«Para escribir hay que estar chiflado»:
Entrevista con el poeta Carlos Daminsky
La revista Sequoyah Virtual presenta a sus lectores, a través de su formato de entrevistas, a un grupo de poetas seleccionados que se expresan en el medio cibernético, haciéndolo con calidad y consciencia de oficio. El primero que accedió a nuestro llamado fue Carlos Daminsky, español nacido en Alcoi, Alicante. Es autor de los poemarios Libro negro, 2009, comentado en esta edición y Entre Límites (2009), ambos de descarga gratuita. Un libro acabado en honor a Miguel Hernández y presentado al premio poético del mismo nombre, se suma al inédito, tulado Perfecta Droga, «a puntor de parir» y un par de libros en fase de gestación: El libro blanco y Los cantos de Hilmarnok. «También tengo una especie de novela-total que estoy retomando».
Con estudios medios, la formación como escritor de Carlos Daminsky es autodidacta, «a base de leer mucho y trabajármelo». Le gusta ir al cine, al teatro, a exposiciones culturales, el deporte, pasear, viajar (hace poco estuvo en Marruecos) y, por supuesto, la lectura. Publica online en los blogs Las Letras del Mal y Línea de Montaje, y en diversos ezines y portales como Portal Cifi o NGC 3660. Tiene una pareja y una hija pequeña y «ellas ahora mismo me absorben casi todo el tiempo».
En términos de sus lecturas formativas, Daminsky dice que los primeros autores fueron de género fantástico. Menciona a Poe, Lovecraft y compañía y otros más modernos como Philip K.Dick o Clive Barker.
Sequoyah: Háblamos acerca el proceso de leer y comenzar a escribir...
Daminsky: Mi cerebro necesitaba alimentar con ansia caníbal su imaginación. Después al ir creciendo fui abriendo las puertas a todo tipo de estilos y autores variopintos... Escribir, realmente, es un proceso que se originó solo. En algún momento el agua vitalicia retenida en la presa tuvo que salir por algún lugar, así que reventó la barrera más mental que física. Supongo que aquel era el instante para expresarse, pasar de la escritura grabada en la caverna de las neuronas a su recreación en un nuevo modelo más real. La escritura, por supuesto, reclamaba con ansia su dominio doloroso. Sus límites efímeros y sus perfumes de put@ ...
Sequoyah: ¿Fue poesía o cuento?
Daminsky: Poesía, por supuesto. El cuento lo he experimentado poco y más desde la perspectiva de la ciencia-ficción y desde hace pocos años... Recuerdo que aquellos primeros poemas eran como tormentos. Las personas que tenían la desgracia de leer algunos de mis viscerales versos me preguntaban si estaba mal de la cabeza... La poseía era un medio perfecto para expresarse a toda velocidad.
Sequoyah: ¿Qué te impulsa al acto creativo literario?
Daminsky: Supongo que es más bien una monolito que porto personalmente y que reventó en una espiral nucleica dentro de mí y que ahora me paso todo el tiempo intentando recomponer..
Sequoyah: De vuelta a tus lecturas de formación, ¿qué autores encuentras fascinantes y por qué?
Daminsky: Ufff... Sería una lista muy larga, más que la del purgatorio. Un par de influencias que cambiaron mi forma de ver el proceso creativo fueron: el movimiento surrealista, que curiosamente cuando empecé a leer gente como Dalí, Tzara o Bretón... Me dí cuenta que encajaban a la perfección con mi estilo de escribir. Y también lo fue William S. Burroughs, un maestro de la experimentación y rompe-límites.... Ahora mismo te podía decir que me fascina Henry Miller, su verborrea lírica es descomunal.
De entre los poetas siempre me ha cautivado la facilidad de expresión de Lorca, el legado sobre la guerra civil española de Miguel Hernández o la fluidez de César Vallejo. También me encanta Panero, Gonzalo Rojas o Rimbaud. Y un maestro que he descubierto hace poco es Dylan Thomas... También hay novelas clásicas como La Iliada o Don Quijote de la Mancha y otros más modernas como Ulises, Rayuela, Cien Años de Soledad, La Saga / Fuga de J.B o Los Cantos de Maldoror... Siempre hay márgenes para la fascinación. Es una escalera por la que subes y bajas sin parar de asombrarte
Sequoyah: ¿Lees filosofía, o teoría? ¿De cual tipo?
Daminsky: Sí, soy curioso por naturaleza. El pensamiento en general me fascina, tanto de la corriente más científica, a otros tipos de sabiduría o pensamiento basados en lo espiritual. Siempre intento otorgar una mente abierta y receptiva y casi podía abogar por un entendimiento de ambos mundos. Si lo miro desde un lado artístico siempre es un proceso enriquecedor, es un generador de principios-ideas; de protosueños... He leído sin complejos y desnudo, por ejemplo: sobre física cuántica, filosofía clásica o a Jung. Y también sobre: alquimia, cábala o Zen.
Sequoyah: ¿Cómo explicarías tu actitud emocional ante la sociedad? Hemos leído un comentario tuyo que dice: «Estamos en colapso mental universal y colectivo. La política es una ficción más en el teatro de los títeres, cuando no para forrarse de dinero. Tan solo existe el modelo de la comodidad y que le den por el culo a los demás y así fue y así es. No podemos dar vueltas a un pozo si fondo porque caemos antes o después en él. Fíjese que nada más enchufar el botón de la luz, ya estoy preparando la sombra del hongo nuclear». ¿Vives con temor a una guerra nuclear?
Daminsky: Esta sociedad no es el mundo ideal en el que te gustaría estar. Es un modelo hostil e incomprensible, en el que te enredas con un montón de formularios para solicitar un poco de aire dentro de la asfixia agónica que es la subsistencia... Es un modelo gris con ideas muertas, falto de arte y creatividad; en el que nos gobiernan unos tipos que parecen simulacros. La falsedad es la moneda de cambio y el que no pasa por el aro se convierte en un apestado. Es un sistema pesadillesco piramidal en el que se especula con el vergel y que huela a putrefacto por mucho perfume con el que se intente disimular... La actitud estándar sería: esto es una mierda, pero, teniendo en cuenta que vivo en un país civilizado, con seguridad social, escuelas públicas, etc. que esa mierda se la coma el resto del mundo...
Sequoyah: ¿Tienes una visión apocalíptica del mundo? Alguna vez dijíste qie Newton vaticina ese fin o colapso para el 2020...
Daminsky: El mundo no se acaba mañana, espere hasta después de mañana.... Jajajajaja...Me preocupa mucho la radicalización entre Oriente y Occidente, somos dos mundos que tenemos que entendernos. ¿Realmente sería tan difícil? Pues no. La grandeza de la humanidad está en eso: en saber rectificar. Debemos dejar intereses estratégicos y petroleros y dar prioridad a la vida.
Sequoyah: ¿Cuál sería tu actitud intelectual de reacción ante ese «modelo vectorial hasta el cataclismo» que describes en Libro negro y cuáles dirías que son temas constantes en tu obra?
Daminsky: ¿Mañana que voy a hacer? Tres temas constantes son la destrucción, la ambigüedad y la derrota.
Sequoyah: A juzgar por la obra que te he leído, contrario a muchos poetas jóvenes postmodernos, se observa una cierta defensa de los derechos humanos, rechazo de los absolutismos, aunque a la vez mucha menos confianza en las utopías basadas en la «libertad, igualdad y fraternidad», ideologías que tratan de explicar la realidad, debido a que, como dices en tus versos, si «el sistema ha fallado» y de «las cenizas del error», sólo se han generado «prototipos sintéticos / de nuevo caídos», ¿se podrá tener fe en la razón? ¿en los valores y grandes temas de la postmodernidad?
Daminsky: Ufff... la poesía es la forma de ver el mundo, de colisionar contra él., de cagarte en todo, de pasar hambre, de sentir sangre en las encías, de asesinarte y de recrearte. Es una pelea en la que el K.O. está siempre rondando. Es una resaca de mil demonios, es un congelador en el que no te lee nadie. Es una forma de parar el tiempo y de expresarte a toda velocidad... Por otro lado, considero ésto: Un sistema de libre-pensamiento ha de ser tolerante de por sí, si alguien dice los negros son una raza inferior, esa voz ¿va tolerar, va respetar la libertad? Porque si hay libertad de opinión hay libertad en su conjunto...Cuando llegamos a lo límites, es cuando se entra en conflicto. ¿Qué margenes va a tolerar el libre-pensamiento? El discurso antagonista juega con el modelo, pero su objetivo va ser un discurso piramidal irrevocable. ¿Entonces qué? ¿Debemos poner garantías para que esto no suceda? ¿Es moral un código censor? ¿La libertad censura?
Sequoyah: ¿Qué roles o recursos debe tener la poesía en esa resaca de los mil demonios que, pese a todo, es espejo de cosmovisiones?
Daminsky: A la poesía le cabe todo. Es como un monstruo que cuando más comida le das; más grande y peligroso se hace. Es un medio hipercreativo en las que las barreras se pueden malear con más facilidad a diferencia que la narrativa que es por lo general más rígida. El estereotipo de rosas y suspiros amorosos ya hace tiempo que fue derrocado. La poesía alcanza con sus tentáculos cualquier cosa y cualquier tipo de tema, incluso va un paso más allá: se introduce en lo visual y se fusiona con las imágenes... La poesía debe ser arriesgada, sin complejos y experimental en cualquier vector, siempre con capacidad de sorpresa. Debe dar besos pero también machetazos.
Sequoyah: ¿Crees en el mensaje intuitivo, repentino (o musas), o más vale la experiencia adquirida por oficio, largo trabajo de pensamiento, lectura y lenguaje, en la creación poética?
Daminsky: Hay un poco de todo. Esto es una serpiente que te muerde el culo. Cuando más escribes, más aprendes a rascártelo mejor... Has de escribir hasta alcanzar la extenuación. Acabar con la cabeza dolorida buscando figuras metafóricas. Hay que equivocarse y volverse loco hasta que los ojos se quemen, pelearse con la mujer y la familia para robar tiempo. Por otra parte necesitas de la intuición y del protosueño, de ahí sale lo más virgen y mejor...
Sequoyah: En términos generales, hay críticos que plantean que hay autores cuyos hablantes tienden a teorizar (teorógonos), así otro que reaccionan emocionalmente (patógonos)?
Daminsky: No teorizo, doy rienda suelta a la expresividad; a partir de ahí el lector decide, los versos son suyos.
Sequoyah: No obstante, has de tener un mínimo de presupuestos formales de lo que deseas expresivamente...
Daminsky: Sí. Me gusta ir a por todo. Tocar el estiércol con mis manos y saborear el buen vino. No hay márgenes, a veces es una playa blanca y otras es aceitosa. Intento dar mi visión de las cosas, de mis miedos, dejar algo de mi vida por el trayecto. A veces soy más directo en el camino y otras bailo con la más fea. Mi arte tiende a ser integrativo... Mis mundos inevitablemente acaban por fusionarse. La mente tiende a ser receptiva y aunque desconectes no siempre se puede lograr. A lo mejor estás conversando con alguien y de repente te vas por otro camino de la mano de unas palabras que te incitan. Esto, por supuesto, tienes que hacerlo con cuidado porque si no te toman por loco... Otro aspecto formal del trabajo poético es mi actitud ante la métrica.
Sequoyah: ¿Qué piensas de ritmo y métrica?
Daminsky: La métrica para mí es algo desfasado y realmente aburrido. El ritmo de un poema puede cautivar al lector, en mucho de mis poemas intento crear ese descenso vertiginoso; aunque otras el ritmo podía ser una orquesta de músicos con instrumentos desafinados. También es importante usar exclamaciones e interrogaciones que dan énfasis a las frases. He leído muchos poemas que quedan un tanto asépticos porque dichos signos brillan por su ausencia.
Sequoyah: En el Libro negro, describes al poeta, tu Yo, como un «maldito escribano en vano» en medio de la influencia de «el gran ano mundial» que «reparte excrementos»; describes que las palabras son como «mi perdición» y la «miseria, la herencia», ¿cómo compaginar eso con la vida?
Daminsky: Para escribir hay que estar chiflado. Si lo miras bien, estar sacándose cosas a toda hora de la cabeza para dejarlas en un escrito, es enfermizo y malo para la salud. A parte que es doloroso y acabas arruinado... El sufrir el mal de pantalla (por ejemplo, subir algo en Internet y que nadie lo lea) es un precio a pagar con la propia sangre.
@ Sequoyah / CLD
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Libro negro / Carlos Daminsky /
Entrevista con el poeta Carlos Daminsky
La revista Sequoyah Virtual presenta a sus lectores, a través de su formato de entrevistas, a un grupo de poetas seleccionados que se expresan en el medio cibernético, haciéndolo con calidad y consciencia de oficio. El primero que accedió a nuestro llamado fue Carlos Daminsky, español nacido en Alcoi, Alicante. Es autor de los poemarios Libro negro, 2009, comentado en esta edición y Entre Límites (2009), ambos de descarga gratuita. Un libro acabado en honor a Miguel Hernández y presentado al premio poético del mismo nombre, se suma al inédito, tulado Perfecta Droga, «a puntor de parir» y un par de libros en fase de gestación: El libro blanco y Los cantos de Hilmarnok. «También tengo una especie de novela-total que estoy retomando».
Con estudios medios, la formación como escritor de Carlos Daminsky es autodidacta, «a base de leer mucho y trabajármelo». Le gusta ir al cine, al teatro, a exposiciones culturales, el deporte, pasear, viajar (hace poco estuvo en Marruecos) y, por supuesto, la lectura. Publica online en los blogs Las Letras del Mal y Línea de Montaje, y en diversos ezines y portales como Portal Cifi o NGC 3660. Tiene una pareja y una hija pequeña y «ellas ahora mismo me absorben casi todo el tiempo».
En términos de sus lecturas formativas, Daminsky dice que los primeros autores fueron de género fantástico. Menciona a Poe, Lovecraft y compañía y otros más modernos como Philip K.Dick o Clive Barker.
Sequoyah: Háblamos acerca el proceso de leer y comenzar a escribir...
Daminsky: Mi cerebro necesitaba alimentar con ansia caníbal su imaginación. Después al ir creciendo fui abriendo las puertas a todo tipo de estilos y autores variopintos... Escribir, realmente, es un proceso que se originó solo. En algún momento el agua vitalicia retenida en la presa tuvo que salir por algún lugar, así que reventó la barrera más mental que física. Supongo que aquel era el instante para expresarse, pasar de la escritura grabada en la caverna de las neuronas a su recreación en un nuevo modelo más real. La escritura, por supuesto, reclamaba con ansia su dominio doloroso. Sus límites efímeros y sus perfumes de put@ ...
Sequoyah: ¿Fue poesía o cuento?
Daminsky: Poesía, por supuesto. El cuento lo he experimentado poco y más desde la perspectiva de la ciencia-ficción y desde hace pocos años... Recuerdo que aquellos primeros poemas eran como tormentos. Las personas que tenían la desgracia de leer algunos de mis viscerales versos me preguntaban si estaba mal de la cabeza... La poseía era un medio perfecto para expresarse a toda velocidad.
Sequoyah: ¿Qué te impulsa al acto creativo literario?
Daminsky: Supongo que es más bien una monolito que porto personalmente y que reventó en una espiral nucleica dentro de mí y que ahora me paso todo el tiempo intentando recomponer..
Sequoyah: De vuelta a tus lecturas de formación, ¿qué autores encuentras fascinantes y por qué?
Daminsky: Ufff... Sería una lista muy larga, más que la del purgatorio. Un par de influencias que cambiaron mi forma de ver el proceso creativo fueron: el movimiento surrealista, que curiosamente cuando empecé a leer gente como Dalí, Tzara o Bretón... Me dí cuenta que encajaban a la perfección con mi estilo de escribir. Y también lo fue William S. Burroughs, un maestro de la experimentación y rompe-límites.... Ahora mismo te podía decir que me fascina Henry Miller, su verborrea lírica es descomunal.
De entre los poetas siempre me ha cautivado la facilidad de expresión de Lorca, el legado sobre la guerra civil española de Miguel Hernández o la fluidez de César Vallejo. También me encanta Panero, Gonzalo Rojas o Rimbaud. Y un maestro que he descubierto hace poco es Dylan Thomas... También hay novelas clásicas como La Iliada o Don Quijote de la Mancha y otros más modernas como Ulises, Rayuela, Cien Años de Soledad, La Saga / Fuga de J.B o Los Cantos de Maldoror... Siempre hay márgenes para la fascinación. Es una escalera por la que subes y bajas sin parar de asombrarte
Sequoyah: ¿Lees filosofía, o teoría? ¿De cual tipo?
Daminsky: Sí, soy curioso por naturaleza. El pensamiento en general me fascina, tanto de la corriente más científica, a otros tipos de sabiduría o pensamiento basados en lo espiritual. Siempre intento otorgar una mente abierta y receptiva y casi podía abogar por un entendimiento de ambos mundos. Si lo miro desde un lado artístico siempre es un proceso enriquecedor, es un generador de principios-ideas; de protosueños... He leído sin complejos y desnudo, por ejemplo: sobre física cuántica, filosofía clásica o a Jung. Y también sobre: alquimia, cábala o Zen.
Sequoyah: ¿Cómo explicarías tu actitud emocional ante la sociedad? Hemos leído un comentario tuyo que dice: «Estamos en colapso mental universal y colectivo. La política es una ficción más en el teatro de los títeres, cuando no para forrarse de dinero. Tan solo existe el modelo de la comodidad y que le den por el culo a los demás y así fue y así es. No podemos dar vueltas a un pozo si fondo porque caemos antes o después en él. Fíjese que nada más enchufar el botón de la luz, ya estoy preparando la sombra del hongo nuclear». ¿Vives con temor a una guerra nuclear?
Daminsky: Esta sociedad no es el mundo ideal en el que te gustaría estar. Es un modelo hostil e incomprensible, en el que te enredas con un montón de formularios para solicitar un poco de aire dentro de la asfixia agónica que es la subsistencia... Es un modelo gris con ideas muertas, falto de arte y creatividad; en el que nos gobiernan unos tipos que parecen simulacros. La falsedad es la moneda de cambio y el que no pasa por el aro se convierte en un apestado. Es un sistema pesadillesco piramidal en el que se especula con el vergel y que huela a putrefacto por mucho perfume con el que se intente disimular... La actitud estándar sería: esto es una mierda, pero, teniendo en cuenta que vivo en un país civilizado, con seguridad social, escuelas públicas, etc. que esa mierda se la coma el resto del mundo...
Sequoyah: ¿Tienes una visión apocalíptica del mundo? Alguna vez dijíste qie Newton vaticina ese fin o colapso para el 2020...
Daminsky: El mundo no se acaba mañana, espere hasta después de mañana.... Jajajajaja...Me preocupa mucho la radicalización entre Oriente y Occidente, somos dos mundos que tenemos que entendernos. ¿Realmente sería tan difícil? Pues no. La grandeza de la humanidad está en eso: en saber rectificar. Debemos dejar intereses estratégicos y petroleros y dar prioridad a la vida.
Sequoyah: ¿Cuál sería tu actitud intelectual de reacción ante ese «modelo vectorial hasta el cataclismo» que describes en Libro negro y cuáles dirías que son temas constantes en tu obra?
Daminsky: ¿Mañana que voy a hacer? Tres temas constantes son la destrucción, la ambigüedad y la derrota.
Sequoyah: A juzgar por la obra que te he leído, contrario a muchos poetas jóvenes postmodernos, se observa una cierta defensa de los derechos humanos, rechazo de los absolutismos, aunque a la vez mucha menos confianza en las utopías basadas en la «libertad, igualdad y fraternidad», ideologías que tratan de explicar la realidad, debido a que, como dices en tus versos, si «el sistema ha fallado» y de «las cenizas del error», sólo se han generado «prototipos sintéticos / de nuevo caídos», ¿se podrá tener fe en la razón? ¿en los valores y grandes temas de la postmodernidad?
Daminsky: Ufff... la poesía es la forma de ver el mundo, de colisionar contra él., de cagarte en todo, de pasar hambre, de sentir sangre en las encías, de asesinarte y de recrearte. Es una pelea en la que el K.O. está siempre rondando. Es una resaca de mil demonios, es un congelador en el que no te lee nadie. Es una forma de parar el tiempo y de expresarte a toda velocidad... Por otro lado, considero ésto: Un sistema de libre-pensamiento ha de ser tolerante de por sí, si alguien dice los negros son una raza inferior, esa voz ¿va tolerar, va respetar la libertad? Porque si hay libertad de opinión hay libertad en su conjunto...Cuando llegamos a lo límites, es cuando se entra en conflicto. ¿Qué margenes va a tolerar el libre-pensamiento? El discurso antagonista juega con el modelo, pero su objetivo va ser un discurso piramidal irrevocable. ¿Entonces qué? ¿Debemos poner garantías para que esto no suceda? ¿Es moral un código censor? ¿La libertad censura?
Sequoyah: ¿Qué roles o recursos debe tener la poesía en esa resaca de los mil demonios que, pese a todo, es espejo de cosmovisiones?
Daminsky: A la poesía le cabe todo. Es como un monstruo que cuando más comida le das; más grande y peligroso se hace. Es un medio hipercreativo en las que las barreras se pueden malear con más facilidad a diferencia que la narrativa que es por lo general más rígida. El estereotipo de rosas y suspiros amorosos ya hace tiempo que fue derrocado. La poesía alcanza con sus tentáculos cualquier cosa y cualquier tipo de tema, incluso va un paso más allá: se introduce en lo visual y se fusiona con las imágenes... La poesía debe ser arriesgada, sin complejos y experimental en cualquier vector, siempre con capacidad de sorpresa. Debe dar besos pero también machetazos.
Sequoyah: ¿Crees en el mensaje intuitivo, repentino (o musas), o más vale la experiencia adquirida por oficio, largo trabajo de pensamiento, lectura y lenguaje, en la creación poética?
Daminsky: Hay un poco de todo. Esto es una serpiente que te muerde el culo. Cuando más escribes, más aprendes a rascártelo mejor... Has de escribir hasta alcanzar la extenuación. Acabar con la cabeza dolorida buscando figuras metafóricas. Hay que equivocarse y volverse loco hasta que los ojos se quemen, pelearse con la mujer y la familia para robar tiempo. Por otra parte necesitas de la intuición y del protosueño, de ahí sale lo más virgen y mejor...
Sequoyah: En términos generales, hay críticos que plantean que hay autores cuyos hablantes tienden a teorizar (teorógonos), así otro que reaccionan emocionalmente (patógonos)?
Daminsky: No teorizo, doy rienda suelta a la expresividad; a partir de ahí el lector decide, los versos son suyos.
Sequoyah: No obstante, has de tener un mínimo de presupuestos formales de lo que deseas expresivamente...
Daminsky: Sí. Me gusta ir a por todo. Tocar el estiércol con mis manos y saborear el buen vino. No hay márgenes, a veces es una playa blanca y otras es aceitosa. Intento dar mi visión de las cosas, de mis miedos, dejar algo de mi vida por el trayecto. A veces soy más directo en el camino y otras bailo con la más fea. Mi arte tiende a ser integrativo... Mis mundos inevitablemente acaban por fusionarse. La mente tiende a ser receptiva y aunque desconectes no siempre se puede lograr. A lo mejor estás conversando con alguien y de repente te vas por otro camino de la mano de unas palabras que te incitan. Esto, por supuesto, tienes que hacerlo con cuidado porque si no te toman por loco... Otro aspecto formal del trabajo poético es mi actitud ante la métrica.
Sequoyah: ¿Qué piensas de ritmo y métrica?
Daminsky: La métrica para mí es algo desfasado y realmente aburrido. El ritmo de un poema puede cautivar al lector, en mucho de mis poemas intento crear ese descenso vertiginoso; aunque otras el ritmo podía ser una orquesta de músicos con instrumentos desafinados. También es importante usar exclamaciones e interrogaciones que dan énfasis a las frases. He leído muchos poemas que quedan un tanto asépticos porque dichos signos brillan por su ausencia.
Sequoyah: En el Libro negro, describes al poeta, tu Yo, como un «maldito escribano en vano» en medio de la influencia de «el gran ano mundial» que «reparte excrementos»; describes que las palabras son como «mi perdición» y la «miseria, la herencia», ¿cómo compaginar eso con la vida?
Daminsky: Para escribir hay que estar chiflado. Si lo miras bien, estar sacándose cosas a toda hora de la cabeza para dejarlas en un escrito, es enfermizo y malo para la salud. A parte que es doloroso y acabas arruinado... El sufrir el mal de pantalla (por ejemplo, subir algo en Internet y que nadie lo lea) es un precio a pagar con la propia sangre.
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