Thursday, September 24, 2009

Los vecinos de enfrente



Doña Segunda, con ese hábito color marrana, es la madre de Javier, Lucy y El Atómico. Desde que enviudó Doña Segunda va a tres misas diarias que se ofician en la Iglesia de San Sebastián del Pepino. ¡Quien sabe cómo sobrevive esa anciana, si nadie la ayuda! Y ella cree que es vano vivir en un mundo de ilusiones. La única vía para sobrevivir es la humildad y la culpa. Dios no da otro acceso a vías cortas para que sigan endurecidos los corazones petulantes, incluyendo de sus hijos, con soñarreras en torno a una vida sensacional. Puro hedonismo, disfrazado de aspiraciones y desarrollos personales.

Es el error de sus hijos, que no rezan y quieren el poder absoluto de hacer todo... Javier, el más inteligente, es uno que habla sobre las Potencialidades Síquicas, fuerzas / o energías secretas que asustan a muerte a profesores, sacerdotes y políticos del mundo, porque son realidades desafiantes que cambiarían el sentido general de las cosas, el modo en que funcionan los sistemas... Lucy es más humilde, ignorante, tartamuda también el alma y, como su madre, Doña Segunda quiere que vaya más a la Iglesia, porque Lucy no encuentra marido y anda más caliente que una puta... Y Dios no se lo provee porque mira a jovencitos, cuando ella treintea. Lucy es inmadura y chismosa. No se ubica. «¡Dios, te perdone, hija mía!», reza doña segunda, vieja llorona. con ojitos azulinos y gastados, y la cara pecosa y colorado que tienen todos ellos, vieja cepa católico-española.

El Atómico, ya su nombre lo dice, es otro tartamudo, hereje, renegado, maldiciente, alcohólico... Javier y él se pelean a puños delante de la casa. Alborotan el tranquilo vecindario. Garatas por discutir detalles del misterio que se asocia a la prosperidad y la abundancia. ¿Quién llegará al secreto que las entrega: Javier o él? Uno con la sed, a la sorda, de un Conocimiento o Algún Esoterismo, o El Atómico, paladeando alcoholes y metiéndose tecata, a fin de quedar iluminado....

Lucy ha oído a Javier cuando habla sobre leyes universales y cósmicas. Leyes que crean la Conciencia y, más aún, que cambian vidas. Quiere aprender y es tan pendeja.... unos más que otros viven en la miseria, la rutina de un pueblo donde no hay milagros ni riqueza ni felicidad. Ni amor ni desafíos. Lucy quiere un hombre. «Búscame uno», ha llegado a decirle, «Yo no me atrevo a invocar el Diablo». Un macho idóneo que no la abandone.

Ella sueña con orgasmos que su mano pecadora no se provoque en la noche. Y Doña Segunda no comprende que ya se fue la juventud. Que ella treintea y sigue vírgen, únicamente seducida por su propio dedeo. Y Javier no dice mucho: El no es paciente; no sabría cómo hablar a perdedores, como El Atómico y ella.

Así es la casa vecina, casi de frente a la que vivo, así son ellos. De eso me hablan cuando salgo a mi balcón y los saludo. Cada uno entretenido con su propio cuento.

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