Friday, July 03, 2009

Parte VII: Canto al hernetismo


Parte VII: La Cenicienta


Cómo ofrecer villas y castillas

Usted le ofreció la Gran Orgía,
la danza macabra, hexámetros alucinatorios
del hemisferio derechista. Estuvo exterminándola
con un rap / ragUetoneo perjuro y un corifeo especulado
con estructuras de ritmo amorfo, vals sin síntaxis,
bolero sin metáfora, sin sutileza introspectiva.
Usted le dio como pista el territorio más externo.
Una objetiva mímesis del simio.
Allí estuvo allí, aturdida, cachondándose
con su propio remezón de nalgas.
Por momentos, creyó que bailaba para sí,
no para ninguno, porque recogía el misterio
de manzanas de jardines encantados y ninguno
extendió su mano para recibir lo que daba.
Sola, en medio de un bullicio de gayola,
ansiosa como si esperara un peligro.
Sus nervios, excedidos en una ecolalia
sorda, autónoma, y una percepción de verdor
que es un rojo de la protanopía y los relámpagos
de luz de mil bombillos, como ojos de avispas
cibenéticas y gatos viejos que bailan
con bolleras y lesbianoides tusas.

*
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La Gran Noche

Usted la invitó, yo no sé cómo, o la hizo
invitada especial a la Gran Noche,
las noches de las pompas festivas
y las puñetitas de los sinarcas y toparcas
y los que hablan a todo lo que raja
dizque como homenaje a los talentos
y las personalidades…¿por qué?

… porque ella lee mucho
y es alumna talentosa, porque es alegre y canta,
tiene el ritmo melodioso de las ninfas,
pasión receptiva, ambición de ave
de alto vuelo que huye de requilorios
salvajes y homicidas, en lo bajo de la tierra
o en los rumbos engañosos del aire.

… porque ella viene de la tierra del trabajo
y la pueden llamar minoritaria, etnia impura,
anglo-hispana, hija del futuro contingente…
Y, de veras, me extrañó que allí llegara,
vestida como princesa, ella, la humilde
pobre gata, hoy radiante,
más elegante que sus hermanastras,
su opuesto… oportunistas, vanidosas,
diablesas de la pequeña burguesía
y el arrebato, el descarrío del mal aviso
y la mentecatería… Y, de veras,
me extrañó que allí llegara…

*

La hada y Cenicienta

Se sintió descoyuntada y sacudida como Aquiles
cuando Tetis lo agitó en las aguas de Stix,
hundiéndolo para que se hiciera
imposiblemente invulnerable al maleficio,
al atropello, a la muerte, pero allí,
donde el espacio fueron la palma de las manos
de su madre, allí estaba la herencia subyacente
de su caos: el talón seco, sin protecciones.

A Cenicienta, también se le sacudió
en lo bajo de las aguas con una mano
que habría roto sus tobillos por entero,
pero sólo sostuvo el fin de maldecirla
y ahogarla, y no una madre como la de Aquiles.

Ella era otra. Fue de otro tipo la mano
que sacudió a mi sobrina.
Una bruja, infanticida, la hundió en Stix,
misma que a mis ojos ha cegado:
encarnación de envidia y paranoia
con deseo de apropiación intenso
y largo como sus propias orejas de asno.

*
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La Madrastra y las harpías

Añada usted, si es que estoy siendo grabado
(para que después se me hostigue aún más
con las mentiras) … allá, en salones de su Casa Blanca,
arribó una Madrastra, con harpías que se trajo
de un priscal de los viejos ganados que mi hermano
tuvo en vida; son pues hermanastras, palmitos
bien acicalados, perfumadas, con joyas
que son los hurtos, el despojo por engaño,
la herencia de Cenicienta, mi sobrina.

Se asomaron semejantes
a señoronas, empresarias, tiburonas,
en negación, no son lo que una vez sí fueron
(mas hoy son harpías del priscal abandonado,
vampiras de la desobediencia
bajo un toque de queda) y, aún así,
el que las vio alegó: No veo ni tortas.
¿Cómo dijeron que se llaman?

Cualquiera haya sido la forma en que se unieron
a la Cena y se abrazaron a los poderosos,
a timócratas, cortesanos de menor envergadura,
habría sido ir por la vida dando palos de ciego,
jugando a puñetitas y tilingos con los politicastros.

*

Ella es esencia de la Unidad Suprema

La niña no. La Cenicienta es auge, eón que emana
de la Unidad Suprema y por la vida no va
proclamando cursiladas. Cuando se enfrenta
al mundo y se ve asqueada, en medio de la trisca,
escapa como un ave de alto vuelo,
como un ángel viringo, sin ropajes,
huye en volandas. Ocasiona el asombro.
Ante ella, hubo de oquis que abrírsele camino.
Curiosear su hermosura, sin dar lija. Nadie le dijo:
Cusca, culebrón, culo epatante… Lo que fue
no se lo salta un gusano: parecía que había entrado
a la fiesta la merísima Hija de los Dioses
y, es verdad, Ella es la visión suprema
de la Primera Dama. La visión suprema
de la América nacida, como igualdad de la chispa
divina de la Razón y el hombre
.

*
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Pero no la conocía ninguno

Paradójicamente, no la conocía nadie.
Su nombre no está en las agendas
ni en los directorios telefónicos
de gobierno ni grupos de timócratas.

Ella es lo más anónimo que existe por de pronto.
Ella lava los pisos de casa y lava y seca
platos y come en un rincón de su cuartucho
y las otras, su madrastra, la calla como a una criada
y la desprecia como a un perro pulgoso
aunque, en el interior, muerda su envidia
que salta las vallas de las temeridades.

Ninguno pensó en la Gran Fiesta que ella
vendría de módulos analógicos, de un mapa
del corazón geográfico de América o el Mundo,
con todos sus nobles apetitos.

Ninguno la visualizó enteramente
con sus conexiones de consciencia libre,
abundantemente generosa.
La observaron con rudimentarios ojos.
La medio-oyeron con orejas tan deficitarias.
La leyeron de códigos cuneiformes y jeroglíficos
que informan sin contextos eficientes, de modo
que pudo ser cualquiera, alguna que no tenga
paisaje ni posición, ni alcurnia ni perro que le ladre.

El lenguaje que habla no existe.
El potencial que tenga su persona es un borrón
y una mancha de tinta, o de excremento,
en un papel tirado a la basura.
En geometrías planas, abstractas, casi arcana,
si algo la alude será lo que diga moralmente
¡ella no existe! ¡no es posible!
espiritualmente, está tan mal leída,
no tiene las precisiones necesarias.


*

Estuvo allí

Y no es ganado humano.
Y, de veras, me extrañó que allí llegara.
Entró y causó asombro.
Tenía un cuerpó que julepeó expectivas.
Una elegancia juvenil, madurez afectiva.
Quien quisiese apremiarla con preguntas
y pasarse de listo con su encanto
se fue al bombo: durante el banquete
todo transcurrió como hola, buenas noches,
y comieron y brindaron ceremoniosamente.

Después, por causa del baile, las penumbras,
jaranas y licores, el humor y la ebriedad
de la bolinga, hizo toques de diana, levantó
a los dueños de puñales, vistió despacio
a los que tienen prisa de ir a comer en las ollas
de Egipto y adular y ultimar los cuerpos más jóvenes
con su magreo, animales fosores, hipócritas,
neuróticos, inmorales, sofistas sin la chispa divina
de razón que ella conoce y la viste gracia.

Posiblemente, insolícitos fantasmas se acercaron
a ella, Cenicienta. Le ofrecieron los sorbos
de su testosterona, semen de sus licores,
mariguana, metanfetamina, anestesias
con promesas y placeres prohibidos,
frenesí de segunda mano, alturas de poder
y de cresomanía, todo con tan poco contacto
de los ojos, que ella se fue, corrió a su casa
bajo un cielo turquí, con los ojos llorosos.

*

Si fuera Ella

Todos los hombres son hechos a imagen y semejanza del Creador… y dicho principio cristiano es, por lo demás,’ la primera autética doctrina de igualdad política y derecho natural que se conoce en la historia: Nicolás de Cusa


Si fuera ella quien hablara de su pie
(no otra quien hablara del zapato),
me imagino qué diría… sí, estoy seguro
que hablaría del derecho natural a tener
todo un cuerpo y, en los pies, el sostén
para la orientación divina de todos sus caminos
(un pie que la conduzca a la única identidad
con que compara su Ser, su potencial innato
y darse el rumbo de princesa,
o el más alto rango deseable:
el ser divino.

No importa cuál haya sido la raza, la nación,
la clase, la cultura, la realidad de su presencia
en la Fiesta del Congreso: Su pie es un balance
con que Dios la bendice, su pie no es sólo embeleco
aducido al Derecho Positivo. Pie es la semejanza
de un creador con entereza, su Dios personalizado.

Digna es, por derecho natural,
a su zapato… su pie que halló fijeza en voluntad
que indica:
Soy sagrada, mi cuerpo es mío,
mi pie no es de una bestia de los montes,
ni mis manos lo son,
¿qué tal si lo perdido,
o hallado en su poder, hubiese
sido el guante que la proteje del hollín
cuando limpia o restriega los pisos?

Lo que usted señala
como zapatilla de cristal representa
un principio: el rumbo de los Derechos Naturales,
y el verdadero sostén del pie más bello
es la semejanza / fundamento /
la chispa divina de su alma.

*

Una primera dama

Si entiende, con corazón puro, lo que ha de ser
una Primera Dama, símbolo del pueblo.
dirá: Esto es sagrado y lo más sagrado tiene
su propio precio y no se conoce en citas ciegas
ni en aventuras de morbo, o en ceremonias publicitarias
de seudodemocracia, como tampoco en borrajos
de laderas, donde se arma un buen bollo
y el pretexto de burlas para los que se rascan
con sus propias uñas los que en miseria padecen.

*

«No es ésto lo que quise»...

Había cumplido. Llegó a tiempo a la casa.
Tiró la diadema de la noche tras la ventana
por donde vio una luna vieja y solitaria.
Sus recuerdos del baile y de la cena de galas
los botó por otro resquicio de la noche fría.

Llegó a su casa a quitarse su vestido.
Lanzó el zapato de cristal al rincón de las escobas,
a una restinga debajo del lavabo.
Se desvestía a solas meditando
sobre el tizne del lujo con que esas horas
en palacio la contaminaron.

«No es ésto lo que quise», repitió y empezó
a desnudarse y palpó las mojadas pantaletas
que habían sido asaltadas por las fieras
y miradas lascivas; los herméticos
fisgonearon su carne. Ojos encelados,
furtivos, en vela, que se la estaban comiendo.

Ahora, desnuda, se miraba de otro modo.
Estaba a solas con su hermosura
y su alma, serena, transparente.
Para dormir, tranquila y esperar
la jornada de oficios de mañana,
se metió bajo la ducha.
Quiso estar limpia,
meticulosamente limpia.

*

Para ser Primera Dama

¡Viejos sofistas, con voluntad torcida!
Ahora sí: Ya sé que existe el Orden.
El Orden, pese a todo.

Y, aunque menos visibles,
pero siempre necesarias,
también la Justicia y la Paz
que son asuntos concretos.

Ha vuelto un Ciego a llenarme de esperanza
Y me ha dicho: ¡Paciencia!

No sé si mi sobrina quiera conocerte.
Deja que sigan otras
calzándose la zapatilla de las esperanzas.

Muchas son las cenicientas que sueñan
con príncipes azules.

Pocas la que dan la talla
de una Primera Dama.

*

El trabajo

Aquí no hay ambiguedades ni se valen
artimañas oratorias, diseños de incoherencias,
imposibilidades morales, aquí no valen
mediaciones chapuceras; el mundo es dado
y la vida espera, con buenos frutos,
al emocionalmente honesto,
al que tenga valores y se integre al trabajo,
la formulación más clara
de la dicha, la realidad del hoy
y el porvenir junto a otros.

¡Viejos sofistas, instructores itinerantes,
pioneros pedagógicos de engaño, si la esencia
de la vida conscientiva es control, comando
de lo que adviene y persiste, admitan al que pasa
buscando un seguro asidero y no se esconde.

El es el único valiente.
Se responsabilizará.
Dará el esfuerzo necesario;
pero no lo abandonen.
Sean honestos con él,
aprendan de su ejemplo.

*

No cuenten conmigo

No cuenten conmigo esta vez, yo soné mis tambores
y pasaron de largo; cegaron sus propios ojos
para no verme y fue en la hora en que brotaba,
la hora de crecer yo y fructicarme; y no pedí
la holganza ni lo improbable. ¡Era la hora!
¡La hora tan sólo de cantar
al esfuerzo, la virtud, la racionalidad!

La compañía: las mutuas responsabilidades.
Me arrestaron, me hambrearon, y yo dije
lo que supe sin perjudicar a nadie.
Todo lo que informa mi palabra
es consuelo y verdad, pero no hablaré
otra vez con catonianos y censores
con bruscas maneras y sin brazos abiertos.

(Y, por este servicio del consejo, la prensa
destacó: Ha sido liberado un ciego sabio,
injustamente detenido por conspirar
contra el Estado, la Moral y el Presidente).

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