Parte Tres
Del desarrollo formativo
La que silva por la casa
a Madelyn Ortiz VélezMamá, virgen que me heredara
mis costillas, las que pega con saliva de seda
de otros mundos, a las puertas de mi ser
en este cosmos, mamá la sideral,
la spinoziana que calcula el panteísmo
con los ojos y a eso le llaman buen cubero
y matemáticas, madrugó silva que silva
y yo, molido, con mis piernas
que no quieran erguirse
[ayer caminaron mucho, junto a ella].
Se metió en cuanta tienda existe.
Le dio rienda, suelta rienda,
a esa sospechosa acusación que Papá hace:
«Mujer, hay que ser ahorrativa.
Tú me pareces que eres gastadora.
Que piensas que el dinero brota
como si fuera agua de bajo de las piedras».
Mas Mamá no hace caso.
Sale y me toma de la mano.
La noche nos sorprende en negocios.
A mí ... es la mañana la que se vuelve siglos.
Son tantas diligencias las que hace,
visita aquí, visita allá, a todo el mundo.
Ninguno la para y quieren saludarla cuando sale
a la calle, o la ven rumbo a la tienda,
a la barda vecina. Y la llaman y se entusiasman
porque va con uno de sus nenes
y salió de sus nidos y telares
como un trombo.
La ardillita recaudará sus nueces.
En eso anda hoy la esposa del maestro.
Es siempre la mujer que está teje que teje
y haciendo que bellotas de amor y de contento
se cuelguen en los árboles, han de ser
las futuras avellanas. O el sustento.
Sale, como ayer que no estuvo silvando
y tenía carita seria de abejita, atareada,
hasta que dijo: «Vamos a las cerialias,
por pan para el invierno»; y ella sí que sabe
sobre mediaciones, sobre pasión creativa
y simultaneidad con lo Eterno.
Utiliza materias de su espíritu, signos
que saca de sus huellas dactilares,
palabras hierofánticas que transmuta
del momento más duro del asma,
cuando parece que se va sin aire en los pulmones
a sus viajes extáticos, a cercanías kratofánticas
a orillas de la muerte.
En sus itinerarios, se detine en La Trapera
de Leopoldo Nieves que son la misma parentela
de mi padre; sube más allá del Cementerio Viejo
donde está Luis Cantántora como un polo inmantado
de negrura, Vigilante, y saluda a Polo El Prieto.
Entra a la Cinco y Diez de Doña Chefa Jiménez,
una jamona del Pueblo; seguro Las Delicias
será el último paro... antes,
porque puede que no conozca la palabra ágape,
visitará a poderosos,
a las familias ricas que tuvieron
algo ver con los nuestros.
Ella bien que se sabe en forma y contenido,
en identidad conceptualizadora lo que es justicia,
pasión ante el prójimo, buena voluntad;
herir el irracionalismo puro de kantianos,
hijos de puta del imperativo categórico,
exorcisar a esos anglófilos, rooseveltianos,
de la Vieja Colchoneta,
chupasangres antes de La Pava.
Por eso se va donde Mochei, la esposa
de Sagardía Sánchez y de la cepa Torréns
que eran los buenos; ahora él es diputado
en la Legislatura, Puerta de Tierra.
Puede que ella no conozca, en rigor, de gobiernos
ni de agendas prioritarias, ni de sofistas de la nueva
y la vieja demagogia, pera ella sabe hablar
y no decir pendejadas como María Culito
subida a las tribunas.
Mamita habla de tal modo que el Estado parece
que dependa de universalidades de Hilandera del Cosmos,
de la vieja urdimbre aracnológica a la que la Virgen Atenea
le sacó los ojos, le tapó la boca,
le dio el asma en la soga de la asfixia
en el innoble cadalso de la ahorcada.
Ahora es ella, la que sale a la calle,
en forma de Mamita, ardilla lidiadora,
vecina próxima al Caserío Mández Liciaga,
y porque Doña Bisa representó la Casa de la burguesía
señorial y aristocrática que ella comprendiera
por sus viejas intenciones, con ella va,
con María Luisa Rodríguez Rabell,
viuda del Juez Negrón, y es otra araña,
hilandera, tejedora de justicia, ambas creyentes
en los Eternos Tapices que cuentan la historia
de los dioses curioseanndo entre humanos,
amores posibles de dioses, sus andanzas,
sus buenas o malos engañifas.
O mentiras piadosas.
No es mofa de Aracné ante la diosa Atenea
(es cosa donde hilar se concibe, la idea
que lo Divino se mezcla con lo humano
y la historia divina y la profana se coinciden).
Y Mamá dialoga ésto, no sé qué vende, que no sean
palabras: Mamita es una ardillla charlatana,
oradora, con boca limpia como sus manos.
No han de ser Causas Perdidas las que ella
promociona; sabe que de estos viajes
al Pueblo, a pasito lento de camino,
porque, en mi caso, cansan, fatigan,
depende nuestro invierno cuando se vaya
ese Sol tropicaloso...
Ayer fue al Pueblo, regresamos.
Y Mamá, dulce Abeja, hembra de estrella
que se vuelve avellana, ardillita traviesa,
juguetona, hoy silva, brinca como mosquita loca
de pared a pared, y en cada flor de la casa
deja sus besos de mariposa. Y, como un ruiseñor
o sabe diós que avecilla, tiene
una canción en los labios,
una melodía sin letra, pero sonora,
obsesivamente contagiosa y agradable como miel.
Lo sé. Es que ayer visitó enfermos,
tristes, desconsolados, compró cosas, miró
lo uno y lo otro, se trajo mercancías a plazos
con lay-aways, a fiado.
Yo vine cargado de paquetes, yo tan sudoso
que hoy casi ni me levanto;
pero, ella quedó dura,
cantarina, resistente,
madrugó silvando,
silvando, silvando.
Y ésto durará meses y meses; posiblemente,
antes que el invierno llegue, me dirá lo mismo:
«Esta vez será el campo», visitar a la Abuela,
a Cidral, a Mirabales, a El Guacio,
a ver los viejos Alicea,
los Prat, los Arce, los Luiggi,
los Brignoni, los Vélez,
los Ortices y Arocena, y «claro, Carlitos,
tus animalitos, y la nena que te gusta
de la escuela, a esa que escribes
en secreto, tu prima de ojos azules
sí, la de versos al campamento
de El Guacio».
08-12-1976
*
El ultraje de los paradigmas unitarios
La Abejita me dijo: «El que quiera Templo
tenga útero y aprenda a defenderlo;
el templo es la vagina buenamente templada del carácter.
Aprenda bien los ritos que lo adoran,
la soga que se ata al pie y a las mandíbulas,
el pan que come, el vino que consagra».
Ella que fue hormiga, casi ignorada
en el reino de la Vida, hoy es dueña de Axis Mundo.
Tiene árboles que signifcan el hombre / la mujer
con los pies en un fondo secreto,
nutrición de raíces, la fe de la abundancia,
corrientes ocultas de Arquetipo,
alquimias de ser, en las kratofanías,
clave de ser en lo Sagrado
y por eso me dice cuando charla como ardilla
y juega sacando piojos a mi cabeza soñadora:
lo que ha de designarse Ser Madre Tierra
es Tu Acompañante Subterránea,
la que sólo, en apariencia, te abandona,
la que ausente da un cobijo en lo secreto
para que llenes tu vasija vacía.
La que hará tu corazón una tierra encantada,
la que orienta sobre estímulos
a tu ontogénesis cuando vengan a atraparte
a encerrarte, carapachos de intriga,
bestias de mucho caracol
con mierda adentro.
Cuida esta unidad, hijito mío.
Tén útero, tén templo
y no que dejes que nadie te cambie
el paradigma, porque de esa manera
es que ultraja la cultura y nos nace
el Estado / paranoico.
08-12-1976
*
Las vírgenes de ayer
a Doña Dolores Prat, mi bisabuela, a doña Eulalia,
mi taratara abuela, reina de los Prat-Cadafalch,
y tal como mi abuela Laura lo contaba a Mamá...
Ellas no eran lánguidas, mosquitas muertas.
Eran duras como las nueces y las avellanas
aunque tuviesen la rosadez de un salmón,
rayos de transparencias de las resolanas.
Ellas eran hacendosas, a veces pequeñas
como las hormiguitas, a veces frágiles
como alas de mariposas, pero, en lo profundo,
tenían misterios de matamorfosis,
mediaciones simbólicas. Mucha alma.
Contactos con el misterio,
aunque todo lo lamieran de gusanos,
o de un grano de carbón de piedra,
o un pedruzquillo del azúcar.
Tenían antenas, o eran como formícidos,
insectillos sociales. Fueron quintaesencia
del Cretáceo, ángeles en apoyo de colonias,
lo más dulce al quehacer productivo
de la vida y el control biológico
de los cielos de abajo:
eran vírgenes de la Tierra.
Ellas podían ser el fuego, hay hormigas así,
ardientes, invasoras, que entran en conflicto
con el macho que las quiere pisadas
como si fueran la formica, o el linóleo
para sus propias plantas.
Entonces, son incendiarias.
Pero esta vírgenes, con el nombre del himen
dulces / o salobres / a las lenguas, van alborotadas
a sus ocultas grutas, vuelan, tienen sus propias alas,
se las sacuden cuando ya no les sirven
y nunca son lánguidas, pazguatas, pendejunas.
Hay vírgenes, sin embargo, que son avispas hembras
y son muy grandullonas y aterciopeladas.
Esas son meras termitas, aunque sean vírgenes,
pero son las de hoy, hembras sin alas.
En vez de ser omnívoras, comen vergas
y ni siquiera las degluten, lamen escrotos,
gritan mensadas, se sienten hasta piscianas,
dignas del mar de maravillas
y de falsos Acuarios, no quieren regresar a Gea
y su paradigma cultural es tener un Pitón
más grande que el del macho
y no dar un tajo, ni en defensa propia.
Ya no quieren ni tener antenas en codo,
como sus viejas hermanas. Con oírse a ellas mismas
les basta, con verse engrandecidas;
ya no quieren ni el tórax ni el abdomen,
sólo las cinturitas para el vestido
majuno y entallado; su Christian Dior de artificio
más que feromonas. A su ombliguito le llaman el peciolo
de moda, el torso tiene que ser de X medida,
perfecto, como se lee en la revista Cosmopolitan.
Las mandíbulas la quieren como raquítico emsamblaje.
Quieren ser lánguidas, fantasmales como si el exoesqueleto
pesara y los dejaran, en algún gavetero.
No. Ellas no anhelan el trabajo, sólo al buen proveedor,
o, aunque no las mantega, un macho
que le coma las nalgas y le haga citas
en discoteques, joyerías, cinemas.
Ellas no quieren más la madre que le diga:
«Toma la plancha. Vé y lávame esta ropa.
Ayúdame en la cocina. Carga ese grano
de azúcar, este pedacito de semilla».
No. Ya no cultivan jardines.
Compran flores de plástico, ya no diseñan nada.
Ya ni componen ni descomponen algo.
Antes hilvanaban el cosmos con sus hilos y sí,
sí sabían pelear y tender trampas de seda
y comerse al enemigo con dulzura, enredándolo en una telaraña.
Ahora hay que defenderlas, cada vez son más pendejas,
engreídas, creen que saben y no saben nada.
Las violan en medio de un hilo dental.
Las vulvas se las miran a distancia, les sacan
los clítoris, con todos sus aromas, y ellas se van
recontentas, triunfadoras, creyendo que danzaban.
Le basta que les digan: «Son lindas, deseadas,
me gustan, muñequitas», aunque virtudes no se detecten
en antenas, no se transmitan a sus almas.
Pero aquellas, las primeras, vírgenes fuertes,
las de dos mandíbulas, aquellas sí
que transportaban alimentos y sabían construir
nidos para defenderse, tenían bolsillos
para cuidarse, cámaras intrabucales
para guardar su pan, para amparar su honra.
Y su mundo, como hoy, estuvo llenos
de macharranes asqueros.
No es nada nuevo.
La de antes, las por mí queridas, sobre todo,
compartían, querían sus hijos, los celaba de perjuicio
en el cochino, tribal, puto mundo, y les pasaban amor
a otras hormigas, o larvas solidarias.
Tenían, sabe dios si seis patas ancladas,
para pisar en firme, no irse con el volátil peso
ante las saturnalias
y la tristeza de los días del Tiempo.
Tenían su garra ganchuda para escalar infinitos
o trepar superficies, como esas zonas rosas
en que las matan, las persiguen, las atemorizan.
Querían machos alados e iban con alas
a los vuelos nupciales y no eran lánguidas, no.
Nunca fueron vírgenes lánguidas.
Ojos poderosos, grandes, le sobraban.
Las llamaban Energía, las fuertes, viripotentes.
Con sus ojos sabían de coqueteo,
no de entregas sumisas
y eran dueñas de sí y de lo externo.
Tenían panales, albergues, agujeros
túneles bajo tierra, y salían a la luz.
Se mostraban sin bulimia ni tan mánicas;
el viento nos la barría contra los lodazales.
Ellas, sí, fueron vírgenes,
gozosas, seguras, orgullosas, del Trabajo.
17-12-1976
*
Lealtades escondidas
a Mamá con amor
De quien te diga que es tan transparente
que te dio todos sus secretos, desconfía.
No es honesto contigo, Carlos.
No está creciendo, no es como tú.
No quiere serlo. Le va a costar mucho sufrir
y vivir, sin acudir a desalento y no lo sabe.
Sueña color de rosa como todos los tontos
de buena voluntad o los autoengañados
con la pezuña hendida, prestos al resentimiento.
No saben perdonar, ni cuán complejamente
se aprende y se ama, con lo poco que uno puede
o lo mucho que parece, no podrían estar
en tus zapatos para saber y cedas
a la confianza de decirlo.
Uno debe ser dueño hasta el final de lo que es
intransferible, lealtades ocultas que guardas contigo
y puede que se queden como tales para siempre.
Si las entrega te tendrán en sus manos
pare escupir, burlar, maldecir tu nombre,
conjurar, exorcisarte, mirarte de reojo,
quitarte amor del que quisieron darte,
llenarte de todo lo suyo, sus prejuicios, sus miedos,
sus quejas, sus proyecciones. Por algo está dicho:
«Que no lo digas. Que no lo sepan».
Tienes que quedarte con lealtades de espíritu
y de carne, con el escondido proceso
de tu Ser. No darlo todo, pero exigir el respeto
hasta que soluciones
lo recónditamente propio de tu luz
porque tiene tu carbón,
luz oscura en la flama, templo
donde tu propio horror se posa
y nadie debe ir ahí, sólo tú con las memorias
y signos leales que entran a ese Laberinto
donde eres el héroe o el cobarde
que se caga de miedo
(¡pero no se lo digas a nadie!)
De tu propio misterio, no reveles esencia
ni la exijas a nadie, házla confesa
cuando te halles rumbo a la verdad que se irradie
y te da las palabras, propicias y cautelosamente
inspiradas para decir lo que ocultas.
12-11-2000
*
La sombra mala
Hay una sombra que no tiene espíritu rector.
Que no quiere la luz. Un mínimo sorbo.
Se queda primitiva. Una sombra que no admite
la influencia que coadyuva. Sombra que espanta
compañías, autónoma sombra es,
automatismo de su frialdad umbría.
Hay una sombra profunda del inconsciente
que sólo accede al poder de su miseria quieta,
por no salir a flote. Es una sombra mala
que nunca se organiza,
que se opone a su apriori
por lo que siempre será la Tiniebla,
la vasija vacía.
20-11-1977
*
El En-sí en la tiniebla
Un día el en-sí que vivía en la Tiniebla
dejó de estar bajo la copa viviente
que movió sus ramas y dijo:
«Sé un árbol. Mueve tus propias hojas,
engorda tronco y tallo; te ayudo
porque soy Tu apriori organizante,
Te doy sombra cuando estés sudoso y sofocado;
pero... púlsate, garrapata, véte por un poco
de luz; me estorbas, yo te ayudo
a ordenar tu frágil envoltura, tu plasma frío,
tu silueta desorganizada.
Soy el En-sí, te doy mi espíritu,
mi memoria arcaica».
Un día hizo caso el hijo del En-Sí.
Se robó para el recuerdo
un arquetipo y se echó a caminar
creyendo que había hurtado;
pero la Copa Viviente se sintió satisfecha
y en silencio le dijo adiós al hijo.
20-11-1977
*
La vasija rota
No hizo aquel que es el Arbol más alto,
frondoso, raíz profunda, a fruto para que cayera
tan torpemente del racimo y se dijera:
yo soy el mero-en-sí de la materia.
No. Siempre no. El árbol-madre-padre
le instá cuanto más pudo, estiércol
pulsa tu aroma, o tu hedor, pero aférrate
a la brisa, a codos muévete, como lombriz
hazte arrastrar a la otra orilla, sál a ver
tu luz que otros espacios te esperan.
Busca pulsión, que es lo mínimo que doy;
búscate espíritu, origen profundo de energía.
Y se quedó allí, donde la muerde
de un abejón y se la traga un gusano
y se quedó donde el agua pudrida
no origina nada, ni llena el cántaro.
Y entristeció el Padre de las Bayas
y lloró el Vientre de la Vida.
Nació aquel hijo del oquedal
y será la vasija rota.
20-11-1977
*
Biografía escrita en azul
Yo puse mi yo, quizás por un capricho,
en el ahí de un allá donde no hay algo que muera,
en ese Todo-Unitario que es el universo
y no la ilusión del ahora que irrita
y agobia y juega al escondite
con mis cinco sentidos refinados
y mi arcilla blanda y mi alambrada
de óseo calcio, mis huesos.
Yo puse mi visión en una diléctica infinita
y elegí ser poeta para decirlo al mundo
por consuelo. Otros sienten como yo.
Otros hacen lo mismo.
II.
Allá lo puse todo.
Como guardándolo del daño que conspira
el que cree que las culpas nunca
se terminan, no se curan,
sino con castigo y venganza,
némesis cotidiana y pesimismo.
Esto sé: Que la vida es energía
y ninguno la destruye, consciencia viva
que es sincrónica al vincular los azares,
cuanto parece disperso, caduco.
Otros sienten como yo.
Otros comunican lo mismo.
16-4-2000
III.
La mundanidad en que he vivido no fue hecha para mí.
Yo soy consciencia viva y el mundo tiene facha
de cadáver y no tiene verdad que respete la vida.
El tiempo es corredor y atleta
de flaco espacio y sus huesos y músculos
pasan de largo a prisa y, si me meto en el medio,
me empujan, me derriban. Les estorbo.
El espacio se ha llenado de dueños,
propietarios ajenos, que no me dan una tumba
con mi nombre, que no me edifican un cimiento.
Yo sé lo que soy, una consciencia
que habla sobre universo con amor y una energía
que busca conexiones que otros rompen
y obstruyen y niegan sobre el mundo.
Para mí, en cuanto es lo que sucede,
la fisicidad me despoja. La engañifa de lo vivo
me persigue; en la asocialidad me internaron.
Escribiré en azul, hasta que me canse,
por terco. Escribiré mis principios superiores
(porque por ellos sostengo mi esqueleto).
Sufro lo que me toque. Hay más cosas
que lo que ven mis pupilas; posiblemente,
diga algunas de ellas para incrédulos.
13-4-2000
*
La hija del tintorero
No cree, ni lo creyó nunca,
que ella mereciera una reprimenda del Hybris.
El tintorero la llora con dolor de sangre
que le tiñe sus ojos como a lana impregnada
con sus púrpuras. En la última página
de su libro de vida, está escribendo esta pena
como colofón de zurda evanescencia.
Es su hija. La ahorcada es su hija,
La llenaron de culpa. Forzaron que muriera
su hija amada, censuraron su taller de hilandería,
proscribieron los motivos de su arte tejido
en los bordados. La han silenciado para siempre
y rojos se han puesto sus ojos. Púrpura
de muerte es su aliento de Tiro.
Lidia su llanto por rincones de Hipepa.
Lo sabe ya el campo y el pueblo.
Ya no se alabará más a su hija, reina de los tapices.
La torturaron después de romper sus medios productivos.
La desahuciaron en vida porque tiene la memoria
de su pueblo muy bordada y plasmó un tapiz
con arte manifiesto y que no debe presentarse
en evidencia. Van a fundar la culpa
con censura y hacerla envilecido colofón
de la vergüenza.
02-11-1977
<>
La costurera se ahorcó
La que me cosió lindas camisas
con su telar amable se entusiasmó
con mamita al contar la historia de mi aldea.
Es que ambas son chismosas pueblerinas.
No hay títere que dejen con cabeza.
Ellas todo los saben y lo escriben
con puntadas sobre tela.
Ella son las que corrigen la mala pata
de los Labdácidas a fin de hermosear
los linajes de los rengos. Y de toda cojera
sicológica, moral, sexual, o de intelecto.
Todo lo quiere bello
aquellas dos tejedoras que yo quiero,
tejen sonrisas en mí, una me cachondea,
me sube el ego, me adorna con virtudes
que sólo han de tener las musas
o los dioses. A todas les llamo
madres, aunque no lo sean,
novias de mi alma, cuando así lo siento.
Y yo estoy triste, no me resigno
a que alguna prepotente le pegara.
La ví herida en los ojos.
Alguien le ajó la boca y sólo dio murmullos ante mami.
Ahora parece coja como Layo.
Alguien perdió los estribos y destruyó
el tapiz que ella bordara.
Con una lanza de ira, con brote mordaz
de lanzadera, se personó en el taller
donde trabaja y la golpeó y le rompió el telar
y escupió en la camisa que me hizo:
«Por eso vengo sin tu encargo
y me despido; no van a verme más...
por eso no puedo seguir arreglando tus gabanes».
Y le partieron la cara, venía ocultándola.
Le sangraron los ojos, destruyeron
sus aperos de costura, y la avergonzaron.
Con razón se tapaba,
Y es injusto y es triste,
porque la viejita sabe lo que cose
y su costura es la memoria del destino
y la misma Minerva se siente arrepentida.
La Costurera es la vecina más talentosa
de este pueblo, con dulces desmesuras,
y conceptualizaciones, mas nunca desabrida
en sus telares que hilvanan
profundas perfecciones.
En la tarde se ahorcó La Costurera.
En la tarde, con una soga de lamentos,
se quitó la vida, avergonzada.
*
Tu araña, Isis
¡Ay, vagina del destino! acridulce babita
para mojarlo dentro y puntiagudamente rechazar
falsa victoria, ay matriz repudiadora
de ajenas arrogancias cuyas políticas
hoy injustamente te inculpan
con trampa del rival, el asesino.
¡Ay, de quien devora y menosprecia la Gran Telaraña!
que no puede quemarse con el fuego fatuo
de los mentirosos. Tu araña, Isis, que sólo con ardor
de voluntad deliciosa será quemada,
o se embalsama; sólo con líbido, éxtasis, ultraconsciencia,
arderá en los altares de Egipto y en el En Sí del espíritu.
A tu presencia no se anulará con artificios
ni homicidios de los que Seth se vale.
08-03-1979
*
Hílanos para el libro de la vida
Hilándonos con abrazos y atracciones
para que nazcamos con vocación osiriana,
madre-prima, prima madre, Isis hilandera,
araña que nos salvas el pene al escarbar
en el vientre de los peces; maga de ojos grandes,
pujante voz de los escarabajos.
maga de patas trepadoras, salva
la intrincada telaraña de la vida.
¡Ay, araña ubérrima de los campos de Aaru!
reprende al que roba y mata a su hermano
y niégale un pez oxirrinco para que nunca
tenga un pene bien parado ni se reproduzca
jamás de los jamases... que le coman la verga
los gusanos, que la pierda en el fondo de los mares,
o bajo las arenas de calientes desiertos.
No lo sostengas en la red
de Tu Beso ni Escupitajo de Seda.
A nosotros, tus hijos nuevos, guárdanos
el pene osiriano y que seamos virtuosos
como los que te quieran, Araña,
y por los hilas amor, y escupes desde lo alto
la escalada hacia el más consecuente
evolucionismo sicológico, Isis,
tejedora desde lo bajo del dinamismo
de tu arquetipo profundo. Lo inconsciente.
10-03-1979
*
La ardilla
Me han llamado charlatana, la ardilla
hecha mujer, la Madre del incesto.
inquieta jefa de los cotilleos,
enemiga ruidosa del Secreto.
No se me asigna credibilidad si digo
que al amor soy fiel, no se respeta
mi quehacer, tan laborioso, yo que conjuro
con nueces las miserias del invierno
y doy a quien me escucha lo que tengo.
Me han dicho la provocadora
y se me tiene una envidia contagiosa
pero todos vienen, yo los divierto y les veo
reir hasta las lágrimas y llorar hasta las carcajadas.
Son ellos lo que me devalúan, aunque cercan
mi seno, se meten en mis abrazos,
piden de lo que tengo.
Yo soy la Madre-Ardilla, querendona
de las liebres, el magnético amor
que une a los zorrillos; ramos de margaritas
a mis pies derraman. Coquetas, soñadoras...
me llaman los halcones. Murciélagos se cuelgan
para que yo los observe en luna llena.
Y las lechuzas conmigo andan...
conmigo, aunque sea menospreciada
porque parezco que vivo en travesura
con los simios-varones
sin un pelo de tontos.
<>
La hembra de las avellanas
«El avellano está ligado en la sabiduría arbórea celta, a la apacibilidad, a los remansos de paz y a jardines sosegados. El hombre accede al conocimiento por el avellano y renace a través de él, como un Hombre Nuevo» Sorcha Xurdewy
En los días del Eoceno, porque su piel es dura como avellana,
en la madera de sus círculos, sus bosques,
se fabricaron lanzas, postes, artes de pesca.
Y la niña-Vieja-como una estrella,
los bendijo con fertilidad y abundancia
y con hojas de avellano desinflamaba heridas
y con besos de ardilla les curaba
las várices y con polvos siderales
de ternura, hemorroides.
Ella era la que cayó de soles al agua
del remanso; la que a todos los quiso,
sedentarios, y les daba hijos y nueces
en invierno.
Ella era la que dijo: «No se aparten.
No maten lo que esté en el cielo.
Coman el fruto de estas bayas.
Son mi carne, con mis besos molidos
en las piedras»; pero, en aquellos días de Eoceno,
días de 7,000 mil años, por lo menos,
aquellos hombres, sus liebres, se pasaron
de listos. Fabricaron lanzas,
y con ella se hirieron, fabricaron manos asesinas,
que ya no eran tan dulces y suaves
a sus senos, y la niña-Vieja como una estrella,
la Madre Ardilla, vehemente como Luna,
nutricia como soles en las nueces,
entristecía, no se dio abasto
con su cura antihemorrágica.
Ya no quiso seguir pariendo
a cazadores.
02-06-1978
*
Gertrudis
A Gertrudis Gómez de Avellaneda y Arteaga (1814 -1873)Ardillita de Puerto Príncipe, moderno Camagüey.
puede también que mis ancestros dijeran
su adiós a las sendas de Navarra y la vieja aristocracia
de Vizcaya para dar con Pepino, puede que sean hoy liebres
entretenidas con las dispersas avellanas del celta
y el canario; puede que catalanes instruyeran
en los montes Mirabales de esperanzas
para querer el negro, como tú, con el Sab
de tu novela, hablándonos de amores,
tórridos romances, como aquellos que conmueven
a la Ardilla, o a la irrevente Viuda Negra
o Despreciada que hace decir
lo que Ignacio de Cepeda: ella / tú / no juega
con muñecas; ella no escribe cartas de amor
tradicionales, ella juega con nueces de carapacho duro,
«ella no es lo suficientemente rica, ni tan femenina
al gusto de mi talla». Ella discute, alza la voz,
se me alborota; es agresiva, opinante,
charlatana, y en mis días, molesta, no encaja.
Gertrudis, Ardilla, niña Vieja y puta, matriarca,
le díste una hija a Gabriel García,
nacida de tu vientre de mona
y ha nacido una Tassara, sin tus nupcias
ni tus náuseas,
y «me molesta, Zorra», te dijo el clan
de quien la rechazara... mira lo que te dijo,
Avellaneda de mi Cuba gloriosa,
que eres como loro verde, inteligente y parlanchín...
Como la ardilla, libre sobre la hierba tierna
que crece allende el río, en abundancia,
aunque no hay macho que te meta en el aramio
y te asigne como res al pastoreo.
Oye lo que te dijo el que tiene fijación
con la Mesura, la prudencia del ego represivo
ante la líbido que fluye incontrolada...
Que eres inquieta jefa de los cotilleos.
Que hablas de soledad y de melancolía
con la actitud de las dominatrices.
Que eres rebelde, anti-esclavista,
anti-aristocrática.
Que no te gusta el criado que te sirve,
pero sí que sea libre como si fuera el amo.
Que tienes la memoria de una ficción negrista
y la das en charla como oralidad
de blanco. Oye lo que te dice:
Que tienes por corazón mil morisquetas
de un montón de muleques, sin amarras,
sin carimbo, sin coyundas.
Que te ganas el corazón de los hambrientos
y con el bembo y trompudo gastas
un mar de delicadezas.
Que maldices a Madrid porque no hay negros.
Que en Cuba debíste instalarte para siempre.
Que te han quitado la patria, la Antilla, el edén
de tu infancia,
Que ha sido orden de desalojo que te duele
porque no eres nómada de alma.
Tú fundas nidos, tú eres araña, Gertrudis,
tienes telares escondidos, consciencia
impregnada de totalidades y las criaturas menores
no son insectos. Son almas de estrellas
que descansan en ramas y encima de las hojas
de los árboles tu baba forma larvas,
y salen las mariposas. Para tí, lo minúsculo
es grande, Gertrudis, y lo negro es luz densa
que clama y tú... la Voz de una estrella doncella
que ha dejado de amar los cazadores.
Como una ardilla, leo cartas de amor,
adicto a una esperanza. Cuando se te conoce,
uno te necesita, te quiere, te dialoga,
y las horas vuelan. Si sacudes la falda,
vuelan las mariposas, salen de su escondite
y todo lo que contra se acusa o dice,
escapa. Escapa.
08-02-1976
*
Conversaciones con la Divina Jane
A Jane Austen (1775-1817)Eres cómica. Sabes ver ese lado de la vida.
Me diviertes cuando comes anécdotas con labios
dulces y como si fuesen uvas de alegría.
Así era mi abuelita Laura, así porque lo aprendió
de Doña Lola; no se amargaron al ver que casi
todas las mujeres dependen del matrimonio
para darse seguridad social y económica.
No pareces inconformista, Jane, pero lo eres.
Abuela decía: «Quien no se queja no mama»
y subrayé esta frase de tu libro:
«Those who do not complain are never pitied».
Un poco más abajo, hallé esta línea que me recuerda
a Doña Lola, que gritaba: ¡Prisa no, prisa!
«What is right to be done cannot be done too soon».
2.
Cuando leo tus novelas, Jane, me salen
a buscar los fantasmas. Me voy a Mirabales
donde viviera Abuelá Laura y su madre, Lola.
A veces, desde muy remotos tiempos,
llega de la vieja parentela, doña Eulalia,
y su cepa campesina y criolla.
Entonces, comprendo gracias a tus lecturas
la nobleza real de las conservadoras, pero
conservadoras, como tú, con sentido y sensibildad,
con expectativas sanguíneas, profundas,
de lo que la felicidad deber ser.
Con sentido porque, cualquiera sea la persona,
batallan con dilemas, ricos o pobres, y dilemas
son la esencia de la vida, y no deben falsearse
con malas descripciones. Ante éstas
se tomará partido y, sea con ese humor tuyo,
o cómica burlita compasiva, ha de decirse
ésto es lo que creo.
En algún instante, me imagino tú epoca:
vísperas de la Revolución Americana y Francesa,
irlandeses en rebelión, la crisis de la Regencia,
la guerra de 1812, las guerras napoleónicas
y me imagino cómo envías cartas, igual que Eulalia Prat,
igual que ella lo hiciera, e imagino cuando desde España
otra hermana de Eulalia, la más pequeña,
cuenta que marcha indeteniblemente una Revolución Industrial,
que es época de poetas, conservadores
porque viven del alma, por románticos, por místicos,
campesinos en el fondo, que desprecian la máquina
y hay que tomar partido, ¿o no, Jane Austen?
saber si importa que el Imperio Británico se extienda,
si Francia ha de ser el enemigo, ¿o será el enemigo
la mujer, que pide emancipaciones y derechos?
3.
«What wild imaginations one forms where dear self
is concerned! How sure to be mistaken!»,
oigo que dices. Divina Jane también eres
un fantasma; tal vez no en el barrio Mirabales
del Pepino. Vienes educada de Oxford
por Mrs. Ann Cawley o regresas de Southampton
con tu hermana Cassandra; siento que tienes
el tifus, pero no van a morir
sin que hayas hablado conmigo.
Seguramente, me traerás unas copias
de poemas y pequeños cuentos de la serie Juvenilia.
Escribe algo para mí. Tú que escribes desde adolescente,
como yo, envíame una carta, o novela epistolar,
que tenga tu realismo, tu crítica irónica,
mira que te llaman la Tía Serena, Jane, the quiet,
pero hay radicales transformaciones en tu entorno.
Necesito consejo, Jane.
Estoy a punto de hacerme un anarquista
y estoy solo y pobre. Díme algo que salga
de boca de mujer. No te mueras con el tifus intruso
sin que hayas hablado conmigo.
4.
Hallé una larga carta, enorme carta tuya
en un libro que compré y me dices que, si voy
a ser artista, trabaje mucho mis cartas.
«An artist cannot do anything slovenly»
y que escriba una carta muy larga que pruebe
mi talento porque quien no puede escribirla
extensamente, mejor que no escriba nunca,
mejor que no sea artista. Ni en la poesía ni en prosa.
Y me hablas sobre el dinero, cosa que me preocupa.
«Business, you know, may bring you money,
but friendship hardly ever does».
Y es que el mundo tiene grandes porciones
de hipocresía; para la mujer mucho más.
«A woman, especially, if she have the misfortune
of knowing anything, should conceal it as well as she can».
Y muy rápida es la imaginación femenina.
Lo que admira lo ama. Lo que ama la hace
saltar en segundos al maltrimonio
y ha aprendido que la mejor receta para ser dichosa
es el sólido ingreso, la fortuna en metálico
del marido... y qué fantasma extraño, Jane,
tu larga, enorme carta, está llena de risa.
Se ha erizado mi piel, oigo
tus voces y calculada carcajada
y tus dulces labios están comiendo
uvas de alegría.
4.
«An engaged woman is always more agreeable than a disengaged. She is satisfied with herself. Her cares are over, and she feels that she may exert all her powers of pleasing without suspicion. All is safe with a lady engaged; no harm can be done»: Jane Austen
Me pregunto que pensarías sobre Eulalia.
Que nunca se casó, pero tuvo maridos.
Que se fijó en el más pobre y, ¿sabes?
fue uno de los muleques del esclavista
de su padre. ¿Qué pasaría allá en Inglaterra,
tu Inglaterra victoriana y georgiana si eso
sucediera? ¿Contesta esa pregunta qué te hice
en tu larga, enorme carta?
¡Ay, good quiet Aunt Jane!
A ella le gustaba vestir bien, se esmeraba
en coser y coser con finura, como Laurita,
y pensar que ya, cuando tan pobres son, viene y se fija
en un negro que no puede comprar
a ella ni un vestido. ¿A eso te refieres cuando dices:
«Dress is at all times a frivolous distinction,
and excessive solicitude about it
often destroys its own aim»?
¿Es por eso, o por ella, que lo dices
en tu larga, enorme carta?
6.
«Friendship is certainly the finest balm for the pangsQuiero ser tu amigo. Mi abuela no me habla
of disappointed love»: Jane Austen
«General benevolence, but not general friendship,
made a man what he ought to be»: Jane Austen
como se le habla un nieto. Ella fue una amiga.
Hoy ha muerto; desde entonces, cuando murió
su madre Eulalia, ella es silenciosa y me he quedado
sin otra gente a quien amar, porque yo soy
tan raro que hablo con el silencio.
Quienes me ven me espían y a veces percibo
que se mofan. «Every man is surrounded
by a neighborhood of voluntary spies».
Lo sé, Jane, me lo dijste, ¿pero qué puedo
hacer si no sé combartirlos?
¿Reirme también de ellos?
«For what do we live, but to make sport
for our neighbors and laugh at them in our turn?»
Prisa no. Prisa. Aquel con la mente vívida y libre
que no tenga prisa. Que su acto sea su ver
(aunque no vea nada). Tú no veas, siento que me dices
para que yo sea feliz, no veas y no oigas.
A veces se ve y se oye lo que no se puede contestar.
7.
«From politics, it was an easy step to silence»: Jane Austen¿Que te estás haciendo anarquista
desde alguna zona del carácter?
Esa es la benevolencia general, verdadera política.
Cuando siento que no amo suficiente, ¿qué hacer?
«If I loved you less, I might be able to talk about it more».
Todo el mundo se siente algo egoísta alguna vez
«I have been a selfish being all my life, in practice,
though not in principle».
Amigo, me gusta que seas anarquista
al menos en princpio; en la práctica sólo
se nos permite el egoísmo.
«Let other pens dwell on guilt and misery».
No tú, Carlos, amigo mío.
Este es mi consejo y perdona esta larga,
enorme carta. «I cannot speak well enough
to be unintelligible».
30-11-2000
*
Recuerdo de un amor adolescente
a Lourdes, la del Caserío
Te escribo desde el Corylus que alimenta
mi color de salmón, mi rojez rubicunda
y pálida, porque eres así, nenita,
y tus muslos me llaman; me tienes erecto,
tentadora, te estoy viendo llorar
y estás despatarrada.
Y está celoso tu hermano y tu primo
porque yo te quiero y no soy tu clan,
del Caserío Méndez Liciaga.
Te estoy viendo desde el Pozo de Connia
y estoy buscando agua.
Estoy con el pene pubertario
como si fuera una vara
y digo que el remanso proviene
de tu cuerpo y el olor de tus giros
cuando te asomas a mi consciencia,
copiona de mis tareas escolares,
ávida de este conocimiento accidental
de la memoria; pero tú eres
lo auténtico, nenita,
tu agujero me ata.
Yo lo daría todo por besarte:
yo moriría en tu cesta
atada a cesterías de tus brazos
de avellana; yo nacería de nuevo
por olisquear en tus bellaquerías,
niña traviesa, ardillita de mi salón
de matemáticas...
Te escribo desde el Corylus para que sepas
que me gustas. Cópialo en tu libreta.
Te quiero dar un beso y me gustas
cuando te despatarras.
1978
*
Las vírgenes
«La valentía es un atributo tan natural del pensamiento como el pensamiento es un atributo natural de la libertad»: Friedrich Nietzsche
... ahora tengo miedo, me ha vencido
tu Corazón de Araña desafiante, señalaste al Cielo
y dijíste mi límite, ya no estoy en los mares
ni en los cielos... me he mirado en tus ojos
como carne y no me he visto virgen, Aracne.
Y, equivocada, te condené a tejer etermanente
y a las niñas del mundo las entregué
al Viejo eterno, a esta Saturnalia perpetrada
del malaje... que vergüenza me da,
no ser la buena perdedora, ser la diosa
de la burla de los hombres...
¿Cómo decir que soy valiente ahora
y digna de llamarme Consejera sabia?
Me he enojado contigo, te he golpeado
y herido, porque hilaste la Memoria
de un paisaje que no quise ver, que he solpado,
que olvidé por mucho fingirme indiferente.
Pero es verdad: tu historia
es el tapiz más fidedigno; aprendiste
la honestidad de los telares.
Ahora entiendo, no es que te mofes.
Es que la verdad de tu bordado duele.
Es que cuentas para los mortales zonas del carácter
y la arrogancia mutua, de las dioses y los hombres.
03-09-1980
*
Jodidez y engaño
¿Pero qué jodidez hicíste conmigo?
... a mí que siendo joven, virgen, me afano
y aprendo la modestia y al Viejo Tiempo
lo llamo el más piadoso Anciano,
porque me enseña paciencia,
continuidad, disciplina, arduos días de trabajo
y vienes tú, disfrazada de anciana,
Atenea de las ciudades, con tirria,
a llenarme de devaluaciones, a decirme
arrogante, sacrílega, tal por cual.
¡Mira con qué jodidez me has menospreciado!
que no perdono la burla que me hicíste,
vestirte de viejita, como si fueras
Saturno en tu cosecha.
De nulípero insecto me trataste
y yo sacando geometrías del Caos,
sedas del Ath, la esencia, pariendo
el Orden con mi hilado, bebiendo pigmentos
para acertar al rey de los colores, invocando
estrellas de la elipse de mi Sol
y las constelaciones y tú... me mandas
al galillo viejo del carajo.
¡Qué jodidez, que ni Ishtar ni Inanna
tejería así con el destino. Ni una Gran Madre
madrea así, como madreaste conmigo.
Me mordíste,
escorpiona, con engaño que no esperé
de tu boca, inventaste castigo
para quien trabajara, pillaje hicístedel mérito
de quien te ha servido, me condenaste
eternamente, sin ninguna plusvalía,
y no, no. No me arrepiento, mejor me mato
que vivir avergonzada....
No fuíste tú mi maestra.
No es soberbia que lo diga: me enseñó
el Tiempo, el que no naciiera del casco
de la guerra, el tiempo silencioso
debajo de otro tiempo.
No me enseñó el Golem. Ni nada que no merezca
el nombre santo de Dios en la frente;
no la criatura del Dr. Frankenstein.
No nadie que invoque la furia destructiva.
Ni sea falso embrión, golem en Dam
sobre la tierra roja y el agua bendita de la Sangre.
Aprendí de los cuádruplos del Tau,
la trascendencia del espacio en que están mis huesos.
Del tiempo aprendí, siendo una Tonta ante Saturno.
Los cambios me compensan. Del más lento
de los planetas aprendí, del que está
sobre el Arbol de la Vida para que haya
estabilidad y cambio contínuo y sepa quiénes
son los dioses de las edades
y con qué mano se abre el glifo
de todo lo posible cuando se va cumpliendo.
Pero tú, disfrazada de anciana, me burlaste
y me hicíste colgar de un árbol externo
que no tiene esferas ni frutos,
árbol estéril, infecundo, y por eso hay
luto en la casa de los tontos,
los humildes y explotados.
¡Mira cómo te dejaste a mi padre
en Lidia con la pena, se murió su doncella,
la que hilaba, tejedora, costurera,
y no era diosa, era una simple chica
de provincia, una ardilla del campo,
una abejita obrera!
02-09-1980
*
Interrumpiste el orgasmo de las niñas
La cultura de la explotación lo primero
que instruye, bajo el disfraz de una Gran Sabiduría,
es que tú no tienes mérito,
que a tí no corresponde ninguna jerarquía,
a no ser la tensión de la angustia.
Que ninguna líbido es creativa.
Que las babas de tu sexo son lujurias profanas.
Que nada tienes que pueda ser llamado
La Sabiduría. Que lo Bueno viene de la loza,
no del campo. De palacios del Olimpo.
De telares de Atenas. DeUSzUS,
del artífice cojo, zurdo.
de las patas flacas
en los centros industriales.
Ahora todas somos como él.
Tu modelo desfigurador
para nombrar lo sacrílego,
seres arañados por tu envidia.
Feas, lisiadas, cojas en el alma,
colgadas a un palo, con los pies torcidos
mecidos bajo las ramas.
Ahora no es la horca voluntaria.
No cuelga el macho de barba desaliñada
y el pecho descubierto, inclinado sobre su yunque.
Tus personeros vulcanesco
productos de arsenicosis
y cánceres en la piel de tu Edad de Bronce
y metal, que no es oro alquímico
del alma... sino Hefesto con un hacha que no libera
a nadie, ni a tí, su hermana, Atenea,
sino en el gesto parricida,
que rompe las cadenas de oro
entre la Tierra y el Cielo
en que la Madre estuvo atada.
Y era Hera, en la era de esta guerra
de géneros; era Ella, la Madre en zonas mentales
de infortunio, en eras de joyerías y artificios,
de técnica inmoral, y condiciones,
era en que comenzó a culparse la afrodisia,
la esencia del Deseo y del emplazamiento.
22-10-1980
*
La misión
¿Cómo nos consolaremos, nosotros, asesinos entre los asesinos? ... ¿No es excesiva para nosotros la magnitud de semejante acción?: Federico NietzscheSacaré del madero mi cruz de poeta.
La llevaré por el mundo: «¿No véis oscurecer
cada vez más, cada vez más?»
De una retaguardia de piadosos transmundistas
seré la burla, sujeto de su Olvido, mas no me importará.
Ya que el olvido también duele y revienta,
iré adelante no como Simeón, el Cireneo,
que no lo olvide él... ¡La cruz es mía!
y una cosa duele más que el olvido,
la miseria, la carencia y el frío.
¡El Dios que promete y olvida!
Besaré a las rameras que ninguno procura.
A ellas lavaré sus pies. Han sido fieles al placer
que satisface, a los nobles apetitos.
Animaré a los que tienen por inquietud
la bancarrota, sumaré alegrías como ceros al cheque
y que lo cobren como audancia millonaria,
con riquezas de atman-buddhi, sin menor cuantía.
Echaré mi red a la mar, no pescaré fascinaciones.
Quiero dolores que sean como perlas y que valgan la pena
y ostras que hayan sido heridas por el sol,
no por sombras residuales del estanque.
En la casa del luto levantaré al que duerme.
El trabajo es alegría. Tapiaré los sepulcros
del que muere, con el bolsillo roto, cada día
y del Seol de los miserables, no haré miseria
sino lanzas para combatir y rebelión.
Voy a visitar las costillas golpeadas.
de los frágiles, dolidos y explotados.
Mi poemas será simple: «Seréis robustos
y tendréis piernas largas y ágiles
como las niñas campesinasde los bosques».
*
Las danzarinas
... aún en el ritmo, no en linajes de cojos
de Cispélidas; ni en laiós, malapatas,
zurdos estímulos de acusación y parricidio;
en exaltar la vida, en el compás
de planetas hermosos circulantes,
en libertad de genio creo;
en que, siendo terrenal, la vida es cósmica,
telúrica, pagana como schlegianismo sensual y melodioso.
En las mujeres de ágiles caderas, bailadoras,
con alma inocente por residuo creo y percibo
el dualismo clásico-romántico
y la canción encendida y la magia
del sábado, reposo
y el sexo con que no contaba
para organizar el mundo y la dicha y el gozo.
Por tal razón, el condicionamiento instrumental
es objetivo y, al mismo tiempo, inesperado y dulce.
Un varón sin sexo está en dolor, in mundus.
22-6-1979
*
De la amistad
«If we would build on a sure foundation in friendship, we must love friends for their sake rather than for our own»: Charlotte Bronte (1816-1855)
No quiero nada para mí.
Evita darme promesas y juramentos.
Lo mejor de mi generosidad es no querer
las reciprocidades, afinar mi distancia
o cercanía hasta que tenga algo que ofrecerte.
No me ofrezcas nada para que yo sea tu amigo.
Me siento amigo únicamente cuando doy
y realmente necesitas; lo demás
son puramente palabras.
Mi amistad son silencio y renuncia;
yo no te comprometo
(y no te comprometas que no te pido nada).
Si quieres todas mis almendras frente
al riachuelo de la serotonina, tómalas.
Tengo muchas. Llévetelas.
Hoy ninguna me hace falta.
Tampoco voy a buscarte
como el vampiro que necesita sangre,
clavar en tí colmillos, vestido de misericordia
con piel de oveja y chantaje. No invoco así.
Yo tengo el río y el guayabal, una senda
hacia los almendrales, interno en mi cerebro.
Hay que ser amigo cuando hay algo que dar.
Doy rica soledad, consuelo con silencio,
regalo almendras. Soy una cera dulce por tonada.
Mas cuando me necesites el menos miserable seré.
Te daría todo lo que tengo, sin regateo,
sin nada a cambio, todas / todas mis almedras.
Doy sólo cuando puedo dar.
Eso compréndelo, te soy sincero.
No quiero nada para mí y es el único modo
en que me pruebo amigo, el día que lo mejor
que es mío es también tuyo y no espero
ni las gracias.
04-07-1986
*
La mujer está aquí
a Maruxa y Gabriela
Como ni ahora ni ayer han de llover albardas
ni lonjas de tocino como man del cielo
ni granizos por el fin del mundo,
as¡ o as , que te la pierdes tú
y da lo mismo.
Abre los ojos, bobo, y cuenta los días
con mejor contento porque no pica la culebra
al que sabe bien el cuento tan atendible
del hoy aquí y siempre ahora (a otro perro
con la falsa providencia y su hueso).
La niña más bella es el ar n
por arte de los ojos, por regocijos
de su pinta en Células y presencia
de su carne y sus huesos.
No esperes que la angustia sea
tu propia galera ni que Hércules rompa
el cuerno de Aqueloo para que veas la ninfa
en el larre del aquer
que es el prado del cabrón.
Conclúyase la comedia de la falsa espera
ya que est s soltero y caliente como leño
que no encuentra las brasas.
Captura a Deyanira. Ve por ella,
aprendi‚ndola a ver sin esperarla
del más allá que jamás da NADA.
No hay cósmico milagro, sólo
intencionalidades.
La chamaca más perfecta es pan comido
y se observa desde el balcón y la ventana
y se le dice hóla
y se le aprende el nombre
y todos los días y todos los años
con sus horas y sus saturnalias
de cuatro alas como besos que llaman
y de dos piernas abiertas y uno encima
terco, paciente, invitador a que diga:
-Ténme, ven conmigo, que ya comienzo
a quererte y desearte!
12-5-1992
*
El perdón
La muerte es la que dice que hay cosas
que no tienen perdón. No es el crimen.
No es la guerra. La muerte es quien primero
te da todas las memorias.
Te habla en los recuerdos
para que tú perdones lo que es perdonable
y recibas la noción de que algunas cosas
que, voluntaria y desfachatamente,
hace el hombre y no tienen perdón.
Se aprende a perdonar. Y la paciencia
se aprende. Con mucho dolor, sin embargo.
Por eso que antes de vengan los desastres irremediables,
la muerte organiza tantas convocatorias.
Antes de meter su mano de hueso y llama,
su mano de trágico desenlace.
la muerte vaga por el mundo y a menudo
es con un mensaje de amor y recuerdo,
con muchas lágrimas de confraterna
misericordia, pero un día ella misma
da fin. Se calla.
Hay gente que no quiere
los remordimientos, gente que no quiere memoria,
que no quiere cambiar porque el amor
es menos valioso que lo que la muerte le dice.
Entonces, cansada de alertar, rompiendo
expectativas de paciencia, la muerte
se muestra, como no quiso ser,
porque la muerte es más generosa
que los impiadosos, los egoístas,
los indiferentes, los cómplices,
los envilecedores y los mentirosos.
03-03-2003
<>
Cosas que yo aprendí de adolescente
a Antonia Martínez Lagares, asesinada
el 4 de marzo de 1970 por miembros
de la Fuerza de Choque de la Policía
Antes de que yo pensara escribir
un verso de amor, versos calenturientos
que uno hilvana cuando muchacho,
por tener alboratadas las hormonas
me enteré en la prepa
que una muchacha recibió un disparo
(tan sólo por hallarse en un balcón
testificando una golpiza, una marcha,
una muestra de dignidad estudiantil
en Río Piedras, cerca de la UPR.
Una marcha ante el intensificado maltrato policíaco
y la actitud del gobierno vendepatria,
cínica administración de ladrones
que hasta el centro docente llevaran su descaro...
Imagino que Antonia Martínez gritó una consigna
(no... ya recuerdo, gritó: «¡Asesinos!»)
porque ella miraba, desde el balcón, a la calle y vio
las atrocidades que en nombre de paz y orden
se perjuran; debió sentirse humillada,
ultrajada por el engaño, conmocionada
al ver cómo empleados, que son vecinos suyos,
cumplen órdenes superiores y transforman
el gobierno en enemigo, la comunidad
en espejismo de palabras mentirosas,
la humanidad en brutalidad, no espectral,
del ego destrozante por razón de la bestia suelta
del Leviatán social, estatizado.
Y le metieron un tiro. La mataron a balazos,
allí en aquel segundo piso de la Avenida Ponce de León.
Un estudiante herido, quien fue testigo, vio
la bala cuando penetró su cabeza, explicó
quien pudo ser el asesino; pero la policía desestima'
sus crímenes y los jueces se venden y la impunidad,
decreta lo que el yankee: «Must be absolved on trial».
Para los universitarios, fue un nuevo pretexto
para llorar a los mártires.
Aquella muerte fue la más injusta,
artero asesinato.
Para mí, fue ocasión para quemar
los poemas que ya no podrían decirse
tan felices. Desde entonces, no puedo escribir
sobre las niñas sin que Antonia esté presente.
Desde entonces, la voz del Topo,
Antonio Cabán Vale, es la música de vivencial
recuerdo adolescente que me perdura
y que me duele, como si tratara
de alguna enamorada, musa de mis versos.
[Ante el mural de homenaje a Antonia Martínez,
pintado en el Edificio de Humanidades de la UPR,
Marzo 2007]
*
Lamento ante la representación del Ego
«Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal»: Génesis 19:26
Amarga cera de Sara, tú no eres la saraí
que quiero, la Sara-lazo, sin sal,
que no es mar(a) amarga del agua del sur
ni cueva miserable de Zoar.
No eres mar muerto al sur de la llanura del Jordán.
Ni evocación del humo en grandes cantidades
que vio Abraham saliendo de pozos negros
con sal y azufre petrolera. Seas pues salificada
como mujer presuntuosa, arquetipo de Ebla
en Tell-Mardikh
porque para el Ego fuiste hecha,
como símbolo de lamento
aunque tengas dos crías, hembras con vientres
más dulces que la miel.
Amarga no quiero la visión de Ezequiel
que vio a los hombres en hambre
y malas bestias que los destruyeron;
y vio pestilencia y sangre pasando por el vecindario
y vio al narco que metía sobre ti su cuchillo.
Y Ezequiel no lo quiso decir; pero tuvo que hacerlo:
«Yo Jehová he hablado» y el Tiempo no tiene compasión
porque el tiempo que el hombre forja con crimen
se hizo, se cumple como destino y, si El no hablara,
verá que como multitud por riqueza y política
entre ellos se siguen matando
y transmiten la suciedad de sus vicios a sus generaciones
y forman mujeres amargas, golpeadas,
fatuas, tontas, esclavizados con su consentimiento
y como aquella que vio la guerra que venía,
entercada dijo, «pero no abandonaré mi hacienda»,
Vio los pozos echando humo y dijo: «El Sur es bueno
y no quiero cruzar el Jordán. Venga o no, el volcán
de sal y ceniza me quedo»; mirad todo lo que hay en el Ego
que prefiere ser la Estatua de Sal de la amargura
antes que obedecer el espíritu que minifiesta:
salva a los niños porque ellos no pueden huir
de lo que viene, échate al hombro al anciano
que ya no camina, porque las Maravillas
de la Sal se aproximan.
Los volcanes de tristeza erupcionarán,
se abrierán las grietas de las temeridades.
El mundo se ha vuelto siniestro y se desprecia
a la cuñada viuda y se masturba el cínico
en rincones, donde aún no hay lepra de egoísmo.
¿Quién ordena la aniquilación de los primogénitos
de Egipto, quién ordenó los infanticidios?
¿Por qué, Ego, lamentarás hoy
si pudíste evitarlo? Tú lo hicíste, Consciencia Amarga.
Tú desobediente, Estatus Quo de canónica injusticia.
Ahora no silencies al profeta. Ni lo culpes
ni al que reprueba tu iniquidad lo persigas
ni desmientas. Es tu obra, Ego.
Mirad que los veteranos y mercenarios mueren
como mueren bajo sus propios mares de muertos
y mira a los que lucran sin compasión
en medios de sus campos de cosecha.
El desastre que traen con sus cosificadas lágrimas
de granizo, no lo envía dios alguno; tú lo hicíste.
Todos los que han llorado, o se explotan
en canteras de esclavitud y en soledad, viven con frío
como hielo de la granizada. Y ayer, no tuvíste
piedad. Los oprimíste.
Amarga cera de Sara, tú no eres la saraí
que quiero, la Sara-lazo, sin sal,
sara por Lot inmerecida. Como lepra
de Miriam, siempres has intrigado y Moisés
está triste con todo tus actos,
como Lot afligido en las cuevas que habita,
triste cuando la Mujer de Sal consiente sus terquedades
y no piensa ni en la familia ni el marido.
Tú eres la Estatua del Ego, el culto
a la desobediencia, el tributo a la muerte.
2.
«Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos»: Lucas 17: 27:32
Cosificado sea el Ego para que se pueda
arrancar y despeñucar como a las piedras.
Reducido sea en roca de sal y que mire atrás
sin nostalgia de sus muchas traiciones.
Que al Espíritu no se lleven sus antecedentes,
memoria arruinante de la bondad.
Cosificado sea. Que se vuelva abundancia
en el lamento por rumbos de la llanura de Sodoma
y el monte de Hebrón.
Que se comprenda como polvo del desierto
y como sangre de Medusas
que no eran para sí; ni dignas compañías
ante un sacerdote de Melquisedek.
El Tiempo se va y a ella no la detiene.
Crece el ego, cosificada sea
porque contiende con el alma de Lot
a quien dice: «Mi marido no plantará sus tiendas
lejos de las puertas de Sodoma».
Pero gente de guerra y de vicio porfían.
Como la gente de Adma y Zeboim.
Cosificada sea la que respondió:
«Yo no quiero que andes con Abraham.
Ni que vayamos al Norte al encinar de Hebrón.
El Sur es bueno»; pero, tras la batalla de Sidim,
no fue tan bueno y lo decían los sueños
que no son por las cosas mundanas
con que ellos prosperaban en el Sur...
Cosificada sea ella que sólo agradece
verse viva, en prisiones del mundo
animal y turbulento. Y Lot bendito cuando dijo:
«Pero no tenemos dignidad.
Estamos solos y Abraham nos necesita a su lado».
«Yo no quiero que andes con Abraham.
Ni que vayamos al Norte al encinar de Hebrón.
El Sur es bueno»; pero el Sur habría de ser destruído
porque el Sur es el Ego, el capricho,
la temeridad, la guerra, la sodomía con la epidemia
de la prosperidad, el lujo inmundo sin-Ser.
Y Abraham llegó para el rescate de Lot
y Abraham era el kairós
del oportuno tiempo bueno. La Fortuna.
«Venga mi parentela amada.
Que Sodoma corre la misma suerte que Gomorra,
Adma y Zeboim: Van a ser destruídas».
Y ella dijo: «Regrésate, Abraham. Vuelve al Norte
y al encinar de Hebrón. El Sur es bueno».
Y Lot le dijo, «cabeza de roca tienes
Mira que se anuncia dolor y la bendición
viene del Norte, ¡ay, hembra de las cosas,
de la abundancia falsa del No-Ser,
no me cosifiques a mí también!»
Y lo perdieron todo.
Ella fue lo primero que perdió.
Se hizo sal, mirando con menosprecio al justo
y a Lot le vino el miedo de vivi en Zoar
y se fue a una cueva del monte con sus hijas.
El Tiempo cosificador casi se lo quita todo
y no quedó ningún varón en la tierra
si no Lot viejo y sus hijas
para fundar la nación de Moab
o la prole del Ben-Ammi.
3.
Hay ocasiones que son sólo un instante
que multiplica crecimientos, que hacen de un segundo
casi eternidad; hay kairós que no se pueden
tirar aunque el tiempo no espera por nadie,
y vira la espalda y se va.
La gente quiere cosas, entes, ónticos progresos
y en la premura del tiempo es que traiciona al kairós,
ese instante que multiplica alargadas
e intensas ocasiones de amor.
El tesoro de cada momento tan misterioso es
como traicionero y fugaz; él tiempo no espera
al que necesita un abrazo, al que sufre,
al que está solo, encuitado; el tiempo
pasa por las cosas como un anónimo ladrón.
Y, bendito sólo es, no el indiferente
que elude ocasiones afectivas
y a la extraña multiplicidad del sentir.
Bendito aquel que pese a que el tiempo
lo empuja, lo presiona, se detiene un instante.
Consolará al otro y que las cosas se vayan
con el tiempo o sin él. El gesto del kairós
es abrazar a quien llora, sin mí,
y a quien su edad y crecimiento
puede que dependa de este instante.
Esta ocasión oportuna es el punto de amor
que sonreirá,si me detengo junto a sí,
y no voy por el rumbo de las cosas,
dizque las importantes para el porvenir.
Hoy detengo el tiempo por él,
haga un instante en la eternidad, o al menos,
en el durar, en el ir y volver porque me necesita...
Es ahora o nunca porque tampoco
el amor espera menos que el tiempo.
22-01-2003
4.
A mí jamás me gustó estar desencantado.
Ni tragar polvo ni verme humillado.
No me gusta la culpa. Ser-deudor
de aquello que no entiendo.
Por eso, aunque tenga una glándula
venenosa de víbora o serpiente
alojada en algún rincón de mi cuerpo,
aunque una tracción para el arrastre
y giros sospechosos a flor de la escamada
de mi taco y frágil esqueleto,
supe que nací para el fuego de la sabiduría.
Que el engaño está fuera de mí,
no dentro, que si me agreden me defiendo
y muerdo, porque al hacerlo marco lo que es
desierto infértil y selva feraz y esplendorosa.
Me gustan que me encanten, con algo de cautela,
y arte especialmente, arte inocente
porque eso parece amor, aunque no lo sea.
Por eso pienso que yo soy una cobra
o cualquier ofidio, si me tratan como si yo curara
y en el fondo de mis potenciales, amigo.
Los amigos son alumnos de las curiosidades
y, ¿quén más curioso que yo?
que trato de ver hasta en el polvo, alimento,
y busco, agua de la Fuente Mayor,
algún oasis, nostalgia de Paraíso,
y árbol al que pueda enroscarme
humanamente y volver a ser erguido
como una torre voladora, como un signo
en el alto puente hacia la Vida.
10-09-2003
5.
a Adonai ha Aretz, a quien no siempre dí alabanzas
Para ser digno del Señor de la Tierra,
ese que menciona el Tanaj judío
comencé siendo como una hebra de pelo,
como pajita de una espiga de trigo,
como sucio que se acumula en mi prosapia
de Lot en la negrura de la cueva,
como rubio cabello que te entrega tu hija
cuando no hay otro varón en las llanuras de Sodoma.
Uno no es más que el ojo ciego que distorsiona
un rayo de luz, uno primero no canta,
uno es lo que revuelca el viento,
uno es la culebra en el polvo,
cana al aire de un simio pedante,
barba agrisada, caída, de un viejo sufrido,
apaleado de vida, soledades, lamentos.
Uno dentro de las contingencias de la Cueva de Zoar.
Se acumula yo no sé cuánto dolor
y se es humanamente el otoño antes que la primavera
y se es el espejo antes que el objeto auténtico
que desde él se atestigua verdadero.
Pero la luz viene en la niña con su hebra salvadora.
Para ser digno de Adonai, en la Tierra,
el pantano es primero, y uno la gota sucia
antes que el loto; después vendrá el salterio /
Tehilim / salmos / alabanzas / no antes
(aunque siempre como haya sido Arriba
ha sido Abajo), sólo que uno no lo sabía.
Uno lo comprende cuando sobrevive
y da gracias por no estar solo
y con tus propias hijas de luz formar el alcoiris,
el puente de la Esperanza.
Y lo que más se parecía a la Bondad Infinita
era el relámpago que casi nunca te tira la cabeza,
pero, aún si quema el campo, queda en el Cielo
y hace ruido y te asusta, pero no pasada nada...
Ahora puede que yo esté muy lleno de canciones.
En el fondo, con más discreto regocijo;
pero ya no vivo en Ein. Mi reino de Malkut
ha cambiado y veo la cabeza asomadilla
de aquel que me dice: «Ese eres tú.
Como es arriba es abajo».
Tú eres el verdadero Señor de la Tierra
y ser Señor es ser-humano: Adonai ha Aretz.
Ya se acabó el mundo salve, aquellas pruebas
de los pozos negros, del volcán humeador
de tu pantana. Ya no hay Estatua de Sal
que detenga en Adma y Zeboim,
en Sodoma y Gomorra.
«Háblame como si ya fueras rey de abajo,
Adonai Melekh, habla de la Fortuna de Kaph,
de una Mano / Nube / Palmera que te dio sombra
para que no vueles en pedazos.
Agradece, Carlos. Te hice un mundo y te dí
dos hijas, que se acostaron contigo
en el lecho del futuro promisorio...
Quien tenga miedo al infinito no me merece».
«Es cierto que la Luz llimitada ciega, deslumbra,
pero, mira donde ye puse, bajo mi Palma.
Con mucha sombra para que no te quejes
de soles insoportables, Ein Soph Aur
de mis plenitudes. Tu universo físico
es alegría de mi luz, te hice el manifestado
y en tí, tengo cuerpo, hijo mío, y en tí
hallarán cuerpo tus hijas y sus niños,
Tu Pueblo».
¡Como ya lo sé, te alabo!
Mi corazón ya no endecha despojos.
Estoy por tí individuado.
10-09-2003
6.
Al hombre especial especial del futuro
Soy un hombre especial que se pregunta a Gabrielita 1.
qué es serlo y no se confía de que otro se le diga.
Quizás especial porque, siendo-para-la-muerte,
la muerte que concibo es tan generosa.
Es más vida y soy triste porque mucha gente
no lo sabe ni me lo permite y eso te vuelve filosófico.
Medito detalles irresueltos sobre la dicha y tengo
la memoria de cuando no fui feliz
y me rogodeaba en todos mis defectos.
Uno no puede tirar el pasado, sin tirar una parte
de uno mismo y tener en menos defectos
de los que aprendíste mucho.
Sí, yo recuerdo cuando era impaciente,
queriendo ser perfeccionista, sí, hasta terco
y gruñón era... lo que terminó enseñándome
que soy hosco y hostil sin querer serlo.
Sin embargo, todo lo que tenía que gruñir
lo gruñí; las antipatías que me provocaron
otros terminé perdonándolas, porque así se marca
la verdadera distancia entre aquellos y yo.
Y eso es maravilloso. Sientes que no odias a nadie
y que puedes ser cordial de nuevo
y así es que he querido ser siempre.
Respetuoso, cordial, amigable o, al menos,
neutro, sin tener que golpear, herir verbalmente
a nadie... y lo he logrado.
Ahora ven que sonrío, que no soy solitario,
que me gusta conversar, que no suplico confianza
de nadie, porque sé medir lo voluntario,
sin coacciones, no me gusta tener el poder
que no merezco, ni influir a quien no lo quiere.
Quiero ser individuo. Nunca me han gustado
los rebaño; si tuve alguna vez que ser res
y entregarme en aplausos, aquiescencia,
júbilos inauténticos, ya hubiese nacido res o mico,
o papagallo y yo he nacido hombre,
hoy más dulce que amargo, más tierno
que voluntarioso, suspicaz o calculador.
¡Caray, qué bueno es decir que uno es
un hombre especial en sus términos!
09-09-2003
*
La tarea
Cuando asigno a mis dedos su tarea
aqu¡, donde tengo el corazón
que sufre y canta, una letra yo dibujo
dulcemente. Con emoción sincera
impregno la palabra.
Mi trazo debe ser intenso;
un rito de amor, con los primeros signos.
La tinta desbordarse, apasionada.
Lo hago de esta manera por 850 millones
de hermanos que no leen, analfabetos
que no han querido serlo.
Ellos no están exactamente
en tierra de abundancia
ni beben leche y miel.
No, todavía, en ese seno tan noble
del poema que acaricia una página,
falta algo m s que una letra...
Este momento, si, compensa.
Soy aprendiz que emite voz
y dibuja su escrito.
Quiero leerles lo que tuve
escondido largo tiempo.
Me escucharán, al fin.
Doy mi anticipo, mi peque¤a ofrenda;
rompo el silencio, no por todos...
Por aquellos que jamás han le¡do
sobre el papel mi aliento,
mi corazón, mis palabras.
03-05-1980
*
Como una rata me siento
... uno puede nacer / crecer / morir / en un país
como me ha ocurrido a mí
país de indiferencia, de anonimatos, donde
las ratas se inflan y los gatos ya no pueden comerlas
donde todo el mundo se agasaja
con sus propios delirios de grandeza
o triunfalismo de chepecherepe.
Por lo que se observa en nosotros,
todavía humildes e insignificantes, somos unos
cada vez más pequeños, inútiles, indignos
ceros en el aire, gorgojos indescubiertos,
virus, catarro que se va sin complicaciones
basta una aspirina de exorcismo
o el moquito seco.
uno puede nacer para hablar solo
aunque no esté esquizoide. De la circunstancia
en que nacíste no puedes salirte,
nadie quiere que salgas, no te van a ver si sales
te van a ignorar, como siempre, donde quiera que vayas
tú no existes por más que hables con ellos
y vayas a pedir ayuda, o sugerir ésto o lo otro
si suplicas es peor, entonces, ni suplicar es bueno
si eres elocuente, te llevan a la puerta de salida,
si eres grosero, se hacen los que no te oyen.
La sonrisa que te recibe es inocua como lástima.
No duele, pero no te aúpa, no te quita, pero no te da
se acostumbraron a pisar cosas como uno
uno es una cosa de carne y hueso
y no la sienten así, porque quien pisa el polvo
no se hace preguntas trascendentales,
quien pisa el asfalto no construye sobre hacerlo
ninguna hermenáutica.
por eso me he preparado para morir tal como vine
desnudo, pobre, inerte, desconocido
sin más riqueza que saber que estuve vivo
en algún agujero y desafié la tensión de estar solo
la mayor parte del tiempo, y desafié la mediocridad
sin convencer a nadie, sólo que no era el más alto
ni el más gordo ni el más lindo ni el genéticamente
diseñado para aplauso y acomodo, yo era
un gris-rata, yo era un casi-pardo-gato
cuando en la noche todos son pardos
hasta con Dios fue demasiado que se me dijera:
Ven, pasa, conversemos, ¿en qué te puedo ayudar?
él te deja como se deja a un hijo para que crezca y madure
o cuando no, es el hijo quien se olvida de que él
como padre quiere su poquito de gratitud
un aleluya práctico porque, cuando padre,
algo uno dio dentro de sus posibilidades y te dejan solo...
hay soledades en el destino de las ratas
y éso es algo de mi tristeza:
que no soy rata que me inflo ni gato que se apiada
y la deja escaparse, yo pido cuentas y sufro
y muero, reventado con toxinas de impaciencia
(porque no sé vengarme de nadie, ser groseramente rencoroso,
por eso no tengo otro enemigo que la indiferencia)
y me siento pisado y repisado por el anonimato.
Hay quien nace para que la muerte, única boca
que se abre y se lo coma, le diga adiós
y apestas, adiós, ratón podrido,
poca cosa, aroma del miedo, no supíste vengarte.
05-10-2004
*
Amor a la vida
Me gusta saber...
que, en el fondo, todo amor depende
de lo que uno defina qué es su fe y su libertad.
... para la biografía de mi olvido, anotaré que Dios
me dio un par de tumores cancerosos
para que sepa qué es vivir con los días contados,
o equilibrándose en filo de navaja,
... me gusta que el Diablo no acaba de reirse
ni yo acabe de caer y que Dios sea la fe en forma
de dolor y de una ñapa de alegría. Es mal nombre,
mas no burlón del amor y la misma esperanza,
ese Dioschingaquedito que me levanta y me tira.
Nada hace más fuerte que amarlo de ese modo
y que me abra así los ojos, a entender
que la vida es milagro y la energía sale
pese a la noción de Dios y Diablo y la injusticia del mundo
y las expectativas de cualquier engaño o ilusión
que uno quiera llamar la Existencia,
... me gusta... que hay que estar preparado para todo
lo que nunca esperé, dos matrimonios fracasados
pero una niña en medio que ha sido la suma de todas
las alegrías, placer que no acabará ni atestiguando
catástrofes cósmicas, sismos, inundaciones,
incendios, epidemias y ni muriendo en ellas
con lo vivido forjaré la angustia.
... me gusta haber tenido mi casa, mis autos y mis pobres
mugres, cosas de asalariado, con sudor de frente
en el marco de sueños / o esquemas americanos
y perderlas, por amor a otros y a mí mismo
y saber que hay cosas que valen más
y no son los huesos de uno, sino el canto generoso
por amor a los aún no adoloridos y que por migajas
han de venderse, o ante el mundo desesperan
por fijarse a sus huesos inútiles y divertidos
y al derecho que se asignan al disfrute
de la predefinida felicidad de los otros.
Amo a los inocentes y hay muchos...
... yo soy afortunado, me alimento de los niveles
del pan místico, aunque el mundo me ofrezca mierda
como pan, y estoy vivo y veo mi Eternidad con ojos de diabético,
casi ciego, pero visionario. Siento la enorme energía
del desahuciado que le dice hijodeputa a todo el que se lo merece,
pero agrega un «Bendito seas» al hombre / a la mujer
que son sinceros / valientes / buscadores
de la verdadera y sana sombra de sus vidas.
.. me gusta todo lo bueno y lo malo que he experimentado,
me ha sabido sabroso hasta el dolor y cuando maldigo
descubro que mi maldición es jovial, humor negro tan sólo,
que se levanta de mi paladar y se hace poro en todo mi ente,
para que yo me ría de lo que soy, lo que tengo aún,
y eso me gusta y todo mi entorno cotidiano me insta
a tirar lo ficticio y poner gratamente
mi espíritu en lo mejor de la carne.
Ojalá que otros también entiendan que es
de esta manera paradójica como funciona
mi proceso de reposo
y de felicidad.
*
Arcano macabro de la infancia
1.
¿Quién fui yo en aquel larvario
de la infancia, cosito, ente entre pasadizos
y el túnel. Arriba, agujero oscuro en el techo.
Abajo, soterrados, mis huesos...
el nene juega con tierra, inventa a Cocito
con sus orines de olvido, ¿quién fui yo
en aquellos años en que nadie estuvo conmigo?
el nene debajo de la cama,
el nene debajo del cimiento
con la casa de sombra al pie de las zapatas
y socos y el charco tenebroso, laguna viva
de Tota y el monstruo
que allí habitaba.
Nadie que se atreva jugar con curarachas,
reinas sabias de la sobrevivencia,
sólo tú... nene de cocito, hijo del olvido.
¿Quién que quiera hablar a los sapos
y alimentarlos con lagartijas,
exponerse a los bravos comegenes
al cavar a mano pelada en la tierra?
¡Qué sola cosita vana eres, ignorante criatura,
Carlos, qué bocadito para la gran trama
de lo numinoso! ¡Siempre oloroso a lombriz,
con manos rojas antes del baño!
¿Quién que pueda quitar la hurañez
a tus oostumbres, rituales de solitarias alegrías?
¿Quién eras tú, entonces, que ningún hermano
fue a buscarte? ¿Dónde estuvieron / ellos /
Luis y Mikli / que no los recuerdas, que no te invitaron
al parque, a la luz del sol de la mañana y la tarde?
Tal vez eras demasiado flaco y pequeño,
tal vez demasiado distraído para cachar una bola,
inepto para agitar el bate o tal vez...
no podrías vivir sin tus seres larvarios...
2.
«Me han sumergido tres veces en las aguas de Cocito
Y protegiendo siempre a mi madre Amalecita
Siembro a sus pies los dientes del viejo Dragón»:
Gérard de Nerval
Debió decirlo don Juancho Arvelo,
aquel obseso con santanderinos; él,
el primero que me habló sobre el Monstruo Negro
que se lleva, temible Dragón, nenes a la Laguna,
a las zonas de aguas encantadas.
Cocito ha de tregarse al cosito, le morderá
las nalgas frías en la Cuitiva del poblado
y por eso me debo esconder: «Viene la Tota»;
de algún lago del olvido viene como vino
el español a la Colonia.
Cabeza de buey tiene la Tota
y cola de un pez negro.
«Que es como una demonia», dijo
Andrea de Vargas y Quezada confirmó
que la vio en el Reino de Granada
y los santanderinos que llegaron del Sur
aseguran la Tota es la mujer del Demonio
y está en el pueblo, como madre traidora
de niños desobedientes, niños con nalgas frías
(de esos que juegan con sapos y lombrices
debajo del piso levantado de su casa,
al pie de las zapatas y los socos).
«¡Viene la Tota!», me dijo.
«Viene la Tota y te come el cosito».
Seguro que debió decirlo Juan Arvelo
(él era el único que sintió
mis nalgas frías y se burlaba de mí
al decirlo: «Viene por ti, nenito»).
3.
Para que alguien te hable, con ese amor
que esperas, y que para tí atesora el mayor
de los sentidos, para que oigas la que tiene
que decir el mundo tuyo, el que comienza
a hablarte aunque nadie lo oye,
para que entre a tu casa en los submundos
debajo de la casa del lenguaje de tu casa,
te hablará un ser 350 millones de años más antiguo
que el hombre... deja que te hable ese bicho,
no lo mates. No te asustes.
Tiene más experiencia de saiduría
que todo lo que llamas humano
¡Ojalá tuvieran el don de la palabra
para que te digan con su lenguaje y sin silencio
la historia del planeta y las primeras formas
de la vida orgánica de Dios!
Pero escúchalas y no las compadezcas
(tienen casi 400 millones de años
con el deseo de escucharte y van cien mil años
sin que tú las escuches y ellas son veteranas
del fuego y el agua que destruyera la tierra
y son verdaderos fósiles vivientes
de lo que ha desaparecido...
Y mira cómo se acercan a tí, Carlos.
Llámales ángeles porque tienen alas,
llámales, ángeles porque son resistentes y ágiles
y volaban entre las patas de todos los monstruos
(los dinosaurios y los saurios y loa alosaurios)
y son más aptas para vivir que el tiburón
en los mares; tienen uno o dos años
(ahora viven brevemente sus encarnaciones)
y estarán contentasr contigo si les hablas
y ponen 300 huevos que se abren a los 60 días.
ábrelos con tu mirada, Carlos:
las cucarachas quieren hablarte.
4.
Yo soy la Abuela inofensiva del hombre
y la Madre del Humus que asimilan todos los árboles
(cada raíz de planta vive contenta cuando chupan
mis desechos; porque soy un beso en la tierra,
un alimento y soy 100,000 la réplica de una
y misma vida
y alguna se miden en milímetros
y las gigantescas, como rinocerentes
y resistimos ese morir de las especies
porque aspiramos a conocer a un hombre,
a un niño que festeje nuestro hallazgo
y con su mirada abra
unos de 300 huevos tras el día el 60
de la adultez de una.
Deja nutrirte hoy que escarbas en la tierra
y me hallas, me comerán microorganismos
antes que mañana te diga adiós;
es que nací para el humus;
pero yo amo el humus celestial de tus manos;
el amor bondadoso de tu éter y si me llamas ángel
yo lo diré a las Cuatro Especies de mis supervivientes
y te hablaré desde los árboles que reciclen
mi humus, y diré: «Ninguna haya que asuste
a Carlos, ninguna que le niegue la historia
del periodo carbonífero del que surjimos
como habitantes del Carbo
y de la metamorfosis».
*
Crecimiento
Se dolía lo que fue, ese en sí
tan objetivo que nadie mira,
que se crece entre el tedio y el caos.
Dijeron: «Es un cacharro sucio,
vaso en deshonra, caracol
que olvidó el tiempo y se vistió de broza
y anillos a flor de su penumbra».
Se dol¡a cada esfuerzo
con que su interno potencial jalaba al alba
cuando la distancia guiñaba los ojos
y el corazón naufragaba hasta el fondo.
Era apenas... todav¡a... un sue¤o
y estaba de rodillas, quizás en devenir,
pirueta óntica... sin cosmos,
pero a veces quiso ser
un pedruzco.
Y aspiró a verse en las manos de los ni¤os
y hacer suyos los ojos azorados, curiosos,
sin prejuicios, aunque la punta del pie
de algún solemne sabiondo,
el que nadie es con todos dijera:
-Es pu¤ado de sedimento, amorfo,
por solo hallarle en su camino.
Como pata chueca de ciempi‚s
que sube a su madero, fue juzgado.
Como gusano a la zaga que jam s estar
suficientemente en alto.
-Es una lengua sin habla,
el falso meteorito que ni en s¡lice se fragua,
espantajo de todo y de nada.
Espejismo de una llama
que nadie sabe lo que quema.
Un imposible que est aquí,
sin ahora, sin ma¤ana.
Y el poema se dolía, se dol¡a
porque era en sí lleno de afán,
y. en cada caso, él como tal,
que iba creciendo.
Ya comenzaba a decir,
despierta, Soledad,
estoy contigo.
*
Para hablar sobre libertad con Gabi
«¿Cuándo vamos a ser libres?», preguntó
mi hija (y ¿libre de qué o ante quiénes?)
Ella entra a un silencio y habla y no concreta
sus generalizaciones.
Entonces, igualmente contesto:
«Rotundamente libres, no seremos nunca;
relativamente, cuando no te falte
alimento o salud o ropa que te proteja del frío,
cuando hagas lo que realmente te gusta y dignifica
tu tiempo y veas que ninguno te obstruye,
cuando sepas hasta qué punto tolerar
las sutiles esclavitudes
y tengas la opción de entender
cuán profundamente benéfico es ser libre,
o saber que no lo eres del todo».
Pero libre, libre lo que se dice libre
no hay nadie; porque unos somos más esclavos,
tristes, destructivos, que otros y da tristeza
porque no lo merecen y, al verlos, oprimidos
les decimos imbéciles, criminales, malnacidos
y tal vez no lo son al grado que dicen y de que lo sean,
si la acusacón se validara, somos en parte culpables».
2.
Libres, lo que se dice libre, ninguno,
porque el dolor nunca se irá del todo
y cuando se envejece, la vejez se tornando
en cadenas, te va robando bríos,
y sujetando a sutil yugo.
Te impide que realices muchas cosas
aunque todavía quieras hacerlas.
Uno se echa al lado con tristeza y eso no es
ser libre, aunque sea necesario.
Un día se muere alguien que no quieres
que se muera y eso te dice que no tienes
el poder de evitarlo... cuando uno no es dios,
uno no es libre... Díme si quieres ser una diosa,
o si ya lo eres, y yo digo:
«Mi hijita es libre».
3.
Puede que la libertad sea una oculta parte
del presente potencial; pero el presente ahora
se llama necesidad por todos lados,
desigualdad estructural de todos los privilegios,
engaños idolatrados en la boca de tontos;
pero déjame hablarte sobre la parte buena
de esa esperanza que se llama ser libre.
Cuando la quieras en tí para ser al menos
profetisa de la Libertad, no te unas jamás
al que no cree en ella y vitorea a opresores
y aprende a distinguirlos. Los autores de esclavitud
ya no son tan fáciles de vislumbrar como en antaño.
Ahora discursan como redentores
y su frase favorita es «Sé libre»,
SER LIBRE, pero siguen construyendo
las falsas dependencias, las falsas intituciones...
sí, libre eres ante ellos para joderte
cuando no tengas mansedumbre.
4.
Uno se admite paradógicamente libre
para esclavizarse; las emociones son muchas veces
grilletes, oprobiosos y desconfiables grilletes
y hay que ponerles ritmo porque si no te matan.
Libre para que compres y consumas
cuando no eres tú quien estás en abundancia,
entonces libre para endeudarte
y pagar por lo que no necesitas,
libre dice el mall y los supermercados,
libre proclama la propaganda
y no eres libres para decir lo que realmente
ni sientes ni crees ni quieres.
Libres somos, en conjunto, para ser
capturados, confundidos, traídos y llevados
por las cosas, los manipuladores, las ilusiones
de menor cuantía, las inautenticidades.
La libertad puede ser un disfraz.
una hiena vestida de cordero.
Un embuste decorado con credibilidad
del ansia ingenua de confiarle.
5.
Pero, si has de comenzar a meditar el ser
de la libertad, así como yo lo voy absorbiendo
como un heideggeriano, el punto de partida
que sea ser agradecido.
Da gracias porque hay Claror en el monte
y que en el fondo de las más apretadas tinieblas
se filtra una luz, hay una brasa encendida,
hay llama oscura en lo denso.
Hay abertura, señal, rumbo, lo alternativo,
dialéctica entre opuestos o polaridades.
Ten fe en eso: la sntesis libera.
06-12-2001
____
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