NOTA
«Su libro «Tijuana: dolor de parto» es el homenaje a una ciudad en la frontera mexicana con San Diego, donde viviera el autor y que, dentro de esa coyuntura que mezcla una asimilación desordenada, se fortalece con un tránsito de población de la provincia y de Centro América que la reviste de su personalidad, de modo que no perezca su latinidad esencial. Tijuana está en un parto permanente y marca el contraste entre la ciudad primorosa del Mundo Desarrollado y la ciudad tercermundista. Lo que en Tijuana es importante, al parecer de López Dzur, es la gente que describe y conoce de ese lugar. Explica que la idea de escribir su libro sobre Tijuana surgió con «Las Esfinges», textos sobre las calles Cauhuila y Revolución, textos a los que quiso buscar una unidad etológica diferente a la que se contiene en «Tantralia» y «El hombre extendido». El primer texto que escribiera para ese libro se relacionó a 'La Ballena;, la barra / taberna más grande del mundo hasta que desapareciera a principios del '60»: Juan Romero Villanueva: Frag. de «Carlos López Dzur y la Generación del Setenta / Una Antología»
Dedicatoria
TIJUANA: DOLOR DE PARTO/ INDICE
1. Tras salir del Arroyo de las Palmas
2. A falta de ojos verdes, sus manos...
3. Como útero divino
4. Spa-shop
5. Fantasía de la frontera
6. Santa Necesidad
7. Cotidianidad
8. El destatuador
9. Ciudad tatuada
10. Un crimen sigue ahí
11. De mi genealogía
12. Tras los muros de frontera
13. Brinca y corre
14. En el arrabal de la nada
15. Como un barrio desolado
16. Bienvenidos al Sueño Americano
17. Sin los valores de la esperanza
18. Todos somos inmigrantes
19. Extranjero de mis huesos
20. Niñez
21. Ahorcada en Tijuana
22. A una mesera de Tijuana
23. Homenaje a Hebe
24. Hebe sin mandil
25. Frustración homicida
26. Prosopopeya del Juicio final
27. Fascinación en las penumbras
28. Negada fue la Tula verdadera
29. La madrugada
30. Cocinas siderales
31. Néctar de El Héctor's
32. El migrante
33. El brincó con su herida
34. La dura tarea
35. Adiós, patria
35. Impasse
36. La morrita de Agua Caliente
37. Había una callejuela A en todo este trayecto
38. Cuando eras honesta
39. La Revu
40. Réquiem de la Revolución de 1910
41. Una plegaria por Tijuana
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Tras salir del Arroyo de las Palmas
¡Ay, qué piruja más coñosa,
qué perrada de soluto tijuanudo me aprendí
de memoria para soltar mi trapo y el suyo
en masaje de Eros tan fraterno y sabroso!
Ahora me gusta su infraestructura general
de crecimiento en miseria,
resequedad profunda, urbanimo
informal y tóxico...
Con el peso de los pasos, me le acerco
y ella va mostrando que su piel también
cuenta con dedos, labios, víboras que se agitan
en aras de progreso sobre arrugas mal cicatrizadas
y superficies de derrumbamiento.
Ahora sé que hay olas imprevistas,
con olor a yodo, pero saladas de vida
y pienso en el reuso de sus aguas residuales
cuando voy por Zona Río
a Cinépolis, después de atravesar
el arroyo de las Palmas.
*
A falta de ojos verdes, sus manos...
¡Qué señora la palma de sus manos
cuando nos mira sin trusa de homo habilis
y nos grita: --Respira, desténsate, goza,
mono bruto, jorobado, sin pañales
y seamos crudos, verdes, medio-chiles,
felices, naturales, ricos en potasio
como pulpa de plátano!
pero ella que aplica sus manos ligeritas
de ratera, sin hablar lengua de culpa
ni masticar más rumor que gorgoritos
por su lanzada boca mamadora
no tiene ojos verdes ni áreas verdes...
(20 veces menos de área por cliente / habitante
al promedio de las ciudades del Primer Mundo
y San Diego, su hermana.
*
Como útero divino
¡Ahora sé por qué bucean los sapos y los cocodrilos
y por qué duerme en la rana -el útero divino!
Chotéame, de punta a punta,
hasta donde el sol no quema:
la gramática diaria del ajoro, el sudor y la fatiga.
Entra por detrás y por debajo
hacia el túnel del cráneo
bajo el piojo y la grasa de lo externo.
Y aplica manos santas, dedos tenues.
*
Spa-shop
¡Qué terapia después del urbano paisaje
tu callejón de manotas, qué terapia
a los ojos llenos de polvo e imágenes comunes
que estés ahí, sedienta de polla,
sin otro apetito visual que tu agarrada de bolas,
tus ónticas deudas traducidas a pivote,
palanca para voltear el mundo!
Suerte que eres ilícita.
¡Y qué rico es estar a solas con tus uñas
tendidas -a yemas- sobre mi ombligo
como táctiles estrofas
y tu lengua que gana mirtos al alba,
cuando chupa, tus labios que son dos estrellas,
bajo el estómago que secan la vía láctea!
¡Vale la pena dar par de limosnas
a tu eterna cochambre de musa
y dejar que metas musarañas con el ápice
de tus colmillos afilados de víbora
en lo profundo del sol que vas babeando
para que la punta del capullo pierda el nombre
y de la rabadilla final, callejón sin salida,
salga el poema, texto seminal, desconocido!
*
Fantasía de la frontera
Suerte que ella es ilícita
y gusta de la fantasía de la frontera:
hallarse en aras de beneficencia
en el downtown inframundo.
Darse un cartel falso de loca y menesterosa
para sincerarse con rufianes y mendigos,
con hambrientos de ella, con ladrones,
con exilados sin comunicación.
*
Santa Necesidad
Santa Necesidad,
que estás en la pelazga pendenciosa,
te rezo porque tienes los huesos
aún prometedores y flexibles.
Te invoco y, con ojos pelones, te venero.
Eres pollancona bajo las enaguas.
Vas con la paz de dios
moviendo las petecas
porque no existe espíritu sin carne
y la materia no necesita
de tu veleidoso y caprichudo hágase,
menos de tus exageradotas de catrina.
Desde las causalidades de los fenómenos
te pido bendiciones.
Estaría sobre tus senos
con gusto pastorício, al menos
en la noche tras mi rezo.
Te diría... más acá hay posada
aunque juntos naufraguemos en la burla,
puestos los dos de patas en la inopia,
en el dolor y el desprecio...
Pero, ¡bendíceme en el acto revolucionario!
Abre tus piernas a la libertad.
Yo me acomodo y te cimbro.
Me entregaría yo a las purezas
que tengas reservadas o escondidas
por causa de ese miedo...
A despertar con otros, generosa,
sudosa de amor, pelandusca.
*
Cotidiniadad
En el ejercicio de la vida cotidiana
(donde con idealismo se confunde
a la putarraca de los sosos
y a la metafísica que nos burla por parejos),
¡oh, sin miedo a los ingratos!
te rezo y te visito, Callejón de Coahuila
si acaso en la Cueva de los Olivos
estás penitente todavía.
¡Sí, como Pelagia en los montes!
¡Pero, no obstante, en la cotidinianidad
de Tijuana te venero y te rezo!
2-7-1989
*
El destatuador
¡Llegué y dije que aún marcada
o sin marcar, te quiero!
y voy a limpiar la parva de las eras
y te hablaré sobre adornos siderales,
y del origen del ser y de la sed infinita.
Estaré en contra de urbanos vaniloquios,
aunque te duela, ¡contra hojarasca seca!
¡soy quien te quiero
y el mundo me vale cuatro cuartos,
y tu piel es mi delirio delicioso!
El pincel de los otros es rastrillo
que te malogra y aguja que es puñal y carimbo
y te pinta, en juicio de lo que no conocerte,
cuando te besa, te anhela, se cautiva.
Contigo se agasaja en los congales
pero no te usurpa el corazón
ni tatuaje devuluatorios.cuando va
por tus caminos.
*
Ciudad tatuada
El cuerpo de tu ciudad, tatuada,
a su propio misterio canta.
Lo más profundo del ser es profecía.
Una etiqueta en su piel es artificio.
Y el amor, ¿con su ritmo decora?
El ornato más íntimo no se deja a miradas
por las calles, en zapa,
ni se arrolla a cualquier argumento.
¿Y quién, rey de la banda y la perrada
en tus calles,.quién si no él, conoce sus alturas
y maneja en la piel sus golondrinas?
*
Un crimen sigue ahí
Un crimen sigue ahí con otras señas.
Su deuda da mensaje en humo,
nimbos caprichosos de cuarto oscuro
y fuegos fatuos, en códigos arteros.
Sus asaltos no avisan en mi atrio.
Su diplomacia no tiene cortesías.
En rostros de sequedal
las moscas zumban
y parlotean los comediantes de la plaza.
Yo no le creo, niño del hambre,
aspirante a la dádiva del libro,
tú, recién llegado, no les creas...
Dirán nada te debo, aunque te llamen
a sus pleitos y sus asambleas
para darte el beso de Judas
y las misas de gallo.
*
De mi genealogía
Te habrían dado por nombre kumiai,
predio de k'miai, o serías nominable Cucapá,
paipai, kiliwa, cahilla y, ¿y por qué no
akula arti-Kulada, pero te vio Cabrillo
(ese que subió hasta San Diego
antes de que se viera un gringo por los alrededores).
El recorrió la costa del puerto de Ensenada,
toda la Baja California que desde 1542
se presume en el valle.
Pata tí, me habría gustado que se te llamara
Cahilla, casi como decir
este predio de Cauhuila, güila aculada
por tanto amor a culos.
Pero Sebastián Vizcaíno cambió
gustos / fonemas / tu nombre en el mapa /
tu lugar en la Cartografía
Te dio en la Costa hasta islas
con la que no contabas.
¿Por qué no decir Sitio de k'miai, Cucapá,
paipai, kiliwa, cahilla, por qué no
en vez de islillas de Coronado, arenales de Playas de Tijuas,
y se valdrá en vez de Junípero Serra y sus santos de mierda
San Carlos y San Antonio, o San Diego de Alcalá,
que seas meramente Tijuas, T.J.,
ti-yí, o predios suprimidos del honor en perjuicio
de ciertas rancherías cuyos pobladotes no habrían querido
que se conociere ni a franciscanos ni dominicos...
Eran indígenas de La Punta, Milijó, Tía Juana,
Quanayuel, Jamul, Otay y Tecate.
*
Tras los muros de frontera
En la frontera los muros preconizan:
«El espacio huele a muerte».
Es desierto nocturno. Las estrellas
desvelan las serpientes. Los alacranes
se turnan en el túnel. En el alcantarillado
se acaba el sendero de alambradas.
Aquí también es la conquista.
La historia no varía. La explotación prevalece.
Sólo un sujeto es distinto y todavía carece de apellido.
Coyote / cojo. Y tus nalgas frías.
Todo es acuerdo y cobro, entrega del coyote.
Un trámite en el que comienza
el infortunio para el pollo.
El oprimido que se pretende libre, autogestionante.
Al fin, tras un sueño, se cruzó. Nunca aprendió
a dar combate. Nunca dijo en su tierra:
«El sueño me pertenece desde dentro
antes que cruce».
8-11-1986
*
Brinca y corre
En la frontera, el muro lo declara:
Se va donde sabe que no tiene bienvenida
y el destino es el mismo. No es novedad
esta frontera suroeste. Quien inmigra
sospechoso morral trae de vagabundo.
Para él, a pocos pasos, el golpe
aguarda antes de la llegada misma.
Con la señal del miedo es víctima
y seguramente correrá y brincará los muros.
En tinieblas le toca la tarea: brincar y correr.
Esquivar la luz y, como rata en silencio,
Soportar el insulto, la burla, vivir en hambre.
Cinco de cada uno, carente sde alimento.
En la frontera, un muro graffitero lo ha advertido:
Estarás sin techo, sin cobijas; serás corrido
de las calles, te verás temeroso y ése es
sólo el comienzo del Sueño Americano
8-11-1986
*
En el arrabal de la nada
En su arrabal de nada y puras cosas,
sin seidad, duda. La soledad le dio el sol de lo vibrátil,
sol oscuro y monstruo, torva luna de estos días.
Y el sueño torvo de la mano procede ciegamente
desde sí y escupe la presencia. Quiere lo oculto.
Como sombra. La caverna del eco se repite.
El no supo corporizar al pensamiento:
él y yo estamos al acecho, jactanciosos.
El eco que había surgido desde alas
se cruza por lo oscuro,
se perpetúa en lo trágico.
Buscaremos amparo y compañía.
Buscaré sin él y él sin mí.
Estaré solo y no habrá ni palabra ni blinda
ni sostén, sino cavernas.
Por eso me hice araña y fundé la esquina
donde tejemos el luto y las hebras carcelarias
y la sed y escupidos, la ponzoña, el dolor.
Son las mallas del desprecio mutuo.
En la molicie, hemos sido compañeros.
Estamos, en fin, solos los dos.
Inventamos la ostentosa daga, la separación;
él, su huída, eclipse; soles negros, yo.
9-13-1979
*
Como un barrio desolado
Corazón, te llamo quedo.
Culero como soy, te llamo quedo.
Vuelve como un cuate y dáme un alma.
Güey, torcido y transa, cago el palo.
No me vale ni madres ni la vida.
Corazón, te llamo quedo.
Quédate con mis ojos.
Sácalos a putasos de sus cuencas de sangre.
Miran gacho, se andan pedos
en parques y cantinas, juegan a patadas
con los paisajes buenos y no saben mirar,
ojos perversos.
Ya no quiero más la boca de Pepito,
boca pirujera que alucina y sube a los burros
del turismo. Tira de esa lengua y de esos besos.
Esa boca te olvidó, corazón, Tijuana sublime.
Es la boca corrupta que te ofende.
Llámala, corazón, y dále golpes en Coahuila,
donde más te duele, en Revolución, corazón.
Llánale de silencio para que ame.
Mis manos... dále la experiencia de ternura.
Que se olvide del gatillo y del disparo,
de la prenda robada, del trafique,
de los jales oscuros bajo los puentes.
Házlas suaves, Ternura,
y las chamacas no temerán su sombra,
su cercanía, su abrazo.
Que se apropien del Trabajo plenamente.
Que hagan arte, guitarras, danzas,
carteles, luchas en pro del hombre.
Corazón, escribo tu nombre, te plaqueo.
Lejano en la distancia te figuro.
Mis pasos se alejaron de tí.
En la yarda de tus delegaciones,
tengo espacio para tenerte;
pero hoy me siento como un barrio desolado.
1986, Tijuana
*
Bienvenidos al Sueño Americano
Los conflictos no se acaban por dictarse el decreto.
«La Guerra Fría ha terminado»:
es lo que ahora se dirá como quien dice:
«Asúmase: No existe».
La guerra pierde importancia en las portadas.
No se ofrezca alarma contra ella por la radio.
La televisión que transmita una novela-rosa-
con mucha desnudez, con besarrocos
y cuernos y lágrimas.
La guerra que se olvide.
Que se aluda acaso a quienes no la sufren.
La guerra que se hunda en la penumbra
con su complejos causales, sus efectos,
dolor y certidumbre.
Niéguese su piel en carne viva;
provéase una tiniebla ruidosa que la come.
Hay ignorar a quien produjo su llaga.
Y el papel a desempeñar con tal protagonismo
sea de aquel que siempre dijo: «Vencimos».
Tiró la piedra y escondió la mano.
The Cold War is over...
... pero, en El Salvador, hay miles de familias
guisadas en el trauma.
Ahora en la intemperie, sin hogar, friolentos.
Miles de bombardeos han forjado mutilados
y son quienes pululan en las calles con el odio asediante
ante Escuadrones de la Muerte.
Hay que eliminar la evidencia del cohecho.
Como hienas han de comer los cádáveres.
La guerra no se acaba donde existe.
Los asesinos que rematen el olvido.
Desde la tierra feliz son unos y otros
los reciben órdenes. Adivinan el futuro de muchos
y menos: y ahí, en medio, jóvenes, niños.
Son los futuros rebeldes.
La miseria los transformará en delincuentes
e invasores, porque vendrán a la nación
que, por decenios y decenios, ha dicho:
«Yo soy la Libertad, yo amparo, yo soy
la América victoriosa; tu Sueño Americano».
Cuando vengan y reclamen la dulce VISA
de la dicha, verán otra guerra
de la que no se hablara.
La Guerra Cultural los estará esperando.
Dígasele No al aborto. La vida es santa.
Dígale SI a la cómoda América de olvido.
El socialismo está contra la vida.
La izquierda es el delito peor
entre los malos delitos.
El drogadicto es un delincuente.
El homosexual es otro, menos malo.
Dígale No a la izquierda. A la Mara.
A la pandilla. No a los Liberales.
No al inconformismo del teenager.
No a la pobreza.
No a los Demócratas,
al gasto de Gobierno
y nunca ofrezca desprecio al empresario
aunque te ofrezca la guerra,
la droga, el homosexualismo,
la puta, los licores, las armas,
la miseria. La pasada.
La explotación. La frontera
con todos sus defectos.
13-09-1986
*
Sin los valores de la esperanza
Uno es necesidad hasta la médula.
Viene de un largo proceso de multiplicidad
de cosas estorbantes,
mentiras apropiadas,
opresiones por consenso,
dolores admitidos
y sufrimiento innecesario.
Uno no quiere caminar por un filo de navaja;
alma y cuerpo submiten al pantano,
al dualismo. Uno es el miedo y la soledad
que se combinan; uno internaliza
la amenaza de los ghettos hostiles
y urbanismo extraño.
Modificar el orden de las preferencias
no es simple, ¿quién hay, en medio de la monotonía,
que alegue que domina la eficiencia de Pareto?
¿Quién que no dejara desconfianza
y, en su lugar, profunda simpatía?
13-12-1998
*
Todos somos inmigrantes
Todos somos inmigrantes, cósmicos
y cotidianos fugitivos de algún tiempo y espacio.
Todos un poco pordioseros, todos otro poco
o apenas disculpados.
Llegamos a la patria de la culpa
con el indocumentado clamor
«Yo no merezco»,
«no merezco»,
«no merezco».
Algunos en las alambradas quedaron atrapados.
Secos en el desierto, cadáveres varados y sedientos.
Asfixiados en las aguas, tránsfugas de ningún lado,
tragados en el remolino del polvo y el asedio.
Los sedujo el vigía con la contracorriente.
A unos les mordió un perro verdinegro y amarillo,
o la juliana o la migra, rumbo a la estigia
del Río Grande o el Lago del Olvido.
Pero todos somos inmigrantes.
Vamos a serlo por siempre, siglo a siglo,
con sensación de autoreproche
y desprecio de sí mismo.
«No merezco.
No hice lo suficiente.
Culpa me llena el morral.
Soy fugitivo».
Con pautas de autoagresión, todos,
todos y uno, somos vagabundos /
fronterizos, desvalidos del presente.
Nunca definitivamente
aptos, admitidos,
maduros y perfectos.
3-9-1984
*
Extranjero de mis huesos
¿Cómo fue que me redujeron a nada
y me advertí como extranjero sin serlo
entre mis propios huesos?
¿De qué modo me exiliaron de mi sangre?
¿Por qué se odia mi concreta sombra
y semejanza sobre el mundo?
*
Niñez
Desde niño me dijeron...
el pensamiento sensual es ciego,
burdo, infame.
Arguyeron que mi yo interno
es una afrenta de lujuria.
Que la materia y la mente son opuestos.
Que la existencia material es falsa
Desde entonces y, por depronto,.
mis premisas materiales son abominables.
Los espirituales no me quieren a su lado.
La masa es temporal.
Yo soy pobre diablo finito de energía.
La sustancia es la moneda de los pobres.
De los asquerosos y sensuales.
Después en la frontera instam
a que sea y debo ser mudo.
y carezca de. sentidos reales,
únicos, son espirituales.
.
A mi boca la deleita la naranja
(pero no debo morder a los frutos prohibidos).
Por eso estoy callado, mudo, sin aliento.
2-15-1983
*
Ahorcada en Tijuana
Toda la méndiga noche te esperaba.
Un parque que la chota lleva al asco
fue testigo: ví borrachos de pocas, prostitutas, transas
de todos los calibres y colores
y la jaina, reina de mi barrio,
fue a Los Angeles.
Un sueño de Hollywood la enamoraba.
Su corazón se perdió por esa filfa
y así me la torcieron, churuvuscos de ventaja.
La pocha volvió al nido.
Tijuas no la condena.
Mugrosa y derrotada, ¡qué bien!
la aceptaría cuando llegara.
Y la esperé ni modo
porque amamos
y hora tras hora me costó
saber qué supe: en la prisión La Mesa
se hizo un vilo, se colgó de una soga
y quedó muerta.
Y nadie la reclamó.
Ni yo.
Nadie.
1986
*
A una mesera de Tijuana
¡Ay, quien amara a Hebe sin mandil, néctar servido!
Hebe en plenitud, ya cósmica, harta de mundo
y cayó en mí, pescada por su extremo, redondita,
y, en Héctor's, danzó muy a sus anchas
y tan coloreteada...
Fue la mejor de tantas con su alcurnia migrante:
alborotosa, envilecida por incomprensiones.
Orbitaba mis ojos, al verla suavecita,
¡ay no se atraviesen, por favor!
*
Homenaje a Hebe
Aquí pueden llegar los sedientos
de ideales, los cansados, los hambrientos
—de cambios y direcciones—, aquellos en fuga
de jolgorios, tedio y oprobio, desalentados
por tanta recholata, incómoda, vulgar y envilecente.
¡Navegantes con hambre de futuro,
conocedores de la oscura noche del alma,
compulsivos outsiders, realengos
—pese a la afinidad social y compasión al grupo—
aquí es la cita.
¡Vengan!
¡Se servirá del néctar de la Diksha!
Aquí se beberá la amrita gratis,
por gusto de transición contínua.
Hebe se inventó la resbalada.
Se ideó los túneles raquídeos.
Tropezó con el chasco
y repartió el deleite
de las copas sagradas.
2.
Esta es la tala.
Aquí llueve el ritmo sobre la calle mojada.
Se lubricó un pedazo de cultura.
Se está en riesgo de recibirla en kundalini.
Anus en mole, átomos del aceite más puro
en la superficie del quiero y no puedo!
¡Caer de nalgas, levantarse y despedirse,
ab irato! Se denuncia, empero,
la incomprendida hebefrenia,
demencia precoz de cada pubertario:
¡la chiquilla está emputada
con tantas rascazones y martirios en vano!
3.
Comecandelas, anarquistas, ilusos,
inmaduros, quijotes, chalaos
—de todo cromo: ¡vengan a tiempo!
Los todavía insatisfechos con las cortesías,
incrédulos, no convencionales, los que ladran
hasta morder del rabo remilgos y ortodoxias,
¡aquí es la cita!
Vengan por su nuevo sentido de individualidad.
Si están introspectivos por la luna nueva
y se les llama apopléjicos, turulatos, heboides,
zopencos, vitocos, idiotas, pendangos,
¡enteráos! — Hebe se inventó
la rapada de coco,
el desgreñe,
la piojera,
el cartel provocador,
la iconoclasia.
Ella quemó el sostén
y tiró las pantaletas a los perros
y las águilas y los voyeristas.
¡Y le vale, le vale, le vale
tres cochos y diez remiendos!
porque ya vive sin mea culpa,
sin complejo, sin bochorno.
El susto ya pasó.
¡No cayó en balde!
José Clará y Ayats
—que es mi amigo en el mármol—
gritó: Juventa Vive y yo, con él, pigmalionaba.
José Llimona resolvió el Desconsuelo
al mirar la carita de tan modélica nymphette.
Creo que los tres la amamos cuando cayó
tan larga es y cuán cortamente fue vestida
entre las santas mugres del comportamiento.
En fin, que nos gozamos
las vasijas hechas trizas y a Hebe que brinca,
que patalea,
que despotrica
y, por cuya causa, fluyó líquido
de eterna juventud a nuestros pies,
lavándonos con su tibia jalea de vulva
y agua celestial de luna llena.
4.
¡Mentira que seamos enteomaníacos,
partida de vulgares voyeristas, yo y los cheos,
taumaturgos en la pedofilia del cincel!
Fueron devas que nos dieron
de la Gñana inaccesible
—un momento tan solo,
un instante—
y salimos del microcosmos,
dualístico y externo,
es decir, del agüite de estos días
sin mínima poesía
hacia la puerta de escape del samadhi,
donde Leda y el cisne
nos agarraron la polla.
Otros la culparon ¡pobre Hebe!
—¡Qué anárquica, qué torpe, qué imprudente,
qué excéntrica, qué impúdica, qué pelos!
Las copas son divinas —se quejaron,
El vino es ambrosía, mil años añejada,
gota a gota (¿y ellos qué saben?)
Pero nosotros, por devas devorados,
la quisimos más, la descubrimos,
la deseamos; la sentimos
en los lícuos arrecifes de las perlas
y en todas las tormentas de los polos
—así y tan punky, tan guácalamente impredecible
y taruga y adorable y la gloria hecha pendejera
por tanto musgo y limo pegajoso y barranqueras
de su cuerpecillo de hidríade,
—supimos de su trotar de potrilla mañera
y de sus ganas de joder por amarnos.
5.
No lo sé, no me importa, ¿qué más da?
Se inventó el acomodo reológico del prâna
en nuestras copas... ¡es lo que vale!
¿Por qué con su salto sin pértiga hacia el alma?
Rara avis in terris, entre castas de rajputas,
así lo consumó, sin marometas
de tambores siderales ni torbellinos
de peroratas necias.
Fue el acto simple y súbito
por llevar las bragas en agaches del tobillo:
y, ¡qué obra maestra! cuando a címbalos
hizo un revoltillo con mi aliento y se inventó
the dishonest exposure.
Y los coros de ranas, pargos y guachinangos
(«comediantes» del Agora, como Nietzsche les llamara)
vieron su ombligo y dijeron:
«¡Qué asco!» y los prosudos sin raquis
se hicieron bolas a la vista del cóccix,
a la revelación de su magno coñazo.
Así es la turbulencia natural
de 50 billones de básicos instintos.
Los pobrecitos de hipotálamo,
santiguándose entre ellos, pidieron:
«¡Que sea sustituída de inmediato,
cubrid su endija, tapad su nalgatorio!»
Y los rebaños de la sadhana a Ganímides
ofrecieron el trabajo y él fue por las copas
de cualquier bebedizo, trago amargo...
mientras Zeus hizo vitatrones con el ego,
—because the show must go on!
Entonces, La Ballena se llenó de gurudevas
y la flor de loto se destrozó sobre las lozas
y, siendo todos, amantes de utensilios
y mundarros cautelosos y códigos de moral
y gestos previsores, a Hebe la vistieron de hopalanda
y los pobres faquires le obsequiaron taparrabos
y las mojigatas ofrecieron sus velos
y alguna veterana comenzó una plegaria
en tiempo extra y fue cuando dijimos:
—¡Nos cagaron!
Dizque su hermano, argumentó:
«Ven a la trincha; ayúdame o aléjate»
y verbalizó del shrutis su odio a la pudenda.
Fue que vimos el ojo más caliente de la hornilla
y adivinaron la katutsha en medio de las cejas
y fue que los vellos horizontes púbicos de Hebe
parecían avionetas y volaron como arañas al tejado
y por su tamal se reveló su doble torta
y el hazteallá se quejó: ¡Qué extravagancia!
ya que su clítoris fue tamaño escarabajo
(¡qué carnoso hesperidio para chupar en privado
y sus nalgas, dos joyas, duplicado deseo al chintamani
(¡qué hermosura! ...házme el favor — yo me la llevo)
y los richis se purgaron el nabo
como obreros del pulmón llenos de cuitas
y se vinieron cuando apenas se habían ido
y los chelas, bebechelas tan chalados,
sustituyeron la amrita por chicoria
y esa noche salieron vomitados
por acusar a la flor inmarchitable
cuando Hebe los puso parejitos,
inventándose, en fin,
que la corrieran.
6.
Así, tan desmadrosa, fue su Diksha
(y la nuestra). Quiso irse sola.
Salir por el ojo invisible de la esquina.
Verse renunciada de estos puercos de kama
para quienes la noche de La Ballena fue chasco.
Mas —digo yo— Hebe fue
lo mejor de miles de ocasiones:
relámpago en la matriz del mundo.
Se quitó el mandil y quedó en cueros
y lanzó la copa del Olimpo sobre el hombro
y cayó redondita como jarro de OM
que flota con su gracia y se arrenja entre olas
como loto en el cieno o la nenúfar
sobre colcha de espuma.
¡Qué agasajo lunar, qué wahine!
Hebe cruzó hasta la salida de los baños
porque su padre la aplastó como a una mariposa
y dijo, voz de trueno:
—¡No sirves para nada, niña!
7.
Esta es la senda renovada de Hebe.
Sígala el que oye el sonido primario que ella invoca,
el que guste que sus pies sean refrescados
por la espontánea viña del ritmo de la lira.
Aquí es la cita y vengan todos,
excepto el hazteallá,
el bufón de precauciones saturninas,
el déspota, el sabihondo infalible
con cerebro de bula y privilegios de Papa...
(Basta que existan en los jolgorios del artha),
aquí que no vengan, ni consigo traigan
a los gananciosos, satisfechos de quemón,
ni a los veristas académicos, asalariados sin AUM,
ni a los remendones de posibilidades al azar
ni a los puritanos,
cantores de puranas.
Que vengan mejor los de sucios pies
porque aquí, donde Hebe está,
el supernéctar es agua
y canción de torrentes,
revolcón de olas,
rock del salpiqueo, estrofa de lluvia fría,
derrame contínuo, bautismo,
estanque y ánfora de versos,
sangre de profecía y vida,
ritmazo de meada, disparo de semen.
Lo mejor del caldo, la saliva,
el sudor, la adrenalina
lloverá sobre el cuerpo y desde el cuerpo
y el manantial será mano y pies
en pos de las doncellas
y la ninfa irá en pos del varón
que ama y comprende.
Aquí se riega ella, Juventud,
y con ella la regamos.
Las ninfas chapotean
y Venus trae el pomo hecho trizas.
Juventa se rebela contra renacuajos y guabinas;
pero algunos, sumergidos en gozo por su causa
y, por susto de su regazón,
en su lugar, llenos de pelos y vibra,
aplaudiremos.
Cortaremos su paso.
Con ella y por ella, larguémos al tubo,
a la cloaca,
al desmadre,
a donde quiera que se ubique su carajo.
Ella sí que es ambrosía
para los que escuchamos la lira de Apolo
y el canto de los manantiales.
¡Con ella, somos como ella!
jóvenes, desafiantes, enérgicos, impredecibles,
orgullosos, candidatos a otros oficios, lugares y ciencias,
donde el amor echa pelos y se cuelga de la estrella,
y danzamos así con las musas y las Horas
y vamos a las islas encantadas
en aras de las hembras de los mares
y salimos de La Ballena
—¡despedidos!
pero llenos de porvenir y dignidad.
1-9-1993
*
Hebe sin mandil
Conocedora de espacios
que gravitan, con potencial succionante,
Hebe traga del derrame el magna de los soles.
Lee el paso de estrellas en colapso.
Basta que fije su mirada en la mía...
¡Vacas danzantes en los cielos!
muchas hay! Hebe es una.
Sirve el enorme plato de mariscos,
aterriza sobre la simple razón: la quiero.
Los diosecillos son sus comensales
y ojos divinos, que la quieren comer.
Hebe es langosta de curva cola
y de impecables escamas y pulpezas;
obviamente, más acuática que serpentina.
*
Frustración homicida
El asesino reventó su antojo y sólo escupe,
eructa roncamente. Se estremece porque algo cae
que no es él. Ha vencido sin saber qué depreda,
si soy yo o él, o si es su golpe.
Ya no es feliz porque su matar no es triste;
ya no es sólo instinto ni costumbre dormida
en sus engramas.
9-16-1990
*
Prosopopeya del Juicio final
Prosopeya del Juicio Final
La uva maduró y la langosta de rostro humano.
El caballo se apresura con cola y boca de dragón
y el granizo y la voz del Séptimo Angel gritan
ante el «para qué» de cada obra
y ante el «cómo» de la cotidianidad:
Hecho está...
El Gran Lagar de la ira
y la angustia no es ni fue ni será
en ninguna parte, no se ha visto,
pero su inminencia quiebra como patada de mula
la espinilla del Gran Encubrimiento.
El caballo bermejo quita la paz al mundo
cuando anuncia corrida y alarde de galope.
Con la nada, cada quien avanza
hacia la posibilidad extrema
Sein-zum-Tode, ¡estar-a-la-muerte!
¡Bienaventurado el que lee y el que oye las palabras
de esta profecía sobre la Noche Oscura
y la raíz de toda posibilidad, la Nada misma!
Su jinete trae la muerte.
El cuarto sello anuncia la primacía
óntico-ontológica del Dasein y la condena
ante este rechazo a todo preguntar originario.
¿Qué pasa con el Ser y su pastor
y su morir, posible imposibililidad de la existencia,
qué pasa con lo que está en la luz
y se muestra en sí mismo, como ente,
y con los fenómenos que nunca son apariencia,
aunque ésta, Vida-Cosa, se patente
como parte del fenómeno,
qué coños pasa, apocalíptico Juan?
Sólo donde hay muerte, hay resurrecciones
y sólo al matar las apariencias
se desoculta y se quita el engaño del aviso.
Mirad al Fiel y verdadero que juzga,
entre el humo de pozos de oscurecimiento,
a la gran ramera; miradla, uva negra,
coco seco, ángel caído,
a quien con hoz aguda segará...
Ay, por la VendeSIDA entre las benditas!
¡ay, por la vieja cerrada, frígida zorra, ay,
por los aspérmicos neo-Nazis de la erótica,
que son sus amantes y cómplices plutócratas
del tipo Jerry Falwell, Donald Wildmon, Pat Buchanan,
ay, de ustedes, policías contra lo auténtico!
¡ay, por la gorda vulgar, tucho del ghetto,
Roxanne en la pantalla de la tele,
Humberto Luna,
por la radio ¡de peluche!
ay, hecha de mierda
ay, por los mediocres raseros,
distancias y medanías!
¡ay, por la Madre blasfema
que solidifica la huída cotidiana
y divierte al Ser en habitualidad
para evitar la primera resurrección de la palabra
y el preguntar originario
y el elegirse y el ganarse
sin perderse en la falsa propiedad e impropiedad,
ay, por la publicidad y el olvido.
¡Ay, del Decaer!
Hijo del Hombre, enviado del Lagar de Ira,
adviene, sé-en-el-mundo, con tu éxtasis señero.
Despréndete del clamor que viene desde sí
y, sin embargo, sobre sí y contra sí,
sin nada que informar o enunciar
o dar por alegato, que no sea
el silencio y habla de desasosiego.
Bajad al llamamiento, perturbador.
¡Falta que hace un clamante de tu talla!
¿Dónde está ese ausente, carajo,
sin idiotismo condecorado y sin adorno,
ese valiente? Un redentor, al que nadie espera,
porque es ladrón de jerarquía
en los callejones sin salida
del sentimiento sin comprensión
y el escapismo con vanagloria.
¡Ese anacoreta incontaminado
que siente y comprende
y odia a los mogrollos
que bailotean sin danza!
¿Dónde, dónde está él,
al que nadie contempla
porque dejó la escena de esta lindura hueca,
a locas y a tontas sustentada por jotos,
publicistas, cholos y rapados,
nacos y billetudos,
prosudos del acceso democratizador?
¿Dónde guarda su botín
el descubridor de los entes intramundanos,
dónde persevera lo descubierto
contra el parecer y la desfiguración?
Que gire como trompo,
que rote el eje de la evolución cósmica
con antrópicas ganas de matar y morirnos
y despierte a Kundalini, si es que puede,
ya que tal vez sobreviva alguna vírgen ovulante
y haya una esencia fundamentadora
de la posibilidad: libertad...
en esa estancia abierta del útero.
Que venga en forma de palanca de Arquímides,
de tolete marca diablo, Príapo faludo,
vara mosaica que traga víboras
y tiñe en sangre las aguas de intriga y poder,
de crueldad pomposa de miel y megalomanía.
Que venga el moscardón y el aguafiestas.
Que comience a desvirgar a las canijas
y no quede Cosmopolitan girl sin su parchada.
Que se acabe de una vez
el romanticismo de hopalandas
y la teología lujuriosa
que se esconde en valores puritanos.
Que venga el rompe-esquinas,
sin cobros de sofomanía,
con pulgas por bolsillos,
con dientes por cartera,
y se meta entre las piernas
de las golfas contentoñas.
Que las coja confesadas
por Cristina Saralégui
y Ophra Humphrey.
Que venga el Gran Verdugo al riserío
y la bullanga de tanto payasismo cultural.
Desciende, perro, muerde sarna.
Llégate al Punto Omega, vulva adentro,
en favor de este calvario de pruritos.
Las viejas en bruto están papando moscas.
Consagran sus imágenes de tronga cosiéndose
las tetas de teflón y curándose el espanto
con purgante de yocol y uña de gato.
En rosas-telenovelas,
han de cavar sus tumbas en vida
y agonizarán con ojos pelones mirando
a Guicho Domínguez y Verónica Castro,
burradas de muchas letras
y sofaldares y capítulos
y cuernos y besarracos
y faldas cortas y lagrimones...
¿Acabará, algún día, este circo
de estrellas de lo vano,
este espejo de ramplonería,
con que se víste al galán y al anti-héroe,
a filósofos de esquina
y escribidores de sopas Campbell
y teatro Proctor & Gamble
a falta de comprensión de sus útiles a la mano?
Tendrá que ser un perro con hocico,
una bestia con olfato que entienda para ladrar
y sienta para morder el comportamiento estante
en lo abierto hacia los entes...
No. No. ¡Puede ser una hiena!
Baja, hiena. ¡Déjate ver, demonia!
Mira a estos payasos de las calles
creyendo tener un corazón bajo la guanga ropa
y dos bolas de granito por timbales
y son puro gesto retorcido y ademán de campana,
sin tañido, sin canción, sin designio.
Coquetos de cabeza rapada, neo-bocones,
asimétrica colmena de gorgojos,
¡ved lo que vendrá!
Establecida será la promesa, córam pópulo.
Si la enunciación representa la cosa tal como es
y hacia lo patente como tal el Dasein se comporta,
¿tendremos que creerles?
¡Así que lámelos con tu lengua rasposa, desocultadora,
en medio de estos falsos comportamientos diseñados!
¡Que muestren el cobre las doradas Thalías
y las Doñas parisinas del hipódromo
y que relinchen como burras sobre el heno
y felices marías en los establos!
¡Qué importa que tengan tatuajes en el culo
o aretes en las entrañas, uñas negras y pezuñas!
Te sobrarían los colmillos para morderlas
y el olfato para desocultar
lo acordado por sus cómplices...
Búscalos donde quieran que se metan
porque son más cobardes que las sabandijas.
Desbarata las ilusiones de su metafísica.
Descodíficalos y verás que Don Nadie
les construyó su escondite en el tugurio
lo mismo que en salones de oropel:
patéalos, hija mía, con saña de Karate Kid
insúltalos con llamadas de Pacific Bell
apendéjalos con ternura Downy
manda a Rambo y, desde Total Recall,
a los Ninja Turtles y las Vomiting Vipers
y que se persone cada títere de humo
y cada mequetrefe de virtualidad disparatada.
Que se diviertan con rap y radio-bemba, sí, pero...
atosígalos con Rush Limbaugh o Pancho del Rancho.
¡Y que mueran en el Lagar de Tu Ira!
Estoy en la estacada del exilio
con patuco de misa y de misericordia.
Que sirva de preludio y bienvenida
al que se echará la albarda de venir
como buey suelto y bien lamido
donde nadie lo llama,
el modo cotidiano del soluto.
Estoy entre rajputas de Los Angeles
en el día que grandes lluvias se desatan.
¡Vieja hiena, me imagino, que te orinas
sobre los cráneos de esta bola egomaníaca
de brahamanes y sus treinta y seis castas
descaradas que -pro domo sua- promiscuan
con la raja del rajá
sobre el kâya del sambhoga!
Derrama el alúd,
sepúltalos entre musgo y fango.
Ha muerto Sharon Tate, Vietnam aplaude
el perdón, la Flor ecologista,
sin napalm, sin My Lai,
el humo marihuano, el Op-Art
y el canto beatnik...
Puja el granizo, ángel de la séptima copa
o la séptima trompeta o el séptimo reposo:
porque el amor que no entiende el dolor no es amor
y donde no hay asombro no hay inteligencia
y lo acordado no se deja aprehender
como vivencia ni como sentimiento.
Estoy entre místicos de baraja y pandereta.
Oigo que leen las palmas de lo oculto
y consultan oráculos.
Walter Mercado les deifica los tatuajes
inconscientes y junguianos, desde líneas
de siquismo y aquelarres de pazguatos
sibilinos y oráculos del ano.
Estos charlatanes van al templo
de lo admitido por el uso en cada caso
y en la residencia abierta de la erranza
siembran la sombra como luz
y la verdad como convenientia
(por supuesto, en lucro cobrada).
¿Y dónde está el desmentidor con su navaja
y el estrangulador con sus manos salvajes?
Hay que callar la concordancia
del adequatio intellectus
con otra oscilación de la penuria
y otros todavía-no,
llenos de bronca
y posibilidad
y vela
y sobrepujo.
Aquí, en esta democracia dominguera,
el tecno-sonsonete que idiotiza
con la banda siniestra de Los Machos
y la Sonora Show a la diestra...
¡Cállalos, patarata timbirichera,
aunque mueran las orejas quebraditas!
Por rencor a la otorragia, asesinen al General
y a Locomía, a Chalino Sánchez y Gerardo,
a estos temerarios, a estos barrio's boys,
a estos dictadores de la mafia disquera
entre mojarras, todos sombrerudos
con rascuaches voces
y folclórica sosera vendida, a troche moche.
Que jeringuen a los monos y a las ranas,
a las moscas y a las bacterias, macarena:
ya chala hasta la piltra el canturreo de los gangosos
y los ojitos verdes y la escotada bragueta
y el desparpajo de la voz letrina
y la bronquez del canto.
No se puede escapar a la historia
que reviene deyectándose.
El que viene con garrote de profeta
para temporar el ser-ahí con el hoy efectivo
del ahora y la conexión vital de lo todavía manifiesto,
irrumpe hasta al conexo de acción con sus copas de destino,
pero no cante victoria el que habla de pasados muertos
y revoca lo que repercute en el hoy, lleno de miedo.
No se jacte el que predica el progreso
y la réplica de la posibilidad.
Hay un destino con-los-otros
y con el propio Dasein enardecido.
*
Fascinación en las penumbras
En el arrabal, la nada navega como sangre.
En su eje de raíz, ¡qué bien se rota!
Y las penumbras son el cielo que gira
entre galaxias y el ser endemoniado
va con ellas, penumbrasde
su puñal enardecido.
Y el quinto cielo es volver a soñar
con el crimen y el espanto.
9-16-1990
*
Negada fue la Tula verdadera
Levantaron su huipil porque lloraba.
Ella buscaba la Tula verdadera.
Un lugar sin hambre y sin congoja.
Un paraíso con los suyos, sin traidores.
Pero el pochteca estuvo allí.
La vendió gacho
después de coyotearla por los montes,
trazándola con la ruta del escarnio.
En la casa de Calmécac,
el tarado del átlatl dio su golpe.
Un cafre fayuquero, por dinero, la entregaba.
La robó. La dejó sola. La cedió
a un monte oscuro de salvajes, sin patrullas.
Un migra mexicano, deseándola,
comenzó a chupar su piel como una fruta.
Y aquel huipil cayó con la deshonra
y del polvo nació un escarabajo.
En la casa de Calmécac,
su sangre inspira el luto.
Bajo la tierra de un patio la enterraron.
Ahorita ya hasta un macegual canta.
Un azadón de sangre en su hombro gime.
Y en la tierra donde la calaca virginal
se irá secando, ya nadie tiene hambre
ni congoja ni ilusiona un paraíso
con los suyos: ¡la olvidarán!
1986. Tijuana
*
La madrugada
La ví como una pinche y destrampada hormiga
del fuego desprenderse. Era una miga del sol
que se afanaba, una mordida del ansia sobre el mundo,
friccionada y surgida de las piedras
y del fango de tus calles y tus baches, Tijuana.
Puso cara de albas y relámpagos,
de aguas transparentes, de voces líquidas y aéreas,
de cifras interiores o inmensos océanos sin origen.
Por alguna razón dijo a lo oscuro:
Debo abrir los ojos, sonreirme, echarme
al paladar del Infinito. Soy la aurora.
Debo estallar de amor como otro cielo.
1986
*
Cocinas siderales
Jarra en mano, Hebe servirá de pozos inescrutables
del que yo quiero beber.
Viene de cocinas siderales y trae manjares
que, temblorosamente, juegan en pezones.
Me enamora su paso, su haldear.
Por eso, yo espero la cuenta
con azules de los cielos.
Tiene alas, seguro, y fuego
porque su mano es llama.
*
Néctar de El Héctor's
¡Ay, quien amara a Hebe sin mandil, néctar servido!
Hebe en plenitud, ya cósmica, harta de mundo
y cayó en mí, pescada por su extremo, redondita,
y, en Héctor's, danzó muy a sus anchas
y tan coloreteada...
Fue la mejor de tantas con su alcurnia migrante:
alborotosa, envilecida por incomprensiones.
Orbitaba mis ojos, al verla suavecita,
¡ay no se atraviesen, por favor!
*
El migrante
El migrante que soñó con palabras
(que son chavasca, leña menuda del monte de la Urania),
el obrero que vive confeso en el chincual
y quiso voces de azúcar, aunque morena sea la piel del sol
y el sabor de la chincaca y el pisto,
el secreto que él halló en la piedra
y que con ella se hizo denso,
es como el músculo del habla y el teótl.
Y lo explotaron con la historia del abismo
y él se enredó en el coral, esqueleto calcáreo
y no halló la espesura de los ríos.
No vio más que la muerte en los desiertos.
No vio la fluidezde los radionucleidos
que se van a la jungla ni su estallido de luz maravillosa.
¡Qué tristeza de luz tiene la sombra y la aridez!
La cruzada a la Urania tan poco generosa.
9-1-1980
*
El brincó con su herida
Un día se vino al Norte como tantos.
Tuvo que esconder su cabeza yucateca.
Escondió una cuchillada que le dieron
en Tijuana bajo una guanga ropa.
Ocultó su frustración de ser un tarambana,
jornalero sin trabajo, sin diploma, sin tierra,
sin ninguno que reclamara los huesos
con que vivía, la fatiga de sus años,
ya era viejo, no anciano, adulto nomás
con el único tiliche existenciario: biología.
También se supo humano. «La necesidad», lo decía.
El quería ser productivo, aún carente de todo.
Sin desestrezas. Hizo todo lo que pudo:
lavar botellas, cargar de aquí o allá
pesados bultos, reparar cercas.
Y llegó a Tijuana, rumbo hacia el Norte.
Luchó con la culpa, todo hambre. No era nadie.
Como un perro, como un huérfano
y desvalido, indisculpado por las horas.
Y la miseria. «Es la necesidad», decía.
Ignorante de futuro, ignorante de pasado,
brincó la valla, el alambrado muro
en la frontera; así lo hizo, así haría; pensó
que al otro lado, todo será seguro.
Funcionaría con lo que sabe: hurgar en tarros
lavar botellas, recoger desperdicios,
reciclar la basura.
Y trepó, hiriéndose las manos a la luz
de la luna y brincó, hasta abrirse los sámagos
y empezó a sangrar la vieja cuchillada.
Y helicópteros alumbraron su agonía.
Le pusieron una inmensa farola
para identificarlo. Vio tanta luz que se pensó
en otro mundo, en el Cielo. Moría.
«Es la necesidad», su última palabra.
06-08-1984
*
La dura tarea
Siempre ha estado la sombra
de ese Gringo del 1848 tan de cerca
tan metida, que es él quienen fija límites
o mueve o roba guardarrayas.
El sí viene y peina el chango.
Es que le damos la tierra desnuda
para que él la acaricie y se surta.
El sí hizo con nosotros / el Valle de Tijuana /
su frontera y tomó el ferrocarril
como una inmensa hilera de vagones
para llevarse la paz y dejarnos la guerra
y en esos flujos migratorios
con que se metieron en Tijuana por rebote
aprendimos la dura tarea que es
hacerlos que chinguen a su máuser.
*
Adiós, patria
Una comunidad fue lo que quise:
familia, hermanos, vecinos, amistades,
pequeño lugar al que he de llamar la patria,
hábitat al que clamar dulcemente
mi paisaje, nicho mío, ecología de mis ojos,
cercanía íntima con ecos.
El día llegó.
En cierto modo, inesperado.
De la comunidad salí con adioses fragmentarios.
Me secuestró el exilio, me chantajeó
la causalidad del poderoso.
Y son imperios interventores,
extraños, suplantadores, industriales, traficantes.
Bancos transnacionales, engendros globalizadores.
Miseria reinventada, desempleo, traiciones.
Se burló lo universal con su sarcasmo
y la historia, con su construcción de privilegios.
Me dijeron: La patria es la nación, borincano.
No fue poco lo que yo quise
y todavía lo busco dentro de mí mismo;
pero ya no es lo mismo, la patria no es
la comunidad íntima, nostálgica,
que se quedó conmigo.
Hoy es la nación
(sí, la nación, la nueva idea con sus ultrajes)
cosida de retazos, neutra y laica
confabulación que me distancia
y me divide en otros reinos, con banderas
y engañifas estrelladas.
2-18-2000
*
Impasse
A quien se halló en el límite de su propia resistencia rumbo al Norte, en una celda del Servicio de Inmigración o la Patrulla Fronteriza
Que nadie me observe. Déjeseme
de espaldas, así, disimulando.
Que no quiero llorar ni hablar mis cosas.
Este estado de emergencia es mío.
Que nadie me toque ni pregunte.
No me ofrezca ninguno un abrazo.
Gracias. Yo tengo mi propios cigarrillos.
Y, en el fondo, una angustia
de espejismos extremos.
Voy a tocar fondo. Un momento más
y se desata este vacío y si me sobrevivo
es otro azar ante el cual no puedo
ni aún sé cómo detenerlo.
Que algo nuevo ocurra y no aquí
con tantos ojos tristes y llantos del extraño.
No sé qué es lo que viene, o si es inevitable.
Que venga el nuevo parto cuando ya esté
en la calle, no en esta puta celda,
no en este pozo de maldito refugio.
Espero, aún sin confianza en el fin
de este viaje; espero, en la voluntad audaz
de algún rescate. Espero, con dolor,
el ciclo nuevo. Espero y no puedo hacer nada.
06-18-1986
*
La morrita de Agua Caliente
Allá, entre la Vía Rápida Poniente.y el bulevar
Paseo de los Héroes de la Zona Río,
los Billares Poket’s tientan a todos.
Hasta el subjefe policíaco se da
el taco de ojo con Susy, la morra.
Allí es su cita. «¡Mi Susita, mi nalga,
mis calzones!»
El echa un ojo de agua a ese manantial
de agua caliente. Lo esparce con el ojo del capullo.
Se viene y va por el gusto de verla.
El es casado y no es tan pitofácil
para engañar a su ñorsa; pero estamos
hablando de sulfuro caliente y de hebra
fina, rica nalga que mulle la falda de los montes.
La morra es parentela rediviva de los Hoffman,
médico gringo y el primero que, a ratos,
vivieta si medio siglo antes que a la zona del arroyo
de las palmas el progreso llegara,
con billares y turismos y prohkibiciones
y sorprendiera que haya sido él
quien peinara los changuitos a la indiada
y diera ojos azules a su parentela.
Ella es una con la sangre de David,
sulfurito hoffman, y es tan bella
que pica la cabra / encabrita que se niegue
esta morra a quien más la dese
y encabrona a mujeres cuando son celosas.
Por enojo, velan al subjefe.
La mira demasiado y se pone celoso
cuando ella juega billar sin hacerle caso
y se lame la piunta del taco y juega
con las bolas tan maliciosamente
y payasea con los jariosos del Poket.
Allá, del bulevar de la Zona Río,
sacaron al subjefe muerto a tiros
y su ñorsa dijo que es culpa
del agua caliente sulfurosa
que por sudor impregna la güerita,
campeona en travesuras
cada vez que se inclina y muestra
su culote tan perfecto y deseado.
Ensaya artilugios que son pedos de filigrianas
y sepultan a mortales en los agujeros,
justo donde van las bolas...
*
Había una callejuela A en todo este trayecto
Antes, proto-mísera Avenida Revolución,
eras el primer asomo de alfabeto,
una Calle A,
una simple ruta A
a quien Madero y su gente
u otra sucesivamente amante de contiendas
sufragistas y constitucionales
cambió el nombre para ser burla
de la esencia de esa rica palabra,
Revolució. A la gente de tu calle
no importaba el curso de esa historia
y esa lucha; tú no servías ni para un letrero
que diga «Desvío», ni merecías un semáforo.
Tú eras una calle sin prestigio y Francisco Madero
un pleitista aparatoso, alguna entre su gente
vino a vender ese fantasma
de burgueses, democracia, pinchi embeleco
de buscones, sus elecciones.
Claro que el Porfiriato es dictadura,
pero la dictadura existirá mientran
la pobreza perdure, esa es la elección
que importa, que el jodido deje
de ser lo mismo,
que al gobierno no crean
ni se erijan partidos o les designen calles
o le cambien su nombre para que duela
más que nada ocurra y la esencia
del cambio sea otro bache callejero.
*
Cuando eras honesta
a Ricardo Flores Magón
Tú eras más honesta, Tijuana,
con una calle como aquella que Madero
hizo torcerse al procurar prestigio
con esa fantasmagoría
que se llama Avenida Revolución.
Sententa años después de esa Revolución inútil
por causa del PRIísmo, 70 años
o más digo después de1910,
ya nadie se acuerda de pobladores liberales
(aquellos que bajaron del Norte,
con las insignias del PLM, y eran
anarquistas, socialistas californios
y cucapás, indios que se unieron a Magón
con gente que bajó de Los Angeles,
pasó por Mexicali y vino a dar a Tijuana.
Cuando apemas nacías, Tijuana,
honesta con la modernidad de tu periodo
de parto, hasta querías ser
República Independiente libertaria,
nada que se parezca a política conocida
de cabrones, nada que se parezca
a viejos ranchos de José María Echeandía
para Santiago Argüello, nada que se parezca
al celo nacionalista ni los herederos
triunrfantes, los príistas.
*
La Revu
A La Revu, como asiduo visitante, la conozco
más por vil y antirrevolucionaria
que por otra cosa. Todavía el turismo la persigue
como a una piruja. A lo largo de su talle,
se le ven los perfiles, quiere mundo,
que le maten la cochi, gozar intensamente
antes de chupar faros.
Por eso tiene tantas cantinas y antros,
centros con tables dances y discotecas
(¿y por qué no? tiendas de artesanías
y todo giro comercial del delito
y la transa, anunciado con muchos
colores y ridículos).
Y es que siempre fue así.
Como una ruca coqueta.
Como una oferta de los Veinte
a la garganta seca del gringo dipsomaníaco.
Como burdel de avidez para el que quiere
ansiedad con derroche, placer hecho de puños,
carreras de caballo, de perros, de pelotas,
de patadas de fútbol, o corridas de toro.
Tijuana y su Revo son carne y alma
de la misma cosa, juegos de azar
y enpiernadas a prisa, sulfurosas delicias,
algo más que baños termales, por supuesto.
porque por algo en su mejor momento
se personaba la élite y grandes estrellas
de las colonias de Hollywood:
*
Réquiem a la Revolución de 1910
A la primera Revolución Social
No creas, Mariano Escobedo, que la democracia,
aún la aparente de los votos y las sucesiones,
nacerá sin un pueblo que la comprenda
y diga: «Esta es la suya. La mía. La de todos».
No lo creas, Pedro Valdés. La justicia no la trae
el fusil del militar patriota, ni el soñador sin pueblo.
No lo creas, Lorenzo Hernández, Javier Espino,
Miguel Negrete, Manuel Carreón,
Francisco Nava, José del Río.
Tirar al Porfiriato, hundir la dictadura, 30 años
de envilecimiento, es despertar al hambriento,
sumarlo al pan digno de cada mañana.
Ninguno de ustedes, revolucionarios por deseo de cambio,
puede ir solo con su grupito selecto de soldados,
con consenso de honor, aún elitista, y decir
a millones que Porfirio es malo, que la libertad
está garantizada, o el futuro sonríe
cuando hay valientes, adrenalina uniformada.
No basta que se diga que la dictadura humilla
al colectivo grande, al México divino, a la Patria.
Sin el pueblo los triunfos duran lo que el viento.
El sufragio efectivo es voz vacía.
Madero huye a París y el rabo de todos
se esconde entre las patas
y la «No Reelección» se vuelve espuria
aunque venga el triunfo / fantasma pasajero /
después de 30 años de vil aferramiento y Díaz al mando.
No es mero asunto de crear un aparato de elecciones
que, técnicamente, llamen «Democracia».
Es que hay serpientes que se cuelgan de Madero
y van lamiendo la tierra y mordiendo el tronco
y la tierra y el tronco vuelven a ser porfiriato,
agendas del demonio y encantadores que mandan
sus culebras y las hay blancas, anglófilas,
como Henry Lane Wilson y las hay oscuras
y moteadas, como la Antigua Serpiente
de la burguesía, el mismo Porfiriato.
Y verás cómo cae el presidente electo
y el vicepresidente Pino, asesinados
a dos años de jactarse todos:
«Llegó la democracia, mexicanos.
Vengan y aplaudan, vengan y echen los vivas».
No lo creas: una elección es lo más frágil
que existe. Una teoría sin pueblo dura nada.
Los dictadores vuelven ante un pueblo dormido,
las huertas victoriosas son llamaradas,
engañosos espejismos.
Hazlo que huya, entonces, pueblo bravo.
Que se vaya con su amo al que llaman
el águila del Norte; pero en el Sur, cuida
a Zapata y, en el Norte, disciplina que Pancho Villa
es otra bestia, adrenalina mala, siquitrillado
populismo con espuelas, borracheras
y cartucheras por doquier y sexo
y robo, desvergüenza.
Cuídalo, sí, y cuídate de él aunque tenga
en la boca la justicia, la reforma, la tierra,
la patria, demagogia aún no cernida
en cedazos del espíritu pulcro,
revolucionario.
Constitucionalismo liberal, sí, ten cuidado
que hay villas elitistas que al poder conocen
como nominales palabras,
tal vez peores que Villa y que Zapata.
Ven y mira a Venustiano a los ojos,
dime qué ves en sus carranzas,
mira a Obregón, a su gente y dime si hay algo
distinto a los hombres que al Porfiriato conjuraron
con sus armas que desde Mariano Escobedo
son golpistas de '79, émulos
de Carreón, Negrete, Nava y del Río.
Escucha que todos hablan sobre derechos liberales
y legislaciones civiles, laborales, progresistas
y se llega a los portales de las bestias
en la Huerta-Patria, ante falsas bocas
que siseantes proclaman...
«Que la nación se encauce por los senderos de paz»,
y él mismo, Venustiano en la huerta es
la piedra de tropiezo; la Paz es su pretexto
de atentados, impracticable senda
y él, personero del acoso
y las traiciones.
Asesinados Gustavo Adolfo Madero,
Adolfo Bassó Bertoliat
Francisco I. Madero,
José María Pino Suárez,
Abraham González, Edmundo Pastelín,
Adolfo Gorrión, Serapio Rendón,
Belisario Domínguez Palencia.
Ahí los tienes, México, tus patriotas caídos
por un poco del trámite burocrático
del presumirse vanamente
Libre, Liberal, Moderno.
Constitucionalista.
Y lo peor queda aún por verse.
Ahora soy yo: te hablo en nombre de Carranza:
Se necesita mucha sangre aún para abonarte
en nombre de los Generales.
Muchos sublevados más para decir
que la Revolución es Social y ha de ser
la primera del siglo, más grande y solidaria
que la de los bolcheviques y su Peligro Rojo,
Dáme un millón de mexicanos, muertos
los quiero en nombre de Madero.
Dámelos en nombre de las clases marginadas
ahora que Díaz se ha ido y en días de hambres y ollas
dejó al León de la Barra.
Que Emiliano, con sus zapatistas, se quede tranquilo,
que se mantenga a raya / Pascual Orozco.
Que me digan los católicos del Partido Nacional
qué puto carajo es lo que quieren
o que los lleven presos, que no existan,
o que en San Juan de Ulúa
vayan como cautivos.
Que me diga William Howard Taft y Woodrow Wilson
en qué bando se ubican, si bendicen o no
la democracia, que le digan a John Lind,
güerejo entrometido, que no den más recetas
de falsa neutralidad. Que mejor me vendan armas,
que la Revolución las quiere. Ya ninguno
se la apropiará sin que pare la sangre.
Los alemanes venden armas al huertismo
y el marino del Águila del Norte
ocupó Veracruz, burló la Patria Mexicana.
Que te digan, México, dónde están las lealtades
del amigo, entonces, dáme por la
causa constitucionalista
tus rebeldes, tus mártires
porque estamos solos y Pablo González Garza
en el Noroeste se come la pena viva
y Villa, intranquilo como chacal del Norte no se place
ni con el gringo ni con el alza'o bajo su mando.
Obregón en el Noroeste pasa por sus horrores
y pocas son las líneas de resistencia federales
que ya van doblegándose. Que Villa está mermándolas
y ha tomado a Chihuahua, Coahuila y Zacatecas
– Rodolfo Fierro es un lobo en Torreón
y fragor de la guerra le hace lo que el Viento a Juárez.
Es que quieren tu sangre, Pueblo, como sopa.
Dale entonces tres tazas. Eso es lo que quieren.
Dales un millón de muertos para lavar el Plan
y el pacto civilista, dame un Sur diezmado
ahora que existe Zapata; disolvamos a esos federales,
los siempre porfiristas, lacras de mi condena.
Dilo al ABC. Anúncialo en conferencias multinacionales,
en Niágara Falls, a la cara del yankee:
«El Águila del Norte apenas si conviene con Carranza
y son intransigentes y envidiosos».
Dame un millón de muertos. Vayan y ocupen
templos, aprehendan sacerdotes, pidan
medio millón de pesos a los Arzobispados,
escupan sobre los extranjeros, que te traicionan
México. Dijo Rafael Ceniceros,
viejo portavoz del Partido Católico que soy
el Leviatán. Que Carranza se alía al demonio
de la Muerte y que Obregón es el ladrón
del Anillo Pastoral del Obispo.
Están barriendo las calles élites de la Iglesia,
siervos de la Virgen Guadalupe,
están cerrando colegios, quemando confesionarios
por el sólo desmentir a Venustiano
y llamar masones del Trabajo Sucio
a Obregón y Plutarco Elías Calles.
No lo creas, Pueblo Mexicano. En nombre
de Cristo Rey, Tu Revolución está en las manos
de los vaticanos, los extranjeros, la mafia
de los cuartos oscuros.
A la Constitución que soñamos la están
adulterando con chantaje los cristeros
y necesito ayuda: Dame medio millón de muertos,
dáme mártires, cualquiera sea tu bando,
villistas, o gente de Emiliano.
Que nadie puede solo con esta carga,
tu revolución, mexicano del futuro.
Para tirar al Porfiriato, su Iglesia corruptora,
sus ricos patronatos, te necesito
Villa, Zapata, Carranza, Obregón
(pero fieles, leales, no como cada perro
con su hueso; juntos que rasquemos nuestras pulgas
si acaso es la única riqueza que tenemos),
además de la sangre y el poquito de vergüenza solidaria.
Dáme, dáme, dáme un millón de muertos.
Séme fiel, Zapata, porque si no obedeces
te asesino. Te mando a matar si fallas
por el Plan de Ayala; yo soy la Revolución,
Villa, Zapata, yo sé emboscar,
yo sé utilizar caciques mentirosos,
yo fundo la Muerte en Hacienda de Chinameca,
de Morelos, porque yo quiero un millón de muertos,
yo, Carranza, quien hizo a Obregón
el mejor de mis guerreros, pero quien sé
que es ambicioso, ama el poder más que Porfirio
(él quiere la Elección, aunque esté en desventaja).
El no es fiel, óyelo pues de la Boca de Carranza:
Sufragio efectivo, estratagema descarada.
Dáme un millón de muertos antes que un católico
venga y mate a Álvaro, antes que los cristeros
te roben Tu Constitución, pueblo de mártires.
Estamos haciendo una mierda de algo puro
y hay que darle el valor de nuestras vidas,
sangre, mucha sangre, para que los generales
teman la traición.
Escucha, Cárdenas del Río,
Abelardo, sinvergüenza, vendepatria,
Manuel Ávila, hijo del chanchullo,
Elía Calles, escucha:
dáme medio millón de muertos
y desconfía del gringo
y los nuevos ejidatarios.
*
Una plegaria por Tijuana
«Con cuero amarillo para las gargantas de los pies / voy paso a paso elogiando los rayos del sol con gran amor de nahua. Con la suave paciencia profunda / de serpiente emplumada voy adentrándome al reino adentro»: Rafael Catalá, poeta cubano
Que no decaiga Tu placer ni el mío.
Ruego por nuestra Líbido (in)munda
aún contra la leyenda negra de las satisfacciones.
Las nuestras son barrocas como la estampa
de ver marajás de India
practicando el coitus interruptus
con alguna akula arti-Kulada.
Clark Gable, no te vayas si te has venido.
Permanece. Douglas Fairbanks, padre e hijo,
ruega por nosotros.
Jean Harlow, surte de regocijo
nuestros hotales, aunque sean
de los menos costosos en Agua Caliente.
Tarzan de las películas, cuélgate de las lianas
como un chango perdido en Zona-Río.
Johnny Weissmüller, cógenos confesados
y que los Hermanos Marx nos bendigan
con sus testimonios, pero sin marxismo.
Jimmy Durante, ruega por nosotros.
Buster Keaton, no nos mientes la máuser.
También somos humanos, aunque menos
claritos y colorados que Bing Crosby.
Ruega por nosotros, Buster Crabbe.
Nos gusta la mercadería y por eso de contínuo
pasamos a San Diego, aunque vendan más caro.
Dick Powell, háblanos en inglés desde chiquitos.
Te enseñaremos lo mejor del bulevar
y puliremos la Torre de Tijuana
y aparecerás en boca y estómago de La Ballena
y de ella misma te sacaremos a rastras..
Que venga el extranjero hasta acá,
si se fue a la Selva congalera de Cuernavaca
o a El Foreign Club del D.F.
Aquí estará atendido, mejor que fuera
y aprenderá, se le enseña a agarrar el gallo muerto.
Lupita de Alessio, ruega por nosotros
y revive a los bitinios de Tracia y cíngatelos
a todos, coqueados en las costas asiáticas del Mar Negro
de tu púbis, cágelos cansados y sorprendidos
de tus ffurores vaginarops. Ojalá en Ponto Euxino
hagas delicias de tu Peinado Chango y del mar
de Mármara, gárgaras con falos del fundador
sacrílego, el Viejo Argüello, y el valedor,
Licenciado Olvera, él acabó por jodernos...
Pero ruega por nosotros
ante muchos riesgos y peligros, sean los naturales
que en Tijuana conocemos...
inundación, derrumbes, colonias en deslizamientos
que laven las verijas de los montes
o terremotos como Silvia Irabien,
La Chiva de «Big Brother».
Cuídanos, Santa Sasha, reina de las ficheras,
mujer de López Por Pillo, reza en eslavo
por el yugo de Tijuana, Alexandra Acimovic,
Popovic para la Mesa de Otay
en el Nido de las Aguilas.
Por los enmpobrecidos de Arroyo del Florido,
allende a Lomas de la Amistad
y el Cañón de las Carretas / Delegación
de San Antonio de los Buenos /,
Divina Providencia, mándanos La Esperanza.
Proteje al vendedor ambulante, al obrero que jala
entre matorrales, al de Tijuana, también.
Cary Grant, ruega por nosotros,
Mae West, apiate y publicita nuestras historias
en «The Hip Flipper» y «Tijuanas Bibles».
John L. Sullivan, ruega por nosotros.
Max Baer, ruega por nosotros.
Háznos escenarios sensualones, dignos
de Wesley Morse's Copacabana nymphettes.
Que se diga en el cielo y en la tIerra
«She Will Be Coming Around the Mountain»,
y hará el amor a Popeye, nos hará puros nerdos
«&Bolochy Bill, coozing around the World
in The Height of Stinginess».
Betty Boop, ruega por nosotros.
Winnie Winkle, aboga por esta democracia chanchullera
porque pese a todo odiamos Hitler y Mussolini
(nos caen del nabo) y amamos a los American GI's
porque nos traen la papa y personal mementos.
Ruega por nosotros, Mr.Dyslexic,
padre de las tres putas. Winston Churchill,
«Our Ma», ven a Tijuana, que sea tu Rammit Home
y tu bordo; trae a Terry & the Pirates.
a cabrfones macizos, a Zatara y Lil Abner
y que anhelemos en compinchazgo
The Tijuana Memorial Orgy.
Little Evie, ruega por nosotros.
Betty Boobs, concédenos la gracia,
Buck Rogers, con acrobacias sexuales
y «with joint action», suméjete en agua caliente.
Blondey & Dagwood, dános la experiencia
de verte en La Revo, forced to fuck
for your pet pooch's enjoyment...
En Playas de Rosarito, discursa el maleficio
de los narco-corridos cuando encumbran
a perversos ejemplares de violencia delincuencial,
masacres inhumanas... «Mira que tientan
a los juniors / mangueras» pero... roguemos
al gobernador López Valdez,
sinaloense y al propio, en Baja California
que, por amor al progreso, ni en bares, cantinas,
centros nocturnos y salones de fiesta;
suprima las pistedas, que no censure
a los que cantan la música que rifa / la banda
y que no quite el misterio de la jerga
ni el caché del burrabulario
que, si es difícil de comprender para la mayoría,
no es vicio.. A nadie mata.
Ruego por las chicas guapas de los mangueras.
Acompáñame, Poiré, en mi plegaria
ya que no hay apología a delito alguno.
Esta es una lucha cultural que reprende
unicamente el homicida sin censurar el arte.
Abajo seam los secuestradores,
el que extorsiona y trafica; pero bendito
quien proteje al turista que a Tijuana visita
y a quien consume esta riqueza tan barroca
que ofrecemos de La Baja,
Tu placer, Tijuas,
nuestra Líbido (in) munda.
Indice: Tijuana: Dolor de parto
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