Anselmo Lorenzo habla de la Comuna
De ésto se trata ser internacionalista,
dijo un obrero en El Imparcial, uno que vela
con sueldo por el bienestar de su madre y una hermana,
uno que sacándole retazos al tiempo
ha organizado La Solidaridad, órgano
de la AIT. Es Anselmo Lorenzo;
él dice que la suerte el obrero de Francia
es la misma del obrero de España.
En cada pueblo del mundo, somos la misma sed
de aspiraciones; son comunes nuestras necesidades.
El descontento de la pobreza, la invasión
que llega, con fines opresores, se siente
como una. Discernirlo es consciencia de solidaridad.
Es internacionalismo, instinto de justicia.
Los primeros dos meses aquella Primavera
(1871) en París, mucho debe enseñarnos,
ha dicho Anselmo Lorenzo, y los enemigos
del Pueblo, que siempre oyen, se enojaron.
«No mencione más en España
la Comuna de París; no escriba más
sobre federaciones regionales»,
Madrid no será como París
ni París como España.
Y era Práxedes Mateo Sagasta
aquella oreja amarga, aquel esbirro enemigo.
Y la emprendió primero contra Angel Cenagorta
y, seguidamente, con Lorenzo cuando viajó
desde Madris al primer Congreso Obrero
en Barcelona... Y después pensó en Tomás González Morago,
en Enrique Borrell y en Francisco Mora.
Y los mandó al exilio, o escapaban
por las buenas, o mandaría a matarlos.
<>
El internacionalista
El era un internacionalista madrileño,
uno de aquellos cuatro
con Francisco Mora, Julio Rubau
y Tomás González Morago
que pusieron a temblar y por parejo
la burguesía española y los politiqueros.
Con sólo abrir la boca y anunciar las palabras
trabajo libre e internacionalismo
el revuelo se hizo espanto; Sagasta
se imaginó la Comuna, los empresarios
huelga, intervencionismo, el jornalero
exaltado, azuzado desde Francia;
perros bravos que ladrarán al amo...
pero el pueblo entendía, no así
los mismos republicanos.
Fue en 1869 en el Salón de la Bolsa Mercantil.
La burguesía, presente, muy atenta, escuchándolo.
Pero la palabra sindicalismo internacional
fue demasiado nueva, peligrosa
e indignados salieron del salón
los propietarios y los nacionalistas.
Así nació la A.I.T., conjurada, maldecida,
atacada por la prensa, blasfemada,
pero la clase obrera inscribiendo
su entusiasmo por la idea.
17-08-2003
<>
La Commune de Paris
a Louis Auguste Blanqui, presidente electoUn gobierno popular y federativo
del Concilio Comunal de París
ése es tu pecado, Pueblo,
ese experimento que unos llaman socialista.
Otros, el primer gobierno paradójicamente anarco.
Nunca antes la autoridad municipal
fue tan auténticalmente vigorosa en primavera;
nunca antes un obrero hilvanando su opinión
de clase, junto a médicos, periodistas,
jacobinos, diversidad de gente que no desea
ser llamada muchedumbre, desperdicios
de un poder, o un ejército, rodeados de adversarios
e invasores, desalmados vividores de un Estado...
pero por dos meses
la inmensa multitud de parisinos dijeron:
«Estoy repersentado», «este sí que es
un estado de mi alma colectiva».
En medio de un asedio militar
el 28 de marzo se declararon la Comuna Libre
(la que supo, en un momento decír
al general Claude Martin Lecomte,
¿cómo que disparar contra muchedumbres desarmadas»,
y le bajaron del caballo y junto a otro antiguo militar
de los que sólo son comandantes asesinos,
lo fusilaron, para que sepan honrar el uniforme
y la misión de una Guardia
y no repitan represiones como aquella
de junio de 1848).
En el General Clément Thomas, treinta años
de su historia se tuvo en la memoria
porque no puede prevalecer las Comunas
en las manos sangrientas y el ejército
que no esté por el pueblo, que por el pueblo muera.
Aquello sólo fue un experimento de Comuna
y nadie, ninguno imaginó que el final
sería sangriento, que el Poder minoritario
sea tan criminal, que nunca aprenda
y que aún, después del bombardeo prusiano y declararse
la República francesa y que, en París, fuese electa
una Comuna, con los votos del hambriento,
el jornalero, el históricamente, descontento,
venga el desastre, el asesino se aúpe
y que la adición de la palabra et sociale
al lema «la république démocratique»,
sea una sentencia de muerte.
<>
Abdón Terradas
Es el mismo que una vez se le escapó«Acerquéme con timidez y respeto, anunciándome como delegado de la Federación Regional Española, y aquel hombre me estrechó entre sus brazos, me besó en la frente me dirigió palabras afectuosas en español y me hizo entrar en su casa. Era Carlos Marx»: Anselmo Lorenzo
de las manos al Tirano establecido.
Es Anselmo que viene y va, siempre luchando.
Hijo de campesinos de Toledo que nunca abandona
el surco donde quiere echar semillas
Es el mismo que dice que una semilla,
si es buenamente libertaria,
en toda tierra crece.
A Portugal escapó un día y, a las orillas
del Tajo, echaron un semillero
de Pensamiento Social y los jóvenes
labraban el internacionalismo y en Lisboa
fue lo mismo, Lorenzo estaba sembrando,
mejoramuientos para las clases laboristas
y lo escuchaban José Fontana, Eduardo Maia,
Antero de Quenta, el poeta, Batalha Reis,
Nobre França, e hicieron una AIT como en España.
Y, después de estos frutos, ninguno supo
cómo vovió Lorenzo. Es como una lagartija
que sube a las ventanas, penetra camaleónico,
se inmiscuye en Valencia, salta a Londres,
Marx lo abraza, le besa la frente
y le habla en español, diciéndole:
«Hijo mío, bendito entre las masas»
y lo lleva consigo y lo hospeda en su casa.
Y vuelve, siempre vuelve, como una lagartija
que trepa, se cuela dentro de la casa.
Anduvo recorrendo Sevilla, Utrera, Jérez,
Cádiz, Puerto Real, Málaga, Loja, Linares...
sigue leyendo a Fanelli, reprochándole a Lafargue,
más cercano se siente a Bakunin,
pero no es para siempre, ni con Marx,
ni con nadie... él muda lo malo de su piel,
busca algo puro, realmente anti-autoritario.
Está escribiendo con su nombre Abdón Terradas
pero es él mismo y quien dice que una semilla,
si es buenamente libertaria,
en toda tierra crece.
<>
El masón, en los días del Corpus, 1896
Es el mismo que una vez se le escapó
de las manos al Tirano establecido.
Y Josep Llunas lo presentan en el Ateneu Barcelonés
como el Hermano Masón en conferencia
e indica que escribe sobre un proletariado militante.
Desde 1883, es un masón creativo y hoy, 1887
tienen que oírlo. Es el mismo, el camaleón,
el amigo en casa de Manuel, el líder confundador
de la FRE de Vitoria.
Regresó a Madrid, pero es él mismo
(el que anduvo en Burdeos y lavó platos
y recorrió, con la bolsa vacía, contando céntimos
de su sustento, toda Francia hasta llegar
a Marsella, lo cuidan las colectas de los obreros
de Le Sémaphore, pero quiso volver a Barcelona.
Anselmo Lorenzo no se rinde.
El Abuelo de la anarquía española sigue vivo.
Y aunque ahotra es masón es él y el Tirano Establecido
no le pierde la pista, sigue sus huellas como un sabueso.
Por está con 43 hombres, reos de Atarazanas,
víctimas de acusadores malvivientes
en esta ola repersiva ocasionada por los sucesos
de Corpus en Barcelona. Allí está hambriento,
sólo caben 14 hombres en la celda,
pero hay 43 desesperados, robando aliento
al aire, hediondos por sudar la angustia.
A él lo van a trasladar all Castillo de Montjuich
(donde hay publicitadas ya torturas)
y están orando, los que creen, por él
por si Abdón Terradas no vuelven a verlo nunca.
EL LIBRO DE ANARQUISTAS
No comments:
Post a Comment