6. HALLARSE…
LO MAS CONOCIDO
EN LA VIDA AFECTIVA
Hay
dos conceptos hermenéuticos que son indispensables para que se complete el
proceso y la empresa ontológica que define al tipo folclórico-popular. El
primer principio es conceptualizado como hallarse («Befindlichkeit»), un
hallarse en la raíz del ser, i.e., afán de encontrar la originariedad inexorable,
pero aún adviniente y eventual. El hallarse es la finalidad hacia la más propia
posibilidad del ser.
El
hallarse no es arrebatamiento que no guarda el orden establecido, sino
que es la eventualidad, algo posible y contingente ante lo cual se toma
previsión («pre-visión»). El hallarse como ser-en es lo ónticamente más conocido,
lo cotidiano, y, al mismo tiempo, lo que es acorde («Gestimmtsein» /
«Stimmung»), vida afectiva y sentimientos.
Es
difícil que se entienda que, con la vida afectiva y los sentimientos, Heidegger
proponga una vía comprensiva de la esencia y la historicidad. Las emociones
están asociadas a conmociones orgánicas y, en cierta instancia, a las bases
químicas (neuropéptidos y endorfinas) que inciden en la expresión de emociones;
pero, aún así, el soluto («Erschlossenheit») como irrupción del ente, no
es visto como meramente espacial y óntico; sino que en la hermenéutica se
asociará a mucho más que a las impresiones sensoriales.
El
soluto destella. Abre a ideas y recuerdos. Por esta razón, el ser (Dasein
que se solve) es libertad y, en su modo cotidiano, esquiva la onticidad, la
coseidad, la factualidad de lo meramente manifiesto; se deyecta, se
enriquece en modos de aversión, revuelta y desvío. En fin, refleja vivencias
profundas. Desde la base del solver y el hallarse se puede explicar cómo
evoluciona un tipo. El hallarse nos permite comprender ya que estamos
submitidos al mundo y, en su ahí, se puede encontrar lo que ataca y amenaza. En
el hallarse no se escapa de la historia, por más cruel y hueca que
parezca y no se esquiva ningún planteamiento en el que se pueda procurar un
sentimiento. Por eso hasta los materiales brutos de una conducta son
aprovechables.
HALLARSE EN ESPACIO DE EMPATIA:
En lo que describimos como el espacio-empático es que sucede el HECHO Y EL
PERSONAJE. Por factores circunstanciales, relacionados a un hallarse en
una determinada época que se termina por añora en cuanto su esencia epocal e
idiosincracia de sus personalidades es menos obvia:
Moncho Lira (Ramón María Torres,
1868-1903) era poeta y bohemio. Su vida transcurrió durante una época en que
ser bastardo restaba oportunidades de progreso y admiración, no importaba e;l
talento. En eso vida tiene una similaridad con la del poeta Placido. No
obstante, con Placido se agrava el panorama por se de la raza negra. Ramón
María, cuando se descompesaba emocionalmente por el desprecio social que se
tiene a los bastardos, acudía al licor.
En
el hallarse de Don Mingo, el Farolero,
el era como el héroe por su oficio. No
había alumbrado eléctrico.
El
héroe (Rodrigo Font Román), veterano de la Primera Guerra Mundial, falleció en
batalla, como muchos miles. Se ofreció de voluntario a la guerra y tenía el
deseo de hacer carrera militar, con afanes de gloria y rango. No entendía que
en ninguna guerra hay gloria ni verdadero el heroísmo. Se vence o se gana
cometiendo un crimen contra un ciudadano que ni conocemos, ni ha hecho daño. Le
invadimos el país, bajo ciega obediencia A veces se acude matar a quien es
genuinamente patriota. Este es el caso de RODRIGO EL HEROE.
Los
patriotas como los héroes merecen una adecuada definición. Muerto y declarado
como héroe en 1918, se le dieron honores de persona de abolengo y recursos, a
diferencia del trato a Sinforoso Arocho, el primer puertorriqueño seleccionado
en el sorteo para la misma guerra, a quien simplemente se le nombra como Sinforoso,
el Soldado [el primer reclutado].
Don Lino el Maestro, o El
masón o el Duelero (Lino Guzmán) tiene historia en muchas facetas.
Es interesante su hallarse como varón de un siglo de intolerancia. Tiene
inquietudes altruistas y es por lo que fue masón. Cayo en la Lista Negra
de los maestros indeseables. Quería un oficio digno que la permitiera aprender
mientras comparte. Pero tuvo mala suerte. El decía que eral sino de ser ‘prieto,
feo y cojo’ y encima, por falta de dinero y propiedades, tener que
conformarse pasar los últimos los días anunciando en el pueblo quien muere. A
este interesante Viejo Maestro finisecular del tiempo español hubo quien
le recordó de esa manera. La gente despótica y defensora de las clases oligárquicas
quisieron que se amargara su vida mucho más al acusarle de participar en quemas
de haciendas durante la etapa de violencia campesina de los comevacas y tiznaos
de 1898 y al adjudicarle un estupro, cargo del que fue exonerado por la
falta de pruebas, ya bajo el régimen norteamericano. La captura que se hizo de
Don Lino en 1899 fue uno de los últimos actos de tortura, impiedad y cobardía
que cometió un personero de España y capitán de milicias.
Tal
como recojo en una historia titulada El
Masoncito arratra’o, incluida en
el libro El corazón del monstruo
[Outskirts Press, Denver, 206] Don Lino fue un líder rural en 1898 que, siendo
visto con desprecio y altivez por los entonces representantes de la burguesía,
se empeñan en fundirlo en la cárcel es escarmentarlo. Lo acusan de daños a la
propiedad, violación sexual de una damita de la cepa Ballester. En fin, los ex Alcades
Miguel Laurnaga (1871) y Fancisco J. Laurnaga Sagardia (también Alcalde en
1874) involucran a Pedro Arocena en una faena de odios y sospechan que lleva a
Arocena a amarrarlo de la cola de su caballo y arrastrarlo del campo al pueblo.
Un sargento americano de apellido Stephen fue testigo de variedad de suplicios,
incluyendo poner a Don Lino de rodillas con dos piedras previamente calientes,
tras largo rato al fuego, y sostenerlas en alto a manos peladas. Es Arocena
quien ve a los fugitivos José Vélez Mayo y Flores Cachaco rondando por
Mirabales. Estos eran los buscados por robo de libros de cuenta y ataque a Pedro Jauarena Azcue.
De
hecho, Jaunarena solía decir que Don
Lino fue hombre valiente, decía las cosas de frente, combatía desde la
disidencia anti-española y anti-eclesiástica. De modo que lamento lo que le hicieron, como
suplicio a Lino Guzmán, uno de los que so pena de vengarlo lo hizo cargar unas
piedras calientes. “¡Si te gusta quemar, ahora acostumbraos a lo caliente!”,
le dijeron a Lino. “El maestro aguanto cuanto pudo sin gritar. Le estuvieron
dando patadas en las costillas hasta accedió a asir las piedras calientes y,
cuando ya hora de conducirlo a la cárcel municipal, cambiaron el suplicio. El
propio Arocena amarro a Don Lino del rabo de una mula y, al comenzar el regreso
al pueblo, lo arrastraron un buen trecho del camino” [1]
Hay
un poema titulado Arrastrado va Don
Lino en la Épica de San
Sebastián que toca el tema:
amarrado de una yegua americana,
Arocena y sus secuaces, bien lo sabes,
han estado escupiendo al campesino.
Han quemado con piedras
de la hoguera tus manos, han vuelto
a reeditar el carimbo
y por eso echan su maldición
contra esos nombres de exaltados,
republicanos de hueso colorado:
Ruiz Zorrilla, Romero Ortiz,
Rafael de Riego, Valero Bernabé,
Betances, Gómez Cuevas, Arrillaga,
Moreno, Babilonia, Cabán Rosa,
Bascarán, De Diego...
... por eso erigiste la niña y las mujeres
de esos déspotas y violas e igualmente maldices
y no termina de quererte tu Viejo Victimario.
[Arrastrado va Don Lino, pág. 65]
La
Iglesia Católica lo acusaba de ateo, por lo que no se le daba trabajo ni por el
gobierno en las pocas escuelas públicas ni por la Iglesia en aulas
parroquiales.
Cada
sector de la población tiene un hallarse privativo y sus propios estímulos
para solverse. Primo El Caballero Español (don Victor Primo Martínez) por recibir una
distinción como total de las Cortes de España y su hispanismo es un verdadero
tipo caballeresco y camina y maneja sus bastones como uno de ellos. La mejor
anécdota para contar sobre este Caballero español e incómodo jurisconsulto (que
desafiaba a José de Diego, con versos y discursos, es el cuento sobre La
bacinilla de porcelana (mismo que incluyo en El Pueblo en Sombras, ed. cit, ps. 198-207).
El
Italiano (Eleuterio Bottari) fue un tipo buena gente, peculiarizado por su
origen nacional, pero frente al carácter explosivo y dinámico de su hija, es
intrascendente. No deja una profunda memoria. No vale decirse lo mismo de su
hija. Luisa Bottari Rico es la atracción de ese hallarse. Y me han fascinado
las historias que le escuchara a miembros de su familia. Aquellos amores de
tipo Bonnie & Clyde. En mi libro citado, Luisa y Chilín la describe
de cuerpo entero. Una amazona indomable, hermosa, una mujer agresiva y capaz de
poner en su lugar al hombre más abusador y temido, ella lo hizo. Ese maltrador
y criminal fue Chilin Echeandia,
apodado ‘el malo’. De hecho Chilín es tema de varios relatos breves del
pepiniano Cecilio R. Font Ríos y Eduardo Méndez Bernal. De mi cosecha en el
libro Épica, le ofrezco varios
poemas que investigan el hallarse en la maduración de una infancia dura por el
maltrato y la rigidez del padre contra quien, en cierto modo, se rebeló.
De
él, como La generación irreverente,
representada por Marcianita Echeandía Font y Luisa Bottari Rico), escribo:
Ellos no eran así.
Ni Chilín ni
Marcianita
ni Luisa
Bottari Rico, la jineta.
Nacieron en la
generación equivocada,
víctimas de los
mismos rigores.
Ninguno /
ninguna heredó
el silencio, el
Crátos del despojo
ni la talega
pudrida que dan por karma
a mamacallos,
hijos de su sangre.
Esa nostalgia
de la cesta hermosa
(que las
Cárites por alma te colocan)
sigue
abundante, palpitada en ellos.
Ninguno /
ninguna se quedó callado
/ callada /
ante el hecho de que haya
que cegar a
Prometeo y encadenarlo,
con cadenas que
duelen todavía
llevarlas a la
barca, subirlas
a las sendas de
la Gloria.
Con 'Chilín, Getulio Echeandía y la
democracia' hago un trío de factores y símbolos humanos que forjaron el dificultoso
tránsito hacia la modernidad del Pueblo, en medio de la resistencia de los
republicanos en general a que se geste una democracia verdadera, con
participación y misericordia. Lo que fue Pepino en ese decenio de los 30 y la
política fue una vitrina de cómo sobrevivir la pobreza, sin esperanza para los
más pobres y prácticamente sin su participación. Se echaba miedo con la
pequeñez de la isla, la posibilidad siempre a la vista de que, con cada
sucesión de huracanes, la isla cayera de desastre en desastrosa y el
nacionalismo albizuísta y el comunismo, fuese el destino. Siempre con pregunta
de qué la isla, sin esa Alianza Republicana que los Echeandía, representaran,
la propia familia ahogó en tragedia o maleducó a sus hijos y a Marcianita
Echeandía Font, la más brillante entre ellos, la feminista, marxista y creyente
en la libertad e independencia, desheredó. Son el choque generacional entre
autoritarismo e instinto librepensador.
Chilín fue juguetón, travieso,
y Cecilio, el padre, le pegó con
ganas.
«Hay que ponerle vergüenza,
disciplina, infiltrarle el honor
a sus costillas», herirle su
garganta
(aunque se ahogue y se vomite
sobre los senos oligarcas, las
demandas
del nuevo siglo, el de La Muda,
la pendenga, zángana,
zopenca Democracia.
Había que ser muy duro.
«Es parte del negocio de este
siglo»,
dijo Getulio, hombre exitoso,
sagaz entre su hermanerío.
Se venció el anarquismo,
sus bandoleras manos,
su lubricado fajín; está vencido.
En las guerras gana el que las
puede,
con la ayuda de esa Mano
Invisible,
Dios o los yankees,
dijo para que oyeran todos
y se hicieran obedientes,
discretos,
mansos, pavitontos, mamacallos.
Como este poema hay otro titulado, Era la mejor de todas, que se
relacciona concretamente a Marcianita Echeandía, pero también a la ciudad /
alma colectiva “en faldetas» / del Pepino / que se ausenta,, pero nunca
deja de ser Pepino.
Fue un testimonio del Pepino
inmaduro y bronco que Doña Bisa (María Luisa Rodríguez Rabell) rememoraba.
Agrega que Narciso Rabell Cabrero (1873-1928), paleontólogo y político, en
Pepino es uno de los «idealistas
pioneros».
EL PEPINO QUE OBSERVA DESDE
AFUERA: «Pablo
Emilio Rodríguez Cabrero, quien publicaba una revista en San Juan, titulada Don Simplicio, en la que Luis Rodríguez
Cabrero y él publicaban versos satítricos y habiendo conocido a Juan Cabán
Rosa, el más importante organizador de las Partidas Sediciosas en San
Sebastián, Moca, Camuy, Añasco y Lares, y se burlaban de la larga trayectoria
de Juanito, como orador de barricada y portavoz de ideas de violencia social y
acratismo. En una ocasión, a Pablo Emilio le fue demandado por orden de La
Fortaleza que se retractara de unos versos que le fueron censurados y éste, en
su lugar, delante de sus censuradores y el Gobernador, rompió la orden, por lo
que huyó a Saint Thomas antes de que se dictara una orden ejecutiva de aprehensión.
Hecho como tales explican interiores de estos poemas épicos de López Dzur. En
poemas como Chilín, Getulio Echeandía y la democracia, La generación
irreverente y Era la mejor de todas», se ofrecen
distintos sabores de actitudes genracionales.
El
texto Era la mejor de todas es su homenaje a Marcianita
Echeandía Font (1885-1968), farmacéutica, estudiante de leyes. Quien murió en
la miseria, durmiendo sobre periódicos viejos, desheredada de su familia, con
la sola compañía de perros y gatos, comiendo «mingalo» de fondas riopiedrenses
que frecuentaba, tras llegar de New York.
Fue
una luchadora anticolonialista hasta su muerte. Una de las primeras sufragistas
y feministas puertorriqueñas. Enseñó en escuelas y universidades de Nueva York.
Identificada con Albizu Campos, es sujeta a persecución por el FBI y se le
excluye de enseñar en PR, lo que presumiblemente le llevaría a crisis
depresivas y su triste muerte de una caída desde la escalinatas del Edificio de
Humanidades de la UPR, quizás por el mal comer. Estudiaba leyes en la UPR en
esa edad avanzada. [2]
El
tipo folclórico («folk groups: the descendants of an immense and ancient
community of holy people, troubaudours, bards, griots, cantadoras, cantors,
travelling poets, bums, hags, and crazy peoples») son una disidencia
concreta, espontánea, no-confrontativa, ante el tipo común y corriente; están a
la expectativa de lo histórico, no por hacer acusaciones, sino por la misión de
compartir su luz y, en la tarea, hallar su propia continuidad, como la Dra.
Pinkola Estés ha dicho. [3]
La
razón de ser de este remanente de humanidad, gloriosa y trágica,
extravagantemente peculiarizada, es la oferta chocante de su accionar, el
milagro de su sobrevivencia en medio de un mundo hostil, con demasiadas
penumbras y contradicciones sociales. Quienes a sí mismos se llaman normales,
coherentes, exitosos ciudadanos, son los márgenes de su contención, el ser que
ellos echaron al olvido. El zapato que no pueden calzar. La posición donde ya
no pueden estar por ir rumbo a su propia destinación.
Un
campesino que sea bien sensible a reconocer en otros un arquetipo que le revele
su tiempo y esencia epocal diría, al valorar lo que esta comunidad de Sujetos
Populares trae: Nadie sabe el valor del agua hasta que no seca el pozo.
El
tipo popular, a través de su saber («distinctive folk speech») y su
perspicuidad, sabe el valor del agua; aún profetiza el pozo seco. Sabe el valor
de su vida y su misión.
Parte
de la ética originaria que se descubre en el Tipo Pueblerino es la actitud
del lenguaje con que se interactúa con él, la voz evocadora y directa de su
peculiar Soluto con el Ser Mismo. Heidegger dice que el lenguaje no es
herramienta que se tiene para el mero comunicar los entendimiento, sino para «domesticarse
mutuamente». Con frecuencia, el mito requiere un lenguaje intensificado
porque se manifiesta con fuerza que cualquier teatralidad, o de códigos de
cortesía. En lo que hemos visto hasta
aquí, puede darse una voz social en el hallarse que sea como los Echeandía de
los ’30, cuando ellos mismos se victimiza, consigo a los vecinos / a las
amantes / a los hijos que desheredan. Y han como parte del Relato, en este
hallarse, una de disidencia y auto-corrección. El Genio de Marcianita. La
Doctora / o Científica Pordiosera / la hija (Marcianita) desheredada. [4]
El
Sujeto Pintoresco, cuando su historia o lenguaje son los provocadores,
es quien domestica a su testigo y, muy comúnmente, el Tipo Pueblerino infundir
un cierto respeto con el que el oyente / testigo / se acerca a él y, al mismo
tiempo, se retira. El tipo común y corriente que tendemos todos a ser no
le gusta vivir con la presencia constante y preferencial de este domesticador
marginal que parece que vive en las periferias del mito antes que en la
centralidad del discurso cotidiano de los hombres comunes y corrientes.
EL LOCO WILSON: En el lenguaje del
Sujeto Pintoresco puede manifestar la Guarda («Hütung») del
lenguaje como un misterio que se expresa, fragmentariamente. ¿Qué exactamente
habría dicho, o significado al decirlo, cuando el Loco Wilson,
pordiosero de Pueblo Nuevo (barriada urbana de San Sebastián del Pepino), con
la cabecita poco más grande que el tamaño de un puño, cuando emitía su grito de
batalla: «Ti Ti Ti»?
¿Cómo
es posible interpretar lo que nunca explicó; pero grito de sílabas,
emcionalmente intensificadas en su garganta, que le hizo conocido de todos?
¿Constituye esto una extrema batología, entendida como «vicio
lingüístico, repetición de vocablos de manera nmotivada o enojosa»? Mas que un
esfuerzo pleonásmico de quien posee un rudimentario lenguaje en común con los
que oyen, el lenguaje batológico del Loco Wilson lo escondía todo; no
era un 'salir afuera' o 'entrar adentro', aunque hacía un esfuerzo para
llamar la atención oralmente, que es esencia deseo de compartirse
domésticándose en el lenguaje, aún cuando no puede en ese nivel de esfuerzo
lingüístico.
En
este Pepino nuestro, donde abundaron los Locos
Buenos / o Simpáticos,
sueltos por las calles durante los años de la Depresión, aunque nadie los haya
estudiado clínica y sistemáticamente, la memoria colectiva apunta a la
abundancia existencia folclorizada de casos de ecolalia, rasgo muy frecuente en
los autistas. [5]
La
ecolalia se define como «una repetición o ecos verbales, a menudo patológica,
hecha por otras personas». E inclusive, «hechas en el tono y ritmo exacto que
usó el imitado, de modo que en la ecolalia inmediata, vemos que el autista o el
Sujeto Pueblerino (aquí el tipo del Loco Bueno, el Bobo o el Zángano)
está interesado, con frecuencia, en iniciar o mantener una interacción con la
comunidad. Puede que no siempre de manera interactiva, pero, consciente de que
la ecolalia es clave para hacerlo, para ser entendido y él también memorizar,
entender y aprender. Quizás la ecolalia que se manifiesta en locos pueblerinos,
tomados como tipo, es distinta a la que se manifiesta en episodios del Síndrome
de Tourette: «Stereotyped repetition of another person's words or phrases,
seen in catatonic schizophrenia, and neurological disorders such as transcortical
aphasia; called also echophrasia». [6]
___
Bibliografia y notas
[1] Carlos López Dzur, El corazón
del monstruo [ed. Outskirsts,,
Denver, 2006], ps. 23. Ver en Epica,
p. 65.
[2] Rachel
E. l;ópez Ortiz, Una Introducción a
la Épica de San Sebastian del Pepino de Carlos López Dzur, p. 17. El
ensayo se incluye en la segunda y primera edición. Ver en ambas: ps. 11-21.
[3] Clarissa Pinkola Estés, Women who Run With the Wolves: Myths and Stories of the Wild Woman
Archetype (Ballantine Books, New York, 1992), p. 271.
[4]
Durante mi vida en San Diego, tuvo la oportunidad de visitar a Francisco
Echeandia, residente en La Mesa. Lo entrevisté tan exhaustivamente como a su
hermano el Lcdo. Pedro Antonio, el famacéutico. Tocamos los temas de la vida
política de Getulio, exrepresentante distrital #13 a la Cámara Insular, la
gestión como
Alcalde de Pedro Echeandia Vélez en 1929 y labot como representante de Agustín
de 1933 a 1936. ¿Qué ha permitido que la familia constituya un clan
‘republicano’ tan poderoso? En la medida que contestaron la pregunta los induje
a evaluar a Marciania Echenadía Font y su muerte en la miseria en 1968.
[5] «Up to 75% of verbal persons with autism
exhibit echolalia in some form. There are two types of echolalia: immediate
echolalia and delayed echolalia .. The researchers have determined that
immediate echolalia often was used with clear evidence of purposeful
communication. Immediate echolalia appears to tap into the person's short-term
memory for auditory input. This is defined as the repetition of a word or
phrase just spoken by another person. Immediate echolalia may be used with no
intent or purpose or may have a very specific purpose for the individual».
[6]
Para Inma Cardona, logopeda de un colegio de Educación Especial, en Cuenca
(España) la ecolalia es sólo «una forma de ser». En la ecolalia diferida
se puede carecer de función comunicativa, pero en el autismo muchas veces se
utiliza con función comunicativa. En el aprendizaje, la ecolalia puede adquirir
una funcionalidad, por lo que en vez de eliminarlas, si aprender puede depender
de ellas, es preferible conservarlas y «siempre darles funcionalidad». [Irma
Cardona: Autismo y Lenguaje: Sobre
las ecolalias, 18 de junio del 2009]
No comments:
Post a Comment