Saturday, June 05, 2010

Dice Gustavo, el maestro / Frag. 37


37. El régimen de la secretividad

Casi todas las acciones que se toman para tratar con la diversidad y distribución de la riqueza del mundo, las interrelaciones internas, cuando un balance político de poder y participación está en juego, se hacen secretamente. Lo que se deja a la democracia participativa son migajas, o una serie de fantasmas con los que se juega con estadísticas. «Mas todo está podrido, manipulado, escondido, y el ínfimo grupo de los que, realmente, saben y deciden, es parte de la descomposición».

Gustavo fue de oyente, a sugerencia de la dirección de la CHS, misma que se extendió a centenares de maestros, a un panel de discusión que se celebró en Santa Ana College. Este fue diseñado para maestros de SAUSD, quinto distrito de escuelas públicas más grande de California. Equivale a considerar que tiene más de 57,000 estudiantes; el 92% de ellos 'Latinos', el 75% «suficientemente pobres» como para calificar para que reciban almuerzos gratis o a precio reducido. Más de la mitad de tal estudiantado (54%) flota en la estadísticas de quienes verbalizan un inglés de aprendices o de plano «cero inglés, apenas los rudimentos», ya que son inmigrantes recién llegados al sistema.

Aquel sábado, en la mañana, se halló a Miss Meteoro, quien, por supuesto, tuvo diez minutos para exponer ideas. Le habría gustado que no, siendo que las conoce. Oyó, por igual, a oradores como la Congresista Loretta Sánchez. Su tema fue la «seguridad en las escuelas». Se turnaron «expertos» en recaudaciones de organizaciones sin fines de lucro, ejemplares humanos de THINK Together, mas, la tajada más nutricia de exposiciones tendría que ofrecerla la «UCI Saturday Academy of Law» (SAL) y, por tanto, fue la ocasión para Gustavo le viera la cara al que comenzó a ser el muy mentado, en la escuela, «Mr. Donald», aquel que puso a la Dirección del Hogar de Centuriones en la vergonzosa tarea de callaa a la Abuelita Peralta.

Si es que, en el campo de la educación y la pobreza del 75% del alumnado del Distrito Escolar, hay que hablar de las decisiones que se toman en secretividad, aunque sólo fue de cinco minutos su alocución, éste es el hombre / ejecutivo de poder / que para Gustavo y muchos allí encarna un temario que está en contradicción con el objetivo con que se anuncia el panel. Nadie uede estar en desacuerdo con los que la Academia Sabatina de Leyes propone: «desarrollar las habilidades que la niñez necesita para proseguir exitosamente la meta de una educación superior y una potencial carrera en leyes» para lo que resultarará necesario que al estudiantado se les motive tempranmente. De ahí que la Universidad de Irvine tenga su «Early Academic Outreach Program» (EAOP) y se las pase hablando sobre las destrezas requeridas, lectura de compremsión crítica, oratoria y escritura, con nivel reflexivo, teórico y concreto, la oportunidad para honrar la Primera Enmienda de la Constitución Federal («derechos de libre expresión») y, ver si bajo estas condiciones, se origina un ambiente excitante de futuros abogados, paralegales y teorizantes de la jurisprudencia, futuros jueces y asesores presidenciales. Ante que todo, por supuesto, el alumno debe cumplir con los estándares estatales de educación/

Y, allí entre oradores, uno de los que fue primero un asambleísta vietnamita, Van Tran, obsesionado con bautizar al ex-presidente Ronald Reagan, como «consciencia del Partido» en que milita y partidario de reducir la deuda de monto trllonario por causa del «Washington's spending spree». Desde que Van Tran tomó el turno, Gustavo sintió la inquietud desaprobativa que manifestaba la jovencita que estuvo sentada a su lado. Obviamente, tenía rasgos vietnamitas; pero Van Tran no le era simpático. Le inspiró un breve chifliido de sorna cuando dijeron su nombre y, según el fue exponiendo, sus ideas sobre seguridad en escuelas y otras instituciones de servicio público, ella desaprobaba silenciosamente. Gustavo podía sentirlo y no se quedaría calllado en indagar por qué.

«¿Quieres ser maestra o abogada?», le preguntó cuando ya Vam Tran terminó su presentación y ella volvió a chiflarlo, sin aplaudirle lo mínimo. Le hizo una señal de «Abajo» con el puño cerrado y la punta del pulgar clavándose en el aire, apuntando al suelo. Ante la pregunta, ella se presentó formalmente.

«¡Mucho gusto, Mr. Gustavo!», su nombre lo leyó del gafe. «Soy Tan Ngoc Tran, vecina de Garden Grove, y ex-alumna del Santa Ana College. Dijo que lucha en favor de los inmigrantes, y canaliza su activismo en pro de la aprobación del DREAM Act, a fin de que los estudiantes que son indocumentados adquieran un estatus legal y se gradúen, vayan a los colegios y universidades públicas, adquieran sus becas o sus derechos matrícula, sin pagar como extranjeros.

«¡Maravilloso!», le dijo Gustavo y, cuanto más breve pudo, le conversó sobre Fa Boulon, su alumno laosiano y la Niña de El Quiché. «Fa Boulon no es indocumentado, pero es una promesa». ¡Qué bueno sería si se conocieran! Su historia es inspiradora. Para una jovencita que quiera ser inspiradora y quien su origen vietnamita, no impide que sea acallada y neutralizado como militante de buenas causas, tan distintas a la de Van Tran y Rohrabacher, otro congresista que está presente y tendrá su turno en el podio, anticiparle un poquito de su historia fue conveniente. Su capacidad para resumir su vida y su enfrentamiento con los poderosos que hoy están aquí hablando de carreras legales, seguridad y la puestas de las instituciones, como el sistema educativo universitario de UC, a disponibilidad temprana en la comunidades y los jóvenes, es impresionante. Ella tiene lo que se urge: comprensión crítica y compromiso social, sólo que con las humildes y pobres.

La señorita Tam Ngoc Tran le dijo a Gustavo que, en 2007, si hogar fue intervenido por agentes de inmigración. Ella fue sacada de su casa y arrestada, junto a otros miembros de su familia, y se la quiso deportar a la República Socialista de Vietnam; pero ella hizo tres amigos, «influyentes y compasivo», Loretta Sánchez, la presidenta del Santa Ana College, la Dra. Erlina Martínez, y otro par de congresistas. «Por eso todavía estoy aquí y, ciertamente, hace falta otro tipo de políticos. Voy a estudiar Ciencias Políticas, porque entiendo que vivimos en régimen de secretividad y los poderes ocultos están minando toda la energía compasiva qie es necesaria para salvar de la decadencia a esta nación y a este Estado de Oro».

Después que oyó a Van Tran y al congresista Dana Rohrabacher, «el enemigo más grande de la DREAM Act», ella hizo un análisis de la «Acta Brown de Seguridad», una ley de procedimiento más que cosas concretas que propone que los asuntos de seguridad, «amenazas a la propiedad privada o pública» para una agencia de gobierno se ventilen o se discutan a puerta cerrada.

Otra ley suya, que es un canto de loas a las secretividades, cuartos oscuros, y no convocatorias realmente dialógicas y participativas. Estos son proyectos de bobadas. «Si tales son las ideas que Van Tran ha llevado a Sacramento, deben reducirle su sueldo de legislador al mérito casi nulo de lo que propone, que es nada».

Hallarse sentado al lado de tan joven activista, como Tam Ngoc Tran, fue lo mejor de aquel sábado. Durante del día, lo llevó a rememorar cuando tenía menos edad y se involucró como activistas, en programas locales, donde organizó puestas teatrales, al estilo de Teatro Campesino, y enseñaba inglés a inmigrantes. En ese perio, conoció a muchos líderes salidos de Departamento de Estudios Chicanos, para que fuese organizadores tras el período de auge del Movimiento Chicano del '70. Llegó a conocer a Antonio Villarraigoza, Arnoldo, Salvador Reza, Nativo López y estuvo a punto de decir que, de todos a los tratara con más cercanía y conocimiento, en cuanto a sus verrdaderas motivaciones, «de entre unos cuantos, de quiene mejor conoció, «no se hace uno». Son buscones y vividores de subsidios estatales y federales. «Chulean al pueblo para su beneficio y, al final, salen con su domingo siete».

«Es que se educa para los manejos secretos, no para el cambio social», concluyó la jovencita. Unos años más tarde, ya que dejó de verla, supo que un conductor ebrio la arrolló en un calle, matándola en el acto. Y lo supó, por casualidad, leyendo el periódico sobre los ataques a una beca en su honor que creó el Colegio de Santa Ana. Tam Ngoc Tran no habría imaginado que el congresista Dana Rohrabacher sería el más grande oponente a la beca, ni que parte de su legado habría sido que se instutuyera la beca, porque moriría joven, sin haber entregado en servicio todo lo que soñaba.

No habría imaginado que Rohrabacher, con un chantaje secreto, buscara que el Santa Ana College no recibiera fondos para financiar las becas como las que inspiró la activista vietnamita: «Dar tales becas a quienes violan la ley migratoria es compensarlos y exhíbe unas prioridades equvocadas por el colegio de Santa Ana. Canalizar nuestros escasos recursos hacia los inmigrantes ilegales, aún cuando sean estudiantes, es imperdonable en tiempos que muchos de nuestros ciudadanos y residentes legales están batallando por sus propias necesidades educativas», le escribió el congresista Rohrabacher a la Dra. Martínez, añadiendo, «es una afrenta a la ley que se permita ya que los ciudadanos son quienes pagarán la factura».

Y, veladamente, amenaza con su poder, quitar fondos al colegio de los pobres en esta comunidad, al tiempo que se excusa, de que ya está advertida de lo que puede suceder, si el colegio sigue con esa política de educar a estudiantes sin documentos migratorios y pagando la factura con el dinero federal de los «contribuyentes legales».

Indice
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Indice / Novela de tesis / pedagógica / 1. Preámbulo / 2. El Estado Dorado y Exitoso / 3. ¿Cuál es «El divino tesoro»? / 4. La cazapremios que vive entre ratas / 5. La llaman Meteorito o La Gorda / 6. «Usted es un progresivista, no un trascendentalista» / 7. Dos papas podridas / 8. El certificado de defunción / 9. Un demonio vestido de santito / 11. El hijo de un guerrillero / 12. La exportación del miedo / 13. «Soy de donde mejor me convenga» / 14. «Y de mí, ¿qué va a decir?»: La Shakira / 15. En el submundo de la Rosa Salvaje / 16. «Los marcianos llegaron ya»: Miss Meteorito / 17. «Tras viciosos, malagradecidos»: Rosie / 18. Cruzarse de brazos / 19. Sobre conejas, premios y el Título X / 20. «Por amor a mi cantón»: El cholo / 21. «Naomi, ese hijo pudo haber sido el mío»/ 22. ¿De qué sueño americano estará hablando? / 23. El sabotaje y la historia / 24. El desaliento / 25. El toiletazo y los 'Homies' / 26. Se harán averiguaciones / 27. El robo y la palabra del día / 28. En defensa de Fa Boulon / 29. Gustavo y el padre de Fa Boulon / 30. El régimen de vigilancia / 31. El detalle de 2,000 caballos muertos / 32. «¿Lo expulsan por feo?»: Gustavo / 33. «Para despolitizar este asunto»: Frazier / 34. Vivencias del padre del alumno laosiano / 35. Por un poquito de digndad, no quiso la etiqueta para sí / 36. En el terror de una micronación

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