Monday, February 18, 2008

Uno de los nuestros


En Sarajevo, una boda terminó en tristeza.
El día del gozo se transformó en amargura.
La novia quedó virgen; el novio muerto.
Un clamor patrulló la calle tras el crimen.
¡Hay que hacer algo!
¡Que se lave con sangre tal asesinato!
¡Que busquen culpables aún debajo de las piedras!
Una familia utiliza el pretexto: Han matado
UNO DE LOS NUESTROS
predilecto ultranacionalista, crema y nata
del clan, murió precisamente uno de los nuestros.


UNO DE LOS NUESTROS.
¡Un patriota de la estirpe de los chetniks!
Es, por tal razón, que ya no hay marcha atrás.
Se invocará la venganza.
Y es importante que lo sepa el mundo.
Que lo sepa Karadzic y no perdone a ninguno.
Que lo sepan los Tigres de Arkan
y las Aguilas Blancas.
Han matado UNO DE LOS NUESTROS.

Según se ha dicho, se pedirán donativos.
Son necesarias armas. Y, sobre todo, arcas llenas.
El odio es indispensable como nunca.
Entonces, ha de venir el cambio y la Gran Serbia.
La propaganda apela al sentimentalismo.
La emoción ha iniciado destrozos en hogares
de Sarajevo y se dice: ¡Son ellos! Quien,
en su cultura convive, con mentes que no sufren
este dolor privativo, nuestros duelos.

Ellos no son íntegros. Nos estorban.
No son como aquel, a mansalva asesinado.
UNO DE LOS NUESTROS.
Este mensaje lo llevaremos hasta Serbia
y Bosnia; lo haremos juramento en Montenegro.
Fueron ellos, los de largas barbas,
los sucios turcos, los que no se bañan
ni guardan respeto cuando muere
UNO DE LOS NUESTROS.

Y cuando la cizaña creció, a puros meses
de la boda siniestra de la emoción y el odio,
Bosnia-Herzegovina se llenó de ultranacionalismo.
Que se mate a los turcos, que se limpie
la raza
. De las aldeas, a la fuerza, se trasladaron
los niños; se mataron ancianos, se violaban
las hembras; y los croatas se unieron al propósito
y van hasta las puertas de Banja Luka
y, en tres años y medio, destruyeron los pueblos,
sólo por una boda y unas voces fanáticas
de odio y política mediocre: Han matado uno de los nuestros.

Ahora hay que sepultar más de 250,000 cadáveres;

hay que reubicar y dar un techo a 1.8 millones

de civiles desplazados, perdidos y sin rumbo.

Hay que llevar ante un juzgado 105,000 asesinatos

(cometidos en tan sólo tres años), si es que hay justicia

donde vale más la boda y la voz

y la venganza de UNO DE LOS NUESTROS.

Hay que consolar a 40,000 mujeres ultrajadas

sólo porque una boda de quien fuera

UNO DE LOS NUESTROS,

se truncó con violencia.

Enero 1996 / De El Libro de la Guerra

1 comment:

ADELAIDA RODRIGUEZ GARNICA said...

Car... saludos. efectivamente me encuentro con una poesía intelectual, rica en contenidos, con unos versos de gran fuerza expresiva, impecables en su forma y trasfondos. Un placer amigo haber pasado por tu blog y haberte conocido.


ADELAIDA