Sunday, January 16, 2011

Francisco Renato Urrea Morales nos habla sobre Teresa Urrea («La Santa de Cabora»)



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Teresa Urrea nacida en la ranchería Ocoroña, Sinoloa, México, en 1873. Su madre (Cayetana Chávez) fue una indígena Tehueco, quien la procreó a la edad de 14 años cuando estuvo empleada por Tomás Urrea, rico hacendado. Aunque nacida ilegítimamente, don Tomás la reconoce y lleva a Teresa a vivir a La Hacienda Cabora. Fue a la edad de 6 o 7 años que el padre la conoce por primera vez. Casada en 1900 contra la voluntad de Don Tomás, el matrimonio de Teresa duró poco porque su esposo insistía en regresar a México con ella. Ella falleció en 1906 y fue enterrada en Clifton, Arizona. Su esposo fue recluído en un asilo de enfermos mentales.
Por Carlos López Dzur / Fundador de Sequoyah Virtual

La importancia de Teresa Urrea (1873 – 1906) ha crecido al paso de los años en todo aspecto: para la política, la religión, la literatura y las artes. En torno a esta figura, a partir de la cual Brianda Domecq en 1990 escribe la novela La insólita historia de la Santa de Cabora, se forja la intención de presentar a Teresa Urrea, no como una mera mujer cempesina, sanadora por fe y organizadora social, sino como una mujer que fue «percibida como una amenaza a la seguridad nacional por el Presidente Porfirio Díaz en las postrimerías del siglo XIX» (p. 129). Así la mencionan Carl Good y John V. Waldron en el libro
«The Effects of the Nation: Mexican Art in an Age of Globalization» [Temple University Press, Philadelphia, 2001] y estos autores alegan, de paso, que la investigadora Domecq, feminista comprometida, basó su novela en investigaciones.

Hemos tenido oportunidad de entrevistar a Francisco R. Urrea Morales, nacido en ____, quien es descendiente de la misma familia sonorense a la que Domecq consultara para recopilar informes sobre Teresa (la Santa de Cabora) y la memoria que, entre sus familiares y ancestros, se tiene de su vida. Combinaré, enriqueceré y contrapondré, el testimonio recogido y grabado de Don Francisco R. Urrea con lo que ya se ha investigado y circula de otras fuentes.

Brianda Domecq es la primera en reconocer con incredulidad y recelo la cantidad de profetas e iluminados surgidos durante el Porfiriato (1876-1910) y a los que la Iglesia y el Gobierno vieron con malos ojos. Los cultos, sean auténticos u oportunistas, mueven masas y Domecq estuvo consciente de que en el caso de la llamada Santa de Cabora, había algo especial. Su culto, queriendo o no, pudo impulsar una o más rebeliones armadas. El culto a la Santa de Cabora, aunque excomulgada por la Iglesia, sobrevive aún hoy, no de forma oficial, pero, al culto sobre su santidad, se agrega su importancia como revolucionaria.

Antonio Heras al informar sobre los empeños de la investigadora, escritora y autora teatral Ursula Tania por rescatar la memoria de Teresa de Cabora nos refiere que ésta «–curandera, milagrosa y revolucionaria– es una mujer olvidada por la historia de México», pero «la sabiduría y la tradición oral mantienen viva a Teresa Urrea o la Santa de Cabora» [
Antonio Heras: «Llevan al teatro la vida de Teresa de Cabora, santa y revolucionaria»], aunque no lo haga «la historia oficial mexicana». El periodista Heras de La Jornada nos informes de una obra teatral que sube a escena en Tijuana («La hechicera del Norte»), inspirada en Cabora.

Heras cita a la investigadora y actriz Ursula Tania diciendo:

«En México, existen pocos documentos que aborden la vida de Teresa Urrea; sabemos de ella por La rebelión de Tomóchic (escrita al calor de las balas), crónica de Heriberto Frías; Del púlpito a la trinchera, del estadunidense Paul Vanderwood, y por La insólita historia de la Santa de Cabora, de la novelista Brianda Domecq», dice, tras señalar que recientemente se publicó en Estados Unidos The hummingbird’s daugther (La hija del colibrí), de Luis Alberto Urrea, que ganó el Premio Kiriyama.

La vida de la Santa de Cabora se redimensiona en la víspera del centenario de la Revolución Mexicana porque la curandera, de sólo 19 años, fue la imagen que dio aliento a las rebeliones en los pueblos del norte de México, como es el caso de la rebelión de Tomochic, Chihuahua, y la de los yaquis y mayos en Sonora, que son el antecedente del estallido social de 1910, afirma la actriz. [...] Úrsula Tania da vida a este personaje, cuyo recuerdo está vivo en las comunidades indígenas del norte de Sinaloa y el sur de Sonora. Teresa Urrea, hija ilegítima del hacendado Tomás Urrea, pidió protección a su padre durante la adolescencia, luego de que su madre la había abandonado. En San Antonio de Cabora aprendió el oficio de curandera, para más tarde trascender como la taumaturga venerada por tarahumaras, yaquis y mayos, así como la precursora de las luchas contra el Ejército porfirista a finales del siglo XIX.

El periodista Lauro Aguirre introdujo a Teresa en la lucha social y de esa manera ella participó en la promulgación del Plan de Nogales, en el que se proponía el derecho de la mujer al voto, la restitución de las tierras a las comunidades indígenas y su pleno respeto hacia ellas, agrega Úrsula Tania.

En los Estados Unidos, el interés por Teresa Urrea recrece con el Movimiento Chicano del '60, mas hay que considerar que, antes de su muerte en 1906, Teresa despertará inquietud en la nación estadounidense. «Teresa vivió en Arizona, donde una compañía de médicos la conoció y la llevó por diferentes lugares de Estados Unidos, entre ellos Nueva York, para mostrar sus poderes curativos» [A. Heras, loc. cit.].

EL ASPECTO RELIGIOSO DE SU LEYENDA: Lo que más entusiasma a don Francisco Urrea, mi entrevistado, en torno a Teresita de Cabora y su fama de heroína es esencialmente lo que trajo a Brianda Domecq a su hogar en Sonora cuando ésta escritora newyorkina realizaba sus investigaciones para recrear su vida: la manifestación desde adolecente de «milagrosos poderes de curación» y la fama que se esparcía «entre los enfermos y descorazonados y los miles que hacían peregrinaciones para verla» [Domecq, The Astonishing Story Of The Saint Of Cabora]. Hay una glosa en español sobre este libro: Domecq de Rodríguez, Brianda. 1984. Teresa Urrea: La Santa de Cabora. [Temas Sonorenses, a través de los simposios de historia. Publicaciones del Gobierno del Estado de Sonora, 1979-1985].

Como Teresa descolló con estas dotes desde muy jovencita, se le ha llamado «Santita de Cabora, Niña de Cabora, Santa Teresa, Teresita y La Santa» [Luis D. León, La Llorona's Children: Religion, Life, and Death in the U.S.-Mexican Borderlands (University of California Press, Berkeley / Los Angeles, 2004),. 145]. «Teresita fue una hipnotizadora, síquica y sanadora nata. Ella tenía la habilidad de liberar a una persona de cualquier dolor que sufriera con sólo mirarla y nunca aceptó dinero por sus curaciones. Los informes sobre sus habilidades curativas se difundieron rápidamente y no tardó mucho en que miles de personas buscaran su ayuda» (ibid.).

A esta observación, Francisco Urrea dice:

El mote de santa surgió cuando Teresita, a los 16 años, sufrió un ataque epiléptico... La pusieron sobre un camastro... Los aborigenos del pueblo pemsaron que ella se había muerto y empezaron a velarla y rezarle... Mas, en la mañana Teresita se sentó y la gente empezó a gritar '¡milagro, milagro!' y gritaron que es santa. [...] Mucho antes de ésto... una criada de la casa de Tomás Urrea, que se llamaba la Wila [-------------], inició a Teresita como curandera... Era por la necesidad que había en esos tiempos y la falta de médicos y servicios de salud, y que Wila tenía esas tareas en la ranchería y sabía de yerbas medicinales, cuidar con esas plantas diarreas, dolores de cabeza, fiebres y atender partos. Ya estando en Cabora enseñó a Teresita a recoger las yerbas, dar remedios naturales y cuando la llamaban para un parto le decía a Teresita 'vente conmigo' y la enseñaba. Viéndola siendo Teresita, tan jovencita, cómo decía 'relájate, mijita', y lograba la mejoría de los enfermos, la Wila comenzó a notar que Teresita tenía ciertos dones de curación... y cosas así sucedían al poco tiempo de que la niña fuese llevada a vivir con ellos... [Entrevista con Francisco R. Urrea Morales, 16 de enero de 2011]
Cotéjese este testimonio con lo dicho por otros investigadores, como Elena Díaz Björquist, historiadora y escritora de Tucson, quien dice que fue cuando Teresita tenía 16 años que Don Tomás la llamó a servir a su casa. Para el entrevistado (Don Francisco Urrea), cuyo padre fue el heredero del padre de Teresita, el contacto con la familia es anterior. Ella tendría 6 o 7 años de edad. Al especificar sobre este detalle, el entrevistado dice:

cit Urrea




Sin embargo, él coincide con la autora Elena Díaz Björkquist, en que a la edad de 16 años, con Teresita ocurre algo milagroso, tal como Díaz lo explica: «When she was 16, Teresa lapsed into a cataleptic state that lasted over three months». Es cuando los aborígenes creen que ella murió y resucitó. Díaz elabora aún más la historia de este 'ataque epiléptico' como le llamara el entrevistado y dice:

Cuando despertó, ella informó que la Virgen le había visitado y le dijo que tenía poderes especiales para sanar a los enfermos y heridos. Varios grupos guerrilleros clamron que Urrea era una santa viviente, usándola como una inspiración para rebelarse contra el gobierno mexicano. El Presidente Díaz la exilaron por supuestamente instigar a la rebelión. Los Estados Unidos le concedieron a ella y a su padre el asilo.

[«When she awoke, she reported that the Virgin had visited her and told her that she had special powers to heal the sick and injured. Several guerrilla armies claimed Urrea as a living saint, using her as an inspiration for revolting against the Mexican government. Presidente Díaz exiled her for supposedly instigating rebellion. The United States granted her and her father asylum»: Elena Díaz Björkquist, La Santa de Cabora, Teresa Urrea (cf. SIROW, University of Arizona)].











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