Monday, May 04, 2009

Trayectorias de un errante




[De la escritora y poeta Martina Soto sabemos: Que es médico y siquiatra. Biografía Nacida en Argentina, en 1956, reside en Suizas. En carta nos comunica: «Yo soy una argentina, de la generacion sacrificada. Estudié en Rusia en la época que ese pais era la Union Soviética. Mucha gente creia en el comunismo, no salio, pero pienso que debe haber alternativas... Yo milito en el partido socialista suizo, no son combativos como un latinoamericano, pero yo tomo las cosas como vienen, con mas calma que a los veinte años, me cuesta avejentar, pero yo naci en 1956, y la vida sigue. Siento que tenés un alma sensible a los males del planeta, yo tambien, en eso te siento uno de los mios. Un abrazo»].

Por Martina Soto-Kohler / Ver Martina Soto en Sequoyah 26 / Blog 1 / Blog


Mi infancia

Yo crecí de golpe
en un país extraño
al sur de mi planeta.
En medio de un espacio
con playas calientes,
calladas y hechiceras.

En ese lugar parece
que los Dioses se callaron,
hace varios siglos.
Quizás se quedaron silenciosos,
hablando muy despacio.

Yo escuché a veces
sus voces embriagadas por el paisaje
Y el olor ocre de arena y sangre.

Yo nací allí,
donde las olas adormecidas
se llevan los secretos de pueblos antiguos,
con los rostros de pocas palabras
de mis abuelos ausentes..
Ellos se callaron para siempre
sin ver los capitanes con sus barcos anclados,
y los títulos de nobles europeos.

Mis abuelos se durmieron
para no ver a sus Dioses vencidos.
Allí donde se quedó mi historia,
enterrada cerca de la playa,
en un cuaderno sin memoria
entre los muertos y el olvido.

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A mi pueblo

Yo Abandoné mi pueblo
un día de madrugada.
Casi sin darme cuenta
fui dejando los montes
de aromito, algarrobo,
de ñandubay y de ceibo.

También quedaron atrás
aquellas playas tan tibias,
con el canto de los pájaros,
habitantes de las islas
de mi río Paraná.

El río que acunó el sueño
de mis años primeros,
se quedó en un concierto
silencioso y callado.
A veces aún lo siento,
lo oigo en algún lugar
de mi nostalgia eterna,
en un extrañar que ya es mío.

En los momentos de magia
no pueden faltar los duendes
que vestidos de fiesta,
se aparecían alegres
en la ronda de la siesta.

Duendes que tanto asombraban
los ojos infantiles
en las tardes calientes
de los meses de verano.

Cuando dejé mi pueblo
no sabía que era ida sin regreso.
En mi primer viaje
me fui en silencio a la gran ciudad,
con toda mi inocencia,
escuché a mi madre decir:
"En la ciudad hay maestros,
también se puede estudiar."
Casi sin creer caían sus palabras
con tristeza en el aire.

En la gran ciudad
el banco de la escuela parecía más frío.
Los niños no sabían de juegos,
ni de rondas, ni de cantos.

Mi perro buscaba la playa
tendido sobre el asfalto.
Yo Extrañé el olor a tierra
y las tormentas de verano.

Nunca más me bañé,
casi desnuda en los charcos
con mi perro y mis hermanos,
en una gran orgía de barro.

En el trayecto quedaron
mi muñeca de trapo,
mi cuaderno y un lápiz.
Los guardé en mi memoria
con los colores y el canto.

Después de media vida
llegó el momento
de cargar con el dolor,
que siempre fue callado,
porque es hora de duelos
de mi paraíso primero.

Duelo de la tierra arcillosa.
De la cocina de leña
Y de mi madre en la mesa ancha,
de pura madera.

Este duelo no es olvido,
es sólo tiempo que pasa
Y otra vez el dolor
de mi paraíso perdido.

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Mi país

A mi país lo llaman Argentina
y dicen que lo trazaron
reyes y gobernantes
de una Europa cansada.

En ese territorio interminable,
dibujaron escudos y escarapelas,
plantaron iglesias y catedrales,
organizaron municipios
donde se olvidaron de anotar
a los indios,
o más bien, los antiguos habitantes,
los guaraniés, los araucanos,
patagones, quechuas
y tantos otros
propietarios desposeídos
que aún hoy miran sus tierras
con alambrados y apellidos,
en un silencio absoluto
sin creer aún en el atropello.

Luego vino el gran puerto,
donde los barcos cargaron:
quebracho, redes y cereales.
En la madera cortada,
se fue también el alma
de mis antepasados.

Entonces empezó otra historia,
inventaron dos Argentinas,
una es la que llevo
en mis horas buenas,
con olor a monte de eucalipto,
con gusto a talita, hubajay,
Mburucuyá y pisingallo.
La que huele a río y pescado,
con los niños que corrían conmigo,
apegados a la playa,
junto a la canoa y al río.

También es mi país el puerto viejo,
con barcos abandonados,
donde mi hermano era capitán
y mi perro la mascota
de una tripulación imaginaria.

Hacen parte de mi Argentina,
la gente silenciosa de mi pueblo,
la que se levanta temprano,
sin ninguna esperanza,
de mejorar su sueldo,
la que admira el progreso
desde lejos y a veces en secreto.

La otra Argentina, la que no quiero,
la que siempre me duele,
es esa estirpe de asesinos
y militares perversos.
Los que mataron a mis amigos.
Los que jugaron con el dolor
y se hicieron cómplices del saqueo.
Ellos me sacaron hasta la ilusión
de pensar otro país.
Y de soñar mi regreso.

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Adios a mi gente

A veces crei perder a mi gente,
eran miedos de tumba,
de dioses muertos,
de montes quemados,
y de arboles sin semilla.

Eran miedos de mi tierra
maltratada bajo el ruido
de la maquinaria del "progreso".
Monsanto es mi pesadilla,
el monstruo del norte,
que viene en mis noches,
a devorarlo todo,
me asesina con su veneno,
nadie mas nacio,
de mi vientre cansado.

¿Como va hacer mi gente,
para volver a nacer,
detras de los traidores?

Yo vuelvo a creer,
como mi pueblo,
mis miedos se convierten,
en esperanza,
la vida quiere seguir.
De nuevo respiro el aire,
con el mismo perfume
de trueno y piedra.

Mi gente tiene el alma tibia,
y camina adelante,
con bocanadas de fuego,
todos me siguieron,
después del dilubio,
no hubo abandono.

Mi gente,
fueron mis dioses en las horas
largas de misas invernales.
Yo comulgo con todos ellos,
en un altar imaginario.
como pilares gigantes
me sostienen
y siguen
mis pasos.

Después de los domingos
mi gente viaja conmigo,
pasan secretamente
los controles en las aduanas
y aeropuertos,
ellos son mi tesoro escondido.

Gente mia,
dejenme sonar que los voy encontrar,
en la proxima primavera,
voy a venir con flores de seibo,
en mis pelos negros,
les traeré mi ultimo poema,
y vamos a celebrar juntos
la eterna alegria del rencuentro.

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Mis versos

Cuando mis versos
se me escapan,
y a mi nadie me piensa,
reaparece gris el cielo,
se arrincona mas
mi pecho,
tengo miedo
que nadie venga
a abrirme la puerta,
que no haya el mate,
de cada tarde,
ni las tortitas negras,
en la mesa de madera,
ya sé, no es posible
volver atras.

Voy aferrarme a mis versos
de muchacha desterrada
los llevaré
cautelosa
bajo el brazo.

Contra mis palabras,
no caeran los castigos,
no las buscara la policia,
van a sobrevivir
a la lluvia, y al tiempo,
ya no las va quemar el fuego.

Voy a antregarle mis versos
a todos mis amigos
los que se han escapado
de la jungla de cemento,
ellos a veces me llaman,
tienen miedo de perder
sus suenos,
y la ternura.
Mis amigos
no quieren perder
las canciones,
porque
entre los murciélagos,
ellos siguen siendo
los poetas del pueblo.

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El regreso

La primavera que vuelve,
me trae mi sueño
de verme
caminando en la orilla
de la playa de mi pueblo.

Veo los camalotes
con sus escamas verdes
y hojas en escudos,
para la calmar la furia
de mi rio desatado.

Veo a mi lado los pescadores
dormidos que me toman las manos,
y los camalotes que se pierden
taciturnos en mares lejanos.

Me siento dormir otra vez,
bajo los sauces llorones,
con el fuego de un sol de enero
y ser feliz sólo con eso.

Cuando vuelva a mi pueblo,
tendré pegada en mi piel
tantas tierras lejanas.

Tendré aún la nieve blanca,
casi eterna del gran norte,
allí donde se abrió en dos mi cuerpo,
una mañana de octubre,
para darle vida a mi niño maravilloso.

Tendré aún en mis maletas,
las montañas, silenciosas
y quietas, de este país pequeño,
con su gente discreta,
aquí donde otro niño
me miró por primera vez
con sus ojos claros y tiernos.

Y en el recuerdo voy a guardar
todos mis amores
en un mar de llanto,
también mis alegrías.
Tantos caminos andados,
como ríos inquietos,
a veces turbios, a veces claros.

Cuando reencuentre a mi pueblo,
tendré los pies cansados
de andar tanto el planeta.
Ya no distinguiré fronteras,
ni lenguas, ni banderas.

Cuando vuelva a mi pueblo,
voy amar mucho a mi gente
- los isleros que me enseñaron
a pisar firme la tierra,
y a poner la mirada extensa,
más alla de la playa,
mas alla de los barcos antiguos,
en la corona azul de mi cielo
sureno.

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Canto desesperado

Aqui yo estoy lejos
de todos, y quizas por eso
me duelen los montes
arrasados por el fuego,
o por la ira salvaje
de serruchos modernos.

Entonces quisiera
ser como el arbol
de hondas raices
que vive callado
en un paisaje muerto.

Quisiera tener un punto
cualquiera
y quedarme,
no importa si llueva,
si quema el sol,
si cae nieve o truena,
no importa si alguien
tenga un dolar,
si un nino muera,
si el infame progresa
y las espinas crezcan.

Yo escucho los arboles
milenarios que me hablan,
casi con susurros:

«Yo seguiré inmutable,
contra la mano sanguinaria,
que abre mi corteza.
van a desangrar mis hojas,
con su sabia verde,
y quedara mutilada la tierra».


"Nadie pudo venir
a evitar la catastrofe,
mi gente no pudo hablar,
mi madera es soledad,
el sol va herir el suelo,
sin mi follaje verde,
sin el monte, sangrara
la lluvia y el rocio."

"No vengas hermano,
todo quema en mi tierra,
de nada sirvio
tu lucha encarnecida,
si vuelves te va a doler,
tanto bosque quemado,
no vas a entender,
la victoria de la infamia."

No puedo dormir esta noche,
me duele la desolacion.
Me falta tu esperanza,
amigo de siempre,
y no quiero dejar
el monstruo irracionable
porque
pasara por mi sombra
y hasta me arrancara
del hueco en que vivo
si mi poco espacio
aumenta sus arcas.

Ya no quiero ser arbol,
voy a volver a la vida,
voy a existir en la piel
de una triste
poeta errante,
no puedo evitar nada,
aqui estaré fugitiva,
en una casa solitaria
perdida en este pais
de montanas.

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2 comments:

Martina Soto Kohler said...

Hola Carlos,
tengo el "presentimiento", casi la certeza que dejaste un comentario de mis poemas en algun lado, y no lo puedo encontrar, esta al principio del blog, dice "tengo la impresion que lo mejor de tu poesia aun esta guardado, es pura oralidad, hay!!! no me acuerdo bien...En todo caso, me hiper-interesan tus criticas, en genéral mis amigos y lectores solo hacen elogios, pero estoy segura que vos vas encontrar otras cosas "guardadas", si podés escribimelo, donde sea, aqui, en mi blog, a mi casa...
Gracias
Un abrazo
Martina

Martina Soto Kohler said...

Hola Carlos,
ya esta, lei bien este numero de la revista y encontré la frase, no era para nada un comentario para mi poesia, asi, que PERDON por molestar, hasta pronto.
Martina