Thursday, July 02, 2009

Parte V: Canto al hermetismo


Parte V: La búsqueda patria


Los persuasores

Creyeron que la vieron.
Fue el espejismo de unos que persuadores
con consignas, dirigistas con otros mitos y depósitos,
creadiores de sociedades cerradas
que llaman, si no lo mío hoy, lo mío postrero.

Pero no la pueden tener de veras.
Son amargos incrédulos, reacios a oler
de cerca a los que como ella opta y decide
sin nunca consultar al que ahora que viene,
rugiente de apetito, ansioso
por acción transformadora, y declara
que sobre el pie se elevan las rodillas
y se surte una noción de marcha,
no de combate, un afán armonizado
del trabajo libre y grato.

Pero luego resulta que no es cierto.
Ahora, los que llegan bendicen a mineros,
a sus mujeres, a sus mulas, a sus villorios
que viven en la fatiga y el estruendo
y cavan túneles de ambición, rutas
a una riqueza que del azar no depende.

El cimiento son vetas de oro.
Seguro que nunca les faltarán los compradores.
¡Pero no serán ustedes, por de pronto!
«¡Váyanse!», les piden a los tercos.
Ella, con los suyos, no los quiere cerca.

Son invasores motivados a entrar en territorios
que antes fueran invadidos, áreas con flechas
aún clavadas y rifles aún humeantes, cañonazos,
encono; rumbos aún no descubiertos por negros en cadenas,
rutas tal vez desconocidas por esclavos cimarrones.

Regresan e invaden para hacerlos objetos
de su acción y sus planes ficticios; darles
sus prescripciones. Educarán al ignorante,
según dicen, ahora en finanzas, en los precios del oro
en el mercado. Los mineros dicen:
¡No seas tú quien me eduque!
¡No le llamamos! ¡Que no vuelvan
a educarnos, invasores!

*

Los liberadores

Libertadores otra vez con el pretexto
de que vieron un ideal que induce a la alegría
y descabeza el odio, o el temor, o las arduas tareas
de problematizaciones, así desean
llamarse…. Quien tenga más levantará
la cabeza. No les dirán «Pienso por Tí».
Esta vez dirán Pensamos. No les dirán
«Lo tomas o lo dejas»; será otra fórmula:
«Te ofrezco tanto», en pago inmediato
de monedas constantes y sonantes.

*

Los domesticadores

Creyeron verla.
Eran domesticadoresbr. cuya práctica antes fue
adoctrinar a seres para otros,
iniciar las relaciones antagónicas, matar
con cuchillo de palo; llegaron a los territorios
no tan desconocidos, donde habían sembrado
el miedo y prepararon el encuentro
con los irreconciliables;
pero esta vez será con artilugios diferentes.

Dijeron que vieron el espíritu de la América hermosa
y en algún lugar está, en medio de estas expansiones.
Es como el oro que las minas del Oeste.

Por eso vienen. Creyeron verla en las carretas
y las mulas; la princesa deseada dialogará
en medio del polvo, cantaró y ríe cuando la pólvora
estalla y en ríos de dinamita, los cerros se disuelven.
Creyeron verla y ahora, valiosos y grandes
describen sus ojos, no como dos pedruzcos
selváticos; hoy son ojos inmensos y rocosos.

Largos y rubios serán sus cabellos, como lana dorada,
sobre la tez y los hombros. Dijeron que la vieron
cuando vuela, como viejo / numinoso fantasma
y se objetiva en medio de faenas y aventuras
como el ente más rico del trabajo.

Y esa cara tiznada de ceniza es la niña buscada,
la dama del futuro, envidia de banqueros y oligarcas.
Creyeron que la vieron y fueron dizque para hablar con ella
sobre inversiones y riquezas y justas ganancias.
Creyeron ver La Cenicienta con cara
de ceniza y de carbón pintarrajeada.
Como una mina, existe.

*

La indispensable para el futuro


Todo nuevo saber, al instalarse, mira
hacia el que vendrá a sustituirlo:

Pablo Freire
Quien sea América la hermosa, la deseada
e indispensable para el mito de futuro,
ha de ser trabajadora.

Ninguno que la vea absolutizará en su psiquis su ignorancia
ni podrá tener en menos sus harapos.
Ella ha cambiado. Ha escuchado suficiente.

Otros la esperan como una doncella perpetua.
Mas ya no existen los saberes absolutos
ni ella se aliena en el reposo sempiterno.
Está bien que la busquen.

Ella lo dijo: «América la Nueva: ese es mi secreto,
el calzado de mis transformaciones».
Mas no se vale la desconfianza y el repudio
con que antes la miró quien no se acercó
lo suficiente ni investigó su fuerza,
su poder transformador, o su conocimiento.

*

No la verá sino quien ya la vio

Si esfuerzo aquel que la reclama no la verá.
Por más que se lamente la praxis de aislamiento.
La distancia afectiva.
No la verá.

Ella no necesita que ningún necio la vea.
Quien la vio, aunque parezca paradoja,
fue un ciego, ente que predica
la dialéctica y que arguye que el cambio
es el corazón sustancial de la constancia.

Alega que la vio en permanente movimiento
y que ella es la que busca y se muestra y hace
y rehace todo lo que examina por entero.
Siempre apetece un saber nuevo…

Como un camaleón muda la piel,
muda lo viejo, se transforma y con ella
se transforma la realidad en pleno.
América la Hermosa no es Doxa.

No es magia. No es letargo.
No es capricho ni meramente aventura.
Nadie le impone nada porque no es dócil.

Está impaciente en cada instante viejo.
Y el Ser Dominador se quedará esperándola.
Nunca vendrá a calzarse en su pie la zapatilla
de un pasado idolátrico e impuro

*

El sostén

¿Quién será? ¿y por qué es ésto?
Un pie es mucho más que un pie.
Es base, sostén, dirección. apoyo.

Investíguese sin pie de paliza,
prioritariamente, por lo tanto,
quién fue aquella que se fue de palacio,
sin que le fuera informada a las Autoridades,
al potentado de América y el mundo,
sobre la dimensión espiritual de ese balance
y sobre ella, que se fue sin ningún consentimiento.

Y tan esencial soporte fue la niña…
hoy fue una zapatilla (el objeto perdido), pero:
¿qué tal si hubiese sido un dedo, una pierna,
unos ojos, un séptimo sentido, una información
clasificada, un genio mágico?

Es un secreto de Estado.
Estoy a cargo de este asunto delicado
y el Gobierno espera mi respuesta:
¿cuándo sacan el pie de las alforjas
(las dueñas de zapatillas), quiénes entre ellas
si un gañín las invita a la folla, se pondrán a gatas?

¿Han de ser cuatro pies, o con tres que resistan
el culimpinamiento y el bálano, o pie de burro?
Esta es una metasicología: el comienzo
de la dicha de un Estado. Vamos a investigar
meticulosamente y han llegado farsantes
a medirse el calzado; a mentir, a reclamarlo.

*

Los fatalistas

Y los decepcionados, casi todos mistificadores
de armas tomadas, torturadores de sus carnes,
entes contemplativos, vecinos de las ratas oscuras
y rincones desiertos, miniaturistas de primorosa tierria,
dijeron al que batalla con su anhelo profundo:
¡Llámame a dar endechas, a cantar contigo!

Conozco ya la idea de tu mundo, ví a la inspiradora.
Es una carta-homilía. Un desmentido del Papa
al Presidente que la busca, al pueblo que la ha olvidado.
El espíritu de esta nación ha muerto.
Un atávico zapato no podrá resucitarla.

La Cenicienta ya no existe: la mató la caída
de los precios y la Gran Depresión del 1929;
la hirió, al comienzo, la revancha de Andrew Jackson
y el cierre de los bancos de 1819 y el sucesivo Pánico del ’37;
los rusos la asfixiaron después de la Guerra de Crimea;
el colapso de cientos de bancos rurales la asesinó
sobre montañas de avena; los sureños apenas
la convalecieron con el Reino de Algodón
y la economía del esclavismo.

¡Pero ya ha muerto! La hirió, también,
la Guerra Civil, los reajustes del comercio mundial,
el Pánico de 1873, los ciclos deflacionarios!
Y con copia a todos los mandatarios
y a liberales del mundo, la misiva circula,
de decenio a decenio.

Leáse en cualquier plana mayor
de los diarios influyentes de todo el hemisferio.
En la Huelga de Pullman se mata su presencia.

Con el oro de Morgan se ha comprado su féretro.
Sobre tí hablan, perdida Alma de América,
de tí, simbolicamente: Cenienta fugitiva y Amada.
Y lo que dicen conmueve, conturba, entristece.

*

Es una revelación interior

«Tu presencia no es en ningún misterio indecifrable.
Ni anomalía que exija la rata roja o la paloma blanca.
No es superstición ni es magia de ratas negras
lo que explica que tengas en la urna su zapatito olvidado,
su escapada, su prisa después que la abrazaste,
cinco minutos antes de la medianoche».

«¡Cerca de tí vivió siempre a quien endecho,
endéchala conmigo! … porque tú actualizaste
su imagen, la imaginaste no en la conciencia
del mundo, o el mundo en la concienia,
tú la inspiraste y quien no puede conocerla
no la hallará aunque viva en lo cercano
de tu casa; endéchala conmigo porque
el Dédalo de la subjetividad no la retiene».

«¡No puede retenerla o conquistarla
porque es revelación interior y, al mismo tiempo,
externa como esta sociedad desterradora
que quiere a Dios dependiente,
a la Naturaleza esclavizada,
a la historia y la raza cogidas por el cuello,
hipnotizadas en la barbarie de los días
y los azares subjetivos de las noches»…

*

El pájaro de mal agüero

«Murió. Te dejó como recuerdo
un zapatito perdido, una tibieza dulce
de su cuerpo, un cristalino fervor de su mirada;
pero vivir enferma y el sueño es
sólo paliativo pasajero; no hay descanso
cuando ella se revela, ella que es real
como la muerte y el remedio del último reposo».

«¡Endéchala conmigo! porque vivió
todo lo que pudo y era transparente
y pura como el cristal de sus zapatos;
no pudo contra el polvo que la llama,
no pudo contra el raterío que la circunda,
ratas negras de impureza,
cuervos que la atacan con graznidos».

«¡Ya no está aquí; se fue a las otredades
de otros campos magnéticos, más libres
que la presente intersección de todo!»
«Se fue tan injustamente despreciada.
Como un sueño hueco que se olvida».


*

El pretendiente

El pretendiente saltó sobre un vivero del Poder
donde había ranas y avispas cibernéticas.
Uno, entre esos cortejantes, es que dice
que si aleja del centro a los poderes interventores,
se enloquece, ya que hay muchos en el Norte
cuyo federalismo es mera bulla de chincuales
que le mueven el tapete.

Quieren conocerla, cingarla
Y luego tirarla a un basural envuelta
en su reemplazo de oropel.
.
«¡Yo sí me enamoré de Ella, yo sí, no sé
con qué cordeles la habría colgado
a un cuerno de la Luna; sólo que se fue,
no dio ni aviso, no respondió a mi beso!»


Parecía que tenía un pie con alas
y un cochero perrengue que vino
a secuestrarla, porque sonaron explosivos
en la Plaza de Haymarket y multitudes obreras
festejaban, con consignas, a mártires de Chicago.

Pero, también se recuerda que dijeron
que es la incendiaria de Pittsburg
Y, encelado, el pretendiente viajó
con tropas federales hasta el corazón
de la Huelga Ferroviaria, mas no estaba allí;
sólo entonces emití la orden:
«¡Disparen,
fuego contra cada obrero en huelga
en la Ohio Railroad Co.! ¡Fuego, fuego!»


*

La acusadora envidiosa

«No le hagas caso», avanzó una engreída.
«Baila conmigo, Príncipe».
Esa mujer no sabe lo que quiere.
Su mente está en los zafarranchos,
medita en los tristes de la Tierra.
Lee de viejos textos olvidados.

«¿Adviertes que no tiene glamour y no sabe
a quien deja plantado? Se va con las fregonas
de los pisos mugrientos a limpiar casas
y oficinas en suburbios; por un salario mínimo
sacrifica esta noche y la fiestas del sábado».


*

La búsqueda que sea cautelosa

Pero somos cautelosos. Hemos realizado
infinitas entrevistas; dimos incentivos
para que vengan las jóvenes descritas
acorde a lo que ha dicho
el conductor de mi Imperio,
un príncipe con billones de dólares
en sus corporaciones, con influyentes vínculos
en gobiernos y mercados, en naciones amigas y rivales…

Vamos a investigar hasta el pie de las imprentas
y la patas de banco y las rimas de pie forzado.

*

Los oportunistas

«Puede que la zapatilla sea la nuestra.
También dos de mis hijas han perdido
su calzado y yo me aflijo»,
dijo una madre.
que sabía sobre la verdadera propietaria:
Envidiaron que una valepoco de su casa
tuviese un porvenir esplendoroso,
una vía que le diera autoridad,
control sobre el futuro.

Ceniciente no vino a la Gran Indagatoria.
A la masiva prueba, el escritunio
del pie más delicado.
La Madrastra la negaba
como Pedro, el discípulo, el ahorcado,
al Cristo cuando fue arrestado por esbirros
y antes que el gallo cantara fuese
tres veces negado.

*

Cómo comunicar el placer y el dolor

Los herméticos no se despreocupan.
Se desconsuelan, no descansan. Dicen ser,
unión, bondad, certidumbre, y no saben
cómo darlo con palabras
porque no se les entiende lo que quieren,
no se les cree cuando lo dicen.
No dura la fe que han pregonado.
No parecen acercarse,
siempre se aleja
y Ella, resentida, dice que los herméticos
apestan… Son solipsistas en su vaniloquio.
Cómplices de algo singular y limitado,
aunque batallan por añadir lo trascendente.

De lo que no tiene origen quieren parte
(y ella que tiene origen quiere conservarse
libre, integrada, inquebrantable).
De lo es origen en sí mismo y de todo, ellos
se agencian el extracto, desacralizándolo.

Lo roban y repiten, vocingleros.
Viven en los limbos, presos en palabras vacías,
en misterios impenetrables y, en cuanto tales,
engañan y se ausentan de la fuente
de las cosas, reserva de todos los placeres.

Lo que ignoran es tan simple:
el supremo valor del universo
es la consciencia individual.

Indice

*

Los sofistas

One should love all living entities equally:
Albert Schweitzer
Para mortificar más a su alumnado,
los sofistas instruyen que el verdadero amor
a todos ama, sin motivo se dispensa.

A decirlo llegaron donde él muchos de ellos:
«¡Olvídala, si tanto es el amor que llevas dentro,
entrégalo a los nunca han sido queridos,
a pordioseros, a putas, a gallinas, a perras!
Todos quieren amor en este mundo.
De no todos se reconoce la valía.
Son muchos los deseos insatisfechos.
Abismos de miseria los separa.
Y Marilyn Monroe, por ejemplo,
ya se puso histérica y celosa.
Con todos dice acostarse, hasta contigo.
Hay que meterle una inyección
de la más burda heroína.
«¿Cómo se atreve a comparar la niña
que yo ví con tan poco? Haga usted la actriz
lo que le dé la gana. Es una metafísica borracha».

«Pero a la que amo es distinta.
Tiene una mirada concreta de pureza
¿Cómo amarla igual que a la que no tiene carácter
ni valores? ¿Cómo echar las margaritas a los cerdos?
No. No Yo no lo acepto. Véte, véte de mi casa.
Pásale a otro la misión que te dí y recuerda:
No vas a darme compañía ni cantarás conmigo».


*

Tú sólo víste tu ego

No hay razón más elocuente
que el hablar lo necesario:

Alfonso de Varros
Lo que tú viste en este cenegal de ambiciones,
en esta vida cenicienta de criados, en este palacio
de esperanzas fallidas y arrogancias,
es la realidad no tal cual es.

La realidad como la pintan.
Calva, sucia, pordiosera.
Turbia, desesperanzada, adornada
por esteticistas, ganapanes, burócratas,
canallas entre ratas plañideras,
neopagnos que rechazan al mundo
de la forma y lo reducen a las fuentes
de su inautenticidad y su tragedia.

Tú viste el ego, la cultura que hay en tí.
Y, de paso, la ambición de la corte que lucra
con tus sueños, darte una tajada
de la ganancia material-política
al pretender satisfacerte.

Tú viste una criatura objetiva, muy hermosa,
Un sujeto revelado intrusamente en tu mundo
y la quieres atrapar, follarla, seducirla
y tenerla en tu corte como una pieza más
de tus placeres… tú viste un aspecto
de la dialéctica histórica, la objetiva
y única y concreta.

Es lo que te entristece,
Señor de los Palacios, que se lo engañe
con dogmaticidades, vulgarmente nacidas de la maña,
el provecho político y material que representa
ella, la que se fuga, la que no reparó que, al irse,
rompería su corazón en mil pedazos.

Ella tiene un secreto. Sírvase la metáfora de la magia:
La hada madrina y su varita soliviantan
su interna dialéctica profunda. Si no eres tú
quien la buscas, quédate con la varita del hada.

Confórmate con guardar a la niña sus zapatos.
Si no tienes el valor de ir a buscarla,
olvida a quien te habló lo necesario.


Indice: Canto al hermetismo

__________



Parnassus / Epica de San Sebastián del Pepino: Indice / Gabriel del Río, el defensor de la comunidad / Don Jerónimo Ramírez de Arellano: poeta regionalista y baluarte de la pepinianidad / Obra y poesía de Carlos López Dzur: Una Introducción / El pueblo en sombras / cuentos / El libro de la amistad y el amor




No comments: