Transportamos un nuevo mundo, aqui, en nuestro corazón.
El mundo está creciendo en este minuto: Buenaventura Durruti
No estamos temerosos de las ruinas
ni de los agujeros en paredes sucias
ni de los barrios donde el ser destartalado
cruje, gime, se arropa de ira mientras,
por un rato, se acomoda y sobrevive.
No es el trabajador el que carcome
y agujera el horizonte para hacer
un rincón de ratas, nido de amarga podredumbre.
Es el trabajador quien edifica el palacio
en que viven los parásitos, el poderoso indiferente,
el codicioso que deshumaniza el panorama.
No estamos temerosos del mañana
y mucho menos del presente, somos dueños
del minuto; el hoy cabe en el corazón
con muchas mañas, el ideal lo organiza
y lo mantiene vivo, salvajemente
como espontáneo fruto y redivivo proceso.
Pero estamos resentidos de que no se vuelva
a dar por el momento la oportunidad
de construir con la plena vehemencia
y dejar una tierra florecida
y una ciudad más hermosa y justa
que la que conocimos.
13-04-2006 / El libro de anarquistas
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Los herederos de la tierra
Aquel que tuvo cuerpo hercúleo,... a legion of Durrutis’ to spring up behind him:
Hugh Thomas, poeta al vaticinar lo que acontecerá
tras la muerte de Durruti, en 1936, tras lo que llamara
el fin de la Era Clásica del Anarquismo español
«Vamos a heredar la tierra, de eso no hay la más mínima duda. La burguesía puede destruir y arruinar su propio mundo antes de abandonar su momento en la historia»: Buenaventura Durruti
ojos de niño y rostro semi-salvaje según
lo describiera con amor Frederica Montseny,
no morirá, sin fruto. Llamado se vio para heredar
la tierra, no para sí. Quiso fructificarla
para más compartirla, hacerla riqueza para todos
los tiempos, las gentes, multitudes hermanas.
Aquel, hijo del obrero ferrocarrilero,
marchó junto a sus 3,000 anarcos fieles
y dio batalla en Caspe y sangrienta en Aragón
se pospuso el asalto en Zaragosa
pero la Columna Durruti es valiente
y lo sabe ya el enemigo en la Piña de Ebro.
Con su milicia va Madrid Durruti,
aquel que, por defensa de la ciudad
daría la vida, en Casa de Campo
es la batalla; por la avenida de la Reina Victoria
lo persigue la muerte y es Franco quien lo tiene
en la mira y el camarada Ascaso,
más que amigo fue preámbulo.
En las barracas de Atarazanas dio la vida
y sobre el FAI y la CNT son todos los disparos
y para resistir Durruti tiene pecho,
Para heredar la tierra, por la avenida
de la Reina Victoria avanzó Durruti
y el hospital que tomara la Guardia Civil
lanzó fuego, rompe el paso, una bala
se encrustará en su pecho,
no se la piensan sacar, no habrá autopsia.
Habrían querido que muriera como un perro.
Aquel, el camarada de Los Solidarios,
aquel, cómplice de aventuras con Ascaso,
en París, o la Argentina, en Cuba
o en los entresijos de los Pirineos,
aquel que no pudo asesinar al rey
de los archireaccionarios, Alfonso XIII
en ruta va hacia el cementerio de Montjuich,
tierra de Barcelona será la tumba,
el cálido agujero; en medio de los días
amargos de la Guerra Civil, medio millón
de voces lo claman heredero,
serán como los hijos y los deudos.
Aquel que siempre dijo 'yo me puedo alojar
en un minuto intenso de los días hasta que venga
el momento', aquel anarquista del proletariado
se fue, cerró la época dura
con la actividad idealista, tesonera,
de morirse y sus ojos son los de un niño
y su rostro, como la perseverante y tenaz furia,
de Anselmo Lorenzo.
14-04-2006
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La Naranja de OC / Durruti, Buenaventura, 1896-1936 / Durruti / El libro de anarquistas / Porque no somos libres ni el Sur ni el Norte / La prensa vendida y anestesiaad / Liliana Varela: Entrevista / Cuaderno de amor a Haití / El perro que enamoraba las hormigas / San Sebastiám del Pepino / Meiker del Mapoe / Cartas de los lectores a la Página sobre Historia Pepiniana
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