Monday, October 11, 2010

El ¡ay! del yo lírico-amatorio / De Estéticas mostrencas y vitales




Calixto y Melibea: Daina Isard

El ¡ay! del yo lírico-amatorio

«La necesidad genética puede ser considerada una necesidad de evacuación; la elección está determinada por unas sensaciones que hacen más agradable la evacuación de los productos sexuales»: A. Hesnard

¡Ay, confidente Poesía, compinche de enamoradas,
alcahueta de miserias amatorias, Trotaconventos
de cada bella(quera) verraca de líbido!
¿qué podemos hacer? cuando las adolescentes,
las adultas... las vejacas, rezuman sus besos
por cada poro y a veces los ven volar
cual mariposas que no encuentran la flor,
como suspiros que no encuentran el cariñoso dato
cuando más saturadas está el alma de hormonas
y más hambrienta de besos...

¡Ay, díme si es por riqueza de Eros,
o si porque Cupido no acerta el flechazo
y el varón es rata de dos patas, o su cuerpo
es de sapo que croa en el lejano pozo,
donde no existe el príncipe,
eso mozo digno de quererse,
ese amigo digno de ser besado.

Dímelo, sicóloga de amores, adivina
de palabras, maga-hechicera de sortilegios.
Se han vuelto demasiados los poemas
a la carne, textos a los deliquios,
mis menciones de noches pasionales...

Ayúdame, consejera sentimental,
reparadora de orgasmos, veterana de líbidos,
a organizar el placer que nos provoca
(a nosotros, pobres poetas de todos los sexos
y avatares) a que fluya esta emisión
de productos sexuales.

Casi todas las palabras que yo encuentro
en los textos, ¡ay! se repiten como rimas
de amor, se unen a caravanas
de nómades hambrientos de ternura,
se urden para verte y que ofrezcas consejo,
Gitana, con naipes marcados
de consuelo y ases de corazones.

¡Ay! ¿quien capaz fuera como Abu Chafar
ben Said, y uniera el agua con el fuego
y ofrezca consejo a Calixto y Melibea?
Sé tú en su lugar, Mujer Libre de dudas
y Casamentera de los atormentados,
quien a la reclusa de amor por doncellez
la redima, o en el cesto de su compra
ponga magia, la cita a ciegas
con quien dará caricias y susurre la palabra
más dulce y sincera.

Tira el panal, Celestina, y que no escape el deseo
de la abeja, pero que se coma miel
a ojos vistos o a escondidas,
¡ay, qué enamorado amor pica en los huevos,
qué humeda tibieza se esconde
debajo de la falda,
qué aromoso misterio mortifica las bragas,
que la Poesía ya no sabe
cómo callarse toda su gana de amar...
sin que nada nos joda
ni el laúd silencie su lujuria
ni el tocado de plumas de la joven risueña...

Haz el momento mágico en medio
de los oscuros y sombríos muladeres
del encuentro caravagista:
ella quiere ver a «Gerardo de la noche»
y sentir sus buenas intenciones,
si con él hay futuro, o sólo simulacro
por apuradas pasiones; ¡ay, cómo es líbido en pote!
cada palabra cómo infecta la lengua que canta,
o los dedos que escriben, con todo vaciamiento
en iemanjá de zamba para el gozo
y la pomba-gira, escandalosa...
como nalga...

¡Ay, LocaLorca, lo caliente no se quita.
Mi caballo negro está fuera de control
pues ha visto la rosa, ay Carol Baker,
tanta líbido, naufragada en la colcha,
y facilita de amar te he visto en Baby Doll...
Todo me habla sobre ti, Misterio Voluptuoso,
espasmito de biología, ansiedad metafísica
de mis progenitales versos, un cuadro,
un jardín, una película,
una suave melodía...
turgencia de los órganos bellos, disfraz
de la palabra coactiva, incentivante
del qué sé yo
que es el ¡Ay! del yo lírico-amatorio
en aras de evacuarse
intensamente inmoralista.


03-11-2004 / De Estéticas mostrencas y vitales

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Percy B. Shelly: En retrato

Hay que buscar los monstruos inocentes

... to re-think the concept of the human, in relation to the 'self' as well as in relation to society... the identification with the imago of the counterpart and the drama of primordial jealousy [...] the dialectic that will henceforth link the I to socially elaborated situations: Jacques Lacan
Como una avispa brava, persuasiva, yo
guillermoteliando desde el Medievo
para picar la consciencia a los tiranos
(y al extranjero, por añadidura), yo, schilleriano,
yo, como Percy bisseando como bicho shelliano,
un yo vital y ateo contra el templo
de truhuanes opresores, lordbyron yo
y a Grecia voy y de la Italia vengo, desafiando la condena
del exilio, subvirtiendo obediencias mandatorias
(que no soy quien las defino), yo autolegislado
para que mueran las normas de rebaño,
yo soy el desencanto y el Ay que rompe
los silencios en la sociedad urbana
cada vez más cruel, o más organizada
para oprimir el hombre y lo profundo,
lo digno del quehacer productivo
y el corazón que viene añorando la libertad
desde viejas baladas y olvidados trovadores
del campo... entonces yo me hago yo,
yo lírico, primitivo romántico,
yo en repudio de las «sofocandoras redas
y guaridas urbanas, focos infecciosos
contra la Naturaleza,
sanguinarios molinos que no dejan
el placer intacto ni la inocencia grata.
... vengo, como yo, a veces amargo yo,
pero dulcemente furioso porque aún queda
lo idílico, salvable, deseado, tal vez exótico,
tal vez lejano, entre matojos escondido,
aplazado, pero yo voy por él
(hasta Xanandú y el Oriente, si es posible)
y lo salvo, lo cargo en las espaldas,
me lo imbuyo, lo introyecto, yo restauro
las ruinas y hago que prevalezcan de nuevo
lo que antes fueron, antes no eran ruinas
ni cementerios torcidos y odio la nueva muerte
que es más destituyente que las viejas muertes
que sufrieron los vivos
a quienes conocí en lo arcaico y yo sí
me surti de baladas y dobles fantasmales,
ángeles invisibles, egos sociales y vitales,
entes que no son tan etéreos si coedificaron el mundo
y hoy se translucen a regañadientes espectrales,
con visos der doppelgänger...
pero ese Doble soy yo, cuando me matan
y no quiero la muerte que me han dado
porque hay mucho qué hacer,
hay futuro. Lo posible no está consumado todavía.
Hay buscar los monstruos inocentes.
Introducir lo grotesco, pesadilla que se carcoma
lo urbano y eche a pasear el yo bravo
en las calles hedientes a mortandad
y abuso, yo subversivo
subvierto obediencias de campanarios,
imágenes de lo ambiguo y salvaje
y pongo a jorobados a dar misa
de aliento airado,
por seña de identidad de los sufridos
y los ignorados y los oprimidos
y los desclasados.


De Estéticas mostrencas y vitales

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