Meditación sobre el tercer chacra
Allí estaba, casi a mitad de mi tallo,
Tu mundo, Geburah, y tu vasija de cuello largo
(abajo / arriba / fuera / aguas turbulentas,
estanques oscuros, tal vez abismos,
qué sé yo) y un cazador de simios y serpientes.
La victoria es tan difícil desde aquí.
El testigo se va aparentemente.
Ese que sabe ver el Todo, activamente,
con las rajas de cálida alegría y apasionado ímpetu.
El testigo veedor con energía que salva,
con sattvas de armonía; ese tranquilo Budhi,
justo encima del ombligo se detiene,
y nos deja en la presencia de seres residuales,
fementidos, traidores, ventajosos.
Con burócratas, ideólogos huecos de Chesed,
árbitros de rutinas, cantores de fatalismo,
merolicos de órdenes rígidos, botelleros de vasijas
de cuello largo, cazadores homicidas, encantadores
de cobras y de jivas, me hallé. Y eran las GUNAS
del Estanque, eran los fantasmas de mí mismo.
… porque desde aquí, justo encima del ombligo,
fue que hablaron los demonios del ahamkara
para hundir sus puñales y herirte,
aquí caíste, kármico y doliente.
Aquí se marcaron los samskaras,
aquí la energía esquilmada,
la sangre que no coagula,
tu cicatriz abierta, aquí cautivo
fuíste de los cazadores, mordido
fuíste por las cobras venenosas.
Aquí has de vencer la TAMA
de las memorias descuidadas,
temerosas, resistentes.
3-11-1992 / Del libro Tantralia
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