Friday, August 06, 2010

Sociología cultural y política de la diáspora (12)


10. La diáspora judía como arquetipo / 11.Frontera, migración y desterritorialización en la poesía de Carlos Valenzuela / 12. Desarraigo, nostalgia y tiempos de olvido (En torno a John Berger)

13. LOS EDENES AUTORITARIOS Y LA OBEDIENCIA DE LOS TRANSGRESORES: CAIN, ABEL Y LAS DIFAMACIONES

En el Edén echado a perder, el mundo mundo natural de Assiyah, comienzan todos y cada uno de los desequilibrios del poder. Para los kabbalistas, como mi persona, el Edén no tiene nada que ver con la Trascendencia Divina, o el Ayín de la Nada, o lo Absoluto. No se relaciona a lo ilimitado («En Sof») de lo que acontece como Presencia Divina. El Edén es un fenómeno de la Morada Abierta del Acontecer apropiador.

Y, cuando en estos estudios, me planteo la historicidad de los mitos (como es el relativo al Edén, o las primeras humanidades (Adán, Lilith, Eva y su prole), a tenor del conocimiento kabbalístico, niego responsabilidad a Dios (el trascendente Ayín y al inmanente En Sof sobre lo que sobre el mundo resultara. El Edén, en cuanto se relaciona al Paraíso Terrenal, armonioso o echado a perder, sólo representa un momento de la consciencia humana. En consecuencia, estos son simbolismos kabbalísticos a los cuales podemos aplicar lecturas conceptuales o interpretativas.

Una aproximación kabbalística es tan válida como una sociológica porque terminaremos hablando sobre las mismas cosas. En lo ilimitado del Espacio Absoluto se vació la espacio-temporalidad finita, que es la única que conocemos, en cuanto somos humanos. Y lo que sea el Edén hay que explicarlo desde tan concreta finitud. A ésta corresponde el mundo natural, al que llamamos Assiyah. Bástenos, por de pronto, estas referencias para adentrarnos al tema que me planteo: el sentido de la obediencia y la rebeldía y el establecimiento humano de «edenes» autoritarios, que son los que imperan.

No vamos a negar los esplendores ocultos de la Divinidad que los kabbalistas llamamos los tres zahzahots, que se refieren a principios o leyes mayores que gobiernan la existencia, o la contracción y expansión de la Luz en el hueco de la existencia no manifiesta y abriendo paso a los rayos de luz («En Sof Aur»). Es complejo y no compete a este estudio los detalles concernientes a cómo se permite o se restringe, limita o contiene, la irrupción de los eventos en el Universo [Z'ev ben Shimon Halevi: El universo de la Kabbalah: Una explicacion coherente y accesible del simbolismo kabbalístico, 2da. edición Editorial Pax México, 2005].

Sin embargo, sin negar la existencias de mundos angélicos (la esfera de Yetzirah), hablaremos sobre el origen de las personas y del mundo de sueños que la realidad rompe. Evoco un poema de Juan Gelman, titulado Los sueños rotos por la realidad en que dice:

los sueños rotos por la realidad
los compañeros rotos por la realidad /
los sueños de los compañeros rotos
¿están verdaderamente rotos / perdidos/nada /

se pudren bajo tierra? /¿su rota luz
diseminada a pedacitos bajo tierra?
¿alguna vez los pedacitos se van a juntar?
¿va a haber la fiesta de los pedacitos que se reúnen?

[...]

ahora son pedacitos desparramados bajo todo el país
hojitas caídas del fervor / la esperanza / la fe /
pedacitos que fueron alegría / combate / confianza
en sueños / sueños /sueños / sueños /

y los pedacitos rotos del sueño /¿se juntarán alguna vez?
¿se juntarán algún día / pedacitos?
¿están diciendo que los enganchemos al tejido del sueño
general? ¿están diciendo que soñemos mejor?

En este contexto de los «sueños rotos por la realidad», descrito por Gelman, es que infiero el Tercer Espacio de Enunciación que teoriza Homi K. Bhakba, y que mencionamos en nuestro segundo ensayo
Hibridización del discurso migratorio poscolonial. El inmigrante / el exilado / hoy en pedacitos / puede «invertir los efectos de la negación colonialista», puede soñar mejor, hasta juntar y restaurar, todo lo que la realidad rompe, esto es: alegrías, esperanzas, fe, sus proyectos de sueño, las orentaciones que le da el mito, a fin de que estos sueños y su carne sean una..

De los momentos en que los pilares briáticos de Fuerza y Forma (Padre y Madre) se separan para ser una sola carne en la consciencia histórica, es que hablamos, cuando la Realidad tiene el poder de rompernos. En este particular momento, cuando la realidad rompe a los sueños, se pierde el estado superior de consciencia («Gatnut», en hebreo) y nace la humanidad de Eva (estado femenino de Adán) y siendo ella, Varona, tiene la naturaleza del Yetzirah, algo de ángel y algo de «Katnut», esto es, estado inferior de consciencia, que proviene de la limitación biológica, la carne, y es por ésto que son humanos en evolución y Vasijas rotas que hay que llienar de luz y mejores sueños [Z'ev ben Shimon Halevi, loc. cit.].

¿Por qué es tan importante este tipo de aproximación kabbalística al tema de la inmigración, las diásporas, etnocidios y actitudes, que afectan la tolerancia multicultural, la compasión y colaboración e interacción productiva y armónica de los grupos humanos? Pienso que la teoría kabbalística puede hacer aportaciones al entendimiento de estos problemas, siendo que sus enfoque están más cerca de las mitologías rotas que son las que desfiguran los análisis necesarios, cuando se utilizan equivocadas apreciaciones de sus contenidos.

Al kabbalista auténtico no le interesa quedar bien, en términos de doctrinas institucionalizadas de ningún grupo que invoque a la Divinidad para consolidar a los poderes opresores. La Kabbalah es una hermenéutica que respeta los espacios sagrados y los define en la fe necesaria de la persona para romper limitaciones de sobrevivencia y potenciación al más alto nivel de consciencia.

El significado de transgresión en distintos mitos de remota antiguedad es importante para explicar los procesos migratorios; los mitos. Acerca de cada mito auténtico, como representación ficcional, hay que apuntar que, ante la finita temporalidad que recoge, rehuye su uso deliberativo, el carácter forénsico que lo aprueba o condena y, así también, su uso para propóstos epidéiticos. El contemido del mito no es lenguaje práctico dispuesto en aras de persuadir, que es lo que Aristóteles en su Poética define como discurso retórico, la tarea del orador que, con este recurso, provocará «unos efectos intelectuales y emocionales en una audiencia». «Chier aim is to persuade an audience». El mito se yergue más allá de los usos ceremoniales donde el que invoca el mito para utilizarlo retóricamente se muda deliberativamente entre las demandas ocasionales del elogio alabador y la condena inculpatoria, «praiseworthiness and blameworthiness». [Aristóteles, Rhetoric, ed. Lane Cooper, 1932]

Aunque un mito relacionado al poder y e; rol de la transgresión (e.g., Satén, Lilith, Caín, la Serpiente tentadora, etc.) se utilice con fines condena, la esencia del mito escapará, se ocultará y provocará unas partiuclares contradicciones en la disposición retórica del discurso que fracasa. Los mitos auténticos son más poderosos que la retórica. El mito que da que fiabilidad a lo plausible de lo heroico, el Bien o lo Absoluto, fracasa igualmente y no se agota, si su manejo es retórico, epidéitico. El retórico romano Quintiliano, en el siglo primero de la Era Cristiana, una vez pretendiera definir la Retórica como el arte «del buen hombre, hábil para la oratoria», no daría en darse cuenta que los mitos son mucho más que la condición de «skillled in speaking», en términos de coherencia lógica, significado decible y capacidad para desafiar el mundo más allá del lenguaje, aquel que apunta a procesos mentales no retóricos del proceso lingüístico e intuitivo.

No obstante, el mito tiene una función Si bien la mayoría de los mitos, o historias y tramas heredadas de remota historicidad, hayan sido tomados por ciertos o no, o hayan sido insertadas a formas y procedimientos rituales por ciertos grupos, lo interesante es que ni los mismos proponentes del mito saben, o comprenden, su significado [Claude Lévi-Strauss, The Structural Study of Myth, en Structural Antropology, 1965]. A cuanto se puede aspirar de la aprehensión significativa del mito es a reconocer el valor terapéutico, ayudan a los seres humanos dentro de sus culturas particulares, no a proporcionarles dioses, deidades o entidades extrahumanas, sino a tratar con «la inexorabilidad de una realidad determinada, una necesidad que no ha sido satisfecha por los avances científIcos o la racionalidad». Los mitos nacen en el mundo darwiniano, en los paraísos naturales del Assiyah, en la turbulencia de los cambios sociales de la Tierra concreta, como paraíso o ecología humana echada a perder, el reino de la necesidad, donde hay que sobrevivir y, por nacidos históricaemente, los mitos constituyen metáforas para la percepción de la realidad como un todo, «necesario prerrequisito para la orientación, el pensamiento y accióm humanas» [Hans Blumenbergs, Work on Myth, 1979].

El mito es parte de una búsqueda por la verdad, o cognoscibilidad y legibilidad del mundo que la logicidad de lo «actual» en el dioscurso filosófico no puede reemplazar. El mito, como metáforas, mienta la rehabilitación de la curiosidad humana a contra gusto de los absolutismos teológicos y de la realidad. Siendo la criatura humana un ser frágil y finito, como cita Blumenberg de Arnold Gehlen, éste tiene una necesidad de «certain auxiliary ideas in order to face the Absolutism of Reality and its overwhelming power». Estas ideas auxiliares se proveen oralmente, hilvanadas al modo de «metáforas absolutas» y funcionan como «instituciomes de valor orientador y relajante», donde instituciones, al decir de Gehlen, no significan la imposición de un domonio, sino una convocatoria a la inmersión en su verdad y bondad. Las metáforas absolutas se pueden desconstruir críticamente a fin de participar en la verdad intuitiva que las origina; no es lo mismo, despotenciar tales metáforas para neutralizarlas en favor de creencias programáticas de poder e insitucionalización discrminatoria. Blumenberg, contrario al pensamiento de Schelling, no afirma que el contenido del mito proceda de alguna `revelación', o agente que las entregue. Basa y sobra que sean productos humanos bien intencionados y cumplan una funcionalidad expresiva contra lo opresivo, «as a quasi-adaptive`response' to the meaninglessness that man originally encountered in his environment».

No creo que Blumenberg con ello niegue ni relativice ni la trascendencia humana, ni la imaginación o iniciativa creativa «in relation to the involuntary function that first makes a `world' of significance for man». El lado de lo Trascendente existe y la naturaleza humana participa de esta naturaleza (que Heidegger llamaría, en su noción de cuaternidad, lo Divino); pero no es el mito ni las metáforas absolutas lo quie hay que tomar como pruebe y señal única de ello. Por eso no me parece válda la crítica a la teoría funcionalista del mito de Blumenberg cuando se le cuestiona si el lado trascendental de la naturaleza humana es menos primordial que la realidad hostil, que se opone a la existencia de la Humanidad, particularmente, en sus periodos de infancia [John Davenport,
«Blumenberg on History, Significance, and the Origin of Mythology: A Critique of the `Invisible Hand' Reduction» [University of Notre Dame, 1998].

Cuando las metáforas absolutas y la benevolencia del mito, se utilizan mal, sectaria y políticamente, se produce el discurso condenatorio y difamador. Ha-Satán se convierte en el Adversario o el Acusador. En su aspecto de Serpiente del Paraíso, él será el Tentador, o Engañador de Eva. Adán, tentado por ella, ya ambos los Transgresores y toda mujer, a partir del símbolo lilítico, será la Ramera venérea y la Salvaje apátrida. El Mal se instituciona antes que el bien de la metáfora absoluta.

Toda palabra, acción y contexto, que se relaciona a un mito puede ser convertida en sacrilegio, perdiéndose su significado oculto; que en la institucionalización benévola del mito es para consolar, aliviar o orientar, a los seres humanos en los absolutismos de lo real. Fuera de un contexto mítico originario, ser peludo puede significar la condición de Salvaje, o una Fruta (árbol prohibido, el manzano), símbolo de transgresión, envanecimiento y engaño.

En los mitos la idea no es la exclusión gratuita del Otro, sino la búsqueda de proximidades a él. Mas el discurso retórico, como la teoría del mito, corre el riesgo de crear mitos subsidiarios o falsante. Blumenberg predice que «la teoría de un mito se trasforma a sí misma en mito». Esto es lo que ocurre cuando la palabra ha-Satan que se haya en el libro bíblico de I Samuel 29: 4 a causa de exágesis de mitógrafos y teólogos, se convierten en símbolo de los ejércitos armados de los filisteos o del espíritu salvaje o sin refinamiento. Los filisteos construyeron una pequeña nación en la costa del Mediterráneo al norte de Egipto y luchó contra los israelitas. Por vías de la mala interpretación, o juegos retóricos de acusación, el filisteo se hizo el símbolo equiparable a Ha-Satan y, ¿tan sólo por habers ido copartícipes de la cultura cananea y su religión? En algunas regiones de su país, se adoraba a la diosa semítica Ishtar, ¿y es Ishtar lo que suele decir la metahistoria mitológica?

Si el Mito de Satán cristianizado (y el hebreo original que sólo entiende con él, el hombre dotado con libre albedrío, desde la génesis humana de la consciencia), es un Acusador, ¿qué realmente acusa sino a las tendencias que le despojan de espacio de libertad? Cierto es que ambas versiones del mito continen el elemento de que hay un deseable Estado de Perfección («yetzir hatov»), contrapuesto al absolutismo pragmático de un mundo dominado («yetzer hara») por la desigualdad e incertidumbre, pero: ¿quién ha de ser el juez de si con el libre albedrío el ser humano se inclna más a una u otra cosa, la perfección o la imperfección?

Se ha dicho, con razón, que la religión cristiana lee escritural y atropellantemente los mitos. «The Christian religion assumes that humans do not have free will, and the Christian religion is dependent on this [created] force and phenomenon known to them as Satan as an incentive to be good - which leads their followers closer to their God»: The Adversarial Prototype: ha-satan En este sentido es que se ha permitido que, si alguna vez hubo un Edén, o Estado de Gracia, por el despojo o manipulación del Libre Albedrío, las generaciones humanas hayan pasado al estado de desgracia, al imperio de la ingratitud, a la derrota voluntaria ante el peligro y el absolutismo pragmático de la realidad. Abel se ha convertido en el paradigma de una cierta sumisión; Adán, el padre de la credulidad, el sujeto más vulnerable a la tentación y los estados de complicidad.

También lee mal y atropelladamente los mitos la psicología como discurso especulativo, que no sabe donde termina un mito sagrado y una programación social que lo desfigura y lo traspasa a un nivel distorsionado a la psiquis individual. El sicólogo estadounidense James Hillman, quien ha sido un crítico de muchas escuelas de psicología del siglo XX («como la biopsicología, el conductismo o la psicología cognitiva» y otras «psicologías sin psique, sin alma») es uno de los defensores de la «base poética de la mente», hecho que le permite apreciar los mitos del archai y metáforas que provienen de sustratos profundos; pero el alma que Hillaman estudia en libros como su Psicología arquetipal (1983) es la que se puede rastrear, por diagnóstico, rota en los sueños. El alma de los transgresores como «discurso del alma que sufre» (Psique-pathos-logos) y que, a través de imágemes, mitos y fantasía, se da nociones del alma tal y como es.

A tenor con este proyecto, reinvención de la Sicología, observa que la retórica se contrapone a los mitos. Las imágenes del mito son para explorarlas, no para explicarlas. Si el mito o la imágenes, los sueños o el arte, suponen un proceso terapéutico, también suponen un modelo social. Un sueño útll y sano para la vida no exclusiva y necesariamente se ha buscar en los postulados tradicionales de la Naturaleza, la Educación o Modelos Parentales, sin antes considerar la libertad para el crecimiento que surge de un rompimiento transgresivo con los tabúes culturales y aún yendo contra el material genético, acondicionamiento y patrones de comportamiento, que se invoca por razón la herencia, o lo patrio.

La desigualdad de poder, con las desigualdades emocionales que conlleva e inciden entre los que habitan en sus extremos, el de la sumisión o el del dominio, si bien no se explica como causalidad inevitable, o un determinismo de Destino, son aspectos de aquello cuya cambiante forma requiere de una u otra forma ser expresada. Hay dos elementos que deben convivir en armonía: el carácter del alma del individuo y el carácter de los pueblos. Cuando el carácter de los individuos es lo que experimenta mayor tensión y no hay paliativos sociales o externos para aliviar esta tensión, el sueño y el mito afloran como un modelo básico para la psique. Hillman llama a ésto «una tercera clase de energía, el alma individual», que contrapone a la Naturaleza y el Poder Social o Autoridades institucionales. Si la sociedad no es benévola, el médico y el consolador es lo poético como «fenómeno ilusivo y subjetivo» [Psique, o alma.

En las sociedades, sin intensas tensiones sociales, casi siempre sociedades agrícolas, los débiles se sienten protegidos. El más fuerte conserva una ética de autosacrificio, convivencia y sentido comunal. No hay pretensiones retóricas de seducción, competencia, o imponer virtud. En este tipo de sociedades, se desarrolla muy poco la noción de esclavitud. Cuando las sociedades agrícolas se mezclan con pueblos guerreros, la tensión social se intensifica. Las naciones o tribus conquistadas pasan a ser esclavos y la esclavitud se vuelve un modo de subsistencia. Ni siquiera los pueblos, organizados teocráticamente, se libran de la eventualidad de ser practicantes del yugo.

Cuando una clase militar rige por encima de la sacerdotal y se organiza principalmente para la guerra, la esclavitud toma más arraigó y ejerce mayor influencia en la evolución social. Las tensiones emocionales entre individuos incorporados por las conquistas hace que afloren las formas poéticas de los mitos épicos, o su contrapartida, el arquetipo del Rebelde. En las sociedades tensionales predomina el mito del transgresor difamado y el castigo del desobedente. La poesía heroica dispone que hay dos vías para ser héroe: la rebeldía o la virtud. Se requere, ciertamente, de cautela para diferenciar entre virtud y lo sagrado; en la virtud puede darse una empatía («awe-inspiring Otherness»), sin beatitud, sin éxtasis, sin alma. Muchas veces se llama virtud una pasiva obediencia, o indiferencia, ante los excesos de la fuerza bruta que sufren los otros.

Recordemos que la desigualdad, la esclavitud y la opresión del prójimo, se ha justificado desde distintas vertiendes virtuosas. El filósofo Zenón justificó estas cosas en nombre de la estoica indiferencia. Jenofonte, en nombre de la economía social. Platón y Tucídides, en nombre de la política de la historia. Hoy por hoy, en los Edenes autoritarios, la justificación puede ser dada por la entrada inautorizada de los transgresores clandestinos.

Bibliografía

Z'ev ben Shimon Halevi: El universo de la Kabbalah: Una explicacion coherente y accesible del simbolismo kabbalístico [2da. edición Editorial Pax México, 2005].

Aristóteles, Rhetoric, ed. Lane Cooper, 1932.

Juan Gelman, Los sueños rotos, en:

John Davenport, «Blumenberg on History, Significance, and the Origin of Mythology: A Critique of the 'Invisible Hand' Reduction»,
University of Notre Dame, 1998].

Psique, o alma, en: Archetypal Pschylogy. Internet

Carlos López Dzur, «Hibridización del discurso migratorio poscolonial. El inmigrante / el exilado», Cap. 2. . en: Sociología cultural y política de la Diáspora


CONTINUA

No comments: