos son asesinados. No falta el suicidio de 300, o poco menos, boricuas de ambos sexos y edades.

Filóstrato lo advirtió, metafóricamente, en «La vida de Apolonio de Tiana», pero ya, desde El Gíbaro de Manuel Alonso, sociólogos y médicos examinaron sobre tal patología. Vienen las Empusas con la factura flatulenta de Mary Pili, seres disparatados, jugando a ser sirenas seductoras, colgándose de alomares.

Otros seres trepadores, como Norma Burgos, htambién irrumpen. Navegan con los mismos iracundos en las calles y playas de Vieques o Culebras. Desean posicionarse. Falsos patriotas. Miran muy alto hacia los nidos de águilas, por hambre de poder, apetecen ínfulas pipiolas. Una vez planifican las demagogias crecen, engodan, medran. U se meten, de culo o de refilón, en las Legislaturas. Así cobran las dietas de la sangre del pueblo y los sacrificios del mismo.

Otros ser-entes hay que son como danzantes exóticas. Bailan con los tubos entre las piernas, con breves pantaletas a media nalga y terminan encumbradas en el Senado de las colonias pues se han transformado a voluntad en todo lo que desearan, sean dominatrices seductoras, chupadorasl de semen, sangre o saliveros de los jóvenes o en animales que sólo se perviven para sus apetitos, en consistencia de vitalidad. Sólo son cerebros vacíos, «vaso vacío revestido de apariencias quiméricas y cambiantes».

El conde de Lautréamont les llamaba artrópodos mandibulados que adquieren, ocasionalmente forma de mujer, ¿y tú, Kafka? ¿los sospechaste? ¿Qué nombre les díste? ¿Viste como Dalí, con ojos poliédricos, que la Empusa pauperata es el alma pequeña de las colonias y pueblos, incapaces de ver su abundancia espiritual? Sus moradas son mogotes kársicos que se pueblan con criaturas insectíveras, en rigor, tan delgadas y horripilantes en su apariencia que se mimetizan con ramitas y hojas de hierba, mas luego crecen y se pegan al alma de las vacas y, en el Senado de los pueblos, son las cenadoras de hamburguesas, donas azucaradas y excresencia chatarra. ¿No víste una empusa en Evelyn Vázquez? ¿En Lorna Soto, hija de Chemo, el cazador de gárgolas y chupacabras? ¿No víste que la senadra Raschke mueve eejércitos de empusas?

Ella es como emperatriz de las sabandijas vampíricas, en cruces de caminos, en sinagogas de new-born-sanobasbitches's fakeChristians, allí donde E. K. T, es el ELA y categoriza sus conjuros como fe, siendo corrupción y estupidización para el alma, ahí se revuelca en sus impulsos y su fuerza centrípeta el shííta que odia las teocracias ayatólicas... A ella, la senadora y a Wanda Rolex, José envió mensaje cuando las vio en prédica evangélica antes de su arresto. Hablaron como seres odiosos e intolerantes contra el islamismo y el mundo árabe.

Una de ellas advertía sobre la desaparición de naciones europeas bajo el Imperio de Mahoma porque «el Finl está cerca». Ambas, atemorizadas por el colapso demográfico de Europa y la inmigración masiva de árabes, con el peligro de convertir a las naciones europeas en mayoritariamente islámicas para mediados de este siglo. «Y si Europa se entrega a Alá, a Mahoma, Norteamérica se queda sola; perderá las guerras en que se inmiscuya, por carecer de aliados, y advendremos a una nueva Edad de las Tinieblas».

Estas son las voces de las educadoras de espiritualidad. «¡Pues es mejor no regresar!», reflexionó Padilla. «El día que salga del presidio no vuelvo».

... porque la isla está llena de Magarus, que con modestos ventarrones desalientan la auto-sustentabilidad interior, la conexión con el alma verdadera. Si tienes el alma como polvorón, el pequeño ventarrón te la dispersa a las ventas del carajo. Es un burdo materialismo lo que ventean las iglesias de Font, Rashcke, De León, los Mita y los acólitos del Presidente Bush son como la síntesis de las iglesias neo-evangélicas. No lamentan violencia ni pillaje, sólo la acelerado decadencia de la influencia estadounidense en Europa. «Que hace medio siglo, por lo menos, que los EE.UU. fue una superpotencia, reduciéndose hoy a ejecutivos gerenciales de mediano nivel. «Que en manos de chinos comunistas estamos, pero el futuro es árabe, oi libio, afgano. Oremos, hermanos».

Por incentivos a la mayor dependencia, estas empusas rezan a ese Más Allá, en los cielos ventoleros de Magar(USA), cuando la soberanía real «ha de buscarse en tí», pero no creen en la inmanencia que es tan básica para que no reducirse a polvareda. Los gestores de este sistema global, no equitativo, son estas hembras en celo, junto a estos hombres vulgares. Allí un payaso que echa los caracoles, lee las borras de café y tiene en su casa sus críos al a buena de su dios, el narcotráfico.

En la Chuchín's Land, aún descendida a la tierra como Sión del Cielo, Borinkén pierde. Y Pocho Padilla lo vio en su visión-delirio, por tanto electrochoque que le aplicaron a sus sesos y testículos.La crueldad del enemigo no decrecerá ni por ataques de Tarunda / que parezcan haberlo matado y e hayan echado que contra él. Jamás Padilla / el pepiniano / entendió ni dijo que, endebleciendo su persona hasta dejar pasiva / tanto como a la patria, resultará un crecimiento para la identidad verdadera . Al contrario, otra empusa, Garula, más gorda que Jeniffer-Go, tomará el mando. «Se suma a la tarea de empequeñecermos».

Estas otran trabajan con ventosidades. Son puercas. Hijas de los pedotes. Padilla maldecía las Garulas(s) del coloniaje porque éstas ya venden hasta las naciones que no son suyas. Combinan la corporocracia, el imperialismo (al que nunca mencionan por su mpmbre) con su defensa al Estado oligáquico; y hablan de la misma porquería que Rashke y Wanda Rolex, en torno destruir en el mundo los Estados nacionales soberanos y, en particular, cuando sus valores e ideales autóctonos no son proclives al estilo de vida occidental. El papel intervencionista que los EE.UU. se asigna entra en choque con otras culturas.

«Este es un país obseso con el choque de civilizaciones. Mi única transgresión subversiva ha sido volver a las enseñanzas del Corán, apartarme de valores, ya profanados por el Mainstream y demonios que circulan en cruces de caminos», dijo.

De las Empusas que Padilla más odiara, una la llamaba Mazio, que utiliza la energía eléctrica y con ella originaba todos los daños. Seguramente, hablalba sobe empusas como Miguel Cordero. «Mazio daña, no unos pocos enemigos, a todos, / damage is on all enemies». Y después habló sobre la Unción de la Iracundia, del ungüento de la ira / Rage ailment / que sólo la cuarte parte de los seres humanos que han sido considerados enemigos de ls empusas reciben.

Cuando Padilla, el Talibán, aún podía verbalizarse, describió el proceso del provoké. «And there's a 25% chance of inflicting the Rage ailment on an enemy». Y el Enemigo es siempre un subversivo, alguien que sospecha, examina crítica y amargamente, las políticas de la Cólquida. El sabrá cómo pondrá a Odiseo frente a Polifemo.

A más le piden que diga la verdad, infligiéndole las torturas, con esas pócima de provoqué logran bastante, mas no entienden. Y el Ungüento de la rabia es muy lesivo. Padilla quedó loco, lelo, mudo, desde entonces, pero dijo esa verdad: «El lugar de la verdad es evitar que el Estado nos explote. Hallar el propósito de país otra vez e irse lejos de los controladores».

Y le preguntaban si aprendió, entre otras cosas, a fabricar bombas sucias... porque presuntos infomes relacionados a anhelos de ser Latin King ya los tienen. Falta su firma confesatoria, validadora en testimonios recaudados tan minuciosamente por el FBI... «Firmas y hasta puede que salgas antes? ... firma y regresar al mundo libre».

Lo que en tales declaraciones falaces se dice no lo admitiría, mas es el arma en este instante ue Mazio, la Empusa temible, le aplica. Terror de los terroristas untarse ese ungüento o beberlo como pócima.

Yo, José Padilla, sólo soy un brutal pandillero de sangre boricua de los que abundan en New York y Chicago y me gusta usar la bandera de Puerto Rico como una cortina de humo para tratar de tapar el desmadre que cunde en NY y en la isla... He sido criado gratis con muchas ayudas federales y soy un cari-lavao, admirador de Yujiké, patriota boricua pero que escribe en ingles sus críticas contra de la Nacion Americana y, seguro quiere ser como él, aunque no soy wewyorrican, pero sí vivo de gratis a costilla de los trabajadores americanos y, aunque mi barriga se harta gracias los gringos, me enogullezco cuando les quema las espalda al gobierno americano.

Yo, José Padilla, soy el único que puede matar, después de Dios. No el Presidente de los Estados Unidos y, como combatiente, quise colocar la llamada bomba sucia y hacerla estallar en Chicago con la posibilidad de que matara hasta diez millones de seres humanos y, entre las victimas, en el barrio corrupto de boricuas, todas las empusas...

Yo, José Padilla, conocido en Pepino por Pocho, y en mis círculos como también conocido como Abdullah al-Mujahir, soy hijo de Doña Estela y familia directa de Hiram Torres, ex-candidato a Alcalde por el Partido del Pueblo (nacionalmente dirigido por Sánchez Vilella, primer autonomista verdadero, germen del soberanismo). Del Hiram mentado saqué sangre de indio, pues, José Torres «Pino», alias el Indio, fue de mi cepa y contratista de construcción, el más sabio y exitoso de su pueblo. De la esposa de Don Hiram y Maíta, soy cepa... Confieso que familia más inteligente no ha habido en Pepino: ingenieros, farmacéuticos, médicos, maestros, matemáticos, químicos de primer orden y yo puedo hacer una bomba sucia, y aprender en un par de años el árabe, y leer el Corán, de atrás pa'lante y entenderlo, y convertirme en un tremendo amigo y aliado de los Talibanes de Afganistán.

Yo, José Padilla, llamo sabandijas coloniales, empusas del Imperio, artrópodos mandibulados, Mantis pauperata, a quienes no comprenden los planes o mis actos en Chicago, Illinois, y creen que soy una gran mancha, o una traición inmunda, en la agonizante sociedad boricua. No le acepto al Tribunal de Apelaciones federal de los Estados Unidos autoridad sobre mi persona. Ya me declaré libre de La Cólquida y las Ciudades Impenitentes. Ni admití como válida la sentencia a 17 años de prisión contra mí ni sus empeños en anularla por considerarla demasiado indulgente. ¿Qué es Miami, capital del crimen político y narcocracia, qué es el panel de tres jueces de la Corte de Apelaciones federal para el Undécimo Circuito que falló diciendo que muy ligera se me dio sentencia? ¿Qué justicia se habrá de confiar si piensan como las chusmas empusariales que gritan 'a ese traidor boricua no ofrezcan salvación ni tampoco abogado que lo defienda y que el presidente lo mandaea fusilar cuanto antes el presidente quiera... Esa es la justicia que uno espera de las Empusas descritas en Los Asambleístas de Aristófanes, y sé que por envidia, rechazan que compartamos millones de dólares americanos si los gana el talento boricua, sea para hacer para el bien o para hacer el mal..

Yo, José Padilla, impugno a The O'Reilly factor, chillerío noticioso de empusas en Fox News que me difaman junto a Ricky Martin y Mark Anthony... ¿Quién es Bill O'Reilly para exigir a nosotros, tres puertorriqueños, que pidamos perdón a la Nación Americana por el daño que hacemos, cuando somos patriotas verdaderos, y condenamos la opresión y la administración Bush? Y se han dado el gusto de filosofar en torno a lo que es ser criminales, terroristas, subversivos, y no sabrían las diferencia entre las motivaciones mías y las de naciones, gobiernos e instituciones que no son amigas de nadie... Declaran sus guerras para esparcir hambre y bdolor entre civiles y beberse el petróleo de la Tierra.

Yo, José Padilla, me siento más amigo de Afganistán y sus talibanes que del Gobierno de Puerto Rico y de los EE.UU. que, en mi vida y en las de miles, sólo origina escasez, prohibiciones, impuestos... Yo me cuido de ese sistema. Es el enemigo. No está para defenderme, sino para esculcar en mis pedazos. Robarme mediante el IRS. Cobrar hasta lo que no es suyo ni merece, dejarme pobre.

Yo, José Padilla, afirmo que ignoro quién es Anwar al-Awlaki, combatiente islámico, militante americano y presunta figura prominente en las ramas, alegadamente poderosas de la red Al-qaeda y, aunque hablemos fluídamente el inglés y haya sido posible comunicarnos, nunca me comuniqué con él y, si lo hubiese hecho, no lo diría porque las armas no se les da a los enemigos.

Yo, José Padilla, defino el clandestinaje como una opción protectiva cuando ya no se puede vivir a la luz del Sol, la paz y justicia de tu país, porque está siendo saqueado y las autoridades públicas son parte del saqueo y la opresión. Es triste que uno tenga que esconderse del goboerno en vez de ir a él con confianza. Uno es sospechoso para el gobierno y, sin deberla ni temerla, él te busca para callarte o matarte. Y la moralidad del clandestinaje es defender tu vida porque no hay diálogo.


En aquellos días en que tantos puertorruqueños dijeron que Oscar López Rivera, el machetero, es hombre bueno, patriota que por 30 años ha sufrido cautiverio que no merece, dentro de ls prisiones federales, se lanzó la campaña «¡Libertad Ya!» y al pepiniano Talibán le habría gustado firmar el petitorio de su liberaión, marchar, organizar, darse un quehacer por hombres como él. «Otro pepiniano como yo», pero, ya no tenía voz. Ya no firmará, no puede, porque sus ojos no saben mirar, por perdidos, menos leer; ya no identificaría su nombre ni sabría distinguirlo de oyotros, como son los nombre de los gatilleros de Toa Baja ('Sammy Gatillo' Báez, sus cómplices sicarios Vélez Andino y 'El Enano; todos involucrados en su «triple asesinato»), y ni a su mismo nombre él haría justicia, porque alguien le acusa de ser un pordiosero de poder, «a sort of Latin King» o seguidor de Yujiké, o el proveniente de la tierra de los chucapacabras de Chemo Soto... Es ahora que no entiende la diferencia entre La Cólquida y el mundillo de carros de lujo, Benleys, y arenas de caracoles místicos del Senador Chuchin, comandante distrital de ChuchinLand en las puñetas del Carajo. O el Capitolio de Puerta de Tierra. Mas él habría firmado, él sí, si le hubiesen dejado sano el entendimiento.

Un día, dentro de la celda en que está, oyó su apellido, y la mención de Puerto Rico. Algo pudo sonar familiar. Un tal García Padilla dijo, en esos mismo días de activismo en favor a Oscar López Rivera: «No es cosa de firmar o no firmar. Es cosa de ser, o no ser, y no hay diferencia entre Oscar y Lolita. Ambos son terroriatas». La Lolita de su acusación, ¿quién será? ¿y quién Oscar? «¿Y es mi nombre Pocho, o José? ¿Y soy Padilla o me han inventado ese nombre las empusas que me tienen aquí?»

Tanta sería la inquietud de esos días, esas incertidumbres, que se le inyectaba somnníferos y tranquilizantes. Había que despertarlo con sacudidas para que comiera y sobreviviera hasta cumplir con los años de sentencia que se le han dado, a partir de ahora en la edad de de 36.

Hay días, con ligeros destellos, para José Padilla. Se le quedó el mote. El Talibán. Le hablaron recientemente sobre Lolita, por un gesto piadoso o cortés. Fue en los primeros días de agosto del 2010. Primero le dijeron la quién es / seguro que ya no recordara mucho o nada sobre Dolores Lebrón Sotomayor. «Lolita Lebrón murió». Y le dirán: «Mira si tienes suerte. Estás vivo. Ella cumplió 25 años en prisión y está muerta». Enfatizarán en la enormidad injustificable de lo que hizo: Con un grupo de extremistas, terroristas, subversivos, albuzyístas, nacionalistas, puertorriqueños, hijos de sus putísimas madres, atacó la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Fue en 1954, «but Glory to God! she is now dead!».

El día que colgaron a Saddam-Hussein le hicieron el mismo favor. Sacar una sonrisa estúpida de su rostro. Fueron con el Talibán boricua a expresar regocijo; pero, Padilla ni se inmutó. Tampoco se inmutó cuando el juez Richard Gerge le dijo que no tiene derecho a apelar ni definir lo que son sus derechos constitucionales y cuviles porqu fue un distribuidor de propaganda islámica y dio apoyo material a terroristas, junto a otros dos presos. No existe tortura ilegal cuando se es un terrorista.

Este día, sabida la muerte de Lolita. fue distinto. Se han recrudecido difusamente unas ganas de morirl pero incapaz de pensar en suicidio. El hambre puede que más que organizar el pensamiento de una huelga de hambre. ¡Sólo sabe que quiere morir; pero ni siquiera sabe qué es morir o so Talibán es su nombre, o si Pocho, o si es José!
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