Así empezó a tejerse de lleno una madeja de intrigas, chacotas y falsas acusaciones en su contra, sin que él ni nadie imaginaran la magnitud de los sañosos impulsos que finalmente habrían de dejarlo en la ruina y olvidado para siempre… […} el clima y la hora pepiniana congregaba a una ciudadanía domesticada y débil que se tiraba de pecho a la españolería servil y palaciega que dominaba y domaba la vida de cada quien como un puño de hierro y fuete de campanas… […[ después de llegar a un pueblo como éste, cagao con mierda de caballo por las cuatro esquinas, y donde enfrentarse a don Narciso era lo mismo que echarse la soga al cuello, o morir aplastado como una cucaracha, … podía ver con claridad… la enigmática perversidad de un grupo sin credos espirituales resintiendo la caída de un imperialismo bárbaro e inmisericorde como el régimen español en nuestro suelo: Joaquín Torres Feliciano, en Las dimensiones trágicas de Don Victor Primo Martinez [7]. Hay de locos a locos mas, a los más, se les ttiene compasión, o una lástima a la distancia. Hay los que cavilan con mayor logicidad que los cuerdos. Hoy los Sensatos que son pura cordura y aburridos. Sin embargo, este Arquetipo itinerante que aplicamos a Victor Martínez tiene ricos aspectos: el principio del Movimiento Instintivo, la transformeción de la Materia Prima, la reorganización del del Caos originario, la voluntad dionisíaca como expresión que rompe protecciones y cautelas conservadoras. Las formas de locura de lo Dionisíaco en las que «hay un eterno recomenzar después de haber superado un estadio espiritual, es decir, El Loco es el Comienzo y / o el Final. El Loco es la Conciencia Cósmica, la Causa sin Causa de todo lo que es» [Daniel Imerlin, loc. cit.]. Pocos vinieron a ser sus amigos pero entre los que gustaban de sus entusiasmados temas y de la fuerza de imán que había en su retórica, en el sonido de su voz – grave y nasal al mismo tiempo–- y en la inflexión de su acento, estaban don Manuel Durán, que era como Ananías el piadoso varón de Damasco, don Pascasio Moreno, peninsular extremadamente liberal, don Demetrio Hernández y don Vicente Viñas; así como dos hombre considerados para esa época como de cuidado y un tanto peligrosos. Ellos, don Juan Tomás Cabán y el cojo Lino Guzmán, a quienes posteriormente se les acusó por lo bajo de ser los cerebros de los actos de venganza y sangre perpetrados por las Partidas Sediciosas. [...] Su cerrada amistad entonces, más que con otro, con el cojo de marras («maestro rural y despedidor de duelos que tenía una cojera muy bien disimulada y por ello un tremendo complejo de inferioridad, además de ser un hombresito bastante feo» – según Cucán Oronoz) llevó a muchos a pensar que el joven Primo Víctor de algún modo estuvo ligado a los llamados cerebros de las Partidas, algo incierto. La temprana leyenda de sus antecedentes liberales fue tema del poema que hice en su honor [8]: Das Man se comprende como el «se» que nunca es un verdadero proyecto; las cosas de que habla el «Se» no son encontradas en el ámbito de un proyecto concretro, decidido y elegido verdaderamente por alguien. Si las cosas son instrumente y el instrumento es ya únicamente en el proyecyo, el proyecto implica empero una elección y una decisión de proyectar; sólo en un proyecto así concretamente querido, las cosas son verdaderamente lo qie son. El proyecto del «se» nunca es decisión de alguien: es sólo una especie de fondo que tiene necesidad de elección del individuo, pero sólo como fondo para destacarse de él. En el «se» llas cosas desligadas de un verdadero proyecto no se persentan en su verdadera naturaleza de posibilifades, sino que se presentan sólo como «objetos»; hasta l;os conceptos del ser de las cosas como vorhandenheitse revela así vinculada con la inautenticidad y con la falta de apropiación que caracreriza al das man. [La muerte en Heidegger y Levinas: Diálogo con Heidegger] [9] Joaquín N. Oronoz Font, quien jamás participaría en los modos de concebir un proyecto social y político que motivara a Victor Primo Martínez, como otros compueblanos de la época, asignaría a él «Zusammengehören» (mutua pertenencia) a proyectos equivocados. o ser de los cómplices de las Partidas (por sus simpatías extrañas por los cabecillas, Cabán Rosa, Lino Guzmán, Pascasio Moreno, etc.) o ser un anacrónico bohemio, o tirar su fortuna por la borda. En su estampa sobre Victor Primo, Joaquím Torres cita a Oronoz Font cuando habla con el «Se dice» que: Cucán Oronoz, que fue célebre en este pueblo, y que tenía una mirada parsimoniosa como Alfonso XIII, y que parecía un caudillo pintado por el Greco; y que a lo último desde su balcón levantaba la mano izquierda y saludaba únicamente con la palma vertiginosamente acelerada a lo Margaret Thatcher; decía con lamentado humor africano mientras se tomaba un BloodyMary en el Hotel La Sierra: «¿De qué le valió a don Primo Martínez haber pasado casi toda la flor de su juventud estudiando en España, caminando pa’ Francia y pa’ Inglaterra y montándose en esos globos, y cuando no en los mismos dirigibles en que se montaba Dumont, desafiando el peligro, tan por lo alto, exponiéndose a que el aparato se reventara como un gran peo, y a desaparecer como el alcanfor? Y que entonces al tiempito alguien diese la noticia de que lo encontraron por allá, clavao en un pico de la Haya, o más pa’bajo, congelao como un pollo americano en uno de esos zanjones de los Pirineos donde hay capas de hielo desde hace qué sé yo cuántos siglos! Ah … de qué le valió todo eso al hombre, pa’ después llegar a un pueblo como este, cagao de caballo por las cuatro esquinas, y donde enfrentarse a don Narciso era lo mismo que echarse la soga al cuello, o morir aplastado como una cucaracha! ¡Así como te lo digo! (Joaquín Torres, loc. cit.). Desde este lamento de humor y teatralidad, se dicen muchas cosas sobre lo que a Primo le hizo el Incomprendo Feliz, pero también el El Loco marcado por lo trágico. Como loco, sabía gozar las aventuras descritas por Oronoz Font. Trágico, en el sentido que lo profiere, porque cayó en pobreza y se desafilió de la clase poderosa que Torres Feliciano describe: «Tenía un destino y una misión como pocos, y con ello una palabra que por leal, fue peligrosa y le sacrificó lo que para otros en su lugar hubiese sido más provechoso: la ambición de lucro personal. (...) la magnanimidad de don Víctor Martínez emanaba de la profundidad de sus ojos… (...) Su mayor problema fue haber regresado con esas ideas en una época crucial para el blanquitaje peninsular, y cuando ya se acercaba la liquidación de los restos del imperio Español... Para el grupo de peninsulares conservadores y recalcitrantes, el comportamiento del joven a la luz de los temas que discutía era cosa de “un espíritu contrariado y con ideas oscuras» (loc. cit.). una frente que es más ancha que un harnero... Desde la primera mitad del siglo XVI, el teatro español reflejó la costumbre humana de echarse pullas, de vituperar a todo lo que se tiene enfrente. El teatro enseñó tanto a lamentar y maldecir, como a temer y quedar sermoneado, al fin y a la postre. En cuanto a los méritos admisibles, de ese teatro destacaría que dio una presencia ante cualquier público (el hombre común y corriente) a criados perfectamente definidos como tipos. En el séquito de un Galán, aparecerían el bosquejo de los criados domésticos (por ejemplo, Jasmenio, Perucho, el vizcaíno y Antón) y, con ellos, su linaje, sus quejas y procedencias regionales: los tipos del Vizcaíno, el Aragonés y el Negro. Entonces el Pepíno con una población de cerca de 12,000 habitantes que en el censo eran clasificados mediante el origen (peninsulares, puertorriqueños, y extranjeros), sexo, estado civil, raza y condición (blanca, negro, mulato, esclavo, libre). El capital neto ascendía a unos $861,470., y ello incluía riquezas sacarina, agrícola, pecuaria, industrial, y comercial. [...] El padre de don Primo llegó al Pepino desde Furnias (Las Marías), pero siendo oriundo de Cádiz, por la línea maternal estaba emparentado con el famoso político y escritor dan Francisco Martínez de la Rosa; quien fue uno de los precursores del teatro romántico en España. [...] Su madre era puertorriqueña, hija de peninsulares. En el hogar – como me señalaba doña Bisa Rodríguez–-, se respiraba un catolicismo piadaso y austero … la casa era una especie de santuario benéfico y la magnanimidad de don Víctor Martínez emanaba de la profundidad de sus ojos…[...} Pero, naturalmente el clima y la hora pepiniana congregaba una ciudadanía domesticada y débil que se tiraba de pecho frente a la españalería servil y palaciega que dominaba y domaba la vida de cada quien como un puño de hierra y fuete de campanas... [...} El primer contenido de lo que sería el proyecto humano de don Victor Primo fue político-social. El segundo, emocional, tras su caída y ruina económica, porque era un hombre de acción, que no se rinde. A su regreso de España al Pepino, en 1892, aflora más claramente en el su sentido de deber con el país. Es Se la pasó pleiteando contra el gobierno casi toda la vida, y si perdía, apelaba cuantas veces fuese necesario. Era una especie de Quijote, claro está, no con una aventura apócrifa, sino partiendo de una realidad social que en su derecho le correspondía abrazar. Don Primo era además un hombre dramático y analítico. El giro de su discurso era incisivo y terso. Su fraseología, decidida y brillante como el filo de un sable al desenvainarse. Nadie le metía los mochos y no se doblegó siquiera cuando se peló como un chucho después de haber heredado un capital tan lindo … que como se dice, se lo robaron con trampas» [12} Hay un segundo poema de mi autoría [Don Victor Primo medita sobre Pepe] que trata sobre la personalidad política de Martínez González y que destaca su valentía ante los puertorriqueños más poderosos de su época. Don Pepe es una referencia al aguadillano José de Diego, con quien llegó a encararse en los tribunales. Don Primo llegó a acusarlo de ser un hipócrita,.defensor de los intereses de las centrales azucarera y los latifundistas. Tenía Don Manuel Joaquín predilección por su sobrino varó que con él vivía, llamado Narcisp Rabell Cabrero a cual visualzaba como seguidor seguro de la tradición comercial de los Cabrero... Era Don Manuel Joaquín el mayor de los hijos de Don Andrés Canrero que quedaba vivo y era la autoridad suprema de la familia y por lo tanto aquel a quien había que consultar y respetar. (...) Em sus años de soltero tenía ideas liberales autonomistas lo cual no evitaba que fuese íntimo amigo de Don Victor Matrtínez que era un notorio conservador. Don Victor Martínez era notario domiciliado en Las Marías y al vacarse la notaría de San Sebastián compró la plaza (como se acostumbraba) y se trasladó al Pepino. En S. Sebastián a Don Victor se le murió una hija de viruelas y entre los pocos que le acompañaron la hija toda la noche, venciendo el natutral temor al contagio, estana su amigo político Don Manuel Joaquín. Este gesto cimentó la amistad entre ambos. Eventualmnente, un hijo de Don Victor, Víctor Primo Martínez, se casó con ybna sobrina de su hermano Cesáreo Cabrero Echeandía, llamada Pilar Cabrero Echeandía». En el website de 13 Monografías de Carlos López Dzur, en la página de Funcionarios del Pepino / Ilustres, López Dzur cita la décima de amenaza que alude a Victor Primo. También elabora sobre el asunto en su libro Comevacas y Tiznaos: Las Partidas Sediciosas en el Pepino de 1898, publicado por Ouskirts Publishing (Denver, 2005):
Esencia epocal, añoranza y existencia / La ética originaria en el localismo de la aldea y la Feliz Incomprensión
PRESENCIALIDAD DE LO DIONISIACO VS. TEATRALIDAD
Dice la cubana Lic Esperanza Pérez Suárez (Cumanayagua, 1966) que «el patrimonio cultural constituye la herencia tangible heredada a lo largo del devenir histórico de una sociedad dada, y sobre él descansa el sentido preciso de la identidad». De este patrimonio, lo que no parece tangible como una obra de arquitectura, o un libro o la prensa, son «las creaciones anónimas surgidas en el alma popular y el conjunto de valores que dan sentido a las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo; la lengua o idioma, como expresión más importante de la cultura». [1] En tan históricamente determinada «materia prima de actos de creación literaria colectiva y anónima» y lo que pasa oralmente de generación en generación, incluyo el mito.
El mito lleva en sí los ecos de una estructura social, así como el hallarse en-el-mundo forja una conciencia, por igual, intransferiblemente personal. Cuando el proceso se completa, o va hacia su destinación, abre vías a la vida auténtica, así como a manifestaciones transgresivas, lo dionisíaco desde la culltura. «En las tradiciones y costumbres de un pueblo o ciudad, estas personas no pueden dejar de mencionarse porque en ellas se encierra mucha de la picardía e historia popular» [2].
El tlpo del «Hombre Común y Corriente», al que Heidegger designa el Uno / o Don Nadie / me parece demasiado turbio para decir que éste es especialmente amado por todos. No. Ese primer tipejo no brilla entre los millones que formam su género. Examinaré, por el contrario, al Sujeto / o la persona./ cuya esencia epocal ha de ser apreciada y distinguida en la memoria de un pueblo: una persona especial, consciente de una dignidad de sí mismo y de sus conflictos.
Entre quienes vivieron en el siglo XIX y arribaron al siglo XX, como parte de los anecdotarios de referencia popular se encuentra un pepiniano que me parece ejemplar entre los Tipos Pueblerinos que investigamos y al que lo clasificamos entre los Incomprendidos Felices. Examinaré desde esa perspectiva a Victor Primo Martínez Martínez y su bufonería trágica. [3]
En estos personajes la aristocracia espiritual radica en cierto rango subjetivo que no necesariamente lo reduce a tipo humano adscrito a la pipirijaina, o legión de cómicos de legua. O del folclor de segunda mano y sistema, como es el caso del bufón medieval, «visto como poseedor de un saber ingenuo que le hacía ver a veces como más perspicaz que quienes le rodeaban» [4].
En las Cartas del Tarot, versión de Rider-Waite, con códigos simbólicos: el Arcano 22 presenta un bufón de corte quien es capaz de mezclarse con el vulgo, o las multtudes. Sin ser bufo en su estilo, Victor Martínez, padre, y Victor Primo, hijo, conocieron la vida cortesana. Y tanto que Martínez llegó a ostentar el título de Caballero de la Orden Isabel La Católica y, con esa alusión, pasó a la memoria pepiniana como Don Primo, el Caballero.
En la baraja Le Fou / Le Mat o de El Tonto, al Bufón se le representa: «Llevando consigo un mínimo de pertenencias y el bastón de peregrino, impulsado por un extraño animal (a veces un gato o un perro), símbolo de la motivación interna que nos espolea una vez que hemos comenzado a cuestionar la naturaleza de la realidad: el Bufón avanza hacia lo desconocido: el Yo interior» (Fontana, loc. cit.). Lo que se vale preguntar es qué representan tales componentes visuales. La Sicología Arquetipal, de la que Fontana es exponente, coincide en interpretar a la persona en la esfera de los esfuerzos e incidentes imprevistos o los «nuevos inicios inesperados», el sujeto cuando peligra entre un «movimiento imprudente», «imprudencia impetuosa» o y la posibilidad abierta, «el potencial ilimitado y la espontaneidad inherente a cada momento», estio es, «El Loco también representa la fe completa en que la vida es buena y que vale la pena confiar» [5].
Hay, además, una lectura política de los símbolos. Y Mary K. Greer hizo uso de ella para contarnos la historia de un cuadro en su artículo «Lucas van Leyden, la pitonisa». Cuando se introduce las cartas del Tarot en España por 1450 y la pintura de género, se le encomienda a Lucas van Leyden (1494-1533) una pintura, conocida como «La Adivina» (1508), Leyden pinta lo que se alega fue un comentario sobre una «una alianza secreta entre España e Inglaterra en contra de Francis I de Francia» y hay un comentario de Leyden en torno de la imprudencia del los gestionadores, sea el emperador Charles V y el cardenal Wolsey. El motivo del Loco del Tarot se hace presente significado por «el cetro de su chuchería» de modo que el Tonto «pudo haber sido una persona específica en la corte o puede ser un recordatorio simbólico sobre la locura de pensar que un lugar alto y honores mundanos pasado» [6].
Otras versiones de la baraja, presentan la posibilidad de interpretar al bufón como «espía de rey», más bien, lo más evidente es que sea el vagabundo curioso entre los humildes, aunque tengo origen cortesano. Victor Primo salió de su aldea, siendo de familia acomodada, circuló por el mundo europeo y, a su regreso a la aldea de su partida, trajo una sabiduría aprendida que la mediocridad pueblerina rechazará. Esto lo observó el Dr. Joaquín Torres Feliciano en su artículo, Las dimensiones trágicas de Don Victor Primo Martinez.
En el anecdotario social pepiniano, entre quienes lo encarnaran con toda su riqueza, está don Víctor Martínez y Martínez (n. el 9 de enero de 1873), fallecido en 1944. Este es uno de los pocos pepinianos que se percibe públicamente exaltado. Entre los nombres de tipos dionisíacos, incluiría además a Luisa Bottari, Marcianita Echeandía, Joaquín N. Oronoz («Cucán») y Don Victor Primo.
Aún considerado «hombre inquieto, audaz, inconforme, y apegado a los ideales de igualdad humana durante una era dogmática donde quien contradijera a los caciques o janchos del pueblo, estaba sentenciado a llevarse un seto de frente» (Joaquín Torres, loc. cit.), don Victor Primo fue un «incomprendido» y, posiblemente, lo fueron muchas de sus pocas amistades. Torres Feliciano nos cuenta de algunas:
Para calmar o borrar la apatía que se tejía en su contra desde el mismo instante de su regreso al Pepino, procedente de España, su padre había conseguido que el gobierno español le nombrase en algunas posiciones públicas y otros puestos honoríficos. [Torres Feliciano, lod. cit.]
El Caballero Don Primo
Don Víctor Martínez y Martínez,
dicen que usted no quiso al Pueblo.
¡Que fue el jefe de la Plana Mayor
de Voluntarios, Teniente Coronel,
cuando quemaban, uña y mugre
del Fiscal de Andalucía,
Juan Hernández Arvizu.
Dicen que usted es
la Espada Blanca verdadera
de la que habló don Cheo Font
cuando enojado, que es usted
quien aquí manda, no Cabrero.
Que le rimaron en décima
su componte, diciendo que se vaya
o que lo matan, ¡sí, las Partidas!
La mano negri-blanca-roja
que a Jaunarena rancheara.
Dicen que usted aquí
decide quién se educa y se manda
a Madrid, o Barcelona, a Compostela
o París, según su gusto, dicen
que con Luis G. Soler, de Barcelona,
no hay quien pueda embarcarse
al Viejo Mundo si usted
no da el permiso, si no hay nota
suya para esos buques de la ida
como el Alfonso XII
o C. López y López
o el vapor Cataluña.
Usted tiene muchas tierras.
En Pepino es casi dueño de los bosques,
pero... yo no digo que usted es malo,
sólo explique, ¿por qué deja que vengan
Castañeres de Mallorca, por qué
deja que arriben catalanes
de la cepa de Amell, los Carbonel(l)es
que tanto daño hicieron
desde Aguadilla y Lares?
Usted sabe que José Castañer
casi nos quema el Pueblo,
es hombre terco,
como muchos mallorquines
del descaro que sólo quieren
dependientes de su sangre
y al pobre criollo lo asignan
a los cerdos y los cañaverales.
[El Caballero Don Primo en: Epica de San Sebastián del Pepino]
Mas este Cabellero que, en apariencia o sotta-voce de algunos no quiso al pueblo, tal vez fue quien más lo quiso. Era una víctima del habla novelera. Es cierto que amaba a España (razón para que perteneciera como Teniente Coronel en la Plana Mayor de Voluntarios durante los días de la Guerra contra España, en 1898)l es cierta la amistad de su familia con el Fiscal de Andalucía, Juan Hernández Arvizu, quien jugó un triste papel en la historia de la represión del cantonalismo y el movimiento anarco-campesino en España. Es cierto que hizo causa común inicialmente cuando se funda el primer Comité del Partido Republicano (anexionista) en El Pepino; pero no fue conservador como su padre (cf. como explica Gualberto Rabell en las memorias genealógicas); su padre sí, sin que ésto significara juzgar políticamente a quien se asigna amistad y aprecio humano, basándose en criterios políticos). Esto es parte de la grandeza incomprendida de la familia Martínez.
En el poema El Caballero Don Primo se recuerda el papel qiue Victor Martínez se asignó para auxiliar a estudiantes, donde tuvo contactos., habendo sido él uno de los privilegiados en la época en estudiar en España y hacerse abogado
Dicen que usted aquí
decide quién se educa y se manda
a Madrid, o Barcelona, a Compostela
o París, según su gusto...
Tampoco es ciero que, políticamente, representara la Espada Blanca e injusto fue que lo amenazara una décima con la que el trovador Carmelo Cruz lo representara como un personero del colonialismo español y su falta de generosidad para el campesino.
Dicen que usted es
la Espada Blanca verdadera
de la que habló don Cheo Font
cuando enojado, que es usted
quien aquí manda, no Cabrero.
Que le rimaron en décima
su componte, diciendo que se vaya
o que lo matan, ¡sí, las Partidas!
La mano negri-blanca-roja
que a Jaunarena rancheara.
En la expresión espada blanca está codificada la defensa del esclavismo y el racismo de ciertas clases, la mentalidad de Cheo Font y otros criollos pro-peninsulares que, finalmente, encuentran en el anexionismo de José Celso de Barbosa un resquicio para seguir manipulando el poder bajo el nuevo régimen, mas ahora enclavado en la versióm estadounidense del colonialismo.
Esta reiteración del «Se dice» en mi poema es un código que designa, sin nombrarlo, la calidad de los chsmosos y la categoría a la que representan: el Tipo Común y Corrente («Das Man», El Uno, Don Nadie), que no estrecha comunión con personas y proyecto, mas sin emnarg, presume o habla como si concretara una «Zusammengehören» (mutua pertenencia), cuando sólo ha caído en la dictadura del cualquiera y del nadie anónimos. El impersonal das Man corresponde a la mentalidad del «Se» de quien cree que sabe todo y no sabe nada.
Sobre este Nadie anónimo que habla impropiamente por todos, por lo que su acusación y su menosprecio y que Victor Primo duele, Heidegger ha dicho:
Para fines de mi aproximación heideggeriana a los tipos pintoresco, tener destino y misión, como dice Torres Feliciano, es fundamental. «Todo pueblo o comunidad tiene personajes pintorescos que se destacan en la vida cotidiana por su carácter, vestimenta, acciones, anécdotas, servicio a la comunidad, etc.»; en adición, «en las tradiciones y costumbres de un pueblo o ciudad, estas personas (...) se encierra mucha de la picardía e historia popular», [10] mas una riqueza extraordinaria es que tengan lo primero, destino y misión. Esto les eleva sobre el mero rumor del habla impropia y del impersonal das Man que termina enn el anonimato y se olvida. El rango de Tipo pintoresco y folclórico que encarna el mito de su propio destino y misión es lo que hace que perviva en la memoria como algo más que teatralidad y novelería.
Una comunidad que no siente su propio nihilismo reitera el desarraigo y se desinteresa de aquellos Sujetos que en la cotidianidad padecen ptofundamente el empuje de una historia encubridora, desencanta, sin proyecto ni misión. Entonces, el Tipo significante no revela nada, pasa como otro más, común y corriente. Si algo queda memorado de él fue el detalle extrambótico, la vestimenta, o alguna condición que dejara expresa en un estereotipo o taxonomía de lo pintoresco. Esto sucede cuando el vecino observante despoja o se desvincula afectivamente de la misión o destino al tipo significativo. Si sólo se interesa del tipo histórico la condición de personake que le da la ciencia histórica o la sociología, aquello que es único y esencial de él, se pierde y sucede, como con los poetas mal estudiados e incomprendidos, que su obra, «no habiendo ganado aún su espacio de tiempo específico», no acontece trampoco su poder histórico, su mensaje de esencia epocal y, en cuanto seres significativos, cada Tipo Pintoresco / Pueblerino / folclórcico que merezca así llamarse encarna una esencia que combate el desarraigo, perder raíces y cercanía con lo que para él es sagrado.
La posición de clase no es sagrada. Es un accidente o una herencia que la determina una serie de concatenaciones sociopolíticas. Dicho así, esos primeros tipos que entran al tiempo histórico, como los personajes pueblerinos del siglo XVI en Castilla (e.g., los que se leem de Lazartillo de Tormes. El Negro, El ciego, El clérigo, El hidalgo, El buldero.l o alguacil, el El Capellán.o El fraile) son olvidables, si carecen de algo más profundo, misióm y destino. Si bien un personaje como éstos sirve para divertir, o genrar una crítica en un poblado que los tenga, con la interacción entre estos tipo y pueblos, la intención del primero es revelarse como ser con destino y, en muchos, casos con misión.
De hecho, en el teatro que parte del «introito, a lo Torres Naharro» y de la fase de su profesionalización y «la inclusión de escenas episódicas humorísticas, provenientes de otras tradiciones», religiosas, bucólicas, cortesanas, etc., se ha buscado más frívola que responsablemente una apelación a la risa fácil, al escarnio, al echarse pullas, al cliché y al estereotipo negativo. La serie de ejemplos que Canet Vallés presenta con su estudio de La comedia Rosabella (1550) de Martin de Santander presenta personajes-tipo: Fabrillo, el criado bobo, el Alguacil, el Galán; la intención de Martin de Santander, el autor, es «describir el modelo antifemenino por excelencia» (Canet Vallés), imitar al Arcipreste de Hita, cuyas descripciones de la mujer en sus escenas pastoriles son infamantes.
En Rosabella se dice al describir a una mujer:
unas cejas como vellones de ovejas,
unos ojazos de gato; la barva de putas viejas
y blandachas las orejas como çuelas de zapato... [11]
Algunos de estos personajes expresan la nostalgia por volver a su tierra ante un amo que no les paga sus sueldos o les mata de hambre. «Cada uno narra las excelencias de su patria». Otros personajes, además de pastores y criados, son la Negra, el Fraile Apaleado, el Soldado Cobarde, el Ciego, el Cojo, el Manco, la Zagala, la Ventera, Engañados y Burlados; pero las commedia alla villanesca como las farsas teologales tienen una fórmula, manipulada por las intenciones morales e ideológicas y no son una plenitud del hallarse, no son la vida como posibilidad de luz y soluto, irse-resolviendo-avanzando.
En algún momento de la historia piertorriqueña del siglo XVII y XVII, cuando casi todo poblador se miraba a sí mismo, social y políticamente como peninsular frente a indígenas mestizos en desaparición y negros esclavos, surgió el primer gran Tipo del folclor de la identidad: el jíbaro. .Los peninsulares vivieron con él, a veces sin llamarlo, «hombre de campo», o labriego. El mito-coparticipatiivo de su esencia epocal fue lo que lo convirtió en pintorescamente significativo, con misión y proyecto. No todo peninsular de entonces, aún dedicado al trabajo de campo, dijo ser un jíbaro, quiás fie menos el sentimiento de rechazo si fue criollo o nacido en el Caribe. El hecho es que ese primer Tipo del Hombre Nacional, aunque en extinción, tiene todavía la misión de ser un recordatorio de su esencia y tuvo un destino: presentía lo sagrado y sabía que estaba íntimamente arraigado a las formas de su autenticidad.
En un momento crucial de la desaparición de lo que fue sagrado para el jíbaro, el campesino como tipo colectivo, el más universal de los pepinianos entonces (don Víctor Primo) ha de sentir la amenaza de parte de los campesinos armados de las Partidas). En un incidente de lucha por la tierra, los comevacas y tiznaos lo emplazan. Se le hizo una copla de componte {12} que si bien no se cumplió fue porque era un hombre bueno y no un consabido abusador de peonajes.
Usted tiene muchas tierras.
En Pepino es casi dueño de los bosques,
pero... yo no digo que usted es malo,
sólo explique, ¿por qué deja que vengan
Castañeres de Mallorca, por qué
deja que arriben catalanes
de la cepa de Amell, los Carbonel(l)es
que tanto daño hicieron
desde Aguadilla y Lares?
Usted sabe que José Castañer
casi nos quema el Pueblo,
es hombre terco,
como muchos mallorquines
del descaro que sólo quieren
dependientes de su sangre
y al pobre criollo lo asignan
a los cerdos y los cañaverales.
[El Caballero Don Primo en: Epica de San Sebastián del Pepino]
Al explicar esta situación, Torres Feliciano alude al respecto:
El público no olvidaba tampoco que fue la persona que asesoró al Capitán Bradford en cuanto a quienes designar para alcalde y secretario municipal, en un momento donde los peninsulares saboteaban al militar norteamericano y rehusaban cooperar. Además cuando otros intuían que el cambio de “soberanía” traería actos de venganza contra la seguridad personal de algunos españoles y sus propiedades. Sus enemigos resentían todo esto. [...] El final de siglo había sido apabullante para las fuerzas de herencia que constituían la tradición y el pasado, y que se enfrentaban a las tramas del futuro impredecible. (Joaquín Torres, loc. cit.]
luchar contra la «obstinación narcisista, infame y adulona entre las claques de una y otra época» que pervive en el Puerto Rico colonial. Estaba recién graduado de Derecho en la Universidad de Santiago, en Galicia. Se sentía saludablemente alimentado por sus lecturas de Federico Nietzsche, filósofo dionisíaco y vitalista, enemigo de la «ética de mayorías conformistas y otra de minorías idealistas». Su estadía en España hizo que se codeara «con los hijos de los liberales», con ambientes de tertulia donde se discutía el anarquismo, el marxistmo, las causas de las crisis tanto en las monarquías como en, el capitalismo salvaje. Se hizo sensible el problema de las religiones, la inmortalidad del alma; la Libertad y pensó que «ahora podía ver con claridad que los que hablaban y escribían sobre la vida, la evolución, el progreso y la transitoriedad de las verdades, confundían deliberadamente verdades con creencias, tomaban las cosas en broma; fingían resolver los problemas y en fin, jugaban con los derechos del hombre» [Josquím Torres, loc. cit.).
El poeta Juan Avilés Medina, citado por Torres, dijo sobre el abogado Victor Primo Martínez:
Don Victor Primo medita sobre Pepe
1.
A Pepe me lo encuentro cada rato.
Cuando postulo en tribunales, o voy por rumbos
de Caparra a Puerta de Tierra. Desde 1908, él siempre
se queja de lo mismo: la prisa del Aguila del Norte
y sus halcones por devorar esta presa, flaca y mustia,
que somos, pueblo moquiento, que McKinley
si no hubiese sido asesinado habría comprado,
junto a Cuba, por menos de un par de millones.
Mira al pobre Pepe, tan patriotudo y da pena,
porque, no lleva un año como jefe de la Cámara
y la Cámara no tiene presupuesto y la Ley Foraker
no sirve ante la crisis y es el Gobernador quien puede,
al fin de cuentas, joder o desjodernos.
McKinley ofreció a España la compra de la isla
(que primero fuese Cuba, dijo y, más tarde,
Puerto Rico), pero, ¿qué hicimos en lugar
de organizarnos? abandonar al que piensa y combate,
inatentos a De Hostos, aquel sabio de Río Cañas
que nos habría organizado las escuelas
y universidades, los servicios de trenes y locomotoras
y las alianzas con el mundo antillano...
[pero, ¿qué hicimos, Pepe? desde que vino
el general George Davis, o el Secretario de la Guerra Elihu Root,
con la idea que somos tontos e incompetentes para darnos
gobierno y democracia y justicia... ¿qué hicimos?....
aislarlo, desmentir, entorpecer a Hostos, el mayagüezano,
y, sobre todo, congregar a cagatintas, periodiqueros malos,
míopes, bizcos, y aplaudirlos y santificarlos;
«¿qué hicimos, Pepe, cuando el Dr. Henry Carroll,
enviado a Puerto Rico desde Washington, sugirió
el anexionismo, incorporarse a la Unión como un remiendo?»]
... dimos vuelos a Barbosa, pedimos que el hijo de un albañil
acabe de desacreditarnos, como modelo de pueblo sumiso,
pazaguato, inconsecuente que cambia de amo.
Y él se inventó la ilusión republicana
(pero al estilo gringo) y usted, desoyendo a José Negrón Sanjurjo
y Manuel Fernández Juncos, por ser ellos amigos de Muñoz el Bizco,
peleándose dentro de la Unión por pendejadas
(porque de facto son dos autonomistas en la práctica,
dos caras coloniales del independentismo imposible).
In jure.
2.
«Yo se lo dije a usted, Don Pepe»,
cuando aún le tuve respeto: «yo no sé para quién
usted trabaja, el Partido Federal representa
a los hacendados azucareros, a quienes alguna vez
llamara usted los viejos opresores, dueños de los campos;
y mírese, los Federales son anexionistas
y a las nuevas corporaciones cañeras
y propulsoras de monocultivo, como abogado defiende.
No se queje. Vaya a la oficina de los Forakers
y exija el cambio.
Con el bizco y mudo del Zar de Barraquitas,
no cuente; va a seguir tomándose de moños
y rasgándose escotes como dos señoritas.
Déjelo a él, Pepito de Diego, en Washington,
leyendo a Víctor Hugo y a Gaspar Núñez de Arce.
3.
A Pepe me lo encuentro cada rato.
Cuando de San Juan me desplazo al Pepino,
puede que, al viajar, me detenga en el Parterre aguadillano
y lo vea triste, todavía pensado que Barbosa
es una excepción a la especie porque, según anhela usted,
el pueblo no quiere asimilarse y la americanización
es condena a la identidad de la cultura patria.
«Mira, Pepe, no odie tanto al hijo del albañil»
(para quien si los hacendados azucareros
son yankees, mejor serán que el borincano),
él se fue al Norte y se hizo médico; Muñoz el Bizco
anda en lo mismo, en Nueva York o en Washington
educa al hijo; un día sí que no habrá Crisis de Presupuestos.
Saldrá el dinero de hasta debajo de las piedras
(¿acaso no sale su salario aburguesado de la defensa
de las corporaciones y de los intereses privados
de los yankees?)... hay que aspirar a la modernidad,
fíjese que es la consigna favorita de los republicanos
(incluyendo al negro que le disgusta y que a las clases altas
pone nerviosas hace berrincheos).
Cierto. Con ella anda, con los ricos y elos lo medio-esconden:
abogados, médicos, ingenieros, banqueros, pero,
en campañas electorales, lo visten bien, lo sacan a paseo
y lo nombran el Doctor y asocian su anexionismo.
Discursan todos sobre lo Racional, Moderno, Progreso
y Democracia: no en balde, la negrada en Pepino lo endiosa.
Font de todos los colores, Alers, Esteves, Beníquez,
los Pesantes, los Padró, socialistas que fueron
alzaos con las Partidas del '98.
... ¡Qué paradoja, Pepe! usted Caballero de la Raza
y de la Lengua, usted sangre de Ateneo e Hispania
y en la colonia ex-hispana, el inglés oficializado
y este 4 de julio, el pudblo grita en marchas
porque el yankee asegura
que la isla completa es un establo de rocines,
no hay salud ni higiene y, aún en esta fecha de festines,
la bóñiga de caballo se barre de los atrios eclesiales
y por las calles del recorrido, la banda escolar
frente a la plaza, que aprendan a aplaudir los niños...
«Pepe, Pepito poeta de las Pomarrosas,
escriba sobre ésto: alza en los juegos de azar
y hay que suprimir de la consciencia el evangelismo
que los protestantes va fundando.
La nueva ley de divorcio sigue el paso
a tanto masón y espiritista que han aparecido desde 1900».
Lo que le voy a decir, especialmente,
después de San Ciríaco porque hizo más pobre al pobre,
es que si ya se han suspendido impuestos y deudas
de los antiguos ricos, no se queje. No hay dinero.
Hay una crisis fiscal y el dinero para pagar servicios
hay que ir a pedírselo a los americanos,
al Gobernador. Usted es el presidente de la Cámara
de los Diputados, con las manos atadas, deje el orgullo.
Todos ellos y usted son pordioseros,
mudos y escondidos y por eso le digo:
lo miro y me da pena, tan patriota y tan a merced
del enemigo, o sabe dios de qué carajo.
03-09-2005 [13]
___
Biblografía
[1] Esperanza Pérez Suárez, «Peculiaridad de personajes, refranes y anécdotas regionales», en: Calle B Sobre la universalidad de lo regional, dice: «Existen en Cuba, como en otras tantas naciones, personajes cuyas historias pasan de generación en generación, las que pueden perdurar en la memoria popular o desaparecer con el paso del tiempo. De manera generalizada, es la popularidad de dichos personajes, su jocosidad, su manera de contar los hechos que sucedieron hace tiempo, los que los convierten en personajes de referencia popular».
[2] ibid.
[3] Joaquín Torres Feliciano, «Las dimensiones trágicas de don Primo Víctor Martínez», en Blog de San Sebastián del Pepino / Revista Maguey:
Vid. cf. PDF. Gualberto Rabell: Sobre Genealogía de los Cabrero. En una porción de este trabajo se explica la amistad de la fas famlias de Victor Primo Martínez con Manuel Joaquín Cabrero Echeandía:
Díle a Braulio Caballero
que toda deuda se paga
y a Francisquito Laurnaga
que pronto perderá el cuero.
A Mantilla y a Ranero,
ese par de serafines,
les dirás que nuestros fines
son de a Guijarro coger
y arrimarle a Castañer
junto con Víctor Martínez.
[4] David Fontana, El lenguaje de los símbolos: Guía visual sobre los símbolos y su significados (Editorial Blume: Barcelona, 2003), p. 292.
[5} Daniel Imerlin, «Desde la calle del Terror», en: Ver: Tarot 11 de noviembre de 2009
[6] Mary K. Greer, «Lucas van Leyden, la pitonisa», en:Tarot Blog.
[7] Joaquín Torres Feliciano, loc. cit.
[8] Carlos López Dzur, El Caballero Don Primo en: Epica de San Sebastián del Pepino]
[9] PDF: Páginas de Filosofía, UCCOR. La muerte en Heidegger y Levinas: Diálogo con Heidegger, en: . «Concebi el tiempo a partir de la muerte del mismo y concebir la muerte del otro modo a partir fel tiempo»
[10] «Personajes históricos de Condega», en: La Tradición Oral en la conformación de la identidad histórica-cultural del Municipio de Condega. Ver muestra en Personajes
[11] Canet Vallés, Comedia Rosabella, en: Miscelánea, Homenatge a Enrique García Diez (Universidad de Valencia, 1991), pp. 61-70.
[12] Juan Avilés Medina (1904-2004), poeta pepiniano, citado por Joaquín Torres, loc. cit. Avilés falleció en Nueva York y quiso ser enterrado en su pueblo natal de Calabazas. Por gestiones suyas, los restos de la poeta Jula de Burgos fueron trasladados de Nueva York a Puerto Rico. Como poeta, Avilés Medina es uno de los más populares y aclamados por su pueblo, siendo también el autor de la letra del himno de la municipalidad de San Sebastián [Rubén Arcelay Medina, Diccionario biográfico pepinano (Aguada, 2000), ps. 9-10.
[13] López Dzur, poema Don Victor Primo medita sobre Pepe, incluído en Epica de San Sebastián del Pepino.
CONTINUA
Wednesday, August 11, 2010
Los tipos folclóricos del Pepino y la cultura popular e histórica (3)
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