Guaridas y resistencias / Aforismos
EL HOMBRE TRAGICO
De los modos trágicos de ser
yo escogí la rebelión
y la única compañera
que la rebelión tiene:
la Esperanza.
De hecho, mi elección se debe a la institución
de lo Trágico como el griego lo entiende.
Como sus poetas nos lo han restregado
en las narices y lo hablan
aquellos que, por trágicos,
se han sacado los ojos.
Aún así, el rebelde me late.
No me indica que busque libertades absolutas
ni crea a las racionalidades opresivas,
hegemónicas, esquemas binarios,
esquematizados y jerárquicos,
reduccionistas e inmutables.
Todo lo que permite la Certeza Eternizada
se vuelve dictadura, con dogma
en su fondo y puta intolerancia.
Zeus y Hera son una mala pareja
para reinar en estos Hogares humanos
donde yo prefiero ser rebelde dionisíaco,
más trágico que lógico, nacido
de la Luna, antes que de entes Perfectos y Puros
del Olimpo...
... y si tengo verdades universales remanentes,
aún, homogeneizadas por el poder del Olimpo,
me concentraré en subvertir
el sistema de injusticia, y cada afán
de apropiárselo todo que distingue
a los avorazados, violentos
hasta con las ninfas y náyades
que danzan inocentemente
al pie de los arroyos, y las meten
en sus burlas.
Desde hoy, quiero a todas ellas.
Para las ménades, que sean mis rebeldías.
Para las niñas y hembras
de cualquier edad
serán mis protecciones.
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LA ANIQUILACION DEL DIFERENTE
No es por falta de neuronas que hay gente
que parece diferente y que, por oprimida,
rechaza lo que alguno llama el Ideal de Mundo,
el Status Quo, la revelación de lo que prevalece,
domina y debe ser éticamente incuestionable.
Saberse diferente es el primer paso especilativo
para abrir el Saber Absoluto si de veras existe
y el rebelde ha descubierto que no.
Tal vez existe; pero nadie conocido
lo tiene. No hay vacas sagradas
en este aquí y ahora provisional.
Hay sólo un grupito de canallas felices
ante los cuales se urge diferenciarnos.
Esa es la verdadera esencia
de hacerse diferen6e: evitar que ellos
vengan, por sus estúpidos fueros,
a aniquilarnos.
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LA REBELDIA JUBILOSA
a Dioniso: el dios trágicoUno de los rebeldes que conocí, me instruyó
en torno a las prácticas del júbilo,
secretos que la existencia guarda /
si por bien somos humildes,
generosos, naturales danzantes, cantadores...
El secreto de estos rítmicos ditirambos
se vale como drama sentenciosa:
«Que lo que sea el orden divino del mundo (Díke)
lo busquemos a flor de tierra», oyendo los viñedos,
descubriendo no sólo amaneceres,
también la noche y lo oscuro.
Puede que haya que estar muy cuerdo
(a fin de buscar eso que proclama
a la conciencia kairológica),
superación interna para lo Trascendente,
pero yo lo quiero, sí,
con algo de regocijo, arrebato,
pasiones, no a lo Kant, no a lo Fichte.
Quiero un dios loco en quien yo vea
a mi niño, dios que cante y toque flauta o lira,
o unos tambores, y que no me converse
sobre el sistema del saber absoluto.
Sí de amores concretos, cotidianos,
accesibles, ante los cuales Tijé / Moîra /
sean dos palabras para la Dicha y la Ventura
dos canciones dionisíacas
sobre la Fortuna y el Destino.
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EL HOMBRE REGOCIJADO
Las leyes no escritas con el corazón
se descubren. Los rebeldes las saben.
Parece que las han recibido por otorgamiento
de lo que sea Su Fuente.
Con las leyes humanas ocurre, lo contrario.
Parecen escritas para obstrucción.
No otorgan otra cosa que opresiones
y engañifas. Noción de que el conocimien6to
urge, como proceso indispensable,
el sufrimiento, el dolor.
la desesperanza.
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LA COMPAñERA IMPRESCINDIBLE
De los modos trágicos de ser
yo escogí la rebelión y la única compañera
que la rebelión tiene: la esperanza.
Sin tan hermosa compañera
de lucha o de parranda,
¿para quién batalla?
¿para que robar al Olimpo
el secreto del fuego, rebelión
y discurso de la libre conciencia?
Nunca la compañera imprescindible
te mandaría a Troya, a batallas inútiles
ni pediría que salgas de Aulis,
del Puerto de Beocia, o quei abandones
la casa, siendo qie ladrón viene y se asoma
y tu mujer se vuelve la tentación
de los más truhanes, traidores
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BENDICION DE ARTEMIS
Si llegaa esa compañera descrita por Sofócles
en «Electra», lamenta tú también
que los jóvenes mueran en Troya.
Lamenta que se enoje contigo, Agamenón,
porque tienes la costumbre de matar animales
que son sagrados para ella.
No culpes a la airada Artemis.
Ella es Compañera imprescindible.
Si llegara, tal como es descrita por Esquilo,
no te jactes de que eres cazador competitivo.
Ni mejor ni peor que ella seas
en lo bueno y lo malo, lo humano y lo divino.
Ni la vida de tu hija Ifigenia
aplacaría la ira que ocasionan
tus blasfemia... ¡Mejor cuídate del viento
propio de tu boca huracanda;
cuida la plaga que nace de tus actos.
Si la compañera imprescindible
llegara y te dijera: «No zarpes con ejército alguno
ni te arriesgues a que mueran tus jóvenes»;
no zarpes ni mandes críos
al matadero, Agamenón,
Rey de Micenas y Argos.
Sé el compañero.
Bendice a Artemis cuando la veas.
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