Monday, October 27, 2014

EL FOLCLOR Y LOS ESPACIOS DE EMPATIA

Tipos folclóricos, populares
y pintorescos del Pepino

Carlos López Dzur



EL POR QUE DE ESTE ESTUDIO:
EL FOLCLOR Y LOS ESPACIOS DE EMPATIA


            En el proceso de construcción socio-cultural de los pueblos, se habilita una persona o grupo de ellas cuyo quehacer espontáneo, se confunde con el patetismo y ridiculismo. Factores diversos se cuelan al folclor social con sus rasgos y desfiguran su valía. Propondré una definición asociada a esta (persona / o grupo) que haga más preciso lo que sea el tipo popular, localista, pueblerino, o. en algunos casos, ‘pintorescos’, a fin de que se inserte sin sospechas, adecuadamente, a su justa dinámica social.

            Para fines de esta investigación sobre los tipos populares, folcloricos y pintorescos y como razón  básica para  el idenficarlos, quererlos e integrarlos a la cultura, dispusimos:
           
            (1) No se ha logrado formar un pueblo, en concordia y paz ideales, porque seamos simpáticos o buenos por naturaleza. No hay comunidades en regocijo total. Ningún pueblo es tan simpático que ha eliminado la aflicción y las contradicciones y San Sebastián del Pepino no es la excepción. Pero les anticipo que hay un hallazgo sociológico esperanzador. Todo es cultura arrancada de las dificultades materiales y los retos. La cultura es inseparable de las condiciones históricas en las que los seres humanos desarrollan su vida material. También existen, desde siempre, las relaciones de dominio y subordinación que son laqs que rigen el orden económico y social y desde ahí determinan, en cada etapa, la vida cultural de la sociedad.

            Ahora bien, el hallazgo es éste: La herramienta con que dispone la psiquis humana para expresar los flujos de los sentimientos en la vida se llama «empatía». Una comunidad, por mas grande o pequeña que sea, está sujeta y bombardeada por problemas sociales, desde los prejuicios cotidianos a la conducta violenta de grupos o individuos particulares. Todo ello obstaculiza el disfrute y expresión de lo empático.

            (2) A los llamados tipos en las tres categorías mencionadas corresponde una convivencia cotidiana con su espacio antropológico, contradictorio, irracional y vital. Pero porque «el mundo se hace para la conciencia, para cada conciencia», estos sujetos son estudiables y, por ende, reconocibles.

             Al referirlos como tipos no indico que hay tal cosa como un hombre genérico, más bien, al decir de Unamuno, lo que existe es «el hombre concreto de carne y hueso». «el que nace, sufre y muere, sobre todo muere», mas, en la mayoría de los casos, es un hombre atrapado por el encubrimiento y la nivelación, características del mundo público.
             De este 'hombre concreto / cotidiano' se opina desde cierta distancia y medianía que hace difícil comprenderles su auténtico QUIEN, o su persona. Quienes opinan noveleramente ante el TIPO (cualquiera sea) lo fabulan a través del «se dice que» hasta convertirlo en un DON NADIE / esto es, un 'quién' impersonal,  el  Neutro Se o el Uno [das Man].
             Esta es la teoría básica con la que desarrollaré el tema de los tipos (pintorescos, folclóricos y populares) tal como se valoran desde la plataforma de la publicidad [die Öffentlichkeit], o lo que se dice sobre ellos y, en realidad, oscurece las cosas de su cotidianidad al pretender presentarlos.
            Así, pese a lo encubierto de sus vidas o al ajetreo que ocasione la presencia de algunos de ellos en la calle, no son presencias del todo cosa sabida y ni sus personas accesibles a cualquiera. La riqueza de un personaje de pueblo puede pasar como lo más opaco. Esa es la tragedia de ser DON NADIE / o, mucho peor, ser el TIPO COMUN Y CORRIENTE. Equivale a un 'quien' entre el montón de quienes que solicitan la atencin de los otros y se le asigna un mote y, a final de cuentas, es uno d3 que no se llegará a conocer su verdadero nombre, edad y procedencia, pero su estampa sobrevive en la cotidianidad con un apodo.  Y la cantidad de empatía / simpatía /aceptación / compasión / que se le asigne… Por ejemplo: pasado el tiempo, ¿quiénes saben / o recordarán / el nombre de La Vaca, o detalles realmente humanos, de Guilimbo, Don Lion, Brooklyn, La CarlaMatineé, Brilly, Rita la pordiosera, Wilson, Macuca, Vivo, Pachanga, el Cuida-Carros y La Boba Cuatro-Deos Miguel “Cheveca”, Millán y las muchachas?
            De los tipos pintorescos y populares comprendemos que son epocales, mueren y se llevan sus secretos, dejan sólo su nombre en paulatinas dosis de vigencia y memoria que apenas se recordará, según haya sido el interés del curioso. A veces, por idealizarlos de alguna forma, construimos abstracciones con ellos. Decimos amarlos. Identificamos al pueblo con el personaje; pero un tipo pueblerino no es un logos, sí un proceso humano.

            FOLCLOR SOCIAL: Este ensayo es el homenaje a todos y manera original de entrar en el tema de la identidad de los pueblos. Es claro que son folclor social.
            Algunos fueron los aguadores cuando no había acueductos. Entonces, se le vio como imprescindibles, aunque después su función se diluyera y se dijera que son meramente anacrónicos, ¿Quiénes fueron los faroleros, cuanta fue su importancia cuando no habia servicio de electricidad? Los cargadores (con mercancía puesta sobre sus hombros y a pie) cuando apenas había carreteros, o vías de transporte expeditas para determinados caminos, los carboneros cuando no había el servicio de gas fluído, los sastres cuando el surtido era escaso en las tiendas y la norma fue la artesanal y propio / los hamaqueros / primera cama de la familia pobre... en fin, no siempre hubo almacenes modernos, pero si gente con una tarea peculiar de servicio. ¿Y qué tal cuando no había servicio de electricidad, o refrigeración, y ciertos alimentos había que entregarlos a domicilio, de mano a mano? De ahí los repartidores de leche y así ciertos combustibles: el carbón... Ahora puede parecernos claro la relación de esos tipos con la gratitud.

* Para fines prácticos de este libro, se designa TIPO POPULAR a gente que es admirada, se ha ganado el cariño de sus compueblanos y que por ello goza de popularidad o aceptación que les sobrevive hasta mucho después que han muerto. Es como los ya descritos dentro del folclor social: gente útil y trabajadora que han sido pioneros de alguna novedad. U oficio o actividad edificante. En este grupo ni pordioseros ni enfermos mentales.
            El tipo popular ha sido capaz de alguna 'osadía'. O cualidad, socialmente significativa.. Se les admira / acepta por razones que no sean partidarias. Ni sectarias, sino civiles / empáticas. O espirituales, culturales y sociales, El tipo popular puede que tuviese su gran ideal, algo profundo por lo que anhelara ser héroe, conocido o puede que atesorara un sueño como Don Quijote después de viejo y pobre. Puede que encarnara el espíritu de su aldea y que se tronchara el arquetipo de su anhelo. Cada ser humano anhela ser un reflejo de su propia vida y de su propio yo, pero en escalada ascesional / aunque no se pueda con la prontitud anhelada.

            POPULAR SIN SER HEROE ESENCIAL:   En cuanto al héroe, las opciones son pocas. Aún así, la literatura se estudia este tipo de sujeto / el hecho del folclor como una historia viva y posible / porque puede que aunque lo acosa el olvido, nunca se autoderrota, pese a su provocada decadencia.
            El folclor de lo heroico no se produjo para ser moda o gesto apogeo, o fenómeno común No está en competencia con otros modos de conocimiento. No es posible hablar de la muerte del folclor como no es posible hablar de la muerte de la historia. Ni de la desaparición del atruismo o heroico o sus mitos, a ratos decaen. William Blake alegó en sus Proverbs of Hell,  que el héroe cultural tiene la «visión espiritual, imaginación, poesía, oculta al entendimiento», que falta al tipo común y corriente. Lo asocia a un origen divino. La razón de ser de este remanente de humanidad, gloriosa y trágica, extravagantemente peculiarizada, es la oferta chocante de su accionar, el milagro de su sobrevivencia en medio de un mundo hostil, con demasiadas penumbras y contradicciones sociales. Quienes a sí mismos se llaman normales, coherentes, exitosos ciudadanos, son los márgenes de su contención, el ser que ellos echaron al olvido. Don Nadie los reprueba y los manda a los infiernos, en tanto los oyentes y aventureros, vecinos con rico soluto, quienes saben compenetrarse y perdonar las transgresiones culturales comulgan con ellos, «en un amor que es la expresión misma de su divinidad» (William Blake) cuando les admiran y buscan. O forman corillo por curiosidad o simpatía.
            Tristemente, por ahora, es el saber de oídas, el conocimiento de segunda mano, que se diluye, se falsifica o mistifica; también es cierto que si el folclor tuvo un creador individual y único, en algún nivel de la sociedad, pasará por la réplica de sus usos y aportes nuevos a ese triste destino. Cambiará y evolucionará, porque el conocimiento que pasa, de boca en boca, sufre muchas mutaciones.

            EL TIPO FOLCLORICO: El tipo folclórico refrenda la cultura del jíbaro o campesino por antonomasia y que en el contexto de Puerto Rico data desde temprano en la colonización española. Y el término 'jíbaro' no sólo fue de uso en Cuba y La Española, sino donde quiera que se poblara una isla por los taínos, pues el vocablo y hábitos de esta gente taína llegó con los pueblos originarios en su viaje por el Caribe, desde lo que hoy es Venezuela. «Jíbaro quiere decirhombre de la montaña, o gente del bosque, y teorizamos que fue una forma en que se autodenominaban los habitantes de Boriken. En Pepino fue igual. 
            Y el hecho de que de las rutas de la Guaira venezolana, la Amazonía, las Cuencas del Orinoco y las Guyanas, viniesen los indios y sus dialectos, no quita el respeto que el campesino blanco tuvo a éstos cuando los encontró en la montaña. Para algunos con la palabra jíbaro se nombra al poblador blanco de las montañas, pero el regionalismo que valida los contactos se fundará de facto cuando se piensa en la jibaridad como «…lo más entrañable y puro de la nacionalidad puertorriqueña».
            En el libro El Gíbaro (1859) de Manuel Alonso. todavía hay resabios de una referencia al campesino puertorriqueño, como uno «bruto, vicioso, mal vestido, ignorante y violento», pero eso tuvo que cambia y, cuando sucedió, se iniciaría lo que llamaré el 'espacio de empatía', espacio que no es la perspectiva de la élite europeísta isleña, sino un solver entre distintos grupos que contribuye a partir del jíbaro y su cultura, dentro de su folclor, a irse-resolviendo-avanzando y positivamente en pro de la descolonización ideológica.
            Me impresiona gratamente cómo Andrés Méndez Liciaga en su obra Boceto histórico del Pepino describe el ciclo de lo que fue la herencia y convivencia en nuestro primer espacio de empatía.
            Méndez lo hace al describir los Usos y costumbres de Nuestros Antepasados a fines del siglo XVIII y señala que son «comunes a la raza india que fue la primitiva pobladora del país... Generalmente, las casas que tenía entonces... ofrecían la misma construcción que las de la raza india» (2da ed., pág. 21), «por lo general» (esos pepinianos del espacio-material y emocional 'fundacional') «dormían tendidos en hamacas, colgadas de las vigas que servían de sostén al techo. Las camas eran un tablado áspero sobre el que tendían un jergón de yerbas secas, y las llamaban barbacoas», «por lo general comían en el suelo, en la hamaca y, a veces, lo hacían en las escalefras de la casa» [p. 22].

            Lo que sabía el campesino del indígena es mucho más que especulación, pero hubo que consultar con aquello sustratos indígenas que dejaron sus nombres en la toponimia de muchos de nuestros barrios y su impronta más o menos en la genética del futuro pepiniano.

JIBARIDAD, PRIMERA MITO-POETICA DEL FOLCLOR:  En mi planteamiento hermenéutico sobre la jibaridad, considerada como el primer mito del folclor que pasa de lo privado a lo público y de lo público a lo privado, es necesario que la caracterización que lo hizo posible sea el fenómeno que, en su Lección XXVI, Heidegger llamó el destellar («aufleuchten»). Este destellar es lo que permite la visión de la sustentación y su evolución hasta hoy.

            El jíbaro descrito con las características espirituales que el Dr. Manuel Alonso le adjudicara y no sólo por los atributos meramente físicos (color moreno, barba negra, mediana talla, etc.) que mencionara, es el primer interrogado, el hombre preeminente y ejemplar, que contiene el objeto interrogado («Befragte»): el hombre mismo, la esencia. Es Dasein, esto es, persona, ser-ahí, «el ente que hace la pregunta» y «busca la respuesta», la más importante y original de todas las preguntas: ¿Qué es mi ser?

La fisonomía del ente jíbaro alude a virtuales accidentes del «ser ante los ojos» (Vorhandenheit: palabra con que el traductor de Heidegger, José Gaos, alude a que el Dasein se conduce relativamente, pero no responsable y esencialmente a su ser). Para decir que el jíbaro es el punto de partida colectivo del Da-sein que indaga en lo esencial y entrega tal enseñanza a su país, a su mundo intramundano y circunmundano, es necesario que el interrogador entienda que ser y ente son distintos, pero no están separados. El ser hace que los entes sean entes; pero los entes son por el ser. Lo incuestionables es que  no se puede comprnder el ser, sin ampatia.

¿QUE ES EMPATIA? Digamóslo como la introducción porque es la base de mi indagación. También referida como «the Power of Outrospection», visión y proyección hacia afuera de lo que nos compensa o gratifica, la empatía dinamiza los sentimientos que nos permiten ampliar la creatividad, patrocinar armonía, vernos sin dolor y como consoladores aunque estemos sufriendo  y rediseñar las prioridades. La actitud exotrospetiva es diferente a ser simpáticos; pero ambas actitudes se auxilian y colaboran ant los problemas, tanto personales como políticos, y facilitan un cambio social fundamental.             

Ser empático es como estar en los zapatos del que sufre, en plena conexión, sentir con la gente, porque se ha logrado conectar con él mismo; «I believe that empathy – the imaginative act of  stepping into another person’s shoes and  viewing the world from their perspective –  is a radical tool for social change and should be a guiding light for the art of living... 98% of people have the ability to empathise and step into the shoes of others. But few of us use our full empathic potential.»
            La empatía disuelve los enojos y da paz. La empatía está en el corazón de quienes somos y, por tanto, en el fondo de nosotros mismos. El psiquiatra Dr. Roman Krznaric ha dicho que es una «cualidad transformadora y esencial» que podemos desarrollar en cualquier siglo porque  nuestros cerebros están cableados para esa conexión social: «our brains are wired for social connection: empathy is at the heart of who we are».

            TRASCENDER EL HALLARSE PERCEPTIVO POR LA EMPATIA: Aplicaré las ideas del psiquiatra Dr. Krznaric e ilustrar con personajes de este pueblo cómo se puede incentivar la empatía para mejorar nuestras relaciones en todo orden. Tenemos un cerebro empático,  al que debermos habituar a que responde de ese modo a las aventuras de la vida. No en balde, éste es el nuevo tipo de aventurero espiritual que debemo buscar cuando nos perdamos en la Isla de Calipso, o vivamos las experienciasd de Odisero, el extraviado del mito. Tenemos qur conecta con los demás en formas maravillosas y ocasionar cambios sociales, donde combaten muchas veces el rechazo, la falta de compasión, el olvido y ausencia de altuismo.
            Y los tipos populares, folclóricos, es gente que ha vivido este proceso de conectividad y, conste, que advierte que con la empatía también se puede manipular a la gente... Los pueblos o comunidades que tienden a sufrir mucho bajo condiciones de subordinación y opresión, miseria y enfermerdades, no da mucha gente simpática, filantrópica; pero si produce ese porcentaje de gente empática, esos pobladores que se llegan a querer: los Tipos descritos. En muchos países que destacan por ser conservadores, sociedades cerradas, la empatía está en crisis. En otros, se abre espontáneamente. Aquí me propongo ejemplificar la experiencia histórica de Puerto Rico. De un modo u otro, los tipos recortdadados con cariño o ribetes de notoriedad en  nuestros pueblos hablan de cómo se manifiesta o se piede la empatía comunitaria y, por tanto, la memoria histórica.

            TENER UN MTO GENEROSO POR GUIA: En el comienzo, un mito es el punto de arranque. La ideología velada. o admitida con toda fuerza, de la jibaridad es el mito activo y más generoso de los puertorriqueños. Hoy por hoy, es reconocida como el punto de arranque de la identidad. El ser del jíbaro nos hizo entes que pueden reclamar su destinación o poder-ser en la libertad y en la verdad. Sin embargo, el tipo regresivo de éste puede desentenderse del objetivo señero, la verdad de la existencia, y adoptar sus mediatizaciones. Como ha dicho Francisco Romero en su libro La filosofía de la persona (1935), en su búsqueda del sentido y participación en la historia y la sociabilidad, él puede «enmascararse», «justificarse» y «adquirir consciencia» de su persona, su individuo espiritual, por diferentes vías. Y Jordi Corominas en su artículo La universalidad de la reflexión ética mesoamericana concluye:

... No todos los grupos sociales han percibido o perciben del mismo modo al ser humano y las cosas, ni comparten las mismas emociones ni los mismos deseos. Los grupos sociales se caracterizan precisamente por compartir un mismo régimen de esquemas intencionales, una misma tradición o acervo de recursos simbólicos... El bien y el mal dependen en esta dimensión (de los esquemas intencionales) de cada grupo social. Estos esquemas intencionales están destinados a elaborar una selección entre los bienes y los males elementales que se han de preferir o sacrificar...

            Desde el punto de vista de la hermenéntica existencial, lo que ésto implica es que la jibaridad es también una superestructura clasificativa, filosófico-cultural, que ha sido creada por el hombre común y corriente, a partir de sus previsiones ante lo contingente y los asomos del miedo. El ser del jíbaro prohijó entes que temen y entes que son temidos; entes que aman y entes que temen el destello del amor. Como Alonso adujo en su diseño verbal o escritural del modelo puertorriqueño, ese ser «humano, afable, justo, dadivoso», puede manifestarse a su vez «en empresas de amor siempre variable» y afanarse «tras la gloria y el placer». No significa que siempre ha de ser de ese modo, variable y desorientado; significa que el ser de la jibaridad evoluciona, padece y fluye en un irse-resolviendo-avanzando y se expresa en un ser-no-siempre-todavía.
            Aún surgida de la emisión de juicios de la burguesía criolla, la ideología del jíbaro se asienta sobre un largo proceso histórico y, por tanto, se desprende del reconocimiento objetivo. Es una observación en torno a un tipo de compleja naturaleza, el jíbaro, que fue llevando la continuidad del ser epocal boricua y «lo preguntado, lo interrogado» acerca de ese ser epocal al ser epocal español y, aún más allá de 1868, cuando ocurre el parto de la nación (Lares / Pepino), al presente.
            Los poetas Carmelo Aponte Feliciano y Eliut González Vélez han valorado la experiencia del Glorioso Septiembre de 1868, «lucha que nace en Lares / y se consagra en Pepino» y, de algún modo, en su obra, está comunicad tal efemérides señera porque, a partir de ese momento, el puertorriqueño comprendió, más allá del término medio, mediano y vago lo que quiere decir ser. Lo que será y sufre por lo que tiene que cumplir y aun lo posterna. Esto es lo que significa ser tragado por el Monstruo de Don Nadie. Ese es uno de los mitos que, como sociedad, encarnamos.
            Este es el hito conducente a la comprensión profunda del ser de la nacionalidad, no como había sido hasta entonces: homogeneidad lingüística, pero sin organización estamental propia. Un participar en la historia, pero cuyo fundamento, el destino, había sido demasiado esquivo y vago. Ante la finitud de la temporalidad y la comprensividad vaga del ser, transida de opiniones, el historiarse propio de la existencia hacia la muerte y filosofemas creados por el trato cuidado («Dasein Sorge»), la comunidad se solvía, yendo hacia muchas direcciones con otros entes desconocidos, o en ocultamiento progresivo y así, aunque vinculados por destinos comunes, olvidaba lo que tuvo pendiente como avance (para irse-resolviendo) y que, empero, reclamaría ser liquidado y despachado.
            Uno de los escritores y poetas pepinianos que entendió el reto y el peligro de ser tragado por un monstro, fue Ramón Padró Quiles. Utilizó la tribuna política, la novela corta, el cuento y la poesía, para descibir esos monstruos a vencer y hacer su. crítica contra la esclavitud y el colonialismo. Fue uno de los primeros pepinianos que reaccionó a la imposición del inglés como idioma de enseñanza en las escuelas elementales.

* TODO TIPO PUEBLERINO MERECE UN HOMENAJE

            Hagamos un homenaje a Ramón Padró Quiles por ser uno de los Tipos Populares olvidados. Junto a José Tirado Cordovés, creó el primer centro recreativo obrero, en nuestro pueblo: «La Alianza Obrera» en 1902 y, más tarde, «Amantes del Progreso» (1904). Fue asambleísta municipal entre 1920 al 1924. Secretario del Comité Local del Partido Reformista en 1948. Cultivó la novela corta, el cuento y la poesía. Escribió una crítica contra la esclavitud y el colonialismo; reaccionó a la imposición del inglés como idioma de enseñanza en las escuelas elementales. El poema alude al Terremoto del 18 de octubre 1918 y los daños producidos en la Escuela Whitter, la primera construida bajo la administración estadounidense en 1903.
            «La Jardinera» alude a un trabajo literario de Padró Quiles.  Cheo alude a su hermano, José, ex-representante a la Cámara.

            RAMON PADRO QUILES: Aunque tendremos oportunidad de pormenorizar en torno a los distintos tipos populares, en este particular compueblano se encarnan  vzlores de lo que debe ser un un tipo popular y, sobre ridi, el ser un permanente invocador de progreso, defensor de su gente y poseedor de un temple que lo conduzca por caminos de honradez y fidelidad. No es necesariamente Odiseo, el héroe griego, al que tomo de modelo, habló de Don Ramón Padró que bien pudo aplicarse el privilegio a su hermano José.

               Era un invocador del progreso
               Multiforme sabiduría del
 Polytropos.
               Del lugar del negro en las escenas luminosas.
               Del lugar del pobre en el cénit del Alba.
               Era el pregonero de la Alianza.
               Un buscador del Hallazgo Afortunado
               y al Pepino, le dijo
 Hermano herrero
               como quien dice:
 hermaion 
y a todos puso la herradura
que no hiere, alas en las sandalias.
Estuvimos en inframundos miserables
esclavos, casi difuntos de la Hispania,
cadáveres ultramarinos de una colonia
en riesgo de entrar en otra nueva
y el nació, hijo de Laureano,
con don de
 psicopompo, 
Nació, así como Cheo, con  la virtud
 de guiar ciegos o muertos,
con afán de ayudar a ver caminos
e ir con vida por ellos.

Por eso van a verlo los descamisados,
los de pies rotos, espinados,
hijos de los cañaverales.
quienes apenas tienen el fuego de la hornilla
y están hambrientos y perdidos
como Odiseo en la isla de Calipso.

Y él sabe que Calipso es Borinquén,
tierra de los jibaritos, tierra que necesita
de él que en
 La Jardinera de su sabiduría
tiene ingenio de artesano y civismo pulcro
cuando
 demonios de negación asoman
y el botín quieren para sí.

Estos sí que son quienes roban
sin ninguna perspicacia; dejan a un pueblo
pobre, clamando, desposeso.

               2.

A Don Ramón, negro bendito,
en el Comité de la
 Unión, allá por el '14,
lo reconoce el gremio zapatero:
Laureano, Cheo, dueños de gallos
y pescadores de tortuga, no son
quienes esconden de veras monederos.
Son honrados.

En cambio, si llevan
en el morral un pétaso o sombrero
y una vara de heraldo.

En el centro de la Plaza Baldorioty
o en el foro de «La Alianza Obrera»,
es cuando dicen: Todo boricua
que sea como Odiseo
y adquiera en la colonia, voluntad
contra el hechizo
que no liberala consciencia del olvido.
La poción que Circe dio a beber
no produjo cansacio, sed 
por retener lo extraño ante el sí mismo,
vivirse entre dos mundos, pero ausente
de la autoctonía / las querencias /
la fiel Penélope, y el Pueblo mío,
la familia.

               3.

Pero: el Pepino sabe y él más que otros,
él, zapatero, secretario de la Unión
y militante despierto cuando el obreraje duerme
el tiempo muerto de zafra es angustia
y, entre vacadas se esconde
quien más tiene, sean Echeandías
Rodones, Caballeros u Oronoces,
cabreros todos, de piel blanca
y astutos pensamientos…
un Odiseo autodidacta,
espía nocturno, observa
como un guardián a las puertas
y a la patria la estudia sin miedo
y lo invoca a adquirir una mente liberada.
Este es Don Ramón acerca y lo persuade.

               4.

Veo que no tiembla.
Luz lo sostiene porque invoca el progreso,
el lugar del negro en escenas luminosas,
el lugar del pobre en el cénit del Alba.

Es pregonero de la Alianza.
Un buscador del Hallazgo Afortunado
Es el Hermano que, desde la Asamblea municipal
del año 20, conjura al Terremoto
que nos condujo al miedo.

¿Qué tiene este Mon Padró?: preguntan
sus vecinos, porque saben que está
llamando a casa, proponiendo el camino
y se ha juntado, con Cheo y Liborio, José Vélez,
Juan Abad, con Gabriel Pumarejo y Antonio Nuñez,
con ellos va y son iconoclastas y temidos.
Examinan la noción de socialismo
y de lucha clases…

En la secuela colonial, la Itaca criolla
del Cimiento, van al hallazgo afortunado
de la patria. Las brujas están por maridaje,
y pretendientes ladrones, graduados
invasores, «Nosotros, a casa
ahora que el Alma se cree Viuda
pero seguimos vivos».

[Del libro Épica de San Sebastián del Pepino,
Ed. 2013]

     LOS GIGANTES A VENCER: Tras la oposicion social de lo racional vs. lo irracional, «oscuras fuerzas tendenciales latentes en un mundo de misterio» se observarán las víctimas. La bruja Circe simboliza las fuerzas del encubrimiento y la nivelación, características del mundo público, que amenazan y socaban, Circe obstaculiza la lealtad, el regreso a lo propio y al hallazgo afortunado de la patria como sucede en el poema citado y en la épica de Homero.
            En esta encrucijada, el ideal de aceptación social / la alianza bienhechora y regreso a las raíces se mata o se deteriora. El hombre fracasado deja de existir y causar estupor y repudio cuando hay empatía. La empatía puede más que lo se dice al solidarizar y abrazar a los desclasados.


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