Wednesday, November 24, 2010

Meditación junto a Vasar-iah con las letras Vav Shin Resh


«Hesed reina entre quien ofrece hospitalidad y quien la recibe, y en quien la devuelve cuando se presenta la ocasión; quien, con su hesed, ha ofrecido ayuda, compromete al que la ha recibido al mismo sentimiento y al mismo modo de obrar. Cuando lo jurídico (contractual) aparece en primer plano, el mejor modo de parafrasear el hesed es con el término lealtad»: Franz Rosenzweig

a mi ángel leal, Vasar-iah,
por quien Jacob vivió...

¡Tú, ángel mío, Vasar-iah,
habitante de la esfera de Jesed,
testigo del Primer Día de la Creación,
yom echad, en la hoja primera
de mi libro que comienza, o escribo,
«dáme el nombre de mi ángel»,
suplico... y es que mi brazo derecho,
mi mano tiembla
y mi puño se cierra con mandato,
dáme el mandato.
«¡Entonces, exprime mi nombre
con las letras Vav Shin Resh,
cántalas con discurso de ahaváh,
o drasháh de rabino
porque yo vengo sólo a quien abraza
el Todo, deseoso del Texto de la Creación,
a los etiológicos de mi Unidad
bajo del espacio cósmico, vengo
desde el emotivo atributo del Atestiguamiento
con brazo de lealtad, derecho
entro a tu hemisferio,
pero cántame el VAV, mantrízame,
aprendiz en la aspirante vasija de Virgo,
vavéame porque soy Vasar-iah
ángel que cuida el Vaveo!
Quiero las Vavas de tu babear
de bebito en la Senda de Lealtad
de Mi Luz, Yo soy en Yomam,
Día de los Acompañares,
primero de los días que forman el Libro
y van junto a todos como hojas pegadas
a un sólo Lomo de Amor,
Yo soy el Agua para tu vasija de seis emociones,
yo para el pequeño Envase de tu corazón,
yo cuyo rostro se refleja en el agua,
yo, Jesed, He (me) sed para Tu Sed,
heme He-Sed-me en tí».

Bazar de justicia tiene mi Hesed,
jarrón de bondad enVASA-ya
y su piedad derrama en mis charcas de metano
y carbono. Como puente sobre el pantano
se tiende para que no pise en suciedad
y conozca que, desde arriba, viene la Sabiduría
de Chochmah. Vasa-iah es su nombre.

2.

Canta a las tres cabezas de la Llama.
Aprieta mi calor en tu puño
porque su tibieza no cambia y es para siempre,
niño de manos frías.
Mas sostén este granito amoroso de carbón
antes que veas la Llama interior
y el secreto de su Llama externa, cósmica:
chash-mal-mal. Mantriza a Shin
para que sepas del Mundo Por Venir
y la divina esencia del carbón.
Yo doy un granito, la piedra del auténtico carbón
y tal Carbón es inmutable,
sólo la Llama flamea, metaforiza el movimiento,
transustancia los cambios; pero este pedazuelo
de carbón no quema. Es invisible amor.

3.

Vavéame como quien sopla una llama
o la intenta apagar con sus babeares.
Experimnenta con esta Luz Infinita
que ha venido a la sombra
de tus ojos desconcertados
y ciegos por su resplandor; experimenta
con este gránulo de carbón que entró
a tu puño vacío, cuando te lo doy.
Lugar necesario es tu mano derecha
para que exista una presencia finita
del Amor deslumbrante.

Conexiona con Vav
los ojos ciegos y las manos vacías
con la Abundancia del Mundo Por Venir.

4.

Cabeza vacía, hueca vasija, sin Luz,
canta para el Comienzo de Reish y completa
Mi Nombre; eres tú quien me transformas en ángel
si cantas, eres tú que me tornas en Torá,
rollo del habla y del alfet-beit si me escribes.
Los ángeles existen materialmente
sólo para los poetas, cuya mano tiembla
por reclamo del Hei, en el tremor del Yirah.

Cabeza de Yirah y anhelo, tiembla
para mí, por cada estremecimiento de tu carne,
me donas vida y lealtad.
Como a cachorro de león, te recogeré
y te llevaré a mis hombros y besaré tu Baba.
Preña mi cosmos con tu movimiento,
házme Algo en el proceso de tu subida al Claror.
El Chassidut es consciencia de tu ego
y, si lo tienes, lleno tu cabeza de comienzos,
tu puños de divinos haceres
y tu boca para el canto; pero...
matrízame, Reish es mi útero y mis entrañas
anhelan preñarse de tí, dáme Yirah
de tus temblores, anhelo, gemido
de tus placeres.

5.

Para Seidad y Bitul ha nacido el miedo original
y tu mano temblorosa; pero en tu temor reside
lo fundante, tu labor de comienzos,
habla mercurial de comunicaciones,
practicalidad del servicio.
Comienza conmigo, házme ángel,
házme aguadora, vaciaré de mi jarra celeste
en tu canto. Funda la Virgen con la espacio-temporalidad
de tu consciencia, con la experiencia interior
de Chassidut que a tí corresponde.
Mata el egocentrismo y llámame.
En la densa materia de las memorias humanas,
casi nadie o pocos nos invocan, ninguno
tiembla así cuando mantriza nuestros nombres.
Oraciones huecas y rituales no nos tocan
porque no son receptivas, tú si me percibes
con luna de Elul y fuego de mercurio.
Si te doy mi piedrecilla de carbón,
tú si la quemas, tú si pones temperatura
de amor a un mundo frío.
¡ah, vasija de médico y enfermera,
de partera y nodriza, es tu ensamblaje,
alma de servicio tienes, rabino,
amor incondicional es tu meta!
Por eso con gusto bajo a la Esfera de Yesod.
Tocaré tu puerta, me presentaré
y te diré: «Cónoceme».

6.

Yo soy aquel por quien pedíste su nombre.
pero yo soy más que un nombre:
Va-ye-hi, por el que Jacob vivió.
Soy el grano de carbón que llenó tu mano;
soy la oreja que se formó cuando cantabas,
soy la Virgen que llena tu jarra suplicante
desde un Altísimo círculo que circunda
la tierra y sus estrellas,
soy el ángel de Virgo que esperabas...
soy el habitante de la esfera de Jesed,
testigo del Primer Día de la Creación,
yom echad, en la hoja primera
del libro que comienzas,
y mi nombre es Vasar-iah.

Tú me materializaste, ¿recuerdas?

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De las cosas sagradas que dice Vasar-iah

1.

Todos los ángeles que pretendas que vengan
a tu lado y contituyan amor manifestado
fíjalos a tu Deseo, íntimalos
con profundo apetito.
Tiéndeles la trampa de cuidarlos
como si fueran amantes que han saltado
a tu cama.

No se reirán de tí.
No han de llamarte soberbio.
No han de decirte ingrato amante.
Desleal. Fornicador.

Cuando ya tengas el espíritu,
házlo agregador por tu palabra sonora
de los entes, de la invisible materia,
tu parentela del Espacio,
siempre-presencial Causa de lo que llamas
lo Incomprensible, la Vestidura impalpable
del Deseo. Sólo un ángel, o muchos
han de decirte, así se Viste lo divino,
así se desnuda en el espacio,
así se eterniza en tu materia
para darte su gozo.

Propulsa hacia tí la enegía que al ángel
corresponde porque son fragmentos
del Vacío ilimitado de Aquello
que es materia y espíritu y a lo que falta
de una persona a quien amar.
Eso les falta: egoísmo, seidad en el hombre,
seidad en la mujer, seidad de patria,
hilación objetivada de servicio,
vasija para pulir con brillo
a quien canta las sílabas sagradas.

El espíritu de un ángel no quiere ser la horda
de la Causa sin causa, quiere causar la dicha
a quien lo llama desde la simple materialidad,
condicionada plenitud del género, tu bíos.
Tú eres el privilegio del ángel
(aunque no lo merezcas).

2.

«¿Qué pasará, Vasar-iah,
si no naces de mi deseo, si pienso
que mi carne es de bestia y mis afectos impuros,
qué pasará si te llamo, como quien cita
a ramera para esparcir en ella el semen?»

Que no vengo.
Que no irrumpiré en tu espacio
aunque te desgañites. Que no ha de ser
privilegio que te sirva, que no hay manera
de comunicarnos, porque no eres espíritu.
Eres entonces cascarón desperdiciado.
¿Y qué diferencia tendrá que viva
en el infinito Espacio ilimitado
que en apretada y densa llenura
sin espíritu? ¿Qué objeto tiene que habla
para los sordos o brille para los ciegos?

No. No vengo. No dejo mi espacio eterno
por una cloaca, presuntuosa,
por excremento egoico pagado de sí mismo?

Pero no te preocupes si yo te hablo
es porque he venido y encontré una joya,
tesoro en tu Vaso.

3.

«¿Qué pensarás de mi, Vasar-iah,
si digo o callo que no te creo, si te confundo
con delirantes fantasías, si niego que tengas
ente-seidad-esencia y seas embeleco
del ego insatisfecho, conturbado, envanecido
con cantos de sirenas del religionismo?»

Que no vengo.
Que no irrumpiré en tu espacio
aunque te aflijas y supliques.
Que tu deseo no es diferente al del homicida
que al ver la presa la mata.
Que te conformas con cualquier deshecho
de la Maya. Que tu mente embeleca
por capricho sus propias ansiedades disfrazadas.
Entonces, no soy para tí.
No me placeré de tu deseo.
Toma un asno y házlo de oro.
Cúbrelo de brazaletes y anillos.
Ve y captura una tarántula y dále nombres.
Ve y encarcela un gato negro y llámalo
Magia y házle cultos e himnos,
sacrifícales ofrendas
y súrtelo de oraciones, pero yo no vengo.
No irrumpiré en tu espacio de falsas adorancias
y absurdas religiones.

4. continua


03-09-1980 / Del libro Teth, mi serpiente
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