Friday, February 15, 2008

El Dr. Betances

a Ramón Emeterio Betances, revolucionario puertorriqueño y organizador de la Revolución de Lares en 1868

¡Cuán terrible es observar al enfermo,
al esclavizado, al oprimido, entender
el origen de su mal, su falta de sustento,
su trabajo agobiante, la explotación
que le chupa la sangre y no poder dar
el lógico consejo: «Descansa un poco,
repónte, come bien, abrígate en la noche!».

No es posible. Si descansa es más pobre.
Comer bien es imposible sin trabajo.
Reponerse es desafiar a quien es amo
y no comprende; abrigarse es absurdo
si faltan las cobijas y el vestido,
el buen lecho. ¿Qué puede decir Don Ramón,
al que llaman el Padre de los Pobres?

No pierdas el machete. Vas a tener
que utilizarlo si continúa tu yugo.

2.

Cuando la compasión es tan poca,

¿para qué vale el rezo? Si los curas se alían

al poderoso y se olvidan del humilde,

la iglesia ha dejado de ser templo.

Es otra cárcel, como lo es el hambre colectiva,

y el látigo del capataz en la espalda del negro.

Si pides con respeto una dosis de comprensión

y de justicia y, en respuesta, se te dice sospechoso,

subversivo, haragán o deslenguado, no veas

en el amo al aliado. No veas en él a un hombre.

Peores que las reses son los hombres sin espíritu.

Del libro: Lope de Aguirre y los paraísos soñados

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