Elaboradas por CARLOS LOPEZ DZUR
Destacados artistas, literatos, educadores, funcionarios públicos, empresarios privados y líderes, de ancestro latino, cuyas memorias y quehaceres han sido heroicas e importantes para la nación y el progreso y prestigio de nuestra comunidad, son el tema y reseña de Nuestras Estampas.
Ramón Novarro, pionero en Hollywood
Nació en Durango (México), en 1899. Fue bautizado como José Ramón Gil Samaniego. El y su familia fueron parte de la ola de inmigrantes que, evadiendo la violencia, escapaba de la Revolución Mexicana, en la primera y segunda década del siglo. Su destino fue Los Angeles, California. El futuro actor Ramón Novarro tenía una prima, Dolores del Río, quien entró a la industria del cine en 1917, interpretando pequeñas intervenciones o «papelitos». Como complemento de espera para sus pininos actorales y originar sus ingresos más firmes, Dolores se desempeñaba como mesera y cantante.
Antes de que se diera el primer triunfo de Ramón, por su rol en «Scaramouche» (filmada en 1923), el director Rex Ingram y su esposa, la actriz Alice Terry, le sugirieron el cambio de apellido y fue así que adoptó «Novarro». Ellos promovieron al atrayente mexicano como rival del galán Rudolph Valentino.
En la incipiente «Era de Oro» del cine de Hollywood, Ramón Novarro sería un testigo y un pionero. Por la época en que llegó a Hollywood y vivió de las ofertas de estudios fílmicos, del 1920 al 1940, casi todas la compañías de producción poseyeron estudios o ambientes controlados para hacer sus películas, espacios que ya es común rentarlos. En sus comienzos, la primera era del cine carecía de sonido y no sería hasta el decenio de 1920 que el «cine mudo» se innovaría con los efectos de sonido, intercalado de título y sincronización de voz.
Ramón Novarro tiene el encanto para introducir su glamour de tipo latino en una épofca en que quienes apelan mundialmente, admirados en la gran pantalla, son estrellas como Clark Gable, Katherine Hepburn, Humphrey Bogart y la personalidad prodigiosa de Shirley Temple, la más taquillera de las ofertas, con cada película de los años ’30.
En 1925, Novarro se hace notario por el vestuario utilizado en la película «Ben-Hur», la mejor de todas las que participó y que lo elevó a la élite de Hollywood. Un año después muere Valentino, por lo que el actor de ancestro mexicano se clasificaría como segundo «modelo del amante», después de John Gilbert en los estudiso de MGM. Uno de los galanes románticos más solicitados en sus días, también destacaría en roles de acción.
Novarro apareció, con Norma Shearer, en «The Student Prince in Old Heidelberg» (1927),, con Joan Crawford en «Across to Singapure» (1928); en 1929, participaba en un espectáculo mudo que se presentaba ocasionalmente en la TV, «The Flying Feet». Para su primera película hablada interpretó a un soldado francés, aficionado a cantar («Devil-May Care», 1929). Con Greta Garbo co-estelarizó la película de espionaje «Mata Hari»; se considera exitosa su intervención, junto a Myrna Loy, en «The Barbarian» (1933).
Cuando su contrato con los estudios MGM terninó, no se le renovó el contrato y su ángel a eclipsarse; apareciendo esporádicamente en producciones de Republic Pictures. Intentó su incursión en Broadway en los 1960, mas sin éexito. Una labor menor hizo en la TV, apareciendo en la serie «The High Chaparral», hasta 1968.
En el pináculo de su carrera, entre 1920 al principios del 1930, solía ganar $100,000 por películas, lo que invirtió en bienes raíces para sostener su caro estilo de vida. No hubo pocos rumores en torno a la vida personal del actor, quien rehusaba el matrimonio y sostenía puntos de vista contrarios al catolicismo y su homosexualidad. Fue amigo del escritor y aventurero Richard Halliburton y del periodista de Hollywood Herbert Howe. Esta relación es tema de varios libros. Uno de Allan R. Ellenberger y André Soares: «Ramon Novarro and André Soares's Beyond Paradise: The Life of Ramon Novarro».
Tristemente, la vida de Novarro terminó por causa del asesinato cometido por Tom y Paul Ferguson, de afiliación mormona y a quien Novarro pagó para que le visitarn en su casa de Laurel Canyon y tuviesen sexo con él. Movidos por mayor codicia, torturaron a Novarro por horas, golpeándolo brutalmente y queriendo que él les revela donde pudiera tener escondido más dinero.
Novarro fue enterrado en Los Angeles y tiene en su nombre una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
Un historiador con trascendencia / Narrativas
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