Friday, July 03, 2009

Parte VIII: Canto al hermetismo


Parte VIII: Los poderes interventores




El observador cauteloso




«Choosing to deny or contradict nature or reality is mysticism, which is an unnatural, irresponsible abuse of the conscious mind»: Frank R. Wallace

No vendan humos ni se jacten
que la consciencia humana puede hacerse
vengadora y la idiofrenia es triste y perversa.
Místicos huesos hay que nadie compra.

Baratijas, con deshonestos precios, colocados
por los grandes desleales y gesticuladores.
No todo lo que brilla es oro.

Ni todo pie sabe dónde le aprieta su zapato.
No siempre está la justicia en el negocio.
Ni la paz con su dominio para el orden.

No se puede encapsular en una sola gota
lo que dimensiona una culpa o un letargo.
La burbuja, con leve soplo, se revienta
y suelta el lícuo mal, hostil
e inmoral dimensionado.

No vendan humos, trajineros,
que el mundo puede ser amargo y doler
mucho más que lo meramente verbalista.

En poco tiempo se infla un globo como el hombre.
Con verdad o con mentiras, se glorífica un mataperros
o un canalla, o un charlatán de misticismo vacuo.

Con propaganda se vende lo insignificante.
Con avisos publicitarios se pervierte
la consciencia y se hace célebre el tonto.

*

No encubras el poder ilícito

… pero escucha, recuerda, investiga, compara.
Discierne todo en su contexto, ¿quién beneficia
a quién, con qué propósito? Aprende quién libera
y quién ata, quién da gozo y quién lo quita.

… en el mundo hay de todo, mística y secularismo,
opios del cuerpo y del alma, expropiadores de salud,
sanadores, unos que te dan paz. Otros que dan
nutrición al ser entero; pero vigila
al guardián de los caminos.

Pueden que se escondan los que asaltan,
invasores que del engaño viven,
gananciosos mercaderes que, por la fuerza
o el fraude, logran todo. Averigua y una vez
que les veas, recuérdalos. Avísale al mundo
cómo son. Sé fiel al honesto mandato
de acusarlos. No encubras el enriquecimiento
abusivo de ninguno, sea poderoso, o no,
sea un individuo o sea un grupo.

*
Indice: Canto al hermetismo


Parasitismo de las Tres Hermanas

Aquí tengo tres vidas tontas que no sirven para nada.
Como tres partos, tres hijas del viento y la espuma.
Tres mujeres que no han sido el alivio de los montes.
Hay que sacarlas de la casa porque están
en el Estado de la Inercia, vástagos son de tres harpías
y de una humanidad inútil, subordinada, in self denial.

Dénles la oportunidad de un gran propósito
más allá de las ventanas de mi predio;
unjánlas sobre la plataforma progresiva de tu reino,
Woodrow Wilson. Reconstuye el mundo nuestro
y permite que yo suene los tambores de alerta.

En el nombre del inviolable dogma de propiedad privada
y la vana esperanza de la competencia libre y plena,
te las doy. Llévate todo lo que ellas representan.

Y dáles la mínima subsistencia, si el zapato del poder
no les cuadra, si el pie que tienen ellas no es sostén
ni alegría de tu gobierno ni mérito; provéeles entonces
de objetivos deseables, si regresan; pero…

Que no sean mi estorbo y me avergüences
(¡pues suficiente ha sido que me hayan comido
las entrañas!) ¡No trabajan y comen como llagas,
no estudian y piden, como las princesas ricas
de los cuentos, mimadas han sido, empero,
siendo parasitarias! ¡Que se vayan!

Con o sin un gobierno activista que las dome,
con o sin el Nuevo Nacionalismo que estimula,
con o sin una Democracia Industrial que las haga productivas,
con o sin el Estado de Beneficencia, que se vayan
con la música a otro lado, con los fabianos británicos,
con los librecambistas de Adam Smith o Thomas Jefferson.

Reclútalas en el intervencionismo.
Cásalas en los cuarteles de Otto Bismark.
Adoctrínalas con el hamiltonismo.

Que hagan casas con Brain Trusters muy lejos
de la mía o se queden, con sus prostíbulos
de ilusiones con sus iguales, los socialistas europeos.

*

La Causa perdida

Tú nuncas triunfarás del todo.
No dejaré que sientas que la nación te pertenece
y la República ha triunfado con la noción
del Estado Soberano. Nunca serás lo suficiente
para llamarte libre. Te morderé los huesos
(sabotearé tus hechuras, te inyectaré el desencanto).

Me hicíste una Causa Perdida y un lobo hambriento,
el agrarista de Nashville. El sureño maldito.
Mas volveré y Jefferson Davis preparará
el regreso; te llenará de sangre y Abe Lincoln
será una parte de sus holocaustos.
Stephens se reirá de sus largos huesos
y su rostro torpe, amargado y exángue.

Tú nunca tendrás desde Montgomery,
Alabama, el prestigio de laissez-faire verdadero
ni una luna en el alma que revele la luz,
sol y plata, que sea de plenos soles
e imperios inagotables. Míos son los sinarcas
de todos los confines de la Tierra. Mías
las riquezas de efectivas y perdurables inversiones.

Te quedarás con los pobres,
panarras miserables que producen muy poco.
Tuyos: los torpes solamente: gaznápiros,
tontarros, asnejones, feos de zorecos ojos,
zánganos de yegua madre, burócratas sin cultivo,
envidiosos guajalotes que nunca serán aristocráticos.

Tú harás trabajo sucio
y, al igual que las tropas británicas,
masacrarás tus indios, escupirás tus negros.
Hambrearás a tu pueblo, a los más zopencos,
a lo más enfermo de tu proletariado.

¡No eres mejor que yo cuando dices
separados pero iguales!
Quizás eres peor:
¡Nunca hubiese dicho: ¡Son iguales!
Les habría excluído para siempre.

*

La guerra fría

Aqueos que son los artilugios de ayer y hoy
¡son también el espejo de tus brujas!
Son suplidores de falsa autonomía... el Yo falso
de la Belleza que buscas, la Princesa
de tu Noche de Galas, en la feria del poder
y tus celebraciones!

Pero sufrirás, Pueblo mío,
y verás en ficción desmedida a quiemes elaboran
el obús, las catapultas, las dagas, los cañones,
los misiles, armamento y tribalismo
que perfecciona su creciente alegoría,
su magia audaz de hitos, desfigurantes,
en vías de percepciones subjetivas,
más mentiras, más mitos,
más injurias: Guerra Fría.

*

Los hipócritas

Aqueos, retrógrados, armados del paisaje
bueno o malo de realidades empíricas,
te clavan, te sangran, te abandonan.
Así culminan su fetichismo pragmático,
inconsecuente, su estética de marras,
apremios con puñales. Matará la princesa
que deja sus sandalias, al huir de bacanales.

Son asaltantes que hablan de ternura, sin embargo,
de zapatillas para tiernos y blandos pies
de la inocencia, o las perfectas propagandas
de la paz y la justicia, la virtud del civismo
contra la crueldad, la agresión y los
aqueos / aquellos, saqueos adornados del objeto
del gusto, objeto internalizado, la Cenicienta
de pies dulces y adorables, víctima ideal
para un proceso depredatorio
que a la víctima ultima, para que se aplauda
el simulacro resultante, la satisfacción criminal
de haberla seducido, comiéndose si cuerpo
como miseria del en-sí, con el rico purismo del No.

*

La Casa en el Espejo

Que te trague la Casa en el Espejo
y esa mujer buscada, Cenicienta perdida,
se pierda en el Quién de soñarreras,
en los ensueños del que dice que la busca
y la ultraja diariamente con el pensamiento.

Bajarán los insectos al Jardín de Flores vivas
y en Juego de Ajedrez se verá la derrota
del Sueño Americano. ¡Que arda Troya,
que salgan las culebras de venganza!

Porce entre hadas madrinas y Chamboea
entre las brujas embusteras ya se perviven.
El objeto del gusto entretuvo
a muertas generaciones de Laocoonte.

*

Custodios del secreto

Que el lenguaje de Apolo, tan ambiguo
nos conviene, me dijeron los custodios del Secreto.
Se resume en un Ser de atributos ideales
que impera y guarda el silencio de las cosas,
el «Aguántate, pón los hígados».

Será más tarde o más «a priori» que vendrán
los mundos idílicos, al fin por la venganza
olímpico-cósmica-trascendente
(hay dioses que no quieren que los entes revienten
y la carga emocional del sentido se abra por ahora,
se penetre de facto, que el himen de las vírgenes
al pie de los altares se preserve ad infinitum)
so pena de que venga ese asesino cósmico, caprichoso,
imponderable y se ufane por mandar las serpientes
de los mares y las asfixias de sus sacerdotes.

So pena que a sus hijos en las playas troyanas
los muerda un aguijón con ponzoña
de avatares extratemporales.

*

Protecciones que no llegan jamás

Me van a proteger, ay carajo, me dijeron,
del torbellino de la historia, ¡ay! porque es violenta
y loca la historia, el matriarcado recursivo.
Es la bruja Medea, lo nuevo siendo viejo.

Ella es el hada que con una Cenicienta
fabrica las túnicas de hechizo
y busca un vellocino de oro, y a su amante lo dota
de recursos y lo ama, pero, quiere a su manera
(tuvo un principio, como el huevo, que querrá
de su contradicción, el gallo germinal, la célula
que produzca lo nuevo, su pollo piante hasta lo eterno).

Tú eres su invención, Cenicienta.
Has hechizado un presidente, un pueblo,
un sistema de dualidad violenta.
Lo que das al visible y material mundo
de lo sido y manifiesto, es por de pronto poco y desafiante.

Del pensamiento te pasas al inmundo vitalismo,
y no te quieren. Una mujer, la más bruja de Creusa,
te dejará sin unidad y sin desfase.

Serás el sacrilegio y la venganza,
lágrima inicial, esencia sin sustancia.
Eres vientre misterioso, eres vengativa
cuando te vuelves ser en sentimiento.

¡Ay princesa de Colchis, eres trágica
cuando das en la túnica con la quema del Olimpo,
el cambio que es el comienzo de la terminación
de los conflictos. Eres bruja,
cambias, eres torbellino, eres angustia.

*

Jasón y los amuletos

Me van a proteger de lo mágico.
Me llamarán Jasón / el príncipe enamorado /
el presidente inútil porque nadie tiene fe;
pero todos con ilusiones de que puedan
reírseme en la cara y mandárseme
a la porra con las fuerzas del antihistoricismo.

Miren al presidente anestesiado con la visión
de una dama fantasmal, Cenicienta / Princesa
cuya única evidencia es la zapatilla de cristal
en las urnas del Castillo… ha de ser un espejismo,
obra de brujas escondidas en el mundo…

Y tú, princesa, descrita eres como golfa vitalista,
ninguna como tú tan vital y terca,
presunta obrera comunista, ser cambiante,
espía para los pueblos oprimidos,
producto acaso de The Freeport Doctrine.

Me llamaron el sacrílego / utopizante
por quererte y sólo dije, donde se pueda oírseme
clara y poderosamente que el hombre cambia,
así como lenta, gradual y dialécticamente
cambia todo... cambia la espiga de trigo
y cambia el grano de mostaza.

Cambia el huevo y la gallina guisada,
cambia la vida y continúa en la muerte...
pero me llamaron sacrílego porque tu zapatilla
invoco y me doy fuerzas desde aquella noche
que bailaste conmigo y luego te ausentaste.
Y fue poco lo que dije: que te escuché.
No dije lo que me susurrabas al oído.
Te habrá matado mis ejércitos,
te habrían torturado mis esbirros
por dirigirte a sí al poder que represento.

*

Las parteras necesarias

Que las revoluciones son parterAs necesariAs
y el dolor existe, pero sabio es
por precario y más sabia la alegría
que vence el odio, lo doblega antes
de que se descubra el miedo, la amenaza,
la codicia, la naturaleza amarga de los luchadores.

Dije que el alimento es bello desde que tú lo comes.
Y si lo come más el que está hambriento
más sabroso porque lo comen menesteros
que de veras han sufrido o los que tienen sed
y la piel expulsada por el frío.

Me han injuriado por revaluar la esencia
de ese dominio que ví en tí, aparición de mi encanto.
¡Qué desesperante no hallarte, que no estés conmigo
en carne porque vives clandestina en buenos corazones!
y definí, para salvarte que tu escondite
es un poder caduco, no podrás esconderte
para siempre.

Mi sociedad vencería tu dominio,
ángel rebelde, Pueblo Revolucionario,
alma imprescindible y necesaria
de América la Hermosa.

*

Consuelos del Ciego

Se imagina las cartas que ella escribe
en medio de las guerras y verbaliza:
Ni yo ni ningún hombre son insustanciales;
ni meras cosas ni abstracciones…

Si tú quisieras te mostraría mi sustancia,
la verdadera zapatilla,
el verdadero pie de las naciones,
el verdadero sostén de patrias vivas.

Mi verdadero sexo.
No hay mitos ni doxas
ni opiniones de segunda mano
que me hagan justicia en tus fariseísmos.

El hombre cambia, hay un hombre futuro
que es más que un «saco de piel»
aprisionado para siempre al extravío.

Un revolucionario que combate
la metafísica fijista del ser-en-sí.
no es socialmente irredimible, no,
porque sea hoy una hediente horda
de biomasa primantrópica, amado amigo.

*

Los divisionistas

Deje de ser usted agente de la burguesía
si de veras simpatiza
con el socialismo liberador:
no divida al obrero.

Búsquelo con fe en la vivencia cotidiana,
no lo venda al Vaticano, no enseñe al ser
asocialidad convenienciera, cobardía, reculamiento.

Si no hay optimismo ya en usted, no sea amargo
por haberme abrazado y aceptado unos besos.
«A la medida humana» reacciona igual que el Führer.

Me ha venido traicionando y el hombre hecho así,
como usted dice, nos desmiente a ambos.
Contradice el principio de las identidades:
o ser-en-sí visibles, o esperar, el no-ser
en la cueva de los buitres.

*

El ciudadano mutante

Y yo, tan terco o tan cobarde, en privado
digo que las cosas son lógicas, dialécticas, cambiantes;
yo, hijo-hermano heraclitiano, testifico
que en el espacio-tiempo, el mundo vivencial,
el ente instrumentalizado, todo lo que es visible
o invisible, en su desarrollo, manifiesta
el movimiento y el cambio, veo a los apagadores
de luces de las calles, cantan a las tinieblas
de los dioses cavernarios,
pero quitando la luz de las ideas-materializadas,
incluyendo tu imagen, Amada mía.

No se quiere el choque con una Idea inmutable,
con la idea que salió de las Cavernas del deseo
para hallarse en lo objetivo, desenmascarada,
harta de sol y luna… y yo, tan terco y cobarde,
que me enojo con el falso farolero,
pero no lo confronto.

Dejo que diga sus mentiras y no se encuentre
contigo, Cenicienta, porque tú eres tremenda,
tú si ofendes, tú si matas, tú si requieres
la integridad, el valor y el heroísmo.

*

Si te hallara en mi beso

Y ella, ser social que sin el otro
no se siente suya, sin el poquito de amor
que la anima y distribuye con su movimiento
hasta mi paso, me humedecí en su sangre
cuando se halló en mi beso y me habló
tan quedamente sobre los nuevos opresores.

Por eso el nihilista chabacano se sonríe
y un hombre del Vacío se conduele
y un humorista, con dientes afilados,
se jacta de su fe y subido a la tribuna del patíblo,
finge que recuerda que las cosas no cambian.
Que hay principios eternos.
Circunstancias inconmovibles.
Providencias entregadas a la mano,
fiadores de la virtud y la perfecta sociología
de condiciones, hoy violentas e ingratas.
Hay hombres eternos que son
biografías emersonianas, héroes weberianos.

*

Algo ante lo que Ella difiere

No hay garantes sociales, históricamente inmutables
y justos. Quienes pretenden serlo concluyen que los medios
de producción ya tienen dueños.

Y ella, ruda y amorosa, al mismo tiempo, me lo dijo:
«De esos hombres eres uno; mucho poder
te ha hecho cobarde y cómplice.
No hay garantes sociales, absolutos».


El capitalismo y el libre-empresarismo
son sagrados. Dios es el bendecidor más providente.
Uno (es): el extraviado, germen del pecado original,
uno por terco, por no ver la ley común,
por eximirse del Karma y no dar al César
lo que es suyo, es el ignorante. Uno, por pertinaz,
el que no quiere enterarse que el capitalismo
es eterno, intocable, imputrefacto, se vuelve
como tú, pasajera, huidiza, clandestina…
y en tí no se haya otra cosa contenida
que pueda ser llamada principio disolvente,
encadenamiento de procesos antagónicos.

Aunque yo sea el imbécil, eres tú
la que vas entre sombras, reducida a zapatito
y un mito del genio irracionaloide, locario.

*

El poder burgués

El poder majadero de la burguesía
evitará la lucha, sofocará la crítica,
Impedirá la agonía.

Socialmente, es un poder benigno.
Sólo quiere el reposo, la quietud de las ánimas,
la noche que no abre el día, porque alega
que el mundo es ciego y, si hay luz, despiertan
los demonios, se moviliza el combatiente,
se desacraliza lo sagrado. Se asoman
todas las brujas envidiosas.

*

El Ciego no me cree

El sí te ha visto como el tío que proteje
a la sobrina que ya no puede ser mirada
desde las imágenes
que nos dan los sentidos.

La existencia objetiva no ha de ser cognoscibe
por los sensualismos de Hume o la prelógica del sofisma
del primate humano. Y él, tan terco,
que alega que las ideas no pueden existir en el vacío
(no es así / allí que Cenicienta existe)
y que su ser es materia entitativa
y su espíritu, energía, su fino resultado
cuando irrumpen en Das Momentum.

2.

Y trajo el Ciego razones para reprender
al Príncipe y sus asesores que eran utopistas
del militarismo, seres imperiales, matapueblos,
genocidas, hombres-bestias,
nuevos Atilas del siglo XX
y el tercer milenio.

Los violentos son recursivos a las puertas de Ilión
y los troyanos, crédulos, víctimas de lo pretendidamente
claro y evidente del Engaño, ciegos son para no ver
la retirada falsa del aqueo, el Caballo de Palo
de sus concupiscencias, sordos para evadir
el ruido de la guerra, los relinchos enemigos
sobre ruedas. El sí predijo la traición. Avanza
contra la Ciudad. Viene con máscaras.

La ciudad: ilusoria resistencia equina
y la madera paradójica, hecatombe irremisible.
Por eso lanzó palos en llamas contra el monstruo
y el Caballo fue más que apariencia y sacrilegio.

Se edificó por el silencio que no soporta ya sus emociones
y los miedos que lo cargan sobre ruedas como vientre
repleto de rivales ocultos, como potro sin heno
que comerá los contenidos significativos y más finos
del discurso: el comunicar concreto, el sentido común,
la voluntad del pueblo.

Laocoonte bajó del templo
sin la propuesta cósmica; en soledad será el único guerrero.
Peleará por la especificidad de su Troya invadida
por caprichos deificados (Febos que vuelan en la Nada),
Timbreos apolíneos y tiranos con la forma de serpientes.
Lo supuso: han de matar al hombre y condenarlo,
asfixiarlo con las temidas fuerzas del Abismo.

*

Los sitiadores

Tal como él los vio: los sitiadores aqueos
son los mismos dragones que saltan
desde el oceánico poder de la neurosis
y se comen al ser, al ente vivo.

Que no haya revelación a las naciones
ni educación del ego individuante.
La iniciativa del ser por su consciencia
que se quede en lo profundo de las aguas,
en el vientre del mar ya custodiado
por los navegantes de la Nada.

Tal como Laocoonte sostuvo: La treta audaz
con que engañan los que huyen a la vida
(lo mismo que a la Muerte) es decir y decir No
al mismo tiempo, en discurso circular,
que la Nada comunica, el a priori de los sinsentidos.

Un dios hay que no sabe qué hacer, o tiene miedo,
o rabia. O echa marometas, surtido de paradojas,
pues no sabe si ser bueno o ser perverso.

Indice: Canto al hermetismo


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