47. Una situación peligrosa
Un día después que Gustavo dijo a El Cholo que ya se le ha citado en ARC para consulta sobre él, su alumno (el Distrito considera su expulsión de la escuela), sintió que jovencito lo miraba con miedo. ¿Podría confiar en él? Le pidió (¿se imagina?) una prueba de confianza.
«¿Qué dirás?», insistía.
Sugería al preguntarlo: «¿Consideras que ando en malos pasos? ¿Que la cabeza rapada me marca como delincuente? ¿Víste a los que me patearon? ¿Me juzgarías como a ellos? ¿O sólo te orientas por la amistad que tengo con El Buddy? ¿Se puede decir algo bueno sobre mí si soy gang-alike, distinto a otros que viste en El Salvador Park y parecen vatos más locos?»
El Cholo me confesó el secreto de su peor travesura: «Lo que pasó sólo El Buddy y yo lo planeamos. Cuando no se hable con respeto del cantón en que nacimos, de nuestros barrios antiguos, dijimos: Los desmentiremos. Vamos a declarar que es mierda todo lo que se diga y lanzaremos el papel para el culo de los habladores. Por eso echamos servilletas al aire, o lo que sea, para que se limpien sus bocas. Lo pensamos. Lo juramos. Lo hicimos... Ese es mi secreto. Ahora díme un secreto tuyo».
Y Gustavo comenzó por lo siguiente: «Cuando uno es maestro, siempre se guarda como secreto algo que observara, o que vive casi todos los días. Una veces son cosas desagradables, pequeñas cosas, y se es discreto. Las calla. No echa de cabeza a quien molesta. Absorbe dolor de su medio. Hay que vestirse de paciencia, no de cholo... Otras veces son asuntos mayores. Uno tolera hasta que ya no puede... En la misma clase en que estás, hay un alumno al que yo no defendería, como haré contigo. ¿Quieres un secreto para que lo guardes? ... Hoy he tolerado algo. Me quita a lot of peace of mind. And it mean it. A lot. Fue un susto. Una situación casi límite y me conduje por amor a todo el grupo. Con ello, tal vez salvé muchas vidas, o evité una tragedia, ¿me crees?... Alguien estaba armado en mi salón de clases... y evité provocarlo. A veces uno tiene que salvar el pellejo, o evitar que alguien que es capaz de matar, lo haga por pánico o desesperación, o por inmadurez. Uno no puede adivinar si alguien ha de matar a sangre fría si se le desafía, o se siente amenazado. Que alguien saque una pistola y dispare en la clase tal fue mi preocupación de esta mañana... Mi pregunta para tí es ésta, ¿podrías prepararte para que no seas un provocador nunca y si uno que proteja cada lugar donde vayas? Ahí mismo, entre tu palomilla, dondequiera que te reúnas y podrías ser el agente que interceda por paz, por no violencia, que seas quien vele por la seguridad del grupo, que sepas, con un silencio, o con prudencia, mantener la armonía, quien salvando su pellejo salve el pellejo de todos?»
Gustavo tuvo una lección especial con la que instruir al alumno ese día. Una lección mutua sobre la admnistración de los riesgos y el pensar con anticipación sobre las consecuencias de alguna decisión. Tenía el derecho a la autodefensa por principio. Levantar el teléfono y llamar a la policía, acusar al alumno armado, mas hacerlo habría puesto en riesgo al grupo. El peligro lo tenía frente a frente, dentro de cuatro paredes, a salón lleno de otros niños, en condiciones demasiado delicadas.
«¿Tuvíste miedo?»
«Por mi pellejo. Y aún así, me tragué el miedo... y pensé en ustedes... En algún momento, ese joven que estuvo conmigo, a sólo unos pasos, de espalda a ustedes, se levantó, recogió unos papeles caídos accidentalmente al piso, y, al agacharse, ví la cacha de la pistola que llevaba oculta bajo la camisa. La llevó a la clase y significa que la detección de armas, la vigilancia en la escuela, es deficiente... El miedo me corrió de los pies a la cabeza. Disimulé con sangre fría. El supo que yo ví lo que cargaba. Yo pude haber llamado su atención y de inmediato haberlo reportado a la policía, al Director de la Escuela... mas pensé que, dentro del salón, esa decisión les pondría en riesgo a todos, incluyéndome. La mirada de él no me dio confianza. Sé que es temperamental y peligroso. Que llevara un arma encima es indicio de miedo. O que otros lo persiguen por su estilo de vida. El no es sólo miembro de alguna palomilla del tipo en la estás tú. Es alguien que ha estado en un reformatorio, la correcional de menores... pero yo apliqué la sicología; me la fui llevando bien con él, tranquilizándolo, durante la hora. ¿Notaste que hasta bromeamos?No le dije: Te ví un arma, te voy a acusar, correré a reportarte... él puede esperarme a la salida, echarme unos balasos, él puede estar temeroso de que alguien de una pandilla rival lo espera... Comprendo el miedo. Hay momentos en que uno tiene que echarse a un lado... Esto es parte de ser maestro bajo delicadas condiciones... yo sé que él me agradeció que yo manejara ese momento a su favor... no lo hice sentir más culpable de lo que ya se siente, porque él hizo mal al venir armado... y por eso, te digo este secreto que no creo que diré a El Buddy. Esto es el secreto que me pedíste. Guárdalo. Un acto de confianza entre nosotros dos. Puede que no siempre yo me pueda reservar un reporte como éste. Es un riesgo. Me puede costar el empleo. Mas hay una lección aquí que yo aprendí y quiero que aprendas... Un chisme puede originar mucha violencia. Una indiscresión, una apurada actitud por dárselas de héroe, o por cumplir un reglamento, puede ocasionar una tragedia. Hay que esperar los momentos precisos antes de cumplir con algo que resulte en el bien de todos».
«Sí. Lo entiendo, maestro».
«Ahora te diré algo que sí lo hablaré con El Buddy. Lo que ustedes hicieron, por las motivaciones que ya me dieron, lo comprendo. No lo justifico porque está mal. Tirar papel en medio de un evento no es un crimen; pero, ¿qué tal si hubiese sido una piedra, una botella, un objeto? ¿Qué tal que fueran unos balasos?... Todo lo que se hace mal tiene o pequeñas o graves consecuencias y, a veces, no siempre, en proporciones similares... Esto no es una broma. Mira lo que ha sucedido. Ahora la escuela les juzga a los tres por conducta delincuente. Nadie ríe la broma, o el chiste, si es que creyeron que lo hecho lo fue o no tuvo consecuencias ni malos resultados... Lo que voy a pedirles es que acaten con humildad las sanciones escolares. Que escriban una carta disculpándose. Prometan que serán prudentes... Basta que digan que no volverán a hacerlo...»
«Si no me expulsan, yo si escribo esa carta y me disculpo. No sé si El Buddy lo haga», dijo El Cholo.
«Házlo tú. Que sepan que eres mi alumno. En cuanto a El Buddy, yo le diré esto mismo que te digo: Tú no pongas el peso de todos los problemas de injusticia que tiene el mundo en tus hombros. Eres joven y ese peso no es sólo para que lo cargues tú cuando apenas comienzas a vivir. Lo que es injusto se debe sobrellevar poco a poco y entre todos... Uno tiene que aprender hasta del insecto. Por más fuerte que sean, fisiológicamente en su peculiar naturaleza, los insectos, de la hormiga a la abeja, trabajan socialmente en grupos. Ninguna hormiga se echa un terrón de azúcar, o alimento, en la cabeza o las patas y lo carga solo. Todas empujan. Si es un gránulo de azúcar con lo que pueden, eso llevan. No dos ni tres, reventándose. Eso es la sabiduría... En una comunidad, sea el Logan de Doña Chepa, o el barrio Delhi de Esqueda, cada miembro debe imponerse una tarea con la que pueda cumplir. Esqueda da becas, motiva los niños. El sabe qué es lo mejor para su servicio... y eso es algo que debe aprender, El Buddy en Artesia Pilar... porque es muy exagerado y cruel para él mismo que se crea la «Consciencia de Joaquín Murrieta» y lleve esa carga solo y a la edad que tiene. Es bueno que acepte que es un mocoso todavía. Y es inteligente, es muy capaz. Yo tengo tanta fe en él, como en tí... y apenas lo conozco. Lo admiro... No quita que haya que trabajar en la idea de la consciencia social y cómo se va militando en ella, ¿entiendes? Poco a poco, persuasivamente, evitando errores...»
Indice
Indice / Novela de tesis / pedagógica / 1. Preámbulo / 2. El Estado Dorado y Exitoso / 3. ¿Cuál es «El divino tesoro»? / 4. La cazapremios que vive entre ratas / 5. La llaman Meteorito o La Gorda / 6. «Usted es un progresivista, no un trascendentalista» / 7. Dos papas podridas / 8. El certificado de defunción / 9. Un demonio vestido de santito / 11. El hijo de un guerrillero / 12. La exportación del miedo / 13. «Soy de donde mejor me convenga» / 14. «Y de mí, ¿qué va a decir?»: La Shakira / 15. En el submundo de la Rosa Salvaje / 16. «Los marcianos llegaron ya»: Miss Meteorito / 17. «Tras viciosos, malagradecidos»: Rosie / 18. Cruzarse de brazos / 19. Sobre conejas, premios y el Título X / 20. «Por amor a mi cantón»: El cholo / 21. «Naomi, ese hijo pudo haber sido el mío»/ 22. ¿De qué sueño americano estará hablando? / 23. El sabotaje y la historia / 24. El desaliento / 25. El toiletazo y los 'Homies' / 26. Se harán averiguaciones / 27. El robo y la palabra del día / 28. En defensa de Fa Boulon / 29. Gustavo y el padre de Fa Boulon / 30. El régimen de vigilancia / 31. El detalle de 2,000 caballos muertos / 32. «¿Lo expulsan por feo?»: Gustavo / 33. «Para despolitizar este asunto»: Frazier / 34. Vivencias del padre del alumno laosiano / 35. Por un poquito de digndad, no quiso la etiqueta para sí / 36. En el terror de una micronación / 37. El régimen de la secretividad / 38. La fotografía de la Princesa / 39. El equívoco del investigador / 40. Fa Boulon, la Princesa Bui Doi y los padres / 41. La amistad y la política en el plantel escolar / 42. Amigo es el que aprende a oir / 43. Conversaciones magisteriales / 44. Vatoz Locos / Pájaros locos / 45. «Ahí está la pandilla» / 46. «Cuando el barco se hunde»: Manuel Esqueda
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