Facsímil de portada del libro The Yugoslav Auschwitz and the Vatican: The Croatian Massacre of the Serbs During World War II [Prometheus Books, Buffalo (NY) 1992], 445 ps. Fue traducido al inglés por Harvey L. Kendall.
Por Carlos López Dzur / Fundador de Sequoyah Virtual
El autor de este libro, Vladimir Dedijer, considerado el principal biógrafo de Josif Broz Tito [Tito Speaks, 1953], murió a los 76 años el 30 de noviembre en Rhinebeck, N.Y. Esta primera biografía, escrita cinco años después que Josef Stalin expulsara a Yugoslavia del bloque soviético, fue traducida a 36 idiomas y explicaría la evolución experimentada en Yugoslavia hacia un socialismo diferente, más democrático, único en su tiempo, espejo inverso del que fue practicado en la URSS; pero, sobre todo, Dedijer presentará a Tito como un líder carismático. Este libro sobre Tito fue posible porque éste hizo disponible para el escritor sus archivos personales, el que aprovechó para posteriores escritos. No obstante, otros documentos del líder comunista quedaron bajo llave.
Vamos a considerar. en esta reseña, un libro que muestra el interés más apasionado e intenso de Vladimir Dedijer, el tema del genocidio. The Yugoslav Auschwitz. Recordaremos que Dedijer fue delegado por Yugoslavia a las Naciones Unidas y ayudó a bosquejar la Convención sobre Derechos Humanos al final de la Segunda Guerra Mundial. En adición, vale como preámbulo destacar que la valentía fue un rasgo suyo. El aceptó la jefatura del llamado Tribunal Bertrand Russell en el decenio del 1960. Este tribunal «no-oficial» que sesionaba en Suecia, en 1967 se atrevió a acusar a los EE.UU. de cometer crímenes de guerra en Indochina. Hay que considerar que Vlado (nacido en 1914) no fue ajeno a la guerra. Estudió leyes en la Universidad de Belgrado, su ciudad natal. Venía de un hogar, con familia profesional y culta. Su padre fue profesor universitario y su madre, trabajadora social. Su consciencia social fue profunda y la más ingrata de sus experiencias humanas fue la Guerra Mundial. «He himself was wounded then and on two other occasions by German fire. Shrapnel may have been the cause of blindness in one eye, his doctors said. He came to this country recently for treatment of the other eye and was at Dutchess County Hospital when he died».
Dedijer, Comisario político, con el rango de Teniente Coronel, periodista antes y después de la guerra, librepensador, no era comunista dogmático, aunque tenía ciertas ideas socialistas y fue el único militante que se adhirió solidariamente, en 1954, a Milovan Djilas cuando éste fue depuesto por el propio Tito, por criticar la «nueva clase» de burócratas del partido y defender las normas de la ley en el socialismo. Esto le costó ir preso, aunque se le redujo la sentencia a seis meses. La pena que pagaría, a final de cuentas, fue convertirse en «el primer disidente de la primera nación disidente en el movimiento comunista».
Desde los años en que conoció Josif Broz Tito, a partir de 1939, «cuando el Partido Comunista era todavía una organización clandestina, aprendió a compartir con generosidad, dentro de los riesgos y avatares de la guerra. El escondió a Tito varias veces, refugiándolo en su hogar de Belgrado con todas las consecuencias que ello pudiera acarrear. Tito lo premió después de terminada la jornada en que los comunistas vencieron en su guerra contra los invasores alemanes e italianos. Fue cuando Dedijer entró al plantel de J. B. Tito.
Mas lo anterior que sirva como un trasfondo de quién fuera, no ya Tito, sino el escritor y feroz crítico de las matanzas y las purgas. Y lo que ha vivido Yugoslavia, país del que dijera: «It is hard to be a Serb», tres décadas antes de agregar; después: «But how beautiful!» / Es duro ser serbio; pero cuán bello es serlo.
Del libro investigativo sobre el genocidio de la población serbia, escrito por Dedijer, se ha dicho que es tan impecable como las credenciales misma del autor y la necesariedad de que haya sido escrito. Los eventos descritos son sabidos ampliamente. Fueron noticias, pese a que la agenda del Vaticano en Serbia y Croacia se mantenía oculta. El clero croata estuvo lleno de fascitas, apoyados por civiles. Los actos son tan vergonsosos como la documentación fotográfica que se incluye en el libro. Las nuevas generaciones eclesiásticas habrían ptreferido que este libro no saliera y, de hecho, todavía un gran porcentaje de miembros dela Iglesia Católica y el Vaticano se niegan a admitir la conexión con los Nazi. Sin embargo, ya es difícil callar y suprimir.
Es horrible que se date históricamente un momento explosivo de los intensos odios entre serbios y croatas. El pasado evento de las matanzas de serbios puso de manifiesto los rencores históricos y quienes los exacerban y mucho el porqué. Dedijer medita sobre cómo es necesario que se entienda la historia y un ejemplo situacional de lo que requietre atención particular fue el deseo de la Iglesia Católica latina de mantener a Croacia católica como un puente entre Roma y las iglesias ortodoxas. Los croatas han hecho todo lo posible por rehuir esa comprensión y esconder «their dark and evil past from a public spotlight», calificando todo como propaganda serbia. Quien escribe este libro, ciertamente, fue un judío, de ancestro serbio. En adición, Vlavo fue profesor visitante en universidades prestigiosas como Cornell, Brandeis, Harvard y University of Michigan. Fue miembro de la Academia Ygustlova de las Ciencias y presidente del Tribunal Bertrand Russell sobre Derechos Humanos.
No creo que habría un intelectual más moralmente torturado al darse una situación tan reciente como la del Caso de Slobodan Milosevic. El Tribunal Internacional del Crimen para la antigua Yugoslavia (ICTY) encausó a Miloševic por crímenes contra la humanidad, violación de las normas de la guerra (si es que la guerra tiene normas, o «customs of war», que eviten el genocidio). Milosevic tuvo una actitud genocida durante su rol en las guerras de Croatia, Bosnia y Kosovo, durante la administración como presiente de la República Federal de Yugoslavia (1997 – 2000) y primer mandatario de Serbia (1989 – 1997). El fue un político indeseable y fue arrestado por la autoridades federales de Yugoslavia el 31 de marzo de 2001, por sospechas de corrupción, abuso de poder, chantaje y, vuelto a arrestar por el Tribunal Criminal Internacional / ICTY / y un comité de la ONU, ahora con cargos de genocidio, crímenes de lesa humanidad y violaciones a los procedimientos de guerra.
Mientras Miloševic estuvo siendo enjuiciado, siendo paciente del alta presión y cardiopatías, murió de un ataque al corazón. El Tribunal que lo juzgaba rechazó cualquier responsabilidad sobre su muerte. «They claim that he refused to take prescribed medicines and medicated himself instead».
Lo triste de estos nuevos eventos de odio y genocidio que sembraron la misma mala semilla y la culpa residía en ambos lados. Los medios de prensa serbios,durante la Era de Miloševic, exarcebaban el nacionalismo serbio y dizque el patriotismo, promoviendo la xenophobia contra otras etnias en Yugoslavia. En este caso, fue la etnia albana, que comúnmente era descrita por la prensa y la televisión como plagada de contrarrevolucionarios anti-yugoslavos, llena de ultrajadores y una amenaza a la nación serbia [International Centre Against Censorship. Forging War: The Media in Serbia, Croatia and Bosnia-Herzegovina. International Centre Against Censorship, Article 19. Avon, United Kingdom: Bath Press, May 1994]
Cuando este periodo de guerras acabó, se dice que el saldo trágico o número de víctimas mortales en la guerra de Serbia contra Croacia fue de 175.000, contando muertes en Bosnia-Herzégovina, Kosovo, entre 1991-1999. Un conflicto con caracteres paralelos, entre Rusia y Chechenia, lleva un saldo e 140.000 muertos desde 1994 hasta hoy.
Ahora, en el libro The Yugoslav Auschwitz and the Vatican: The Croatian Massacre of the Serbs de Dedijer, se tratará sobre los campos de concentración y exterminio en Croacia, establecidos en 1941 y en funciones hasta 1945. En un informe del Instituto Simon Wiesenthal se indica que: «Some 600,000 people were murdered there. In 1945, the remaining prisoners were killed and the camp was blown up to hide the evidence of mass murder». De lo que se tratará es de que «el asesinato de medio millón de serbios en Croacia ya ha pasado por derecho propio a los anales de los más infames crímenes contra la humanidad. El papel de la Iglesia católica en esta tragedia no fue en absoluto menor» y ésto no sólo lo documenta Dedijer en su libro. También John Keegan, en su libro The Second Worid War [Penguin Books, Nueva York, 1990], el Dr. Milán Bulajic, The Role of the Vatican in the Break-Up of the Yugoslav State: The Mission of the Vatican in the Independen! State of Croatia: Ustashi Crimes of Genocide [Ministerio de Información de la República Serbia, Belgrado, 1993], Catholic Imperialism and Worid Freedom, Catholic Terror Today [1952], de Avro Manhattan, Jack T. Chick, en Cortinas de humo [Chick Publications, Chino, California, s.f.]
«Durante sus cuatro años de existencia como Estado independiente (1941-1945), en Croacia se ejecutó a más de 750.000 serbios, judíos y gitanos. De los 80.000 judíos de Yugoslavia, 60.000 fueron asesinados, la gran mayoría de ellos en Croacia. La mayoría de estas matanzas las cometieron los ustashi. Croacia fue el único país, junto con Alemania, en el que funcionaron campos de concentración a gran escala durante la Segunda Guerra Mundial», explica el Dr. Milán Bulajic, quien es un diplomático yugoslavo, que advino como director del Museo de Víctimas de Genocidio en Belgrado y que ha estado bajo el ataque de Vladimir Zerjavic, autor de Population Losses of Yugoslavia in the World War II, libro que pretende ser un recuento científico de víctimas «proving with detailed research that these huge numbers were scientifically unfounded, with the aim of preventing the armed conflict, which was becoming more and more probable».
Dedijer sospecha lo que otros autores: los tres más grandes defensores de la fe católica romana fueron Adolfo Hitler, Benito Musolini y Francisco Franco. «Los tres tenían Concordatos, o contratos de negocio, con el Vaticano». Cuando la máquina de guerra Nazi barrió a través de los Balcanes en su camino para atacar a Rusia, Yugoeslavia se había convertido en un país ocupado por los Nazis y allí en Yugoslavia había, no una espinita, una espinota llamada los miembros de la Iglesia ortodoxa, tan odiados por el Vaticano como los ortodoxos rusos. Para los ortoxos, sólo habían dos opciones: escoger entre convertirse al catolicismo romano o morir. Autores como Milán Bulajic, Avro Manhattan y J. T Chick, aseguran que los partidos comunistas, ruso y croata, fueron creados por el Vaticano para destruir a uno de sus más grandes enemigos: la iglesia Ortodoxa Rusa. Pero los comunistas traicionaron al Papa y rehusaron destruir a los miembros de la iglesia Ortodoxa Rusa. Entonces, como último recurso, el Papa Pío XII, creó otra «máquina para hacer lo que los comunistas fallaron en hacer, despedazar todo miembro de la iglesia Ortodoxa y sus clérigos».
Avro Manhattan, italiano, educado en la Sorbonne y la Escuela de Economía de Londres, ha escrito más de 20 libros, incluyendo The Vatican in World Politics [1946], y ha sido traducido a los principales lenguajes del mundo. Durante la segunda Guerra Mundial, sufrió el encarcelamiento por negarse a servir al ejärcito fascista de Mussolini y operó durante la guerra la estación Radio Freedom, que transmitía a las naciones ocupadas por las Potencias del Eje. El carácter de su trabajo ha sido siempre muy serio.
De Chick habría que decir que se nutre de la labor investigativa de Dedijan, Manhattan, Bulajic y otros, para sus libros furibundos, donde compara al Vaticano con la falsa super-Iglesia, edificada por Satanás, el Engañador, y predicha en el Libro de Apocalípsis con la imagen de la prostituta, o Gran Ramera. «De acuerdo a la profecía bíblica, ella tendrá gran poder educativo, militar, económico y político, y perseguirá y asesinará a los verdaderos creyentes en Cristo».
En este marco tan dramático, puede entenderse lo que The Yugoslav Auschwitz and the Vatican: The Croatian Massacre of the Serbs nos presenta de un modo más escueto y menos sensacionalista. Dedijer no dirá que los jesuítas prepararon secretamente la Segunda Guerra Mundial y la máquina de guerra de Hitler y que ésta fue fabricada y financiada por el Vaticano para conquistar al mundo para el Catolicismo Romano. Pero, como muchos de los autores mencionados, sospecha que «Hitler. Mussolini y Franco fueron los defensores de la fe y los planes preparados para ganar y conquistar al mundo, y el reinado de mil años para el Papa». Entre bastidores, los Jesuitas controlaron a la Gestapo, asegura Chick.
Dedijen lamentó que hasta ahora la Iglesia Católica Romana oculta «la memoria y su responsabilidad ante el genociodio. «En Croacia la Iglesia no solamente se desentendió del genocidio que se estaba desencadenando, sino que fue un participe entusiasta y activo. Sacerdotes y monjes fueron protagonistas de atrocidades, los obispos promovían el antisemitismo y difamaban a los serbios al mismo tiempo que judíos y serbios eran exterminados y convertidos a la fuerza a lo largo y a lo ancho de Croacia». Y lo que es peor, a quien muchos serbios mencionan como el Santo Patrono del Genocidio, 4 de octubre de 1998 el Papa Juan Pablo II, viajando a la Republica de Croacia, fue a beatificarlo como si fuera un héroe nacional de ese país. Alojzije Stepinac, Arzobispo de Zagreb durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió como Vicario Militar de un ejército que asesinó a más de 800,000 judíos, serbios, croatas y gitanos. [Lacvergne, Bernard and Hervè Lauriére. Genocide in the Puppet 'State' of Croatia, Contemporary Review 224 (June 1974): 291-8].
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Vamos a considerar. en esta reseña, un libro que muestra el interés más apasionado e intenso de Vladimir Dedijer, el tema del genocidio. The Yugoslav Auschwitz. Recordaremos que Dedijer fue delegado por Yugoslavia a las Naciones Unidas y ayudó a bosquejar la Convención sobre Derechos Humanos al final de la Segunda Guerra Mundial. En adición, vale como preámbulo destacar que la valentía fue un rasgo suyo. El aceptó la jefatura del llamado Tribunal Bertrand Russell en el decenio del 1960. Este tribunal «no-oficial» que sesionaba en Suecia, en 1967 se atrevió a acusar a los EE.UU. de cometer crímenes de guerra en Indochina. Hay que considerar que Vlado (nacido en 1914) no fue ajeno a la guerra. Estudió leyes en la Universidad de Belgrado, su ciudad natal. Venía de un hogar, con familia profesional y culta. Su padre fue profesor universitario y su madre, trabajadora social. Su consciencia social fue profunda y la más ingrata de sus experiencias humanas fue la Guerra Mundial. «He himself was wounded then and on two other occasions by German fire. Shrapnel may have been the cause of blindness in one eye, his doctors said. He came to this country recently for treatment of the other eye and was at Dutchess County Hospital when he died».
Dedijer, Comisario político, con el rango de Teniente Coronel, periodista antes y después de la guerra, librepensador, no era comunista dogmático, aunque tenía ciertas ideas socialistas y fue el único militante que se adhirió solidariamente, en 1954, a Milovan Djilas cuando éste fue depuesto por el propio Tito, por criticar la «nueva clase» de burócratas del partido y defender las normas de la ley en el socialismo. Esto le costó ir preso, aunque se le redujo la sentencia a seis meses. La pena que pagaría, a final de cuentas, fue convertirse en «el primer disidente de la primera nación disidente en el movimiento comunista».
Desde los años en que conoció Josif Broz Tito, a partir de 1939, «cuando el Partido Comunista era todavía una organización clandestina, aprendió a compartir con generosidad, dentro de los riesgos y avatares de la guerra. El escondió a Tito varias veces, refugiándolo en su hogar de Belgrado con todas las consecuencias que ello pudiera acarrear. Tito lo premió después de terminada la jornada en que los comunistas vencieron en su guerra contra los invasores alemanes e italianos. Fue cuando Dedijer entró al plantel de J. B. Tito.
Mas lo anterior que sirva como un trasfondo de quién fuera, no ya Tito, sino el escritor y feroz crítico de las matanzas y las purgas. Y lo que ha vivido Yugoslavia, país del que dijera: «It is hard to be a Serb», tres décadas antes de agregar; después: «But how beautiful!» / Es duro ser serbio; pero cuán bello es serlo.
Del libro investigativo sobre el genocidio de la población serbia, escrito por Dedijer, se ha dicho que es tan impecable como las credenciales misma del autor y la necesariedad de que haya sido escrito. Los eventos descritos son sabidos ampliamente. Fueron noticias, pese a que la agenda del Vaticano en Serbia y Croacia se mantenía oculta. El clero croata estuvo lleno de fascitas, apoyados por civiles. Los actos son tan vergonsosos como la documentación fotográfica que se incluye en el libro. Las nuevas generaciones eclesiásticas habrían ptreferido que este libro no saliera y, de hecho, todavía un gran porcentaje de miembros dela Iglesia Católica y el Vaticano se niegan a admitir la conexión con los Nazi. Sin embargo, ya es difícil callar y suprimir.
Es horrible que se date históricamente un momento explosivo de los intensos odios entre serbios y croatas. El pasado evento de las matanzas de serbios puso de manifiesto los rencores históricos y quienes los exacerban y mucho el porqué. Dedijer medita sobre cómo es necesario que se entienda la historia y un ejemplo situacional de lo que requietre atención particular fue el deseo de la Iglesia Católica latina de mantener a Croacia católica como un puente entre Roma y las iglesias ortodoxas. Los croatas han hecho todo lo posible por rehuir esa comprensión y esconder «their dark and evil past from a public spotlight», calificando todo como propaganda serbia. Quien escribe este libro, ciertamente, fue un judío, de ancestro serbio. En adición, Vlavo fue profesor visitante en universidades prestigiosas como Cornell, Brandeis, Harvard y University of Michigan. Fue miembro de la Academia Ygustlova de las Ciencias y presidente del Tribunal Bertrand Russell sobre Derechos Humanos.
No creo que habría un intelectual más moralmente torturado al darse una situación tan reciente como la del Caso de Slobodan Milosevic. El Tribunal Internacional del Crimen para la antigua Yugoslavia (ICTY) encausó a Miloševic por crímenes contra la humanidad, violación de las normas de la guerra (si es que la guerra tiene normas, o «customs of war», que eviten el genocidio). Milosevic tuvo una actitud genocida durante su rol en las guerras de Croatia, Bosnia y Kosovo, durante la administración como presiente de la República Federal de Yugoslavia (1997 – 2000) y primer mandatario de Serbia (1989 – 1997). El fue un político indeseable y fue arrestado por la autoridades federales de Yugoslavia el 31 de marzo de 2001, por sospechas de corrupción, abuso de poder, chantaje y, vuelto a arrestar por el Tribunal Criminal Internacional / ICTY / y un comité de la ONU, ahora con cargos de genocidio, crímenes de lesa humanidad y violaciones a los procedimientos de guerra.
Mientras Miloševic estuvo siendo enjuiciado, siendo paciente del alta presión y cardiopatías, murió de un ataque al corazón. El Tribunal que lo juzgaba rechazó cualquier responsabilidad sobre su muerte. «They claim that he refused to take prescribed medicines and medicated himself instead».
Lo triste de estos nuevos eventos de odio y genocidio que sembraron la misma mala semilla y la culpa residía en ambos lados. Los medios de prensa serbios,durante la Era de Miloševic, exarcebaban el nacionalismo serbio y dizque el patriotismo, promoviendo la xenophobia contra otras etnias en Yugoslavia. En este caso, fue la etnia albana, que comúnmente era descrita por la prensa y la televisión como plagada de contrarrevolucionarios anti-yugoslavos, llena de ultrajadores y una amenaza a la nación serbia [International Centre Against Censorship. Forging War: The Media in Serbia, Croatia and Bosnia-Herzegovina. International Centre Against Censorship, Article 19. Avon, United Kingdom: Bath Press, May 1994]
Cuando este periodo de guerras acabó, se dice que el saldo trágico o número de víctimas mortales en la guerra de Serbia contra Croacia fue de 175.000, contando muertes en Bosnia-Herzégovina, Kosovo, entre 1991-1999. Un conflicto con caracteres paralelos, entre Rusia y Chechenia, lleva un saldo e 140.000 muertos desde 1994 hasta hoy.
Ahora, en el libro The Yugoslav Auschwitz and the Vatican: The Croatian Massacre of the Serbs de Dedijer, se tratará sobre los campos de concentración y exterminio en Croacia, establecidos en 1941 y en funciones hasta 1945. En un informe del Instituto Simon Wiesenthal se indica que: «Some 600,000 people were murdered there. In 1945, the remaining prisoners were killed and the camp was blown up to hide the evidence of mass murder». De lo que se tratará es de que «el asesinato de medio millón de serbios en Croacia ya ha pasado por derecho propio a los anales de los más infames crímenes contra la humanidad. El papel de la Iglesia católica en esta tragedia no fue en absoluto menor» y ésto no sólo lo documenta Dedijer en su libro. También John Keegan, en su libro The Second Worid War [Penguin Books, Nueva York, 1990], el Dr. Milán Bulajic, The Role of the Vatican in the Break-Up of the Yugoslav State: The Mission of the Vatican in the Independen! State of Croatia: Ustashi Crimes of Genocide [Ministerio de Información de la República Serbia, Belgrado, 1993], Catholic Imperialism and Worid Freedom, Catholic Terror Today [1952], de Avro Manhattan, Jack T. Chick, en Cortinas de humo [Chick Publications, Chino, California, s.f.]
«Durante sus cuatro años de existencia como Estado independiente (1941-1945), en Croacia se ejecutó a más de 750.000 serbios, judíos y gitanos. De los 80.000 judíos de Yugoslavia, 60.000 fueron asesinados, la gran mayoría de ellos en Croacia. La mayoría de estas matanzas las cometieron los ustashi. Croacia fue el único país, junto con Alemania, en el que funcionaron campos de concentración a gran escala durante la Segunda Guerra Mundial», explica el Dr. Milán Bulajic, quien es un diplomático yugoslavo, que advino como director del Museo de Víctimas de Genocidio en Belgrado y que ha estado bajo el ataque de Vladimir Zerjavic, autor de Population Losses of Yugoslavia in the World War II, libro que pretende ser un recuento científico de víctimas «proving with detailed research that these huge numbers were scientifically unfounded, with the aim of preventing the armed conflict, which was becoming more and more probable».
Dedijer sospecha lo que otros autores: los tres más grandes defensores de la fe católica romana fueron Adolfo Hitler, Benito Musolini y Francisco Franco. «Los tres tenían Concordatos, o contratos de negocio, con el Vaticano». Cuando la máquina de guerra Nazi barrió a través de los Balcanes en su camino para atacar a Rusia, Yugoeslavia se había convertido en un país ocupado por los Nazis y allí en Yugoslavia había, no una espinita, una espinota llamada los miembros de la Iglesia ortodoxa, tan odiados por el Vaticano como los ortodoxos rusos. Para los ortoxos, sólo habían dos opciones: escoger entre convertirse al catolicismo romano o morir. Autores como Milán Bulajic, Avro Manhattan y J. T Chick, aseguran que los partidos comunistas, ruso y croata, fueron creados por el Vaticano para destruir a uno de sus más grandes enemigos: la iglesia Ortodoxa Rusa. Pero los comunistas traicionaron al Papa y rehusaron destruir a los miembros de la iglesia Ortodoxa Rusa. Entonces, como último recurso, el Papa Pío XII, creó otra «máquina para hacer lo que los comunistas fallaron en hacer, despedazar todo miembro de la iglesia Ortodoxa y sus clérigos».
Avro Manhattan, italiano, educado en la Sorbonne y la Escuela de Economía de Londres, ha escrito más de 20 libros, incluyendo The Vatican in World Politics [1946], y ha sido traducido a los principales lenguajes del mundo. Durante la segunda Guerra Mundial, sufrió el encarcelamiento por negarse a servir al ejärcito fascista de Mussolini y operó durante la guerra la estación Radio Freedom, que transmitía a las naciones ocupadas por las Potencias del Eje. El carácter de su trabajo ha sido siempre muy serio.
De Chick habría que decir que se nutre de la labor investigativa de Dedijan, Manhattan, Bulajic y otros, para sus libros furibundos, donde compara al Vaticano con la falsa super-Iglesia, edificada por Satanás, el Engañador, y predicha en el Libro de Apocalípsis con la imagen de la prostituta, o Gran Ramera. «De acuerdo a la profecía bíblica, ella tendrá gran poder educativo, militar, económico y político, y perseguirá y asesinará a los verdaderos creyentes en Cristo».
En este marco tan dramático, puede entenderse lo que The Yugoslav Auschwitz and the Vatican: The Croatian Massacre of the Serbs nos presenta de un modo más escueto y menos sensacionalista. Dedijer no dirá que los jesuítas prepararon secretamente la Segunda Guerra Mundial y la máquina de guerra de Hitler y que ésta fue fabricada y financiada por el Vaticano para conquistar al mundo para el Catolicismo Romano. Pero, como muchos de los autores mencionados, sospecha que «Hitler. Mussolini y Franco fueron los defensores de la fe y los planes preparados para ganar y conquistar al mundo, y el reinado de mil años para el Papa». Entre bastidores, los Jesuitas controlaron a la Gestapo, asegura Chick.
Dedijen lamentó que hasta ahora la Iglesia Católica Romana oculta «la memoria y su responsabilidad ante el genociodio. «En Croacia la Iglesia no solamente se desentendió del genocidio que se estaba desencadenando, sino que fue un participe entusiasta y activo. Sacerdotes y monjes fueron protagonistas de atrocidades, los obispos promovían el antisemitismo y difamaban a los serbios al mismo tiempo que judíos y serbios eran exterminados y convertidos a la fuerza a lo largo y a lo ancho de Croacia». Y lo que es peor, a quien muchos serbios mencionan como el Santo Patrono del Genocidio, 4 de octubre de 1998 el Papa Juan Pablo II, viajando a la Republica de Croacia, fue a beatificarlo como si fuera un héroe nacional de ese país. Alojzije Stepinac, Arzobispo de Zagreb durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió como Vicario Militar de un ejército que asesinó a más de 800,000 judíos, serbios, croatas y gitanos. [Lacvergne, Bernard and Hervè Lauriére. Genocide in the Puppet 'State' of Croatia, Contemporary Review 224 (June 1974): 291-8].
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Heideggerianas / Reseña / Yugoslav Auschwitz / Justicia de Tercera Clase / La tertulia de La Central / El corazón del monstruo / Corea: Casualties / Suicidios laborales en USA / Al amigo Juanes
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