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INDICE / MICRORRELATOS
Obediencia
¿Por qué se mató al cocinero?
La vanidad del Capitán Lizón
Don Perico
El viejo loco y el mar
La injusta distribución de los colmillos
Teoría de la soledad
Los vendedores de soñarreras
El iluso despabilado
Asunto de amor, o de higiene
Cornelio, el puerco
La carta maloliente
La afrenta de Tres Palmas
Rayos por celo de tu cuerpo
La anemia en las alfombras del banco
La tentación
El desierto, soledad sin caminos
El gran robo hipotecario
Predicador de la 'única forma'
El animal hombre
El arresto de Hernán / Brinca Charcos
La Cucosa de Cucusa
Panchatantra
El testículo
Cento Nuptialis
La promesa de Simón Gil
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Después de masticar filosofemas en torno al derecho a la autofensa, la violencia iniciatoria y las ironías de la vida, tras la ronda de una quinta cerveza, se apareció el jefe de los sicarios y ordenó al gatillero que parecía más reacio a completar del modo más riguroso la orden dada, que cumpliera con el siguiente despacho: «Cinco tiros en su cabeza al mediquito de mierda. Que ya no vuelva a fallarnos».
Advirtó aún más: «Parte, sin protestas y házlo hoy mismo». Le dió el nombre, dirección y el arma cargada con diez balas. «Mátalo con ésto».
Cuando lo vieron de salida, los otros cinco gatilleros se rieron. El jefe dijo. «Estuve pensándolo bien antes de mandarlo a él; pero, como lo escuché dándole lecciones de piedad a ustedes, lo elegí y, si él fallara, usted», aquí señaló al más 'blando' de los restantes, «va, sin protesta, y lo mata». Entonces, intensificaron las risotadas.
El gatillero llegó y preguntó por el médico, su víctima asignada. En el consultorio, anexo de la casa de campo, vivía su esposa y empleada, quien lo recibió. Era una muchacha que no tardó en reconocerlo. «¡Primo!», exclamó la recién casada al verlo. Estaba más hermosa y crecida que la última vez que la vio; pero sería difícil olvidarla, Desde niños estaban mutuamente enamorados y su voz era la misma.
«¿Y ese anillo?», preguntó agriamente. «¡Me casé!», dijo con su franqueza cálida, el alegre metal de su voz, su alegría. El evadió diálogo y que se le acercara, al recordar el día que se fue al extranjero. Los padres les separaron porque eran primos hermanos y en edad de calenturas. Las vidas de ambos jóvenes tomaron otros rumbos.
«Llama a tu esposo». Fue innecesario. El médico llegó, vestido aún con la bata blanca y se puso a sus órdenes. El gatillero cumplió obedientemente las instrucciones. Ahorró el mínimo de tiempo. Fue cuestión de medio minuto para que le diera cinco tiros en la cabeza a cada uno y repasara lo que había dicho a los gatilleros antes de la misión.
«¿Por qué no me escribíste? ¿Por qué no hicíste el esfuerzo de buscarme?» si ella lo hubiera hecho y oportunidades tuvo, él no se habría hecho sicario. Ni habra tenido que matarla. Convencido de ésto, salió feliz y silbando a paso lento hasta su carro.
23-9-2004
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Al Gran Cocinero de Blasfemias se le asignó una misión en Alemania, a pocos días del atentado explosivo en una discoteca de Berlín. Lo primero que cocinó fue un guiso de mentiras en torno a Gadafi y, sin embargo, el sabor no fue convincente. Hubo que exonerar al culpado. «Esto no fue cosa de libios», se supo. No se encontró prueba que implicara contacto del sujeto con Gadafi ni con sus condimentos. En el año 1977, también se le implicó en el derribo de un avión comercial de pasajeros, pero la mentira del Cocinero de Blasfemias no se sostuvo. «Es la segunda vez que fallas, cocinero».
El jefe de la investigación confesó años después que la principal prueba encontrada en la escena, el reloj de la bomba de tiempo, fue una evidencia plantada por la CIA y la MOSSAD. Otro testigo, el primero que echó de cabeza al cocinero por tan mediocre ensalada, admitió haber recibido 2 millones de dólares para mentir en el juicio que se preparaba contra el blasfemado. O víctima del cocinero.
«Hay que buscar quien nos cocine una perfecta receta para el odio», dijeron al cocinero. Se quería el caldo hirviente de todo el petróleo de Libia. Y parece que no lo cala la política es mezquina de sus adversarios y él es indominable. No juega en estos banquetes que Occidente prepara.
El Cocinero dijo, por intentar algo nuevo: «Hagamos que el pueblo lo odie. Inventemos que comete matanzas y que Libia vive en opresión y hambre. Aunque siguió preparando sus gastronomías mediáticas, no se pudieron probar las masacres aludidas en un plato servido de epopeyas y la misma Organización Mundial de la Salud informó en 2009 que, bajo el mando de hombre al que echaban vituperios y por quien se cocina tanto, para el consumo noticioso Libia presenta uno de los más altos estándares de vida en el continente africano, un porcentaje bajo de analfabetismo, acceso universal a la educación, y en general una expectativa de vida elevada en relación al resto del continente.
«Es la tercera vez que fallas, cocinero». Y para simplificar las cosas, prescindiendo de las torpezas, la OTAN tomó el mando. Impuso sanciones contra Libia. Le confiscó el dinero depositado en bancos extranjeros. Bombardearon el país, se destruyó la infraestructura que más necesitaba el pueblo. Y llamaron al Cocinero, en desempleo, pero retenido, a que fuera testigo de cada eventos y aprenda.
«¿Ves cómo se hacen las cosas cuando nos fallan los inútiles? Quiero, entonces, que lo conozcas y cocines para él». Lo llevaron a la Ciudad Natal, donde se había refugiado el rebelde. Y, tras una captura, los mataron juntos. Para Occidente, eran un par de inútiles.
05-09-2007
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a Mercedes Abrego de Reyes
«No somos tan malos. Vas a tener la oportunidad de despedirte de tus hijos», le dijo el soldado que la aprehendió en una casa de campo, la encarceló unos días y ahora prepara el lugar de sacrificio. «Mi Capitán Lizón dijo que permitirá que se hagan oficios religiosos en la capilla».
Habían pensado que son sus manos las que deben mutilarse. O su boca, cortársele la lengua porque farsea fevorosamente cuando tiene ocasión su admiraión por Simón. Testigos confiables, simpatizanyes del Capitán Lizón, vieron que lo conoció personalmente en Cúcuta y parecían cómplices y conspiradores viejos. Fue antes de la Campaña Admirable de 1814.
«No somos tan malos. No te cortaremos la lengua ni tampoco las manos. Tus vecinos de Cúcuta echarán de menos que hablas muy bonito, saben exolicar las cosas y enseñar, y además, con las manos ornamentas las iglesias deVilla del Rosario, mi pueblo, de San Antonio y dirán que tenías las manos benditas de arte y la lengua, gustosa de conocimiento; pero, mañana, l3 de octubre, tienes que estar preparada por errar haciendo lo que más ha molestado a mi capitán y no es que seas espía y colaboradore en el Valle de Cúcuta con los ejércitos republicanos. El asunto que lo ofende es lo del uniforme».
A final de cuentas, le cortarán la cabeza. «No somos tan malos. De ahora en adelante, serán muy fáciles las victorias sobre Paula Santander y lo que has dicho, con tus espionajes, se cambiará para desorientarlos, se neutralizará.tus informes secretos. No vencerán otra vez en San Faustino y Capacho, contra las tropas de Matute y Cañas».
El capitán Bartolomé Lizón nuacaba una mujer espía desde hacía rato. Era doña Mercedes Abrego de Reyes. A Santander, pese a sus espionajes, lo en el llano de Carrillo, «pero faltabas como el trofeo de mi capitán... Mira que no somos tan malos. Te voy a decir por qué te mandará a decapitar mañana. Con tus manos, hicíste una casaca bordada en oro y lentejuelas, a Simón y éso lo ofendió ad nauseam más que si te unieras a campañas libertadoras, con todas las mujeres de la Nueva Granada. Ninguna casaca ni uniforme militar puede ser más hermosa que la suya».
Fue decapitada el l3 de octubre de 1813
01-05-2002
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Don Selacho es un cuenta-cuentos del sector costero y alega que es quien más conoce de los grandes predadores. Las aventuras que cuenta sobre la vida marinera tiene un encanto épico de piratería. Se ha enfrentado a monstruos tales como el Tiburón Ballena, gigante que suele llamar Rey del Imperio; otro menor, pero no menos temible, el Tiburón Toro, al que ha visto en desplazamientos hacia las aguas dulces de los matorrales.
A veces habla sobre el Tiburón Blanco y parece que lo asocia al racismo. Ha narrado sobre un Tiburón Tigre y parece que habla de las selvas. No es que el cuentero sea, por socialista, Don Selacho el pescador disparatero. Bien que sabe lo que habla cuando se designa experto en tiburones, no sólo en guisarlos. Aprendar de ellos su consigna. «Son silenciosos; pero siempre están despiertos. Camarón, no te duermas, que viene el tiburón y te huele».
Los silenciadores del tiburón son sus propias escamas y dientes. A distancia se relamen de gusto y huelen tus carteras, moléculas que tengas de billetes o de frutos con valor productivo. Los tiburones depredan el trabajo ajeno. Ven lo que les conviene en condiciones de poca luz y poca ley y eso explica la creciente disparidad de recursos en mares con revueltos oleajes y aún en profundidades.
Los tiburones son las grandes super-estrellas de los congresos. Deja el silencio de las profundidades del capitalismo en el agua y alborotan la superficies de las olas, pidiendo aún más privilegios para que no se pesque su carne. Batallan la rebaja de impuestos para su beneficio si es que se ha de proveer mediante ellos dizque empleos a pequeños selachos. El pescador costero es un rival que los guisa, piden que se les pesque sin piedad y, porque es socialista, a los tiburones los menciona con desprecio como si fueran escualos / escuálidos homicidas en mares del Norte.
16-05-2004
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El hombre se preguntaba, en voz alta, por qué es la burla del pueblo. Sucede que tiene o poca quijada o una legión de dientes. Y él hace sus sacrificios para que no se le tome a carcajada, cuando se babea. Mas lo que dice casi mortifica a sus testigos. Curiosos, noveleros del pueblo; se quedan hasta el final, porque de ninguno se aprende más que de él: De Colmillón y su eterno tema, la injusta distribución los colmillos, mientras el sistema económico de explotación en su patria, Norteamérica y el mundo funciona a favor de los ricos, a los que él alude por los 'colmilludos'.
Esto es lo triste: Que él encarna biológicamente unos enormes colmillos; pero le falta encía, espacio para tenerlos bajo el cielo del paladar. Su boca es un disparate y es pobre, lo ha sido desde el nacimiento, para sufragarse el servicio dental y estático, si acaso es tanto lo que molestara a su barrio con su presencia dientuda. Entonces, el diario sacrificio es denunciar que, entre 1979 y 2007, el 1% de los colmilludos con los ingresos más altos, los incrementaron en un promedio del 275%. La fecha es importante: él se vio forzado a sufrir, porque nadie le ofrecía empleo porque o tenía poca quijada o una legión de encías.
6-01-2008
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El propietario de la Discoteca El Tártaro es un filósofo de la prosperidad. Sus ideas parecen sencillas, apuradas conceptualizacones y, sin embargo, son observaciones rigurosamente aprendidas en las cenizas de la noche. Es un hombre solitario y noctívago. Y, cuando sobre la prosperidad es que se habla, la tiene. «No hay prosperidad sin tener buena tenazas», dice.
El Tártaro es su metáfora del mundo. Las arañas pagan por estar ahí. Todos, aún sus enemigos potenciales, gastan su liquidez en el lugar. Derrochan lo que tienen y no tienen pero la ilusión de lo tenebroso, luces sicodélicas y fantasmas, entre hilos de plata, como en una telaraña infernal que se asimila si vendes licor y alucinantes y predicas que hay que saber y querer vivir. La vida es libidinal, agite de nalgas. Quienes creen en las formas del meneo y el disfrute creen todo lo que él atrgumenta. Lo declaran un sabio y él, únicamente, un solitario empedernido, que sabe cuándo y con quiénes utilizar su aguijón, sus fuertes tenazas, su ponzoña venenosa.
Una que otra vez, Aún los solitarios buscan a sus homónimos y se vinculan en tareas afines, cazar más que amarse. No es conveniente el marcado gregarismo. «La actividad del apareo debiloitan. Es la más peligrosa. Extrae de la sobrevivencia el poder del celo y la energía, la paz de tu soledad. Entonces, te apendeja», dijo una vez a cierta alacrana que pedía matrimonio. Por poco y lo tienta, mas se acordó que no es bueno que se comparta la guarida con nadie. De hecho, su prosperidad ha sido conseguida gracias a ahorrrar el gasto de hembras demandantes, vanidosas y, sobre todo, crías y parásitos de manada.
Claro que cree en cazar juntos, en colonizar espacios áridos de vez en cuando, probar el traspaso del veneno pero una vez tiene lo suyo, su base vital, hay que separarse, optar por su pedazo de Tátaro y aprender la propia teoría de la soledad y el individualismo.
07-03-2002
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«Energy and persistence conquer all things». – Benjamin FranklinMuchos que hablan sobre 'The American Dream' debieran ser más honestos si tan patrióticos son y si de veras respetan al prójimo, por lo menos, que no invadan como intrusos la noche. Norteamérica, desde el tiempo de las Trece Colonias y los Padres Fundadores, de lo que se trata es de mercadear entre desvelados cuaLquier ocurrencia, no de que se induzca un proyecto formalizado de nobleza cooperantiva y rentable, sino de espantar el descanso incentivando adquisiciones individualistas y más desvelo. La sensación consecuente es una soñarrera. Se suma alucinación al desvelo.
No se venderían los 'sueños' sobre oportunidades de riqueza si se estuviese con plenitud e inteligencia en alerta. Lo que sucede alrededor de la clase trabajadora es que hay demasiados vendedores de inutilidades e ilusiones. «Gente que se cree que trabaja porque habla mucha mierda». Los 'sueños guajiros', como los agarrapendejos de los Grandes Listos, se venden a los cansados, desprevenidos, apáticos y decepcionados de cualquier rutina. Mientras 'the mainstream media' alardea den torno a la mucha energía disponible, o contenida en 'oportunidades de riqueza', los intermediarios merolicos, listos alacranes de la noche, se encargan de traducir en mera propaganda la sabiduría de tal energía. Venden el tomarse el riesgo, invocar la persistencia, todo menos el sustancial secreto, cómo se adquiere la energía, la cosa verdadera, sin tanto misterio.
Uno que vino a mi casa me comparó con una cucaracha que vibraba, a cincuenta centímetros de distancia. «Si fuese malo como el alacrán te comería» y aún así pudo oírme, yo hacía mis gárgaras nocturnas, presto a irme a la cama.
«¡Pues no!», dijo con su sensitivo tricobotrio. «Eso de acostarse temprano es una haraganería». Mostró su equipo genital, sus pectenes ostentosos. «Hay que dar gusto a esta energía». Tenía un automóvil de lujo, pero prefirió mostrarme cuatro pares de patas ambulatorias. Las patas delanteras tenían tijeras y tenazas; yo me lavé mis dos ojos, como si viera visiones engañosas. Además, tenía par de ojos mediales, con otros cinco ojos simples menores, de los que dijo que proporcionan orientación básica cuando falta luz solar y de luna.
«Esto es parte de la riqueza. Estamos en la tierra con un propósito», me dijo. «No podemos ser incapaces. Si otros acumularon una gran riqueza. también nosotros podemos. Tenemos que poner el American Dream en acción», agregó. La secretividad e inesperada irrupción suya no agradaban y pedí que nos reuniéramos no en esa noche, cuando más apendejado estoy; sino en el día. En las mañanas madrugo y mi vida es frugal y de trabajo duro. En el esquema tan desigual distribución de ingresos y riquezas, soy miembro de una clase media que desaparece.
La injusticia social es tal que me persigue. No es novedad. Me fisgoneó a la distancia; me buscó entre lo oscuro y me acusó de que si no gozo calidad de vida es por conformismo. En fin, mo revestí. Lo acompañó al antro. Una sesión de inútiles, todos reclutados para oir soñarrerías. «Hay mucha riqueza en el mundo. Mucha energía», decía. Lo que no explicó fue dónde, quiénes la tienen y cómo se les quita. El Gran Listo, vendedor de soñarreras, dio con la cola en varios de los presentes, empozoñándolos con el Sueño Americano. A mí el coletazo no me alcanzó, pero perdí una noche de necesario descanso.
17-03-2002
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Lo mejor que ha sucedido en Norteamérica — según lo medita un hombre que se identifica por la radio como el Despabilado— es que en la base de la comunidad, ya muchos se dieron cuenta que no somos lo que decimos, una justa sociedad capitalista. Cada decenio es más evidente que la élite empresarial y la suma de casi todos, sino todos los políticos, son un horda maquiavélica. Juntos forman el Leviatán. «Nos hemos convertido en un monstruo».
«Lo mejor que ha sucedido es que aprendimos que no se puede vivir para soñar. Que los políticos nos llevan a ciclos de devoramiento y que debemos despabilarnos antes que nos destruyan».
El iluso despabilado telefonea a los radio-bembas de la nación y lo hace en nombre de unos diez millones entre ptros 55 millones de oprimidos hipotecarios en los EE.UU.. Al aire, alega que burócratas de gobierno, banqueros, vendedores de servicio, artículos innecesarios, materiales lujosos, constructores, urbanistas e intermediarios, han mordido en la carne de la elemental ilusión de espacio propio, su autonomía habitacional y una casa que él habría construido a un costo de $30,000 o menos, una como la suya, ha costado tres veces más en materiales y permisologías para que, a final de cuentas, por oírlos con credulidad, sea menos suya que del banco. Los deudores de hipotecas / los diez millones del sector al que pertenece / deben más dinero que lo cuesta su casa en el mercado. Y millones las han ido perdiendo
«Pero, ¡que bueno que ocurre un robo escandaloso, crisis en la vivienda, un desencanto con la extrema desigualdad económica que fue escenario de todo y nos tiene en marasmo y asustados, con marchas de indignación en 300 ciudades y las Legislaturas paralizadas! ¡Qué buena la polarización política y que podamos identificar a los hijos de puta que nos piden el voto! ¡Qué bueno que el consenso crezca entre los viejos ilusos y crédulos! Consenso para despabilarse. Ya sé que no se puede vivir de ilusiones. Carnaval de tontos es la democracia y creer en ilusiones justicieras del capitalismo, en las sociedad de nuestros predadores, es el más imbécil de los actos!»
05-09-2007
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Estaba tirado, con dos tiros en el pecho, sobre la esquina de un Salvation Army. No moría aún. De hecho, su alerta conscientivo percibía a las mil, pero la hemorragia manaba a raudales. Valoraba lo que hizo. Fue mucho y heroico para un desamparado de Sky Road. Después de muchos meses, por un motivo que parece frívolo, se animó a bañarse.
Ccreyendo que nadie lo observaría, se robó un calzocincillo, de paquete. Otro cliente en el baño del Salvation vio que extraía el calzoncillo de su envoltura de papel celofán. Al principio, creyó que el presunto pillo tpmaba lo suyo, pero avisaron sobre tal hurto y acusándolo, dijo, 'sé quien es el ladrón'. Por quererse meramente colaborativo, se asustó después que el informado estrenó una pistola que adquirió ilegalmente vaciándole dos balas al pecho del acusado. «No es justo», habría explicado que lo hice no por ser un pillo. Hoy tenía una promesa de amor. Si me hubieras dado tiempo de explicarte, habrías entendido».
Tener una promesa de amor es el mayor incentivo para la higiene. Un calzoncillo pulcro, nuevo si se puede, es un tesoro cuando uno se desnuda ante una pareja que admite consensualmente darte todo una noche. Quería halagarla. Llevaba años sin sexo, despreciado como un apestoso. Sentirse el peor que los pordioseros, por nbo tener placer a ratos, es peor que dormir en la calle.
«Estaba seguro que alguien me llenaría de ternura», pensaba cuando acabó de morir.
03-11-2000
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«The Porto Ricans (sic) are the dirtiest, laziest, most degenerate and thievish race of men ever to inhabit this sphere... I have done my best to further the process of extermination by killing off eight and transplanting cancer into several more... All physicians take delight in the abuse and torture of the unfortunate subjects. [Gabriel Packard, RIGHTS:Group, «Strips Racist Scientist's Name from Award». IPS.org 29 April 2003 21:45:36 GMT]
Cuando Luis Baldoni oyó, casi a finales de 1931, que la prensa pubkicó un informe del Rockefeller Institute for Medical Research (hoy Rockefeller University), sobre el infectamiento deliberado de pobres de los arrabales con células de cáncer, cometidos por el Dr. Cornelius P. Rhoads, lo único que dijo fue: «Yo sabía que lo iban a coger. Ese doctor es un puerco, sin escrúpulos. ¡Qué bueno que lo cogen!»
Lo describe, no sólo por sus modales bruscos, sino por matrero, con roña y mala voluntad, que no lava un jeringa ni aunque lo maten y el instrumento se esté pudriendo con hongos por dentro.
El informe Rockefeller alude a la escasa profilaxis científica; pero, Baldoni que lo conoce, se quejó hasta los colmos. Que «aunque la anemia me esté comiendo, yo no me pongo en sus manos». Tanta es la ausencia de sensitividad que le achacara. Lo recuerda, con una jeringuilla de diez centímetros cúbicos, agujas nunca esterilizadas, que reutilizándolas en unos y otros, tenían reminescencias previas dei muestras de sangre de las orejas y venas del brazo de otros pacientes. «Y ví que las moscas se cagaban sobre las jeringuillas que Cornelio puso encima de su maletín y que él les espantó con la mano y las reutilizaba... y, por ahorrar tiempo, utilizaba agua de la pluma solamente, sin ninguna solución salina para sacar la sangre, y de verdad, me dije, prefiero a un médico chino, que a este sucio y loco matasanos».
De unas trece personas que habían muerto, cuando nadie lo esperaba, y que se pusieron bajo cuidados de Rhoads en el Hospital Presbiteriano de San Juan, Baldoni conoció algunas. «Luis, sacame de aquí. El es quien nos implanta gusanos». Se lo pedían al ayudante paramédico. Hablar con Rhoads producía miedo.
No había que ser muy listo en 1932 para concluir que la mayor anemia y epidemia tropical, no fue la descritoa por el «Proyecto Rhoads», sino la miseria, el hambre y los malos médicos chupasangre, subvencionados por el U.S. Army y sus unidades de investigación biológica. El régimen de La Colchoneta nos mata y Cornelio acelera que las pulgas se exterminen. «Para él somos microbios, piojos, pulgas y gusanos».
04-09-2004
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El Vate, dirigente esperado porque su glamour de Harlem, prometía más gábilos que los que tuvo su padre, Muñoz Rivera, prometió a Don Concho de Gracia una respuesta a su carta. «Como Antonio R. Barceló, que jamás se movió hacia la independencia en el Partido Liberal, ni quiero que nadie me recuerde. El nos dio a chupar el pirulí de la colonia por años».
Oirlo lo esperanzó. En 1938, el Vate parecía que comía fuego. «Mira, escríbete una carta. Felicita el nuevo partido porque vamos a ganar y emplázame, como yo emplacé a Barceló n 1938», había dicho.
Supuestamente, con su respuesta, él hablaría de tal modo que el fantasma de la independencia, en la puerta de la esquina, iba a pasar al interior de la casa, en el país, fantasma vestido ya de sustancia, con la carne firme y entera. La victoria eleccionaria de 1944 fue contundente y se ganaron todos los distritos senatoriales. Copo casi total de municipios.
Pasó el año y medio y don Concho esperaba la respuesta, presionaba y el Vate no premiaba a su paciencia. Hasta que, al fin... Una carta, olorosa a no se qué. Tal vez a cagarrutas que aroman el miedo y la traición. Ahora lleva años doblada; pero es hediente y diez años no han podido quitar tan mal aroma. Diez años fueron confirmadores.
Un día, sería de 1946, Francisco Susoni preguntó a don Concho: — ¿Qué tienes en el bolsillo que tan mal huele?— Sacó la carta doblada que lo avergonzaba y la mostró. — Una traición del Vate.
Y quienes estaban presentes y olieron la carta (a saber, Susoni, Géigel, Arjona Siaca y Don Concho) dejaron el partido.
03-03-2000
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Todavía el Creador del Engendro se ilusionaba con la idea de que alguien le dijera Papá Muñoz, por aquello de que 'Dios en el Cielo, y Tú en la Tierra, Papito'. Pero, entre sus mejores hermanos e hijos, se fueron los más hábiles, hermosos y, en 1948, en la Gallera de Tres Palmas de Bayamón lo afrentaron, por su invento. Se le ofendió, como sintiera el mismo Mio Cid, cuando supo sobre la Afrenta de Corpes.
Y el creador del Engendro comparaba con los infantes de Carrión a los pipiolos, azuzados por Concho. Susoni, Géigel, Arjona y al perverso Concho serán castigados. Se sentía como el Cid en su querer que sea recobrado el honor perdido en las Cortes de Toledo. Los afrentosos han escupido sobre su Engendro, el Estado Libre Asociado y, como el honor se lava con sangre, hizo que se aprobaran unas leyes infames con el fin de perseguir a los Carriones y les bautizó como «hijos putativos de don Pedro».
Se refería a las Leyes de Mordaza y a Don Pedro Albizu Campos. «Eras el vicepresidente del partido y a la vez presidente de la Comisión de Conciliación y Arbitraje, eras mi fe en el quehacer disciplinario y mi mano derecha, el operador y heredero de mis metas, y me has ofendido, doctor Susoni, y me duele que públicamente me cuestionas y escupas la Asociación Permamente, que es la niña de mis ojos, y la ultrajas, dejándola desnuda y abandonada a merced de los buitres. Cuando dejas ru escaño, por sueños vagos de independentismo, me abofeteas y afrentas a mis hijas como los Carriones. No perdono al que burla las hijas de mi rey Alfonso».
Este, el más querido de sus infantes, renunció a la presidente de la Cámara, y en marzo de 1949, se integró la delegación independentista, encabezada por Don Gilberto Concepción de Gracia y compareció ante la Comisión Americana de Territorios Dependientes de la O.E.A y planteó que el Engendro del Vate es otra maloliente carta colonial para Puerto Rico.
23-03-2000
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En la casa de San Mateo, por la Avenida El Cerrito, Amadeo Giannini, recibió en sueños mensaje del Anciano de los Días, quien le dijo que ni las mayores riqeuzas del mundo libran de la anemia. «Te enseñaré que es riqueza una vez que se tiene y cómo adviene la miseria».
Entonces, sin saber cómo, las cosas se pusieron en tal orden que Amadeo fundó el Banco de América, a partir de un primer experimento que fue el Banco de Italia del 1904 y, en según abría sucursales y se ufanaba de logros, le aparecían rivales, pero no se acordaba del Anciano de los Días. Por eso en 1906, tras un estremecedor terremoto en San Francisco, se le quemó una sucursal y la mudó a la casa, pensando que ya sería su ruina.
El Anciano de los Días se apiadó. Llegó por una puerta trasera hasta su casa. Amadeo prohibíbe maniáticamente que ese visitante venga y se lo tiene dicho al servicio que administra su casa. «Hay un anciano molestoso que siempre me procura. Tenga la puerta delantera cerrada».
En fin, que el Anciano se agencia cómo verlo y lo sumió en tal soñarrera que, cuando despertó, tenía la idea de que fue visitado, confortado y que tendría que apretar las manos de todos los damnificados y empobrecidos del que el terremoto hizo víctimas. Había entendido la estrategia postsísmica sugerida en el sueño. Y comenzó a dar los préstamos que llamara «Apretón de Manos», mi solidario préstamo. Los «handshake loans» lo pusieron en pie en el mercado hasta 1928
Sin embargo, a Giannini no le gustaba la idea de una riqueza que viene y va. Un día a la anundancia la esmorona y merma un fuego, otro la quita una baja en la Bolsa, y hasta puede que la desaparezca un mal negocio que lleva a la bancarrota... y, al paso de años, con inútiles invocaciones por la ebriedad de la codicia y la ventaja, Amadeo se ponía a más viejo, más avaro. Construyó en honor a su ego una mansión distrital de 7,150 pies cuadrados, con jardines diseñados sobre un área de 40,630 pies cuadrados, con puentes de entradas, espléndidas fuentes chorreantes y, en ningún lado, una puta mención del Anciano de los Días. Advertía que no se avisara del lugara a nadie. En particula, a ese viejo que siempre le aconsejó la misericordia, en el centro de cada trámite, como esencia del negocio. máxime en los días donde la gratitud es poca y la miseria arrasante.
En fechas de la Segunda Guerra Mundial, había esquivado al Anciano de los Días a fines de no darle cuentas de los egoísmos y empresas bancarias con que lucró durante el periodo. Mas ya, en 1949, tuvo la necesidad de verlo y él no venía.
Amadeo estaba cerca de la muerte.
«Este es el día más importante desde que nos conocimos. Te enseñaré que es riqueza una vez que se tiene y cómo adviene la miseria». ¡Al fin aparecía, la puta Vejez que nos duerme y, a veces, nos hace sabios cuando ya no hay más tiempo para levantarnos! Y Amadeo P. Giannini entró en la soñarrera. Avanzó en el tiempo y vio el futuro. Escuchó como en in noticiario: «Miles de sus clientes prefirieron cerrar sus cuentas bancarias para transferir su dinero a entidades locales o cooperativas de crédito, en protesta contra el actual sistema financiero».
Amadeo P. Gianini entendía que este hecho, de seguir asíi, podría provocar la bancarrota de su banco. Bank of America quiso imponer un cargo mensual de 5 dólares por el mantenimiento de las tarjetas de débito, iniciativa muy mal acogida por la parte de la clientela. El Gran CEO vio la protesta contra las grandes corporaciones y la situación económica del país, y despertó del sueño. Habló desde la cama como si viviera estos días. Se exaltaba contra sus ejecutivos de las sucursales principales y socios accionistas.
Desde el pasado 29 de septiembre, la fecha en la que el banco anunció la medida, unos 650.000 consumidores transfirieron su dinero a cooperativas de crédito, depositando en cuentas de ahorro un total de 4.500 millones de dólares, según los datos de la Asociación Nacional de Cooperativas de Crédito (ANCC).
Y, cierto es que Amadeo P. Giannini no podría cambiar nada de ésto, ubicado en la espacio-temporalidad del 1949, lsu punto entonces en el tiempo, pero se despertó con miedo que lo ahogaba. «¡La bancarrota viene, siento la anemia!» y murió atragantado de ese miedo.
Decía el médico que Amadeo alucinaba y hablaba sobre un extraño Anciano de los Días.
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Cuando vio tanta gente de satrapías del sur, reunida bajo la nube de la espera, cuando supo que con Moisés en comando cruzaron el río y echaron pestes contra la mediocridad urbana, yendo en pos de la Montaña, por donde habría un manantial de leche y miel, el Postergador dijo: «Voy a joderles la alegría de su aministía». Y, mago negro de la política del Gran Sátrapa, utilizó las artes de la cola.
La Cola es la Sensualidad que mata.
El postergador les maldijo como raza de alacranes. Y cuando el Becerro de Oro fue levantado en medio del Desierto de Arizona, las alacranas comenzaron una danza, inducida por él. Iniciaban orgías que a los machos volvían reicidentes, acechantes de presas más débiles en cercanías de sus propias inocencias. Con organizadas pandillas, volaban a Las Vegas. Dejaban los campamentos por lucro y peores vicios. Hablaban, día tras día, de volver a ingerir licores de los temerarios, tener autos lujosos, endeudarse, pagar por mansiones y comenzar sus dietas aberrantes. Instruyeron sobre cómo hipotecar sus almas y cuerpos y entregar sus lealtades a autoridades de la satrapía.
El Postergador, el que jode la aministía, dijo que la única leche y miel que existe es la líquida papilla alimenticia que están acostumbrados a ingerir por practicar la caza de artrópodos, mas instó a consumir enlatados de cultivos transgénicos. El Becerrillo de Oro los fomenta. Y les animaba, en adición, a practicar el apareamiento y beber de los líquidos del espermatóforo.
Excitados por las feromonas sexuales, tan atractivas para los machos, las danzas eróticas comenzaban al despunta el día y el otro abrirse. Como abiertas piernas en movimiento de tijera, se danzaba por los falsos dioses. Y el tentador que posterga las redenciones de los hijos de la penuria, así lo quiso: «Esclavos de la sensualidad de su cola».
Al final, ellos clavan el aguijón venenoso en las hembras y durante el sexo se matan. Subsiguientemente, durante rituales de canibalismo, el mago observador se gozaría con la ingesta de la pareja alacranuda e hizo endechas al Becerro de Oro.
12-11-2002
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En el peor de los escenarios de vida, allí donde más dramática y ordinaria es la tentación y su final picadura tóxica, el lugar inhóspito, yermo, es el Desierto o la Estepa. En medio de la arenisca y el viento, alguien pedía el alma y que no venzamos. «Que no se aprenda del Jesús tentado y victorioso que en el Desierto dijo: Apártate, Satanás».
La mayor parte de la gente ignora este espacio de alma, donde parece que no hay caminos, sino asediantes alacranes, venenosos escorpiones. En la sociedad determinada por estos desiertos de alma, sin embatgo, la verdadera ausencia de caminos es la impaciencia, el miedo a quedarse solo. La sed de sentudo no es mucho. Llegamos al desierto demasiado llenos de emociones ya antiguos vicios. Satanás se aprovecha del hartazgo cuando irrumpe, seguro de que somos impacientes, hijos de nostalgia y pérdida. Eternos esclavos de los apetitos.
El Gran Alacrán dice: «¡Pobre del que viene al desierto, engañado y traicionado, por una promesa de sustentabilidad y libertad imposible!» Aprender del desierto es una pérdida tiempo. El caluminador habla sobre traidores que no existen a menos que sea él quien dará su mordedura y enseñe su traiciones. Le gusta hablar sobre las carencias de aquellos que se conforman con poca libertad; pero, con sus inmensas ataduras a la emoción, sentimientos y excitabilidad.
Por eso, en este espacio de vida, de las almas secas, es significativa la lección sobre el agua profunda en medio de sequedales. Enfrentarán el propio corazón con alacranes y escarabajos, peligrosos seres del agua que viven ahora entre calientes lajas y arenas con ponzoña en la cola.
22-06-2000
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«These people admitted that, on behalf of their firms, they broke numerous criminal laws, most likely including conspiracy, fraud, and misleading the court. The banks have attempted to deflect their misdeeds by suggesting that these illegal acts did not harm anyone. Moreover, these illegal acts demonstrate disrespect for the mortgage process. Banking institutions are guilty of this illegal behavior»: — Bruce Judson
A un petulante empresario, aunque haga muchos aspavientos de fe y certidumbre en sus proyecciones, los riesgos tomados en la aventura duelen menos. El listo vendrá, tarde o temprano, con su plan de recobro. Su alternativa. Es responsable de sus actos, de su propuesta en aras de «the ultimate bargaining leverage» y en la economía capitalista que defiende, tiene su gente vinculada a bancos y cómplices. Los procuradores generales en 46 estado cuentan con el poder, p combinación de juicios civiles, penalidades ad hoc y enjuiciamientos criminales para destruir evidencias y absoilver a estafadores.
Doña Juana y su esposo, el Juanito, dos soñadores «a la americana», son dos víctimas del fraude. No tienen a nadie en ningún lado. De economía saben muy poco y el dinero para saldar deudas a largo plazo lo extrajeron del soñar que el crédito se respalda con la sola palabra honorable. El hecho es que la palabra deja de ser honorable, cuando la ley retoma sus definiciones, y la pareja pierde el empleo.
Invertir en la compra de su casa fue entregar los ahorros de toda una vida y empeñar el acto de confianza, dar la palabra de pago como quien coloca su honor en la esperanza. Los banqueros que montaron el gran robo hipotecario del siglo llenaban 10,000 falsos 'affidavits' por mes. Uno de los affidavits incluyó el sueño (por un pedacito de espacio vital) que tenía de Doña Juana.
Al principio Juanito.decía que no se trata de romperse las espaldas en la ciudad sino que, al regresar al campo, volver a sembrarlo. Ese es el pedacito de espacio vital verdadero: su campo. Allá sembraba. No faltó alimento como sucede ahora. Han quedado desempleados y con una deuda que exigirá 30 años más de sus vidas productivas. Vacaciones no la tendrán jamás.
Doña Juana se avergüenza de haber sacado a Juanito del campo. Lo persuadió de comprar casa en la ciudad, festejando que ya son, desde hace diez años 'ciudadanos'. El accedió, pero con tristeza. El banco le pidió el terreno como colateral. «Mi terreno era lindo y fue la fuente o venero de mi honor, herencia de mi padre y el fruto materializado de su trabajo», y la finca les dio un techo ya saldo, patio extenso, agua en abundancia, cavaron un pozo, y no se pagó por el agua tan dulce del campo. «El agua sabe a cloro en la ciudad».
Juanito rememora la luz de velas en las noches. Sin electrificación no se dolían en lo más mínimo. Cocinaba con leña, carbón y gas en sus fogones. No dependían de gastos de gasolina ni rutinas de autobuses. No veían televisión ni escucharban viciosamente la radio. Perfeccionaron tiernas costumbres. Se acostaban temprano y madrugaban para ver las luces naturales, gesticulaciones de su ecología. No había esclavitudes por dependencia a la hidroeléctrica. En ese mundo, se entendía que dijeran: — Dignidad y palabra.
Ahora Doña Juana y él no tienen nada. Los funcionarios hipotecarios no creen en la palabra de dos desempleados, máxime porque no son tan jóvenes y, peor aún, cada vez que les explicar que es 'posible salvar la casa', exorcisar el embargo, niegan la admisión de culpa. Que sean dos criminales que entraron voluntariamente en el fiasco. Los banqueros son inocentes. No hay tal cosa como «disrespect for the mortgage process» ni ignoraron las normas básicas de la ley hipotecaria, «in a rush to profit from extending as many mortgages as possible».
En estos crímenes, sin víctimas, on a massive scale: — ustedes, ustedes. Juan y Juanita son los culpables.
25-07-2007
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«De la única forma que te salvarías es que te vayas», le dijo el enfermo a su hermano. «Yo, como alcalde, no debo protejerte».
Armado con la normativa de obrar para su propio interés, el visitante no estaba 'in the mood' de hacer favores. Ni sufragar gastos médicos por su hermano. De hecho, con él no se para nada. En estos días, amenazas de tristeza fue lo que trajo a la municipalidad y la solidaridad es escasa. «Tu éres relativista, Alcalde valemadre». le dijo al saberlo jodido. «No cuentes conmigo».
El visitante es exitoso, el Alcalde uno con las miserias de su aldea. Pero el primero se infla al darse como 'predicante de la Unica Forma' y el egoísmo moral. El Unico que Sabe Hacer las Cosas. Se las pasa cantando 'a mi manera', como un Sinatra semi-urbano
A veces el Alcalde admite que es un egoísta ético, ya que defiende el amor que no se suplica. Un algo de orgullo en la gestión de ayudar a otros. «El altruísmo que se ofrezca a tiempo, de modo voluntario y que no se suplique mucho a fin de obtenerlo» porque, en la mucha súplica se pierde calidad afectiva y se confunde la coersión con la ética. Y el altruísmo tardío, por llegar tarde, poco ayuda.
El hemano rico, abogado de la mafia y cantor del beneficio propio (edificación, «positiva y responsable del yo»), a cada paso, propone un desarrollo personal tal que evite el pugilato de mirar el colmillo a caballo regalado. Venga tarde o temprano, si trae ayuda, arránquesele la mano. «Esto de ponerse exquisitos, moralistas e hiperéticos, como mi hermano y su aldea, es lo que les tiene jodidos».
Como cantor de 'My Way', se jacta de ser su propio soberano y recibe más ayuda de otros, los más pobres, que la que él mismo crea, al Alcalde recibe y, en las cosas materiales, las que su mano estirada todo el tiempo espera. Y, parte de su estrategia, es que ni siquiera agradezca. La palabra predilecta del Alcalde pobre suele ser 'gracias'. La del otro, 'yo', en afirmación consolidadora de sus cosas, 'yo decido'.
«Tu vida es tu vida y sólo tú la puedes cambiar. Es tu trabajo». Claro, no lo discute. También cree en ésto, pero abre los ojos, con gratitud. Destaca que siemore hay alguien, aunque sea uno solo, que coauxIlia y apoya. Y que el castigo, aunque tarde, también se persona.
«No, Guevón. Nadie está por tí. Ninguno. Todo depende de tu esfuerzo y de cómo te defiendas. Hay que tener maneras».
¡Y quien lo dice! Ha creado su propia independencia financiera desde los escondites. Jamás lucha proyecto que tenga un impacto colectivo. Todo lo define «en sus propios términos y conveniencias»; mas se las pasa aceptando lo que se le ofrezca en su provecho personal, venga de donde venga. Los donativos mayores se los da el narcotráfico, por lo que el Alcalde no lo quiso en su pueblo. pese al lazo sanguíneo que los une.
Cuando viene trae su discurso de condena para su hermano. el Guevón, el socialista, y verbaliza. «We don't get rewarded for taking». La compensación de los esfuerzos propios no viene del mucho pedir o esperar. Mas bien, está relacionada a valores del egoísmo, a lealtad a la Unica Forma, el Yo con estilo y Su Manera.
Es cierto qie si cada persona se preocupara por cumplir sus intereses individuales, mejorar en conjunto sería más fácil; «pero no hay decisión correcta de vivir del prójimo y decir lo contrario», dice a su hermano. Un hipócrita que posa de egoísta ético-filosófico.
Está en la casa. Ha ido a verlo y culparlo. «Esta es la última vez que nos vemos». El Alcalde está en la cama, enfermo. «No a tu gente, que pide que me vaya, para tí es el consejo: 'You can have more, Guevón... ' Pero, si vas a mejorar, o evitar la miseria y la muerte, házte pagar muy bien, compénsate con lo que otro te da. Aprende a pedir al que tiene, no te digo a robar, diseña a tu manera el fiasco y házle sentir a todos que te dieron migajas. Ese es el secreto del éxito, hacer que se sientan culpables lo que no te veneran».
«De la miseria ya me salva la gratitud y lucha colectiva. De la muerte, nadie se salva. Tienes que irte. Aquí no se tolera el hampa y la gente que protege, sabe lo que eres. Quiero que te vayas del pueblo y no ver cuando mueras, ya que estás sentenciado. Lo harán por mí y por ellos porque vienes a corromperlos y no podré evitar lo que te ocurra. Ellos si te matarían».
Fue la última vez que se vieron. El predicador de la Unica Forma murió por la ambición, no querer irse como le pidió su hermano. El Alcalde murió porque estaba enfermo, triste y viejo, y mataron a su hermano.
15-04-2002
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Juan de Quevedo, primer Obispo católico de América o de las Indias, como se dijo entonces, piensa que el hombre es, en esencia, tan sólo un animal. Defiende la servidumbre del indio, a tenor de tal juicio. Quevedo tiene unos cuantos indígenas en su casa. Le cuidan los jardines. Asean el exterior del Templo, no psan a los atrios, si no se les pide y son como perros mansos, a los que mantiene a raya. Aún no instruyéndolos, aprenden («y no sé como») el lugar y principio de certeza sensoria que a él le place.
Carecen de derechos, aunque otros curas como Fray Las Casas, Vasco de Quiroga y Jorge Robledo, crean que lo tienen y combatan que se reduzca el indio a su peonaje feudalista. Miníma cioncesión sería que siendo dueños naturales de este gran territorio, se les eduque en oficios más que en evangelios. «Tienen religiones complejas, ética y cosmogonías», llegó a plantear Las Casas.
Antes de pasar a las Cortes para apoyar la servidumbre obligatoria de esas gentes, con quienes sepractican lamentables desmanes, medita. Si bien no quiere sacarlos de los rastrajos porque el español es más apto y menos bestial, más ambicioso e indiferente a la ética de obediencia y castigo, al Obispo le desveló durante la noche no tener ejemplo concreto y personal, evidencia circunstancial, para achacar males a los indios. Los blancos sí han tratado de robarlo, lastiman a clérigos y rehuyen las misas.
«¿Que les encanta la ramería?», ah, a los blancos más.y son quienes prostituye las indias y las violentan. A lo mismo, con sodomía, aficionan a los niños indígenas que llevan como guías a distancias de selva. «¿Qué son apáticos? Mentira. Con pocas instrucciones, me organizan el aseso de los jardines, labran frutos de cosecha para las iglesias y, si siguen a ramal y media manta, es porque no les satisfacemos cuando viven en escasez, sin buen techo y cómoda cama».
El Obispo medita que tendrá que mentir, hacerlo antes otros frailes que hablan el idioma de sus 'los pobres salvajes', conviven con ellos y han visto sus virtudes. Mas Su eminencia Juan de Quevedo no quiere reconocer tales virtudes por creer en la doctrina bestialista. Un indio es, en esencia, un animal y que sea llamado virtuoso ocasionaría que sea capaz de reclamar la soberanía nacional o solicite políticas de Bienestar General. Condiciones causativas, a la larga, de menos ingresos para el Estado y la Iglesia.
El es el primer Obispo y debe proteger el feudalismo católico, con sus preceptos de validez de la servidumbre del peonaje y la certeza sensorial que a ellos asigna la condición de bestias. Defenderá la tesis aunque no sea cierto ni le conste.
18-02-2001
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a Hernán Sagardía Párez, educador,
y mi exprofesor de secundaria con cariño
Como maestro de escuela, educador de independentistas, organizador de faenas para el porvenir, Hernán solía dialogar con sus jóvenes alumnos, alentarles el estudio de la historia y provocarlos con su estampa loca. Flaco, bocón, excéntrico, irreverente, amanerado, él mismo se decía Mr. Brinca Charcos. . Entendía el significado de ser Titán, con patas largas y cortos calcetines rojos. Decía que a veces hay que ceder y encogerse como sus medias y pantalón de tirantes. Ser casi un payaso entre los pobres.
Poéticamente dicho, fue el más joven de los Titanes. No siempre lo decía de sí, sino del Cronos arquetípico, o de Saturno, el romano o del planeta entero. A veces los países viven sus Saturnalias locales, fiesta fuera de control, carnavaleros sin sentido para el dios romano del ego.
Hernán Brinca Charcos entendía el Arquetipo y encarnaba todos sus aspectos. Casi siempre, su Saturno / o dios Cronos / era uno que organiza la Historia del Mundo. Uno consciente del tiempo en el espacio mundano. La saturnalia es el plexo de responsabilidad y de historia. Decía, por los 50, que hay que acabar la embriaguez de muñocismo y esuchar el mensaje de Don Pedro Albizu. O al menos, los clamores de sustentabilidad real, que son la soberanía. Todo lo demás es carnaval. Saturnalería, mal karma en el ego. Cronos que devora a sus hijos.
Tampoco quiso otros 30 años bajo la dinámica elitista, clasista, de los caudillos de siempre, no en Roma. El siempre habla sobre San Sebastián del Pepino. De hecho, viene de una cepa de politicones como su hermano y su padre. Ms él es el irreverente. En la crónica local de Saturno y la superación de sí mismo, contrapuso sus símbolos, la Iglesia del Padre Aponte, su afán de tratar el pecador a palos; por otro lado, el dominio económico de los clanes / Oronoz, Echeandía / los Méndez Cabreros / y aún Sagardía Sánchez y Pin Méndez. Cierto es que, por sobre todas las cosas, objetó el gobierno caciquista de La Pava moviéndose a la derecha como epidemia entre romanos, a la que Lutacio Catulo hallaría su remedio, consolidando el templo al pie del Capitolio / Municipio.
En el Decenio de 1950 y, aún más en los '60, el Cura del pueblo, la fiera que vela a las niñas malsentadas, con mirada de lince, aún temiéndolo, se armó del afán de castrarlo. Proscribió a Sagardía / Brinca Charcos. Gustosos de sus liderazgos, el pueblo prefirió su carnaval y sus banquetes, pero no la inversión del estatus social ni el fin del coloniaje. Esto llevaría a Hernán a ser más muino y payaso. Fue cuando propuso la hora de los encogimientos. Menos carnaval y más trabajo; pero, las élites del pueblo antes que transar matarían a Icario / a Hernán / a sus símbolos. Se negaban a la dinámica de grupo, a la responsablidad, al estudio de la historia que propuso como porvenir.
El Cura Aponte envió una carta venenosa al Superintendente / y no era tóxica somnolencia de la vid. Era un expreso memo contra Hernán Brinca Charcos para que fuese echado de la escuela y, después... con la revolución albizuísta, detenido y encarcelado, por tener los cuatro cabos blancos: comunista, ateo, independentista y albizuísta. «El emponzoña la juventud del Pueblo», concluía la carta.
28-07-2001
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Doña Zaida es mujer que, como sucede con J-Go, tiene el problema de una pobre cultura natural, sumado desprecio a la concepción corporal de la vida. Ella es su propio cuco y su propia-cosa. A la comunicación la confunde con la estridencia. No tiene sentido del humor. Es una gorda amargada a quien el pueblo designa La Corrupta.
En una sociedad tecnológica e informativa, el éxito profesional que ha cosechado en su vida se mide por dinero, no por cordialidad. Ni por conocimiento. La única lujuria que es posible asociar a su vida es la del lucro, hormonas de codicia. Con razón, se jactan de carecer de cuerpos como los fantasmas, porque a J-Go le pasa lo mismo. Bailan solas, sin cultura natural. Sin gentileza, sin el contacto humano del humilde.
Y Zayda se las pasa huyendo y renunciando, calculando cómo sumar a sus pensiones cifras ejecutivas, fin de adversidadsesque exorcisen la muerte. Ahora da asesorías que son pillajes, no declarados, pero cobranzas por no hacer nada o informar estupideces. Son dietillas, privilegios, contratillos de una carrera 'exitosa' de truhana.
La llaman La Cucosa, el cuco mismo de la cosa. Ella valora a los seres humanos no por sus cuerpos, sino por las virtudes y aptitudes de sus almas. «Somos el alma. El cuerpo no importa». De su propio cuerpo hizo una mole amenazante de nada. Abre la boca chillona y fogosamente en un programa de radio. Gestucula de modo que parece un pulpo que quita y devora, con cada tentáculo, la diversidad de lo existente. Va matando a su paso todo, cerrando opciones. De sus virtudes, si alguna, hizo un papalote. O un mofongo cagado. No otra cosa merece el pobre al que desprecia, no in jure. De facto.
A lo máximo, entre esperanza u optimismo posible, lo vuelve minúsculo, espacio cerrado, cuando cuela el imperio usurpador de sus agendas. Bien dijo que está donde tiene que estar: en el PNP, es decir, en Partido del Capitalismo Tardío, fragmentador, promotor de la sociedad de consumo, donde la veracidad no importa. Se vale por las posiciones. Basta echar miedo con el Cuco y pasarse cucando para mejor usurpar lo que se quiere propio. Entró al partido de los ladrones y cínicos y el pueblo la juzga, la huele y la odia. Por eso le van a quitar el programa de radio. O renuncian o la botan. Es impopular, insoportable como nadie. Ya se pasó de Cuco con su cusaquera.
El problema de Zaida es que cree en la nación del amo. Y, siendo de Morovis, hija de una jíbara costurera, hasta lo propio / ay, madre / lo mataría sin pena por el aplauso de los cínicos posmodernos. Su propia memoria cultural no le interesa. Está vacía de sí, fascinada con el yanquismo. Y ser súbdita de algo ajeno, sevir al hedonismo y confort generalizado del que oprime le cuca la cosa, la devora y le elimina el gozo. Que ella no goce, no importa, mas déle un poco más de dinero, la ilusión de poder, hágala que brinque en medio de escándalos y se sienta contenta.
Como ex-jueza y analista de asuntos políticos, se ensancha si impicar que son otros los que roban y los que se corrompen. Mas el pueblo, ciudadano en la sociedad de la radio y la teletecnología, la selló acusadoramente. «Esa mujer es corrupta». La Cucosa es fraude. Ejemplo es que la riña y la hipocresía a su lado se agitan. «La capacidad intelectual de la senadora Evelyn Vázquez da grima», dijo «Ella me plagia mis proyectos», agregó otro legislador que acusa a la que alegan bailarina de tubo y modelo de pantaletas en las pasarelas. «No nos echemos mierda encima», dijo J-Go a La Cucosa.Esta es otra incompetente que heredera el liderazgo en la Cámara. «Ya parecemos un nido de alacranes»
Desde que Zaida dejó el Capitolio cuca que cuca y no sabe otra cosa. En la presidencia de la Cámara de Representantes, duró cuatro años. Fue demasiada su prisa por avanzar en el mundo de ambiciones, y no dejó en su expediente legislativo nada que sirva o guste. En la época de la mediocridad del capitalismo tardío militante y de este gobierno en curso, prima la corrupción. Quiso ser la Alcaldesa de San Juan y sufrió una derrota ante Sila.
Y, como la mediocridad se premia, Pedro Rosselló la nombró jueza de Apelaciones. Juramentó en 1998 y se jubiló, tras servir diez años en el cargo. Con sólo diez años de servicio como jueza, van a pensionarla a perpetuidad, con el cien porciento de sus ingresos. Mas no es que esté conforme. La Cucusa ostenta el contrato más alto por servicios legales –adjudicado a una persona, no a un bufete–, adscrito a la oficina de la presidenta de la Cámara, gracias a Jenniffer González. Son $84 mil que se gana entre ratos desde su casita.
¡Cómo se reparten el dinero del pueblo estas vividoras, reinas de usurpaciones! «No somos cuerpos», afirman con pureza ternurosa, marca Downey, «sí almas con virtudes!» El pueblo les observa incrédulamente. Obesos objetos que avanzan hacia el fisco como moles y, al fin, pregunta: ¿dónde las almas y virtudes de estas cutres cucosas?
18-02-2008
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Cirila la Yegua creía en los Cinco Principios de Visnú Sharma. En Pepino, a los cinco principios se les conoce como la Sabiduría de Pañchá, que es la palabra en sánscrito que significa cinco, pero la 'panchá' no es Francisca, vecina de Cirila, sino la abuela centauresa de La Yegua, de quien Cirila tomó el apodo como todos sus hermanos e hijos de éstos. La yeguada.
Los Cinco Principios que La Yegua comparte con su cortejo Cheo Font se relacionan a la vida en un mundo dualístico, egoísta, riesgoso, que lleva a ignorar que, en su esencia, la vida es una armonía y balance. «La vida es una canción como las que Sandalio toca con la guitarra y quejidito como los que Cheo deja salir cuando me cinga».
No hay duda. Ella es una centauresa / tantrika nata /, aunque tiene la piel velluda y una matojera por crica que vuelve loco a los machos, con quienes ha parido sus bastardos. No quita que practique los cinco principios que establecen el fin del ciclo de las separaciones y preservan el balance para los desafíos del porvenir.
«Hay que saber atraer», dice con respecto a la idea de dividir los amigos, esto es, distibguir entre kis generosos y los antagónicos. En su vida, Font Feliú es el ejemplo de lo efectivo de la Sabiduría de Pañchá. Don Cheo:se fijo en ella cuando lo atrajo con el 'mitra labha', principio con que se adquieren amigos y amantes, no importa lo feo y peliaguada que se ponga la cosa. Balancear los polos, los difíciles contextos, crea belleza y Cheo es loco con ella, que es prieta, suelta un olor a cabra y a escorpiones molidos. «Cirila es la mujer más bella que he conocido».
¿A quién le importa si Don Cheo es rico, o si Cirila es pobre, a quién si elitista o siervo, libre o esclavo, si el principio de separación («Vigraha») fue cumplido y lo que se procesa, gracias a la panchatandra de Cirila, es purita unión al estilo tantrika del Sandhi? Panal de miel en medio de lo amargo del mundo.
En la tradición reciente de los Font, se cuenta que los Cinco Principios fueron un manual de Ciencia Política o Raja niti que Cheo Font, el Pie de la Espada Blanca, comenzó a escribir con la ayuda de la ocurrente Cirila durante la etapa violenta de los embrisques de partidas y turbas republicanas de 1900. No pretendíeron unas fábulas al estilo de Esopo, sino que con lo que se ilustra, a través de los animales, se alude a vecinos de entonces, se ejemplifica con ellos y sus motes zoolatricos. En los Panchatantra de Cirila y Cheo, se habla sobre la Suhrid bheda (que es disensión con la amada), el blanquitaje y los celos, los cuernos y las rupturas.
Una más remota tradición es la de su Abuela Pancha. Ella sí manejó la Sabiduría del bráhmana Visnú Sharma, quien educó a príncipes sobre cómo adquirir belleza, armonía, balance y unión con el Todo.
09-09-2002
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Collige, uirgo, rosas, dum flos novas et nova pubes,
et memor esto aevum sic properare tuum.
Coge, niña, las rosas, mientras existe la flor fresca
y la nueva juventud, y ten memoria de que así corre tu tiempo.
De rosis nascentibus [Sobre el nacimiento de las rosas, versos 49-50]
¡Cómo se quieren los güevos! ¡Si serán sagrados que se jura por ellos, aún en tiempos en que no hay certidumbre filosófica ni fe en nada! Tiempos en que se rechazan las rosas. La rosas como ramos pengados a dos pencas de güevos.
En los testículos si se puede confiar. Con uno que se agarre con la mano, se puede sellar un pacto como la antiguedad. El Cura Aponte, cuando estaba cachondo, tenía la costumbre de no llevar nada debajo de sus faldones. Fue por lo que Alicia, la Virgen, una vez le vio la parte pudenda tras descansar de un rito y él ya no volvió andar sin calzones bajo la sotana. Tampoco fue hombre de jalarse el órgano a puñetas. Creyó en la acción de los testículos y para el folleo tenía un par de parejas entre las parroquianas.
Por ella haberle visto el misterio de su carne, ofendiéndose en su inocencia con la visión de inesperados guevotes, el Cura Aponte la llamó privadamente. Asignó que, por un día, se privilegiera siendo su confesora. Se metió en el confesionario, mientras Alicia escuchaba con miedo, mas no ya con espanto. «Hermanita, ésto no lo debe ser el doctor Franco. Esto entre tú y yo, entre Dios y nosotros. Creo que existe un amor pandémico, que es el amor vulgar que las parejas practican, sin excepción, amor rutinario y reproductivo y muchas veces el sexo como pecado, pero hay uno que es sagrado. Uno distinto, como el sexo que diseña, con actos privados. Es el amor uránico y celeste de los célibes. Ese Amor al Testículo es amor de escorpiones y surge de las honduras del placer mismo y contiene una sabiduría de curación. Esa serpiente del cojón no se puede matar. Si la matas, revive; pero no le digas sobre este misterio a nadie».
19-10-2002
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A D. M, Ausonio ( 310 - 395), poeta y rétor latino
Para que nadie le robara el capital, las herencias que le irá legando su padre, ha decidido ser jamona. Concha se niega y reniega, evade las fechorías de Cupido que, de hecho, la flecha durante los sueños. Cuando se cambia las panatkletas, antes de echarse a la cama, mas apagada la luz, siente que alguien le descorre las bragas que ella misma se cose. Se apura a menterse en la cama temblando. Sabe que es Cupido que la incita a tomar las flores y abrirlas como si los labios vulvares fuesen los pétalos y hubiese dedos de Ausonio invitándola a desflorarse.
Desafortunada la fiabilidad que disponga que ella sea desposada. Antes se casa Bísula, la esclava y favorita de Ausonio, que ella, Font de estirpe, pésele a quien le pese. Ha vuelto a soñar con las flores de su balcón de la Calle Hostos y su jardín en Pepino es hermoso, más que ella. Por desgracia, se va marchitando todo, a falta de que venga un verdadero Adonis y para mortificarla aún más, sorprendió una mano intrusa de una niña de escuela. Ha tomado la flor más linda de su patio.
Collige, uirgo, rosas, dum flos novas et nova pubes, et memor esto aevum sic properare tuum. Halló el portón abierto y entró a robarle una rosa. Desde sus doce añitos inocentes, mira a Doña Concha, la Jamona, le arrebató la flor y urge que se la coma, si se ha atrevido a cortarla. «La tomé del suelo. Estaba caída», se justificó con lígrimas.
En vano que ésto le diga. «Como todos llegaste a robar lo que es mío». Este tipo de mujer es Concha, bien descrita por Virgilio, «la que nunca beberá de la Crátera de Apolo». Taciturna, sin música, sin profecía, pudride en la fijeza de su propia planeta venéreo. «No hay Hílaco que viole esta Atalanta»; pero, Cupido, el flechador terco, vino a sus sueños de mañana y le dijo: «Ya no vengo más. Disparé, en vano, mis flechas contigo».
Ya no siente el Centón Nupcial como nírica expectativa de la desfloración inminente. Cupido y Ausonio callan, alejándose para siempre. Al fin, la cosecha en su balcón el amor udrí que renuncia al contacto de la piel y las flores. Y la niña que llora se parece a ella misma en estado de histerismo.
21-10-2000
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Siempre hay uno más listo, sofisticado en las armiñas del robo, A la edad de 20, Simón puede ue fuese terco y presumiera de enamorado y calculara cómo quedarse legalmente con una fortuna a la que puso el ojo, pero había uno más listo que él. Y siempre habrá otros que sean más listos que Simón Gil y Pancho Aquino.
A Simón se le vieron las costuras con el interés y la codicia que lo animaba. A los 20 años, ninguno en sus cabales se enamora, como presumió él, de una anciana de 80. No se lo creyó nadie ni en un pueblo ni campo en Pepino. «Si te enampraste fue de sus terrenos y unas casonas que esconden supuestos tesoros de oro».
Y que la anciana asintiera a que Simón «más que enamorado fuese un pillo» le sirvió de pretexto para la manda. Ya que ningún cura les casa en Pepino ni Aguadilla ni Moca ni Lares, va a implorar al sacerote de Hormigueros. «Iré en rodillas, comiémdome los campos y las calles. Es una promesa de amor». Aquí sí la anciana lo miró piadosamente y preguntó: «¿Por qué por mí si no soy joven ya no soy bonita?»
Un pariente de la anciana comprobó la gestión de Simón. Cumplió la promesa y Pancho lo trajo en camillas, adolorido, porque sus rodillas quedaron deshechas por causa de la manda. Al menos, hay fecha para la boda. La Iglesia va a casarlos. Sobran las preguntas y escrúpulos ajenos después de darse el sacrificio del muchacho.
Para que prosigan con sus compromisos esposales, Aquino será el padrino o representante que la acompañe a la Iglesia. Es un listo que vela y dado el caso de que Simón se ha mudado con la ancano, aunque duermen en camas separadas para no mancillar el sacramento del matrimonio, Pancho diseña el miedo. Provoca que crujan cadenas de acero dentro de los caserones. Tira mierda de brujas en las entradas de sus puertas y alrededor de las ventanas. Un día roció de sangre caminos por donde monta el muchacho casedero.
En verdad, que ya no quiere casarse. Y a medida que endurecen sus rodillas magulladas por la manda, afloja el deseo de casar con la vieja. No es extrañó que, en vísperas de la boda, no haya rastro del muchacho. No se sabe si está vivo o muerto. Ni siquiera si el plan seguirá su curso. Dicen que se fue del pueblo y de la finca embrujada.
La vieja murió finalmente. Aquno es el nuevo propietario.
25-10-2000
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