Tuesday, July 24, 2007

Los sofistas





Para que no vaya ninguno tras la pista
del poetizar que filosofa y de su origen,
rastro por rastro, esencia por esencia,
se juntaron estos opinantes de la felicidad barata,
gazmoños de cinismo operativo y ética triunfante.

Fue una fiesta por Esparta. Un simposio de invasores.
Varieté de domingo hicieron del capricho,
chorizo con papas la satisfacción del gusto.
Cobranza taquillera. Cerraron puertas al final
y en el transcurso y ante el primer bostezo.

Gorgios de Sicilia ya lo dijo: No hay posibilidad
de conocer el mundo. Ni existencia de verdad objetiva.
La vida es un enigma. Un juego. Y una enema.

«¿Cómo empezaron?», preguntaron a Cratos.
¡Cínico, pata de perro, filósofa en su casa ya tiene!
el lenguaraz, viajante. En esquinas de la Nada,
adepto es de capillas polisémicas sin habla.
Es mudo, paseador de fonemas
entre pulgas de su perra vida
y el rabo de lo dicho. Es sordo.

¿Cómo se inició todo lo que ha sido definido
como traición a Mnemósyine, la memoria
y partera del lenguaje? ¿Dónde se fundó el mundo abierto
y por éste, asomante la aparición del Ser
en el Claror de la Ereignis?

Cerrar lo abierto, reorganizar el presente,
desacreditar el origen, desagradecer lo futuro.
Respondieron cuando Anaxágoras discursó
sobre el origen de semillas / homoeomorias
de todos los objetos y Empédoclos observó
las raíces, infinitamente divisibles de todo
lo que existe: Tierra, Aire, Agua y Fuego.

Otros hablaban desde fruiciones aberrantes
(¡ellos, tan cínicos, ellos... estolos
con mediaciones tramposas, eruditos a la violeta
con humor absurdo, sospechoso!)

«¡Que se callen los jonios y los naturalistas!»,
propusieron, que les corten las lenguas
a Tales de Mileto, a los que aprenden
en Focea y son oyentes en Efeso; callémolos.
Desterremos a Anaximando y Anaxímenes,
a Heráclito, Empédoclos, Demócrito...

Y en Elea, colonia griega en el Sur de Italia,
en favor de la estupidez más práctica,
se juntaron, moralistas apocalípticos casi todos,
predicadores de inmovilismo, creyentes
en el Uno perverso y el Diez de perfecciones.

Se juntaron los shamanes de la clase dominante,
con sirvientes empresariales
y maestros de lambisconería y oscurantismo,
genios del espectáculo, con desubicadas iságoges
de kitsch y panderetas, con hipermnesia violenta
de roedores, con la propuesta final de la fruición
y el fanatismo, fiesta de los símbolos fascistas.

«¿Cómo se inició todo? No entiendo»,
se preguntaban los atenienses,
uno que otro antiesclavista,
uno que otro ateo, herejético
por hablar del peligro
del Despliegue de la Esencia
y la apofántisis del Ser inagotable.

«¿Quiénes son estos enemigos
que, desde la pólis oligáquica
de Esparta, nos importan la maldición del fin,
el sinsentido,
la Anaisthesia?

Empobrecimiento de todas las pulsiones.
El fin de todo auxilio.
La pérdida del rastro de la esencia en la Poesía.

4-17-1982 / Enfoque Heideggeriano a la Historia Oral del Pepino

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