Te llevaremos una vírgen de Orléans.
En una pira del Hijo, la pondré.
En relatividad, ella abrirá los ojos;
en luz y oscuridad alternantes,
verá su mundo, su futuro, su libertad.
Ella conoce la verdad, la gloria de su honra.
Y es bella como un canto en durgapuja,
como un tambor y una cuerda de vina.
Transparente, sonora, desnudez juvenil
tiene Juana, de arco asida, endorfina del Señor.
Aunque vista un pantalón de cambaya
y una raída blusa de cotín, maya ha de ser.
Como sat-sanga son sus arengas de prapatti,
Como invocación a Shakti, la consorte
de Siva y el ser, como gopi entre las vacas
y el prado. Es campesina.
¡Qué bella es Juana, la brahamana de Chit,
baba anand, bienventura sea porque en su doncellez
está Dios, y el Delfín la escuchado.
De Tantralia / libro de Carlos López Dzur
Meditaciones sobre el hijo de Seth
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