Wednesday, September 29, 2010

El Gran Proyecto / Frags. de Teth mi serpiente


Lo que importa es que es perfectamente posible
para cualquier ser cambiar las variables... Decidir
por Sí Mismo un destino diferente para su existencia:
Diego de Villarroel

Contra el rostro mortal de los neutros,
noveleros, hijos de
las moscas
de la plaza,
hijos del Olvido,
limpio mis labios, convalezco
de las distorsiones de sus burlas
y mi larga estancia en las resignaciones.

Me anticipo al Gran Proyecto:
palpar esta sustancia, beber del agua,
abrir al fin en su totalidad la puerta
al Ser que me echó al mundo.

2.

Vivo por la serena compostura.
La fuerza abre sus fauces. Muerde.
El toro, desde su larínge, ruge en ausencia
de una palabra de plata que tenga
las creaciones de esmeraldas.

¿Quién que oiga los ultras de la energía
ignora que desde lunas se recoje la luz?
¿Quién ha de ser el Sufriente, el mensajero
de Hermes, el trimegisto, tres veces
grande por clemencia?

¿Quién Jachin y Boas del vínculo amoroso
y el proyecto, el pacto del que llama
por receptividad del que oye?

¿Quién que sea como la Madre al hijo?
¿Quién como la hiedra que en la pared de la Torá
recoge su adherencia, su fe? ¿su circunscisa alma
y su sábado de reposo? ¿Quién el que admita
las siete leyes de la Mente Subjetiva profunda?

3.

Teth, la serpiente, es mi fuerza.
Mi hiedra, dulce y bella, con su collar
de rosas, es ya mujer del infinito.

Encadena las potencias de mi bestia.
Anula mis gesticulaciones. Con un interior
de paz, purifica mis instintos naturales.

En el infinito ata mis bravuras. Las transmuta.
Y en la tierra oscura, como Emperatriz, me desata
y me pasea como cordero y siervo acepto.

Teth abre mi boca. Se asoma a mi mente.
Apacienta mis rugidos, me acaricia con sus manos.
A los ojos de mi emoción encara su mirada.

¡Qué tiernamente me examina el aliento;
con qué tangible calidez transmite su armonía!
Iluminadora es la fuerza dulce de Teth.

4.

Por causa de centralidad, el corazón se abre.
Se abre como león que antes nadie ató
al verlo enfurecido, ¿quién abrirá sus fauces?

A la vida del sol la Puerta nos accede.
Al hambre de ser de los leones, en actitud pasiva,
virginal, Ella entreteje al devenir pasado,
a la presencia viva, al porvenir
que es acto receptivo que enfrenta lo salvaje.

En lo alto, el Infinito; en lo bajo, la fuerza bruta
y el temor, con reperperos y la chusma
que habla con rabaneras porque no conoce
a Teth, collar de rosas y damianas.

El Gran Simpático retoza con el sueño
de energía en la Vasija y el Gran Bazo transmuta
los glóbulos sanguíneos, volviéndolos blancos
como copos de nieve y lana de oveja mansa
en Cálix de hermosura. El león fue vencido. Punto.

Barredora del ser, con escoba de misericordia,
la criada-bruja, es la magnífica Tiroides.
¡Cómo nos limpia, el hígado santo de Tu Gracia,
el esplénico Siervo esplendoroso!

5.

El sufrimiento es accidente innecesario
de nuestra libertad; pero nuestra perfección
(en Dios), necesidad redentiva:
El dolor en ontología, la fe

¿Quién como él? Que nos apuntala…
El que nos da el Oriente y nos saca del Norte
de lo oscuro y del Mal Viento de la muerte…

¿Quién el que con nosotros amanece
y trae el sol del equilibrio y la templanza?
¿Quién con fuego nos prueba y en leños
de vitalidad nos aporta la Llama?

¿Quién que nos auto-restrinja con muerte
esperanzadora, al tiempo que, con implacable
celo y persuación, nos da una rosa blanca?

El que ya ha perdido toda fe y comienza
a perder toda caridad, ¿con quién se sentará
a llorar, quién ha de ser su consuelo?

6.

¿Quién volverá a recordar que con la ruptura
personal, vital y cotidiana, con ese Amor que nos
amó y dio sus alas, el pecado es intenso
y la Divinidad se relaciona a lo remotamente numinoso?

Pero, ¿quién te habló de Sí como un quejido
de hambre y sed desde el Bazo propiciador,
restaurador nocturno de los glóbulos blancos?

¿Quién hay que comunicara, Desinféctate,
que soy la Tiroides Cósmica y esplénica
y glandularmente te reparo?

7.

a Josibí

Gran proyecto es el pentalfa del hombre.
En el plexo solar, su corazón está erguido como roca.
De la bilis de su angustia, hicíste un Perro Mudo
que ante el rigor no ladra y que de las sombras
de la Ley no se asusta. Dulce lo hicíste, Josibí.

Lo soltaste en los montes, Ateo.
Como Curiel ha sobrevivido cada experimento
que lo asesina ante el Mashiaj de su alma.

Todo lo que navega en la mar … que mudo sea como el perro taíno.
Atempera la tormenta, Josibí. Que se quebrante, sin jactancia
el corazón ganancioso que no edifica su Beth, bohío alguno.

Para todos será la Luz, hasta para el berengo
porque para el proyecto del hombre,
indispensable es que se entiendan las Siete Leyes
del Universo, bajo eL amparo del Turey subjetivo.

Dirás para quienes advengan asociados en areyto, oye y mira.
En medio de sonajeros de maracas y güiros, el dios Sol-Luna
también tiene un tambor de vibraciones. Le gusta el ritmo.

Con cuartos menguantes de Luna, hizo lapsos,
sucesiones, ritmoterapia. Dos columnas, hizo para nombrar
los opuestos, Severidad es. Lo mismo que Misericordia.

8.

a Chesed, el padre

Para que al Ego mates, a esa báquira, cerda obesa,
salvaje, con cientos de cabezas, a esa pulga
presuntuosa, hablantina, cuyas palabras son huevecillos
de gusanos, carrocha de berzotas, realidades ilusorias,

distrubuyó la síntesis en el Pilar de la Armonía
de los contrarios. Invento de Dios es la dialéctica.
En la base del ser, en medio de lo ente, se la dio
como el fruto dulce. Cómela, dijo, mi sabor tiene.

La mejor Vasija, idónea copa de tu bendición,
se coció en el éter. Como vaso que se atesora
por útil e imprescindible, vivo y orgánico al ser,
fue para que el Ego que cree que ya lo sabe todo.

Chesed, Padre Amoroso, la pensó y dijo:
Sublime anatomía por semejanza, mi bazo,
mi crátera en la Noche del Hombre y mi órgano
que restauradora la luz. Ciertamente, él la pensó
y la distribuyó en la arcilla
.

21-3-1989

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Batallas del Leviatán y Behomot

Y el leviatán y el behomot batallarán cuando el Sol
conquiste la tierra que al caído entristece y con violencia
retiene. En bolsa de pescador está metido el niño inocente
y el pez pequeño que no tiene aire, sino asfixia.

El gran proyecto es que no se descarríe por siempre
el ser que se arma en los mares de angustia y berrenchines,
que pierda el puñal de su Razón y vea Su Guardián
en el Inconsciente tiene un sitio y mi pacto.

Ladra, Num, porque tú serás del Leviatán triunfante.
Malkut te ha llamado Su Pentalfa. Con cinco frutos,
te levantará y mientras el sol exista,
tu corazón es el sitio de Mi roca.

2.

a los hijos de Turey

Por causa de luna, tu mudez dejará las orillas,
el residuo, los viles metales de la Piedra Bruta.
Como cemíes, dormirás desnudo y bandas
de algodón te ornarán los brazos y pantorrillas.

En el centro del Gran Silencio, con marea controlada,
se acabará tu angustia, y estrellas serán
en los reinos de marisma y fuego tu comprobación.

Investígate, vigila, recicla tus marismas, pueblo bendito.
No en vano se te llama, el hijo de Turey en los cielos
y en cinco puntas crecen tus cinco frutos, sub divo.


24-03-1989

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Cemíes

Tú, favorito de mi Serpiente, tú, mi niña en el pantano,
verás la Bestia que busca tu desastre.
En islotes de Langerhans te comerán los zafras,
te molerán tus azúcares. De tu páncreas harán
sus berenjenales, pero yo estoy contigo.
Seré el bohique en secreto,
seré tu amor en los cemíes.

Tú dejarás la cueva. Vendrás a mis poblados.
Y en fiestas santas te sentarás
a mi diestra sobre un dujo.

Cincelarás la piedra bruta y, con Venus
bajo el azul de cielo, escucharás
trompetas de yagrumo, mi
Jabao,
gayumbas de hueso, el shofar
que denuncia los crepúsculos.

Misión tiene tu alma:
Búscame;
seré tu espada de Zaín;
seré el garrote y como guanín,
disco de oro pondré
en los pechos de tus guerreros;
gran proyecto tiene
tu raza de valientes, pueblo mío.

2.

Caza y pesca dí a tus varones por oficio.
Pero las guerras del espíritu
serán por lunas milenarias.
De modo que caza y con tus flecha dispara
hacia el punto vacío del Tzimtzum. y

Yergue tu cabeza
y no la hundas en la falsa imitación
del que escarnece el mundo, mientras
ignora el poder de los milagros
y la santidad de tus
bohiques.

Pesca. De la realidad amarga,
sacarás mis dulces peces
porque yo estoy contigo como el Aon mudo.


08-03-1990

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Tareas para el Gran Proyecto

… a Venus, arquetipo del amor femenino

El amor es lo que sana el sufrimiento:
Mauricio Cubaque M.

No seas esclavo de la fatalidad, hijo de Samed,
porque vivas en tierras de disturbio.
La Bella de Pandemos,
la niña de Pafos, la Urania del Cielo,
sus ojos ha clavado en tí.

Doncellas aderezó con sonrisas.
En Acidalia se ha bañado
y, desnuda como está, te dice: Véme.
Como Dione te insta: Fructíficame.

Busca limas y granadas conmigo.
Al monte de Erice acompáñame.
Recaudaremos brezos.
Brezos como abrazos juntaremos.

La fatalidad todo lo confunde.
Del genitivo femenino construye sus pentáculos
de inversión, apariencias externas
de burla, intolerancia, prejuicio.

De la justa alegría se ríe con sus sarcasmos.
De lo hermosura de las hijas de Talasa,
el ojo de Ayín con ilusiones impuras se harta
y en el Gran Viaje de la Líbido se detiene
al observar las charcas de lujuria de los asnos.

Con bestias de bipolaridad, espejos deformados
por pasiones, se entretiene. Garras tiene la fatalidad,
hijo de Samed, ojo de Ayín caído.

Escucha su lamento
y no permitas que se defraude por tu causa.
El error y el dogmatismo no lo pongas en el cubo,
junto a las perfecciones. A la diosa del Amor
apártala de las mujeres engañosas y frívolas.

Con las corintias que venden devociones
no ligues el amor y la dulzura. No te unas en Cipris
con la matricida. Con la niña rodeada de palomas,
con la Venus que monta sobre un cisne,
comulga. Escúchala desde lo profundo del alma.

No maldigas la consciencia, no dejes a medias
el Gran Viaje de la Líbido, no azotes
a quien te da su ternura y te habla,
desde el lenguaje de las transformaciones
.

09-09-1989

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Como una bendición del Shehejianu

Fue un día de púrpura y estaño después que Gueburá
meditó sobre el color de la vida y de la sangre.
Para el sexto día a la luz diferenciadora de ojos medúseos,
se te dijo Alma Humana y con delicadeza de sus vapores,
del mundo de su aliento, el Alma Divina, Gueburá,
en centralidad de tu cuerpo, ubicó la Vasija
en que te veas contenido, resguardado, digno del rojo
de tu vino y libre de la anemia pálida del pez perdido.

Con sabiduría de su esfera te adhirió las moléculas.
Alguno tendría que ir a verte, a supervisarte en el proceso.
Estabas en la fragua de tu infierno, en la gloria de tus puertas.

Sólo él te dijo: No temas. El advenir es menos bello
que las plenitudes. Vasija de honra te dio el Hacedor.
Te han diseñado el Bazo con sabiduría.

Por de pronto, el Alma humana fue al manantial.
Y dijo: Bondad de Gueburá son las aguas.
Y dos peces, de ojos abiertos, vigilantes,
Quien me da pan trenzado, en miel mojado,
y la manzana de la primera noche y purificaciones
en Rosh Hashaná. Y dulce es la ambición del Bazo
y cada sorbo de Su Copa en ríos humanos.

21-03-1989

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El bazo

El bazo, un órgano utilísimo, pero frágil.
Si se lesiona, generalmente no se puede
rehabilitar. Por sus múltiples funciones
(producir células sanguíneas, destruir los
glóbulos rojos envejecidos y almacenar
sangre de reserva), el bazo es, sin duda
alguna, un órgano polifacético:
Alvin Silverstein, M. D., en:
Human anatomy and Physiology

Y El vio que era bueno. Y para alabar
Tu Vasija en la carne, una legión de soldados,
todos macrófagos, incoloramente interpuestos
en tu sangre, se añadió a los eritrocitos.

Defenderán los predios de Tu vasija, en medio
de la linfa y limpiará de bacterias tu vino.
Y El vio que era bueno y tú víste que también
es santo el globulito rojo, el peón oxigenenante,
que en tu sangre, oficio tiene: cuidar el templo
del Gran Simpático en tí. Y el vio que era bueno.

Y Gueburá, el amoroso, también.
En el Gran Plasma, como peces en el agua,
vive el ángel rojo de la hemoglobina
y el ejército leucocito que contra invasores
echa su grito por el sólo don de ser plaqueta
en Tu Reino, ¡oh, divina es ella en la sangre!

Y el vio que era bueno. Bueno es, dijo Gueburá:
Alabado sean, los glóbulos blancos junto
a los eritrocitos. El plasma y el agua son sus reinos.
Bendito sea el pús y, quien espera tranquilamente
su salida al astral y estancia fuera del cuerpo,
sin derrame de sangre ni violencia!
Que no se diga de él ¡sangre de atole!
ni sangre fría. Ni incoagulable.

¡Sál de la sombra, pez de la cueva,
pez de los ríos amargos, pez de Marah,
sub-anfibio, pez evolucionario!

Más allá de los astros y los arrecifes
a Quien más severo has creído, Tarea se dio.
Detrás del estómago, te dieron Vaso y filtro,
reserva y bendición. Y Gueburá admitió
la tarea y juntó a sus ángeles, todos los dijeron:
Y dijo Dios que es bueno.

¡Házle en el plexo esplénico el Bazo / el receptáculo /
mi Vasija santa al hombre, házle el filtro hepático,
el siervo purificador, házle el ángel del hígado!

Y cuando lleno esté de Mí, tráelo al espacio,
a mis mundos sagrados de éter y astralidad fecunda.

2.

Los pecados meten la baba o caldo de cultivo
para los gérmenes patógenos… y el resultado
de esa confluencia es podredumbre psíquica
o gangrena: Diego de Villarroel

Los remugados piensan mucho y se mueren.
A sus reflejos defensivos no hacen caso.
En sicosis disociativas se llaman justos y gregarios
y se enconchan en sus almajas, maldiciendo
pese a que una voz hepática y del hígado
sus voces valiosas como huacas les dicen:
Te pasaré mi energía.
Te restauraré en la noche. Clama a mi Luna,
hijo de los remugos pálidos del hígado.

Con el Yo de sus iras, sorbos de bilis en vez
de vino es lo que beben estos edomitas, enemigos
de Jacob y la promesa. Cirrosis hepática son sus sueños
tan vanos, no salidas a los jardines astrales donde Dios /
Geburá / les invitara antes de la existencia de Esaú.

Desechos órganicos son su mala alquimia.
Y por eso no duermen, noctívagos sin paz.
Desde sus pulmones se mueren y son los peces
asfixiados que desde Marah escapan a la orilla.

El caldo de cultivo se introyecta en sus almas,
pero desoyen al Santo Bazo, la Vasija
de Dios en el plexo de su esplénico humano.
Soy justo, soy gregario, proclaman,
con retortijones intensos y señales de humo.
aún van por los desiertos de Idumea
y son desagradecidos, procaces y vilolentos.

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A Shekinah en Luna Llena

Este vino, color ojo de gallo, es sabor de escondites.
Y baja a mi garganta como sustancia
que valoro y bebo a gusto.

En la trastienda de mi placer, ufano, se remulle
el viento tenue y penetrante. Que la Shekinah
avanza ha de ser. Avanza en luna Nueva.

Este ojo de boticario que ahora te describe
un huracán de calma y ensueño, ha de ser ella
con sus ojo de ágata o de cimófana y tigre.

Es el verde horizonte y el prado
y la paronza. Es la cueva elíptica y el diseño
que llevara al manantial donde ella vive.

La niña que salta la cuica te reclama para ese aroma
de vino y añejada luz que se llama La Carne,
copa de Keter desde el origen, vaso humano.

Y la niña que saltará a tu copa es la dueña
de tus ojos; otras niñas han saltado en los míos.
Déjala que ponga su mejilla y te remulla
con el calor de una brasa.

Hasta el beberse un vino
nos calienta la cara.
¡Cariciosamente!

No digas si de la copa juntos beben y se sacian…
Ebrios de amor, ya no se mira más el vino
y, por salvahonor, más se sienten los muslos
y la humedad de la amada, pues nada de ella
es fruto seco ni más salud tiene que los fresnos.

Ya son vigías de la noche; se han besado
y es vulvoso promontorio el poder de Shekinah.
Sube a sus muslos porque ella ha cerrado
las compuertas de sus ojos serraniegos
y levantó sus tobillos y codos a los cielos.

13-9-1989

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Del Portal de Dalet

Nos toca alguna vez decir…
Se acabó la emoción que te entretuvo.
Se cerró la Puerta de Dalet para que pase
la muerte y entre a los olambrillos de su calle
a ciegas, a tientas y, en fin, que busque la quidad
en cada cosa, menos en tí. Ya no de su mundo.

Puedes decir que le romperás la nariz
con el portazo, cuernos con tu desprecio.
Que no vuelva a asomarse, o levantar
los techos en Salamanca, porque no puede
ser eterno ese herirse y ese padecer
con que persiste y los que aman
y juntos beben del mismo Vino
quieren su paz, morir en su recuerdo.

Se quebró el ojo del diablo que miraba en secreto,
espiosamente, en la cuenca protegida del corazón
en ascenso y el cubo de tus protecciones en la Luz.

El acto final fue cuando encendíste tus ojos,
ojos menos parleros que los ojos del mundo,
ojos de buen cubero que se meten en la mentira
y la acusan y delatan porque con la agudeza precisa
abaten la distancia, el desafecto y la inquina.

Ojos que instan a que no los mires,
ojos que siendo colectivos, por hermosos,
son genuinos, ¿quién puede resistirles su mirada?

7-03-1994 / Fragmentos del libro
Teth mi serpiente
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