a Rachell Elisa
Todos los días me palpo
para saber que estoy vivo, todavía
en alguna partícula, sabido en el pellejo,
entre 100 billones de células al menos
alojado, adherido a siete cuerpos
con 7,000 cuatrillones de átomos
que yo reclamo míos.
Y, de cierto, que me he convencido
que, por más que me descobije y afane
por buscar a la Nada, no podré.
Si la vida se riñe con la muerte
que finita, no hay muerte
porque la sustancia siempre está viva
y lame nuestros párpados
cuando quisieras cerrarlos para siempre.
2.
Hay sustancias llorosas que codician los ojos
y lo mejor de la pupila.
Hay niñas hechas de sustancia
que nos buscan el iris y no siempre para dejar amores
pues nos dejan la vida.
Esto de morir es sólo un ritornello,
negocio de un eco que siempre se repite,
regresando. Y yo trato de morir cada noche
negando huesos y músculos, quedándome
muy quieto, acostado como en ataúd
de ataraxia e impertubable silencio.
Y llegan las voces de la noche,
del más allá que no veo y es cuando más hablan
y es cuando yo más escucho y siento que me jalan
a un viaje y es cuando más me muevo
sin usar automóviles, sin la movilidad
que me dan las extremidades.
O mi arrastre, o mi aliento.
Viajo a un interior que parece una sopa de burbujas
en otras dimensiones, veo cuán disperso estoy,
yo que me pensé el compacto, denso, yo
que cuantifico todo a fin de valorarlo,
y comprendo que es inútil esa falsa objetividad
de lo medible:
«los entes son más que infinitos».
3.
Y puede que no sean siete cuerpoS
con 7, 000 cuatrillones de sustancias.
Cada átomo ahora parece inagotable.
Cuatrillones de veces más que divisibles
y veo cómo se descomponen, oigo el ruido
que hacen al decirse adiós unos a otros
al saltar órbitas en los microespacios,
o qué sé, en lo sidéreo.
Oigo núcleoe que se vuelven OM, rezos
cuando sueltan la luz y forman su propio imperio
en lo oscuro... allá, en este viaje, yo no sé
si es fuera de mí o dentro.
También cada noche me palpo
para saber si estoy muerto, o asegurarme todavía
que estoy vivo y si lo estoy.
lo confirmo en la mañana. Estoy todavía
en alguna partícula.
sólo que sabido en el pellejo,
entre 100 billones de células al menos
alojado, adherido a siete cuerpos.
De «Yo soy la muerte»
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