Monday, June 07, 2010

Dice Gustavo, el maestro / Frag. 43


43. Conversaciones magisteriales

Don Manuel Esqueda le hizo la pregunta que una vez, ante el Director del ARC, Mr. Frazier, le hizo la Directora Escolar, la Fideicomisaria, la Guardiana sargentuelesca y, otras, las madres airadas, cuando él las puso en evidencia al cuestionar el por qué de algunas de sus decisiones: «¿Eres un oficial de audiencias o has ido a una escuela que te instruya sobre 'an arbitration-like process', o eres sólo un (entro) 'metido'?»

«Si en la escuela hago cierto arbitraje es porque ARC me cita y, si no me llama, me 'meto; porque son mis alumnos», le dijo a la directora. Ella lo mira, indecisamente, como uno que se toma el riesgo de desafiar reglamentos que la escuela impone. El filosofa al decir que las 'las personaliddes autoritarias y rígidas' sobre lo que dan su testimonio es sobre su falta de fe.

«No tienen fe en ningún ser humano y creen, equivocadamente, que es con muchas leyes, que el sistema visibilizará su transparencia y justicia. El no opina que este estado de cosas, tales como ausentismo crónico, infracciones regulativas y pandillas, se enfoca adecuadamente en la escuela. Cita un dicho que dice: «Cuando es más corrupto el estado, hay más leyes». En rigor, menos confianza en las relaciones humanas y en la búsqueda de soluciones «in a non-courtroom setting».

Con respecto a otras personas que, como la Guardiana hostil, que a Gustavo le piden credenciales en el área de resolución de conflictos con los «today’s chronic truants who shall be the tomorrow’s criminals», él responde que el verdadero entrenamiento que é recibe se lo da en el salón de clases. No el que haya terminado un cursito de semanas de los que autoriza la Fiscalía de Distrito. En su caso, se trata de un curso en el que él, como maestro, lleva más de diez años y apenas siente que lo comienza. El maestro no deja de aprender jamás sobre el comportamiento, sea de niños o adolescentes. Y aprende a ver en sus comportamiento un espejo silencioso y verídico de lo que pasa en las casas de ellos y entre sus vecinos.

Lo que lo hace especial es que, como maestro, siempre le ha tocado enseñar, no siempre porque lo elija, en las escuelas donde hay más etnias y, consecuentemente, alumnos que dependen del «Free Lunch» o el almuerzo a precio reducido para que no vengan desnutridos. En el mayor número de casos, los padres delegan en el Distrito que sea la escuela la que susttuya la cocina de la casa. «No hay tiempo, cuando se trabaja dos turnos, y hay que pagar altas rentas por la vivienda para que se esté la madre cocinando y lavando platos tres veces al día», suele ser un argumento con que se han quejado los padres de su uso del Teleparent. «Usted me envía recados como si yo no tuviera que salir a trabajar» y, cuando ellos dicen a la Directora escolar, la misma queja, se les exonera y la Administración viene y desautoriza al maestro.

Gustavo ha sido desautorizado en muchas ocasiones y comenta con otros maestros. «A mí me pasa igual, mas no voy a enojarme. Cuando es un caso grave y el alumno no me respeta en lo mínimo, lo fracaso. Se lo envíe a otro maestro, con paciencia que yo, o si no tengo opciones, porque la administración me desautoriza, yo le doy una «C» al muchacho, lo apruebo aunque no sepa ni cómo se llama, que se salga del sistema, ya con un diploma de menso; pero que no se queda en la escuela. Si las estadístcas de graduación, o de egresados, parecen 'exitosas', la Directora lo agradece. Me dice: '¡Qué buen maestro es usted!' y ésto sí que es una ironía, una paradoja, que me feliciten por graduar a un payaso, por darle un diploma de imbécil, a la postre».

Otro colega, maestro de mucha veteranía y que se jubila este año, le advierte a Gustavo: «Como tú, creo que teóricamente no hay 'estudiante malo'. Cada uno tiene potenciales, unos son más brillante que otros. Aplico aquí el mismo lema que el compositor alemán Robert Schumann tenía: Talent works, genius creates. Aún la mediocridad buenamente canalizada da sus resultados; la vocación, entrenada, producirá el futuro Einstein, o la Madame Curie... Pero, sea talentoso o del montón, el alumno presuntamente 'malo' en nuestros sistemas masivos de educación pública, es la bolita que nadie quiere y que nos vamos pasando... Nosotros recibimos la bolita, a la altura del nivel de preparatoria. Vienen con lastres de su educación primaria y secundaria y, en verdad, yo comprendo la queja de los maestros que han tratado con ellos del séptimo al noveno grado. Son alumnos que llegaron con el lastre y rezago de su mala escuela primaria y esos son los maestros que te dicen lo que yo, al cabo de 30 años de experiencia pedagógica, tengo ya muy claramente comprendido. Aún, con ellos, se puede redimir un porcentaje... Te daría esta cifra: no más del 76% y ésto es consistente con un estudio de la California Youth Authority que, en 1997, que alumnos que dejaron de ir a la escuela entre el quinto y sexto grado, definidos como 'malos', y que pierden un promedio de educación equivalente a dos años, serán los que, en el futuro, serán arrestados y, cuando vuelvan a la preparatoria, darán muchos problemas si el maestro no trabaja con la verdadera causa que los condujo a su despreocupación con los estudios, el ausentismo crónico, el desvío: más podrido que el estudiante hay un plexo de relaciones domésticas en que ese alumno malo vive. El hogar. Hay 'alumnos malos' porque el hogar es malo. No digo que es el hogar como institución moral, o que se componga de malas personas. Me refiero a hogares destituídos como centros de vida para el estudiante; hogares donde alguien dice, 'ahí me los educan' y coloca toda la carga al maestro... La escuela tiene, desde esta teoría, que hacerlo todo. La escuela que les ofrezca el desayuno. Que le diga que se bañen. Que les timbre un reloj en su casa para que madruguen. La escuela que le enseñe moral. Les moldée el carácter. Les supervise cada instante y, finalmente, les conceda un diploma... si no se los das, como te pasó con esa madre, se enojan... se enoja más a la madre que al alumno porque el chico sabe que ha sido un holgazán y renegado... Yo conocí a una maestra, fue quien me dio esta visión, que puso un rótulo dentro del salón, que resumía lo que digo: 'Alumno malo, hogar malo'. La expulsaron. El día que se fue había retado a los alumnos a invertir el mensaje y llevárselo a sus padres: 'Soy Alumno bueno, Aunque mi Hogar es malo' y, otro menos, ruidoso, 'Somos los Alumnos buenos, de los Hogares Buenos'. Es una amarga medicina, dijo ella. Cuando la expulsaron obtuvo un empleo, con salario tres veces más alto que lel que devengaba en la escuela... Estos son milagros, aún difíciles de que sucedan en este Distrito local, pero ésto sucedió en distritos peores estadísticamente que éste. En el Este de Los Angeles».

Don Manuel Esqueda, «amigo comunitario de todos los jóvenes de Santa Ana», está recorriendo unas calles del antiguo barrio Delhi, con Gustavo y sus 'homes', El Cholo y El Buddy. Gustavo le ha contado anécdotas como las descritas en el trayecto. Para Don Manuel, ésto no fue nada nuevo. El cree en empujar, hasta crear «diferencias» en el 'estatus quo', y se las pasa inventando proyectos motivadoras y lleva decenas de años con tales esfuerzos. Ha ganado la fama de ser un «héroe» de las misiones educativas. Gustavo lo reconoce como tal y se impresiona tan imprevustamente cuando oye que ja prometido a los dos alumnos que les acompañan que él los becaría, sacando fondos de sus propios de sus bolsillos, si ellos se comprometen a echar ganas a sus estudios. Les garantiza ayuda, incentivos moral y ecónomico, en la medida que esté a su alcance, si dejan las pandillas, el ausentismo y el graffiti, por un mejor conocimiento de sus potenciales.
A Gustavo le dijo: «Estoy de acuerdo con lo que comentaste sobre ese programa de los Hearing Officers y los árbitros. Tenemos que hablar más sobre ese asunto... y vamos... llévame a El Salvador Park, que veo a El Buddy deseoso de bailar y versificar con 'rap'; yo mismo escribo mis poemitas a veces y me gusta cantar a los barrios antiguos de Santa Ana».

Cuando se metieron en sus carros, Esqueda iba con Gustavo, siguiendo el carro de El Buddy hacia Artesia-Pilar. Don Manuel manejaba y escuchaba atentamente lo que Gustavo le contaba sobre arbitraje e intervención en conflictos.

El hecho es que muchos de estos «árbitros ad hoc», muchos vinculados a distritos escolares, para 'certain criminal matters', tienen una mentalidad policíaca, y su prestigio crece a medida que logran lo que les ha sido definido, aún exigido por el Corralón Administrativo, como restituciones apropiadas, a la Vaca del Estudiantado y a los pequeños corrales del vecindario. En la metáfora de Gustavo, el maestro está en medio de la Vaca que da de comer a todos, el estudiante, el Corral que se lleva la mejor tajada y el alumno que, tomado aisladamente, es la vaquita que corre el riesgo de ser aplastada, el individuo subterránea, casi atropellado, en esta organización clasista de poderes y jerarquías.
Vecinos y árbitros «como éstos de quienes les hablo», están éticamente mortificados por la cantidad de disputas vecinales, cansados de raterías, holgazanerías, entradas ilegales e infracciones regulativas, técnicamente definidas como «retribuíbles», porque, cada uno quiere lo suyo. «Si su hijo se orina en mi patio, o en mi puerta, o mi pinta un graffito, ¿por qué yo he quedarme con las manos atados y echarle bendiciones al transgresor?» La mentalidad es la que caracteriza a Miss Meteorito: «Que les corten la mano», o que venga Hammurabi. Pocos tienen fe ante procesos de audiencias informales que sólo provocan «stay-away directives» y, en el mejor de los casos, cuando hay resoluciones, sonoras reprimendas para que los periódicos y bitácoras comunitarias tengan aliemento. «Todo se vuelve un chisme y una rivalidad», suele decir Gustavo.

Indice

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41 / 52 / La amistad y la política en el plantel escolar El hijo de un guerrillero / 11, 12 y 13 / Entre la narrativa y la poesía / Libros de Carlos López Dzur / «Teth cumplió 33 años»: Carlos López Dzur / MasRoyNet / Carlos López Dzur / New Evidence That George Bush Was an Unserious President

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