Wednesday, July 02, 2014

COMEVACAS Y TIZNAOS / REVANCHISMO Y CONFRONTACION / CAPITULO 9

CAPITULO NUEVE
REVANCHISMO Y CONFRONTACION


            En Pepino, donde se formaron varias partidas campesinas armadas con machetes, palos y pistolas, las facciones anti-españolas colaborabarían con los estadounidenses; otras fueron meramente defensivas y espontáneas, viéndose la desorga-nización del comportamiento militar español. Entre las partidas o guerrillas que se daban un contenido anarco-campesino y socialistoide, hubo infantilismo revolucionario y mucho espontaneísmo.  Esta situación de revanchismo y confrontación peniunsular es una herencia que nos llegara a los antillanos y el escritor español Rafael Ángel J. Barrett y Álvarez de Toledo  (1876–1910), coicidente con lo que se ha descrito con el regeneracionsimo del  pensamiento a  raíz del Desastre del 98 tiene su metáfora médica en el artículo Sin pulso [en El tiempo, órgano de la oposición conservadora, el 16 de agosto de 1898].

            España fue un país gravemente enfermo, asi descrito sin pulso y que ante la falta de convicción por causa de la derrota militar que sufriera tiene que reexaminar sus síntomas mas profundos, antes de  que se lo coman males mayores. Uno de esos males fue la falta de reacción de un pueblo que ha sido víctima inútil de una derrota lamentable y un progresivo hundimiento del país  Como Barrett se despabiló ante el momento crítico que le ha tocado vivir,  que diga que «La humanidad es hoy un caos, sí, pero un caos fecundo», no sorprende. Aprendio que a menudo  «en política no hay amigos; no hay más que cómplices» y que hay que volver al vitalismo, pero en rechazo a la filosofía positivista. Se trabajara con «la prosperidad social, exigiendo iguales condiciones… y una recuperación de la fantasía, de la magia y del misterio…  Cuando la humanidad está de parto, confiemos en lo invisible, en la universal inquetud y sepaos que son los menos perspicaces quienes aguardan graves sucesos. Se menos lo que se teme que lo que se espera»  [1]

            Esta es la propuesta de Barrett, lo mejor que este español trae a América. Lo incluye en un panfleto titulado su panfleto Mi anarquismo (1908): «La civilización no consiste en exportar mucho, ni en caminar de prisa, ni en escribir con ortografía. Consiste en la dulzura de las costumbres, en el amor y en la tolerancia, en la elevación nativa de los sentimientos y de las ideas... Socialistas, anarquistas, neocristianos, espiritualistas, teósofos... ¿Qué quiere decir todo esto? ¿Qué quiere decir esta universal reacción hacia lo religioso, esta filosofía que se vuelve sentimental y profética, esta literatura preocupada del más allá, estos poetas, historiadores y críticos que se hacen reformadores sociales, estos propagandistas de unas bellezas que se habían declarado inútiles? ¿Qué quiere decir este renacimiento de la inquietud, del misterio, de la sagrada angustia salvadora de gérmenes?... Me basta el sentido etimológico: ausencia de gobierno.... Hay que destruir el espíritu de autoridad y el prestigio de las leyes. Eso es todo. Será la obra del libre examen. Los ignorantes se figuran que anarquía es desorden y que sin gobierno la sociedad se convertirá siempre en el caos. No conciben otro orden que el orden exteriormente impuesto por el terror de las armas. El anarquismo, tal como lo entiendo, se reduce al libre examen político. [...] ¿Qué hacer? Educarnos y educar. Todo se resume en el libre examen. ¡Que nuestros niños examinen la ley y la desprecien!»  [2]

            En Puerto Rico hay una critica feroz porque se supone que unos batallones de voluntarios apoyaran a España y, en términos generales, no lo hicieron. Aún los miembros super  numerarios de los batallones, si por alguna razón fueron conocidos en Pepino, como el médico Antonio Guijarro Huesca, o las familias Castañer (Antonio, e.g.,) Pavía y Prat-Contrich, fueron por huyilones, no por el Desastre de 1898, por el ridículo. Todas los primeros y segundos tenientes en las fuerzas voluntarias, pro-españolas), si bien  vituperadas y amenazadas con compontes, por ser tan fraudulentos, acaso lo que merecerían es una sonrisa de piedad y simpatía.

            La célula llamada La Mano Negra, plagada de resentimiento, improvisación y revanchismo, fue el mejor ejemplo de oposición a ellos, los militares. Al ejército español, organizado con peninsulares y voluntarios criollos, llamados a defender la parte centro-occidental de la isla, le fue mal en el Combate de Hormigueros del 10 de agosto de 1898, y esta batalla perdida desmoralizó a las tropas del Oeste, dándose incidentes casi surrealistas.

            La columna militar de Soto Villanueva no se expuso, posiblemente con malicia suya o atroz cobardía, en auxilio a los combatientes del pueblo de Hormigueros. Se quedó en el Cerro de las Mesas, con pocos ánimos de participar. Se estimó que 12 muertos y heridos y otros tantos prisioneros se produjeron para mayor descrédito de la conducta militar española. Tanto a él, como a su segundo almando, el coronel Antonio Osés, se les procesaría por cobardía en España.

            Confundido por las noticias acerca de acciones armadas planeadas, aunque aún no cometidas por las guerrillas, el coronel Soto Villanueva «se escondiócon sus hombres en la finca de Pérez Díaz» (sic.), a pesarde que él tenía a su mando el Batallón Alfonso XIII, mismo que contabacon 6 compañías y una guerrilla montada de 60 hombres al mando del capitán Rodríguez, es decir, 850 soldados en total.

            El segundo al mando, en esta región isleña del Oeste, fue el Coronel Antonio Osés y los capitanes de compañías fueron: Torrecillas, Florencio Huerto, García Cuyar, Espiñeira, González y Serena. Les colaboraban el Sexto Batallón de Voluntarios, con 450 hombres, al mando del Coronel Salvador Suau y dos comandantes, Fernández y Salazar; pero, como dijera en sus entrevistas, la hija del último Alcalde español, don Manuel Rodríguez Cabrero, en San Sebastián del Pepino, de todos esos hombres llamados a sacarla cara por España no se hacía uno (cf. Entrevista con Rodríguez Rabell Vda. de Negrón, loc. cit.). Y eran 1,515 hombres, si descontamos el Séptimo Batallón de Voluntarios que se disolvió y los caídos en el Combate de Hormigueros.

            Generales, pacificadores y tenientes, sedientos de prebendas reales, habíansido los guías, voceros y representantes del poder de la Corona Española ante pueblo puertorriqueño, por siglos. La regencia de Romualdo Palacios González, breve como fue (del 23 de marzo al 11 de noviembre de 1887), fue inolvidablemente cruel. Creó el odio al militarismo español que se evidenciópor una mayor polarización ideológica y un decenio después por el cruce de bando entre las tropas. Con el respaldo de armas estadounidenses, los voluntarios de Puerto Rico se prestaron a la tarea de ver la derrota del colonialismo español. Las huestes gringas daban la bienvenida a esta ayudaextra de manos favorecedoras en la isla enemiga. Este fue el modus operandis de la revancha general. No pocos voluntarios jugaron dobles estándares por ser anti españoles siquitrillados.

            El campesinado no fue precisamente afecto a España, al igual que sucediera en Cuba. El campo se pobló de peonaje, malogrado por la desatención a sus necesidades de salud, educación y respeto por parte de sus patrones latifundistas. Un peonaje dispuesto a dar precio de venganza por cuenta propia,machete en mano, o con ayuda del imponente ejército que con su sola presencia puso a temblar a muchos españoles.

            Pues es tal la gente enferma, la Espana enferma, que Barrett y los regeneracionistas describirán, como esencialmente injusta: «Nuestra justicia obra porque es esencialmente injusta. Se apoya en la fuerza armada. Su prestigio es la obediencia de los que no tienen fusil. Su misión es conservar el poder a los que lo gozan. Su objeto, defender la propiedad. ¿Por qué indignarse de la venalidad de los magistrados? Ceden a la energía soberana según la cual está organizada la humanidad moderna: el oro. Emplean en su pequeño mundo el espíritu universal. Cuando se acerquen siglos mejores corromperemos los tribunales por medio de nobles ideas y hermosas metáforas. Mientras tanto, no lloremos demasiado las injusticias que nos hieren; no nos lamentemos sin medida del brazo brutal que nos sacude, de la calumnia que nos envenena. Injusticias extremas son útiles; ellas, sembradoras de cóleras sagradas, han despertado el genio, han revolucionado a los pueblos y han fecundado la historia». [3]

            EL PAIS EN LA INCERTIDUMBRE: En Pepino, el campesinado blanco, peninsular o criollo, observó el marasmo político, en medio del juego de fuerzas hostiles. Y desde el fin de la administración del Gobernador General Sabás Marín, se acostaba y levantaba sin saber quién habría de ser su gobernador.

            Uno de los últimos gobernadores españoles, Ricardo de Ortega tuvo tres interinatos el mismo año de 1898. Andrés González Muñoz murió a días de su nombramiento y el General Manuel Macías y Casado duró de febrero a octubre en el cargo antes de que Ortega lo sucediese como gobernador actuante con la decepcionante y triste tarea de pasar el poder de la Isla al primero de tres pacificadores del intervencionismo extranjero, quienes se turnaron como gobernadores militares ese mismo año de 1898: Nelson A. Miles, John R. Br ooke y Guy Vernon Henry. De este modo, lo mismo que sucediera, en España, donde el orden es exteriormente impuesto por el terror de las armas, lo impone el norteamericano en la isla.

            Los campesinos de origen peninsular, con anécdóticas nostalgias, comparabanlos sucesos locales y aquellos vividos o recordados y sucedidos en las provincias de España, donde surgía su ancestro familiar. Algunos de ellos ya habían comprendido las reformas autonómicas que representó el régimen de Manuel Macías y Casado. Y eran apasionados autonomistas, aún liberales. Empero, el domicilio en Puerto Rico no cambió la condición social significativamente del inmigrante peninsular pobre. Había rezago económico en España lo mismo que en la isla. Por lo menos, en la isla siempre se presupuso que habría mayor paz. Así pensaron. Con cierta frontalidad, cónsona a su opinión política, para algunos inmigrantes españoles la razón de su domicilio en la isla se cimentó en el descontento con las guerras internas en España.

                        En final de cuentas, tendríamos que reonocer que lo que hallamos en Puerto Rico como importación española oficial es una obra de desorientación colectiva, eco del pueblo enfermo y sin pulso. ¿Se habría podido esperar otra cosa? Las únicas sanas exhortaciones son anarquicas: «El anarquismo, tal como lo entiendo, se reduce al libre examen político. [...] ¿Qué hacer? Educarnos y educar. Todo se resume en el libre examen. ¡Que nuestros niños examinen la ley y la desprecien!»  [4]

            LA IMPORTANCIA DE EDUCARSE PARA LA LIBERTAD.  Para comenzar el análisis sobre lo que desde el punto de vista de la administración económica y consolidación de una identidad para la nación (las prospectivas repúblicas) y para las colonias que todavía transitan en la tarea de de poner orden de justicia en sus geografía, tras la migración a un país nuevo y el aprendizaje que la tarea demanda, hay que entender objetivamente la libertad. Malatesta recomendó como misión primaria a los anarquistas que han conscienzado la idea y la convirtieron en su ideario fundamental:  «Para que la libertad, la nacionalidad y la justicia funcionen, éstas no deben ser meramente demagogia, ciencia, elocuencia y retoricismo», por lo que agregaba: «A los anarquistas les compete la especial misión de ser custodios  celosos  de la libertad, contra los aspirantes al poder y contra la posible tiranía de las mayorías».

            Esto pudo haberlo dicho hombres de gran cultura como Francisco de Miranda, Simón Bolívar, el Libertador y  lo dijo, así como de mil formas lo repetiría José Martí y los pioneros de la promoción anarquista en Iberoamérica. Mas entiéndase que también pudo haberlo dicho un obrero y el énfasis de Malatesta es que el orden natural y ético tiene prioridad sobre lo científico en este quehacer de aprendizaje, [5] por lo habrá el momento en que el obrero no tendrá intelectuales que caminen a su lado. Sus agendas no serán las del pueblo ignaro. Muchas de las clases profesionales y alfabetizadas no tienen ningún interés de caminar junto al pueblo y se sienten superiores a este. Les importa poco el hambre que no sea la suya. [6]

            En Puerto Rico, en medio de crisis de hambre y desorientación, siempre ha habido la ocasión de celebrar algunos triunfos y agradecer a grandes mártires y maestros que iluminan sobre las causas e ideas de la Especial Misión por la Libertad. En 1895, ya se estaba cociendo lo que sería relevo, ante un país enfermo en ese sentido en que lo describe Rafael Ángel J. Barrett y Álvarez de Toledo en Mi anarquismo (1906) o Manuel Zeno Gandia, el arecibeno. En un país moral y políticamente mente enfermo / donde el mismo hibridismo étnico se vuelve factor mórbido / un ex diputado y ex Alcalde de San Juan, como Roberto H. Todd, es descrito como un patriota, sin que el mismo entienda su anexionismo como una morboso distorsion del patriotismo. El colonialista es incapaz de hacer autocritica. Todd, cofundador del Partido Republicano Puertorriqueno (1899), es un oportunista, ‘botella’ política por 20 anos en la Alcaldia de San Juan, funcionario esteril al servicio no  de Puerto Rico, pero de los intereses del invasor. [7]

            Explicamos que los principales textos que se leyeron por los pepinianos que tuvieron acceso a literatura anarquista y proyectos conclusos e inconclusos de fundar gacetas con con el tema fueron Anselmo Lorenzo, Reclús, Bakunin, Malatesta y alguno pionero en Suramerica y Cuba. Si los trabajadorea y campesinos no fundan sus propias gacetas, no accederán a los  gremios o individuos  de quienes solicitan atención como lectores. Los autonomistas, con España y con los EE.UU., no fueron ni son suficientemente sinceros ni tolerantes ni inclusivos como para recibir recomendaciones. Albizu, lider obrero y padre del nacionalismo boricua, dedicó muchas paginas y discursos a discutir que los autonomistas nunca quisieron ni ayer ni hoy que cesara la ingerancia estadounidense. Desarrollan una simbiosis sumisa con el imperio y sus partidos funcionan, así como sus periodicos e instituciones culturales, para ponerse al servicio de lo que surja y se les pida.

            En 1808, las Autoridades de uno o más Poderes en Europa, cayó en crisis. En cualquier punto de la América Latina donde se hallara un inmigrante español o criollo, o funcionario que la representara a España o las ideas posibles de lo que pudiera ser. supieron que el Rey Fernando VII y su padre, don Carlos IV, estaban cautivos de Napoleón y que los derechos de la Corona Española estaban en riesgo, en cuanto no son exclusivamente 'derechos, herencias, y acervo vivo' de los reyes, sino de todo el pueblo.

            Despojar a España, por la invasión napoleónica es crisis para cualquier autoridad o poder constituído y esto incluye a la gente más humilde que viva en las periferias de los imperios. Desde tales periferias del imperio español, es que pudo y siempre puede funcionar como eje el movimiento revolucionario. A este respecto recordaré el hecho de cómo se reacciona «contra los aspirantes al poder y contra la posible tiranía» los hombres y mujeres que se sienten anarquistas, es decir, «custodios  celosos  de la libertad». Daré un ejemplo, pocas veces entendido, porque la propaganda lo desnaturaliza. En el Diccionario Histórico Argentino de Piccirilli, Romay y Gianello, se explica: «En aquel entonces, Chuquisaca (antes conocida como La Plata, ahora Sucre) era una importante sede administrativa y arzobispal del Virreinato. Albergaba a la Audiencia de Charcas. Tenía, pues, sus propios tribunales, su Universidad y allí cerca, en Potosí, las valiosas minas... Las ideas liberales germinaron primeramente en Chuquisaca, [en cuya universidad] estudiaron célebres doctores revolucionarios como Bernardo de Monteagudo, Mariano Moreno, Juan José Paso, Tomás de Anchorena, José Ignacio Gorriti, José Darregueira, Pedro José de Agrelo y otros. «El descontento popular descendió de las clases altas y fue a las multitudes por boca de los agitadores, que eran unos cuantos doctores y jóvenes estudiantes de buena familia y comerciantes de crédito». [8] Los celosos de la libertad educaron a la masa popular y ésta respondió ampliando el potencial revolucionario de «la especial misión» o tarea que Malatesta describiera, «ser custodios  celosos  de la libertad».

            No fue como la propaganda comenzaría a desfigurar «una heroína indígena», la que desatara el celo por la libertad. «En realidad, fue una señora de gran clase, como Mariquita Sánchez de Thompson, de ideas avanzadas para su tiempo y, en el caso de Juana, un insólito coraje combativo» [Rolando Hanglin, «¿Por qué Juana Azurduy?», en La Nación (Argentina), 24 de junio de 2014]. Una mujer que «resultó herida varias veces, encabezó tropas, perdió hijos y marido, y se desempeñó como brillante lugarteniente de Manuel Asencio Padilla. Fue recomendada por Manuel Belgrano y Martín Güemes. Se le otorgó el grado de teniente coronel, con uso de uniforme, por cuenta del director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 13 de agosto de 1816». Juana Azurduy de Padilla, nacida en Chuquisaca (hoy Bolivia), de origen vasco, fue tal patriota  y como compañera de guerra de su esposo, «pasó a encabezar una guerra de guerrillas, con un batallón de indígenas, y después de una larga sucesión de victorias y derrotas fue aprisionado el 16 de septiembre de 1816, en el encuentro de la Laguna, departamento de Villar... Ese día, Juana Azurduy es herida y su marido Padilla, al verla en peligro de muerte, vuelve a rescatarla. Ella queda libre pero él resulta capturado. El coronel español Javier Aguilera, esa misma tarde, lo ejecuta de un pistoletazo y le corta la cabeza para exhibirla en una pica. como escarmiento».

            Ella murió el 25 de mayo de 1862... y uno se pregunta, ¿por qué se le confunde con una indígena? No hay que pretender esos disparates. El primer abolicionista contra la esclavitud negra e indígena en las Américas fue Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui) y, al msmo el dirigente de la rebelión anticolonial que se dio en América durante el siglo XVIII. Encabezó el mayor movimiento de corte indigenista e independentista en el Virreinato del Perú. Decretó la abolición de la esclavitud negra por primera vez en América. Es a quien los peruanos reconocen como el fundador de la identidad nacional.

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Bibliografia

[1] Rafael Ángel J. Barrett y Álvarez de Toledo , Obras Completas, tomos 1, II y V., Publicado en La Rebelión, Asunción, 15 de marzo de 1909 y Cf, ver en la red:  http://www.taringa.net/comunidades/anarquinga/1843524/Rafael-Barret---Mi-Anarquismo.html

[2} Barrett, Mi anarquismo, ed. (1910)

[3] Op. cit., La justicia.

[4] Ibid.

[5] «La anarquía un orden natural, armonía de necesidades e intereses de todos, libertad completa en el sentido de una solidaridad asimismo completa, dándole un sentido ético y no científico a la definición».

[6] insert text de bibliografia revisada

 

[7] Un político como Robert. H. Todd Wells, a quien Juan Diez de Andino exalta en la revisa Rumbos (Mayo 1958), como un ‘valor positivo’ (ps.30-35). ¿que ha dejado como legado? ¿Cuál es el legado del Dr. Henna? -espias

 

[8] insert text de bibliografia revisada

 

[1] Entrevista a Dona Dolores Prat Vda. de Alicea, realizada en Mirabales (San Sebastian de Puerto Rico), 10 al 18 ede diciembre de 1972. Viuda de Julio Alicea Guemes {1866-1919).

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