4. ESENCIA EPOCAL, ANORANZA Y EXISTENCIA
La
esencia epocal del Ser es inherente al oculto carácter temporal del Ser
y caracteriza la esencia del tiempo
pensada desde el Ser. De la época del Ser
viene
la esencia de un destino en el cual es la propia historia universal:
Martin Heidegger, en Esencia de la verdad
Las
definiciones de tipo y tipologías para referirse a la criatura humana y sus
actividades son tan contradictorias y diversas que con tales términos es
posible aludir a la raza, carácter y género, y lo mismo a los modelos ideales
que reúnen los caracteres esenciales de un individuo o grupo, incluyendo
figuras y tallas, es decir, cuantificaciones. O se evoca despectivamente su
presencia o ausencia como, por ejemplo, cuando se dice: «Ese fulano tiene
mal tipo», «el tipo es sospechoso», «esa tipa o tipo no me agradan», etc.
Desde
el enfoque que aquí se propone para el estudio de los tipos populares (o
todavía designados como personajes típicos, o tipos folclóricos y pueblerinos),
aprovecharemos esos términos, con ciertos reparos, aunque hayan sido admitidos
como útiles por la convención del uso. [1]
Enfatizaré
que, por encarnar precisamente su unidad esencial y existencial y su
historiarse y manifiesto («Varhandenkeit») en lo real, el tipo
pueblerino no es lo que es llamado personaje por la comprensividad vulgar.
Tampoco es lo que está definido como modelo ideal en la noción de tipo que se
ofrece en los diccionarios.
El
ser que tiene la esencia pensada en el ser solve las posibilidades propias,
toca su destinación («Schickung») y, por tanto, no es un personaje en el
sentido de quien representa un papel que no es suyo como lo haría el actor o
intérprete de un drama o una farsa. La verdad del ser mismo es la destinación
del mismo ser. Quien llama personajes un ser epocal (sea del tipo campesino o
pueblerino), a expensas de su propia comprensividad vulgar actúa, restándole a
su aludido la dignidad y autenticidad que le son propias. Quien lo enjuicia
como quien lo viera en un teatro del ridículo o de las rebambarambas oscurece
su propio comprender. Martin Heidegger escribió en su Carta sobre el humanismo (1947) que «el Ser es
esencialmente más amplio que todo ente porque es la luminosidad misma», mas,
entra en el asunto que él estudia bajo el concepto fenomenológico de cuidado de
sí mismo. [2]
Al
aducir que el ser epocal es personaje, se infiere que no porta en sí ninguna
luz, que se apropia de una obra que no es suya, que vive meramente con lo que
otros le han dotado. Se infiere que personifica, atribuyéndose una vida y
acciones que, en cuanto tales (seres, textos o cosas), no son suyas y no han
surgido de su proceso creador personal.
Se
personifica, para decirlo aún más concretamente, a lo que todavía no tiene
directamente la esencia de una vida realmente humana. Un actor puede personificar
a un perro; un escritor dejará en un texto la personificación del Universo tal
vez transmitiéndola con la metáfora de su humanización: los ríos-dioses, los
árboles-hombres, la roca que tirada por encima del hombro se vuelve una
mujer... Pero, obviamente, los tipos populares o folclóricos son gente,
personas humanas y, en la idea de estereotipar, aunque sea benévolamente, hay
una pérdida. Como dijera Valerie Menard,
los «negative stereotypes can tear at the heart and soul of an individual».
[3}
Aún
así, en cuanto a lo que queremos estudiar, la vida / «ser-en» de un personaje
folclórico o popular no tiene que ver con un «Yo puro» de la consciencia
místico-religiosa: «El yo puro es protoconstitutivo, es primariamente la
protoforma de la apertura a lo valioso en general, y con ello de una nobleza
eterna». Y, siendo así, «La vida genera sólo vida, pero no la intuición
absoluta como tal; un contexto objetivo enteramente original y poseedor de su
propia legitimidad».
Bástenos
la vida emocional y la inmanencia del pensar y el querer del sujeto estudiado.
Y si considerado personaje, porque la vida tiene mucho de teatral. Un
tipo comunitario, en rigor, no es válido en función de ningún artificio de
teatralidad calculada o intencionada.
No
son de índole similar el tipo-intérprete del arte histriónico que, en el
antiguo mundo latino, arrancara de los versus fescenini, que el tipo
real del folclor, ya que este tipo del Fescennium tuscano constituyó una
tradición de comediantes por sueldos en las bodas, otra institución que lo
describe y la función de tales comediantes fue el choteo pesado, el vacilón
agresivo: «As performers at merry-makings, (they) used to extemporize
scurrilous jests of a personal nature to amuse the audience» (Ronald Boal
Williams). Desde muy remotos tiempos, en la tradición literaria, carnavalesca y
teatral, se ha utilizado al histrión; pero éste no se ha articulado
necesariamente como persona, sino como intérprete momentáneo de su papel
escénico asignado.
Los
personajes-tipos (José L. Canet Vallés) son adiciones a la literatura, nacidas
de la crítica-social de un autor o creador individual. Son parte de los géneros
de fabulación y farsa que evolucionaron como intenciones y acciones burlescas
al teatro; [4] pero el tipo que buscaremos definir es, sobre todo, humano y se
inserta en el hallarse comunitario.
La
sutileza con que definiré a la persona del tipo popular es necesaria porque la
personalidad humana es una totalidad y, separada de sus posibilidades totales,
la persona (Ego) puede desplegarse como máscara (Gustav Jung). Es puesta o
referida en el contexto desfigurador del personificar deficiente. A menudo las
formas más comunes de desfigurar lo humano se presentan como aversión y
personalismo.
En
el primer caso, la aversión es uno de los modos cotidianos de solver y
comprender lo que submite al mundo, lo que angustia y ataca desde él; es, pues,
uno de los modos del hallarse en el temor y la angustia. Hay tres momentos del
temor, su ante qué, en torno a quién y el temer por, que es «un modo de cohallarse
con los otros, aunque no necesariamente un atemorizarse juntos y menos aún un
temer-uno-con otros». [5]
En
la aversión del piensa «contra los valores» que no es desvaloriza «lo que
usualmente consideramos como bueno: cultura, ciencia, arte, mundo y Dios», sino
más bien miedo al ante qué de lo perverso, inverso o trastocado y lo
incomprensible de la conciencia trágica. [6]
La
aversión de este ante qué se observa de la mirada y por la mirada, en cuanto
«la mirada perversa es aquella que mira de través y no de frente. Aquella que
anda por lugares oscuros y lo perverso desordena y echa por tierra. Mas en la
aversión, en torno a los eventos irracionales y escandalosos, hay un temor en
torno a algo más terrible, asociado al orden cósmico y lo divino, «como si
la esencia de lo divino fuera más cercana a nosotros que lo chocante extraño
del ser-viviente» y el sentimiento trágico pareciera «el más conveniente
para contener... la idea de lo inalcanzable», así como «la relación entre el
amor y la muerte». [7]
Como
el tomar 'Cuidado' con los modos de la aversión son históricos y cotidianos, se
graban en la memoria. Los vecinos pueden atestiguar señales en el sujeto que
cuidado y solve este temor. Un caso donde no hay un atemorizarse juntos
ni un temer-uno-con-otros, es el de Rafael Mayol Navas, memorable tipo
pintoresco. En mi libro Épica de San
Sebastián del Pepino, lo rememoro con el siguiente texto que explica
sus rasgos y la razón por la que se le conoció pueblerinamente como Rafa Te Vi.
Un día te vi
agravado en tal silencio,
cuando más
necesitaba de tu voz y tu relato,
que te acusé,
viejo Don Rafa.
Choteé tu
ombligo hondo, inmenso, profundo.
Divertidamente
me burlé de tu panza.
A medias
verijas usaste tus calzones,
a media nalga,
de tu narria silueta, gordiflona,
llevaste el
secreto a tus espaldas.
Sí, al fin te
ví y me llené de tu miedo,
¡por tu origen,
tus palabras,
mallorquinamente
descaradas!
Agarraste las
piedras del camino,
guijarros que a
tu paso estaban
y me lanzaste
el desprecio de tu estirpe.
Me apedreaste.
Te vengaste de
repente.
Me diste todo,
cada verbo
paranoicamente
provocado
y confesado con
insultos
sucios,
execrables, canallescos,
tus ruidosas
rabietas,
tus pedradas.
Siempre gozaban
de ti, con algazara,
los vecinos de
la calle, tus amigos,
aún los buenos
que llegaban a tu casa.
Rafa te ví, te
gritaban, un poco
para quererte,
adivinarte, descubrirte,
aunque tú te
enojaras,
te escondieras
como niño temeroso
o corrieras,
agresivo y descocado,
a esa plebe tan
traviesa,
tu gente
novelera de la Plaza.
Tú naciste
arrojado, caído,
accidentado;
cayó tu madre María Luisa
aquella noche
que las partidas del '98
atacaron tu
casa.
Te bajaron por
una escalera
protectora del
traspatio, a toda prisa,
se quemaba tu
casa. ¡Se quemaba!
Ella estaba
contigo pero tú...
dentro de su
vientre todavía,
indefenso,
sintiendo el siglo
desde lo oscuro
del alma.
¡Rafa, te
queman, vimos
quemarse tu
casa!
Navegabas en
placenta, Rafaelito,
y la hermosura
de tu madre,
atribulada, a
reventar por aquel grito:
Vienen a quemaros,
María Navas,
las partidas
que violan a mujeres,
los alzados,
tiznaos y comevacas.
Y naciste
prematuro, quejica bueno,
noble Rafa, sin
culpa, casi boscuno,
a flor del
frío, brisa de la madrugada.
El monte te
escondió por varios días
y tu padre lo
supo:
¡Nos quemaron
la casa!
Fue tu padre
Juan Mayol Castañer,
gran
propietario, asociado a las familias
de abolengo: a
Castañer, a los Márquez,
a Rita Navas,
al doctor Navas Fraille,
a Isabel Ángela,
cepas de
Iriarte y Echeandía,
cepa peninsular
y hacendataria.
¡Rafaelito, ese
año metido está
en tu alma! Aún
no desaparece.
Has crecido, te
has vuelto viejo
delante de mil
ojos y otras generaciones
y el advenir
roto, traumante, se ha quedado.
¡Cómo pulsa por
salir de ese ombligote!
¡Tienes la
tristeza y rabieta de los tuyos,
apenas en
asomo, en porvenir en flote!
¡Eres espejo
oblicuo de los viejos días,
eres folclor
que grita sus clamores!
[Rafa Te Ví: Épica de San
Sebastian del Pepino (2013), ps. 71-76]
Contrario
a otras familias vinculadas a los Mayol, como los Iriarte Echenique y Castañer,
la familia Mayol-Navas, Don Juan y su esposa María Luisa Navas Iriarte,
permanecieron en Pepino, a pesar de la quema de su casa en el sector urbano
durante unos episodios de violencia por turbas campesinas en 1898.
El
mencionado Antonio Mayol fue comerciante, líder cívico, fundador y asambleísta
del Partido Popular Demócratico en Pepino y, desde siempre, persona muy querida
en el Pueblo, como su hermano cariñosamente recordado por Rafa Te Vi,
por su curiosa reacción paranoica al oír ser llamado de este modo. Por la caída
de su madre, desde la escalera, nació prematuramente con algún trauma. [8]
Hasta
donde hemos podido investigar, esta familia de mallorquines estuvo muy
interesada en la política, siendo con-servadores por tradición. La misma rama
utuadeña de la familia dio un Alcalde (Bartolomé Mayol) durante el período de
1894 a 1895. Bartolomé Mayol retomó el mando alcaldicio durante los momentos
más cruciales de la invasión norteamericana en 1898.
Al
intentar escapar por una ventana de la planta alta, María Luisa, la esposa de
Guillermo, se accidentó. La caída tuvo, al parecer, la consecuencia de su parto
prematuro, donde el niño nacido cuyo nombre fue Rafael, fue el recuerdo,
ingrato y permanente, de la experiencia. La caída no permitió el sano
desarrollo neurológico de este crío. Rafael Mayol se convertiría con el tiempo
en personaje pintoresco del pueblo («Rafa Te Vi»). Creció con deficiencias
mentales.
SOFISTIQUERIA DE LOS ESTEREOTIPOS Y LA
NOVELERIA PERSONALISTA: El
personalismo se alimenta de habladuría (o de escribiduría), con lo cual el
habla se hace impropia. Se cree haber obtenido una comprensión acerca de lo
percibido, escuchado y verbalizado en toda ocasión y ante todo prójimo. Y se
reacciona así no siempre por pretender un engaño consciente, sino porque, como
Heidegger concluyera, se arriba a una comprensión que ha perdido su raíz y las
referencias acerca del ser que «son primarias y originales hacia el mundo,
hacia el Dasein-acompañante, hacia el ser-en (In-Sein) mismo». [9]
Al
caerse en el personalismo, se alude satírica u ofensivamente, ya sea velada o
expresamente, a una persona determinada. Se juzga a un tipo popular en un marco
de prejuicios, con la pretensión de haber ya agotado el saber que él presenta.
El estereotipo juega aquí un importante papel. Entre la gran cantidad de
personas pintorescas que ha dado El Pepino, con alusiones estereotípicas, se
encuentran las que se mencionan por un rasgo particular de su fisonomía o
atributos físicos o tachas morales, e.g.:
· Pelo
'e Rata (por la índole del cabello)
· Cheo
el Oso / por su pelo
· Moncho
Prieto / por su color o raza
· Goyo,
el Negro
· Gringo
Cubero por su apariencia asemejada a estadounidense
· Sopanda
(Cosme Acevedo) por su cojera
· Cuatro
De'os / por
haber perdido un dedo en la mano
· Mano
manca
· Carlos
el Soco, pirotécnico que perdió un dedo
· Polo
el Ciego
· Catín
La Coja
· Ana
La Muda, esposa de Marcelo La Daga
· María
Culito por su exuberante trasero
· Ana
la Boba por su retardación mental
· Loco
Wilson / ibíd.
Por
factores circunstanciales, relacionados a su hallarse en una determinada
época, donde hay carencias o porque se termina una esencia epocal que se añora o
por la idiosincracia de algunas personalidades o gentes, describir el por qué
se vuelven populares, es menos obvio:
· Moncho
Lira (Ramón María Torres) por poeta y bohemio
· Don
Mingo, el Farolero por su oficio cuando no había alumbrado eléctrico.
· El
héroe (Rodrigo Font Román), veterano de la Primera Guerra Mundial y fallecido
como héroe en 1918; a diferencia a Sinforoso Arocho, el primer puertorriqueño
seleccionado en el sorteo para la misma guerra, se le nombra como Sinforoso,
el Soldado vs. Rodrigo, El héroe.
· Don
Lino el Maestro, o El masón (Lino Guzmán) por su oficio
· Primo
El Caballero (don Víctor Primo Martínez) por recibir una distinción como total de las
Cortes de España y su hispanismo. Era un destacado abogado / testarudo y
quisquilloso. No necesariamente pica-pleitos. Solía inspirar diversas anécdotas
pueblerinas por sus actitudes.
· El
Italiano (Eleuterio Bottari) por su origen nacional y Don Ferrari
· Monsa
La Comadrona por su oficio cuando fue usual que se naciera a domicilio con la
ayuda de una partera.
· Don
Lion, el Levitante por brujo
· Anacleto
Cuatro Esquinas (Anacleto Alvelo) por comerciante con 4 puntos de comercio.
· Mayito
y Lano, zapateros
· Moncho
Botella por su oficio de botellero
· Yayo
el Turco, veterano, por haberse «perdido» en Turquía
· Padre
Aponte, Fiera santa por sacerdote libidinoso
· Guardia
Belén / Cascarrabias por policía abusador
· Chencho
el Abejón,
·
Sandalio La Yegua
· Chilín
el Malo (Echeandía)
Por
virtudes o peculiaridades personales:
· Jimmy
Meneíto
· Guillé
el Loro por su gusto por hablar y exhibir su memoria portentosa para
recabar datos como una «Enciclopedia Ambulante»
· Moncho
Bonito
· Toño
Palomo
· Cosa
Bella
· Pedro
el Bujarrón [Pedro el bujarrón]
· Cheo
Pelao por gustarle pelear a puño pelado
· Cheo
Pitirre por su afición a cantar
· Nico
Chavito (Nicolás González)
· Marcelo
La Daga cuyo mote viene por una canción popular en su época
· La
Carlita, primer travestí y «gay» del Pueblo, en alcanzar notoriedad [La Carlita].
· Yegua
Blanca
En
conclusión, aún el tipo regresivo y
traicionero del objetiva encarnación de la persona en aras de la verdad de la
existencia, está llamada a adoptar mediatizaciones. No hay un camino directo e
infalible a ser en los cortos periodos de vida que a veces se tiene. El
filosofo Francisco Romero dijo muy bien en su libro La filosofía de la persona (1935), en su búsqueda del
sentido y participación en la historia y la sociabilidad, uno puede «enmascararse»,
«justificarse» y «adquirir consciencia» de su persona, su individuo
espiritual, «por diferentes vías». Lo
interesante es hallar una vía que se agradable para la comunidad que observa.
«Si no es un criminal, ya es un 'buen
tipo'».
___
Bibliografia y notas
1] El método de la hermenéutica fenomenológica existencial que
aplicamos en este ensayo (para definir el hallarse americano, o
encontrar su ser epocal y más íntimo, así como para definir la esencia de lo
autóctono y la adecuación del pensamiento europeo a la realidad
hispanoamericana) ya ha sido utilizado por el filósofo Ernesto Mayz Vallenilla
en su ensayo El problema de América:
Apuntes para una filosofía americana, en la revista Episteme, Anuario de Filosofía,
1957).
[2] Martin Heidegger, Carta
sobre el humanismo (1947), p. 24
[3] Valerie
Menard, Foreword (by Cheech
Marin), The Latino Holiday Book (Marlow & Company, New York, 2000), p. xiv.
[4] J. L. Canet Vallés, Introducción
a los Pasos de Lope de Rueda (Editorial Clásicos Castalia, 1992, Cap.
2. Ver
también: Ronald Boal Williams, The
Staging of Plays in the Spanish Peninsula Prior to 1555 (University of
Iowa, Studies in Spanish Language and Literature), 1935, Number 5, y W. S.
Hendrix, Some native Comic Types in the
Early Spanish Drama (The Ohio State University, University Studies,
1925), vol. Y.
Una clarificación adicional: rechazo la teoría comunal del folclor que
explica a los grupos folclóricos y a los tipos populares como portadores de
cierto saber primitivo («unsophisticated peasants») que se elabora en
base al esfuerzo grupal; también rechazo la teoría de la sobrevivencia, o
remanencia del folclor que explica que la protoerudición proviene de un estado
primitivo de la humanidad, «a savage state of civilization».
[5] Martin Heidegger, El Ser
y el Tiempo (Fondo de Cultura Económica, México, 1951), ps. 42 y 170.
[6] Cristóbal Holzapfel: «El
pensamiento a-valórico heideggeriano», en: Aventura ética. Hacia una ética originaria (Universidad de
Chile)
[7] Heidegger, Carta sobre el
humanismo, p.17
[8] Esta familia prosperaron con trabajo honesto en el comercio. Don
Guillermo Mayol Castañer, mencionado en una décima de castigo de las Partidas
Sediciosas en 1898, sufrió la quema de su residencia, y se casó el 26 de octubre
de 1896 con Rita A. Navas Iriarte, hija del Dr. Antonio Navas Fraille. Su
hermana María Luisa Navas Iriarte, casada a los 21 años con Juan Mayol, el 16
de marzo de 1890, permaneció en Pepino, con sus dos hijos, Rafael (n. 1898) y
Antonio Mayol (n. 1895). Una descendiente de la familia de Antonio, María
Mayol, fue una de las primeras mujeres pepinianas en ocupar un cargo público,
al ser electa por el Partido Liberal, el 8 de noviembre de 1932, como
asambleísta municipal en la administración alcaldicia de Manuel Méndez Liciaga.
«Guillermo Mayol Castañer fue uno, entre dos
hermanos llegados de Soller, Palmas de Mallorca. Estaba recién casado desde
1896 con Rita Andrea Navas Iriarte. Su hermano Juan Mayol, casado con María
Luisa Navas, se había refugiado en su casa del Pueblo, por temor al ataque de
las partidas sediciosas. La casa de dos plantas fue quemada.
Contrario
a lo pensado por tales familias, la ubicación urbana de una residencia
sentenciada, «su proximidad al cuartel de Arocena, no detendría a los alzados
para cumplir con la agresión. Guillermo Mayol fue visto como cobarde inquilino de la Casa del Rey y
cobarde inquilino de la casa de su hermano Juan en el sector Pueblo. Se quemó a
la propiedad Juan, su hermano, por cómplice». [Carlos López Dzur, Comevacas
y Tiznaos, Las Partidas Sediciosas en el Pepino de 1898 (Outskirts Press,
2005 y la Introducción a la Épica citada, loc. cit, ps. 11-21, por Rachel
E. Lopez Ortiz].
[9] Heidegger, op. cit. Asocio el concepto de “casa / lenguaje
/habla / residencia del Ser” de Heidegger, en cierto modo, a las quemas del
1898 por campesinos airados o los alzados.. Tales rebatiñas y quemas de
haciendas son como las purificaciones con fuego que hubo que hacer en los
sentimientos de aversión. Y en las galas de poder de hacendados como los
atacados. Para el campesinado fueron necesarias a fin de perdonar y para que
hubiese reconciliación, espacio empático y un nuevo lenguaje. El relato
de Arana Soto y lo que llama la verdadera ‘Casa Grande’, la única que no
se quema por la ira popular, es la casa de las virtudes de los puertorriqueños
buenos: «la casa grande de la
hospitalidad y de la sencillez, de la nobleza y la honradez; el secreto estaba
en el amplio recinto de la cortesía y las buenas costumbres; el secreto estaba,
en fin, en un vasto templo de las virtudes de la raza» [Dr. Salvador Arana
Soto, La Casa Grande, en: Anuario 1996, p. 14].
Esta sería la ética originaria que en algún momento se perdió en
los campos pepinianos cuando creció a expensas de la pauperización de los
jibaros una burguesía cafetalera, hacendataria y comercial, que se vio a si
misma como dueña única de «lo grande, lo alto, lo espacioso, … el
movimiento, la acción, la aventura, el hallazgo... las carreras a caballo por
sabanas y caminos reales… la caza del martinete a la orilla del rio y la pesca
de la charca y la buruquena bajo las grandes piedras… era el gyuama y la
pomarrosa; era el nido y el pichón» (ibíd.).
¿Y cómo fue posible este envanecimiento que hubo que destruirlo con
fuego en 1898? Corretjer, de quien citamos uno de sus poema
político-testimoniales, aludía a las diferencias de dieta y de valores del rico
y el pobre:
¡He aquí con qué voracidad tragaban
su dita de guineos a secas, lejos de la casa
principal de la hacienda, lejos de las viandas
exquisitas del dueño: la gallina horneada,
la multicolor ensalada,
los rubios lerenes y las sabrosas almojábanas!
El cansancio los tumbaba.
Iban a la cama
de madera, a la pesadilla de la malaria.
Iban lejos; muy lejos de la patria
del amo, que no es su patria.
5. EL LOCALISMO DE ALDEA Y LOS PRIMEROS SEUDO-TIPOS
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