Tuesday, September 02, 2014

LA QUE SILBA POR LA CASA / LA AMISTAS / DE LAS ZONAS DEL CARACTER


LA QUE SILBA POR LA CASA


a mamá, a quien recuerdo siempre

1.


Fue Mamá, como virgen que me heredara
las costillas, me las pegó con saliva de seda
y besos de su mundo, a las puertas de mi ser
en este cosmos. Imagino que fue hembra sideral, 
mas paridora y spinoziana y calculó 
el panteísmo con ciertos ojos y que designa 

ojos del buen cubero y prácticas matemáticas. 

Madrugó silba que silba y yo, molido, 
con mis piernas que no quieran erguirse
[ayer caminaron mucho, junto a ella].
Se metió en cuanta tienda existe.
Le dio rienda, suelta rienda,
a la sospechosa acusación que Papá le hace:
«Mujer, hay que ser ahorrativa.
Tú eres gastadora que parece que piensas 
que el dinero brota como si fuera agua 
debajo de las piedras»].


A mí ... es la mañana la que se vuelve siglos.
Son tantas diligencias las que hace,
visita aquí, visita allá, a todo el mundo.
Ninguno la esquiva si dice voy de prisa. 
Es que quieren saludarla cuando sale a la calle, 
o la ven rumbo a la tienda.
La detiene con amor la barda más vecina. 
Y la llaman y se entusiasman
porque va con uno de sus nenes
y salió de sus nidos y telares
como un trombo.

La ardillita recaudará sus nueces.
En eso anda hoy la esposa del maestro.
Es siempre la mujer que está teje que teje
y haciendo que bellotas de contento
se cuelguen en los árboles, han de ser
las futuras avellanas. O el sustento.

Sale como ayer que no estuvo silbando
y tenía carita de abejita, atareada,
hasta que dijo: «Vamos a las cerialias,
por pan para el invierno»; y ella sí que sabe
sobre mediaciones, sobre pasión creativa
y simultaneidad con lo Eterno.

Utiliza materias de su espíritu, signos
que saca de sus huellas dactilares,
palabras hierofánticas que transmuta
del momento más duro del asma,
cuando parece que se va sin aire en los pulmones
a sus viajes extáticos, a cercanías kratofánticas
a orillas de la muerte.

En sus itinerarios, se detiene en La Trapera
de Leopoldo Nieves que son la misma parentela
de mi padre; sube más allá del Cementerio Viejo
donde está Luis Cantántora como un polo inmantado
de negrura, Vigilante, y saluda a Polo El Prieto.

Entra a la Cinco y Diez de Doña Chefa Jiménez.
Una de muchas jamonas del Pueblo; 
seguro Las Delicias será el último paro.

Ella bien que se sabe en forma y contenido,
en identidad conceptualizadora lo que es justicia,
pasión ante el prójimo, buena voluntad;
herir el irracionalismo y a kantianos,
con moral de imperativos categóricos,
exorcisar a los anglófilos, rooseveltianos,
de la Vieja Colchoneta,
chupasangres antes de La Pava.

Puede que ella no conozca, en rigor, 
de gobiernos o sus agendas prioritarias, 
ni la diviertan sofistas de la nueva
o vieja demagogia, pera ella 
supo quien fue bueno en el Pueblo 
y no desangró al pobre
o lo llenó de tiros, o algo que es peor.
Balas de miedo, heridas de resentimiento.

Mamita habla de tal modo que el Estado parece
que traiciona la justicia natural y lo humano. 
Quiere decir, Ley y amor y metaforiza.
No. Hablo sobre la Hilandera del Cosmos
y vieja urdimbre aracnológica 
a la que la Virgen Atenea le sacó los ojos. 


Le tapó la boca, le dio el asma en soga
de la asfixia, en innoble cadalso de la ahorcada.



     2.

Ahora es ella, la que sale a la calle,
Y habla sobre otra arañita,hilandera, 
tejedora de justicia, ambas creyentes
en los Eternos Tapices que cuentan la historia
de los dioses curioseando entre humanos,
amores posibles de dioses, sus andanzas,
sus buenas o malos engañifas.
O mentiras piadosas.

No es mofa de Aracné ante la diosa Atenea
(es cosa sobre donde hilar se concibe, la idea
que lo Divino se mezcla con lo humano
y la historia divina y la profana se coinciden).

Y Mamá dialoga esto, soy como una ardillla charlatana,
oradora, con boca limpia como sus manos.
No han de ser Causas Perdidas las que ella
promociona; es lo que silba 
dentro y fuera de la casa.



     3.

Sabe que de estos viajes al Pueblo, a pasito lento 
de camino, porque, en mi caso, cansan, fatigan,
depende nuestro invierno cuando se vaya
ese Sol tropicaloso...


Y Mamá, dulce Abeja, hembra de estrella
que se vuelve avellana, ardillita traviesa,
juguetona, hoy silba, brinca como mosquita loca
de pared a pared, y en cada flor de la casa
deja sus vuelos de mariposa. 

Y, como un ruiseñor o sépase qué avecilla, 
tiene una canción en labios,
una melodía sin letra, pero sonora,
obsesivamente contagiosa y agradable como miel.

Lo sé. Es que ayer también visitó enfermos,
tristes, a gente a quien compró alguna cosa,
miró lo uno y lo otro, pensando en ellos
y se trajo lo que necesitan, a plazos, 
en lay-away, a fiado. No ya lo que anhelan.

Vine cargado de paquetes, yo tan sudoso
que hoy casi ni me levanto; pero, ella quedó dura,
cantarina, resistente, madrugó silbando,
silbando, silbando, silbando.

Y esto durará meses y meses; posiblemente,
antes que el invierno llegue, me dirá lo mismo:
«Esta vez iremos el campo. Hay que visitar 
a la Abuela, a nuestras dos abuelitas,
a Cidral, a Mirabales, a El Guacio,
a ver los viejos Alicea,
los Prat, los Arce, los Luiggi,
los Brignoni, los Vélez,
los Ortices y Arocena, y «claro, Carlitos,
tus animalitos, y la nena que te gusta
de la escuela, a esa que escribes
en secreto, tu prima de ojos azules
sí, la de versos que escondes para quien
vive en El Guacio». 


LAS ZONAS DEL CARACTER, ps. 99-104

LA AMISTAD

«If we would build on a sure foundation in friendship, we must love friends for their sake rather than for our own»: Charlotte Bronte (1816-1855)

No quiero nada para mí.
Evita promesas y juramentos.
Lo mejor de mi generosidad es no querer
ni reciprocidades, afinar mi distancia
o cercanía hasta que tenga algo mío
y lo obsequia desinteresadamente.

No me ofrezcas nada para que yo sea tu amigo.
Me siento amigo únicamente cuando doy
y realmente satisfago lo que necesitas;
lo demás son puramente retóricas cordiales.

Mi amistad tiene algo de silencio y renuncia;
yo no te comprometo
(y no te comprometas que no demando nada).
Si quieres todas mis almendras frente
al riachuelo de la serotonina, tómalas.
Tengo muchas. Llévatelas.
Hoy ninguna me hizo falta y nunca
me dolerá ir por más.

Tampoco voy a buscarte
como el vampiro que necesita sangre,
clavar en ti sus colmillos, vestido
con piel de oveja y chantaje. No invoco así.
Yo tengo el río y el guayabal, senda
hacia los almendrales, interna en mi cerebro.

Hay que ser amigo cuando hay algo que dar.
Doy rica soledad, consuelo con silencio,
regalo almendras. Soy una cera dulce por tonada.
Te daría todo lo que tengo, sin regateo,
sin nada a cambio, todas / todas mis almendras.

Doy sólo cuando puedo dar.
Eso compréndelo, te soy sincero.
No quiero nada para mí y es el único modo
en que me pruebo amigo, el día que lo mejor
que es mío / y produzco / es también tuyo
y no espero ni las gracias.


04-07-1986 / CARLOS LOPEZ DZUR

De LAS ZONAS DEL CARACTER, ps. 90-91

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