Saturday, December 20, 2014

TENER UN MITO GENEROSO POR GUIA

TENER UN MITO GENEROSO POR GUIA: En el comienzo de un proceso cultural y sicológico, el ser humano se guía por mitos. Lo asume (al mito) como punto de arranque. La ideología velada, o admitida con toda fuerza, de la jibaridad es el mito activo del homo mitologicus y, a final de cuentas, el mito más generoso de los puertorriqueños. Tomó un insulto perruno de lo silvestre y montaraz, el jíbaro / el ser mostrenco del campo y lo hizo digno. De lo monstresnco a lo heroico. Hoy por hoy, ha servido como el punto de arranque de la identidad. El ser del jíbaro nos hizo entes que pueden reclamar su destinación o poder-ser en la libertad y en la verdad. Sin embargo, el tipo regresivo de éste puede ser todavía el desentenderse del objetivo señero, la verdad de la existencia, y adoptar sus mediatizaciones. 

Como ha dicho Francisco Romero en su libro La filosofía de la persona (1935), en su búsqueda del sentido y participación en la historia y la sociabilidad, el ser humano puede «enmascararse», «justificar» sus defectos y/o «adquirir consciencia» de su persona, su individuo espiritual, por diferentes vías. Y Jordi Corominas en su artículo La universalidad de la reflexión ética mesoamericana concluye:

... No todos los grupos sociales han percibido o perciben del mismo modo al ser humano y las cosas, ni comparten las mismas emociones ni los mismos deseos. Los grupos sociales se caracterizan precisamente por compartir un mismo régimen de esquemas intencionales, una misma tradición o acervo de recursos simbólicos... El bien y el mal dependen en esta dimensión (de los esquemas intencionales) de cada grupo social. Estos esquemas intencionales están destinados a elaborar una selección entre los bienes y los males elementales que se han de preferir o sacrificar... 

Desde el punto de vista de la hermenéntica existencial, lo que ésto implica es que la jibaridad es también una superestructura clasificativa, filosófico-cultural, que ha sido creada por el hombre común y corriente, a partir de sus previsiones ante lo contingente y los asomos del miedo. El ser del jíbaro prohijó entes que temen y entes que son temidos; entes que aman y entes que temen el destello del amor. Como Alonso adujo en su diseño verbal o escritural del modelo puertorriqueño, ese ser «humano, afable, justo, dadivoso», puede manifestarse a su vez «en empresas de amor siempre variable» y afanarse «tras la gloria y el placer». No significa que siempre ha de ser de ese modo, variable y desorientado; significa que el ser de la jibaridad evoluciona, padece y fluye en un irse-resolviendo-avanzando y se expresa en un ser-no-siempre-todavía.

Aún surgida de la emisión de juicios de la burguesía criolla, la ideología del jíbaro se asienta sobre un largo proceso histórico y, por tanto, se desprende del reconocimiento objetivo. Es una observación en torno a un tipo de compleja naturaleza, el jíbaro, que fue llevando la continuidad del ser epocal boricua y «lo preguntado, lo interrogado» acerca de ese ser epocal al ser epocal español y, aún más allá de 1868, cuando ocurre el parto de la nación (Lares / Pepino), al presente.
            
Los poetas Carmelo Aponte Feliciano y Eliut González Vélez han valorado la experiencia del Glorioso Septiembre de 1868, «lucha que nace en Lares / y se consagra en Pepino» y, de algún modo, en su obra, está comunicada tal efemérides señera porque, a partir de ese momento, el puertorriqueño comprendió, más allá del término mediano y vago lo que quiere decir ser.
            
Lo que  es y será y por lo que sufre es por lo que tiene que cumplir y aun lo prosterna y desafia. Esto es lo que significa ser tragado por el Monstruo de Don Nadie. Ese es uno de los mitos que, como sociedad, encarnamos.

 Este es el hito conducente a la comprensión profunda del ser de la nacionalidad, no como había sido hasta entonces: homogeneidad lingüística, pero sin organización estamental propia. Un participar en la historia, pero cuyo fundamento, el destino, había sido demasiado esquivo y vago. Ante la finitud de la temporalidad y la comprensividad vaga del ser, transida de opiniones, el historiarse propio de la existencia hacia la muerte y filosofemas creados por el trato cuidado («Dasein Sorge»), la comunidad se solvía, yendo hacia muchas direcciones con otros entes desconocidos, o en ocultamiento progresivo y así, aunque vinculados por destinos comunes, olvidaba lo que tuvo pendiente como avance (para irse-resolviendo) y que, empero, reclamaría ser liquidado y despachado.

Ser héroe es salir de un mundo de guerra y envidia, la esfera de lo miserable y conflictivo, hacia una esfera, cultural y emocionalmente distensionada... Las tensiones emocionales que conllevan a la angustia, a la apatía, a la incomprensión, a la neurosis, son nuestro laberinto más común y diario. Ser héroe es sobreponerse a la inacción y la tontez para ser como Teseo que entra al Laberinto, a la zona de conflicto, y se apresta a coger el toro por los cuernos, descabezarlo... él se orienta por ese hilo de plata  que colocara Ariadna. Es un ser atento. Ariadna es una metáfora para referir a la sensibilidad, a la herramienta auxiliadora. La sensibilidad es lo que nos hace ver un hilo de plata, luz de esperanza, en medio de la cautividad más oscura y por esos hilos de confianza y empatía vamos hacia el camino apropiado y seguro.

Asocio toda mi interpretación de mundo a estas metáforas del proceso empático. No por otras razones, todavía hablaré sobre los Monstruos de Creta, el Minotauro, los taurobolios contemporáneos, los hilos de Ariadna y Teseos, mejor informados que las oprimidos como rebaño que marchan, a veces con la idea de que pueden salvar a su pueblo del mal...  El verdadero héroe es el que está compasivamente equipado, el que oye su Ariadna interiormente... Comprendamos que con 'monstruo' no significo una bestia, en rigor.  Sí el sentimiento o emoción. A menudo recuerdo mi noción de Ariadna es lo es el sendero abierto, lo expansivo, lo que rompe con los conceptos unilaterales, lo que ilumina un laberinto oscuro y hace giros / transformaciones / en la energía y, de algún modo, facilita el tránsito hacia una etapa superior. .«Ariadna es una imagen del hilo, y la Física cuántica puede ser una teoría de cuerdas, símil o resultado final de la sinapsis n el cerebro»... Laberinto es 'ser-en-el-mundo' para lo que sea. Lo innegable es que hay que salir del labento hacia espacios abiertos, incluyentes, empáticos, para poder ser comunidad. Este Mito de Ariadna y el Minotauro, el Teseo como héroe, sobre lo que a mí sugiere espiritualmente es la Conciencia de Misericordia, «la más pura» en el proceso de liberación, y lejos de un contenido castrebse, violento de matar a un animal / o bestia, lo que me fascina es la espada mágica y el ovillo del hilo con que Ariadna  teje / o, según otras fuentes, la corona luminosa para que el héroe pueda hallar el camino de salida del Laberinto o escapar del minotauro que devora.

El monstruo más cotidiano es el Monstruo de Don Nadie, pero si usted ve un destello de humanidad / Tipo bueno / no bestial en otra gente / en su vecino, si lo conmueve su empatía, ya está viendo a Teseo y a la Ariadna como el Destello. El mito generoso será su guía.


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