Sunday, October 25, 2009

El ladrón bajo el abrigo



Del Cristo al Dimas, Buen Ladrón


[Para una antología de El Ladrón
de Carlos López Dzur]



Hurto tiempo, pulcro tiempo

Vivir para no conocer es pérdida de tiempo.
Y el tiempo es oro. Yo no robo oro desconocido
de manos sin sudor, sin cuarentena.
Yo hurto tiempo, pulcro tiempo,
solitario e íntimo,
para lo más bonito del misterio:
su dolor que es vida;
su duración, que es gozo.
Su visión, que es poesía.
Hurto la vida al por mayor
y mis clientes me roban
... y yo a ellos.

Les comunico
epidémicos modos del habla
para fugarse del cadalso,
la cámara ardiente,
la hoz y el martillo,
la prisión, el fusil,
la horca, el garrote,
y la Torre de Londres.
Ser ladrón en negocios,
su pasión cobra,
su precio conlleva.

Los hipócritas se acercan,
sin saberlo, para que yo les regale mi poesía,
y les llene las carteras con delicias.
Entonces, ¿qué hacer?
¿sino pasarles gato por liebre?
¿O enviarlos a cuarentena,
con este germen contaminante
y epidémico de lepra,
tránsito en el vientre de Jonás?

09-01-1990. Irvine, CA

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La copa de José

¿Por qué habéis vuelto mal por bien?
¿Por qué habéis robado mi copa de plata?:

Génesis 44:4

Es mi copa no sólo ente de plata.
Es la presencia de mis bendiciones.
Ningún ladrón robará la alegría de su vino.
Ni compraventa la urdirá para el hurto.
En mi tazón yo paladeo la alegría.

Y Zafanat-panea distribuye sus emociones
conforme al siervo que agradece y escucha.
En mi copa se colman mis verdades íntimas.
Es mi don y mi servicio.
Es la presencia eterna del Poeta,
su movimiento en los tiempos de exilio.

Ninguno, ante los cinco siglos de escasez
que vivimos, retendrá su abundancia
ni tampoco los residuos de mis lloros
y ausencias ni mis quehaceres;
mi copa se restaura y se pervive.

En cinco siglos de porvenir,
de múltiples satisfacciones, ninguno,
sólo yo, el vendido por sus propios hermanos,
sabrá regocijarse, pues
mi copa devela su regreso.

Mi copa anuncia sus rescates
y se confiesa por misericordia.
Es mi copa, no sólo ente de plata.
Es la vasija donde vacío mis versos,
el amor donde se cobija y alimenta el nexo
de mis generaciones
y cada pequeño benjamita,
dicha de su pueblo,
sustentador del padre que los ama.

3-12-1998 /
La copa de José

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Róbalo todo

Róbalo todo, sí...
lo mínimo y lo novedoso
que irrumpe en plenitud
siglo a siglo.

Maximiza, aprusiana, kissingerisa.
Haz todo magno, carolingio, imperial, anglófilo.

En nombre del Estado, determina lo Unico,
su heredero de prendas, lugares y utensilios,
su continuado imperio de cursos idolátricos.

¡Harta de alimento, progreso, beneficios
en los espacios vitales y seguros,
al perro hambriento de la nobleza fiel,
consoladora que pretende serlo
sin que yo pueda creerlo todavía!

Despliega el Espíritu absoluto
que con la historia ladra su apetito.

Haz de la Humanidad la Gran Ramera
sentada al trono de las formas coactivas
a cada realidad concreta.

Endéchala (porque van a darle golpes
en cada fundo y su trasero que ella tenga)
y la prostituirán aún más que lo que han hecho
ustedes, sus custodios, sus fideicomisarios..

Con jaurías de Grandes Hombres y Proyectos
van a pedir lechiga entre sus brazos y sus besos
quienes siempre ofrecen consignas enjundiosas:
Orden, Sociedad, Nación, Mundo, Universo...

¡Hazlo, avanza de una vez!
pues si vacilas diré lo que no quiero:
¡no me quites el Mí Mismo,
porque que, sin él, me envileces y destruyes!

No. ¡No me prives de mi rabia distintiva,
mi canto es, mis zorrunas carlancas!

08-04-1986

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Ya es difícil robarse la ambrosía

Ya es tan difícil robarse la ambrosía.
Quitar un fruto al árbol del consuelo.
Sacar del hambre su última esperanza.
Decir Placer, eres mío.

Los potentados se apropiaron del Olimpo.
Con ojos de gacela y lengua de sierpe
todo y otro tanto y todo tiene dueño.
Cada espacio es ajeno.
Cada ruta es prohibida.

El Tártaro se ha vuelto: soledad cotidiana.
La campiña es un templo de expiaciones.
Arrojado está, sumergido hasta la nuca
en charco de perpetuaciones,
el pobre corazón que, en selvas
de Turingia, pagano de los montes,
a Venus cantar quiso,
y a adorar se atreviera.

Están torcidos, proscritos, perseguidos,
el golfo y los pilluelos, el poeta y el anciano,
los que roban un pan y son mendigos,
atorrantes que huyen, orgullosos que sufren.

El pordiosero está en el camino de la noche fría,
deprimido, enfermo, incomprendido.
El Olimpo es un gran cementerio de zanjones,
un hospicio de colmenas y de cárceles,
un sanatorio de anonimias y recelos.

03-92-1986

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Uno, el apelante, ¿qué puede?

Uno, ¿qué puede? si lo han robado.
Han quitado la justicia que creyó tener,
la certidumbre. Uno está preocupado
hasta las nachas, creyendo ser libre,
siendo esclavo, creyendo ser trascendente,
aunque lo vapulean en raseros del tiempo.

Uno está tejido en las horas
en aras de proyecto

Uno, ¿qué puede? acaso presentarse
como leguleyo, o ser-acompañante
más canalla, abogaducho de afilado colmillo
y esperar gato por liebre, fiarse de que habrá
de prepararse una disponibilidad,
de quién o qué carajo a darnos el consuelo
por el hurto, o compensación
ya devaluada de lo hurtado...

¿Qué se puede, si acaso, disimulo
de agonía, perreta ante ese final que vendrá,
mostrándonos sus dientes con mueca de burla?

Caso perdido. Y vuelve el apelante
a vivir de lo que se dice, «se opina» que hicíste
el ridículo y eres una comidilla, sotta voce,
del fracaso... y uno va y se distrae con lo que halla.

Se va al cine por estar oscuras,
se va a la taberna para atontarse en licores,
se va a los triunfos de otra gente,
Don Nadie, nunca éxitos de suyo.

Y la muerte, en vela, siguiendo tu rastro y alegando
«el proyecto definitivo yo lo doy. Tú muérete.
Admite tu destino. El hombre es ser-para-la-muerte».
Pero para morirte bien, te vuelves obediente
y, en el peor de los casos, implorante.

Salíste a ver en qué mundo has vivido, rodeado
de ladrones, putarracas, ídolos, hipócritas,
embusteros de mil colores y los perdonas a todos
antes de echarte de narices en la cura del ser
y hacerte pastor del ser, alegando que es empeño
de conocerte a sí mismo y a los demás...

Uno, el implorante, ¿qué puede?
ahora que dice que los entes son inteligibles,
el último escondite de la verdad / Verum /
y del ser y el sentido y la angustia.

Ahora que sólo un dios puede salvarnos,
uno se mete en la poesía, reinvindica palabras,
movilidad, historicidad y relaciones,
se caga en las mugres de la temporalidad fija
y el proyecto arrojado y la estaticidad.

¡Como quiere uno lo abierto como si fuera
el agujero de la fosa, cómo quiere uno el esqueleto
en caída libre al seno del misterio, en medio
de fuegos artificiales, tan indiscretos de la Lichtung.

Uno quiere iluminarse en la absoluta historicidad del Ser.
Uno quiere el fundamento infundado de todo aparecer.
¡Pero está angustiado todavía,
irremediablemente angustiado todavía!
Uno, ¿qué puede?

23-8-2002 / Uno el apelante

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Herencia

¿Qué quieres? ¿Qué buscas? ¿Qué callas?
¡Yo estoy aquí! Y aguardo.
Con ojos abiertos para el día que vengas.
Con música preparé tus pisadas.
Bendije tu camino. Sabía que un día
tendrías que regresar.

¿Qué quieres, qué callas, si con todo sigilo
te esperé? ¿Que puedes esconder
si yo quiero que lo tengas?
¿Qué miras que no haya querido yo
ofrecerte, Ladrón?
Róbame entera, házme tu parte,
heredero de mi alma?

02-11-1991

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Confesión

«En la búsqueda de la Sabiduría la primera etapa es el silencio, la segunda la escucha, la tercera la memoria, la cuarta la práctica y la quinta la enseñanza»: Rabino Salomón Ibn. Gabirol. España. S. XII.
Era tu dulzura lo que yo quería,
verme sumiso a tus pies, no otra cosa
provocó que escalara estas paredes
por las que subo
hasta donde está tu vacío y el silencio
de saberme en la zorrez de lo desorganizado
del Habla. Era tu dulzura, ángel-jashmal,
tu paz interna que calma tempestades,
y todos los conflictos de mi ego.

Sepárame un lugar en tu celda liberante,
yo no sé que decir, si no me das palabras.
Endúlzame la vida primero
y te prometo que no vuelvo a robar.

02-11-1991

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El ladrón y el poeta

a Walt Whitman, poeta estadounidense
Así me va, Walt.
Voy rumbo al desierto y sólo quiero oír
cuando termine el día que he crecido
en compañía de lo quien en tí memoriza.
Que debo ser feliz, vencer el desaliento.
Que mi el yo canta en sí mismo,
pero canta contigo, mentor, maestro.

Como la voz silenciosa, suave oída por Elías,
te evoco con los ángeles de Jashmal,
pero algunas veces hablan, rectifican, instruyen
a los que aún activamente no se transforman
en espada para este horror cotidiano
que no aporta su estrofa al canto de la vida.

Así me va, como si no hubiese don ni permiso
para sentir la libertad como el cimiento
y el mundo quisiera deshacerse en polvo
y arena, porque la naturaleza que amas
también maldice al hombre;
pero, profeta, ayúdame
a organizar esta inocencia.

18-09-2000 / Indice: El libro de la amistad y el amor

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El robo

Si despojar a otro del fruto del trabajo,
su cosecha, es lo que importa
y da triunfos,
hágalo con sutilezas que parezcan palabras,
o hágalo con rituales agresorios y heridas,
porque la guerra es, violencia iniciatoria.

Todo el dolor del mundo aquí se fundamenta.
Nació aquí la ofrenda tenebrosa,
el hombre de Caín, temor perpetuo
a las persecusiones, vergüenza
que se oculta detrás de lo uniforme,
autoridad que miente por milenios
en la forma diferenciada de las clases sociales
y sacerdotes del hollín y mañas traicioneras.
Entretanto, los parásitos deifican a su rey,
al rey en contubernio con ladrones.

07-02-1979 / De El Libro de la guerra

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Etograma del ladrón

Los modos de explotación
(el robo racionalizado, apetito
cada vez más intenso de codicia
y seguridad amparada por la fuerza)
se abonaron con las pretensiones arbitrarias:
superioridad cultural, eficacia inclusiva,
rendimiento óptimo.

En el área vital de sus depredaciones,
el ladrón se ha atrevido a convivir
con su presa, se asoma
con sus lugartenientes y sus cómplices,
trae consigo al verdugo al lado de su diestra.

Para adaptarse a ellos,
despojados de su hazaña, sufre los enojos
de los pocos, traga saliva ante el impertinente.

Del uno insatisfecho, crítico del acto imperdonado,
sofoca sus lamentos, ríe como valiente
siendo valepoco ante su alma.

06-02-1982

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La primogenitura

Liberty turned out to mean freedom from all self-restrain,
and equality turned out to mean the destruction of all differences
of rank and even of nature:
Allan Bloom
Robaré únicamente lo que será para tí
estorbo, escarnio indeseado, lo inútil,
lo que en tus esfera sonora
has amordazado,
presencias que en lo táctil de los días
quedaron sin cariño,
símbolos que díste por vacíos.

Para tí no existe el aroma,
ofrenda de lo grato.
Puertas cerradas derribo .
(seré yo quien la abra y conoceré el abrazo tibio
de los encerrados, los amorosos, los tiernos.

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La primicia de la herencia

Lo que tengas por broza, por berzos, por nada,
como mendigo que escarba en zafacones,
lo quiero, voy a seleccionarlo, porque tanto corpacho
que tienes, tanta abundancia de músculos fibrosos,
y dejas amores amenguados en la esquina,
los colmas de tristeza; todo se adormece contigo
en incompletos despertares, en tirriosas vigilias.

Lleno estás de privilegios inmerecidos,
tú no agradeces; la dignidad la encarcelaste
en los instintos, tú reprimes al prójimo,
pero te sobreindulges, te hartas te impureza
día con día, me reprendes, me persigues
porque te digo: ... «Cuántos pasos das, Esaú,
pero tan mínimo camino, cuánta raíz en lo sublime
heredaste y te conformas, en el presente,
con tu sombra; qué ávidos sentidos en la carne,
qué maravillosas hormonas, potencial de mensajes,
y qué pobre el mensaje que circulas».

Por eso quise la primicia
de la herencia, primogenitura de destino;
por eso te robé, tísico en el alma, vagabundo cósmico.
Ciego reo de la Llama, verdugo cariduro
de los yamadutas.

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Mi manera de quererte

Hurtar, desmentir lo que tiene oor tuyo
as la forma de quererte, mi samsara,
porque eres avaro, raquítico de espíritu
y maldices con los cinco sentidos,
en tanto yo los alabo, doy a las madres su canto
y loas a sus benévolas cavernas uterinas,
sus riachuelos para el dios-pez del Acuario.

Ante Yamaraja voy, el Gran Maestro del Ocaso
y por tí pido, ay, que aprendas
mansedumbre y caridad y autodominio,
porque ominosa haces la vida de otros hombres,
afliges (los que son como tú)
el karma de sus pueblos, el karma colectivo...

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Espionaje

Lamia me espía, inspecciona mis pasos.
Se esconde en las cavernas de mis introspecciones.
Fisgonea cuando medito en voz alta,
o hablo a destiempo, locuazmente,
fuera de la cama, cuando imagino que algún lugar
habrá en el mundo donde no pueda ser manipulado.

Ella inspecciona los espacios que ocupo
si estoy en armonía con los demás;
escudriña el discurso social,
busca serpientes en mis textos.
Busca sus hijos arrebatados
porque la fuente de todas las divisiones
es el Estado, el Celo que la ciega,
la pasión poseidónica que a todos envilece.

Lamia me seduce en los sueños
cuando más descansadamente me tiendo
y dormito, en diálogo con mi almohada
y la abrazo como a una niña de las cuevas
capaz de devorarme con su sexo.

Excelencia de ladrón

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El secreto que soñó con palabras

El secreto que soñó con palabras
(que son chavasca, leña menuda
del monte de la Urania),
el secreto que vive confeso en el chincual
y quiso voces de azúcar,
aunque morena sea la piel del sol
y el sabor de la chincaca y el pisto,
el secreto que halló la piedra,
y con ella se hizo denso,
el músculo del habla y el teótl,
se enredó en el coral,
esqueleto calcáreo
y no halló la espesura de los ríos.

No vio la fluidez
de los radionucleidos
que se van a la jungla
ni su estallido de luz maravillosa.
¡Qué tristeza de luz
tiene la sombra!

09-01-1980

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Robaré la delicia

Así como el ladrón para sí roba,
yo intervendré en asaltos y violencias,
cosecharé en hurtos,
me quedaré con lo que es mío,
porque yo presto al hombre collares de vanadio
y una talega, con las virtudes del mañana.
Les cuelgo cuando aún no han nacido para el día.

La delicia y sus mitos son míos.
No los cederé al vandalismo de las generaciones.
La narratividad de los días más heroicos
es el licor que preparo para mis ángeles con sed,
anhelosos de regresar a las aguas y lavarse.

La poesía es la invocación en mi nombre.
Estarán en mi llamado mis co-mandatarios,
mis hermanos postizos, mis amantes,
los que harán de su vivir pasión, maroma,
atentados, vorágine y peligro.

Bien que se vale lo que hacen. Me aman.
Robaré por ellos la delicia, beberé
de mis antípodas la sangre, memorias enterradas,
el abandono en la pura biología; botín de mitos
rescataré por los míos, que son hoy
los desconocidos, reprimidos, olvidados...

Sin ellos, Yo, La Intrusa, ¿para qué sirvo?
Yo, en discordia, soy rescatadora, útil,
imprescindible
y a los que me aman, sin temor, les ayudo
a empujar la piedra cima arriba, a sudar el afán
de interés propio, lo más justo del individualismo,
hasta el lugar donde está lo mejor y más secreto
de la identidad unitaria con lo colectivo.

04-04-1992 /

En Voz al Mundo

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Vendrá como ladrón en la noche

El que viene como ladrón no es bienvenido.
Y dicen que la mejor manera de espantarlo
es con el arma del silencio vivo,
con impiadosa indiferencia, edificando
un oscuro foso en su camino,
abismo de no existes
que se lo coma en menosprecio
y de un bocado lo degluta y lo cague
para siempre.

El ha dicho que viene cuando menos se espera
y los cautelosos ya saben de su aroma,
ya especulan en torno a su fardo de palabras
que traspasan las almas y callan y hieren
como filos de una espada de amor
tan diferente.

A quien fornica en su ruido cotiadiano,
en su cama de destemples y de acervos gozosos,
el que viene como ladrón en la noche le interrumpe los coitos,
echa a perder las ofrendas de la bestia y la verga parada,
echa a perder el acumulo que se dispara el ano
de las cosificaciones, desata a las ninfas
perseguidas en su danza, las insta a oir melódicos augurios
en la brisa, sueños que se anudan en las lunas
del menstruo y en las introspecciones.

Es mejor que no venga con su amor a la inocencia.
Es mejor que no haya enemigo del ultraje.
Quien con el hedonismo fabrica su templo
unidimensiones egoicas y fatulas,
aspira a silenciarlo, quitarse la obesesión
de que vendrá el ladrón de ladrones.
El que más sabe de hurtar placer
y escamotear las alegrías.

El placer lo administran un millar de mercaderes
y la Gloria Shekinah es el cuartucho
de burdel que huele a pena, a enojo, a demasía
(que siga así, alertan pro domo sua
los administradores, los custodios
del status quo).

Y para que a ellos no les despierten
pasos cantarines del que viene,
para que no se sepa de ese aroma que expide
ni de la diana con rumor de tambores,
los calculadores planifican a tiempo:
«Que él no llegue, no debe», sea por Imperativo Categórico
del amo que proscribe,
«El ladrón viene, el zorro está en acecho»
y salen él y los secuaces a proteger el silencio,
a exterminar al que se atreva y lo aclame.
Entonces, hay que tapiar las entradas
y amontonar ladrillos en la oreja.
Ipso facto: al pueblo piden que se tape los ojos
para que no vean al quien como ladrón vendrá
en la noche, y no sean las orejas primero
las ensordecidas ante su vibración foránea,
que sean los ojos: no vaya a ser hermoso y los cautive,
no vaya a seducirlos con su presencia pura.

13-12-1994

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A la zorra, candilazo

Avisen si el poeta acecha,
si como peste de un campo viene
un profeta de habla rara y jocunda,
hechicero que haga experimento de hurto
con lenguaje, malagüero de sílabas y mantras.
Habrá que desollarlo vivo y sacarle
la lengua por el culo.

Cuando se huela en la noche su pisada,
su ronda de ladrón avisado
[con ollas oculten los candiles,
el corazón es una vela que llama,
un exhorto de vida en lo oscuro].

Eviten ver y escuchar su proclama
Dijo que vendrá como una zorra
arguciosa de robo por sus corazones.
Hay que armarse, vecinos, hay que buscar picos
y machetes, vociferar hasta matar al Drácula.
Hay que hacer turnos de vela y antes que sea
la noche, su peligro,
envenenar los ríos por donde é; pueda
detenerse a beber, represar a todo
lo que fluye y pueda lavar su pie cansado
y mojar sus labios y alimentar su Palabra.
Hay que minar los caminos por donde venga
él, o su guerrilla de su estrofas, en adelanto.

Afilar cuchillos para cercenar
luz que halla en sus ojos, depedazar de un tajo
hasta el sendero luminoso y regar
kerone sobre su saco para que se queme
lo que oculte su abrigo.

13-12-1994

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Hay que llamarlo chacal

Hay ladrones perseguidos por el silencio
El silencio si tiene muchos complices,
gente ingrata que no abre el corazon
y llama chacal a las carlancas
de un dulce abrazo

Hay silencios que son como carteles de captura,
«Wanted», advertencia de que alguien pagará
recompensas para aquel que mutile
el poema que se viene aproximando
y la voz que lo acompaña
como fuente

Hay ladrones a quienes se les quiere
saquedos para enterrar su botín
sin repartilo entre los pobres.
Le harán leyendas negras con hogueras atizadas
y alimentadas de crimen y ganas de cámara ardente.
Con ellos se ensayarán experimentos de escarnio,
si son palomas le llamará chacales,
si son cuervos, mensajeros de Odín,
se enfocará en las miras telescópicas.
a fin de destrozarlos a balazos.

05-02-1992

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Estética / De El ladrón bajo el abrigo

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El sabe

Por eso van a verlo los descamisados,
los de pies rotos, espinados,
hijos de los cañaverales.
quienes apenas tienen el fuego de la hornilla
y están hambrientos y perdidos
como Odiseo en la isla de Calipso.

Y él sabe que Calipso es Borinquén,
tierra de los jibaritos,
tierra que necesita de él
en La Jardinera de su sabiduría
donde tiene ingenio de artesano
y civismo pulcro.

El sabe cuando demonios de negación
se asoman y el botín quieren para sí.
Estos sí que son de los que roban
sin ninguna perspicacia;
dejan a un pueblo
pobre, clamando, desposeso.

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La Mano ladrona

¡Abriré la gran mano!
La mano del pre-aviso; la que ofrenda
después de su abundancia y se queda vacía.
La siempre pordiosera mano del abismo.
Antes, innecesariamente, la llené
de lo que me abundara, consumo necio
del eco y la réplica; tener sin de veras desearlo
no consuela. Por eso hoy...
¡jala hasta sí la presencia de objetos innominados,
extrañamente perdidos o ignorados!

Házlo. Yo también lo intento.
¡El gemido declara lo que nunca obtuvo!
Ay, la pertinente mano, accidentada,
dice su yo, define, al fin...
El corazón no está surtido.

Y volverse a estar vacía no ha sido su sueño.
Hoy se inventa el quiero poderoso.
Da la primera ofrenda por los destituídos...

19-09-1983 / Indice: El libro de la amistad y el amor

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Recobra el Nombre en Rectitud

Crío de Babilonia, cautivo de rateros
y desfalcadores, recobra el Nombre.
Haz que se te llame Rectitud, el hombre libre
a quien su hechura se la dio Lo Sublime.

Llámate bueno. Obedece el instinto
de la mano generosa que no derrama sangre
y se mantiene honrada, múltiplo de vida.

Hijo de Josías, cumple con el Robo que te asigno
antes que te desmienta el que te motejó
Matanías, o sed del eco, o sed-de-qualia
y de quien no ve, ni sabe juntar las manos
ni subir agua con ellas y beberla
para lavar su Nombre
y hacer la higiene pura
para el verso cuando esté
en la garganta de su pueblo.

Entiende, Sedequías. No es robo que vuelvas a ser
el que obedece. No hagas tratos con quien da
el don-de-No-Ser en el Nabuco.
El no da paz, mejor róbale, porque te robó
tu nombre y lo cambió por tiaras de matazón
y cautiverio. Róbale para que te devuelvas
a tí mismo y tu reino
el primario sustantivo, y te adjetives
en rítmicas aguas de mi arrullo.

Con mi boca de jerez y en jeremíada,
orino en Babilonia la hora
en que te han tomado prisionero
y hora en que, durante 37 años,
suplantaste al joaco y servíste al Nabuco.

Tú, pazguato, mandadero, recadero,
títere de honduras, simulacro de superficies,
tú no tienes excelencia de ladrón.
No irradias la autoridad como mano hábil
con puño de paloma.

17-01-1990

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La encomienda verbal

Al que obedece el robo de su Nombre
y me devuelve el Verbo,
yo le doy una Piedra y la tierra verdadera
(a América lo mando, a la Nueva Judá,
a la tierra del indio bueno, a la geografía
de los poemas del futuro). Le encomiendo
«Siembra la Palabra y haz memoria
de los nombres que te doy».

Cada sustantivo que sea tu fruto.
Cocíname el lenguaje sobre una estufa
de amaneceres y soles.
Haz con los muleques, adjetivos
y que sea cada uno hijo de rey,
MalkiYahu, ben-hamMelek
y en la mesa del atardecer y la noche
coman contigo y, siendo rey,
sírveles en las guaridas del servicio
como un ladrón, cómplice y bueno.

19-02-1990

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El segundo error

[Meditación junto a Ezequiel, 17:11-21]

Durante el sitio de Jerusalén,
yo me robé a tu hijo, a MalkiYahu.
Lo metí en el corazón, guarida de mis mejores ladrones.
Lo enseñé a leer el Lenguaje, llamado inteligible,
a cantar con pájaros, a discernir el sonido
de las cosas, que es aprender el Verbo
que se acciona en manos ligeras y veloces
por ladrones de fuego y luz, prometeicos
señores del silencio, pies cautelosos
de la Gran Alborada.

No tendrás suerte tú, el desobediente
vestido en satrapía. No con la ruidosa rebelión
a la Palabra. No se puede contra el rey
de Babilonia, armado hasta los dientes,
rimar puñal y amor de la misma manera.
Tú deja que se caigan los Imperios
con su propia maldad, el peso irracional
de sus excesos; yo no pido Traición ni Juramento.
Sólo pido que salves la identidad del Verbo,
la pureza de Tu Nombre, la honorabilidad
de tu palabra en el pacto.

No. Yo no justifico que estés en el yugo.
Babilonia nos jode; pero la estrategia
es más importante que tu orgullo.
Ahora mira la satrapía que pactaste
sangrada en el sitio babilonio
y Ezequiel en las lágrimas
viendo lo que aún no se ve.
El hambre
Dos años de dolor.
Tu huída, coyón, y al fín, prisionero.
La tortura, pendejo
Tu piel siendo desollada.
Cortados cada uno de tus miembros.
Tus hijos, a los que antes que te saquen
los ojos, los matarán uno a uno
en tu presencia, para que te duelas
en lo más profundo de tu ser
por pactar con el el don-de-No-Ser en el Nabuco.

17-02-1990

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No verás a Babilonia ni aún en Babilonia

[Meditación junto a Jer.32:5; 34:3 y Ezequiel, 12:13]

Con jerez y jeremíada,
con voz de sus lamentaciones,
te advirtió el profeta: sólo roba Tu Nombre
porque salvarlo es luz,
luz para tu pupila y las pupilas de las naciones.
Yo no te dije: «Salva tu orgullo, tu nombre de patriota,
la noción de alto rango, como crío de Josías,
estafador de Joaquín; él te advirtió
con la voz del jerez desesperado
y la ebriedad de su visión del justo pacto
[que descansa en el lento proceso dialéctico
de edades, la Historia, Sedequías,
sedequalia cegado], Tu nombre roba,
no más que Tu Nombre, para que tengas
patria por los siglos y madre en el Seno
de Abram y no en rebambarambas
del baboso, desacreditado
en el Don-de-No-Ser
entre los babilonios.

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Al último de los reyes

Ya no hay rey ni sucesor digno de llamarse
ben-hamMelek, ni nación que habite
en Ciudad Santa, regida en la consciencia
de ladrón, ya no hay guarida
donde guardar esta Roca
del texto incontaminado,
mi primaria Voz,
mi esencia pura.
Sobre la hojarasca del abrigo encubridor
todas mis palabras se pierden
como una mala moneda.

... pero tengo una esperanza,
yo salvo al hijo para los buenos ladrones.
Con Jeremías y Ezequiel, yo codifico
las futuras artimañas de la sabiduría.

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Cometen hurto en Maniphita

Se robaron el Mani y no precisamente
por un mere maní. Saquearon la permanencia,
lo que yace en altares, ajeno a todo ojo,
bizco y burdo, míope en runrunes,
aquí hay silencios de la pureza indicada
del Akasha.

Se robaron la Pitha del Citrini Nadi.
Hurto fue cometido y no por joder la pita,
se desconoce el ladrón o se le deja
irse impune y no por mero maní
se nombra al Manipitha.

Saquean altares y se birlan las gemas.
Han entrado por la alhaja de la mente
y Govinda, su dueña, vela en su garganta,
el éter, el sigilo, allí
donde preside la Palabra,
allí en la puerta de ladrones liberantes
sobre dieciséis pétalos que esperan por la noche
la manifestación del Ladrón y que confiese
el hurto, pues dirá: Que lo ha visto
con las manos en la masa, «él me
robó el tesoro en mis altares y yo esperé
que me llevara consigo».


07-01-1992

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Vishuddha y Ajna, el Maestro interior

¡Qué bichuda presencia la del canijo!
Mira que meterse en mi garganta
con orogenitalia para robarse mi oro.
Mira que osadía de acañonar el Verbo
y decir: «Esto es mío».
Mira que salir por la Puerta
como Juan por su casa y subir
por la escalero del Sexto Centro
de mi templo y retozar con mi Ajna.
¡Qué Vishudda su presencia
en la Voz del Silencio,
me abre en el interior por oro,
y entre mis dos cejas apunta
su cañón de anhelo y susurra:
«Este es un robo, Maestro».

07-04-1992

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Robo en la Satcitananda

Ana anda por las bendiciones
con la mano expedita por el todo
y el guardián, bodhi-guard,
ojo no quita de la jiva,
a la que, en cita de hurto
recorre la Satcitananda.

Y el bodhi cree en su sabiduría.
Ana es mañosa como la zorra jiva
y el germen de bindu que la cala.

La alarma ya ha sonado.
Es la hora de Nada.
Hay que dejar que se lleve
cuanto plazca y él no la detendrá
aunque el ojo no quita de la jiva.

Bendito sean quienes timbran
el sonido de alarma,
dice Bodhi, la Sabiduría,
bendito el que halla plenitud
de inteligencia grata
y la Nada sonora los sorprende
cuando atracan, sigilosos,
la Satcitananda.

07-05-1992

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Estética / De El ladrón bajo el abrigo



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