Friday, January 01, 2010

Crónicas sobre tu asma


Crónicas sobre tu asma y cómo protejo tus infiernos



Al pie de su cama, aprendiendo a orar
Cuando estuvíste en Mayagüez,
en la clínica Bellavista, vino el Hermano Alberto
en su lindo fotingo, el que él hizo de hojalata
o de zinc, con sus manos de ebanista.
[¡Y parecía un carro de juguete, no siéndolo!]

También lo acompañó, Miguel Cabán,
otro adventista. Yo le dije a Tía Margot
que si servía café, no les diera el Donostia,
de Laurnaga, sino café del garbanzo molido,
el que tostamos, porque, dicen ellos,
que el café, con cafeína, si no es té de garbanzos,
es inmundo... Papá no llegó, se fue a verte...
y, durante la mañana, se lo pasó en la escuela
y después a unas clases en la Universidad
las que él llama «de extramuros»;
yo tampoco salí, y no saldré mientras estés enferma.
Quiero estar solo. No quiero ver a nadie.

Pero ellos llegaron y preguntaron por el libro Sagrado,
el rollo de la Torah. Querían ver, por igual, la Biblia árabe
que regalaron a Papá, la que se lee a la zurda,
de atrás pa'lante, de abajo del borde hacia arriba
de sus páginas, y yo se las mostré; pero el libro de Dolores,
el de Lolita, es un libro sagrado,
no para todas las manos. Recuerda que dijíste:
«Este libro es secreto. Es un libro de ancestros.
Cada letra, a la mirada la impregna con su magia;
no se lee con los ojos terrenales.
Con labios y almas en silencio, se presiente y
es cierto, se toca con las manos más limpias
y se lee cuando nadie nos mire» y yo les dije:
la Torah está en baúles
que se esconden en el barrio Mirabales,
en la casa de Dolores, a ese Rollo sólo tiene acceso
Mamá Laura y quien ella diga. Ella no presta ese libro.
Es mentira que lo tengamos en algún armario,
muy guardado y bajo llave, ni Mamá ni ni yo
ni nadie entre la familias de los López
lo tiene; pero, en la Biblia está, porque Moisés
escribe cosas sagradas,
kodashim,
ketuvah
entre sus versos».
Ese Conocimiento de la Magia
algún día será de todos.

2.

Me miraron enojados quizás, o incrédulos;
pero yo no la dí y pidieron ver el Diccionario grandote
que papá estudia, el antiguo Espasa-Calpe
y preguntaron cuándo él llega, o si tengo papel
para escribir unas notas. Cabán me preguntó
si yo soy bautizado, porque chicos menores que yo,
ya los hay en la Iglesia, inscritos como adventistas.
El Hermano Alberto, con un par de carrasperas,
a Cabán le habrá dicho que yo estoy confundido
y que a veces, cuando él habla conmigo, le parezco ateo,
o un pequeño filósofo. No se lo dijo en mi cara,
o en ocasión que yo sepa o pueda haberla oído,
pero Cabán ya sabe que juego con los sapos,
que guardo culebritas en los potes,
que colecciono mariposas y me gusta
observar como testigo, paso a paso,
la metamorfosis de las larvas, o alimentar lagartijas.
O tener bajo una lupa, examinado, todo lo vivo.
Que un día Papá va regarlarme un microscopio
o una enciclopedia pa'que lea, de poco a poco.
Yo seré un médico, como los Vélez-Güemes,
o Lino López, el siquiatra de Humboldt University.

3.

«Es el niño que te digo que juega con lo inmundo,
aunque sabe de Salmos», habría dicho Albertico.
«Este es el niño que se enoja, si llegamos,
en la hora en que está viendo a Pacheco,
o las caricaturas de la TV».
A Mamá le entristece que yo no vea mis muñequitos.
Cada visita debe tener su tiempo. Ya no sólo
llegan el viernes, a la caída del sábado,
para el Shabatt o sus himnos y predicaciones.
Llegan cada día de la Semana, inventan
que se invite a los vecinos. Nos tienen como el local
de un club y a Mamá la esclavizan.
Hay que tostar garbanzos para que tengan su café

terminado el servicio con la diapositivas.
Hay que comprar galleticas para que coman algo.
Hay que tener la casa limpia, inmaculada,
para que vengan todos y aquí se regocijen
con la Sagrada Familia de los López
y Papá trabaja, él quisiera estar solo,
y esta plaga del séptimo día arriba,
llueva o relampaguée... total, para que él
no folle a gusto a la Ardillita,
para que ya no tenga más hijos, porque ya
son muchos y la familia es pobre.
Ellos no traen salvaciones ningunas.
Gregarismo es lo que traen, palabras y palabras,
aménes y aleluyas... La buena voluntad no es suficiente.

4.

Ayer, Mamá, antes que regresaras
de la Clínica, Cabán se sorprendió de que yo
respondiera a su pregunta de si tengo la experiencia
de la fe en un Dios vivo, personal.
Lo que tú me dijeras cuando fui yo quien
a tí lo preguntara, eso dije, ¿hice bien?:
«¿Se puede hablar con él, si es que es persona?
¿Y es él realmente bueno? ... porque sufres,
yo veo que sufres y te mata la alergia, drogada
de fatiga, delgada por el asma?»
Te veo, en riesgo de morir, y lo odio y lo temo.
Sí, mamá, recordé lo que dices y por no hacerte
quedar mal, repetí tus palabras:
«Con Dios se puede hablar, claro...
y no sólo eso, se Le puede ver, se Le oye,
se Le toca. Dios está en Todo. El auxilia, contesta, canta
desde todas las cosas y te da todo lo que conviene.
Dios es la inteligencia y el sentido de las cosas».

5.

Aunque parezca que no tengo fe en Dios,
yo comparto el pedazo de Dios en que te fías
y si esa fe es Dios, desde mi parte de Dios
tengo tu parte y tu porción es grande
y Dios, agradecido te honra... Mira que yo oré,
no en Nombre de Dios per se, oré en Tu Nombre
de Madre y pedí al Nombre de la Madre
y a la fe de la Madre que te bendiga.

... Y mira si orar en tu nombre humano
es eficaz, que llegaste. Te salvaste nuevamente
de la muerte y las pestes del Calvario.
No que estés sana todavía, pero estás viva
y tienes esperanza y sonríes como si estuvieses
contenta desde el alma
y tu contagiosa esperanza
es mi alegría.

6.

No me juzgues mal, Mamá, si desconfío.
Yo veo a dios en la parte que te corresponde.
Mi Dios todavía es pequeño, pero si tú eres
del Dios del Universo, el corazón tuyo
es mi dios más que suficiente.

7.



«Ein mukdam u'meuchar baTorah».
No hay una Torah temprana ni postrera.

«¿Qué estará pasando por la cabecita
del Hermano Cabán?», preguntó Mamá enterado
que quiso ver / sólo ver / el Génesis en hebreo,
el lenguaje santo de Bereshit expresado en signos
que de plano no leerá, ni puede interpretarlos...
Sabía que está leyendo a Darwin y, por tanto,
obsesionado por la evolución de las especies
(seguro que, por eso, fue irónico al saber
que yo juego con gusanos... y me dijo:
«Cabán y tú se parecen. El también juega
con simios, con criaturas, y pregunta:
¿Es posible que de aquí haya surgido
el hombre, o al menos, su antigua genética,
sus genotipos y sus morfologías?»

Su ventaja es que él tiene la doctrina de su iglesia,
su Pastor, su asamblea que dialoga o discute.
Tú y yo no tenemos a nadie que nos concilie
si dudas. O dudamos. Sólo Dios puede intercedernos.
A ellos, en su Templo, les gusta la Teología, hijo mío.
A mí, la Vida. Y la vida está en el alma de todas
las cosas y tú y yo somos casi iguales,
miramos a la vida y poco nos importan los nombres.
A la vida, yo le llamo Amor, me basta.
Al amor tú le llamas biología y sigues preguntando;
tú a la diversidad, designaste las
forma,
le sumas
complexión, colores,
la valoras como lo lindo y lo feo,
la apariencia visible,
y yo a la Vida / Dios la llamo la pulsión del
dolor concreto,
necesidad y libertad;
pero es lo mismo,
hijo mío, el Bien no puede contrastarse
sino con el referente previo de lo malo.

Así somos nosotros, pero Dios... TODO lo explica,
lo hace cognoscible a su debido tiempo.
«De modo que, paciencia, hijo mío,

paciencia y fe al barajar».
La verdadera religión es comprender
el tiempo y no ir de prisa y corriendo.
La verdadera fe se hace con esperas
y dolor... mírame cómo he llegado,
como si el dolor no existiera, con el asma
en olvido; pero, Dios me lo explica
y, a más dolor, más fe y más amor
me irá explicando».

8.

Y ví cómo es Mamá en vísperas de Fiestas Patronales
y cómo la gente con teologías, de importación,
sin montes ni animales, sin Mirabales rurales
ni mogotes calizos ni pepinos, sin nueces
ni avellanas. Gente como la Gran Hermana
Elena G. de White, la profetisa gringa, viene

y les informa a las hermanas menores de la ruralía
que el Patrón Sebastián es un mero pagano
de la Iglesia Católica, ex-esbirro
de la Guardia Pretoriana del Imperio
en tiempos de Dioclesiano.

Que no hay que ir a las Fiestas del Pueblo, ¿dijo?
¿por la razón de que son fiestas paganas
con su origen en Roma?
Se despacharon con la cuchara grande.
Sí que saltaron la barda.
No merecen ni café de garbanzo,
medité en secreto.

A mi juicio, nos tenían cautivos en la casa,
aguantados de sacar los dientes y mostrar el coraje.
Mamá callaba, pero, discretamente, nos informó:
«No hagan caso». «Dénle pichón», que vuele
su molestia. No den crédito a que están
prohibiendo que salgamos a festejar
en Patronales porque Sebastián de Narbona
es un falso santo y mártir.
¿Que no salganos de la casa el 20 de enero?...

¿ni ahora que llegó Quiro? Eso dijeron
ya que en las calles,
alrededor de la Plaza Baldorioty, los demonios
venden sus alcoholes, fritangas de inmundos puercos.
En los escenarios, en tarimas, se posa desde la tarde
una legión de Nueva Ola con sus hitos de modernismo
y las niñas A-go-go muestran
el ombligo, los muslos, agitan las teticas
con sus bailes y saltos, y parecen
sibaritas deseadas por sultanes
con lujuria en sus labios.

Vendrá Chucho Avellanet y Lucesita Benítez,
Pellín Rodríguez y el Gran Combo, Carmita Jiménez,
los dos Casanova con sus chistes y, como artistas locales,
se invitó a Benito Fred y Puro Juarbe/
Se asomará con su violín Raúl Hernández,
el papá de Sophy, el Trío Los Naipes...
«Es una fiesta pagana en medio de Pepino»
y yo entendía qué dijeron para mí y otros
chiquitines de mi casa. O la Iglesia o el Infierno.
«No los lleve, hermana»; no eduquen a ellos
en los cultos del catolicismo.
De la Plaza, en estos días de fiesta,
no le compren ni bolsitas de maní
ni uvas ni manzanas...

... pero te entró por una oreja y te salió
por la otra. Una de esas tardes, la menos pensada,
me agarraste tempranito de la mano
(y Chato iba también) y me montaste
en el carrusel de caballitos
y era una trillita tras otra y me hablaste
sobre el caballo blanco que tenía tu padre
y los muchos burros que tuvo tu Abuelo
y compramos mucho maní tostao
y algodones con el color de rosa de una crema
de huevo. Nos divertimos y tú quisiste subir
a la Estrella, pero yo tuve miedo.
Entonces elegimos el Gusano, ese oscilante
monstruo de carritos que de repente se encapota,
se cubre de unas lonas, surgidas de sus lados
y es como si viajáramos por un túnel oscuro
por debajo de la Tierra...

Ahora entiendo lo que ellos con sus prohibiciones
llaman la Teología; ahora sé qué es aprender
con Vida, aún en estos carnavales que festejan al mártir.
Voy a leer todo lo que pueda
sobre el susodicho soldado de Narbona
Sebastián el asaetado, el golpeado
y torturado y echado a cañocales.
El da nombre a este Pueblo.

«A él no le mataron en balde.
El era valiente, hijo, y como tal habló
ante los Emperadores. Dijo que impuro es
sólo perseguir al inocente.
Bueno. No le digas a nadie que te traje a la Fiesta.
Es que vendrá mi hermano Casimiro, ya te dije,
al que le dicen Kiro y voy a estar ocupada,
atendiéndolo; son muchos años sin verlo...
pero cuando tenga un ratico más desenfadado,
regresamos a ver los fuegos pirotécnicos
y a oír cantar a Chucho Avellanet,
que lo hace muy lindo y me dijo Raphet,
de la farmacia, que su hija va a cantar
en estas Fiestas. Es el debut de Rosa Haydée,
que es una niña preciosa, y yo la ví nacer.
Quiero que la conozcas, me digas si te gusta
y si canta bonito».

9.

¿De dónde crees que saco yo
esta dicha de quererte, así como los quiero
a todos, al que es flacucho y pálido
como tú, al que es vívido y travieso como Chato?
... al que es distante, gruñón, independiente
como Mickey, al que es un pez, inconforme
y buscador como Luisito...
¿Por qué me place que yo pueda
ayudar a Doña Fita, en lo que puedo,
o llenar la fiambrerita de Don Félix,
quien vive solo, triste, penurioso...
y su hijo es un ladrón que roba al padre
y él mismo se condena y sufre.
¿De dónde saco la magia de ayudar
a mi prójimo, si no creyera que mis sueños
se cumplen, que cada día se atesoran propósitos,
que ni dolor ni libertad se agotan, que no son caminos
cerrados para siempre, que hay sentido
y esperanza hasta debajo de una piedra.
Que todos entrarán al Arca de la Bienaveturanza
y será así, porque ya tienen la vida
y la vida es su puerta y su boleto de entrada
y, por tanto, la posibilidad de un testimonio...

Este es el que yo quiero que aprendas
para que obtengas el pase a todo lo que anhelas.
El corazón es una caja de verdades
y sólo existe un secreto: «Uno no puede solo
transformar la piedra en pan». Una no pueda sola
hacer los sueños reales, traer a la vida
lo que parece muerto. Entonces, lo que una en rigor
necesita es tener un socio, Alguien que te ayude
y que haga el trabajo duro: yo no soy más rica
que el Universo. Todo lo que no sea capaz
de hacer mis manos, yo se le dejo al que puede,
a mi socio; me evito así la tristeza.
El Socio es mejor controlador;
él es el sabio, él es quien a mí misma me observa
y me dice: «No estorbes». Y me da el buen consejo:
«Tú, a lo tuyo. Déjame a mí el resto».

Quienes no pueden, con su «yo quiero
hacerlo todo», son autores de las vanidades ilusorias,
las que a la postre no sirven de nada,
no producen Trabajo, cumplimiento, el Milagro».

09-11-1980

10.

¿Para qué nos sirve creer en un Arca
carente de Testimonio de Vida?
si esa Vida es ilusión y lamento...
¿Para qué sirve la verdad enmascarada
si no es Verdad de veras?
¿Para qué pensar que en Jerusalén
se la trajo, ya hará 3,000 años por quien fuera
que sea, si esa arca no es Alianza del Anhelo
con el sentido del gran Conocimiento útil
para todas las edades, amor para todos los siglos,
abundancia administrada por Todo el Universo?

¿Para qué sirve hablar de Entes y Esencias
y hacerlos super-entes que mientan
sólo a esencias de miserias?
¿Para qué sirve recordar que al pie del Sinaí
hubo tal Arca si sólo se construyó
con madera que perece y se cubrió de oro
y se quedó vacía y no tenía un sentido perpetuo?

Yo creo en el Arca. Una no puede negar el Universo,
una no puede romper ese boleto y cerrar los ojos
y comenzar a morirse. La vida es el boleto
de entrada y el cuerpo, la puerta abierta
y me gustan los seres que hacen turno,
en dolor o alegría, para entrar a su interior
y la perfuman con la flor de la acacia
que representa la seguridad, claridad
con que la ven, inocencia o pureza
con que la imaginan con el Sí a la vida.

11.

ll



Escritos entre 1976 y 1980.

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