No había culpa
Antes, cuando siquiera tenías falda ni hazaleja
que te cubriera, sólo pelos, vellos,
hirsutez por todos lados,
cuando eras la Gran Vagina, cerámica
de la cueva láctea, Vasija amplia
del hueso del misterio,
no había Tyché, tijé no había,
ni siquiera culpa...
Antes no había determinación que limitara
la libertad de amarnos, sólo había transiciones armoniosas.
Tyché se complacía con los variados cambios.
Podía tener tu mala pata y no ser maldita
como Lábda, la coja, podías ser ciego
como Polo y seguir en el remiendo de relojes.
Ninguno, cuyo signo en la memoria
vivo o muerto te supiera, te hacía culpable
en aquella horda primitiva siendo que eras
Simia Peluda, omnipotente, unitaria...
Eras padre y madre, original y vívida Mnemosyne,
colectora de todas las memorias,
alimentadora de todos los hyiós,
transeúnte del territorio dinámico y vulvo-fálico
de todo lo inconsciente que asomara
al evolucionismo, a las ganas resurrectoras,
a las alegrías de las regeneraciones,
a la fertilidad del Nilo, a la corona Atef,
al cayado que no es poder ni látigo,
sino incestuosa complicidad de Osiris
con el Uas / cetro y mayal de Ella / tierra y agua /
materia y laguna con sus peces...
No había culpa, tan sólo ese poquito de vergüenza
porque Ra maldijo el erotismo y dijo que su esposa adultera
(él fue el primero). Te puso el dedo para fundar el tiraniis dominatio
con la superbia regnum... y tú, Umbra Ignis,
con la diversidad hilvanarías hasta en el gozo
con que la Luna afortunada se aprovecha
de los rayos solares: forjando a Jonsu.
Nut es polígama, poliándrica, cachonda
y Geb la quiere y Thot la ama, por igual.
Porque no había culpa, vergüenza
había sobre los Valles del Estrum
y nervios y cautela, pero no había culpa,
no había culpa ni dedos acusadores.
En los días epagómenos
de los cinco sentidos, tu dedo Tirano Ra
fue el primero.
22-09-1977
<>
Tú eras la Omnipotencia
Antes, cuando siquiera tenías falda ni hazaleja
que te cubriera, sólo pelos, vellos,
hirsutez por todos lados,
cuando eras la Gran Vagina, cerámica
de la cueva láctea, Vasija amplia
del hueso del misterio,
no había Tyché, tijé no había,
ni siquiera culpa...
Antes no había determinación que limitara
la libertad de amarnos, sólo había transiciones armoniosas.
Tyché se complacía con los variados cambios.
Podía tener tu mala pata y no ser maldita
como Lábda, la coja, podías ser ciego
como Polo y seguir en el remiendo de relojes.
Ninguno, cuyo signo en la memoria
vivo o muerto te supiera, te hacía culpable
en aquella horda primitiva siendo que eras
Simia Peluda, omnipotente, unitaria...
Eras padre y madre, original y vívida Mnemosyne,
colectora de todas las memorias,
alimentadora de todos los hyiós,
transeúnte del territorio dinámico y vulvo-fálico
de todo lo inconsciente que asomara
al evolucionismo, a las ganas resurrectoras,
a las alegrías de las regeneraciones,
a la fertilidad del Nilo, a la corona Atef,
al cayado que no es poder ni látigo,
sino incestuosa complicidad de Osiris
con el Uas / cetro y mayal de Ella / tierra y agua /
materia y laguna con sus peces...
No había culpa, tan sólo ese poquito de vergüenza
porque Ra maldijo el erotismo y dijo que su esposa adultera
(él fue el primero). Te puso el dedo para fundar el tiraniis dominatio
con la superbia regnum... y tú, Umbra Ignis,
con la diversidad hilvanarías hasta en el gozo
con que la Luna afortunada se aprovecha
de los rayos solares: forjando a Jonsu.
Nut es polígama, poliándrica, cachonda
y Geb la quiere y Thot la ama, por igual.
Porque no había culpa, vergüenza
había sobre los Valles del Estrum
y nervios y cautela, pero no había culpa,
no había culpa ni dedos acusadores.
En los días epagómenos
de los cinco sentidos, tu dedo Tirano Ra
fue el primero.
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Tú eras la Omnipotencia
«Un pelo de mujer arrastra más que una carreta»: refrán popular
... siendo tú, la Memoria, por tanto también
eres la omnipotencia. Tirano quien se atreviera a acusarte
con el riesgo de avanzar hacia algo más que la verguenza.
Tú, la omnipotencia, que no había significado hasta entonces
posición ni poder ni jerarquía, sólo líbido libre, generosa.
Un gran enigma. Un armonioso manantial
del que venimos desde lo tiempos nómadas
cuando no había sino tiempo de sendas y de levantar
alimento ensemillas del suelo como colectores,
apenas civilizados, pero nobles.
No había tiempo para anadar vestidos,
sino con tu piel, Madre del Grupo,
amante de machos en tus alrededores...
... era tu vagina, la memoria de todos.
La hazaleja de todos, el taparrabo colectivo.
Tú dabas la camisa y el calzón
con pegarse a tí, criatura calentica, vibrátl bestezuela
que enseñaste la primera canción del corazón
con tu latido, nana que no se olvida
aunque pasen los siglos.
Tú nos duermes, embelesas, bruja-Madre.
Crecido ya, llegaba el padre-cazador y te cingaba
y en la noche, puede que cingaras con tu hijo
porque murió el padre, o tu primer marido.
Tú eras puta exogámica, tú eras amada
en el in-cestus. Y te apareabas dentro y fuera
con cualquiera y eras madre-puta, putamadre,
de todo el Universo, sin importar parentesco.
Tú eras el gozo de la vida, sin condena.
Eras la Esfinge que aprieta los esfínteres.
Eras el músculo vulvar que exprime
semen y tira las verticalidades del pene
y su espesura en tu fondo caliente de magma
y de jalea y eras el delicioso hybris para todos...
02-19-1977 / Del libro Frags. de Las Zonas del Carácter
___
Indice: Las zonas del carácter / Frags. de Las Zonas del Carácter / Frags, de Las Zonas del Carácter / Frags. de LZC / Indice en Miniondas05 / Florah La Paria / Utopías del Vasco de Quiroga / en Letras /
eres la omnipotencia. Tirano quien se atreviera a acusarte
con el riesgo de avanzar hacia algo más que la verguenza.
Tú, la omnipotencia, que no había significado hasta entonces
posición ni poder ni jerarquía, sólo líbido libre, generosa.
Un gran enigma. Un armonioso manantial
del que venimos desde lo tiempos nómadas
cuando no había sino tiempo de sendas y de levantar
alimento ensemillas del suelo como colectores,
apenas civilizados, pero nobles.
No había tiempo para anadar vestidos,
sino con tu piel, Madre del Grupo,
amante de machos en tus alrededores...
... era tu vagina, la memoria de todos.
La hazaleja de todos, el taparrabo colectivo.
Tú dabas la camisa y el calzón
con pegarse a tí, criatura calentica, vibrátl bestezuela
que enseñaste la primera canción del corazón
con tu latido, nana que no se olvida
aunque pasen los siglos.
Tú nos duermes, embelesas, bruja-Madre.
Crecido ya, llegaba el padre-cazador y te cingaba
y en la noche, puede que cingaras con tu hijo
porque murió el padre, o tu primer marido.
Tú eras puta exogámica, tú eras amada
en el in-cestus. Y te apareabas dentro y fuera
con cualquiera y eras madre-puta, putamadre,
de todo el Universo, sin importar parentesco.
Tú eras el gozo de la vida, sin condena.
Eras la Esfinge que aprieta los esfínteres.
Eras el músculo vulvar que exprime
semen y tira las verticalidades del pene
y su espesura en tu fondo caliente de magma
y de jalea y eras el delicioso hybris para todos...
02-19-1977 / Del libro Frags. de Las Zonas del Carácter
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Indice: Las zonas del carácter / Frags. de Las Zonas del Carácter / Frags, de Las Zonas del Carácter / Frags. de LZC / Indice en Miniondas05 / Florah La Paria / Utopías del Vasco de Quiroga / en Letras /
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