EDIFICACION DE LA CASA
En la Torah, el corazón representa
el concepto primario de
recipiente,
el secreto de Eva: E. Klein, Kabbalah of Creation,
2000
Mem es la vasija de su útero,
el principio
creativo maternal con que Ella
dice a Adán:
Gran Fuente es mi casa.
Aguas y manantiales me llevan a El.
Mem es mi
imperio, aquí me replico
y a las
expansión de mi reflejo
los tomo como
peces, les designo
mis hijos,
mis ovas, mis ojos
en las aguas
y las charcas.
Ella es el
anzuelo, en la mano de Tzaddi.
Controla la
expansión cuando cierra
las piernas y
dispone el sacrificio.
Se dedica a
expresar la energía de la serpiente
porque sus
giros son prudentes.
Reflexiona.
«¿Cuál es el
secreto de tu corazón, Adán,
por qué me
rodeas y esperas y aún dices
que mi placer
es sublime? ¿Por qué
a tu padre lo
hallaste tan lejano y escondido
como entre
las nubes de Gloria?»
PONTE AL CUIDADO
Golpeado por
la vida y la muerte
el buey sabe
de la ventana desde la que se mira
su pastura,
el yugo lento que lo amarra,
el assiah
material que pisa, el hacia
de la acción
que le es posible…
Bendice la
existencia física.
Brinda
alegría a tu buey, macarro,
y espíalo
regocijadamente desde la Ventana
que se abrió
desde Beth. Dale alegría, macarro
porque el
buey mortal bien que se lame
una vez
inicia su sendero en para-prakriti.
Regocíjate, Adán, recuerda…
Tierra y
Cielo y toda Urania…
la madre clara y fértil y te la di,
aunque de la
visión del dolor, saqué
su esencia, y
en el tuétano de su costilla,
escribí: Ella
viene a crear la fe.
En las
afueras de la casa, el buey golpeado,
estaba y era
un mendigo aún no bendito
por Mi
Abrigo, pero le ofrecí del huevo
de Samekh, la
vívida y cálida vagina de mi casa.
EL ASEDIO DEL DESPRECIADOR
El
despreciador en la Puerta de Dalet
vio al ego en
su jornada y meditó:
«Va tan solo»
y urdió, por tal razón,
herirlo,
armado de gargajos. Lo escupiría.
Se acercó
cuanto más pudo para avergonzar
su ceño,
profanaría su ser. «¿No tienes nada?»,
insistió,
«¿nada tuyo?», porque dio la negativa
lo hizo
innecesario. Lo ignoró para siempre
y lo escupió,
tras decirle: «No existes».
ALUMBRADO
Pusiste la
oscuridad a mis pies
y me llamaste
el pobre del mendrugo,
el más
pordiosero de la estirpe.
Cuando llegas
a cualquier portal
se asoma el
miedo y, en mi puerta fue igual.
Te dispusiste
a hollar este gusano de Jacob.
Invadiste la
apertura de mi casa
con tus
mentiras de altruísmo
y la
centavería del escarnio;
pero la calle
tuvo un eco por tu causa:
«¡Entró el
despreciador por la Puerta de Dalet!»
CERCA TU PROPIEDAD PARA QUE NO HAYA RUTINA
¡No vengas,
no! El que forja rutina
Y declara banquete para sus hambres biekas.
No venga a
declarar su humildad
como humilde
quien no haya sido lavado
de su lepra
en Shiflut, voz de la promesa.
Quien no lava
al humilde, ni puños de jabón tiene,
el que viene
y no cura ni bendice,
que se vaya.
El la esquina
donde se dobla el dador
y el don que
lo recrea, uno que no se para
en plenitud, el
despreciador
que embauca y
escupe, debe irse.
¡Cuidado,
gusano de Jacob, a esos ricos
de pose y
pandereta, no se le para
(ni en
bronce) ni el nabo-uko-dono-sor!
Quienes no
sumerjan el ente
en la Fuente
de los Compadecidos,
que no venga.
Que primero sea el bitul
bimziut
mamash, limpio calcio
y postración…
que el hombre rico
del gargajo,
no venga. No.
Sí. Que no
venga a declarar su humildad
y con su
limosna se vaya a su reino
de
desperdicios y altares saprógenos.
7-03-1996
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