36.1961: Nadie me dice nada...
No a todo niño de Cuba se le trata dignamente y se le ofrecen opciones. Mas a cada uno de ellos, en mi generación, se les ha bombardeado, por radio y televisión, en los patios de sus colegios, en los lugares de sus vecindarios, con palabras como las siguientes: Sierra Maestra, Cuba libre, invasión, revolución, dictadura, Batista, castrismo, comunismo, presos, subversivos, democracia, socialismo, huelga, sabotaje, hambre, ateísmo, presos políticos, persecución... En abril de 1961, con la edad de apenas 7 años, entraron a mis conocimientos de geografía sitios y referencias que no conocía: Bahía de Cochinos, Playa Girón, Ejército Rebelde y Milicias Nacionales que, de pronto, ya no era referidas como las tropas de Batista... Nunca estuvo claro el por qué el tabú a la palabra 'CIA', pero ya me interesé por saberlo. Nunca fue clara la metáfora de mi padre al decir 'cáscara amarga', o trafalmejo, ya no me gustaba que me dijeran: «Calláte, niño. No digas eso»... Antes podía conformarme con saber que existe una Base de Guantánamo (y que siendo de Cuba está en manos de los americanos con los que trabajara mi padre), pero ya, el Dulce Camarada y el Co-Piloto de la Abeja, está harto de los secretos... Harto de que ya, en proximidad del Pésaj, fiesta con motivo de la cual otrora tomábamos el tren y como tres mosqueteros, salíamos al campo el 29 de marzo a comer carne de cordero y pan ácimo. Teóricamente yo podría ser guajiro por un día o dos... y preguntar por Bartolo y decir, 'gracias por la hacienda de Ceiba Mocha y por la parte que es mía, gracias a Andrés, tu socio'...
No. No. Mil veces no. A mi me molesta que se diga que El Caballo (Fidel) estuvo 25 meses en las montañas para que triunfara una revolución y yo que no sepa nada ni por haberlo visto en la TV... cuando dan las noticias, usted a la cama, o papá pone un pretexto para que no oiga cosas de adultos... ¿Es el barbero de la esquina primo de Manuel Urrutia? Al barbero fue a quien le pregunté porque nadie me dijo que se hizo presidente. Que será presidente de la Democracia, ¿es que Castro es malo, o es que es bueno? Y si es bueno, ¿por qué lo insultan diciéndole Caballo? «¿Sabes, papá? Lleó, el de la peluquería donde ibas, no es nada del presidente. Ni se conocen. No son ni primo ni pariente lejano... y te pregunté»... Uno pasa por idiota, ¿deseas o no que yo no sea klotz? ... Veo que otros niños van a la escuela, ¿por qué no yo?
A los ünicos amiguitos que tuve, los pusieron en la escuela. Me dijeron que el barbero es simpatizante de la Revolución y de los guerrilleros de Sierra Maestra. Tienen mi edad y lo saben; yo pregunté, ¿qué revolución? 'La que hay en Sierra Maestra'. ¿En España o en Puerto Rico? 'En Cuba, pendejo. Aquí'. Yo yo pensando en los nazis, o en cuando había republicanos en guerra por España y anarquistas como mi abuelo Joachim... ¿Cómo es posible que otro niño, al que le digo que los bebitos no nacen por una cigüeña que los trae, sepan más que yo?... que sé el nombre de cada hueso de tu calavera, yo que veo libros de partos, mujeres desnudas y bebitos cuando salen de la bolsa de la madre, entre sus paticas, cómo que sepa menos que ellos? ... Eah, si salgo klotz no me eches la culpa, no me digan así, como le dijeron a Andrés...
Yo quiero saber si vienen los rusos. Si hay que irse o quedarse y enfrentar aquí la guerra mundial que se anuncia. ¿Será la tercera? ¿La cuarta? ¿O ya hubo una tercera de la que no me dijeron? ¿O qué número de guerra es?
«Mamá: ¿no que los camaradas se lo dicen todo y no se guardan secretos? ¿Es que ya no quieres que sea copiloto y vuele contigo como una abeja?»
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37. Las Teresitas admirables
Efectivamente, el 1 de enero de 1959, en Cuba triunfó una Revolución y un dictador, llamado Fulgencio Batista, huyó. El presidente de los EE.UU., Dwight Eisenhower, ordenó el apoyo de organizaciones anticastristas y cree que a la Revolución hay que hacerla fracasar. No hay relaciones, ni diplomáticas ni comerciales, entre Cuba y los EE.UU. desde 1961. Urrutia Lleó fue depuesto. «Los camiones de la zafra que miraste por la ventana ya no pasarán porque la cuota de azúcar que EE.UU. asignara no existe más. No quieren nuestra azúcar», dijo la madre. «Estoy triste porque no sé a donde parará todo... Estoy muy confundida y por eso preferí no hablarte sobre el asunto hasta que mis ideas sean muy claras. No fue que te traicioné, mi copiloto. ¡Ay! camarada, es que no sé ni qué pensar. El mismo Comandante y camarada de Fidel Castro, Huber Matos, se rebeló contra la Revolución y se ha tenido, por tristeza, que fusilara a mucha gente... Cuba ha necesitado petróleo. ¿Te has fijado que existen muchos apagones? y la ciudad se ve oscura... pues, es que ya EE.UU. no venderá gasolina ni petróleo a Cuba. Se ha paralizado la industria y la economía y, por de pronto, los países que se alían a los EE.UU., aunque alguna vez dijeron que son amigos de Cuba, han traicionado a Cuba, por igual, para paralizar en general la economía... pero no es culpa de Fidel Castro. Es culpa del modo en que la historia ha sido, siempre y hasta el día de hoy. Ambiciones y estrategias en juego entre los que tienen el poder. El pez grande se come al chico».
«Si papá es tan inteligente, cono dices, si son camaradas, ¿por qué no le pides que te ayude a pensar, o que le diga a los americanos que no sean tan malos con nosotros? ¿Sabes que me dijo, Abuelita? Que a veces hay que ser como Martí, revolucionario, y que ella cree que Fidel Castro es como él, un buen revolucionario», consolaba el niño.
«Así es, hijo. La situación es muy difícil. Puede que yo sea tu maestra de Historia y muchas cosas o materias, a falta de autobuses o gasolina para que te llevemos a alguna escuela. Será por un rato... A veces atacan a los autobuses y a los trenes. No queremos que sufras y vayas a la escuela asustado. Mira... te voy a educar como yo me eduqué y se educó tu Abuela, materna, no en una sinagoga. Te educaré a la manera de la Gran Camarada Teresa Mañé y sabrás cuán revolucionaria ella fue. Te voy a contar sobre una mujer que fue la única encarcelada y torturada en una época tan difícil como es ésta. Claro, fue en España y hace 30 años o más... Esa mujer se llamaba Teresita Claramunt y sufrió mucho... De las cárceles, en Zaragoza y Barcelona, salió casi paralítica... Tenía mucha energía, sin embargo, pues, organizó una Huelga General de 1902 y otra huelga de tranvieros de Barcelona. Ella sí era como una abeja... y murió joven, más o menos con mi edad... ¿Sabes, si yo tuviera que darte una hermanita, la llamaría Teresa, igual que la señora Claramunt, igual que la señora Mañé, en homenaje a las Grandes Camaradas y Abejas bravas...»
«Si tengo una hija Camarada y me caso, a lo mejor le pongo tu nombre o Malká Sarita Número 2...», dijo el Copiloto.
«Buena idea, amén... Ahora para que te vayas a la cama, te adelantaré la historia de una Abejita que tenía un abejito que era su camarada y él estaba enamorado, por primera vez, de una niña de la escuela. ¿Quieres oírla?»
«¡Sí! ¿Cómo se llama el cuento? ¿Dónde lo aprendíste? ¿Quién es el autor?»
«Se llama La que silva por la casa. Digamos que me lo contó en Puerto Rico un niño que se llamaba Bartolo y cuya mamá era un abejita silvadora, que le gustaba llevárselo de tiendas, o a visitar otros panales bajo un sol tropicaloso, para que Bartolo aprendiera el valor del sacrificio y el trabajo, antes que se enamorara y se casara».
Mamá, virgen que me heredara mis costillas, las que pega con saliva de seda de otros mundos, a las puertas de mi ser en este cosmos, mamá la sideral, la spinoziana que calcula el panteísmo con los ojos y a eso le llaman buen cubero y matemáticas, madrugó silva que silva y yo, molido, con mis piernas que no quieran erguirse [ayer caminaron mucho, junto a ella].
Se metió en cuanta tienda existe. Le dio rienda, suelta rienda, a esa sospechosa acusación que Papá hace: «Mujer, hay que ser ahorrativa. Tú me pareces que eres gastadora. Que piensas que el dinero brota como si fuera agua de bajo de las piedras»]. Mas Mamá no hace caso.
Sale y me toma de la mano. La noche nos sorprende en negocios. A mí ... es la mañana la que se vuelve siglos. Son tantas diligencias las que hace, visita aquí, visita allá, a todo el mundo. Ninguno la para y quieren saludarla cuando sale a la calle, o la ven rumbo a la tienda, a la barda vecina. Y la llaman y se entusiasman porque va con uno de sus nenes y salió de sus nidos y telares como un trombo.
La ardillita recaudará sus nueces. En eso anda hoy la esposa del maestro. Es siempre la mujer que está teje que teje y haciendo que bellotas de amor y de contento se cuelguen en los árboles, han de ser las futuras avellanas. O el sustento.
Sale, como ayer que no estuvo silvando y tenía carita seria de abejita, atareada, hasta que dijo: «Vamos a las cerialias, por pan para el invierno»; y ella sí que sabe sobre mediaciones, sobre pasión creativa y simultaneidad con lo Eterno.
Utiliza materias de su espíritu, signos que saca de sus huellas dactilares, palabras hierofánticas que transmuta del momento más duro del asma, cuando parece que se va sin aire en los pulmones a sus viajes extáticos, a cercanías kratofánticas a orillas de la muerte.
En sus itinerarios, se detine en La Trapera de Leopoldo Nieves que son la misma parentela de mi padre; sube más allá del Cementerio Viejo donde está Luis Cantántora como un polo inmantado de negrura, Vigilante, y saluda a Polo El Prieto.
Entra a la Cinco y Diez de Doña Chefa Jiménez, una jamona del Pueblo; seguro Las Delicias será el último paro... antes, porque puede que no conozca la palabra ágape, visitará a poderosos, a las familias ricas que tuvieron algo ver con los nuestros.
Ella bien que se sabe en forma y contenido, en identidad conceptualizadora lo que es justicia, pasión ante el prójimo, buena voluntad; herir el irracionalismo puro de kantianos, hijos de puta del imperativo categórico, exorcisar a esos anglófilos, rooseveltianos, de la Vieja Colchoneta, chupasangres antes de La Pava.
Por eso se va donde Mochei, la esposa de Sagardía Sánchez y de la cepa Torréns que eran los buenos; ahora él es diputado en la Legislatura, Puerta de Tierra. Puede que ella no conozca, en rigor, de gobiernos ni de agendas prioritarias, ni de sofistas de la nueva y la vieja demagogia, pera ella sabe hablar y no decir pendejadas como María Culito subida a las tribunas.
Mamita habla de tal modo que el Estado parece que dependa de universalidades de Hilandera del Cosmos, de la vieja urdimbre aracnológica a la que la Virgen Atenea le sacó los ojos, le tapó la boca, le dio el asma en la soga de la asfixia, en el innoble cadalso de la ahorcada.
Ahora es ella, la que sale a la calle, en forma de Mamita, ardilla lidiadora, vecina próxima al Caserío Mández Liciaga, y porque Doña Bisa representó la Casa de la burguesía señorial y aristocrática que ella comprendiera por sus viejas intenciones, con ella va, con María Luisa Rodríguez Rabell, viuda del Juez Negrón, y es otra araña, hilandera, tejedora de justicia, ambas creyentes en los Eternos Tapices que cuentan la historia de los dioses curioseanndo entre humanos, amores posibles de dioses, sus andanzas, sus buenas o malos engañifas. O mentiras piadosas.
No es mofa de Aracné ante la diosa Atenea (es cosa donde hilar se concibe, la idea que lo Divino se mezcla con lo humano y la historia divina y la profana se coinciden).
Y Mamá dialoga ésto, no sé qué vende, que no sean palabras: Mamita es una ardillla charlatana, oradora, con boca limpia como sus manos. No han de ser Causas Perdidas las que ella promociona; sabe que de estos viajes al Pueblo, a pasito lento de camino, porque, en mi caso, cansan, fatigan, depende nuestro invierno cuando se vaya ese Sol tropicaloso...
Ayer fue al Pueblo, regresamos. Y Mamá, dulce Abeja, hembra de estrella que se vuelve avellana, ardillita traviesa, juguetona, hoy silva, brinca como mosquita loca de pared a pared, y en cada flor de la casa deja sus besos de mariposa. Y, como un ruiseñor o sabe diós que avecilla, tiene una canción en los labios, una melodía sin letra, pero sonora, obsesivamente contagiosa y agradable como miel.
Lo sé. Es que ayer visitó enfermos, tristes, desconsolados, compró cosas, miró lo uno y lo otro, se trajo mercancías a plazos, en lay-away, a fiado. Yo vine cargado de paquetes, yo tan sudoso que hoy casi ni me levanto; pero, ella quedó dura, cantarina, resistente, madrugó silvando, silvando, silvando.
Y ésto durará meses y meses; posiblemente, antes que el invierno llegue, me dirá lo mismo: «Esta vez será el campo», visitar a la Abuela, a Cidral, a Mirabales, a El Guacio, a ver los viejos Alicea, los Prat, los Arce, los Luiggi, los Brignoni, los Vélez, los Ortices y Arocena, y «claro, Bartolo, tus animalitos, y la nena que te gusta de la escuela, a esa que escribes en secreto, tu prima de ojos azules sí, la de versos al campamento de El Guacio». [08-12-1976]
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