Wednesday, July 25, 2007

Lincoln / 1

a Abraham Lincoln


Zorro Abraham, viejo Whig,
a banqueros del Noreste
y hacendados y esclavistas del Sur,
tu presencia provoca agudo encono.

El Partido Demócrata te odia en bloque.
Te odia desde las primeras horas
del régimen de Jackson;
te odia porque Inglaterra existe
y en Wall Street, New York,
estuvo Augusto Belmont
creando el semillero de pólvora
donde podrías morirte
y contigo, los zorros verdaderos
de este mundo y, en especial,
de nuestra frontera
México-estadounidense.

John Quincy Adams inspiró
tu zorrería: Gran Bretaña es el rival
del lecho propio, el cazador
que esquilma cada madriguera,
el asesino divisor de ajenos territorios.

A los ingleses hay que sacarlos
por completo de América,
de norte a sur y de Este a Oeste.
Decirlo como él y como tú,
valiente escándalo, motivo es
de la ira y la venganza.

Si has creído así, Abraham,
eres como Clay, nacionalista
y te odiarán, te odiarán odios
que rebosan las almas y se van
a los dientes armados,
a la conspiración secreta.

Los que defienden ataques navales
a tus costas, los pro-británicos,
son los mismos que instigaron
las guerras contra el indígena nativo
y los recortes presupuestarios
de Jefferson y Madison;
arruinaron tu armada, te dejaron
a merced de nuevos herederos
del Comité Secreto de Lord Shelburne
y del City Bank de Londres
y del Baring Bank, de Rothschild
y oligarcas en boga.

La campaña de Polk fue financiada
con el dinero inglés, sí, por colonialistas
de ayer, la mafia financiera
(la Asociación de Libre Cambio).

La pandilla banquero-esclavista
de Polk ganó la presidencia
y miente al mundo al proferir:
México invadió Texas,
México es el enemigo.


Pero tú eras sutil, viejo Whig,
te sobró olfato; te uníste a Adams y Clay
como una sola voz para decir:
¡Mentirosos! politicastros de la rapiña
y el despojo, ¡qué mala leche!
La ofensiva contra México
fue agresión insultante,
y la voz inglesa defendía
la rapacidad cometida
con su apuesta a los mercados.

El sinarquismo existe para ésto
para humillar al zorro de Benito
(que es más valiente que los redentores
debajo de cobijas y los revolucionarios
que se vuelven dictadores).
¡Qué bueno que olías la mala sombra
de banqueros de Wall Street
y los Morgan del mundo, Abraham!
¡Qué bueno que supíste oir
a Matías Romero, a Olaguíbel y Benito!

Todo lo que dices, Abraham,
y, por lo que abogas, fue notado,
escrito en Lista de Negra de enemigos,
en epitafio de lujo por escarnecedores.

Cuando una bala te visite los sesos,
recuerda al cazador, al sinarquismo,
a la influencia de Wall Street
que festeja que la Confederación esclavista
y el Norte se anulen una a otra
para que pueda llegar el inglés
a reeditar rapiñas, a morder en lo ajeno.

22-6-1999

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