38. La fotografía de la Princesa
El Dr. Frazier tuvo ese día el primer encuentro con Fa Boulon. Ha extendido una carpeta de su expediente y ha hallado una copia de la identificación que se hizo de su madre. Salió de entre mucho papaleo inútil. «Mira ésto», dijo. «Esto es lo que es una Bui doi, ahora lo entiendo». Y pasó la fotografía a las manos de otros miembros del personal de ARC y una fotocopia anexada al documento (anexo: # 2) a la misma carpeta, con anotaciones, sobre lo que es o no es el término «bui doi».
Las anotaciones pudo haberlas hecho una sicóloga vietnamita que trabajó con el Distrito y que dejó de hacerlo. Le ofrecieron mejores ofertas en otro empleo. Hablaba inglés, francés e idiomas de la Indochina. Y costaba mucho al Distrito. [«Considerado que es tan mínima, menos del 5%, la población asiática en este distrito escolar, el costo de tenerla localmente, con clasificación y calidad profesional, con categoría doctoral, nos pareció excesivo para la nómina»: Anexo 2].
«A ver», dijeron los curiosos y cotejaron la foto. Se maravillaban. «Preciosa».
Y, finalmente, la foto ya está en manos de Gustavo. No habría sido necesario.
«Jah. La madre del feo».
«No utilices ese estereotipo, Gustavo. Especialmente, si hay riesgo de que te oigan autoridades o niños inmaduros».
«Sí. Yo sé. Feo es una inviatación a bullies».
«Pero yo conozco la historia de este feo. El escribió un relato relacionado a otro que es todavía más feo que él y vino gracias a una Bella Princesa, Miss Saigón, a The Most Beautiful Country of the World... ¡Su padre! Esa que ven en la foto es la princesa más bella del mundo, la madre del feo. De Fa Boulon y su padre, ese peje más feo que él».
Y Frazier, quien se sintió muy ignorante e insensible al problema del niño que conoció en 2004, preguntó a Gustavo: «¿cuál es la historia de esa foto?» Frazier recuerda que pidió la foto para el archivo y pasó el niño al cubículo de la sicóloga como si se tratara de un delincuente, que buscaba problemas con los cholos. Nunca le dijeron que la mujer de la foto había muerto en esos días ni que así de bella era la madre de Fa Boulon, el laosiano. Siempre tuvo la impresión de que la adolescente de la foto era Sandra, modelo tailandesa que sale en Disney Channel; «por más edad que tengan esas mujeres asiáticas, se ven tan añiñadas», solía decir. «Matan los años con su apariencia. Engañan».
Hoy, ciertamente, Frazier, quien es el investigor o Asistente Directivo para Asuntos de Disciplina en Century, no se atreve dibujar con estereotipos estas sutiles sospechas o extrañezas, pese a que son tan cotidianas. Cree que su doctorado le dio el conocimiento para discernir los desafíos de las apariencias engañosas.
39. El equívoco del investigador
Una de las ideas estúpidas que la TPA (la asociación de padres y maestros, asaltada por activistas republicanos), trajo a la escuela cuando se exhíbía la película The Beautiful Country fue una presentación del ex-Congresista Bob Dornan, quien aprovechó el mensaje de la película para dar muestras de un cada vez más enfermo y patológico conservadorismo.
La película establecía el tema de la reunificación familiar, la conciliación moral con Vietnam y la dignificación del bu doi. Era un comentario sobre la responsabilidad de un padre estadounidense ante una realidad que se vivía en Saigón después de la guerra. Los vietnamitas, con padres gringos, vivían como parias en la capital de la nación comunista y aún destrozada después de la guerra. Allá se les abandonó como unos hijos de puta. Bastardos. Seres de tercera o cuarta clase, hijos de asesinos y mercenarios del capitalismo.
Sin embargo, desde 1988, gracias a una ley de bienvenida a los amerisiáticos o bui doi, el Gobierno Federal de los EE.UU. dijo que niños como éstos deben recibir visas y 23,000 de ellos llegaron como inmigrantes a los EE.UU. una vez las solicitaron los padres «as American citizens» que se sintieron responsables. «No deben vivir como parias que a los comunistas tengan en menosprecio». Después de todo, son hijos de estadounidenses.
En menosprecio, viven en Saigón. por culpa de las tropas americanas. Todas las mujeres de Vietnam fueron tratadas como unas putas, sólo porque en el país había necesidad y hambre. El soldado tenía necesidad de diversión y, comprensiblemente, la prostitución emergió como negocio. Los yankees seleccionaron a las más saludables, a las lmpias, a las que tiene aires de francesitas y las prostituyeron, «y así harán donde quiera que vayan, tengan o no tengan una base»; ha dicho el padre de Fa. Es decir, hay que tenerles al militar del Imperio del Bien, como dijera Reagan, sus prostíbulos. O caso contrario, salen borrachos de bares y ultrajan a niñas que vayan por las calles. «Viejas o niñas, parecen igualitas. Como las Lolitas, impúberes, con chochitos pelados».
«Hay que ponerles a esos perros sus garitos y tabernas para que dejen tranquilos a las niñas de los pueblos; porque violan campesinas a las que no le preguntan ni su nombre», dijo el padre de Fa. Y ¡que paradoja más grande! La comunidad laosiana no lo quiere, no porque no piense igual. «Es que decirlo está prohibido. Ya somos ciudadanos legales de EE.UU. y no queremos a los comunistas ni aquí ni allá».
«Yo fui a visitar la casa de Fa Boulon, Dr. Frazier. El día que su oficina lo reportó y detuvo por intimidación, ¿recuerda? Lo que ustedes hicieron esa vez, en que media docena de cholos lo acosaron en el patio de la escuela, queriendo provocarlo y caer en bola contra él, golpearlo entre todos, fue tan injusto como eximir a los culpables y castigarlo a él. Los intimidadores eran ellos. El no fue el bully. Yo se lo dije, Frazier. Lo vieron extraño. Lo insultaron. El chico les habló con mejor inglés y con mejor español; les pidió que lo dejen tranquilo... y la envidia de saberlo inteligente, bien hablado, manejando con palabras la situación, fue algo nuevo en el campus».
Los cholos, o niños de pandillas, sí soltaron mil profanidades y palabras ofensivas; él no... y, si algo lo enojó, «usted si lo supo, tal vez no lo quiso entender. Le arrebataron esa fotografía, la que hoy usted nos muestra».
La madre estaba jovencita, entonces, y sería el equívoco que la imagen en la foto no sea la persona que Fa evocara. Les engañaron las apariencias. Prejuzgaron. Mas él si supo quién es la foto, a qué paisaje emocional pertemece, y lloraba. Y los cholos le dijeron:
«¡Ah, ésa es Brenda Song, la muchacha que sale en «Fudge» y en la película «Like Mike»!
Mas no era cierto. Brenda estaba nominada a un premio Emmy por sus series con Disney. Salía mucho en los periódicos y noticiarios. Pero no era ella.
«No es Brenda Song», dijo él. «¡Es mi madre!»
El equívoco se desproporcionó. Lo que Fa dijo parecía demasiado audaz. Ni la burla se perdona. Le dijeron, en consecuencia, que no se haga las puñetas con su madre y que Brenda no es una asiática para gente negra y horrible. Y el malentendido crecía.
Fa Boulon no sabía quien era Brenda Song.
«¿Quién es Brenda?»
Nunca vio la serie de Disney sobre la heredera del hotel London Tipton. Ni vio la película «El Retorno de la Guerrera Wendy Wu»... y Gustavo recuerda que, ante Frazier, los cholos dijeron que el feo se estuvo masturbando delante de las niñas y que utiliza las fotos de Brenda Song... y Brenda Song tiene, más o menos, la edad de Fa Boulon. Es una adolescente muy bella, celebridad de la tele, estrella de Disney Channel. Es una vergüenza que un estudiante de la Century ofenda a 5.7 millones de fans que en las noches miran las series de Disney... Lo amenazaron con escribir al Canal, a los clubes de fanáticos de Brenda Song, al Distrito Escolar, a todos los que quieran saber lo que Fa Boulon hizo porque es un puto puñetero, tan feo que no tiene viejas ni nunca tendrá... Hay que darle un escarmiento ejemplar y que el mensaje llegue a pandillas de La Bolsa y Garden Grove.
Ante tantas amenazas y burlas que, no pasaban de ser estúpidas ocurrencias de la cholada de la escuela, Fa Boulon lloraba a lágrima viva, suplicaba, pedía que le devolviesen la mochila, porque allí estaban sus libros, su dirección personal, más cartas y fotos de su madre... y él no quería dar a nadie ni su nombre. No a éstos desconocidos que apenas se topara dentro sel campus, siendo éste uno de los primeros días tras su ingreso a la escuela... «Tú eres nuevo en la escuela; pero vamos a saber dónde realmente vives y a balacear tu casa, por puto, indecoroso puñeterón chino». Se lo dirían a la Guerrera Wendy Wuuuuuuuuu...
Gustavo observó al Dr. Frazier cuando llegó con dos guardias. No olvida que él jaloneó por el brazo al chico. Lo puso en pie de ese modo... Y disolvió el grupo que se burlaba de Fa. A todos los maestros se avisó por los chiquillos mismos que había borlote en el campus por causa del alumno nuevo. Mas había temor de intervenir.
Para eso hay guardias pagados; el maestro, que no se meta. Gustavo parece de la vieja escuela. Se asomó a ver y dejó su clase por unos minutos, se decidió al fin porque gritos e indicios de que habría pelea se intensificaban. No quiere niños golpeados, menos a uno que vio y parece tan triste y solitario. El alumno nuevo, recién ingresado al campus.
«¡Qué bueno que viene usted en camino!», le dijo a Frazier. Este se llevó a Fa Boulon a la oficina para tranquilidad de todos; pero, los testigos contaron a Gustavo lo que pasó antes de que Frazier llegara.
Indice
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Indice / Novela de tesis / pedagógica / 1. Preámbulo / 2. El Estado Dorado y Exitoso / 3. ¿Cuál es «El divino tesoro»? / 4. La cazapremios que vive entre ratas / 5. La llaman Meteorito o La Gorda / 6. «Usted es un progresivista, no un trascendentalista» / 7. Dos papas podridas / 8. El certificado de defunción / 9. Un demonio vestido de santito / 11. El hijo de un guerrillero / 12. La exportación del miedo / 13. «Soy de donde mejor me convenga» / 14. «Y de mí, ¿qué va a decir?»: La Shakira / 15. En el submundo de la Rosa Salvaje / 16. «Los marcianos llegaron ya»: Miss Meteorito / 17. «Tras viciosos, malagradecidos»: Rosie / 18. Cruzarse de brazos / 19. Sobre conejas, premios y el Título X / 20. «Por amor a mi cantón»: El cholo / 21. «Naomi, ese hijo pudo haber sido el mío»/ 22. ¿De qué sueño americano estará hablando? / 23. El sabotaje y la historia / 24. El desaliento / 25. El toiletazo y los 'Homies' / 26. Se harán averiguaciones / 27. El robo y la palabra del día / 28. En defensa de Fa Boulon / 29. Gustavo y el padre de Fa Boulon / 30. El régimen de vigilancia / 31. El detalle de 2,000 caballos muertos / 32. «¿Lo expulsan por feo?»: Gustavo / 33. «Para despolitizar este asunto»: Frazier / 34. Vivencias del padre del alumno laosiano / 35. Por un poquito de digndad, no quiso la etiqueta para sí / 36. En el terror de una micronación / 37. El régimen de la secretividad /
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