Tuesday, August 24, 2010

Sociología cultural y política de la diáspora (18)


15. El Relato Redentor, la integración social y la desilusión con los Anfitriones Benévolos / 17. La Gran Bestia de la Jactancia y los Dragones del Sueño Americano

18. IDENTIDAD PROFUNDA, CRISIS SOCIAL Y DENUNCIA EN LA POESIA DE ISABEL CRISTINA MURRIETA

Así como para el trato con el drama de las migraciones se requiere, como dice Mónica Toussaint Ribot respecto al problema en México en el siglo XX, examinar el proceder de los verdaderos Actores de la política exterior y recoger sus «testimonios de la historia diplomática», también esos testimonios hay que recogerlos de personas que son actores en la vida cultural y en la prestación de servicios en distintas comunidades. Gente que en el proceso de abandonar su patria, por necesidad, arriesga su vida, no es asunto que los diplomáticos puedan evitar; pero, al menos, sí comprender. Un país cualquiera, con fugas enormes de sus recursos humanos productivos, no es para que se enorgullezca, si para que, sus funcionarios públicos y su comunidad intelectual y pensante, cuestionen qué realmente se ha venido haciendo tan mal que pueblos enteros emigran, o se originan travesías de alto riesgo, grupos migrantes que pasan por segundas y terceras naciones y fronteras como aves de paso, hacia ese destino final que es los EE.UU.

Isabel Cristina Murrieta, secretaria general del Parlamento Hispanoamericano de Escritores, respondió gentilmente con una muestra de textos ante mi solicitud de estudio. Supo sobre mi curiosidad sobre conceptos tales como patriotismo, identidad y familias y cómo se relacionan al fenómeno migratorio. Con tales temas, me propuso una colección de poemas. [1]

En cuanto al cuadernillo poético Mejicana (2010, Hermosillo, Sonora), su autora ha definido, en su introducción, el entrejuego de actitudes que lo encuadran y dan vida como proyecto literario: (1) «compromiso con mis raíces»; (2) la memoria de la oralidad y la poesía como «las mejores manifestaciones de nuestra mexicanidad» y (3) la sustentación de valores, a través de las costumbres, y entre esos valores que predominan y cuya validez no caduca están: «el amor a la familia, a la tierra y todos sus habitantes», esto es, «el valor de la Amistad y la familia».

El documento poético que arrancó, con esas motivaciones, a la postre se convierte en un testimonio del vínculo entre la memoria, la identidad y el poder, cuando éste último elemento es el que socava la defensa de los valores deseados y deja entre los mexicanos, «el dolor y / o la rabia» convertido «en el dolor y / o la rabia de todos». Isabel C. Murrieta se plantea una escritura que invoca, no guerra y violencia, pero sí una honestidad y compromiso fiero. Piensa que la gente de su raza encarna tales valores como símbolos. Y es ella una Oqui, mujer indígena, cuyos ancestros «claman justicia / y protección»:

... buscan en cada hijo
el sabio guerrero que salvará
a la madre tierra, la casa, el hogar...

[Mejicana]

Murrieta hablará en su poemario sobre los pueblos sonorenses que conoce bien, Bacadéhuachi, por ejemplo, y su pueblito natal de Nácori Chico, en particular. Dará referencia de sus sentimientos de ausencia, sus padres y su concepto de patria. Sin embargo, inserta en tal temario una crítica social. «En estos momentos en los que MÉXICO parece haber perdido el rumbo y la concordia», dice la autora, «Mi voz y mis letras se unen a quienes gritan por los nuestros».

El primer tema que llama la atención se relaciona a las representaciones culturales de la migración mediante la geografía y la identidad. Cuando se trata de migración, aquí se habla sobre una que se expresa en la cotidianidad rural amenazada por el poder atractivo y lesivo de las metropólis. La migración puede ser del campo a la ciudad.

En el primer poema de su libro, Mejicanidad, significa las dos: Una migración que, al abandonar la Sierra y los campos, deja de aprender y participar de unos valores, unas rutinas y una autenticidad, que son las que dan solidez a la persona. Por otro lado, las mayores distorsiones de la mexicanidad viene de la inferiorización aprendida de lo propio en el extranjero, la migración hacia el extranjero. O los valores que el extranjero insensitivo trata de introyectar en los mexicanos.

Este último es el caso que inspira su poema ¡Infeliz explotador y racista! que dedica a Tommy Hilfiger, diseñador de ropa newyorkino, quien en 1984 fundó una Corporación con su nombre, con el apoyo de The Murjani Group. Se especializaron en colecciones de ropa masculina. Para el 2004, la compañía tenía 5,400 empleados y ganancias superiores a $1.8 billones. El Concilio de Diseñadores de Modas de Norteamérica lo elegió el Diseñador de Moda Masculina del Año en 1997. [2]

La poeta sonorense dio una reprimenda a Hilfiger, el «modisto en boga en el decenio de los '90s» cuando estalla el escándalo. Los diseños de su ropa se manufacturan en condiciones de explotación en talleres de Saipan, en el Norte de las Islas Marianas. En esos territorios estadounidenses, aunque el sello de confección indica «Hecho en USA», a las costureras/os ni se les paga el salario mínimo. Los trabajadores de la costura de Saipan tuvieron la oportunidad, en el año 2000, de exponer en las Cortes cómo la empresa Hilfiger y otras, entre las 20 más grandes, además de maltratarles, pagaban salarios de miseria. En su poema, Murrieta exhorta a un consumo y aprecio de lo propio o dela artesanía nacional, pero a su vez denuncia a los modistos de «marcas» en el mundo de la explotación corporativa:

Vistamos con orgullo y con dignidad
las prendas que se confeccionan
en nuestros pueblos, en nuestras ciudades.
Por muy sencillas que parezcan
llevan en sus colores, en sus formas
en su trabajo todo, más riqueza y «marca»
que cualquier hilacho sintético
logrado a base de la explotación
de nuestros hermanos.

No es sólo el hecho de que el producto se vende caro, cuando su producción costó muy poco por explotar de modo abusivo a empleados, sino que, a juicio de Murrieta, al final de cuentas, es una ropa que no tiene tradición, sólo representa el capricho de unos diseñadores que obedecen a leyes de propaganda, lucro y mercadeo.

Las ropas de marca
por mucho que las adornen
no dejan de ser hilachos
con los que se cubre nuestra humanidad.
Ropajes, los de nuestras etnias
que se trabajan a mano
y en cada puntada, en cada pinchazo
se queda la esencia de la americanidad
En cada hilo tejido por las manos de nuestras mujeres
se quedan entrelazados siglos de sabiduría
restos de los verdaderos dueños
de esta tierra sin par.

Para 1998, antes de saberse las condiciones miserables de sus empleados en Saipan, Hilfinger utilizó el prestigio de la cantante Aaliyah para impulsar su ropa entre etnias afroamericanas durante una exhibición de modas en Jamaica. Este coqueteo con los mercados étnicos lo extendió a los «latinos». Quiso patrocinar entre ellos un diseñador que siguiera su escuela. Hilfiger eligió a Chris Cortez.

Murrieta discerne poéticamente el afán extranjerizador que funda el mundo consumista y mimético con nuevo tipo de coloniaje cultural. Centra a Hilfiger como el hipócrita y chupasangre que es y observa que el racismo suyo consiste en determinarse unos mercados especiales, con las etnias en mente; pero sin comprender los valores que en éstas hay. La muticulturalidad de Hilfiger es hueca; es comercio y ventaja. Murrieta festeja que la actriz y teleconductora afroamericana Oprah Winfrey se lo dijera al diseñador, denunciándolo como explotador y oportunista.

Finalmente, el escándalo de los talleres de sudor y maltrato que manufaturaban sus diseños y la consciencia creada en torno a la relación que debe existir entre el vestir, acorde a valores de autenticidad y dignidad para la persona y las etnias que son clientelas, hizo que sus ventas decayeran y Tommy Hilfiger vendiór su compañía por $1.6 billones. En el 2010, cuando Hilfiger, ya había vendido, Phillips-Van Heusen, dueño de Calvin Klein, compran la Tommy Hilfiger Corporation oir $3 billones

Este es el ejemplo que utiliza Murrieta para una lección sobre convivencia, identidad y valores. Su hablante lírico habla al explotador comercial de la moda y lo advierte:

Ya quisieras una onza de sangre latina,
para que sepas lo que son los valores
especialmente los de la familia.
Para que «valores» lo que es ser humano
herederos, como todos, de la vida divina.

Ya quisieras un pedacito de piel negra
para que valores lo que es nobleza
para que sientas lo que es la vida.
Ya quisieras, desgraciado,
una pizca de carne indígena
para que sientas el señorío,
la bravura y la dignidad
de ser de verdad: americano

Ya quisieras ser mexicano...
para que sepas lo que es la identidad
el arraigo, la amistad...

[...]

A base del despojo a campesinos,
a indígenas
a mujeres, a latinos....
¡y que viva Oprah Winfrey¡
por su congruencia
y su compromiso social

[Frag. ¡Infeliz explotador y racista!]

Murrieta utiliza el pretexto de la letra X para dar reflexiones sobre la pérdida de la identidad, al menos en el sentido espiritual. Sin la J de su intución espiritual, la X se yuxtapone y la consecuencia es que el mexicano se vuelve un esperpento de sí, un
remedo o simulacro sin autenticidad, sin provecho ni beneficio. «Remedo de la identidad», como Murrieta, lo explica con el pretexto de las letras, al fin y a la postre, es una posible gematría que explica un proceso, con consecuencias desnaturalizaoras, como veremos.

Como remedo de identidad:
Mexican curios»
que ya no saben lavar ni coser…
Les da vergüenza
hacer tortillas y tostar el café

Yo… la X, no la quiero.
En México, no la quiero.
Porque me trae la ingrata imagen
de los migrantes que murieron
en el desierto, en la frontera
buscando Patria, buscando vida
para sus hijos y sus ancianos.

La X, de México… me da tristeza.
porque me deja el sabor amargo
de los que mueren cada día
consumiendo o vendiendo droga
entre venganzas de los malvados
que con mi tierra, con mi gente
con nuestra sangre se enriquecieron
sin importarles nuestro dolor.

[Mejicana]

Murrieta se refiere a la venta y consumo de narcóticos como uno de los sufrimientos o malos procesos por lo que pasa su patria, ocasionando violencia y muerte... Lo que designa la «venganza de los malvados» puede traducirse en cifras: «Según cálculos independientes, en México cada 48 minutos una persona pierde la vida en un crimen relacionado con la operación de las organizaciones delictivas y narcotraficantes. De acuerdo con datos de la fiscalía federal, en los primeros tres años de Gobierno del Presidente Felipe Calderón, quien asumió el poder en diciembre de 2006, murieron en el país unas 15 mil personas por estos delitos, aunque los periódicos aseguran que la cifra supera los 17 mil. Chihuahua y Sinaloa concentran el mayor número de víctimas mortales». [4]

En un sólo año, la escalada de violencia asciende a más de 5,000 víctimas. «El número de personas asesinadas por asuntos relacionados con el narcotráfico en México ha llegado a los 5,400 en lo que va de año, duplicando la cifra de fallecidos registrados durante 2007, cuando murieron 2.447 personas... El espectacular aumento de las muertes violentas asociadas al tráfico y consumo de drogas se produce pese a los golpes policiales asestados a los clanes de la droga por el Ejecutivo de Felipe Calderón, que les ha declarado una guerra abierta que no ha logrado rebajar la violencia. [...] La cifra oficial de muertos se ha situado en los 5.376 este año, un nivel que está muy por encima de las estimaciones de los medios de comunicación y más del doble que los 2.477 de hace un año. Según fuentes de la fiscalía, noviembre fue el mes más violento en la historia reciente del país, con 943 asesinatos». [5]

Enmpujados por la violencia y la pobreza, Murrieta nos recuerda las razones que motivan muchas de las emigraciones. «La ingrata imagen / de los migrantes que murieron / en el desierto, en la frontera». Su disgnóstico en torno a la mejicanidad lleva a la poeta a no obviar
.
Soy mejicana, así con la jota
con la que se escribe jodidos
como están todos los de mi tierra

Decir jodidos, es expresión de una consciencia crítica y examinadora de parte de una mujer que ha destacado profesionalmente por su activismo social, sindical y político. Fue ex Diputada en su Estado de Sonora y, como luchadora social, no es ajena a que el 3% de la población vive con menos de US$1 y hay 40 millones de mexicanos que viven con menos de 4.50 dólares. El 40% de la población es pobre y el 18% vive en la pobreza extrema, según daros del Banco Mundial. La Cámara de Diputados de México ha determinadoque, en los últimos dos años, la pobreza extrema aumentó de 13.7% a 20%. Desde la perspectiva «de rabia» con que la autora examina esa jodidez de la miseria, denuncia también una jodidez de la justicia y libertad, en cuanto han quedado envilecidas:

Me da rabia mirar la X
Porque con ella envilecieron
los derechos de ciudadanos
que la plasmaron en un papel
confiando que con su voto
para sus ángeles,
sus niños mártires
Justicia, sólo Justicia iban a tener

Podereso mensaje es el que Isabel Cristina Murrieta hilvana con un análisis simbólico de las letras X y J. Con la X asocia el envilecimiento de los derechos posibles y el ennegrecimiento del porvenir de la justicia, hoy secuestrada por la incompetencia, el miedo y el cohecho. La letra Equis le hace evocar el feminicidio sistemático en Ciudad Juárez y a la Gran Desconocida (La Justicia).

La X, en México: me da vergüenza.
por las mujeres que fallecieron
Y en Ciudad Juárez aún no hay justicia.
Por lo contrario, ennegrecieron
los horizontes del porvenir.

Sobre los casos en Ciudad Juárez, Chihuahua, en que miles de mujeres jóvenes y pobres han sido torturadas antes de matarlas, la avergüenza la pasividad de las autoridades que, en muchos casos, no ha esclarecido en quiénes recaerá la responsabilidad de los delitos. En 14 años, se acumularon 1,060 casos de mujeres asesinadas. [6]

El poema Mejicana también es una propuesta para la comprensión del concepto de identidad que Isabel Cristina asocia a valores, más que a teorizaciones conceptuales y legalísticas. Ella es mejicana, no en términos de los derechos que le consigna una Constitución, sino desde las esferas de un sentimiento. Este sentimiento, subjetivo como es, nace a partir de la carne. En su definición de identidad mejicana el posicionamiento lúdico que ha iniciado con la letra «J» es significativo. Mas me aseguraría que este impulso de juegos poéricos, o preferencias de unas letra por otra, está guiado por una intuición espiritual. Aquí siento que se explaya una gematría kabbalística, tal vez no premeditada o consciente; pero que sincroniza un hallazgo de la Kabbalah con su intuición como poeta.

Me divierte la preferencia suya por la J, que equivale a la consonante hebrea «yod» (también «Yud»), con valor numérico de 10 y surgida en forma estilizada de un dialecto más antiguo, el arameo. Ambos, hebreo y arameo, son lenguajes provenientes de las mismas raíces semíticas, siendo la lengua acadia la más antigua en que las que fue escrita en el sistema cuneiforme (i.e, tablillas de barro del 2400 a. C.) En el hebreo, que hizo su aparición durante el periodo patriarcal, dos mil años a. C., y ua escrito hacia el 1250 a. C., la Yod es una de las letras que se pretende como cristalización de algún aspecto de las palabras divinas. Cada letra también corresponde a una jerarquía numérica, a un hieroglifo o forma visual, cuya representación se relacionada a las otras letras. [7]

Entonces, pongamos la yod en sus significados ocultos. Es el símbolo de La Mano, el poder que emana del hacer. No creo que sea casual que, en el proceso inspirativo de Isabel Cristina, que este conocimiento se vierta con coherencia. Si decimos que la jota es la energía de la creatividad dirigida a mantener la existencia individual, cuando la autora explora la identidad como algo más que un nombre para los connacionales mexicanos, no extraña que salga con esta visión tan espiritua donde hasta una letra hace una diferencia..

Como letra pequeña en su hieroglifo, los kabbalistas interpretan que la Yod es como una «vibración primordial del Universo». La Mano, según se abre o cierra, representa el hombre como microcosmos y cuando está cerrada es el símbolo del Centro. «La Unidad de la cual toda cosa ha emanado y alrededor de la cual toda cosa gira». [loc. cit.]

Observo la preferencia de la J (o yod hebrea) por Murrieta como una aproximación interpretativa, tal vez no accidental, con el significado de La Mano y el Hombre / o Mujer microcósmica y creativa. En su verso dice:

... con jota, esa letra
que divide la palabra mujer.
Esa, con la que la matrona
me enseñó a pujar, para parir,
esa con la tejo las palmas
para hacer el huari,el sombrero
y hasta el petate para dormir.

Estos versos están llenos de belleza simbólica. Este PARIR de CREAR y no es que se divida la Mujer ni la Palabra es que se entiende más allá de la división silábica y el papel mediador de la jota en el hiato una esencia oculta: la Mujer / Patria / Matría / colectividad espiritual para mentar la esencia de la mexicanidad es tan sagrado como un parto, como el fondo de una Matriz o Centro generador de lo productivo, lo fértil, lo compensador.

De la letra (la Yod) se dice que es «el punto primario del lenguaje que conecta lo espiritual con lo material en el mundo; símbolo de habilidad para adquirir posesión del conocimiento»; por igual, símbolo mayor de la humildad y de los estados contínuos. Si el conocimiento referido es lo Sagrado, o la esencia de una patria / o colectividad, recordemos que en el Tetragramatón o siglas del Npmbre Divino YHVH (Yod-Heh-Vau-Heh), Yod representa a la Deidad como Padre y la H (Heh) como Madre. La letra V (Vau hebrea) al Hijo; la segunda H a la Deidad con la hija. [7] Esto es lo que significa los estados contínuos, en los que muchas familias (Padre, Madre, Hijos, de ambos sexos) se multiplican, se suceden generacionalmente, y crean pueblos. Eso no es Dividir a la Mujer, sino dividir para mejor impartirlo un misterio entre sílabas y detrás de las palabras. La Yod es una llave msteriosa por sus simbolismos.

Simboliza esa mano que teja palmas para un sombrero, lo mismo que para forjar un petate descanso. La Mano productiva de artesanos y la manoa auxiliadora de las parteras o comandronas. En el poema de Murrieta, se dice que la jota (Yod) divide la palabra Mu-j-er en dos partes iguales. El Zohar / o Libro de Esplendores de los kabbalistas enseña que, en el permanente abrazo e incesante amor mutuo que se contiene en la Deidad, la Jota y la H, esto es, Yod y Heh, son Uno (Shekinnah: Padre-Madre, Varón-Hembra) y, si bien están en unión indivisible, inseparable, en abrazo permanente, tienen aspectos menos aparentes. Se requiere una lectura de otras alegorías e interrelaciones.

A su Unidad se nomina Compañía; para la comprensión oculta. Al separarse se entiende lo que Murrrieta dirá indirectamnente que uno es Polo Femenino (Mujer / futura Madre) y otro varón. La Deidad como Varón es Justicia, la Deidad como Mujer es Misericordia. Esa es la división que discuerno en su verso:

Con jota, con la que se inicia Justicia
la desconocida que buscan en la Sierra.

La Jota / Yod / llave primaria de la lectura kabbalística me hace entender los aspectos esenciales que Murrieta ve en la mujer «mejicana»: sensibilidad ecológica, protectora y empática por toda criatura natural, intuitiva y con sentidos extras para apreciar y aprender.

No. Yo… ¡Soy mejicana!
Así. Con la jota
Hija del sol y de la tierra
Hermana del viento
Y los animales del bosque…
De los indígenas de mi pueblo
Que todavía escuchan
Las voces del río,
De las piedras
Y los susurros del ayer
Que claman justicia
Y protección
que buscan en cada hijo
El sabio guerrero que salvará a:
La madre tierra, la casa, el hogar

Soy mejicana, mujer indígena
de la sierra. Como mi’amá.
Y me elevo en las alturas
del Pico de la India
donde vive el águila real,
la que posa con orgullo
en el Escudo Nacional.

Trenzo mi pelo con mucho orgullo
Como cadenas de identidad
Y representa para mi raza
la fuerza de mi nación.
La esperanza de un mañana
que en la bandera se plasmó
con el verde de la pradera
Y de mi pueblo ilusión

El alimento del corazón…
El rojo ardiente del estandarte
Es el que inflama mi pensamiento
Con la roja flama de la pasión.

Esperanza, pasión y orgullo
en la blancura de la nieve se plasmó:
Como blanca la cabeza de mi madre
y blanca el alma de las churis
que la Madre Tierra con pasión te dio

Pasión por Méjico, pasión por ti,
por todos los hijos de nuestra patria,
de nuestra gente, que es nuestro orgullo,

Nuestro portento y de nuestro Méjico:
Pertenencia e identidad.

[Mejicana]

Al finalizar el poema, pensará contradictorias las estrofas que han renegado de la letra X, al leerse de su texto:

Pero:… sí. Soy mexicana.
Y con ustedes gritaré:
¡Que viva México de mis ancestros!
El México de Xicoténcatl
de los mexicas.

El México de los que somos libres
de los que nos atrevemos
de los que luchamos a diario
sin iniciativas para corromper

De los que siempre podemos
y la queremos hacer.

¡Viva México!

pero no hay contradicción. Lo que ella vio es que las lecturas escriturales, o lirales, no son tan inspiradororas, porque la letras sin espíritu, mata. Para decir MEXICANOS o MEJICANOS con la llave del PUNTO primordial, con LA MANO productiva de la Identidad, hay que prestar atención a lo que resume el mensaje del poema: ATREVERNOS, aspecto masculino de la Acción, LUCHAR a diario y, sobre todo, «sin iniciativas pata corromper».

Cuando Murrieta aborda el tema de las identidad/es en diáspora, aprovecha su Canto a la libertad para evocar los tiempos remotos en que la libertad existía. La serranía entonces fue su espacio más sagrado. En ese curso histórico, entre el tiempo evocado y el presente, han nacido decepciones. La opatería, un raza en exterminio, es un indicio de la tristeza y la decepción que la angustia y por la que dice:

Aprisionaron con fuerza
mis ansias de libertad
que remontaban las alturas
como el águila real
...
¡Libertad! Quimera ingrata
¿Cuánto vale tu presencia en esta vida?
Si ya con sangre y con sus sueños
mis ancianos lo pagaron
para brindarme un México
mucho mejor: un México libre,
autosuficiente y soberano

[Canto a la libertad]

Una de las conscuencias de la crisis que México vive (crisis que revela cómo ha avanzado el desarraigo) hace que Murrieta en su Canto a la Libertad evoque su propia experriencia de valores formativos. Su mente se remonta a la niñez y «los valores y principios / que me dieron el arraigo, / pertenencia e identidad». Recuerda la escuela de Epifanio E. Vieyra, a cada docente que pueda considerarse «maestro forjador», repasa la «noble valentía» desu padre, influencia de abuelos y vecinos en su crianza:

Mis abuelos y mis padres bien amados
son la base que sustentan compromisos,
de familia y comunidad;
la tradición oral es histórico bagaje,
que en casa nos hereda
las costumbres de respeto y amistad.
En la búsqueda incansable
de mejoras en la vida
mi precoz y creativa adolescencia
(manifiesta en plena rebeldía)
elevó al cielo mis ansias femeninas,
y extendiendo mis alas al infinito
la libertad afronté.

En la madurez de su creatividad, ya fuera del pueblo natal, Murrieta ha descubierto que su pueblo está adormecido: «... con tristeza vi que duermen la esperanza / y la confianza mexicana, / que en la urna el ciudadano confiadamente depositó». La Libertad se ha convertido en procesos esppectrales de voto y propaganda:

¡Libertad! Quimera ingrata
¿Cuánto vale tu presencia en esta vida?

{,,,}

¡Libertad… a dónde has ido?

[Canto a la libertad]

Después prosigue un Canto a mi tierra que nos introduce a la vida en las Sierras, a la alternancia de su sol y aguaceros, a la lucha sin fin contra «las corrientes y las sequías, / o el crudo invierno». La vida de los nacoreños no es fácil; pero: «En la sierra Madre occidental», este norteño orgulloso, honrado y luchador, no ha perdido unos valores que Murrieta declara ejemplares y salvadores para todo México: Ser sincero consigo mismo, «sincero a carta cabal, trabajo honrado y sin descanso» y el hospitario de la amistad.

Su propuesta ante las carencias, es volver a aprender de la experiencia de sus puebleritos norteaños. El ejemplo está en su Nácori Chico. «En mi pueblito / aunque hay carencias / Se vive siempre muy feliz». Mas como monstruo que paulatinamente entra a las ruralías, la vida metropolitana, con todo su hibridismo cultural y una contraprspuesta, amoral y antiauctóno, la comenzado su influjo. La propuesta con que Murrieta defiende una solución prescribe:

Y aún en sequías o las heladas [,,,}
... el campo siempre provee
A los hijos valientes que sin temor
se quedan en Nácori a vivir-

pero, a contraviento viento, se esparce el mensaje emigra. Sal de tu tierra. Murrieta observa el desaliento que cunde entre las juventudes que no han tenido el proceso de capacitación que da la ruralía cuando enfatiza el el valor motivador de la identidad. Las comunidades indígenas tienden a apreciar la autonomía en el trabajo, conciliar su práctica acuerdo con los valores, metas y objetivos de sus colectividades y darse un compromiso organizacional con su sobrevivencia. Desgraciadamente, el inmediatismo ha socavado la identidad profunda y el sentido de arraigamiento.

En la identidad se experimenta el sentido de felicidad y plenitud. Su esencia nace en Solverse de vida mediante la interacción comunitaruia, apego y lealtad a region, a las opciones de trabajo y productivdad que ofrece. Un problema, visto y expresado por Murrieta, es la crisis en la apercepción y amor por los valores patrios y regionales. Como ante el Escándalo de Hilfiger, el mexicano de hoy (en especial el que se escribe con equis) se ha dado al consumismo y al aparentar. No hay en su psiquis el aprecio a la artesanía, modas y aspectos del folclor que realmente portan sus valores de identidad.

En el poema Viaje a México, observar en viaje aéreo, ruta de Hermosillo a México, la belleza del paisaje, jugar con las ilusiones ópticas que resultan de nubes, formas y superficies, sirve al hablante de Murrieta para tocar, con mucha belleza, los temas sociales y aún experencias emocionales profundas. Una es cuando dice:

¡Dominar con la vista la inmensidad!
Pero… me invade una sensación
se pequeñez…
de integración total a lo que veo
Como una pequeña molécula de aire
cruzando los epitelios de mi piel.

En este recurso de la «ilusión óptica que te brindan las nubes», comienza a mencionar lo que realmente le preocupa o concierne: los verdaderos «monstruos enfurecidos, / que abren sus fauces amenazando / con desaparecer todo a su paso». Esta perspectiva autoral tan conveniente, permite que describa el abismo que no pergeñan los engaños de las nubes, según pasan y se deforman. Este peligro o abismo será el real y autoevidente:

¡Ese es el peligro! Como la vida misma
cuando te atrae a lo fantasioso, lisonjero…
que te sonríe y te guiña el ojo,
atrayéndote a alguna trampa mortal.

e Isabel C. Murrieta, aprovecha para hablar acerca de monstruos que atacan el medio ambiente, «nuestro hogar, la Tierra».

De pronto (como a una mujer violada)
tus ojos se posan amedrentados, llorosos,
En esos espacios gigantes,
donde se nota la mano del hombre:
lacerando, destruyendo, depredando el bosque
en la tala inmoderada de su vientre
dejando calcinantes desiertos, desolados parajes
donde ni los pájaros encuentran un lugar
para posar su desnudez y descansar de su vuelo!

La Madre Tierra se vuelve símbolo intensificado de Mujer Violada. El Monstruo se vuelve geocida y feminicida. Es interesante cómo Murrieta aprovecha el inocente tema de su viaja a México, el 14 de noviembre de 2001, para dar una denuncia ecológica y buscar nuevos contextos para esa metáfora: La «Mujer Violada» está en los casos descritos de Ciudad Juárez, en su cariz más dramático; pero las olas de secuestros, la juventud victimizada en pandillas o vicios, la madre separada de sus hijos por la diáspora forzada o las terceras aventuras migratorias, son otros aspectos de la Mujer Violada Así lo es, si pensamos en símbolos como La Justicia seducida, asalta, u oculta, sobre la que ha metafoiizado en otros textos.

Pero Murrieta también nos recuerda

Esta visión circular, se termina de pronto
al topar la mirada con miles
de pequeñas luces encendidas,
....

a miles de seres
que sueñan, que aman, que viven…

[Viaje a México,]

En la poesía de Isabel Cristina Murrieta, cuya carga de añoranza por la «presencia del ayer» es intensa, no hay intención de evadir unas denuncias dolorosas y el desafío para prevalecer: Asigna responsabilidades en medio de un México con «valía y dolor» y, como poeta, «mi mano de poeta», plasma la denuncia y el clamor en la medida que puede:

¿No pueden tus gobernantes elevar tu potencialidad?

[...]

Aun cuando hay hambre, cuando hay miseria
insisten en sostener que México es libre...

[....]

Que en México aún existe la presencia del ayer.
Que aún gime la Patria por los hijos que perdiera
Aquellos que sin pensarlo te ofrendaron su ser
para que de nadie, México, fueses a depender.

[A mi patria]

Este canto a la patria es uno de sensatez. Apela a lo bravío de su pueblo ancestral, no para animar el «hacha de la guerra», sino para «zurcir cadenas de sentimientos», en protección de sus fronteras.

Una cadena de sentimientos y con ellos,
Patria Mía, envuelvas tus fronteras.

¡Para que nadie mancille tu suelo sin par!
Para que quede dentro de tus eslabones
tu riqueza virgen, tu gente sin igual.

[A mi patria]

En síntesis, cuando Isabel Cristina se dirige a su patria, no olvida que la Patria nace de conjunto y consenso de las voluntades. Hay que comprenderla en su dolor y su grandeza. Esa vía de comprensión, en ausencia de valores, es imposible. Como discutimos en torno a los significados universales de la Yod / la jota de su mejicanidad, esa jota suya es humildad, una mano dispuesta, un corazón de empatía de una mujer serrana y auténtica, que sabe sus límites, pero siempre algo ofrece:

Porque yo, tan pequeña, no te puedo ofrecer:
mi mano de poeta, para plasmar tu valía y tu dolor...

Y si un candado tú necesitas, para tu suelo proteger,
¡tómalo de mi sangre, tómalo de mi ser!
Usa como candado: Mi corazón de mujer.

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Bibliografía

[1] Isabel C. Murrieta, originaria de Nacori Chico, pueblecito de la Sierra alta en el norteño Estado de Sonora, al norte de México, está ourgullosa de su ascendencia opata. Es autora del poemario 'Zatachy'. Miembro de la organización Poetas del Mundo, coordinadora adjunta del evento literario anual «Horas de junio» y conductora del programa radiofónico: «El Rincón Bohemio», es especialista de Salud Pública. Trabaja para el IMSS.

[2] Tommy Hilfinger. Ver: Wikiipedia Biografía

[3] «México rebasa mil muertes por narcotráfico en lo que va de 2010», en: El Infomador.Com.Mx

[4] «México eleva a 5.400 los muertos por narcotráfico, más del doble que hace un año», en: El País. Internacipnal, 24 de agosto de 2010.

[5] La cifra más reciente indica que son 388 las mujeres y niñas asesinadas en 2009 y que hay gran controversia sobre las cifras reales, incluso se discute el propio concepto de feminicidio, pues algunos autores manifiestan que dicho concepto sería mucho más amplio que el de homicidio o asesinato y comprendería además la dejación de perseguir la violencia contra las mujeres por parte de las autoridades.

[6]
The Hebrew Alphabet; El Alef-Bet

[7] R. Patai, The Hebrew Goddess (1990).

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El Muro de Berlín

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