Friday, July 31, 2009

El chantaje o traición a la reina


Selena fue más que lo que soñara. ¡Una belleza! ¡Una benjamita!

La otra, poca cosa. Cada vez más gordilla, tetuda, chaparrudamente infeliz por su ambiciosa y contradictoria modestia. Su voz emitía su quejosa pachorra y desde una cara de pendeja, sumados a sus gestos oscuros de alimaña. Se crecía, amenazadora sordamente por la vía de la exigencia, o el mátalas callando.

¡Ella no quiere ser así! Por eso admira a Selena.

Llegó un día, empero, en que la reina dejó de ser perfecta, en su opinión, y la gloria ya no pudo ser gloria, sino por la muerte. Hurtó su diario y se quedó con maletas y vestidos que no que tenía por qué guardarse o llevar consigo a los moteles donde citaba a la artista. Olía a solas la ropa del cuerpo hermoso del ídolo. Mañas tuvo por guardar como fetiche alguna prenda íntima.

Y, si bien Selena acudía a las citas, a petición de Yolanda, le molestaba referirse a intimidades que, al final de cuentas, no concernían a esa pretendida confidente. ¡Qué entrometida! ¡Que ardid desesperada, o chantaje premeditado, exigir que le diera rangos más íntimos en su vida!

«Thank you for coming!»

«It's okay. I care for you!»,
contestaba Selena a la empleada.

Mujer opaca, sin luces, mustia, está celosa desde hace varios años. La ama y odia, sin saber qué priorizar de tales sentmientos. Admira a las gusanitas de Jacob: ¡hurrah, por las que cantan a esa Eva que tiene que florecer como las rosas! Y Selena es la que canta para cada mujer que anhela crecer hermosamente como una flor.

Para la que dobló la cerviz, ella canta y exhorta... sé orgullosa, levántate y a la que piscó en basurales, dio su ejemplo. Miró hacia lo más alto, pero también fue sencilla, humilde con los humildes... y la otra, por saberlo, dijo: «¡Ay, si yo fuera así de fiel! Ay, si me naciera voz para cantar a Jerusalén, ay si tuviera selénicos pechos, ay, si se forjara en mi lo que eres, hijita... quiero ser imagen y semejanza tuya, salvarte de la quinta de Abraham».

«¡Si yo fuera como Selena!», se sorprendía repitiéndolo en voz alta, ya no sólo lo piensa.

Y la obrera infiel, aún con su admiración, la robaba, amparándose en el objeto y sentido de su amor, con deseo obsesivo de serla y fundirse en algunas ranuras de sus imágenes, propiedades y sustancias.

La última vez que pudo verla, su ídolo vestía sus pantoncitos cortos con el color de los prados iluminados por la alborada y ante sus muslos, sus piernas, su vientre... sintió que la visión de su piel, firme y gloriosamente deseada, la sumía en arrobamiento. La besaría del talón a la cabeza si pudiera.

¡Aleluya, hossana! por la reina del Tex-mex.

Las pochas, como Yolanda, tenían al fin una criatura modélica con quien soñar, queriendo serla. Su felicidad y orgullo fue identificarse con esa anatomía mestiza, encarnada, que naciera en la grey de Abraham.

Bendiciéndola con triunfos y una que otra tristeza, Jehová proveyó salmistas para el Quinto Sol, ella-Selena y Los Dinos.

¡Ay, la chamaca con cachucha, ay, a la reina de la cumbia, ay, la chavita del ombliguito al aire, ay, a la novia que sube a la ranfla del boyfriend, ay, la que no menosprecia «the ultimate scapegoat, the Latin boy».


... y aunque tenga una carcacha /
lo que importa es que estoy con él. /
Tampoco será el más guapo /
pero es mi novio fiel...


2.

«Chris, no es fiel y tampoco tú», dijo al fin.

«¿Qué dices?»

«Tengo tu diario. Sé tus secretos».

Pero, aunque Selena levantara la chavalada de entre los muertos y reconciliaría con su espíritu y su orgullo al que anduvo coco por el crack, sin respeto por la niña de su devoción, a la que dejó la escuela, a la que fue abandonada, a la que esperara por su añorado amor, para Yolanda ésto no sería suficiente...

«¡Ya no eres perfecta, Selena!»

Admiraba que, entre la pochada, gracias a la Reina del Tex-Mex, se redujo la vergüenza de comprar discos en español y que, entre las revistas del mainstream, se citara la existencia de la cumbia, el chile y el comal. ¡Pero esta mujer que la había cautivado por su cálida voz y sus muslos, sus ágiles rutinas al girar el nalgatorio de su fascinación, tenía su lado oscuro! No todo es honor.

La diva sub-divo vio que había cosecha y abundancia para todo lo que pudiera desear, hasta un nuevo amor. Como su padre, Selena tenía ambición. Epica y heroica, soñaba con el afán de cavar sus pozos en la Tierra de Gerar, y los amorreos que los taparon por envidia y xenofobia serían avergonzados por su causa. Selena planeó la conquista de la frontera del Sur en dos frentes: con negocios de ropa y discos y, para la frontera norte, propuso el crossover.

Y en la vida privada de la reina, el guitarrista, que fue llamado Chris, se personó a la pisca de mieses, que son por los frutos del espíritu, cuando el equinoccio primaveral anunció que digno es el obrero de su salario y no hay que poner bozal al buey que trilla. Y ella improvisó la chuppah cuando Abraham, por pensar en grande para los hijos de su casa, aún no olvidaba que escrito está que si alguno no proveyera para los suyos y, mayormente para los de su casa, ha negado la fe. Y fue la boda de Chris y la cordera, según la Tradición.

El patriarca se tragó los escrúpulos y amó al muchacho del mismo modo con que Selena quiso apartarlo de su vida.

Después de todo, Abraham amaba a la hija que dio buena harina para el pan.


3.


El 31 de marzo, a dos días del despido de Yolanda, para evitar dar a Chris detalles de su encuentro, Selena pidió el diario.

«Quédate con mi ropa, pero dáme el diario».

«No..., ya tu secreto es mío».

Ahora la vieja decía que los hombres son sicópatas, bullies de nacimiento, arrogantes, cazadores de autosatisfacción y que había malicia adrenalítica en el padre. Y lo odiaba mucho más que a Chris.

Yolanda, hija del Edom, habló contra los hombres de los postreros días como traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios. En adición, platicó sobre el Altísimo como si éste fuera el invisible tirano, rey de los siglos al que habría que profesar más que cantos, en su lugar, el sacrificio: Dichoso aquel que tomare y estallare tus niños contra la peña.

Y con la metáfora espacial del Seno de Abraham, la sierva alquilada dibujó un infierno de codicia alrededor de Selena, dominado por las formas de las relaciones sociales de la humanidad y el lenguaje de Canaam y, sub-divo, en la Tierra (Eretz), ella misma trazaba los actos externos y formales, rituales del how-to-do-it. Y fueron muchas las disputas necias al plantear que la raíz de todos los males es el amor al dinero y que el dinero no iba a borrar la complicidad que ella y su padre tenían y el secreto que su mano escribió con dolor y vergüenza.

La hija obediente ya se sentía hasta el gollete con la mujer que administraba su boutique y daba cuentas de su club de admiradores porque ésta pintaba a su padre como a un sátrapa explotador, extraviado de la fe, y vendido al mundo secular del big business y pecaba en su hija con infamia peor que el dinero porque su amor fue impuro.

Sin caminar en rectitud en la vida privada, la vida pública no reflejará el esplendor de los valores; sin organización real del orgullo, falsa es la creatividad de los benjamitas, así reflexionaba la vieja de Edom.

«Ya eres cosa muerta, fe sin obras, acomodo pasivo en el limbo», decía a Selena desde el día que ella tomó varón, porque juzgó que, impulsada por ese compromiso, se rebelaría contra el don que había en ella y del que mucho habían platicado.

Sobre las valvas de ciprina y los corales, Selena cultivó el fuego de su juventud y materializó a la diosa Tierra nombrada como Cihuacoatl. Yolanda creó miles de nombres para ella y dijo que la serpiente del espíritu se volcó como rayo en el abismo para hacer espacio sólido a la gloria shekinah. Y la Venus mestiza representó de este modo el testimonio de purificar la voluntad de varones y hembras. Yolanda le habló de hijos redimidos, ajenos a la primera transgresión.

Para mermar el gozo con que Selena le oía, Yolanda agregó que Adán no fue engañado, sino que Eva lo fue primero y, aprendió las mañas de su engañador... y aún más, decía que, en los hombres no hay piedad ni contentamiento, miran con deseo, rara vez con ternura. Dominan y usurpan y no aman como la mujer ama. Y el gran engañador, quien la enseñó a mentir fue Abraham mismo y lo llamaba la gran serpiente que vive en la bragueta del corazón de todo varón, sin excepción.

«No te amará nadie como yo, hijita».

En el corazón, extrañamente caótico y en su tormenta de celos, Selena comprendió el vicio de los edomitas y deseo de raptarla para sí, que ella fraguaba. Y a este capricho de la vieja, se había sumado el deseo de aislarla de su público o su grey. Desde meses la sintió extraña, casi conspirativa.

Poco antes de la última cita, Selena alertó a Abraham sobre el asunto y de las raras cosas que la sirva decía, llenándola de miedo: Dichoso aquel que tomare y estallare sus hijos contra la peña antes que la masas quiten toda su vida privada y su tiempo de amar a quien les ama. Dichosa serás si dejas a la Serpiente gigante que te mancha y a la serpiente pequeña que impide que me quieras y compartas conmigo tu vida, ya que te engañas con meras apariencias, la fama.
Así lo decía la obrera infiel, la puerca pitonisa.

Con días de secreta vela, la familia descubrió a Saldívar en fraude, en espionaje y se le despidió. Y la hija fiel no se opuso a la decisión del padre Abraham porque los celos de ésta y las amenzas de declarar los secretos de sus fornicaciones, sus ataduras a los Demonios, la tenían hasta el gollete. Y dejó de gustarle su mirada y la proximidad de ella. Yolanda creyó (« as something politically correct») sacar del escondite su lesbianismo.

Viéndola como la diosa Cihuacoátl, serpentina como una raíz de tentación, suave como grama fresca de los jardines de reyes, adorándola en su punto más alto de intensidad, clamó:

«Desnúdate para mí o te mato».

Hoy forzaría su callado anhelo con su ídolo. Caiga maná de los cielos. Consumaría, como tirana del antojo, sus plegarias y placeres secretos.

«Yo te comprendo más que nadie, hijita», le dijo.

Había fisgoneado y conocido, con algún rigor, cómo Selena se sentía en ocasiones, atada a la tradición sin la habilidad creativa para romper el asedio de multitudes y el entrampamiento de las demandas de su propio éxito. A veces, por igual, Selena se desilusionaba de las expectativas de las edades, con necesidad de ir más allá de reconocidos sistemas de creencias y organización racional del mundo.

Habría querido vivir más para el amor, sin el peso de su creciente responsabilidad como reina. Sin este forcejeo interno, no habría sido la artista que es: pero ella no sabía verbalizar sus propias nociones del Bien supremo y la dicha, como sí Yolanda, puso su atención en la chispa de su energía innata, su alma y en la posibilidad de un mundo nuevo, al que apostar toda su certidumbre. Y fue dándose más al mundo, menos a ella misma.

«Vas a destruir el don que hay en tí si sigues en el Seno de la Serpiente, embraguetada en la cercanía del Mal, la ambición y la mentira», pensaba la acusadora. Obrera infiel señalaba, pellizcando los diálogos triviales, hacia túneles de egoísmos, estímulos de la carne, según es instinto de las hijas del Edom.

«Si no eres mía, al menos una vez, declararé a la prensa lo que guardas en el diario».

«¿Pero qué me pides?», dijo Selena, decepcionada de la mujer por la que muchas vece sacó la cara delante de su padre Abraham.

«Que no me dejes, hijita», le dijo, mirándola con su cara triste, de mujer que se masturba a solas a falta de su participación gozosa y apasionada en el mundarro de la objetividad.

«Si me quisieras, no me chantajearías».

«Gracias a tí muchos aprendieron a soñar».

«¿Y por qué me pides más?»

Quizás descuidó su propio don y quiso vivir, proyectándose en la vida de su ídolo. Ahora parece una sombra nerviosa y apagada porque Selena, la benjamita, la escrutaba con sus ojos, reprendiéndola.

«No he soñado sufcientemente. No me has cumplido».

Esto es claro. El único placer que Selena daría como gozo a varones y hembras, sub-divo, bajo el cielo, en tierra ajena, sería su voz hecha canción y giros de Su Cuerpo, en danza, agasajo visual. De la manifestación concreta de tales frutos, baile y canción, se compuso su porción en la bendición entre los benjamitas y su regalo para quienes la amaran en verdad.

E insistía la otra en reclamar su porción en la herencia, K'nesset Yisrael que no le correspondía, justificándose en el hecho de que nadie la amaría más, tan intensamente y por tan poco... La Vieja del Edom quería su boca y raspar y llevar a la Venus a sus propias vedijas. La tentadora / culebrona del Edom / quiso leche del corpiño ctónico y ataduras de piel y abrazos con la benjamina que Jehová separó para honra de corpus christi.

Y no daba tregua. Seguía con el reclamo. Definía el supremo bien, su amor incondicional por ella y, su opuesto, la condena. No vivir a su lado sería guerra y muerte.

Entendido el chantaje, Selena la juzgó con dureza por primera vez, así como Abram hizo con las hijas de Edom, en la Antiguedad, ya que se asociaron a fornicación con falsos elilims, esto es, valores idolizados, escándalos de lascivia, poder, seguridad financiera, en suma, las exuberancia del materialismo y la vanagloria.

«No quiero verte más, Yolanda».

«Salvaré entonces tu mito de la deshonra», dijo la obrera infiel y sacó una pistola de un bolso de cuero.

Pero se hablaría de Selena y su alegría que se expresa en forma de chamaca. Que se esparce por el mundo. Eros en sustancia de pan y de pizza. Impulsion primitiva, esqueleto con lenguaje de ritmo, mensaje de algo más alto, rico e intenso que ella misma que después de todo, fue hasta ese día una guitarra o silueta del ser, cuerpo que cantaba a solas, afinada en la gloria de la Naturaleza, intérprete del salmo que vive en todo hombre y mujer.

En la carne, la aventura pionera de vivir, su riesgo, su posibilidad, energía amorosa. Lo que todo ser humano descubre dentro de sí. Sería la chava asustada de engordar; la niña que no se tatúa con la Vírgen de Guadalupe para creer, a fin de honrar the mediator of the courage to be.

No necesitaría de los linderos de la Razón Universal ni sufrir por la inmortalidad, o la salvación de su alma, para integrar símbolos de pasión y amor a la vida, a sus metas, al gesto humano de querer y triunfar.

Se oyó el primer disparoo del revólver calibre 38.

A punto de salir de la habitación 158 del Days Inn, una bala atravesó su espalda; pero prefirió absorber el dolor y caminar, puerta afuera. ¿Por qué quedarse a escuchar a quien no la conoce, ni ama, ni entiende?

Y, mientras caminaba, a pasos lentos, antes de alcanzar el lobby, balbució: «Help me!» Después... los eventos fueron dulces y lentamente gratos. Todo objeto que había sido tocado por sus manos, vino ante su cuerpo transparente, ante su esencia más pura.

Cada cosa dijo adiós, vibrándole al oído, bailándole ante sus ojos una danza de naturaleza angelical. Se acercaron a mirar su corazón hasta viejas cachuchas de colores, faldas de cuero, brassieres blancos, aretes grandes... Volaron por los aires sus alfombras que mágicas serían porque Selena pisó sobre ellas. Sus labios, antes acariciados por rojos delineadores, sus ojos ya orientalizados por querer sonreir con la misma plenitud de su boca, sus piernas que se cubrieron con botas vaqueras, coincidieron en complicidad.

A la 1:05 de la tarde, el Dr. Lloyd White, dijo profanamente. Murió. Sin embargo, Selena vivía, cantaba para las pequeñas cosas, en la habitación de Sión, la canción que más le gustaba y que había escrito:
«I'll Never Fall Again».

Indice: Leyendas históricas y cuentos coloraos

Un Weekend en La Habana: Reseña de libro de Cecilio R. Font


Por CARLOS LOPEZ DZUR / Coordinador y fundador de la Revista Sequoyah

Un Weekend en La Habana [Editorial Cidral, New York, 2009], es una novela breve que, en sus 73 páginas, origina un conjunto de positivas percepciones sobre las artes narrativas de Cecilio R. Font (n. 1942), largamente radicado en Nueva York. Esta es la primera novela de quien, anteriormente, ha publicado varios libros de cuentos. Font es uno de los escritores de San Sebastián del Pepino (Puerto Rico) más creativos e intelectualmente equipados.

La influencia de Alejo Carpentier, con su lema «todo es un juego» para explicar las «incongruencias temporales», de los cronopios (o el paso fantasmal de la memoria del pasado al presente) de Julio Cortázar, lecturas del cubano Orlando Quiroga para sustanciar la influencia de la mafia en la vida nocturna de la Cuba prerrevolucionaria, se suman a la fuente inmediata de su inspiración motivadora para escribir esta novela, que fue su lectura de un libro de Rosa Lowinger y Ofelia Fox, Tropicana Nights Hancourt (2005). Cecilio R. Font (CFR) añade al relato novelesco, como elementos empotrados, cuentos titulados con el anagrama, leído de derecha a izquierda, del término «Cronopios» para que equivalga al exótico Soipomorc.

No hay necesidad de que esta confesión se añada al relato; pero, en la descripción de su estética, intencionalidad o método narrativo, destaca lo que sucede en su libro, esto es, que como creador literario inventa un «análisis siquiátrico, sicológico». El analista del comportamiento tiene, al hacerlo, una «forma de hacer novela, la literatura de análisis como lo hace Stendhal». Como parte de las «historias fingidas» de la novela, contrapuestas a las «verdaderas» de los cuentos de «Soiponorc», crea un personaje, o protagonista colectivo, que es la música. Font Ríos ama la música, de los danzones al bolero, y con el manuscrito de su novela, me ha enviado otra muestra de su capacidad investigativa y su interés por el Caribe. Es el libro La música en Puerto Rico [Editorial Cidral, New York, 2009], que son 83 páginas que nos pasean por la pasión emocional e intelectual que él pone en la música, su interés por sus orígenes, evolución y transmutaciones, a fin de proveer significados tónicos y espirituales a la vida. La música es cura y terapia y Font reflexiona mucho sobre la misma.

En la novela, como prefacio a ese ambiente de bolero cubano del que salpicará su relato, donde muchos de sus personajes son músicos, cantantes y gente del medio farandulero, analiza los versos del bolero Lágrimas Negras de Miguel Matamoros; lo asocia a la sociología, no sólo en los campos del sufrimiento y perdón por los amores no correspondidos, sino a los campos del trabajo opresivo y la explotación social del negro. Al citar las bellas letras de Matamoros, habla de otros abandonos y cómo el sufrido lo transmuta en lágrimas de perdón, hasta cuanto es posible, porque al decir de Pedro Albizu Campos, «el odio embrutece» y ante los males sociales no soluciona nada. Este prefacio de Lágrimas Negras es necesario para conocer el pathos de la novela y la función de la música como protagonista en la historia que él nos cuenta. Font Ríos ha dedicado el libro a la Revolución Cubana, «por acoger a los desamparados» y, de un modo más personal, a su padre, porque éste vivió huérfano desde la edad de 9 años. El abandono inspira luchas y templa las almas.

Como dice Font Ríos: la trama que se contiene en Un Weekend en La Habana es sencilla:


«La mafia americana en Chicago controla la mafia de Cuba a través de Meyer Lansky, de Salvatore Luciano y de Amieto Batistini... Un fin de semana, cuando los barbudos van a echar a Batista del poder, la mafia de Chicago va a cobrarse la deuda de un millón de dólares que le deben. Sabe que si los barbudos llegan al poder, vendrán dificultades. Planean robar dinero y joyas, más cuadros valiosos de Poglioti, Mariano Rodríguez y Servando Cabrera. Ese fin de semana, Liberace, el Anacobero, Nat King Cole y Machito se presentan en el Club Tropicana de La Habana. En eso llegó Fidel y pasó lo que pasó» [Cecilio R. Font, loc. cit., 5]


LOS PERSONAJES: Antes de iniciar a identificar rasgos en torno a esta narrativa que CFR nos ofrece, vale repararse en la observación siguiente que incluye en la novela: «La física cuántica nos muestra que el electrón puede estar en dos lugares simultáneamente y que debido a la incertidumbre [principio de incertidumbre de Heisenberg], este concepto es real. La teoría moderna del modelo atómico o modelo standard muestra que la materia vibra y hay vibración universal, como lo sugieren los budistas hace miles de años. El mantra no es asunto de juego».

Detrás de estas declaraciones de Font, lo que discierno es un fondo para su trama que tiene que ver con cronopios, no necesariamente como las personas ficticias que aparecen en los relatos de Historias de cronopios y de famas (1962) de Julio Cortázar. No creo que estos cronopios de Font plantéen entidades o criaturas metafísicas, sino que como las 'famas' y 'cronopios' de Cortázar, los suyos viajan y comunican una memoria y de ésto se tratan muchos de los personajes que veremos, viajeros del tiempo, hijos de la paradoja de los gemelos y la teoría especial sobre la relatividad que arguye el fenómeno del «tiempo dilatado», así como «gravitational time dilation», en la que la leyes de la física pudieran dar cabida a viajes hacia el pasado («backwards time travel», no sólo hacia un futuro probable.

El primer personaje que CFR presenta es un cronopio / o persona / que en esta ficción novelesca sirve para marcar el espacio de acción [«desde el Café La Marina hasta el Club Los Marinos, en el Paseo de Céspedes. Llegaría hasta el bar de El Globo»]. Este el ambiente habanero al que, en rutina temporal, reciprocarán otros personajes / o voces / que se unen a Brik el Rojo para contar la historia del robo y el triunfo revolucionario. «Johannes Dierick Van der Walls» es un cronopio y su alias es sugerente. Es más conocido como Brik el Rojo y, por la descripción que CFR, da acerca de él, llega fácilmente a nuestra atención otro tipo de alusividad, o paralelismo: Erik el Rojo, el fundador de Groenlandia. En La Saga de Erik el guelecola, se describe a varios navegantes noruegos, entre ellos Erik, que llegan a Groenlandia. Se trata de Erik y su familia, quienes huyeron por causa de cierta matanza, estableciéndose en Islandia, de donde volvió a ser exiliado por asesinatos hacia el año 982.

En términos generales, de la citada Saga se desprende el simbolismo del cronopio que descubre una isla. Ahora, con Brik el Rojo del relato de Font, no es Islandia, sino Cuba. El cronopio Brik viaja desde un pasado remoto, como si fuese el descubridor de Groenlandia que anda buscando algo, a una más reciente modernidad. Brik si tiene el espíritu de descubrimiento y quiere algo: una «orquídea negra, que le habían dicho que existía en Cuba». Y, si bien se había dado por vencido en tal búsqueda y experimentación con su cultivo de mutaciones, hasta que conoce a Guillermo de la Torre y Huerta, otro viajero del tiempo, es que la reanuda. CFR nos desafía con estos juegos de perspectivas de realidad, en los que la verdad histórica no se colapsa enteramente ante los introducidos elementos de acronía. Por oblicuas razones, el Brik el Rojo de Font mienta de algún modo otro fantasma cronopial: Dany el Rojo [Daniel Cohn-Bendit, 1945- ]. Un revolucionario. La cercanía sonora de «brik» con «brick» sugiere un ladrillo rojo para construir la casa de un relato político-policial.

Dany el Rojo fue apátrida hasta la edad de 18 años cuando tomó la nacionalidad alemana para no hacer su servicio militar. De regreso a Francia, se hace miembro de la Fédération Anarchiste de Francia, la abandona en 1967 y se vuelve uno de los líderes del movimiento universitario del Mayo del '68. Después de su protagonismo durante los acontecimientos de Mayo del 68 es expulsado del territorio francés, y prohibido su regreso al territorio hasta 1978, se fue a vivir a Alemania donde deja la vida política. Explicaré más tarde por qué Brik el Rojo es parte de ese ambiente acrónico, pero, real en la novela.

Volvamos otra vez a un personaje que CFR presentara: Guillermo de la Torre y la Huerta. En una novela que se centrará en contar el derrocamiento por las tropas dfel Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro contra dictador Fulgencio Batista, apoyado por los EE.UU., ¿qué representaría Carlos de la Torre y de la Huerta Huerta (1858-1950)? Pues no otra cosa que un cronopio. Murió 9 años antes del derrocamiento del primero de enero de 1959. No vio siquiera la amnistía política que, por la amplia presión contra Batista, hizo que se liberaran los prisioneros políticos, incluyendo a los hermanos Fidel y Raúl Castro, condenado por el Ataque al Cuartel Moncada. Pero CFR hace un buen trabajo presentando al médico, farmacólogo y malacólogo, que destacara como uno de los naturalistas más destacados de su época. De la Torre es lo que pudo haber sido el Ché Guevara, quien fue médico también, si no se hubiese metido a revolucionaio... ¿Por qué es importante para el autor presentar a un investigador de moluscos, especímenes vivos y paleontológicos? Cuando el personaje hace su irrupción en la novela, durante un pasaje en que es presentado por Levi Marrero a Brik el Rojo, una de las cosas que De la Torre dice es: «Mi intención es crear antropólogos y malacólogos en la isla de Cuba y en América». Pese al ambiente de jarana, corrupción y carnaval, que existía en la Cuba batistiana había otro Cuba intelectual que explorar, al margen de aquella mediocridad burguesa. El Ché habría dicho que su misión es fundar hospitales en esos mismos mundos.

Hay otro personaje que viene del pasado que se dilatará hasta el 'presente' prerrevolucionario y CFR presentará en 1959: Chano Pozo. Este es uno que murió a diez años de distancia o anterioridad a lo que se cuenta por Font Ríos. Su presencia en la novela sirve para exponer dos factores que están presentes en el ambiente musical y empresarial de la dictadura. Cuando vivía Luciano Chano Pozo (1915 -1948), percusionista, cantante, bailarín y compositor, que jugaría un importante papel en la fundación del Jazz Latino, los hoteles El Tropicana y El Presidente, no daban empleo a la gente de piel oscura, negros o mulatos. Se asumía que los ricos de los EE.UU. y de Europa se sentirían ofendidos de verlos en cualquier rama de servicio en sus paraísos de diversión. Chano Pozo, devoto de la santería, es quien romperará la barrera de la prohibición del empleo.

La presencia de Pozo en la obra no es sólo un signo de su importancia en el mundo de la música, en particular, en El Tropicana, lugar que, bajo la administración de Martin Fox, floreció hasta convertirse en uno de los centros de entretenimiento más conocidos del mundo. Lo que destila este espectro cronopial de CRF es cómo a macha-martillos el talento musical comienza entrando donde no se le quiso, por el carácter esencialmente racista del blanco déspota cubano. En un estudio de Frank A, Guridy sobre Afro-Cuban / African American interaction during the 1930s and 1940s, publicado por la revista Radical History Review, se relata la visita de Arthur W. Mitchell, congresista afroamericano por Chicago, Illinois, para pasar un feriado en Cuba. La intelectualidad le dio una bienvenida entusiasta, sabiéndose que, en ese entonces, era «the only African American serving in the U.S. Congress». Sin embargo, el fervor fue empañado de su visita fue cuando él y su esposa, Annie Harris Mitchell, y otros invitados suyos, sufrieron la discriminación racial, no obteniendo una mesa para cenar en el Hotel Saratoga de la La Habana. Así era la norma en los decenios '30 y '40 [RHR 87 (2003) 19-48: Duke University Press]. Cuando Pozo irrumpe en esos escenarios acrónicos de esta novela, son otros tiempos de El Tropicana y de la actitud racial, porque el Caso Mitchell originó que se hicieron petiones al Presidente de la República de Cuba para que se expulsara del país al dueño del hotel «for violating the Cuban constitution and for insulting this distinguished leader of the colored race».<BR>

En este momento de las postrimerías del '50, las Noches de Cabaret Tropicana, con sus mulatas, sería yb símbolo. muy distinto al de 1939, cuando abrió por primera vez y Pozo no se podía ni asomar... Ahora la oferta de comedia, canción, baile y teatro, incluye al negro. En los salones de comedor de El Tropicana, bajo la administración de Rafael Mascaró y Luis Bular, puede verse a Pozo que campeará por sus respetos y visitantes como Ava Gardner, Ernest Hemingway, Carmen Miranda, Josephine Baker, Liberace y Tyrone Power, aplaudiend a Nat King Cole. CFR nos recuerda a que se debe el cambio: «El Club Tropicana fue el hogar del Embajador norteamericano en Cuba. Abrió sus puertas por primera vez en 1939, siendo parecido a Las Vegas. Se hizo famoso el Congo Panters Review. En 1950 cambió de dueño, Martin Fox», quien tenía el monopolio de las máquinas traganíqueles. «Unos doscientos artistas bailaban», dirá CFR para explicar el lujo de sus espectáculos, a un costo de $15,000 por noche, más un premio de bingo de $10,000.

En la novela, Chano tiene diálogos con Brik el Rojo, Pepe Lazo, Sara Echeandía y otros. Las escenas descritas en torno a él están llenas de peligro, vaticinios o expectativas sobre el futuro y él es la voz que lo avisa, por ejemplo cuando después de un tiroteo, comenta y pide que se protejan a sus amigos que son testigos en El Floridita: «Esta revolución va en serio, nos agujeran el trasero. Detrás de ese mostrador, ahora». El ambiente de inseguridad se explicaba por la inminencia de la bajada de los «barbudos» de Sierra Maestra. Como indicio de lo que fue La Habana antes de que ésto sucediera:


«Escucharon unas detonaciones y observaron un grupo de soldados disparando sobre unos barbudos que salían de la Estación Central del tren. Justo al frente. [...] --¡Al suelo!--, gritó Pepe, --nos matan». [CFR, loc. cit., 12]

Las conversaciones, en torno a si habrá o no cambio en Cuba, tras el advenimiento de los barbudos, sirven para presentar otros cronopios. Después del incidente de la súbita balacera, Chano Pozo conversa con Sara Echeandía, otro personaje acrónico del que su descripción asigna que es «una bruja de Zagarramurdi, Navarra». En la narración, CFR indica que vive en «un caserío tíopico de El Vedado». En Cuba representaría, un sector exclusivo de adinerados. Sin embargo, la presencia de Sara Echeandía en la novela tiene códigos más amplios en el metarrelato. Sara es un personaje pepiniano, es decir, del pueblo borincano del que CFR procede. Su pueblo natal. Y lo que hace bruja a Sara es algo que habría que ser conocedor de esa familia, la diversidad de caracteres entre las hermanas y de la historia pepiniana para entenderlo. Entre las hermanas, está Tomasa quien, en 1898, vio su casa atacada e incendiada por los rebeldes de las Partidas Sediciosas, grupos anti-españoles, influídos por el anarquismo. Tomasa fue la viuda de José F. Zagarramurdi Tornería.

Sara es hermana de Teresa, Tomasa, Chilín y Marcianita Echeandía Font, quien fue una feminista, separatista, nacionalista y socialista, en una familia ultraconservadora y defensora del capitalismo a ultranza. Es imaginativa su tarea de disfrazar el personaje real, trasladando su personalidad a otra tierra y tiempo. Aludiéndola con actitudes de simpatía revolucionaria, por lo que, seguramente, CFR toma el modelo, no de Sara, sino de su hermanita Marcianita Echenadía. «Era una mujer de familia rica, pero su familia era dueña de un ingenio azucarero en Las Tunas. El aministrador era Abarca, su marido. La casa recordaba una vascuence».

Ahora Sara es una lectora del destino. Con imaginación, CFR dice «luego de encomendase a los illargui (muertos) y al Tartaleo, el cíclope vascuence», examina los destinos de Benigno, cuya esposa fue una víctima de Batista, asesinato que desea vengar, Chano Pozo, Ernesto, Erik y otros, posiblemente, Pompo y Urbano. «Ese día la visitaban tres jóvenes barbudos, Benigno, Pompo y Urbanop, todos de la Sierra Maestra».

Con la consulta de Chano Pozo con la «palera» o bruja Sara, CFR se da mañas para insertar el tema de Puerto Rico y sus poetas. Ella le llega a predecir a Chano Pozo su muerte en Harlem, Nueva York. Es sabido que Pozo fue asesinado, a la edad de 33 años, durante una discusión sobre la calidad de una bolsita de marijuana. A Benigno lo ve involucrado con el Ché Guevara en Chile y Bolivia; a Brik le augura su regreso a Holanda. A Erik el Rojo le habla de un mutuo amigo boricua, Evaristo Ribera Chevremont, «aquel amigo del puñal», cosmopolita, conocedor de Nicolás Guillén y que, con Manuel Joglar Cacho, Palés Matos y Lloréns, «se pasa el tiempo escribiendo poesías del trópico». El símbolo del puñal, por explicación de Sara, alude al honor, a la decencia que se priva del tratar con prostitutas como diversión, como es típico en La Habana de ese tiempo y el turismo vocinglero.

No son sólo autores de literatura puertorriqueña la que se contextualiza en este weekend de ficciones habaneras de CFR. Hay una mención a la visita de Federico García Lorca a Cuba y Gabriel García Márquez aparece en diálogio, con Mario Vargas Llosa y Miguel Angel Asturias. Conversan sobre música, literatura y cómo el primero conoció al Ché Guevara y al Comandante Castro durante el «bogotazo».

«Mario, hablo de la transformación social de Latinoamérica, del abuso, del juego limpio, de una ballena de la abundancia para los pobres», dice Miguel Angel Asturias. «Para un pueblo hambriento e inactivo, la sola forma en que Dios puede aparecer es la de trabajo y comida. Pero, sabemos para obrar, como hombres de pensamiento, debemos pensar como hombres de acción, como decía Bergson» [loc. cit, 28]. Esto es parte de lo que conversan los periodiatas de Prensa Latina y la Revista Bohemia.

La visión romántica de la Revolución («Los veo a los tres juntos en esa empresa, en Chile»), o el deseo de exportarla, tiene para ese tiempo los contextos inspiradores; pero también los expedientes de fracaso, porque no se puede hablar sobre la Revolución Cubana sin recordar el Movimiento de la Reforma Universitaria latinoamericana que, en 1944, derrocó al dictador Ubico e impuso un sistema democrático por primera vez en la historia guatemalteca. Cuando Juan José Arévalo es electo presidente se hablaba de cierta ideología que él denominaba «socialismo espiritual».

Más cercano al tiempo de la Revolución Cubana fue la elección del coronel Jacobo Arbenz en 1951, creaor de un importante proceso de reforma agraria en 1952, que afectó seriamente los intereses de la empresa estadounidense United Fruit. El presidente Eisenhower lo acusó de comunista, desestabilizó su gobierno y finalmente lo remató con un golpe de Estado al mando del Coronel Carlos Castillo de Armas. Sin embargo, es Bolivia y el gobierno populista de Juan Domingo Perón en Argentina, los que más influyen en el Movimiento 26 de Julio para conformar la ideología y rumbo de la Revolucion. Castro estuvo en Bogotá en 1948 promocionando un encuentro estudiantil peronista cuando participó en el llamado bogotazo a la muerte de Gaitán. Es curiosa la carta o memoramdum que CFR reproduce, con fecha de noviembre de 1957, para perfllar la percepción que la CIA tiene de Fidel Castro, carta que aprovecha para dar los antecedentes de su padre y «grandes conflictos internos» en Fidel porque es el hijo de una doméstica que servía a los Castro. Este es su retrato de Castro, a partir del presunto documento de la CIA:

«Posee una oratoria exepcional y un ego enorme. Cree que el fin justifica los medios. Emplea la mentira. Cree que nació para transformar el muno y piensa a veces que es el hijo de Cristo. Posee el síndrome del Jordán, esto es, esta conveniencia o poder dar vida donde no la hay. Piensa que tiene razón en todo y organiza el levantamiento contra Batista con el Movimiento 26 de Julio y el ataque al Cuartel Moncada.

No es comunista, pero tomaría ese rumbo si lo necesita para su revolución. Nada contra la revolución, Mussolini decía. Nada contra el Estado. Se cree que mató a varios enemigos políticos. No tiene remordimientos y debe vigilarse porque desea exportar su revolución a Latinoamérica. Fin del informe __» [CFR, loc cit. 29]


En la misma casa de Sara Echeandía en El Vedado, se nos presenta al subsiguiente personaje. Es Luis Bular. Operador de los casinos de La Habana, alguien que «daba la impresión de vivir despistado»; pero, es seguido por los esbirros del Coronel batistiano Sosa Blanco, según lo advierte Sara Echeandía. Este el hombre que se describe como «un Playboy barato que acompañaba a veces a Guillo Salazar, uno que caminaba por Europa con Porfirio Rubirosa en Europa para disimular». Salazar es un doble agente de Castro que a la vez se ha involucrado al servicio de la CIA, por la vía de Trujillo y Batista. Es el «Clark Gable habanero». Luis Bular, aunque nadie lo supiera, era «a mano derecha de Castro».

Con el pretexto de Luis Bular, CFR presenta otro cronopio. Uno de sus parientes reales, como Sara Echeandía Font. Ahora oculta al personaje y le da magia con el nombre de Txilin Echeandía, «el hermano de Sara». Utilizando los contextos cubanos de la trama, se trasladan las anécdotas por las que Chilín Echeandía, el pepiniano y verdadero en la genealogía y elucidarios históricos puertorriqueños, es conocido. Veamos algunas cosas que CFR dice que correponden a hechos ocurridos en Puerto Rico:

«Txilin era el rey de la cárcel y afura de ésta... [...] Txilin se ponía con los pies hacia arriba y caminaba con las manos al tiempo que gritaba como Tarzán... [...] Para él, la vida no valía nada. 'Respeto a las mujeres y desafío hasta la misma muerte. Se comentaba que el puente sobre el Marneeh Chateau Tierry, a cien kilómetros al noreste de París, no cayó en manos de los alemanes por la defensa que habían protagonizado Getulio Echeandía y un hermano de Txilin y Rodrigo Font Echeandía, un primo suyo, que murió en ese enfrentamiento, días después antes del Armisticio...

En su adolescencia, Txilin mató a un jugador de apellido Collazo. La policía fue a buscarlo a su casa y él los acompañó con dos pistolas calibre 5 al cinto. El juez lo conocía y lo dejó en libertad condicional hasta el juicio. El cumplió. Volvió al juicio con las dos pistolas cargadas. Al salir culpable le dejó las pistolas a los policías que le habían aprehendido. [...] El decía a los jueces: Pónganse de acuerdo. O me mandan al calabozo o al manicomio, y con su permiso, me voy a dormir [...] Txilinnera un esquizofrénico, una víctima. Su padre lo castigaba físicamente, sin comprender que lo suyo era una enfermedad incurable... [...[ Txilin mató a dos enemigos con un cartucho de dinamita. Le puso los cartuchos en el trasero mientras los amarraba y los observaba a los ojos ese miedo del que va a morir. Txilin ni pestañeó» [CFR, loc. cit., 30 y 31].
A este «Chilín, el Malo», gánster, ex-convicto, desde niño guapo de barrio y antisocial en el Pueblo del Pepino, el novelista lo hace parte de esta historia mafiosa en La Habana. «A través de Txilin», Martin (Fox), «conoció a Luis el Patón» (por su cojera), que es un boricua al servicio de la Mafia de Lansky, «boricua muy valiente, de Caguas», a quien «mataron y lo dejaron hecho pedacitos en Chicago por meterse contra la mafia china». Es otro puertorriqueño quien en Chicago presenta a Martin con Lansky. En este caso, se trata del cantante Daniel Santos, el Anacobero.

Otro personaje que me parece importante en la novela es el Embajador de EE.UU. en Cuba, Spruille Braden, cuya actitud intervencionista se puede rastrear al año 1944, aunque, por otro lado, «as U.S. Ambassador to Cuba, Braden helped make possible the free elections in which President-Dictator Juan Batista's regime was voted out». De Mr. Braden, la voz narradora omnisciente de Font dice, que éste:

«... había discutido con Mr. Heever, Secretario de Estado, el asunto de los barbudos. En caso de nacionalizar las propiedades norteameicanas en Cuba, las refinerías, ingenios azucareros, bancos, hoteles, terrenos, fábricas, tratarían el asunto como el caso Arbenz en Guatemala. Derrocarían a Castro». [CFR, loc. cit., 23]
Obviamente, no entendemos a ésta con como una novela histórica, o de tesis, en la haya una documentación fidedigna y siempre precisa de la data histórica. Alerto como autor que es un juego y que se divierte poniendo todos los elementos juntos para aquella realidad prerrevolucionaria él que ficcionaliza: la mafia en los hoteles y casinos, la música cubana como personaje colectivo, los periodistas y corresponsales del Times jugando sus papeles de espías e informantes, el papel de los santeros y la negritud, etc. De hecho, la misma casa de la poeta Dulce Loynaz adquiere la misma importancia que el lujoso club El Tropicana.

Por el libro Cuba confidential: Love and vengeance in Miami and Havana [2003] de Ann Louise Bardach sabemos que para 1956, Ricardo Masferrer y sus Tigres, grupo paramilitar activo durante los años de Batista, que rancheaba familias. Los detalles que CFR ofrece en su novela sobre este personaje son más novelescos. Lo llama «El Cojo» y explica su afiliación y veteranía adscrito a las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil española, la fundación del Movimiento Socialista Revolucionario en Cuba por él y otros detalles. «Deseaba matar a Trujillo. Finalmente, llegaría al Senado de Cuba y formaría una ganga respetable. En Santiago de Cuba, su banda se conocía como Los Tigres y era muy sanguinaria» (loc. cit, 35], pero este detalle es sorprendente. «Respaldaba a Batista» (ibid). No en balde Martin lo consulta. Es un socialista de nombre, traidor del ideal.

El personaje que se mantiene más discreto en la novela es Meyer Lansky., Ausente de cualquier diálogo directo, sobre él es de quien habla todo el mundo. En torno a él, florecen los rumores. Resulta igual con Castro. Toda la novela gravita entre este par de opuestos. Castro es el guerrillero que con su triunfo en 1959 cambiará el clima de inversiones de la mafia en Cuba. Lansky, asociado de Lucky Luciano, es la persona que desde el decenio de 1930 echó las bases caribeñas para los sindicatos del Crimen Organizado y las ganancias ilegales. «He invested their illegal profits in an assortment of lucrative gambling ventures» [Ann Louise Bardach]. Miembro del hampa judía e italiana, estaba oficialmente a cargo de las concesiones de casinos en Cuba, designado por Fulgencio Batista Zaldívar mismo. Más condescendiente que con Luciano, el dictador Batista simpatizaba con Lansky y la amistad y negocios entre ellos habría de durar casi tres decenios.

Batista fue quien ofreció a Lansky y la Mafia el control de los casinos e hipódromos, así como las apuestas a grande escala y su gobierno «would match, dollar for dollar, any hotel investment over $1 million, which would include a casino license». Y siendo Lansky, socio de Luciano, era incómoda la presión del gobierno estadounidense para que Cuba deportara a Luciano, quien en 1947, «violating his parole, went to Cuba» [Hank Messick, Burt Goldblatt: The mobs and the Mafia: illustrated history of organized crime. Crowell Publishing, 1972].

En su prefacio, CFR anuncia que «pasó lo que pasó», pero no dice qué después de ese fin de semana de 1958, cuando Batista preparaba su fuga a la República Dominicana ante la inminencia del arribo de Castro. Lo que pasó y sirva como final de este ensayo: Lansky celebró sus ganancias por $3 millones en el primer año de sus operaciones como hotelero, dueño del Habana Riviera, cuya construcción e inversión fue por $18 millones. Antes que Fidel llegara a La Habana el 8 de enero, después del robo, Lansky huyó un día antes. «Many of the casinos were looted and destroyed that night, including several of Lansky's». Se atacaron los casinos y propiedades de hotel. El nuevo presidente cubano, Manuel Urrutia Lleó, cerró y nacionalizó tales propiedades y casinos. Para 1960, los juegos de casinos son declarados ilegales. Se calcula que Lansky' perdió un mínimo de $7 millones.

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Wednesday, July 29, 2009

El Abuelo y la mansión del monte



A ninguno de los sobrinos le gusta que se vaya de visita a casa del Abuelo y se les obligue, por una estúpida convención de familia, a festejarlo y conversar con él. Es un viejo descocado. Regañón, bueno para dar extraños consejos, y filosofar sobre las muchas puertas por las que fluye el tiempo, en superposición y conexión con el Hoy / Ahora / físico. Todas las múltiples versiones de futuro de las que habla se relacionan a una singular versión del espacio.

El no ha perdido la costumbre de su hablar vibrante. Para emocionarlo sólo basta que se le plantée el tópico del tiempo. El misterio de los universos futuros que se comunican mediante la emoción con el presente físico. «Cuanto más poderoso es un futuro probable, más fuerte la urgencia de elegirlo». Cree que la fuerza de voluntad es la mayor de las virtudes.

En su casa, nunca puso luz eléctrica. No le interesa saber del mundo ni por radio ni televisión. El Abuelo medita, o piensa deliberadamente, en los futuros o realidades, que le cuadran. Pone mucha energía en tales pensamientos y ha advenido con tal poder atractivo que atrae luz de entidades cuya luminosidad es interior y habla de Tejas de Fuego y su tejado es luz. Para el Abuelo, cuyos ojos son todavía centelleantes, «la luz está dentro del cuerpo», no fuera. En la oscuridad, puede ver más eficientemente que un búho.

Además de que vive en otro tiempo, en cierto arcaísmo caprichoso, su casa está muy distante del Pueblo. «En un monte lejano, oscuro y sinuoso», como dice la madre. Sin embargo, por voluntad de su último hijo, recientemente fallecido, un día al año se le dedicaba para ir a verlo y que no muera solo. Es el día de su cumpleaños. Y el abuelo cumplió los noventa inviernos.

Siempre se tuvo la impresión de que el Abuelo, por su aislamiento y las crisis económicas del país, se habría arruinado. Y, peor juzgado, se le tiene por miserable. Hay un cierto fastidio porque no se acaba de morir. Es más, se comenta que él los enterrará a todos. Su salud es envidiable. Sigue estruendoso como si llamara a las gallinas, o animales en sus traspatios, en lo más oscuro de esas noches del monte.

Hace 40 años, su casa fue una mansión, siempre bien cuidada, digna de un hacendado y extrañamente, ya por la viudez, no la vive mas que él. Uno que otro vecino lo visita. El Alcalde le paga para que informe si ha muerto. Hay quienes alegan que él habla con el Diablo desde que murió la Judía / su mujer. «La única que aprendió cómo el aire controla la vista; el éter, el sonido; y la emoción de la voluntad, abre los tiempos».

El terreno de su propiedad es vasto. Desde hace diez años, cuando se descuidó la costumbre de visitarlo, acentuado por el hecho de su viudez, sobre lo que los sobrinos discuten es la riqueza que él pueda dejar y a quiénes. Otros hijos del Abuelo desparecieron; pero el Abuelo no es quien asegura que haya sido así; él lo que dice es que se han ido a dimensiones que él llama «Los Devachanes», mansiones de riqueza y reposo en los futuros probables. Y se ha lanzado a buscarlos, a viajar en el tiempo y, cierto es, están en otros devachanes que no son a la semejanza de éste, su casa construída y bendita por la bondad de este monte.

«¡Ese es un viejo solitario y excéntrico!»

«Es debido a la muerte de sus hijos y su esposa que se deschavetó».

Ahora, sí, ahora... los sobrinos se desvelan por lo que tiene él como dinero guardado. Han rastreado si paga los impuestos y averiguaron que tiene los impuestos pagados por anticipados hasta una fecha qye supone que él vivirá varios siglos. Paga con rocas de oro, estupendamente cotizadas por evaluadores. «Una pepa de oro se engarzó a un cuarzo, con ribetes diamantinos y una forma de huevo, que él llama el primer huevo de Seb en sus corrales».

Según esta cáfila de especuladores, ni sus propios padres dejarán para ellos alguna herencia, como la del abuelo. Alguno que otro, en estos años, ha ido como espión y le lleva un regalo, alguna bagatela y conversa con él... «¿Es cierto que el monte guarda una mina? O es mentira del señor Alcalde». Es inútil que se le saque información distinta a la que él gusta para explayarse: por ejemplo, el día que una lluvia de culebras color bronce llenó los campos. «Eso es una leyenda y, supuestamente, data de los tiempos de los indígenas que hoy no existen, los días del exterminio». El anciano dijo que las culebras le hablaron («como nadie me visitaba ni me hablaba ninguno, comencé a hablar con ellas, a veces de año en año regresan y, para mi sorpresa, me respondieron; dan sus secretos» y, entonces, lo pensaron desquiciado o embustero. Lo adjudicaron a la muerte de su esposa. Su esposa se llamaba Nachash, que significa Serpiente en hebreo. Y el dominio del tiempo, sí... sus espiritualidad exótica, ayuda a que se le piensa más loco.

El no da cuenta sobre la verdadera extensión del monte donde vive y si realmente es suyo; él prefiere decir que el Monte es sagrado. Deja que vengan científicos e ingenieros de minas. Nunca hallan ni los fósiles de la serpiente de bronce que ante teólogos y antropólogos él ha descrito con lujo de detalles... Muchas bendiciones acaecen donde el Abuelo pisa, con la gente que le habla con verdad, sin mala voluntad. Pero a muchas millas, a la redonda, se sabe que él toma por ciertas las leyendas sobre el Monte de las Serpientes y del demonio que vendría a convertirlas en cisnes. «El viejo es chiflado, sí. Pero es inofensivo y generoso».

Otro de los sobrinos, que murió hace dos años, uno después que su padre, se infartó al saber que aún la casa en que vivió, como un bueno para nada, fue un regalo del abuelo a su padre y que, en el negocio familiar de abarrotes, el dichoso Abuelo figura como socio inversionistya y, al parecer, dio todo el dinero. «Ese abuelo miserable es rico». Obsesionado con la riqueza del Abuelo, se murió de un coraje. «De codicia», diría el Abuelo. Dijeron que ese día vino y le pagó el entierro y unas misas.

«El Abuelo nos está enterrando a todos», dijo otro que, por primera vez, se plantearía si será probable que una cierta granja de Gallinas de Seb y de Cisnes de Kalanhansa, en el Monte de las Serpientes, sea lo que al Abuelo le permite su generosidad, porque, aún siendo sobrinos ingratos y presumidos [dizque con el beneficio de ser muy urbanos, hijos de la Gran Ciudad], cuando iban al campo a verle, no iban por amor. Sus padres no regresaban con las manos vacías: Lkenaban sus camionetas con costales de frutas, viandas y verduras; y siempre había un pretexto para plantear al Abuelo una emergencia, una deuda, un problemilla que no era suyo, un capricho para el menor o el mayor... Y no era que el negocio familiar de abarrotes fuese tan mal.

Como dijera su hijo: «Del negocio de abarrotes nos dio carrera nuestro padre y nos pagó hasta las bodas; pero, así como generoso, el Anielo lo es con otros, debiera ser con su hijo, Mamá. ¿Qué puede esperarse de un vejete que rechaza la luz eléctrica porque piensa que, con la voluntad, el interior del cuerpo irradiará más luz que los volcanes?».

Es verdad. Se las pasan haciendo planes con la herencia del Abuelo, porque ya el Padre no cuenta. Se murió. El que decía:

«Tarde o temprano mi padre, tu abuelo, se muere y ya que es a mí el quien él quiere o ha procurado más; único entre sus hijos que no lo dejara solo, me heredará», pero, vana espera. Se murió. Y, paradógicamente, se supuso que, anteriormente, el Abuelo enterró a seis de sus hijos. Seis tíos que ellos odiaron gratuitamente porque eran campesinos, distintos a quien se vino a la Ciudad para ser abarrotero y conocer la luz tecnológica de las centrales hidroeléctricas, las pantallas de la Televisión y los noticiarios por radio. «El Abuelo habla de viajes intergalácticos y agujeros negros y no vjo, como nosotros, cuando en tiempos de Kennedy, el hombre pisó la luna. No vio nada ni por televisión», observa un sobrino. Y el padre dijo: «Da qué pensar. Es que mamá era judía y no fue mujer de campo, hasta que se casó con él».

En su entierro, el Abuelo dijo a la viuda de su último hijo: «Este fue el único que rechazó lo más valioso que yo y su madre le quisimos dar».

«¿La hacienda? No sea mentiroso. Usted no quiso que él la vendiera y, si él no la vende, para nada nos sirve, un monte de serpientes en un villorrio de supersticiosos».

«No hablo sobre la hacienda. Hablo sobre lo que mi viudita recopiló de las conversaciones mías con las serpientes y el mensajero del Tiempo».

Aquella mujer ignorante, incrédula, pragmática como todos ellos, volvió a reírsele en la cara y gesticuló de modo que no quedara dudas a quienes le miraban que estaban delante de un loco, viudo de una judía más loca; pero, ya suavizando su habla, le dijo:

«¡Ay, Abuelo! No nos complique la vida. ¿A quién, entre nosotros, les ha gustado el monte de donde usted no ha querido salir jamás? Dígame uno que sea campesino en esta generación, a partir de mi difunto esposo... Todos estudiaron. Son administradores, universitarios y tecnólogos en cualquier especialidad y lo hicieron para no quebrarse la espalda, con el azadón al hombro... y hasta el día de hoy ansío yo, como lo hizo su padre, ahi difuntito, que vistan de limpio desde que se levantan hasta que se van a la cama con sus mujeres... ¿A quién ve usted, entre nosotros, que le guste liarse las horas criando gallinas cagonas y alimentando cisnes, a la vera del riachuelo yendo por caminos de fango?»

«Pero el campo hace a la gente fuerte y prudente».

«Mi esposo murió prematuramente. La Ciudad no lo mató, no diga eso».

«Es el sufrimiento lo que mata».

«Pues, sí. Usted con su egoísmo mata desde el campo porque no ha soltado esos terrenos que nos habrían servido más y de una buena vez para solucionar los problemas que mi esposo se lleva a la tumba... Usted, que no ha querido ser socio de empresas que están yendo a la ruina, por falta de avales, usted que tiene la mente llena de musarañas y una actitud y tosudez arcaica que aleja a todo el mundo de su lado, usted nos mata».

«¿Qué me ocultó mi hijo? si yo se lo hubiese dado todo. Yo le ofrecí lo más valioso, la verdadera heredad y se negó a aceptarla...»

«¿Criar gallinas y pajarracos? ¿un acuario de serpientes?»

El Abuelo ahora comprende. A todos faltó la paciencia para visitarlo, oírlo y comprenderlo. Es lo mismo aquí que allá. Se burlan de él, devaluándolo y no disimulan el deseo de verlo morir. «Usted es quien debiera ocupar ese ataúd», le habían dicho cuando se personó al velatorio.

Se sintió herido, al fin. Y preparó su cosas para irse, sin quedarse para el entierro. Sabía que no era bienvenido. Ninguno de los sobrinos le dijo: «Quédate: Al menos, entierra a éste, nuestro padre, porque fue el menor y más querido de tus hijos».

Antes de que regresara al monte, uno de los hijos que había custodiado el ataúd en la noche, vio que el Abuelo puso dentro del féretro un manuscrito. Disimuló para que el Abuelo no creyera que había observado el sigilo con que abrió el ataud y escondió el paquete.

Ahora que el Abuelo ha partido, se ha atrevido a sacarlo de la caja. Lo ha leído a vuelo de pájaro, a altas horas de la madrugada, en secreto y lo retuvo para sí. Como administrador de los fracasados negocios de su padre y del supermercado, que aún parece bendito por la sombra del Abuelo, después del entierro, hizo un llamado privado a todos los hermanos, su madre y allegados, cuando se fueron los extraños que todavía daban pésames a diestra y siniestra.

«¡Estamos salvos!» y fue por el manuscrito. «¡El Abuelo nos ha dejado todo!», grita eufóricamente. Estaba literalmente bailando. Y parecía una celebración profana por las risas y algarabías burlonas que inspiraba el Abuelo y esta noticia inesperada.

«¡Y yo que creía que ese jijodeladesgracia era un tacaño loco!»

«Nos heredó en vida».

Pero, según pasaron las semanas, tras consultar legalmente lo que, en cierto modo, fue una herencia, se hicieron evidentes también las condiciones. Y el tropel familiar, nutrido como nunca, sin faltar uno de los hermanos, esposas e hijos, fueron a visitar al Abuelo. Especularon si, como familia heredera, convendría que el Abuelo viviera otros 90 años, o se acabara de morir, porque si es así habría que tomar precauciones. A sordas, se comentó si valdría la pena que este viaje se aprovechara para matarlo. «Ayudarlo a morir», fue el eufemismo.

Cuando llegaron al monte, un portal anunciaba un rumbo hacia El Devachán, nombre de la hacienda y la mansión. Les pareció que, antes que visitar los Gallineros de Seb y los criaderos de ibis y gansos, a los que se entraba por unos referidos cercados con paso hacia túneles, explicados con gráficas en el manuscrito, había que procurar al Abuelo. Y celebraron la existencia de un rótulo a la entrada de la Mansión. Decía: «El propietario se ha ausentado y vivirá con sus hijos».

La risotada fue ensordecedora. Quien leyó festejó: «El viejo ha muerto».

Se acercaron a leer.

«Dice que se ausentó, no que esté muerto», observa la madre.

«¿No te das cuenta? No tenemos un sólo tío paterno vivo. Todos están muertos, como papá... este rótulo fue su forma de anunciar su muerte, su deseo de unirse a ellos... nadie nos quitará lo que él ya dio y lo puso en nuestras manos con su manuscrito, su última voluntad».

Y entonces se animaron a pasar a la sala. Para la mayoría de los sobrinos fue la primera vez en diez años que entraban a la casa. Hallaron la puerta entreabierta y una oscuridad y frialdad que les helaba. No imaginaron que fuera posible. El hecho fue que, con su entrada, pese a la cautela del husmeo, se hallaron en medio de la entrada de un túnel. Algo en la arquitectura y el ambiente de la vivienda y su antiguo esplendor, ya no existía.

«¡Vámonos de aquí», anunció el primero que experimentó pánico.

La mansión había sido totalmente desamueblada. Pero no estaba deshabitada. Haciendo memoria, contando pasos, encendiendo linteras de mano, distinguieron lo que debió ser la sala, y por su cacaraqueo, una Gallina clueca y un Cisne como sus anfitriones. Por último, una voz... que les dijo:

«Los esperaba».

El Abuelo se materializó como si fuese un conjunto de haces de luz, presentándose con semejanza humana. Sucesivamente, por el mismo proceso, vieron a su viuda viva y cinco de sus hijos, presuntamente muertos. Y vieron al Cisne gigantesco y una gallina, agitando las alas a sus anchas, como dándoles la bienvenida.

Y creyendo que eran apariciones infernales se apresuraron todos a huir, casi bricando y aplastándose los unos con los otros. Y no volvieron más.
___________

Sunday, July 26, 2009

Encrucijada / Ideal insatisfecho


Yo sufro por razones epistémicas,
por obseso con la raíz dialéctica
de todo, por olfatear
lo que se esconde, se hurta,
se maldice.

Tristeza tengo ante opiniones
a las que doy rechazo
pero son asumidas como verdades
por aquellos con gran capacidad
para quemar a otros vivos.

Soledad me alcanza aunque yo
la rehuyo al hacerme solidario
de alguno que sufra lo que yo.

Internamente, la rebeldía me persigue.
Me marcan con sello de Caín.

Es que el alma irascible no la quiero
a mi pies y tampoco la concuspiscencia
se hizo para mí; es que mi razón,
por terrenal, no encuentra cielo.

04-07-1980 / El hombre extendido

*

Ideal insatisfecho

Siempre quise, no sé si por tonto
o porque me eduqué para confirmar heroísmos,
que haya un héroe civilizador, alguien que me sirva
de ejemplo siendo que somos más salvajes
que los monos darwinianos... siempre
que exista Tot, aunque no sea deidad
ni faraón. Que haya sujeto así, como Abraham,
lo quiero, aunque no funde pueblos
ni oiga Vientos que codifiquen misiones
ni espectros de zarza ardiente vinientes de lo Etéreo.

Siempre un Hermes quise
aunque sea pagano y, a la postre,
en vez de tres veces grande, tres veces
humano, inocente, fraterno,
uno tres veces pequeño...

Que existan lo quise y que nadie
los alcance para clavarlos en algún madero
o matarlos a pedradas a la entrada del bosque...

No sé, si por tonto o por haberme educado
para entender al rebelde, me duele que haya mártires
y que la opresión y la muerte sean el juicio
de los poderosos para quienes son tan sólo
inocuamente tiernos ante la doliente
carencia de plenitud...

04-07-1980 / Estéticas mostrencas y vitales



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Indice / Tantralia / De lo ilusorio a lo kármico / Indice: Estéticas mostrencas y vitales / Estéticas mostrencas / Estéticas, I, II / Canto al hermetismo / Parte 2 / Parte 1 / Preámbulo / Los tipos folclóricos de Pepino y la cultura popular e histórica ./ Familias perdieron 1.33 trillones de dólares en 3 meses / Drugging America y Dark Alliance: Reseña de Libros / Entrevista: 250.000 iraquíes han sido asesinados . / «Target: Patton»: el libro de Robert Wilcox / Reseña / Convocatoria / «Cantos de la Experiencia», poemario: En torno a William Blake / Meditación del fin de año / 35,000 niños mueren a diario por el hambre /

Wednesday, July 22, 2009

Manifiesto del Interés Propio [1]


Majorities can be tyrannical… What I find must repulsive
in America is not the extreme freedom reigning there,
but the shortage of guarantees against tyranny:

Alexis de Tocqueville


Un fantasma de tradición recorre toda Europa.
Brinca la barda y llega a otro hemisferio.
América ha recibido el Manifiesto del Desmantelador.

El interés propio tiene precedencia.
Abajo sea el grupo que no se pone en pie
sino a través de la misericordia y la benevolencia fraudulenta.

Hay que derrocar a los parásitos que del andrajo
han hecho un Santo Grial, su propia verónica de penas.
Derrocar al bicho que no paga al gobierno
sus contribuciones y, por tanto:

A los monarcas absolutos que ya dicen «Papá»
y de su niñez antojan que sea perpetua
y no se acabe nunca la mamila.
.
A los prusianos de gesticulación benevolente
que dan su culto, su fe, sus viles pasiones
y a Bismarck lo llaman Canciller, se dirige.

Tradicionalistas: ¡enteráos que Bismarck vive!
Y la ignorancia racional enciende a garrotazos
sus clamores y el tambor es un engaño lógico barato
que depende de los tributos a la renta
en menos de un cerrar y abrir los ojos al futuro.

Declaramos que abajo sea la transferencia
del paternalismo, abajo el que da
y derrocha con el pretexto del pobre,
porque sólo modifica la injusticia y no la acaba.
Sí, que muera el welfarismo, con las sabandijas
de su origen burocrático y robo institucionalizado.

La tradición está tan cerca que América
y el mundo comen Cheerios y el Estado Benefactor
es el que engorda a estos animales económicos,
tímido rebaño de obreros de lentejas congeladas
y de cervezas frías, bocas que aplauden
con cada sorbo al Establecimiento.
Ya no piensan que la caridad es voluntaria.
Demandaron que se viva para otros.
Que el altruísmo sea su dogma contra el ego.

La tradición está a las puertas con su lema:
Abajo el que no piense como yo.
El capital lo que requiere es egoísmo.
Que sea éste el fundamento antes que las mayorías
al capitalismo lo asesinen en las calles.

¡Enteráos, Bismarck vive! Y lo mismo es amigo
de los Woopies jubilados que de un ejército
voraz de carniceros; el Manifiesto ya dice:
¡Desmanteladores, pongan el alto!

Que no viva Solón con su parche en el ojo
de pirata si es la encarnación fraudulenta
de este mal: la protección política del necio,
la perfección de la blasfemia práctica:
Estados intervencionistas que con sus manos
roban lo privado, depauperando al rico…

Este es el «Manifiesto del Rational Self-Interest»:
Hay que derrocar las mayorías, todavía son verdugos
con su mano tullida, pordiosera. Todavía son la tiranía
que rumia y salta de contento cuando triunfa
cada estímulo inmoral que la sostiene
y le paga el pan y el circo.

La Tradición viene amenazadoramente
para redimirte, Individuo. Cabeciduramente victoriana,
el ala benévola que contra la extracción de la renta
del próspero dirá; ¡Basta! y a la extorsión de los políticos
les pondrá un remedio. Házte oír, truena los dedos,
abole de raíz tanto parasitismo vestido de piedad
y santos votos. Guarda este Manifiesto reeditado,
házle sus odas de egoísmo en las urnas
que son cálculos aproximados de consenso.


De Oda al hermetismo


* Este poema, con algo de ironía, es parte de un extenso trabajo político-poético y mi crítica a los políticos de la Nueva Derecha, anti-pobre, anti-altruísta y anti-étnica que se ha entronizado en los Estados Unidos. El autor, en su calidad de ciudadano politizado, sostiene un blogsite de discusión de asuntos comunitarios y políticos, donde expone sus ideas e investiga a los políticos corruptos que, de ser electos, dañarían su comunidad.

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Tuesday, July 21, 2009

Para menospreciarte / Para desalentarte / Para neutralizarte


Nadie tiene la verdad completa: la racionalidad humana
no permite conocer todo en un solo acto; hay que ir viendo
los aspectos desde las distintas perspectivas.
Jesús García Álvarez, escritor español

Te voy a pasar la cuenta. No protestes.
Algo me debes: ¿crees que tienes la verdad?
Pues no. No la tienes y por eso hablas
de tu vida sufrida, de explotadores que te coartan,
de identidad y seguridad no conseguida.

El pobre es quien siempre debe algo.
Debe, en primer lugar, el ser inadecuado,
la carencia de verdad en su vida.
No saben ser felices y pretenden
evitar el sufrimiento ajeno,
desmontar tiranías y opresiones.


08-12-2002 /

<><><>

Para desalentarte

Los débiles dan mal imagen a mi mundo.
Carecen de los mínimos fundamentos
y repudian que se les pida cuentas.

Y la pobreza misma les pasa su factura.
Es que viven y, seguramente, no merecen la vida.
Son inseguros, no luchan, vegetan.

Quieren si tolerancia, aunque sean
violentos, cáfila canalla, jauría.
El mundo por su causa es este drama mediocre.

Un perpetuado lirismo de culpa. Un lamento
dizque que por la identidad amenazada.
Juntos lloran, juntos callan, juntos son cómplices

<><><>

Para neutralizarte

Pero, ¿qué identidad pudieras tener tú, guevón?
vives aunque no lo sepas
en vacío identitario: tu única vivencia
es la insuficiencia... Es más, eres la causa
de la violencia que sufres; en adición, inspiras
la violencia impuesta.
El que es fuerte es quien te pone
a raya y cobra la deuda
que tienes con la sociedad.
Tú la pagas porque la pagas.
Para eso estamos
los que te despreciamos, iluso pordiosero.

2.

Te voy a pasar la cuenta. No protestes.
Es nuestra obligación. Manejamos verdades
que tú no manejas... Ni como copión estás
a nuestra altura. Lo más temible a que llegas
es parecerte al payaso fundamentalista.

Y cuando más sabroso te imaginas,
terrorista, es más terrorista el terror nuestro
porque somos el Estado y su élite, superiores
en el arte de tejerte las redes de captura
y somos la araña venenosa y tú el insecto
atrapado en la urdimbrada. Tú, telarañado.

<><><>

Para que te autodestruyas

¿Cómo que tu misión, o tu humanismo,
es luchar por el fin de la injusticia?
Tú creas la injusticia, adeudas,
revientas las arcas públicas cuando hay crearte
cárceles, el castigo, armas con que peleas,
y con que tú mismo te hieres. Siempre eres
el que dices SI a la guerra y a la cárcel.
Eres el que delinques y das motivos a censura.
El tonto tentado. El autodestructivo.

¿Para qué quieres libertad, si bueno eres para nada?
Querrás de seguro reproducirte como el bicho malo,
y joder los equilibrios ecológicos
con tu indisciplina, tus feroces deseos,
tu monstruoso miedo a lo que desconoces.

Es mejor que sepas que el bienestar material
casi nunca visita la casa del imbécil.
Has nacido para depender de quien te pasa
el débito, una factura que enseña, poco a poco,
a que te disciplines. Tenemos el derecho
a sujetarte a la ley del Pez Grande
y a que te coma. Tú eres el insignificante.

<><><>

Para que te desgastes

¿Qué eres motor de la historia, semilla airada
del cambio revolucionario? No me hagas reir.
En épica de luchar y morir no hay mérito alguno.

Tienes vocación para el desgaste,
matiz de inseguridad, de carencia de valor,
No vivirías a la altura del individualismo.

El poder no se comparte y si tienes poder,
invocado por deseos colectivos, adeudas
tal poder. Lo habrás robado al Estado.

Temerario, oh atrevido, a punto estás de cometer
un crimen que, de seguro, nadie te perdonará.
La masa será la que te cuelgue de los güevos.

No es dable para tí distribuir lo que no es tuyo.
Lo primero que no te pertenece es la totalidad
del mundo; si así fuera, serías uno de los nuestros.

Y no lo eres. Eres un deudor del Tercer Mundo.
Tu ley, el menor esfuerzo, la diversión,
pasividad alienante, tú, ser a gusto, neutralizado,

08-12-2002 /
El libro de la guerra

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Monday, July 20, 2009

Los Alcaldes en San Sebastián del Pepino (1800-2004)

1. Los Alcaldes

En Puerto Rico las Tenencias a Guerra se crearon en 1692. Estos Tenientes eran representantes del gobernador en diferentes puntos de la isla. Como sistema organizativo, las Tenencias son muy antiguas. Las había en el reino de Aragón en los siglos XI y XII, constituyendo una entidad no sólo militar sino también administrativa y judicial. En la isla, surgen como un instrumento para controlar el contrabando que reinara en los puertos costeros con la complicidad de núcleos poblacionales cercanos en tierra adentro. El Dr. Fernando Picó ha observado que «para 1692, con el objeto de un mayor control de los díscolos habitantes, se constituyen las tenencias a guerra de Aguada, Ponce y Loíza», «además de las de Coamo y Arecibo». [1]

Es importante destacar que en este listado incompleto de Tenientes a Guerra y Alcaldes, si algo lo empobreciera, es la carencia causada por la pérdida de documentoa relacionados al municipio. El pueblo de Pepino (hoy San Sebastián del Pepino) fue fundado en 1752. Habría que llamar al Capitán Poblador [2] su primer funcionario oficial; pero adviértase que aquí sólo se han nombrado, en principio, a vecinos conocidos por los documentos disponibles. Estos nombres mencionados corresponden a individuos que los archivos municipales y el Fondo de Documentos sobre Gobernadores confirman una vez se construyó la Casa del Ayuntamiento, en cuyos bajos estuvo la Cárcel Municipal en 1808.

El edificio es símbolo del poblado urbano; pero, una institución administrativa de carácter municipal supone unos funcionarios de tipo diverso, en pueblo y campo, y desde el mismo momento en que al pueblo se le concede un «Acta de Fundación» [3], los nombres existen, aunque algunos no hayan llegado hoy a nuestro conocimiento. En cuanto ésto es cierto, ¿quién fueron los funcionarios que aplicarían unas leyes básicas de gobierno y dictarían las ordenanzas municipales desde 1752 y por los subsiguientes 48 años, siendo que los Tenientes a Guerra conocidos y que aquí se listan datan del año 1800?

Posiblemente, antes que se crearan las Tenencias a Guerra para el poblado pepiniano, toda una serie de Comisarías de Barrio funcionaban, máxime si consideramos que la Villa de Aguada fue entre el siglo XV y XIX «padre de municipios como San Sebastián del Pepino, Rincón y Aguadilla».

Acerca de las Tenencias a Guerra, Andrés Méndez Liciaga en su Boceto histórico del Pepino nos recuerda que éstos eran nombrados y destituídos por el Gobernador, «a su entera libertad». En ausencia de Escribano público o real, por má de tres meses, se entendía con «los instrumentos de contrato, compras, ventas, cambios, traspasos, obligaciones, poderes, testamentos y codicilos» que requieran autoridad pública. Hacía cobros pertinentes «por razón de su empleo y comisiones»; «formaba inventario de los bienes de los difuntos, a pedimento, o de oficio, y los remitía a Tribuna del Gobierno para las diligencias de partición, división, adjudicación, nombramiento de tutores y curadores, con lo accesorio a ello, incidente y dependiente. En este respecto tenía limitadas algunas facultades» (Méndez Liciaga, 20).

Advierte el historiador Méndez que llegó a darse el caso de «algunos Tenientes a guerra que, al fallecimiento de algún vecino se intruducían oficiosamente en las casas mortuarios a exigir la cédula testamentaria o memoria de su última voluntad para elevarla a testamento, procediendo a hacer los inventarios judiciales sin autorización y contra la voluntad de los herederos». Para evitar estas irregularidades, durante la administración del Gobernador Miguel de la Torre, en 1831, se crearon las Juntas de Visita, compuesta por el Regidor o Alcalde, un Comandante de Cuartel, dos comerciantes (entre los mayores contribuyenetes), dos agricultores cn similares requisitos, el cura y un secretario. (loc. cit., 21).

Adam Szaszdi, en su ensayo La Municipalidad de San Germán en Puerto Rico (1798-1808), nos describe algunos puntos interesantes sobre la administración durante esos períodos.


Los Tenientes a Guerra que se nombraban en las distintas poblaciones de la juridicción tenían que notificar su nombramiento al Cabildo sangermeño, que al mismo tiempo ejercía una cierta autoridad económica... Por ejemplo, en 1807, el ayuntamiento dio comsión al teniente a guerra de Mayagüez, para que tomara medidas para evitar la alteracion de precios y para contener a los regatones...

El Ayuntamiento de San German recibía ademas las credenciales del Administrador de Rentas del Correo de Mayagüez. El Administrador del Correo de Mayagüez se encargaba de la condución de los cajones de pleigos que llegaban a Mayagüez en los buques correos, embarcaciones de guerra y barcos particulares. Gozaba de ciertos privilegios: no se podia alistar como soldados a sus mensajeros ni requisicionar sus caballos y estaba exento de la obligación de servir en cargos... (loc. cit.

Szaszdi, por igual, brinda informes sobre la elección anual de los «Alcalde de segundo voto» y los «Alcaldes de la Santa Hermandad» y los requisitos esperados para establecer un Cabildo con los mejores hombres: «personas las más beneméritas, de buenas costumbres, opinión y fama, que no fueran inferiores ni tuvieran raza alguna de morisco, judío ni mulato».

César González Mínguez nos refiere, por su parte, a una estructura de origen medieval que podemos hallar implícita en el rol de Alcalde de la Santa Hermandad: «las hermandades concejiles, al menos las de carácter general, surgieron en períodos de inquietud o de debilidad de la monarquía... En tales momentos los concejos aspiraron a ejercer el protagonismo político del que se sentían depositarios en el seno de la vertebración político-institucional del Estado» (C. González Minguez, loc. cit).

Algunos Alcaldes de Hermandad que, fungieron como tales en Aguada, San Germán y otros territorios, del que Pepino había sido parte antigua, fueron:

Capitán Juan López de Sigura: Teniente y Capitán a Guerra del Partido de San Francisco de Aguada en 1684, Alcalde Ordinario del Pueblo de Aguada, 1685 y Alcalde de Santa Hermandad del Pueblo de Aguada.

Capitán Eugenio López: 1688, Alcalde de Santa Hermandad. En nombre suyo, fue sobrino de Capitán Juan López de Sigura.

Don Diego de Arroyo: 1686, Alcalde de Santa Hermandad

Alférez Diego de Figueredo: 1686, Alcalde de Santa Hermandad

Andrés Lebrón de Quiñones: 1691; Alcalde electo y Alcalde de Santa Hermandad.

Don Juan Mejía: 1690, Alcalde de Santa Hermandad.

Don Cristóbal de Medina: 1689, Alcalde de Santa Hermandad

Capitán Juan Ortiz Vélez Borrero: 1684, Alcalde de Santa Hermandad; 1688

Alonso Ortiz de la Renta: 1687, Alcalde de Santa Hermandad

Alonso de Quiñones: 1689, Alcalde de Santa HermandadJuan de Quiñones: 1689- Alcalde de Santa Hermandad - 1690 - Alcalde de Santa Hermandad; 1691, Alcalde de Santa Hermandad

Capitán Don Pedro Sánchez de Matos: (1688), Alcalde de Santa Hermandad

Franciso de Soto: 1683, Alcalde de Santa Hermandad, 1687, Alcalde

Sargento Mayor Juan de Torres de Figueroa: 1683, Alcalde de Santa Hermandad; entre otros.

Al mismo tiempo, Pepino participaría de acontecimientos históricos que dieron cierta relevancia a su procedencia territorial. La separación de Pepino, como municipio, es más antigua que la de Aguadilla, que se separó de Aguada en 1775 por gestiones de Don Luis de Córdova.

El historiador Jorge L. Chinea [4] menciona algunos de esos acontecimientos históricos que explican la formación de estas Tenencias a guerra en pueblos tan vecinos como Aguadilla y Pepino. El contexto es la importancia de la ruralía como escenario de tenencias de tierra («land tenure»), dificultades de acceso a montes (a la sazón, idóneos escondites) y especifidades y preferencias de economía y de asociación con las clases sociales o el poder público. En ocasiones, como bien ha dicho Rafael A. Torrech, «los nombres de los barrios trazan contornos borrosos de viejos hatos, cotos, haciendas e ingenios; proyectan patrones de colonización y de explotación de la tierra; reafirman diluidas herencias y persistencias indígenas; y exhuman remotos colonizadores para develarnos su hablar, sus costumbres, sus imperativos, sus devociones, y por qué no, sus mentalidades». [5]

En cuanto a lo económico, Pepino inicial tuvo una economía hatera. Es significativo que en 1775, en el área oeste el 82% de la tierra estaba dedicada a hatos ganaderos, en contraste con 18% para producción agrícola. [6] En cuanto al carácter, los pepinianos y aguadillanos son enjuiciados por las autoridades como «gente díscola» (F. Picó, loc cit.). A ésto se refiere Méndez Liciaga, citando la observación de Fray Iñigo Abad y Lasierra, cuando tras mencionar que en esta época el pepiniano se inclinaba «exclusivamente a la crianza de ganado» y, ante otros cultivos agrícolas, como la caña, pensaba que eran «labor propia de esclavos». Del café vendían la cáscara, a falta de molinos para limpiarlo. El cultivo del café «requería poco cuidado y tenía salida segura, pues los extranjeros lo solicitaban mucho por la excelente calidad del aromático grano».

Méndez Liciaga, lo mismo que Fray Iñigo Abad, dedujeron de la actitud, la propensión «a la adquisición de fortunas rápidas» y al cultivo de subsistencia (yuca para el pan de casabe, maíz, frijoles y arroz). El pepiniano de los primeros cincuenta años de organización como pobladores se interesó en el contrabando, a través del trueque.

En cuanto a lo histórico, pese a ésto, el carácter caprichoso, presto al rápido enriquecimiento y otras peculiaridades de idiosincracia, ante el peligro se unen. El contrabando con extranjeros existe, pero no la sumisión a ellos, lo que explica que, en Aguadilla, se repeliesen valerosamente los ataques de corsarios ingleses y colombianos en los siglos XVIII y XIX.

Cuando el gobierno español realmente teme y decide actuar, extendiendo a otros pueblos su autoridad militar y administrativa, es decir, las Tenencias a Guerra, en estos dos pueblos el hecho detonante es una conspiración de esclavos en Aguadilla en 1795.

slave conspiracy in Aguadilla to Haitian mercenaries. ... http://www.preb.com/geneal/domaguad.htm

1800-1806
Cristobal González de la Cruz – Teniente a Guerra

1807-1812
Lucas Martínez de Mathos –Teniente a Guerra

En los días de los primeros Tenientes a Guerra, por marcha del rey Fernando VII y la presencia invasora francesa, se vive en la península un vacío de poder que para 1808 se intensificará. Napoleón ha invadido a España y los españoles se resisten patrióticamente a este dominio. Los liberales puertorriqueños aprovechan el ánimo patriótica de la resistencia para impulsar mejoras al régimen colonial. Para Cuba y Puerto Rico, la mejora consistiría en ser reconocidas como provincias para gozar de las ventajas que tal condición jur1dica conlleva. Entre ellas, enviar representantes, con voz y voto, a las Cortes de Cádiz o la Junta Suprema.

El 4 de mayo de 1809, día muy esperado, se efectuaron en Puerto Rico las primeras elecciones de su historia para escoger un diputado que representara a la Isla en la Junta de Gobierno del Reino. Entonces fue electo Ramón Power y Giralt, quien en 1812 llegará a ser primer vicepresidente de las Cortes de Cádiz.

1812: Alcalde Constitucional José González

Sus regidores: Don Juan Estéban Nuñez, Don Miguel Vélez del Rosario, Don Miguel Ramos, Don Antonio Martín González, Don Antonio Pérez, Don Lucas Martínez de Mathos (Síndico Procurador) y Don Juan Antonio de Fuentes (Secretario).

1812-1813
Manuel Ramos –Teniente a Guerra

Cuando Power y Giralt es enviado a las Cortes, quien mantiene al Pepino informado de sus logros es Manuel Ramos. Es el portavoz público de las noticias que se relacionan a la tarea más notable de las Cortes en ese tiempo: elaborar una Constitución. La Constitución de 1812 estuvo en vigor sólo seis años y en períodos distintos. En el primer periódo, su vigencia se extiende de 1812 a 1814. Aunque el regreso de Fernando VII es para la misma Constitución un revés, ya que el rey derogó el texto original. Con dicho acto, restauró la Monarquía Absoluta.

Esta Constitución estuvo basada en el principio de soberanía nacional, mas el gobierno en las manos de un monarca. Establecía que el Rey y las Cortes podía aprobar leyes conjuntamente. Mas Fernando VII, con el apoyo y avenencia de la Iglesia Católica y una Alianza (que incluyó Rusia, Austria y Prusia), combatió a la gente que apoyó a los franceses (llamándoles afrancesados, así como los liberales que utilizaron las Cortes de Cádiz como Convención Constituyente.

1836 a 1837 (cuando se promulga una nueva constitución) 

1813-1814
Tomás Rivera

Es durante el Alcalde Tomás Rivera que se conoce que, por Decreto de 4 de mayo de 1814, Fernando VII derogó la Constitución de 1812.

1814-1817
Joseph “José” González

Durante la regencia de Joseph González, se aprueba el 10 de agosto de de 1815, la Cédula Real de Gracias que establece la libertad de comercio. Hay una crisis de liquidez de oro y los isleños luchar para dar impulso a la economía. El ganado, el cultivo de la caña, la producción de miel, tabaco y café son los renglones en los que sea una mayor inversión.

1817-1817
Manuel Ramos

1817-1818
Andrés de la Cruz –Teniente a Guerra

1818-1818
Miguel del Río

1818-1819
Juan Pablo Luciano de Fuentes

1819-1820
Miguel del Río

1820-1820
Joseph “José” González –Alcalde Constitucional

El movimiento liberal en España se hizo tan fuerte y se propagó por toda España. Fue la razón por la que el rey finalmente firmó la Constitución of 1812 en 1820, iniciándose el llamado Trienio liberal, que duró Hasta 1823. No obstante, su firma. Fernando VII, continuó combaiendo a los liberales y envió contra ellos los 100.000 hijos de San Luis y, más tarde, las tropas de la Santa Alianza.

El ejército de San Luis restauran otra vez más el absolutismo de Fernando VII, quien volvió a revocar la Constitución.

1820-1821
Miguel del Río –Alcalde Real Ordinario

Con el Alcalde Miguel del Río, cesa la Alcaldía Constitucional. Se fortalece los conservadores aue gozan el amparo de la Iglesia Católica Romana. En España, se producen arresto de muchos dirigentes liberales y los gobernadores, nombrados enviados por el Rey a Puerto Rico, vienen con el mismo celo anti-liberal. El pretexto de arresto suele ser la acusación de que los liberales trangredieron la Doctrina Borbónica que alega que la autoridad soberana sólo puede residir en la persona del rey. Las Cortes de Cádiz, en 1812, crearon una Constitución sin su consentimiento.

1821-1822
1ro. José Bartolomé de Medina; 2do. Juan Pablo Luciano de Fuentes

En unas elecciones en 1820, se restablece la Constitución de 1812 y para ambos primero y segundo Alcalde Medina y Luciano de Fuentes, respectivamente, servirán los siguiente regidores: Don Joaquín López de Victoria, Don José Antonio Vélez, Don Miguel Ramos, Don Miguel Vélez del Rosario, Don Antonio Martín González, Don Juan Francisco de Sotomayor, Don Juan de los Santos Jiménez, don Juan Estéban Nuñez, los síndicos procuradores Don José Jiménez y Don Andrés de la Cruz. El secretario municipal será Francisco Antonio de Fuentes.

La tarea más trascendente de este periodo fue el deslinde, efectuado el 26 de marzo de 1820, de la jurisdicción de Añasco. Acometieron la tarea el Alcalde de segundo voto, de Pepino, Juan Pablo Luciano de Fuentes, con el Alcalde Primero de Añasco, Don Juan Miguel de Arcelay. Ambas partes representadas por alguno de sus regidores y los síndicos procuradores.

Esta misma Administración, en noviembre de 1820, creó el Acta de Constitución de la primera Junta de Sanidad Pública, hizo acuerdo para la toma de agus y un acuerdo de vacunación de vecinos, en el mes de diciembre. La Junta de Sanidad quedaría presidida por Bartolomé de Medina, en abril de 1921. El «curioso» en Medicina, José de la Xara y el cirujano Antonio de Zapata, fueron nombrado para dar seguimiento a los planes.

1822-1822
1ro. Joaquín López de Victoria (sustituido) 2do. Toribio Irizarry

1822-1822
1ro. Tomás Villanueva Cintrón –reemplazó a López de Victoria

1823-1824
1ro. Antonio de la Vega 2do. Francisco Pérez de la Cruz

1824-1824
José de la Xara (Lajara)

1825-1826
Juan de los Santos Jiménez (Ximénez)

1826-1827
Nicolás Nogués

1828-1831
Miguel López –Teniente a Guerra Alcalde

1831-1832
Leonardo Pérez –Teniente a Guerra Alcalde

1836-1838
1ro. Andrés Cabrero 2do. Agustín Cabán

1868-1839
1ro. Carlos Vicente Arbizu 2do. Juan Román

1840-1842
1ro. Juan José Liciaga 2do. Manuel Cubano

1842-1843
1ro. Miguel López 2do. Nicolás Hernández

1844-1845
Manuel Antonio González

1846-1846
1ro. Pedro josé Trujillo –Accidentado

1846-1847
Andrés Cabrero –Teniente a Guerra

1847-1848
1ro. Juan José Liciaga

1849-1849
Mariano Cestero

1849-1850
Francisco Linares

1850-1851
Juan Ramón Aguirre

1851-1852
Ramón Díaz –durante el mes de junio

1852-1853
Bernardino López de Victoria –de septiembre a febrero

1853-1853
Andrés Cabrero –de marzo a octubre

1853-1853
Pedro Antonio Perea –durante el mes de noviembre

1853-1853
Ramón Díaz –durante el mes de diciembre

1854-1854
Pedro Antonio Perea –de enero a noviembre

1854-1855
Bernardino López de Victoria

1855-1855
Pedro A. de Perea –durante el mes de diciembre

1856-1856
Francisco A. Lugo –de enero a febrero

1856-1856
Bernardino López de Victoria –durante el mes de marzo

1859-1857
Manuel Camilo de la Vega

1858-1858
Pedro A. Perea

1859-1860
Antonio Firpo

1861-1861
Joaquín Martorell

1861-1862
Francisco Caparrós

1862-1862
Gonzalo O’Neill –de febrero a junio

1862-1862
Francisco A. Lugo –de julio a agosto

1862-1862
Pablo de Rivera y García – de septiembre a noviembre

1862-1863
Francisco de Aguilar –de diciembre a julio

1863-1863
Carlos Vasallo –de agosto a octubre

1864-1866
Joaquín Martorell

1866-1866
Carlos J. Gabaraín –de enero a marzo

1866-1866
José Muñoz 1866-1867
José Segundo Vázquez

1867-1868
Luis Chiesa

1869-1869
Simeón Farris

1869-1869
Esteban Carreras

1870-1870
Francisco Caparrós –durante el mes de enero

1870-1870
Simeón Farris –de febrero a julio

1870-1870
Sebastián Fornaris –de agosto a diciembre

1871-1872
Miguel Fermín Laurnaga

1872-1872
Rafael Rodríguez Seno –durante el mes de abril

1872-1872
Fernando de Arce –de mayo a octubre

1872-1872
Simeón Faris –de noviembre a diciembre

1873-1873
José Antonio Irizarry

1873-1873
Ramón Lugo

1873-1873
Pascasio Moreno

1873-1873
Juan Angulo Meléndez

1873-1873
Sebastián del Valle

1873-1873
Eladio Romero –por ascenso del anterior

1873-1873
P. R. Cabrero

1874-1874
Miguel Tomás Laurnaga

1874-1876
Francisco Caparrós

1876-1878
Manuel Gil y Sénchez

1878-1880
Luis R. García Sánchez

1880-1880
José María Caballero

1881-1887
Luis R. García Sánchez

1887-1889
Joaquín Aldea Berenger 1890-1891
Demetrio Hernández

1891-1891
José María Caballero

1891-1892
Pedro Arocena y Oronoz

1892-1892
Ballester –durante el mes de mayo

1892-1893
Hipólito García Mantilla

1893-1893
Pedro Juan Arocena

1893-1895
Joaquín Oronoz

1895-1898
Jacinto Rodón

1898-1898
Manuel Rodríguez Cabrero

1899-1904
José González Hernández

1904-1910
Narciso Rabell Cabrero

1910-1924
Manuel Rivera Negroni

1924-1925
Narciso Rabell Cabrero

1925-1929
Antonio Sagardía Torrens

1929-1929
Pedro Echeandía Vélez –6 meses

1929-1933
Getulio Echeandía Vélez

1933-1937
Manuel Méndez Liciaga

1937-1941
Joaquín Oronoz Font

1941-1945
Juan Evangelista Cortés

1945-1956
Arcadio Estrada Linares

1956-1969
Rafael Méndez Cabrero

1969-1977
Ramón Román Hernández

1977-1981
Carmelo Méndez López

1981-1989
Ramón Román Hernández

1989-1992
Silverio Salas Quintana

1992-2004
Justo Medina Esteves

2004-

Javier Jiménez Pérez


Bibliografía y notas

[1] Fernando Picó, «Hacia una historia de la sociabilidad puertorriqueña», en: Exégesis(Año 11, Núm. 31)

{2] Capitán fundador

[3] Acta de Fundación

[4] Jorge L. Chinea, «Race, Colonial Exploitation and West Indian Immigration in Nineteenth-Century Puerto Rico, 1800-1850», en: The Americas, Vol. 52, No. 4 (Apr., 1996), pp. 495-519

[5] Rafael A. Torrech San Inocencio, «Los barrios de Puerto Rico. Historia y Toponimia», en: V Taller Internacional de problemas teóricos y prácticos de la historia regional y local (Instituto de Historia de Cuba, La Habana, 22 al 24 de abril del 2002}.

[6]Francisco Moscoso, «Land Tenure and Social Classes in Puerto Rico, 1700-1815», conferencia presentada en el Lehman College del City University of New York en abril de 1992.

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