Dentro del corazón están todas las cosas:
la riqueza soñada, la cosecha infinita,
la ciudad de doce puertas hormonales,
la Sión descendida con luz del sol humano
en el árbol del cuerpo y en la piel de la dicha.
Por ésto tienen prisa de belleza
los que saben cargarse de razones
para hallar en su núcleo
su leptón de fondo,
su verdad de quarkonio.
Otros, ni esperan.
¡Los más tontos!
Se dan el revolcón con la fatiga,
pero, en caducidad de símbolos,
cosiendo en balde y poniendo el hilo,
y entran por ventanas redondas
al corazón en vilo, a la piel de salagón,
a las blandas texturas de la biología,
y se pintan solos y se visten de salamandra
y camuflaje (en tu nombre, corazón)
y se leen en colores y figuras
sus falsos sueños y caprichos.
El tatuaje es un mero simulacro.
Es una llaga de linfa: el agua dulce y fluyente
de Zaza, detenida entre alcorques y represas,
lejos de las Alturas de Banao, el sanctus spiritu
mirándose en las láminas de tinta, la charca
de Rorschach, con ave zonza en abrojos, sin nido.
El yantra verdadero no se pinta.
Es el cuerpo hechizado en los tres mundos.
Traillokya Mohana.
4-9-1982 / Tantralia
Monday, March 10, 2008
Ante un tatuaje
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