Si la realidad suprema no se manifestase en una variedad infinita, sino que permaneciera confinada en el interior de su singularidad compacta, ella no sería el poder supremo ni la consciencia, sino algo parecido a un cántaro: Abhinavagupta
Cit me cita, autorrevelándose.
Ella brilla por sí misma aunque esté oscuro.
Me cita con un movimiento de cadera.
Cit es una braga que se escurre
por la garganta más húmeda
de Ananda, de Maruxa, de Georgina.
Cita con beatitud.
Me da dichas supremas.
En desnudez me cita
y el Jñana no es secreto,
una chica lo tiene y lo conozco con ella,
calato, en cueras, sin vestido.
Toda la carne se diluye en suspiros,
con espasmos de spanda.
Soy en la esfera quinta de energía,
simultáneo con la luz y las tinieblas,
y ninguno dice ESTOY, más bien, somos.
Citado por Cit, yo soy ésto que me cita:
el universo entero derramado,
el arrastre de los besos,
el meteco del Icchá trenzado en Ella,
comido por su encanto.
En la Kriyâ de sus charcos navego.
Subo a sus muslos tersos como de luz infinita.
Me filtro en sus endijas, atravieso
el nocturno firmamento y los umbrales
que cruzan el vacío: Cit me cala…
… con su cálix y yo salgo por las formas de luna
que chuparé de sus pechos; me descarno
en relámpagos para tocarla toda,
salpicándola, robándome su incendio.
Cada trueno es volcán que erupciona
con savia, grito de luz, debajo del ombligo,
camino de su púbis, saliéndose de adentro.
Me cita es la absorción formada
por todos los colores, me arranca la cabeza
y sigo vivo; es que mata el ego de la noche.
Es que forma un ángel, tan shivato
con zumos de su ovario.
Entonces, cachemiro los soportes verticales
de sus vibraciones, me spando hasta el espasmo,
me expando a su luz y fundamentos
y no quiero otra cosa que sus malezas
electrificantes, su orgasmo que es la molicie
de las ojas, las miradas de sus ojos
al cadáver que deja por los míos
cuando ceso en sus rajas
y su reposo.
30-9-1990 / Tantralia
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