...en lo mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu muerta: Génesis 23: 6
Por tus ciento ventisiete años,
te lloro, amada mía,
y Quiriat-arba para las albas
de tu suelo te quiere, te recibe
y el Hebrón es hebra de luz
por tus caminos.
En laberinto oscuro, por tí
teje Ariadna e hila céfiros luminosos
como yesca delante de tus pasos
y son sus sigilos a hurtadillas.
En noosferas te dio ruta y radiancia
y en hadrones, fortaleza fértil
para que subas y bajes
y, en lo profundo, permanezcas
en los días séptimos del ser.
Te lloro, Princesa,
entre los hijos de Het y las sombras,
hitos de sus creencias al oriente de Mamre.
Te lloro y te sepulto,
vagina precámbrica,
eva-profetizada por amor
a los hijos cuaternarios.
Te lloro cuando te guardas
en la cueva de Macpela
y mis ojos no volverán a verte.
Quedaron solos con el sueño
de su antiguo fundamento.
Cuencas amargas, en lloro, son hoy;
pero el pedestal es tu aurora.
Me consuelo por la heredad de tu concurso
(unido a tu cuerpo conocí la alegría).
La misma muerte que me aguarda
en la tierra de Canáan
es parte de tu apoyo.
En tu confianza fundo el tribunal
y cavo mis certidumbres, sustento el ser
(no por 400 siclos de plata que dí a Efrón,
digo que existo, no por los hijos
de las cuevas milenarias, digo:
Tengo amparo). Es por tí que digo: Soy.
Por lo que díste a la vejez de mis días.
De Estéticas mostrencas y vitales
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